Partida Rol por web

Despierta...

Un eco distante se hacía sentir en tus oídos mientras salías de la negrura.

Despierta...

¿De quién era esa voz?

Despierta...

Era una voz conocida, pero ¿era posible?

Sis...

Solo una persona te llamaba así... ¿Era posible?

Despierta...

¿Ephorus? Pero él... Está muerto.

Muerto...

Muerto...

En ese momento recordaste todo lo que había sucedido. Ephorus despidiéndose de ti, tu madre, Jaycee, la marca en tu brazo y por último, las raíces que te consumieron. Después de eso, nada. Y ahora empezabas a entender en dónde estabas. O al menos parcialmente. Una clara imagen de Ephorus estirándote la mano para tomarla con una hermosa sonrisa. Todo estaría bien si la tomabas. Sin pensarlo, estiraste el brazo, pero nunca la encontraste. Su figura desapareció y empezaste a reaccionar.

Tus ojos se abrieron perozosos y tu vista aún borrosa apenas lograba comprender figuras, pero hubo una luz ambarina muy fuerte que hizo que reaccionaras poco a poco. La sensación era similar a despertar de un largo sueño, lo cual hizo más difícil poder comprender con exactitud lo que pasaba y aunque poco a poco tus sentidos despertaban, era confuso. ¿Qué era ese lugar?

Notaste que flotabas en una especie de capullo de luz, como si fueras una semilla esperando nacer, una mariposa lista para su metamorfosis, aunque ¿acaso no era así? El capullo empezó a palpitar mientras ondas de choque llenaban tu cuerpo. El dolor era terrible, pero nunca era tan grande como el dolor de tu corazón. La energía de este entró a la fuerza en tu cuerpo y una vez el proceso terminó, estalló; dejándote vía libre para salir. Sentiste que eras arrastrada hacia el suelo hasta que caíste en la superficie. Jadeabas cansada por lo que acababas de vivir, pero apenas tocaste la superficie, tu energía regresaba a gran velocidad. Entonces notaste que alguien parecía estar en una situación similar a la tuya. Sin embargo, su forma física no te decía quién era, aunque... su energía sí que te era conocida. Era Aimi, de eso estabas segura.

Una tercera figura se manifestaba caminando con paso seguro hacia las dos. La rubia te miró con esos ojos dorados y brillantes reconociéndote también... Aunque con cierto desconcierto. ¿Y cómo no? Tu apariencia también había cambiado.

- Veo que han despertado. Nuestra batalla está por comenzar - como si de un instinto primario se tratara, ver la figura de Heleth era sobrecogedor. Tu corazón latía por ella, tu vida estaba en sus manos y ese nivel de devoción te llevaría a dar tu vida por ella. Extendió su mano para ayudarte a levantarte, igual que a Aimi -. Su propósito ha cambiado, han renacido. ¿Cuáles serán sus nuevos nombres? -.

Aimi se miró con sorpresa al ver su nueva forma, aunque no parecía incómoda. Se giró hacia Heleth y dijo - Hécate -.

La sensación de cruzar el portal era bastante incómoda para cualquiera: ser desintegrado y reintegrado era poco placentero, aunque lo que podían decir era que habían llegado enteros al otro lado. Poco a poco, abrieron los ojos para encontrarse en un punto en común con todos esos compañeros que habían abandonado al entrar al árbol, aunque sus números eran menores.

No fue difícil notar que algunos de sus compañeros no estaban ahí: Mariko, Calíope, Ephorus, Nereida y Animae... Ninguno de ellos estaba allí y, aunque había ausentes, entre ustedes todos estaban heridos. Unos más que otros, pero ninguno estaba al cien por ciento de su capacidad. ¿Era acaso eso a propósito? Seguramente la intención de Heleth era debilitarlos para que no pudieran hacerle frente. Al mirarse, notaron que todos estaban transformados, sin excepción. ¿Tal vez era mejor así? Después de todo, estaban por entrar a la boca del lobo.

