Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad. Libro-5.I: Residuos del Dolor

El Despeñapresos

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01/03/2017, 09:53
-El Despeñapresos-

A Tizoc
Con el equipo en tu poder, buscas un lugar tranquilo donde supervisarlo detenidamente y familiarizarte con él. Tras ello, lo dispones para que sea de fácil acceso mañana y te tumbas orientando hacia un lugar desde el que se pueden ver las estrellas o el firmamento plagado de nubes.

Notas de juego

No es necesario que publiques (aunque si lo haces siempre es bienvenido ^^) Te marco como "Listo para el combate".

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01/03/2017, 10:51
Tizoc

Tizoc
Con el equipo en su poder y revisado solo le quedaba una cosa más por hacer. Pero antes debía reunir unas pocas cosas más, rebuscó por el barco alguna rata u otro mamífero vivo. Cogió también un cuenco de metal (del tamaño de una olla) y una escudilla de madera, también se hizo con materiales para hacer una pequeña hoguera. 

Cuando tuvo todo listo, el trasgo trepó sin problemas a lo alto del palo mayor y se sentó en el vacío lugar del vigía. Se detuvo un momento a sentir el mundo desde allí, el viento sobre la cara, el silencio solo roto por el constante ir y venir de criaturas que se movían una decena de metros por debajo suyo. Por un momento no pudo evitarlo y se puso en pie de nuevo subiéndose a la barandilla para sentirse aún más libre. - ¡SAOR AN-ASGAIDH! - gritó a todo pulmón mientras soltaba una carcajada.

Tras disfrutar como un niño de esa sensación, el goblin saltó de nuevo a la cesta del vigía y se acercó al palo mayor. Cerró los ojos mientras colocaba la palma de su mano en el contacto con la madera. Dejó que sus sentidos se extendiesen más allá de este mundo escuchando el viento y las voces de los espíritus. En esta posición, Tizoc comenzó a moverse alrededor del palo mayor buscando el lugar, los espíritus se lo dirían. Cuando el incesante viento se detuvo un segundo, Tizoc supo que ese era el sitio indicado y, sacando una daga, comenzó a tallar algo en la madera. La calidad no era nada del otro mundo pero no pasó mucho tiempo hasta que se pudo ver una máscara tallada en la madera. 

Cuando estuvo satisfecho con el resultado, el goblin cogió el cuenco de metal y echó en su interior todo lo necesario para hacer un pequeño fuego. Aquel era el lugar más alto en kilómetros a la redonda, en lugar donde los dos mundos se tocan. Donde los espíritus de los que fueron dignos rigen sobre los que aún no lo son. Allí es donde Tizoc haría sus ofrendas. 

Se sentaó en el suelo, con las piernas cruzadas y su cara a la altura del rostro tallado. - Mi mi ath-thagradh spioradan. Èist ri seo leanabh a ghairm thu. - gritó el goblin con los ojos cerrados orientados al cielo infinito que tenía sobre él. Repitió ese llamado dos veces más aumentando el tono y el ímpetu y luego calló. Abrió los ojos encendiendo la hoguera y empezó a murmurar un cántico mientas agitaba su cuerpo haciendo círculos al compás de la música. 

Permaneció así, escuchando el viento, el crepitar el fuego, sintiendo el ansia de las llamas por lamer su piel mientras murmuraba lo que le habían enseñado desde joven. La convocación del espíritu de la muerte, la sombra entre las sombras, el portador del frío, el que camina con el dolor. Se acercaba el momento culmen del ritual y Tizoc echó mano a la rata que había cazado. Desató sus patas y la sujetó con fuerza mientras el animal intentaba huir. Un tajo bastó para que la sangre del animal regase el cuenco de madera. - Tha bàs miann bàs. - llamó el trasgo a gritos antes de quedarse en completo silencio.

Sus ojos se clavaron en los de la figura que él mismo había tallado, el miedo se hizo una bola en su interior  pero una sensación de familiaridad le hizo seguir. Despacio, ceremonialmente, el trasgo acercó el cuenco a la boca de la talla y le dio de beber. - Oh 'Bhean-uasal, ag ithe, a' gabhail cùram de m 'mhadainn. - pronunció con solemnidad. La sangre se derramó por los labios de la talla y cayó por todo lo largo del palo mayor. Pero no toda, un poco quedó estancada en los labios que Tizoc había tallado alimentando al espíritu de la oscuridad. Alejándolo, quizá, así un día más. 

El trasgo mantuvo su postura, con los ojos cerrados y su mente viajando con los sonidos que le rodeaban hasta que sintió que las llamas se extinguían. La dama se había ido y el goblin volvía a estar solo. Era hora de descansar. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Entiendo que es algo a la vista de quien esté en cubierta y que los gritos los oirán todos así que si tienes que marcar a alguien adelante. 

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01/03/2017, 19:55
Lythrai Fonn'Aster

Esderian y Lythrai
La misma ciudad estaba viva, y las calles se movían... "Como Sigil..." murmuró, encontrando un símil muy parecido en la famosa ciudad de las puertas, donde también se sabía las calles se movían, cerraban y abrían. Eso haría difícil orientarse por ella, más aún sin estudiarse los edificios emblemáticos y de referencia.

La respuesta del mago fue cordial, y de hecho le dijo que se sentiría honrado de tenerla como aprendiz, pero... Que no sería posible. Al menos, no por el momento. Arkhania era una gran ciudad, que contaba incluso con una Universidad de Magos. Sonaba latoso, y burocrático. No estaba hecha para gente como ella, estaba hecha para los especialistas. Para los que inventaban hechizos, o para los que dominaban los más complicados. Demonios, si hasta había mencionado que se hacía un 'Proyecto de Tesis Arcana' supervisado. Ella negaba con la cabeza horrorizada conforme el mago hablaba de ello, y parecía que a él tampoco le entusiasmaba el tema en absoluto. Burocracia, efectivamente. Pero como miembro del gremio él formaba parte de la institución y debía seguir sus normas. "¿Y no hay una manera de...?" casi como sabiendo qué iba a decirle, se le adelantó. A ella, igual que algunos presos más, la querían libre, pero para eso tenía que ganarse su libertad primero, desmostrando sus aptitudes. Primero les harían nativos del plano de Arkhania, o de Arokham, o de los dos, no estaba segura de haberlo entendido bien, pero ya lo vería en su momento. Luego habría un paso del que todos los 'dirigentes' hasta el momento habían omitido explayarse. Excepto, una vez más, Robillard, cuya franqueza era como siempre de muy agradecer. Les iban a llevar a la prisión y 'soltarlos' allí. Una especie de Matadero otra vez, parecía, aunque solo sabía de Matadero por lo que había oído de Esderian y de los otros presos. Y si se manejaban bien, entonces pasarían al tercer paso que eran las misiones, y no directamente. Pero una vez pasara las pruebas y empezasen las misiones, si todo iba bien... "Entonces, ¿si me ganase la libertad y el reconocimiento podría...?"

