Partida Rol por web

-Tu celda es aquella, la vacía- le digo con media sonrisa mientras agito el saco -Aunque...- atraigo su atención -si eliges sacar una bola de este saco tu suerte cambiaría.- Veo que aguarda a escuchar las reglas del juego. -Bien, hay tres colores. Si sacas la bola negra serás encerrado con tus compañeros.- Señalo la jaula donde los mercenarios y soldados caminan con la mirada perdida -Si sacas la bola blanca te meteremos ahí, con Gohozor, Lisa, Lythrai e Yzlin.- Señalo a los presos que observan atentametne -Si sacas la bola roja serás libre en cuanto tomemos tierra-

-¿Y qué color sirve para ir a la celda vacía?- pregunto con creciente curiosidad pero el silencio del capitán está claro -Si acepto jugar pierdo esa opción ¿cierto?- El capitán asiente. Mis opciones están claras. Puedo caminar hacia la tercera celda o probar suerte y sacar una bola. Sólo hay tres colores y dos de ellos no parecen tan malos: Regresar con mis compañeros en ese estado o la ansiada libertad.

-Juego- me acerco al saco y meto la mano con decisión, pero antes de sacarla Virming la aferra dejándola dentro, entre las bolas de liso tacto.

-Escoge bien, tómate tu tiempo- mi sonrisa se amplía -Hay 50 bolas blancas, 49 negras y una bola roja.- Tras ello suelto su brazo y dejo que remueva.

Extraigo la bola envolviéndola con la mano. Mi desilusión es palpable al ver que no es roja sino negra. Exhalo una bocanda de aire -Vuelvo como al principio- digo mientras me empujan hacia la celda con mis antiguos compañeros.

Me meto dentro y escucho el cierre tras de mí. Observo con curiosidad al resto de hombres. Ninguno parece deparar en mi presencia. Caminan de pie completamente ausentes, con las heridas recibidas aún brillando por la sangre fresca. -Va a ser un viaje muy largo-

-Me temo que será más breve de lo que crees.- Tras ello me dirijo a los reos -No perdáis detalle. El espectáculo no tardará en comenzar.- Oigo los pasos del marinero al salir y camino tras él. En el umbral de la puerta me detengo -Debes ser más rápido. Al anochecer llegaremos a nuestra siguiente parada y me gustaría tenerlos listos. ¿Podrás hacerlo?- La mirada ofendida que me lanza hace que guarde silencio y camine hacia cubierta sin obtener una respuesta.

Movimeintos lentos, suaves y rítmicos. Veo a los muertos reanimados y termino el ritual iniciado en cubierta. Los efectos se desencadenan con violencia sobre los soldados y mercenarios que caen al suelo entre estertores. -Pronto, hijos míos, seréis siervos del Rey Muerto y os alzaréis deseosos de cumplir con su voluntad- anuncio con voz ronca y apagada.

-¡No! ¡Espera! ¡No me dejéis aquí!- Me aferro a los barrotes viendo impotente cómo el ser se marcha tan lentamente como vino, completamente ajeno a mis gritos. Tras girar veo como los humanos vomitan un icor negruzco, se abrazan el estómago, líquidos corpóreos se escapan por todos sus orificios. Un espectáculo completamente aterrador. La piel se escama, parece secarse como un fruto al sol. Se marchitan...

Me acerco a los barrotes donde están los presos -¡Ayudadme!- Les grito completamente desesperado.

Durante los próximos minutos tiene lugar la conversión. Los mercenarios y soldados que debían velar por vuestra llegada se retuercen perdiendo toda apariencia humana. Jamás recibirán un entierro, ni siquiera una despedida. El guardián que queda con vida los aparta a patadas o empujones pero, a medida que termina la conversión, los ojos vacíos de aquellos seres comienzan a fijar su mirada en él con ansia, con un hambre atroz. No tardarán en caer sobre él.

La criatura se alza entre jadeos mirando fíjamente al humano -Eeheeeeh eeeehj aaarg-. Al guardián no le resulta difícil golpearle, empujarlo y apartarlo. Pero poco a poco los otros se alzan con la misma intención y el mortal cada vez lo tiene más difícil.

No le dio tiempo a responder a Lythrai cuando el Capitán regresó y todo aquel espectáculo se desencadenó. – El Rey Muerto – Estaban en un problema realmente serio. Pocas cosas molestaban más a la naturaleza y por consiguiente a Gohozor que alguien interrumpiera el ciclo natural trayendo a los muertos de vuelta .

Se fijó en el desconocido que llevaba a cabo aquella aberración deseando verlo en otras circunstancias. – De manera que el Rey de los Muertos es el amo de nuestro Capitán.