Tras hacer un conteo tal vez inconsciente de los sobrevivientes, empezaron a mirar el entorno. Ese lugar era prácticamente un paraíso terrenal: el agua cubría el suelo bajo sus pies, fuegos fatuos volaban alrededor haciendo de antorchas y todo parecía estar hecho de enormes raíces de árboles gigantes. En el techo había una especie de capullo de color azul brillante que parecía el lugar de donde salían todos esas antorchas etéreas. Danzaban juguetonas a su alrededor e iluminando su estancia.

El aire era fresco y puro, acariciando su piel con delicadeza. ¿Era esta acaso la idea de "Mundo nuevo" que tenía Heleth? Tal vez los únicos que podrían sentir cierta familiaridad por la flora eran Onírica y Heracles. Después de todo, ellos eran hijos de Sonoe y fuera falso o no, el nuevo Umhti provenía de ese mismo lugar. Se sentía como tener un pedacito de su hogar frente a sus ojos... Claro que su hogar no consumía la energía de otro planeta para prosperar.

Al fondo había una especie de portón enorme hecho de enredaderas de raíces dibujado en un árbol con un tallo gigantesco. Si no fuera porque la magia bañaba todo el lugar, podrían haber creído que estos gigantes llevaban allí desde épocas ancestrales, mas con el poder de Umhti aquello era una hazaña sencilla de lograr en mucho menos de un día. 

Schmella, la mariposa que siempre estaba con Animae, estaba posada en el hombro de Mirari con aire triste. Al igual que los demás familiares. Todos parecían estar cabizbajos por algún motivo. ¿Cuál podría ser? Aunque la respuesta podía ser adivinada fácilmente: Mariko no estaba. ¿En verdad había esperanza de sobrevivir? Sea cual fuere el resultado, Heleth estaba tras esa puerta. ¿Habría más trampas? Algo les decía que pronto lo averiguarían.

Cruzar el portal no era lo más doloroso de lo que llevaba de día, el evidente fracaso al proteger a Mariko sin embargo sí se acercaba más a aquello. Miré a los supervivientes, habíamos llegado demasiado lejos para echarnos atrás en aquel instante, sin embargo no era el tipo de líder que daba discursos inspiradores.

Extendí la mano, mientras cientos de mariposas negras se juntaban para formar dos cuerpos, del tamaño de humanas recién entradas en la adolescencia.

Shishi, Riko -hablé con determinación-. Una conmigo, la otra con Onírica. Ya.

No era momento para dudas, si bien no estaba seguro de que el truco hubiese funcionado, lo cierto era que al final resultó que sí.

Nuevamente mis ojos fueron a los supervivientes.

Tenemos pociones. Y el tiempo para entrar se nos agota, si alguien las necesita es el momento de pedirlas.

Yo mismo tenía una en la mano, que terminé por guardar para más adelante si fuese necesario. En mi mano siniestra la espada de mi hermana estaba lista para el combate, por si una emboscada previsible saltaba de la nada.

También será bueno no caer en las tentaciones de los fuegos fatuos y no tocar nada. Este lugar parece un paraíso, sin embargo no olvidemos que estamos en terreno enemigo.

Hasta tal punto llegaba mi desconfianza que agité las alas para elevarme unos centímetros sobre el suelo, no quería enemigos o trampas submarinas. De reojo me fijé en mi compañera.

La mariposa te puede ayudar a planear -y luego en los demás-. Si alguien no puede volar, quizá sería una buena idea que me adelante un poco con Hunter y os abra un portal desde el otro lado.

Finalmente me detuve en el conejo, sabía que le estaba pidiendo demasiado, pero todos habíamos dado mucho para llegar hasta aquí.

Otro lugar, hermoso sin duda pero no le acababa de parecen tan natural como aparentaba el aspecto no le desagradable pero no tenía tanto tiempo como para pararse a mirarlo... Repasaba a los presentes pensando como le diría que Ephorus no estaba, queriendo incluso ser golpeado hasta la muerte por ella por fallarle una vez más.