Y una vez más, Robillard sabía de qué hablaba: -Quizá en un futuro seas libre, líder de una facción de los Fonn'Aster y, en tus ratos libres, vengas a verme porque me habré convertido en tu mentor.- ella asintió, con una sonrisa esperanzada, entusiasmada. Pero para ello debía, por supuesto, sobrevivir al mañana. Robillard la despidió, indicando que debía descansar. Ella asintió y se despidió con una chispa de determinación en sus ojos. Al irse vio que su hermano estaba cerca, no se había alejado demasiado.

"Esderian." le saludó, dándole dos palmadas al hombro. Se preguntó si habría escuchado o no la conversación, así que le preguntó, con total tranquilidad: "¿Lo oiste?" no había reprimenda o enfado alguno en la pregunta, sino sincera curiosidad, por si iba a necesitar resumírselo o no. Aunque él había formado parte de la guardia, y tal vez aquello ya lo supiera. "Mañana será un día difícil, y no solo por el combate... ¿Estarás preparado? ¿Te han dado un equipo?" le miró de arriba a abajo, buscando si tenía armas o no. Luego suspiró y negó con la cabeza. "Antes de que te quitaras el casco y renunciaras a tu antigua vida, de que dijeras que tu lealtad está conmigo, y con Shar, creo que no me habría preocupado demasiado por ti en el combate de mañana. Ahora..." miró hacia otro lado y se rascó un poco la mejilla. "Bueno, esto es embarazoso. Ahora tal vez me preocupo demasiado. Ya perdí un hermano una vez, ¿sabes?... No fue... no fue agradable." sacudió la cabeza para alejar esos malos recuerdos. Le miró a los ojos esta vez, y sonrió: "Recuerda esto, Esderian. Shar tiene influencia en Arkhania. Tiene intereses allí. Lo sé. Lo he visto. Nosotros seremos sus instrumentos... así que no podemos decepcionarla palmándola" se encogió de hombros. "No después de las molestias que se ha tomado en traernos. No cuando nuestra muerte podría significar servir al maldito Rey Muerto. Por no hablar de que nuestra familia, los Fonn'Aster, también nos necesitan. No podemos morir mañana."

Se dejó caer apoyando la espalda sobre el mástil, y bostezó. El cansancio le hacía mella, después de todo había sido un día de muchas emociones. "No pienso volver a esa celda a dormir allí." negó con la cabeza. "Seguro que hay buena compañía, pero con tanta gente lo mismo está abarrotada..." levantó la cabeza para mirarle. "¿No te importará dormir al raso conmigo?" le dió un par de golpes al suelo de madera a su lado con la palma de la mano, invitándole a sentarse apoyado también al mástil. "Qué mejor lugar que la cubierta de un barco volador como posible último lecho. Al amparo de la noche, las estrellas y el viento. No sé tú, pero yo me siento como en casa..."

Esperaría a que el exguardián se sentara, y mirando a las estrellas, después de un corto silencio, le preguntaría...

"¿Cuál era tu hogar, Esder?"

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02/03/2017, 12:53
Esderian Fonn'Aster

Esderian y Lythrai
Asentí levemente cuando me preguntó si escuché la conversación. No era mi intención, sólo quería velar por su seguridad pero, sin duda, me resultó muy interesante lo que hablaron y, desde entonces, desde esa noche en la que Lythrai, mi compañera de armas, mi hermana, me pidió dormir a su lado mis ojos la miraron de otra forma. Cambió la visión que tenía sobre los presos.

Sin decir una palabra, sin contestar a su petición, me alejé de ella mientras pensaba en todo lo que estaba ocurriendo. Escasos minutos después volví con una manta que usé para taparla antes de sentarme a su lado. -Quizá nos tapemos los dos pero, en principio, es sólo para ella-

Bien visto- le contesté -este lugar no está tan mal- aunque tenía que esforzarme mucho después de los acontecimientos.

Le sonreí con nostalgia cuando me pregunto por mi hogar. -Mi hogar...- repetí evocando recuerdos familiares -Nunca he sido muy ambicioso- confesé -tengo una casa cerca de un lago. Allí viven mi mujer y mi hija, en una ciudad con muchas carencias pero también importantes virtudes como la unidad o el trabajo en equipo. Con mucho trabajo por delante pero prosperando poco a poco. Lidiando con las dificultades de una en una- la miré y le hablé con sinceridad -No voy a traicionarte, ahora soy un Fonn'Aster, pero tampoco los voy a abandonar.- Alcé la vista -Cuando tú estés recibiendo clases de tu mentor, yo estaré jugando con mi pequeña.- Dije imaginando un futuro utópico.

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02/03/2017, 16:57
Hazir Al-Tamsa

Hazir y Miraria 1/3
Mientras Hazir hablaba, iba viendo el cambio en la mirada de la arquera. Iba viendo cómo se relajaba, iba viendo cómo le aceptaba. Sentía la rebeldía ganando en ella, y notaba como crecía la fascinación en sus ojos. Hazir sentía que la electricidad le recorría las venas como relampagueantes serpientes, sentía que le corazón iba a salirse del pecho para ir al encuentro de la chica. Su fascinación absoluta por ella no era menor, y ahora que ella era la que le correspondía, notaba su vínculo crecer fuerte y seguro, como un puente de piedra trazado entre ambos, sólido e irrompible. Además, pasaba algo con la emoción, con la fascinación: era como una cadena. Cuando una mujer mira así, entregándose poco a poco, era como si se atara a él, y una cadena ata ambos extremos por igual. Hazir se sentía arrastrado, y sintió que no podía parar ya, que aunque apareciera en ese momento un dragón rojo echando fuego a través de la cubierta, aunque el barco volador se precipitara al vacío, no dejaría de hablar, de observarla, de tejer aquella cadena, gruesa como las que sujetan los pasadizos sobre barrancos de las enormes ciudades del desierto. 