– Nada podemos hacer por ti salvo darte una muerte rápida e indolora si te acercas a los barrotes – fue su respuesta a la petición del guardia aunque no estaba muy seguro de querer ahorrarle sufrimiento – cuenta lo que sepas del Capitán y del lugar al que nos llevan y seré benévolo.

Mientras el guardia se decidía se acercó a Lythrai y le dijo al oído.

– Crea una nube de humo ideal para moverse sin que nos vea.

Tras averiguar que aquellos marinos seguían al Rey Muerto todas sus dudas se dispersaron. No tenía otra opción que confiar en sus compañeras de celda porque quizás no disponía de tanto tiempo como había pensado.

Un grandioso espectáculo. Así definiría Lythrai el que la comadreja del Capitán les brindó con los guardias. ¡Y cada vez más in crescendo! Cuando los cuerpos de los difuntos empezaron a moverse, Lythrai se acercó a los barrotes con los ojos muy abiertos a verlo más de cerca. A una distancia prudencial, que acortó por completo cuando el guardia que quedaba vivo les pidió ayuda. Entonces la chica se acercó todo lo que podía, se agarró a los barrotes y miró fijamente al guardián, de arriba a abajo, como si en su mente estuviera pensándose si ayudarle o no. Mientras, Gohozor mostraba clemencia al Guardián. Lythrai asintió sin dejar de mirar al guardián cuando el hombre planta le explicó por fin qué hacía la rama. La chica primero pensó que le estaba dando unas indicaciones, pero Lythrai no podía hacer eso. Luego, cayó en la cuenta de que se trataba del efecto mágico de la rama.

Sonrió de oreja a oreja, y levantó tres dedos. "Tienes tres opciones, guardián, y dos incluyen la muerte." comenzó. "Podemos hacer lo que Gohozor ha propuesto: agarrarte del cuello y estrangularte, dándote una muerte rápida." bajó uno de los tres dedos. "Puedes morir en una lenta agonía a manos de los no-muertos, o..." bajó otro. Y entonces le miró con el semblante muy serio.

"O puedes cambiar de dueño, aquí y ahora."

Trataría de estirar el brazo para agarrarle, y empujarlo contra los barrotes contiguos, acercándolo a ellos. "¿En qué dioses crees, guardian?" le preguntó, con los ojos muy abiertos. "¿A qué divinidad vas a rezar? ¿Crees de verdad que alguna de ellas va a ayudarte? No, claro que no." una nueva sonrisa comenzó a fraguarse en las comisuras de sus labios. "Ahora eres un criminal, como nosotros. Y sólo yo puedo ayudarte. Sólo Shar puede ayudarte. Mi señora, la Diosa de la Oscuridad." le aseguró. "¿Quieres saber por qué has sacado la bola negra y no la blanca? No se trata de azar, se trata de un mensaje. La Diosa de la Pérdida se ha fijado en ti. ¡Una bola negra, maldita sea! ¡Te tocó una bola negra, y ahora estás ahi! Es el símbolo de la Diosa Oscura. ¡Te está invitando a seguirla!"

"Puedo salvarte, guardián. ¡Jura que me servirás a mí y que servirás a Shar! ¡JÚRAME LEALTAD Y SERVIDUMBRE, Y...!"

"...Y te juro que te sacaré de ahí con tan solo decir dos palabritas mágicas."

Dos palabritas mágicas y por supuesto, un toquecito con la mano libre.

Miró sorprendido a Lythrai. Hasta el momento no se había preocupado en exceso en imaginar porque esta ella allí; pero ahora le intrigaba. No iba a preguntar. No iba a decir nada que pudiera romper la situación que ella había creado y un aliado entre los guardias podía venirles bien.

Se acercó a la reja que separaba ambas celdas y esperó la respuesta del guardia.

Un sin fin de exclamaciones se agolpan en mi cabeza al presenciar los hechos. Tanto que, inconscientemente, me levanto mirando con atención y admiración a Lythrai. -¿Qué contestaría ahora el humano?¿Se dejaría llevar por la agónica muerte?- 

Al igual que Gohozor y Lisa, guardo silencio expectante a la respuesta del desdichado.

Miro a la mujer, tan cerca de mí que su olor me embriaga. Un olor a sudor que, ahora, relaciono con la esperanza. Ya he matado a mis compañeros, ahora los veré alzarse con intención de comerme. Sólo tengo una idea en mente... -no morir aquí, no morir así-

Caigo de rodillas delante de Lythrai -¡LO JURO!¡¡¡JURO SEGUIRTE A TI, ACEPTO LA LLAMADA DE SHAR, SERÉ SU SIERVO!!!- grito rozando la desesperación. -Seré su siervo, lo seré, seré su siervo, acepto a Shar, te acepto a ti, pero ayúdame. ¡LO SUPLICO!- repito dejándome llevar y perdiendo todo el honor, toda la dignidad.