Pero su pecho colapsó, sintió que su corazón moría en un instante, sus ojos comenzaron a abrirse de par en par y sus pupilas se dilataban hasta un punto excesivo, no estaba serio ni sonriente, y era sabido que su decisión de ser neutral hacía raro verle realmente molesto...

- porfavor que nadie diga quién estaba con ella...

Sus palabras podían parecer poco cabales, pero su cuerpo temblaba, más de lo que ningún frío hubiera hecho tiritar a aquel dragón de hielo. A su modo buscaba mantener la calma, y pedía no saber con quién estaba Katherine para no atacarle sin aviso alguno, sabía que no era culpa de nadie, solo de Heleth, pero en esos instantes la furia contenida no tendría por donde más salir. Su respiración era tan lenta como pesada en su intento de guardar la cordura.

Se alzó del suelo en un tan brusco vuelo que habría partido una rama o su cabeza en caso de haberse topado con una, intentó imitar a Walker para invocar al ser más poderoso que fuera capaz de llamar, pero su espíritu no estaba en armonía con su psique, sus dientes apretados más de lo que pudiera recordar se mostraban en una muestra de ira, sus aleteos eran bruscos, y su concentración estaba en un solo punto - ¡MATA A HELETH! ¡MÁTALA! ¡A ELLA! ¡A SU HERMANO! ¡ESTE MUNDO! ¡MATAMATAMATAAAA! - siempre había estado claro que Jaycee vivía por y para Katherine, y había pasado arrebatársela. Ni siquiera le habría importado que ella le dejara por su voluntad, el la cuidaría eternamente desde la distancia, incluso a una posible nueva pareja de ésta si ello la hacía feliz. Pero se la habían quitado, pensar en no volverle a ver ya le martirizaba, y puede que Heleth pretendiera ofrecerle una ilusión, pero de nada serviría, destruiría el mundo por Katy, construiría uno piedra a piedra aunque le llevara milenios solo por verle sonreír... Pero; ya no estaba... El ambiente a su alrededor bajó unos cuantos grados, su cuerpo emanaba el frío que sentía su corazón y un aura oscura empezaba a rodearle.

El dragón de hielo y oscuridad latía sin vida, no por estar muerto, si no por estar inertes formándose en su interior espinas gélidas nacidas de la negrura de sus mortuorios latidos.

Onírica pasó el portal junto a su compañero. Una vez al otro lado tardó unos segundos en recomponerse del todo, aún tenía esa desagradable sensación en el cuerpo. Su apariencia había cambiado, seguía luciendo idéntica, pero sus ropas y cabello ahora se veían diferente. De su larga cabellera sólo dos mechones bailaban sueltos, el resto estaba recogido en un moño adornado con lo que podría parecer un tridente. Y sus ropas, siempre blancas y azules... Ahora eran oscuras. En su rostro aún se podían notar que había llorado durante largo tiempo, pero aún así su porte era calmado. Su mirada pasó por cada persona, aunque se paró en Herácles y le dedicó una pequeña sonrisa.- Temía perderte a ti también...

Su mirada se posó en Walker y dando un paso al frente abrió la caja en la que portaba las pociones.- Recuperar vuestra vitalidad.-Con lentitud dejó apoyada la caja. Mientras el dragón hablaba y daba "órdenes", la Einar se giró para observar el lugar. Se veía precioso, casi tanto cómo en Sonoe... Pero aún podía notar los gritos del árbol. Cómo este pedía ayuda, cómo sufría con cada segundo de vida. Eso encogió el corazón de Onírica. "Por qué han hecho algo tan cruel contigo..." Los ojos de la joven seguían los fuegos, aunque se pararon cerca de unas raíces. 

Con paso suave se acercó hasta dónde estas, aunque se paró en seco al sentir las palabras del que se llamaba Ilify ¿Cómo se atrevía a ponerse así? Se giró apenas un poco, lo suficiente para poder mirarle directamente a los ojos.- ¿Crees ser el único que ha perdido algo aquí? -Apretó la mandíbula para no decir nada más y tras eso negó con la cabeza.- Contrólate. "Todos hemos perdido amigos y familia... No eres distinto" Tras eso se encaminó hasta las raíces y troncos, con movimientos delicados se agachó, dejando la lanza en el suelo junto a sus desnudos pues.