Cuando alzó la mirada a las estrellas, a la luna, ella también elevó el rostro, y la capucha, por primera vez, cayó. Hazir tuvo que hacer un supremo esfuerzo por seguir el hilo de lo que estaba diciendo, por seguir hablando en aquel tono, por seguir allí de pie, en vez de correr hacia ella, de salvar de una sola zancada el espacio que les separaba. Casi se le olvidó respirar, y tuvo que boquear, como un pez fuera del agua, para recuperar el aliento. Su corazón se saltó un par de latidos, como si hubiera olvidado su función, y los ojos de Hazir destellaron con chispas anaranjadas, como fuegos alquímicos. 

Sin la capucha, su pelo se derramó por sus hombros y su espalda como una cascada parda, una marea viva y resplandeciente, llena de reflejos cálidos a la luz de la luna. Una vez, Hazir había pasado por el gran país de las llanuras, cercano a su patria, y allí, subido en un promontorio rocoso ante la infinita llanura de hierba, había contemplado una estampida de bisontes, cientos de miles de esos enormes y fuertes seres corriendo desbocados, unos junto a otros, había sido como contemplar el mar, pues la vista se perdía sin fin en aquella extensión de lomos pardos, uniformes y salvajes, juntos de tal manera que parecían un solo ser, pues era imposible decir dónde empezaba uno y dónde acababa otro. Así era como se sentía al ver aquella explosión de cabello pardo, ondulante y trémulo como lo había sido la estampida de bisontes. 

Aun así, cuando logró apartar la vista de aquella hipnótica imagen, dio con algo aún más maravilloso. Liberados de las sombras de la capucha, por fin veía sus ojos, y quedó extasiado con ellos, pues si su pelo era como una estampida, sus ojos eran como los corazones de los animales al galope, brillantes, jóvenes, fuertes y repletos de vida excitada y amplificada sin medida. Eran también pardos, pero cambiantes, variables y hermosos como las dunas del desierto. En ese momento brillaban desde su oscuridad, que casi parecía negra completamente, pero era una oscuridad como la del ébano, o como la de la obsidiana, que no es oscura por eliminar la luz, sino por bebérsela, por atraparla y usarla en su interior como una estrella congelada en ónice. 

Llegaron a la puerta de la armería, y Hazir hizo su último movimiento. Cualquiera hubiera dicho que había sido un golpe de suerte que justo llegaran en ese momento, lo que le permitió la perfecta cantidad de secretismo, pero Hazir, desde hacía pocos minutos, había ya dejado de creer que todo aquello estuviera siendo mera suerte. Lo sentía, lo sabía, notaba la mirada del Señor de las Arenas sobre él, guiando sus pasos, poniendo las palabras en su boca, creando las condiciones perfectas para lo que hacían. Sin duda al Alto Sacerdote de su templo le hubiera dado un infarto si oyera sus pensamientos, que el Señor de las Arenas estaba ayudándole en eso, pero no dejaba de ser un viejo, alguien que, de todas formas, no dejaba de ser el que en realidad peor entendía a su dios. Hazir sabía que era así y ningún cura de tres al cuarto podría rebatir lo que notaba con cada fibra de su ser. 

Cuando terminó de hablar, e hizo la pregunta, vio la respuesta en sus ojos. Casi sintió físicamente como los lazos rojos del destino se enroscaban a su alrededor, formando una madeja tan enmarañada como las junglas del sur, que les rodeaba y les unía. Tal vez solo por aquella noche, pero, tal y como le había dicho a Miraria, las cosas breves son las más intensas. 

La chica entró en la armería, y Hazir se regodeó en la contemplación de sus formas, seductoramente ocultas bajo la ropa. Le lanzó una mirada que era deseo, peligro y desatada pasión, a la que él correspondió con todo su ser, y le dijo que no temía a las cosas afiladas. Hazir sonrió amplia y salvajemente, una sonrisa que por sí sola ya formaba una elocuente respuesta. 

La arquera entró en el cobertizo, y recogió a toda prisa las pertenencias de Tizoc. Hazir no pudo sino sonreír ante su prisa, aunque él también notaba cierta impaciencia. El resto de cosas habían pasado a un segundo plano, y era como si el mundo perdiera color a cada instante que esperaban. 

Vio que cogía unas cuantas cosas de buena factura, una caja de unas estrellas metálicas extrañas que Hazir sólo había visto una vez, y que nunca había sabido para qué servían. Un katar, bien afilado y forjado, y un arco resistente. Sin duda más que suficiente para el pequeño trasgo. Ambos se miraron, y se entendieron sin palabras, pues tenían la impaciencia rubricada en el semblante. 

Notas de juego

Ya estoy aquí de nuevo. Primer post de tres. (Ahora voy con el segundo)

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02/03/2017, 18:13
Hazir Al-Tamsa

Hazir, Miraria y Tizoc (2/3)
Por desgracia, el pequeñín no estaba por ninguna parte, y hubo que llamarle a gritos para que apareciera. Ni siquiera a él podía pasarle desapercibida la electricidad que despedían sus cuerpos, que casi trazaba arcos voltaicos de uno a otro, y la impaciencia que se veía en sus miradas. Sus palabras le hicieron reír, una carcajada suave y sincera como el viento del desierto. Qué cosas más extrañas hacen estos trasgos. Una sombra de temor, tenue como un parpadeo, pasó por su mente. ¿Y si aquel comentario destruía la madeja que con tanto esmero habían tejido entre ellos? ¿Y si apagaba la frágil llama que había prendido? 