-Es el ser más rastrero que he visto- susurro y mi mirada, aún de sorpresa, contempla ahora a mi compañera sin saber cómo va a conseguir que esos soldados reanimados devoren al guardián.
 

No podía estar más de acuerdo con Lisa. Aquel ser merecía la muerte, lástima que en esos momentos les fuera útil. se giró hacia Lythrai.

- Tu siervo, tu responsabilidad. Si nos traiciona será culpa tuya. Tú decides.

"Brinco Dimensional."

Con tan sólo esas dos palabras, en los dedos de la mano libre de Lythrai aparecieron numerosos puntitos de de luz, de colores variados y pálidos. Inmediatamente entonces llevó su mano a al brazo del guardían, y en cuanto le tocó éste desapareció sin más, dejando tras de sí tan sólo un remolino de puntos, como cuando miras a una luz por largo tiempo y luego cierras los ojos.

Y así, por arte de magia, el guardián ya no estaba en la celda de los no muertos. Estaba, ahora, en la misma celda que el resto de presos. Lythrai le dió un fuerte empujón tanto a modo de bienvenida como para llamar su atención. "¡Bienvenido a la celda de los monstruitos y criminales! ¡Las reglas son: respeto, lealtad y...! Umh... ¡como sea, ya sabes a qué me refiero!" le agarró del cuello de la ropa. "¡Traiciónales y me traicionarás a mi, y a Shar! ¡Y te aseguro que la Diosa de la Oscuridad sabrá encontrarte un castigo mucho peor que del que te acabas de librar!"

Le soltó, volvió a su habitual sitio, (alejada de la celda de los no muertos pero justo frente a ella) se apoyó en la pared y se cruzó de brazos. "Y ahora, ¿por qué no respondes a Gohozor y nos cuentas lo que sabes del capitán y el trayecto?"

Todo ocurre muy deprisa y el mareo me hace perder el equilibrio. Tras de mí, los no-muertos se agolpan extendiendo sus brazos a través de los barrotes. Caigo de rodillas y cubro mi rostro con las manos. No para llorar -Mis nuevos compañeros, mi superior, mi diosa no permitirán más debilidades. Debo ser fuerte o...- necesito cerrar los ojos, aislarme para digerir los acontecimientos. -Gracias- les digo -No os defraudaré-

-Interesante curso de los acontecimientos- Digo desde las escaleras. Me encuentro sobre ellas pero con el cuerpo curvado, sosteniéndome en el dintel de la puerta, asomándome para contemplar el espectáculo.

De un salto entro en la estancia, miro Lythrai -muy interesante-  sonrío.

Me dirijo a la celda de los no-muertos y la abro. Los revividos desfilan hacia el exterior tras mi orden -¡ARRIBA!-. Pero la conversión aún no es completa. Sus movimientos son torpes y sus modales... -aferro la empuñadura de mi estoque con fuerza cuando algunos caminan hacia mí de forma amenazadora- afortunadamente cumplen y, más rápido o más lento, salen.

Tras ello, y ahora que estoy seguro de que el nigromante no está al acecho, cojo una silla y la coloco delante de la celda de los presos. Me siento, saco la daga y comienzo a pelar una manzana -Estoy seguro de que tenéis muchas dudas sobre el lugar al que os dirigís- silbo fuertemente para que los marineros cumplan y, tras unos segundos, un ejemplar espectacular de canis lupus irrumpe con velocidad y se pega a la celda de los presos. -Ruffus. ¿No es así? Un animal fantástico-

Ni siguiera se inmutó cuando apareció el capitán. -Sí, ese es Ruffus- amenazar al capitán no serviría de nada y por el momento tanto el lobo como él estaban en su poder. Esperaría -Esas preguntas serán respondidas pronto si es que llegamos- respondió a la oferta del comadreja -en cambio hay otras mucho más interesantes que se quedaran en este barco, de modo que si me lo permites- esperó a cualquier pequeño gesto de asentimiento aunque de todas formas iba a hacer las preguntas. 

-¿Para qué necesita el capitán de un barco volador un ejercito de no-muertos? ¿y por qué tanta atención a nuestras insignificantes personas?- sonrió con la franqueza con la que se trata a un rival digno aunque no importaba demasiado ya que no iban a enfrentarse -Sin duda sabes que no serviré a nadie que tenga tratos con el Rey Muerto- Tal vez debería añadir que no serviré a nadie.