- Sé que Walker te mandó conmigo... Pero no interfieras, por favor.-Pidió con delicadeza a la pixie. Tras eso extendió las manos sobre la corteza y cerró los ojos. Fue entonces que decidió compartir su energía con las de aquel árbol místico.- Sé que puedes sentirnos, y que pides que te liberemos... Pero necesito que nos ayudes ¿Qué debemos hacer? Quiero ayudarte y liberarte de tu dolor.-La joven parecía susurrar.

Esa voz.

Ese cálido llamado.

La voz de alguien que había muerto.

El abrupto destello de conciencia se clavó en su mente como alfileres calientes que le hicieron recordar su existencia en un espacio que lo único que había hecho era torturarla al punto que había pensado que iba a morir debido a aceptar la solicitud que su madre le había pedido.

Venganza.

Su pecho quemó, sentía cómo algo recorría su cuerpo que la hacía activar sus extremidades, sus latidos, su cabeza y su corazón en un propósito arraigado en su propio ser que se encendió al ver a su hermano y quiso alcanzarlo, algo que nunca sucedió porque claro.... él había muerto, la había abandonado. Aunque otros ocasionaron eso, al final estaba sola. ¿Para qué había aceptado volver a la guerra y luchar por una reina ausente y unos amigos que nunca acudieron a ella? Incluso en pleno combate Nereida no le importó la caída de Ephorus, Mike prefirió centrarse en pelear e Irisu llegó demasiado tarde... y con su hermano, Mamoru era débil y Jaycee...

Sus ojos se abrieron, la joven no ubicaba dónde estaba y poco a poco se daba cuenta que algo era diferente, aunque no discernía el por qué y sabía que pronto lo averiguaría. De pronto se vio invadida de aquellos dolores físicos, pero eso era fácil de controlar porque ella tenía enraizado algo más fuerte, más pesado.... un corazón roto que aunque parecía haberse repuesto, yacía un hueco muy grande que no la dejaba de momento. De pronto se vio en el suelo, notando por la caída que su cabello era más largo y su cuerpo fino, delicado; se repuso rápido y volteó a un lado para detectar a alguien más, abriendo sus ojos desconcertada al ver a su amiga. ¿Qué estaba pasando?

Entonces escuchó unos pasos y por instinto volteó, topándose con la figura de Heleth y ahí fue que lo comprendió todo: renació para estar a su lado, no para pelear en una guerra contra los titánides o contra ella. ¿Qué rayos había pensado antes al querer eliminarla para salvar a una humanidad egoísta, unos dragones que se victimizaban, unos andelivianos individualistas y los einar que se aprovechaban de los demás? Claro... Animae había sido abandonada y aceptó de nuevo sus poderes para reunirse con esa mujer. En ese instante el vacío en su corazón pareció llenarse, deseosa de servirle y de por fin haber encontrado su camino.

Su voz entró dulce y placenteramente por su oído. Su corazón latió con fuerza y cuando Heleth le tendió la mano, se sintió indigna de tocarla. Definitivamente pelearía por ella, daría su vida para que alcanzara sus objetivos... solo por eso había reencarnado. ¿Qué pensaría la Animae del pasado? Debería estar orgullosa de que por fin sabe su lugar en esta vida que no había pedido. Aún así, la joven reflexionó que si quería ayudarle a levantarse, era porque debía hacerlo, y así se decidió tomarle la mano y levantarse.

-An...-se interrumpió. No, ella nunca había sido Animae aunque adquirió sus poderes y compartieron cuerpo. Solo le tomó un momento decidir su nombre, uno real y propio. Su corazón aceleró-. Anyx, Anyx Tenebris.

Pronunciarlo le dio un cosquilleo. Miró su mano libre y con ese tocó su dije, dispuesta a usar sus poderes a favor de su verdadero propósito.