Sin embargo, antes de que pudiera pensar en ello, el momento pasó. Miraria no se sonrojó, solo rió y sus ojos destellaron como los de un animal salvaje, mientras respondía mordaz a la pregunta del trasgo, mostrando su genio, su verdadera fuerza interior, que hizo que el corazón de Hazir golpeara violentamente sus costillas. Miró al pequeño trasgo y le sonrió, mientras con un suave gesto le invitaba a seguir la recomendación de Miraria y a irse de allí. La noche les pertenecía, era suya y solo suya. 

Sonrió salvajemente cuando oyó a Miraria decir que no iba a pasar nada malo. Hizo un gesto galante con la que la invitaba a ir primero ante su ofrecimiento de darle una armadura. Sabía que aquello no era más que una excusa, y, aunque era cierto que la necesitaba, en esos momentos en realidad le importaban las armaduras tanto como las moscas que revoloteaban alrededor de los candiles. 

Regodeándose con dedicación y parsimonia en su figura, en su curva y en sus fascinantes ojos cambiantes, entró con ella en la armería. 

Sus ojos eran como los de un depredador, un animal salvaje. 

Notas de juego

Segundo post de tres. Voy con el tercero, que es el más largo. y el más difícil

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02/03/2017, 18:39
Ishrad Corlav
Sólo para el director

Tras la marcha de algunos, Ugeus se pone de pie y usa una especie de aura, que hace que varios de los "compañeros" caigan totalmente acobardados.

Si eso es lo que resisten en una simple situación así, que clase de ratas serán cuando estemos en medio de la batalla?

 

- Tiradas (1)
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02/03/2017, 18:28
Hazir Al-Tamsa

Hazir y Miraria 3/3
La chica entró en la armería y cerró la puerta apoyándose sobre ella, al tiempo que se mordía el labio, un gesto que hizo que a Hazir casi se le nublara la vista. Sentía como si hubiera tomado una dosis exagerada de azúcar del desierto, ese polvillo plateado que podía beberse en agua o sorberse por la nariz, y que hacía que las cosas brillaran con una luz antinatural, mientras su detalles se agudizaban tanto que parecían poder pinchar y cortar si te acercabas demasiado, y los bordes adquirían una definición brutal y afilada como una navaja. 

Mientras se acercaba, la mirada de Hazir era fuego, era magma, era un amanecer incendiado contra el fondo del desierto. Mostró todos sus dientes en una sonrisa voraz, hambrienta. Sus manos, suaves como el viento sobre el mar, le rodearon y le desabrocharon el arma. Notó su aliento, su presencia tan cerca que podía oler el deseo, la libertad, podía oír las cadenas invisibles que la ataban rompiéndose, estallando en mil pedazos. Cuando sus manos rozaron su piel, notó una descarga correr por sus dedos, como si fueran anguilas eléctricas, y notó un maravilloso calor recorriendo persistente los puntos por los que se deslizaban, tan suaves como la seda quishashi. Él correspondió, por supuesto, alzó sus manos y acarició suavemente su espalda, sus hombros, sus anchas caderas, suavemente curvas como la hoja de una cimitarra. 

Dio un paso atrás, y comenzó a desabrocharse la ropa, con una lentitud parsimoniosa que estuvo a punto de hacerle enloquecer. Su capa y sus ropajes cayeron al suelo con el suave susurro de la tela contra la tela. Pronto quedó tan solo vestida con la saya, una capa etérea como la luz de la luna, fina como un suspiro, que resaltaba sus curvas, y la hacía aún más evidentes que si estuviera tan sólo desnuda. Allí, ante la suave luz de la noche, vestida en una tela insustancial como un susurro, con sus cabellos castaños como estampidas de animales alrededor de su rostro, adorable como la luna, en el que latían dos ojos cambiantes, estaba más hermosa que nunca, era un sueño, una ensoñación que había tomado forma, una mera y suave idea de perfección que se había carnificado, materializado. 

Cuando se acercó a él, sintió que la dureza de sus pezones hacía que él se endureciera a la par, súbita y completamente. En susurro, seductor como una provocación, dijo que quería romper las normas, mientras se acercaba a él. Hazir la abrazó, deslizando sus manos abiertas por la suave tela de sus espalda, y se apretó contra ella, mientras sus cuerpos encajaban como dos piezas de puzzle largo tiempo separadas. Sonrió mientras respondía. 

-Para qué están las normas si no. 

Su temblor hizo temblar a Hazir por igual, la expectación recorría su cuerpo como latigazos de electricidad, excitando cada uno de sus sentidos. Lamió los dedos que la chica le pasó por los labios, y respondió a sus palabras:

-Tú, en cambio, sabes a pantera salvaje, a león de la llanura. Y, sobre todo, a libertad. 

Apretó su agarre, acarició su cuello, blanco y perfecto como una columna de templo de mármol, y besó sus labios profundamente, con cuidado lento y deliberado, con calmada pasión contenida, con dedicación y lentitud de tormenta del desierto acercándose al desprevenido campamento. 

Por fin, se separaron, y la saya que cubría su cuerpo cayó, y Hazir creyó que enloquecería. Su cuerpo era del blanco suave y ligeramente bronceado de la arena del desierto, sus formas era tan perfectas y magníficas como las magistrales estatuas milenarias de las ruinas de las antiguas y grandes ciudades Marru. Como si la arena hubiera perfilado sus formas durante siglos, dejándola tan suave y pulida como la porcelana, como las firmes y elaboradas columnas de los templos ancestrales. Estaba claro que su cuerpo había sido ejercitado, entrenado, pero no en exceso, sino en la medida justa y perfecta para que resultara aún más hermoso. Comprendió que era perfecta, que era un obra de arte única e irrepetible.

Hazir había conocido a muchas mujeres. Algunas, en las arenas de combate, parecían toros, repletas de músculos prominentes y exagerados, capaces de estrangular las siete cabezas de una hidra al unísono entre sus brazos. Eran muy populares entre el público, ya que eran un monstruo más, otra rareza con la que deleitarse. En la cama eran aún más peligrosas que fuera, y podían matarte aún más rápido. 