-¿Cómo... cómo debo referirme a usted?-preguntó Anyx, ansiosa de seguir una indicación suya. Tenía dudas, pero no sabía si podía expresarlas o no... aunque no importaba, confiaba en ella.

Sintiéndose bastante extraño, Mamoru cruzó el portal junto a Ñyankuro e Ilify. Aunque claro, se sorprendió a sí mismo al ver que ya no era Mamoru, sino Dawn. Su transformación había sido involuntaria, pero eso no le quitaría el sueño por mucho. Aquel lugar en donde estaban...

Luego de mirar su mano, observó el lugar donde estaban. Aunque sentía un profundo dolor y enojo en esos momentos, los demás solo se encontraron con la gran figura de Dawn mirando hacia todas partes con una mirada realmente fría, deteniéndose por fin en el grupo de los supervivientes restantes. Y apenas lo hizo, su mirada se endureció aun más, así como sus puños. ¿Tú también...? —Perdón, Ephorus —susurró Dawn con un tono grave y con dolor palpable en su voz. Ahora no podría cumplir con la última voluntad del chico.

Hubiese mentido si dijera que se alegraba mucho de ver a alguno de sus aliados allí. Mariko no estaba. Eso solo quería decir que ni ella ni los otros estaban vivos... o que habían sido raptados. De una u otra forma, daba lo mismo, ¿no?

La dragona, casi que sin escuchar las palabras de Walker, se dirigió con paso firme a la caja que Onírica había dejado apoyada, tomando una de las pociones y abriéndola con enojo, tomándola toda de una vez. Tiró la botella al suelo, con fuerza, y vio el porte que tomó Ilify. Tuvo que reunir toda su voluntad para simplemente no matarlo allí mismo. De hecho, pagó su frustración pisando los fragmentos de la botella ya quebrada. Que reaccionase de esa forma era natural, pero a Mamoru no le sabía nada bien. No conociendo todo el trasfondo. De hecho, de cierta forma lo percibía como un insulto para Kathy y su hermano. Recordar a la Sacerdotisa, y la misión que tenía, fue lo que controló a Dawn. Sin embargo, en ese momento se preguntó si de verdad valía la pena contenerse.

—No te quedes allí, Ñyankuro —le dijo al gato, con algo de frialdad, antes de ella misma extender sus alas y remedar a los dragones... mostrándose realmente iracunda por algo. Ya no quiero seguir con esto.

El búho de Mirari revoloteaba por doquier mientras la pequeña mariposa blanca de Animae estaba apoyada en su hombro. La einar se veía cabizbaja y para cuando todos empezaron a dar indicaciones y demás, esta se mostró un poco ajena... Claro que eso cambió un poco cuando Ilify reaccionó de esa manera, aunque no era la única que parecía desconcertada por sus palabras.

Lo miró desconcertada - ¿Qué? ¿Acaso no ves a Schmella aquí? No le importó ver a Nereida muerta, tampoco le importó matar a Storm Angel. Después la marca apareció en su mano y tú sabes eso qué significa. Si vas a atacarme por saberlo, adelante - y desenfundó su espada de negra hoja, dispuesta a luchar si así lo quería el colérico dragón. No se veía asustada en absoluto por enfrentarle.

Heracles se acercó a Onírica, notando lo triste que se veía. Su rostro se mostraba preocupado, pero solo le sonrió - No tienes de qué preocuparte, yo soy un hueso duro de roer - y le puso su enorme mano sobre su cabeza para acariciarla.

Escuchar que tenían pociones para curarlos, miró alrededor - Deberíamos priorizar a los más heridos - y entonces escuchó lo que Walker dijo de los fuegos fatuos. El hombretón miró alrededor y vio cómo estas lucesitas parecían bailar alrededor de todos. Sus ojos se abrieron como platos y llevó sus manos a sus mejillas mientras su mirada expresaba una total admiración por lo que veía. Sonrió y en cuestión de segundos, estaba trepando uno de los árboles para intentar alcanzarlos.

- Son tan... bonitos... - dijo mientras intentaba alcanzarlos, aunque se cayó del tronco con fuerza al suelo, claro que segundos después se puso de pie carraspeando e ignorando el golpe que se había dado en la cabeza.

Miré alrededor buscando a mis compañeras, pero ninguna había pasado el portal confirmando mis peores temores. Me alegraba de encontrarme de nuevo con el resto de nuestros amigos y de que Haruka siguiera conmigo, pero me entristecía que ninguna que mis compañeras se encontrara allí. Una solitaria lágrima rodó por mi mejilla mientras pedía en silencio a mi reina que velaba por ellas. Sin embargo, no era hora de llorar, tal vez podría traerlas de nuevo como cuando yo morí en la batalla contra la Reina Oscura. Y para eso debíamos vencer a Heleth.

Observé el lugar en el que habíamos terminado. Era un lugar hermoso, pero el anterior escenario también había sido bonito, una belleza que escondía veneno en su interior. No hice mucho caso de los fuegos fatuos o el agua que cubría el suelo, mi atención se centró en el capullo que teníamos sobre nuestras cabezas. ¿Sería aquel el centro del poder del árbol?

- Yo no necesito pociones, por el momento estoy bastante bien, pero Allan tal vez... - contesté al ofrecimiento de Walker volviendo mi mirada a mi compañero - fue gravemente herido. Si al final queda alguno, tal vez me cure yo también.

Sonreí a Onírica al sacar la caja con las pociones y me acerqué con Allan cogiendo uno para ofrecérselo. Fue justo entonces cuando vi la reacción de Mirari a las palabras de Ilify.

- Parad ya, así sólo le facilitáis las cosas a Heleth. Todos lamentamos la pérdida de nuestros amigos, empezando por mi que he perdido a todas mis compañeras y a mi guardiana, todas y cada una de ellas eran personas preciosas para mi, pero no por eso dejo que mi desesperación me domine - les dije con tono duro. No estaba dispuesta a dejar que las riñas internas nos desviaran del auténtico objetivo - si queréis pegaros, hacedlo cuando hayamos derrotado a Heleth.

Era cierto que Lightning se veía prácticamente ilesa, mientras que Allan se veía muy herido. El chico tenía una de sus manos apoyadas en su pecho mientras que Lightning tenía su otro brazo detrás de su espalda para que se sujetara.

Hook bajó las orejas al ver que Mariko no estaba y comprendió lo sucedido como los otros guardianes. Sin tantos compañeros, la pelea sería difícil. La mariposa blanca decidió hablar por fin - Lightning tiene razón. No es momento de luchar entre nosotros porque... porque hay muchos que cuentan con nosotros. Animae puede haberse entregado a la oscuridad pero no por eso... quiere decir que... no podamos... salvarla... ¿Verdad? - el ánimo inicial de la mariposa se había bajado considerablemente.

Entonces, las dos hadas de Walker aparecieron y miraron a su amo dar órdenes. La peliblanca solo asintió con su cabeza, mientras que la otra suspiró fastidiada y miró a Onírica - ¡¿Qué?! ¿Por qué debemos hacer eso? Maldición... - y se fue de mala gana para pararse junto a Onírica. El escuchar sus palabras hicieron que se cruzara los brazos molesta e inflara los mofletes -. Bien. Y a mí me toca con la amargada -.

- Walker-sama, el agua no parece peligrosa - dijo la peliblanca con un tono mucho más respetuoso que su contraparte -. De hecho, lo que está buscando está tras esa puerta, pero no le recomiendo ir solo - y señaló el portón de raíces.

Mientras tanto, Onírica cerró los ojos y se concentró en el árbol. Sea lo que fuera que hacía, su cuerpo empezó a brillar con un suave destello de color verde que hizo levitar su cabello para luego desvanecerse poco después. Sin Mariko para guiarlos o decirles qué hacer, dependía de ustedes mismos el decidir cuándo cruzar. Lo que sí podían considerar extraño era que los fuegos fatuos parecían regresar uno por uno a ese núcleo. No lo notaron hasta que fueron muchos de ellos. Incluso si intentaban atraparlos, huirían de todos. El núcleo brilló con más fuerza mientras el agua misma empezaba a brillar y una estela de luz marcaba un camino parecido a una alfombra en dirección del árbol. ¿Acaso era una invitación?