También había conocido a fuertes guerreras, menos exageradas, fibrosas y en forma como galgos. Aunque su amor era fiero y ardiente, prácticamente eran como palos, sin formas ni figura. También había conocido a frágiles e inocentes muchachas, con bonitas curvas, pero tímidas e inofensivas como granos de arena. Y, como granos de arena parecía que pudiera llevárselas el viento, no eran nada, no tenían fuego, no tenían vida, no tenían nada por dentro. 

Pero Miraria era la única que fundía todas esas cualidades, que llevaba lo mejor de cada una, creando una mujer idealizada como la de los tapices de las cortes reales. Era peligrosa y feroz como las luchadoras, tenía las curvas seductoras y excitantes de las doncellas y la suave forma física de las guerreras. Era como una salvaje hiena del desierto, magnífica y feroz, fuerte y rápida. 

El sonrojado resaltaba contra su piel blanca y la hacía adorable como la luna. Hazir contuvo el impulso de saltar sobre ella como un tigre y tomarla brutalmente, violentamente, hacerla suya con rapidez y sin preámbulos. Sin embargo, sabía que no podía, por mucho que lo deseara: eran necesarios los preámbulos, el cuidado. Era como cocinar, como forjar un arma, como escribir una poesía. No podía forzarse, no podía acelerarse. 

Se quitó la destrozada camisa, y avanzó hacia ella. La abrazó de nuevo, recorriendo todo su cuerpo, desde la nuca hasta los muslos, en los que se entretuvo acariciando y dibujando círculos, mientras notaba sus piernas deslizarse bajo sus dedos como agua aterciopelada, tan ideciblemente suaves que la cabeza le daban vueltas. Besó su cuello, lentamente, lamiendo, saboreándolo como el mayor de los manjares, recorriéndolo en su totalidad, y notando sus manos que le correspondían en su cuerpo, que le acariciaban como pequeñas gotas eléctricas. Acarició su vientre, y se agachó para besarlo, para recorrerlo con la lengua y los dedos como la perfecta extensión blanca y suave se merecía, mientras sus manos acariciaban la ingle. 

Ambos cayeron al suelo, blandamente, como caen las cosas debajo del agua, como marionetas con los hilos cortados, y Hazir quedó sentado en el suelo, con Miaria sentada sobre su regazo. Hazir quedó con sus labios a la altura de sus pechos, perfectos y formados, no muy grandes pero firmes y suaves como un manantial de montaña, y los lamió, mordió y acarició mientras pequeños gemidos comenzaban a escapar de sus gargantas a medida que sus dientes acariciaban sus pezones, duros como él mismo. 

La chica clavó las uñas en su espalda, y le empujó hasta quedar tumbado, mientras sus labios encajaban el uno en el otro y se besaban más profunda y pasionalmente que nunca, con sus lenguas bailando la una contra la otra. Mordió y lamió su cuello, besó su vientre, jugueteó con la lengua entre los surcos de sus abdominales, y volvió a su cuello y a su labios con voracidad mientras sus manos retiraban los pantalones de tela fina. Hazir supo que era demasiado pronto, y rodó hasta quedar sobre ella, mientras seguía recorriendo sus piernas y sus pezones con los dedos. Subió por la ingle, y mientras los dedos de la arquera se clavaban en los músculos de su espalda, se apretó contra ella, rozando todo su cuerpo, y subió hasta encontrar su zona más íntima. 

Notó a la chica tensarse brevemente y morderle el labio con fuerza un segundo, aunque sin hacerle sangre, y a continuación se relajó completamente, mientras el roce hacía que se humedeciera más y más y sus manos buscaban la misma zona del cuerpo del quishashi. Por fin, introdujo los dedos en ella, a la par que la arquera lo acariciaba, y ambos gimieron desde lo profundo de su pecho, sin separarse ni un centímetro, ni un milímetro. La humedad se incrementó, se cerró en torno a él a medida que incrementaba la velocidad, y por fin sintió que iba a explotar, que la necesitaba como respirar, mientras ella sentía que la vida se le convertía en un río que bajaba por su vientre hacia sus piernas. 

Hazir descendió lentamente por su vientre, y lamió allí, aunque no hizo falta más que un segundo para revelar que era innecesario. Los dedos de la arquera se cerraban alrededor de él en movimientos rítmicos que le hacían imposible esperar más. Agarró sus enloquecedoramente suaves muslos con las manos, los mordió, y por fin se tendió y entró en ella con suavidad, tumbado sobre su cuerpo, notando sus respiraciones agitadas mezclarse al contacto de sus labios. En cuanto hubo traspasado su umbral, la notó cerrarse en torno a él como una enredadera se aferra al muro que la sostiene, con desesperación, con pasión, con la creencia de que si uno se derrumba ambos caen. Notó la resistencia de su virtud, intacta, por supuesto, presionando como un suave muro de seda, y no la forzó, sino que la acarició con suavidad, saliendo y entrando lentamente y profundizando cada vez más. Sus piernas se cerraron tras su espalda, rodeándole, y se sintió envolver por su suavidad. 

Sin embargo, la respiración de la arquera era agitada y entrecortada, pasional y furiosa, y los gemidos escapaban de su boca tan súbitos y cortantes como cuchillos arrojadizos, y Hazir no había esperado que se quedara quieta. Le agarró con fuerza sorprendente, con la fuerza desesperada con la que se aferra algo querido, y le dio la vuelta, quedando la arquera sobre él, apoyando las manos contra su pecho, y cayendo hacia su interior mientras Hazir se notaba derretir. El suave peso de la mujer fue suficiente para que la barrera cediera y el quishashi terminara de entrar completamente en ella, tan profundamente que parecía imposible, mientras ella se abrazaba en torno a él como una tenaza de herrero. 