Ninguno más podía notarlo, pero tú sí que lo hacías. El sufrimiento de Umhti a pesar del espectáculo de colores era genuino y te hacía estremecer. Su terror, su agonía... Todo era tremendamente vívido para ti. ¿Acaso eso sintieron los dragones al ver a Shiro como el Gran Dragón?

Si bien no hubo palabras, una sola imagen permaneció en tu mente, unos ojos carmesí que se te hacían conocidos, conocidos de un sueño... mejor de una pesadilla. ¿Y es que acaso no la habías visto ya en persona?

Antes de poderte decir más, la conexión con Umhti se desvaneció.

Hécate te miraba mientras te levantabas y podías ver en sus ojos ese mismo brillo que en los tuyos: el brillo de la devoción. Ambas servirían al mismo propósito.

Apenas te reincorporaste, Heleth sonrió y te besó descaradamente para luego separarse con una sonrisa – Anyx Tenebris, soy tu ama ahora. Heleth-sama se escuchará bien en tus labios – y acarició tu boca con uno de sus dedos.

Ya habiéndote levantado, pudiste ver mejor el lugar en el que se encontraban. Aquel capullo del que habías salido… No era el único. El lugar estaba lleno de ellos. Miraste más de cerca y viste figuras flotantes dentro de ellos, todas en las paredes: Crythra, Nereida, Storm Angel, Ephorus… Todos los caídos estaban allí.

Como si supiera que reaccionarías al ver a Ephorus, dijo – No te preocupes. Él pronto volverá. Después de que acabemos con aquellos que los mataron, su energía se trasladará a los caídos. Por ahora levitan ahí siendo preservados por Umhti -  y mientras seguías mirando, viste tres capullos más de diferente color: dos de color verde y uno de color azul. En los dos de color verde estaban Ruka y Masaru Okasaki. Ruka se veía traslúcida, como si su presencia no fuera corpórea, aunque comprendiste pronto el porqué de esto. En el capullo de color azul estaba el cuerpo de Scarlet Bat. ¿Cómo era posible que Ruka y Scarlet estuvieran separadas? Nuevamente como si leyera tu mente, Heleth respondió -. Kyloh fue condenado por Alioth a morar en un humano enfermizo durante cada reencarnación y así, aunque despertara, moriría porque aquel cuerpo no soportaba su poder. Al llegar aquí, descubrí una prisión más fuerte que Umhti, la prisión destinada a encerrar a cierta peligrosa titánide. Con el incentivo suficiente y sabiendo que su parte humana la retendría, la liberé de su prisión, aunque fue muy difícil, pero valió la pena – rió y miró a Masaru -. Pronto sacaré a Kyloh de ese chico y lo pondré en ese cuerpo perfecto -.

Descansó y les indicó que la siguieran para acercarlas a los capullos. No lo habías notado, pero debajo de ellos había una prisionera que podrías reconocer con facilidad… Como si sus cadenas se hubieran volteado en su contra, Mariko estaba sujeta allí de sus manos y piernas, inmóvil y apenas viva.