Sabían que las paredes de la armería no eran tan gruesas y que había mucha gente escuchando en el barco, por lo que no era muy prudente hacer ruido. O, por lo menos, lo habían sabido, antes, hacía mucho tiempo, en una vida anterior. Ahora no era más que un conocimiento relegado a un recóndito lugar de su mente, y el mundo había desaparecido para ellos. Así que, al entrar del todo en ella, ambos gritaron, gritaron de placer, y la arquera se movió sobre él como se cabalga a un caballo adulto, a un semental de fuerza y raza, sin miedo de galopar, de acelerar tanto que la piel se perla de sudor como pequeños diamantes, plateados a la luz de la luna. Como el viento al hinchar las velas de un bajel del mar, racheado, haciendo que un momento queden laxas y suaves como lánguidas y al siguiente se tensen tanto que parecen ir a saltar de sus anillas, así el placer los golpeaba, a rachas entrecortadas y poderosas como tormentas sobre el mar. 

La chica cayó sobre él, mordiéndole el hombro, arañando la espalda, y Hazir le mordió el hombro a su vez, se mordieron como dos leones de la llanura en el cortejo, mientras sus cuerpos y hasta los latidos de su corazón se acompasaban, rodando el uno sobre el otro hasta que perdieron el sentido de quién estaba arriba y quién abajo, golpeándose aquí y allá contra los escudos y las armaduras de las paredes, haciendo que algunas armas (por suerte, en su funda) cayeran de los estantes y repiquetearan contra el suelo brevemente, como punteando sus gritos ahogados a través de la carne del otro. Su carrera se intensificó, y sus caderas se movieron a más velocidad de la que parecía posible. Hazir se sintió derretir, Miraria se sintió disolver, y ambos se derramaron finalmente con un último grito en el otro. Su semilla se vertió abundante, lanzada con fuerza como una marea de placer y deseo, rebosando por el suelo de madera cuando, por fin, salieron el uno del otro. 

Quedaron tendidos, entrelazados, y Hazir se dedicó a explorar, a recorrer todas y cada una de las maravillosas curvas y recovecos de Miraria, con fascinación de viajero empedernido, como quien explora un extraño y maravilloso país extranjero. 

No tardaron en comenzar a respirar agitadamente de nuevo, y se entregaron ciegamente, sin pensar, sin que existiera nada más.

Sólo horas más tarde, cuando ambos estuvieron resollando como caballos de tiro, cuando ambos estuvieron envueltos por completo en deseo líquido, cuando ambos estuvieron relajados como si sus músculos hubieran perdido la capacidad de tensarse, cuando hubieron agotado todas las flechas del carcaj de movimientos y posiciones, cuando su deseo casi se podía palpar sólido en el aire, fue cuando quedaron plácidamente dormidos, entrelazados como dos plantas que hubieran crecido en torno la una a la otra. 

Notas de juego

Pufff, he escrito más de un fanfiction lemon (es decir, de sexo) con anterioridad, pero hace mucho del último y me noto desentrenado. Espero que te haya gustado. Me he tomado la libertad de rolear con Miraria, pero creo que no he hecho nada extraño o que ella no haría. 

Creo que tras esto deberías indicar el +18 en el título de la partida sí o sí xDD

Bueno, he de señalar que no puedes esperar tampoco esto cada vez que postee, que ha sido complicado y me ha llevado la tarde entera XDD Ha sido un post especial por ser el primero que escribo en Umbría de estas características. 

He perdido la virginidad rolera

Al amanecer nos despertamos y nos ponemos la ropa XD

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03/03/2017, 12:12
-El Despeñapresos-

La noche fue tranquila y, en mayor o menor medida, reparadora. Cada uno encontró un reducto de paz a bordo de aquel navío fantástico que surca los cielos en silencio.

El alba comienza a despuntar y Crom sale del camarote del capitán. Las órdenes se extienden con velocidad. A medida que el ajetreo aumenta, vuestro sueño disminuye hasta que despertáis. Comprobáis que la noche llega a su fin, el firmamento clarea. Las miradas de los marineros se orientan al este, el lugar por el que llegará el ataque.

Poco a poco, todos los miembros de la tripulación, los soldados de Arkhania, los muertos y vosotros, los presos, se acumulan en torno al líder militar.

Un marinero baja corriendo a abrir a Yzlin y Pain antes de regresar a cubierta.

Allá donde os coloquéis hay emoción, excitación por la inminente batalla. Crom se sube a un barrial y alza los brazos para reclamar la atención. Su aura ha vuelto a la normalidad, a ese ser inspirador que otorga valentía a sus aliados cercanos.

Notas de juego

Ishrad. Aquí podrás encontrar los datos de tu equipo.

Yzlin. Aquí el tuyo.

Creo recordar que el resto ya tiene el suyo concretado.

 

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03/03/2017, 12:25
Crom Daral

Señalo al este, al punto en el que el sol está a punto de salir -Cuando los primeros rayos de sol superen el horizonte, nuestro enemigo se alzará en el aire.- Sentencio asegurándome que todos nos escuchan -Arpías- sentencio contestando a la pregunta que ronda en la mente de todos -Los cálculos estiman que será un grupo numeroso que oscila entre cincuenta y la centena de seres- aviso. Veo cómo los marineros se miran entre ellos y cierto temor aflora en sus rostros -Sí, demasiadas- pero no puedo permitir que la moral caiga. -Venceremos- digo con fría seguridad -Los artilleros a las bodegas. Dos hileras, mientras unos cargan los cañones otros usan las escotillas para disparar las ballestas.- Anuncio -Al principio sólo estribor pero en pocos minutos nos veremos rodeados por lo que debéis estar preparados.- Me giro hacia el resto -Aquí en cubierta esta zona recibirá el mayor golpe por lo que los más diestros se dirigirán a la amura de babor.- Miro a los presos designados a medida que pronuncio sus nombres: -Pain, Gohozor, Ishrad y Amok- Ellos deberán contener el primer golpe, el más fuerte, -Esderian, Lythrai, Hazir y Alona. A la amura de estribor.- Comunico consciente de que el tiempo expira -Los encargados de dar apoyo desde la aleta de estribor sois Tizoc, Serge, Krishnarj y Virming.- Cruzo una mirada de suspicacia con Virming, antes de continuar -Por último Nickar, Yzlin, Cisco y Lisa. Vais a la Aleta de Estribor.

No luchéis por Arkhania, no luchéis por este barco. Luchad por vuestra propia supervivencia y así ganaremos. Ellos son más, pero nosotros estamos preparados. ¡¡Venceremos!!

Notas de juego

-Infundir valor: 2/día puede llevar a cabo un discurso inspirador, reforzando a sus aliados contra el miedo y mejorando su capacidad de combate. El efecto durará mientras sus aliados lo oigan hablar, y durante los 5 asaltos posteriores. Mientras hable, Crom puede luchar, pero no lanzar sortilegios, activar objetos mágicos de finalización de conjuro (como rollos de pergamino) ni activar objetos mágicos mediante palabras arcanas (como las varitas). Los aliados recibirán un bonificador +2 de moral en los TS contra efectos de hechizo y miedo y un bonificador de +1 moral en las tiradas de ataque y daño por arma.

Los que compartís escena con Crom recibiréis este efecto prolongado. El resto lo tendréis durante los cinco asaltos posteriores.


División para el combate:

Vanguardia

Pain, Gohozor, Ishrad, Amok

Combate

Esderian, Lythrai, Hazir, Alona

Retaguardia

Tizoc, serge, Krishnarj, Virming

Reserva

Nickar, Yzlin, Cisco, Lisa

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03/03/2017, 14:47
Lythrai Fonn'Aster

Esderian y Lythrai
"¿Huh?"
la dejó sin palabras cuando también sin decir palabra alguna Esderian pegó media vuelta y se fue. ¿Lo había ofendido? Pero si no le había dicho na-... "¡Eeey! ¡Has encontrado una manta!" exclamó con alegría al verle volver. Se la echó a ella y se sentó a su lado. Otra vez la dejó sin palabras: cuánta caballerosidad. Nació en una familia numerosa, donde era una más. Nunca la habían tratado de esa manera, como si fuera especial. Lo normal con sus hermanos era pelearse (de broma claro) sobre las mantas antes de compartirlas... Aunque ciertamente, nunca nadie le había debido la vida nadie de la manera que se la debía Esderian. "Deja, es lo suficientemente grande para los dos." le dijo con tono tranquilo, colocándosela a él también con suavidad.

Le preguntó sobre su hogar y le habló de una casita en el lago. Sonaba bastante bonito, el paisaje debía ser excepcional, aunque como a menudo sucedía unas buenas vistas no significaban necesariamente una vida fácil. Pero aún así, compensaban las carencias con el trabajo en equipo y la unidad. Lythrai asintió, sabiendo lo importante que era eso. Él le aseguró que aunque tuviera otra familia no traicionaría a los Fonn'Aster, a lo que Lythrai también asintió. "Lo sé, lo sé..." le miró y sonrió. "Confío en tí. No todo el mundo rechazaría la libertad por cadenas."

Dejó reposar la cabeza sobre el mástil y cerró los ojos. "Muchos Fonn'Aster hacen eso..." suspiró. "Separan el clan por un lado y su familia propia por otro. Renuncian a su apellido pero no incluyen a su mujer e hijos... Mientras no nos traiciones, todo estará bien... Quizá algún día puedas presentármelas... y hasta pueda llamarla sobrina..." sonrió al imaginarse la hogareña escena... Quién sabe, quizá algún día hasta se casara ella misma también...

 

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03/03/2017, 16:35
Lythrai Fonn'Aster

A la mañana siguiente le despertó el ajetreo de los marineros. Ya en el aire podía olerse: la anticipación de la batalla que se avecinaba, las expresiones entre seriedad y temor de los marineros... Ella se levantó llena de energía e ilusiones, como un niño en su cumpleaños, con una sonrisa afilada. Se echó agua a la cara y se sintió lista para lo que fuera. Escuchó las instrucciones de Crom Daral con expectación y a diferencia de los marineros, mantuvo su sonrisa cuando Daral identificó el enemigo y su número. ¡Y sonrió aun más si cabía cuando escuchó su posición en batalla, y los compañeros que tendría! No conocía a Alona, pero no hacía falta ser muy imaginativa para saber que la bárbara sería indomable en batalla. ¡Y mira quienes eran sus otros dos compañeros! ¡Esderian! ¡Hazir! Pero, ¿lo mejor? Que el bendito cabronazo de Crom Daral, en su faceta de general triunfador, sería el que personalmente les liderase.

"No podía esperar mejor compañía ¡ja ja ja ja! Esto va a ser muuuyyy divertido."

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03/03/2017, 23:25
Pain

Subo a cubierta, totalmente recuperado. Al ver de nuevo el cielo, me doy cuenta de que he pasado toda la noche plácidamente, tal vez demasiado dadas las circunstancias; pero eso, por supuesto, es bueno, me da fuerzas. Aprovecharé aquella energía extra de una buena manera, haciendo lo que mejor se me da: causar dolor. 

Sonrío. Una mueca de medio lado que muestra unos dientes en algunos lados picados. 

Y mientras lo hago no paro de intercalar mi mirada entre Yzlin y Crom, que ha decidido jugar al líder carismático y agradable. Yo no me lo trago, y aunque sus palabras me anima, ha llegado la hora...

... Entonces me doy cuenta, no he escuchado mal. No, he sido asignado a la Vanguardia, al lugar donde llegaría el ataque y dónde se sufrirían los peores daños. Si pienso en mis deseos, no había mejor sitio, pero si pienso en mis capacidades, algo me dice que nuestros anfitriones o bien se han confundido al tomarme la medida, o bien esun castigo; cuando veo que será Ugeus quien nos comande, se que es lo segundo. 

Antes de moverme hacia la amura de babor, pensando en el gran error que han cometido – yo soy un asesino, debo matar a objetivos localizados y no meterme en medio de un enjambre de enemigos –, maldigo en silencio al druida de plaga y juro, por segunda vez, venganza contra él. Además, justo antes de separarme de todos, me acerco a Lythrai y chasco la lengua.

Parece que no voy a estar para cubrirte. Ten cuidado y sobrevive, Fonn'Aster, tu familia depende de ello – digo eso último refiriéndome a todo el gremio de mercenarios, pero mirando a Esderian. El significado es más claro que el agua cristalina: si ella muere, no habrá motivos para que el guerrero no lo haga también, a continuación, cuando quiera desfogar mi ira.

Después, ya si, me marcho. Tampoco necesito respuesta.

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04/03/2017, 10:29
Tizoc

Los que hubieran estado atentos habrían visto un pequeño fuego en lo alto del palo mayor y habrían escuchado unos gritos en una lengua oscura. El ritual había sido completado y el goblin se preparaba para la batalla. Cuando apareció en cubierta lo hizo trepando por unos cabos y los que lo vieron lo tuvieron difícil para reconocer al goblin de andar torpe de la noche anterior. 

Su piel visible estaba tintada con sangre y hollín dándole un aspecto de lo más fantasmagórico, su forma de moverse por el cabo era ágil como la de un mono. Cuando se dejó caer junto a Hazir le saludó con un gesto de cabeza y se centró a escuchar a Crom. Cuando escuchó su plan de batalla y la posición en la que había puesto a Tizoc el goblin escupió al suelo. Aquel bastardo le había quitado la posibilidad de hacer nada. En vanguardia habría podido buscar los huecos y llevar la muerta a los magos enemigos e incluso enfrentarse a alguno de sus cabecillas sin ningún problema pero en lugar de eso le había mandado a la reserva donde estaría expuesto a los ataques enemigos y sin posibilidad de hacer nada. En el caos de la batalla Tizoc se movía como pez en el agua. 

Como diablos voy a hacer mi trabajo desde allá. - dijo el goblin mascullando mientras lo llevaban hasta la zona asignada. - No se preocupe Señora, me moveré para buscarte. - se le oyó mascullar mientras se iba del lugar. 

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04/03/2017, 19:27
Hazir Al-Tamsa

A la mañana siguiente, Hazir apareció en cubierta exultante. Sonreía aún más que de costumbre, y su pecho se había henchido de emoción unos centímetros. La noche había sido tan buena que lo único que podía haber mejor era tener un combate al día siguiente. Además del gran alfanjón, que todos había visto ya, ahora llevaba una resistente armadura de cuero endurecido, que formaba placas en el pecho y la parte exterior de los brazos. Era cómoda, ligera y robusta, y, aunque no aguantaría tanto como una armadura pesada, le permitiría mucha mayor libertad de movimientos. Además, estaba bien tenerla por otro motivo: su camisa había quedado destrozada, y el viento soplaba fuerte en cubierta.

Se fijó en Tizoc, y se alegró de que no mostrara su habitual aspecto inofensivo. Por lo visto, al final el equipo sí le servía, y eso estaba bien, ya que había temido que Miraria le diera cualquier cosa en su precipitación. El pequeño trasgo le caía bien, y no quería que muriera en aquella batalla. 

Tras el discurso de Crom, le asignaron a la amura de estribor, que, si bien no era el punto más encarnizado, no iba a ser tranquilo tampoco, lo cual resultaba emocionante. Ya ardía en deseos de ver contra qué lucharía, acompañado por Lythrai, Esderian, Alona y el propio Crom. Fuera lo que fuese, dudaba que pudiera encontrarse mejor compañía para recibirlos. Casi podía oler la sangre en el aire. 

-Ya lo creo-respondió a Lythrai-Va a ser maravilloso. 

Notas de juego

Se me fue que tenía que responder aquí también xD 

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05/03/2017, 03:31
Nickar

El aspecto de Nickar al salir a cubierta, no parecía muy prometedor, parecía un zombie con un caminar pesado y perezoso, el escándalo no parecía importarle mucho y si fue camino a su posición, fue solo por el caminar tímido del kobold que tenía la mano de ella en su cabecita, parecía de hecho que siguiera durmiendo y se dejara guiar por el pequeño.

Notas de juego

Yo tampoco he respondido aquí XP Pero veo poco lo que debía decir.

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05/03/2017, 11:14
Reo 640

Salí de la celda y ascendí decidida. Mi rostro, serio, de enfado -orientaré mi ira a lo que venga-. Pese a escuchar atentamente a Crom, no me acerco, me mantengo en la distancia y parcialmente oculta.

Cuando menciona mi lugar, miro a Nickar, Cisco y Lisa y asiento. Pero cuando alzo la vista para ver que Élvurith también se dirige a nuestro lugar se me remueve el estómago.

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08/03/2017, 17:16
Serge Leblanc

El amanecer llegó demasiado pronto. Tanto la perspectiva de enzarzarse en un combate como el tener que dejar el cálido abrazo de Lisa tan pronto eran cosas que Serge Leblanc desearía no tener que hacer. Pero… No podía escurrir el bulto sin más.

Se levantó y vistió mientras suspiró hondamente murmurando una maldición en su lengua materna y, tras equiparse con sus armas, subió a cubierta dispuesto a defender su vida y el barco con todo lo que tenía. Puede que ese fuera su último día, pero Olidammara era testigo, que no tenía intención de caer solo ni pronto.

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23/03/2017, 18:04
-Residuos del Dolor-

Año 410. 5º Regio
Octavo día del sétimo mes

Tras el amanecer

El sol se despega del horizonte al tiempo. Las arpías se alejan y el silencio aliviado pero desagradable reina en el ambiente. Llevan a aquellos que saltaron por la borda a causa de su cántico.

- Tiradas (4)

Notas de juego

El combate ha finalizado y con ello damos por concluido el preludio. Pronto (si no ya) recibiréis los Px propios de ese punto.

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23/03/2017, 18:48
Crom Daral

El combate ha finalizado y soy el primero en romper el tenso silencio

-¡Tripulación! ¡Huyen!- grito y un alivio tenso se extiende a modo de silencio pues son conscientes de la desaparición de algunos de sus compañeros. Busco con la mirada... 

-Elvurith, quiero un informe de bajas ya. Debemos concretar a cuántos se han llevado. Tratad a los heridos, y alimentad al resto.- Crom da un paso hacia el grupo de presos que lo observan con dolor y duda en la mirada. -Habéis cumplido. Tenéis mi respeto.- les digo en un tono bajo de voz, tras ello la alzo -A partir de este momento sois considerados miembros de la tripulación. Conservad vuestras armas y bienvenidos a Arkhania- Digo con convicción. Ahora necesitamos toda la ayuda posible.