- La resistencia de los yuudai es algo descomunal. Para el ataque que recibió, esa kitsune debería estar muerta – y te miró un momento -. Oh, creo que no sabes nada de los yuudai. ¿Sabes por qué se destruyeron? Su poder era tan enorme que se hacían violentos y desataban su parte animal para cada enfrentamiento. Por eso la Reina oscura lo aprovechó y los hizo luchar. El castigo no fue solo hacerse guardianes en Andelivian y Hardak. La Reina de cristal y el Gran dragón impusieron un sello en su alma y descendientes, de modo que cada que liberaran su poder, sufrieran una terrible agonía. Ese sello solo sería removido si se les autorizaba, y solo los guardianes supremos podrían hacerlo. Los zorros fueron los únicos que no tomaron partido en todo ello y su dominio era mayor. Ese sello también los protege. Por eso para dominarlos, se necesita una cantidad descomunal de poder – y entonces, Heleth extendió su mano hacia el árbol y los capullos de todos los que antes eran tus amigos empezaron a brillar -. Ella será su aliada en esta pelea. Para recuperar a los que han perdido, deberán derramar la sangre de sus amigos, de esos que quedan vivos. Umhti la absorberá y así Ephorus volverá a la vida – mientras decía esto, Mariko empezaba a gritar con intensidad.

Podías percibir el poder de todos llegar hasta Mariko. Esta gritaba de puro dolor y sus cabellos se elevaban mientras absorbía ese poder. Se movía con violencia mientras su forma cambiaba a la de un zorro de manera descontrolada. La sobrecarga de poder continuaba mientras la marca de obediencia se dibujaba con lentitud en su mano derecha -. Su hermano se resistió tanto como ella. En realidad son una raza increíble – y poco a poco, los gritos se cambiaban por sonidos más guturales que bordeaban la demencia. Cualquier humano se habría desmayado del dolor, pero ella seguía luchando -. Sus amigos ya vienen. Deben impedir que interrumpan su transformación – y Hécate asintió mirándote. No era necesario hablar mucho, pero te dejaría las preguntas. Ella sabía muy bien lo que debía hacer.

La claridad del lugar bajó, casi como si Mariko estuviera drenando el poder de todo el lugar. ¿Qué tanto podría soportar la guardiana suprema?

Una mirada hacia mis pequeñas compañeras fue suficiente para entendernos.

Lo harás bien, Riko -traté de calmar a la que había volado con Onírica antes de mirar a la que estaba a mi lado-. Gracias por la información, Shishi. Iremos con cuidado.

Concentré mi energía en recuperar mis heridas mientras me seguía movimiento y hablando. Caminé hacia Mirari y puse mi mano en su hombro. En otro momento hubiese reaccionado de un modo muy diferente, pero estaba claro cual era nuestra misión.

Tranquila, has demostrado luchar a nuestro lado y estar implicada en todo esto. Guarda tus fuerzas para acabar con el problema que tenemos delante ¿sí? -miré hacia donde apuntaba su espada- Además, ahí no hay nadie.

En realidad no comprendía a quién amenazaba, pero tampoco importaba, probablemente sólo estaría tratando de canalizar la rabia de haber sido traicionada y haber perdido compañeros. Sinceramente podía comprenderla, yo mismo ardía en deseos de gritar, de destruir cosas, pero no podía permitir que tantas muertes fuesen para nada.

Luego miré a Heracles, Lightning y a Onírica, asintiendo a los tres.

Nos han dado ocho pociones y quedamos seis. Cada uno que coja una poción y nos quedarán dos por si la situación se complica. Aunque tú estés bien, quizá sea necesario que se la entregues a algún compañero en batalla. Es mejor distribuirlo. Además, como veis, soy capaz de sanarme yo mismo.

Finalmente miré a mis compañeros Cursed, Heracles, Lightning, Mirari y Onírica.

Antes de ir, no sé si las pociones restauren nuestra energía, pero tengo medios para hacerlo. ¿Alguien va mal de energía?

Si alguno de ellos decía que sí, usaría lo aprendido para reestablecerlo. Cayendo en la cuenta de algo, añadí.

Schmella, te preguntaría si quieres venir conmigo, pero creo que mis pequeñas tratarían de devorarte. Aunque quizá si acabamos con su domitora, ella pueda regresar.

En verdad me daba cierta sensación de lástima la mariposa, pero probablemente era mejor así.

Si solo pedía calma por un minuto, estaba claro que no se lo iban a ofrecer; la cegadora sensación berserker que tenía el muchacho se había estado concentrando en no perder la cordura, pero Mirari no quería dejarle ese momento, un exagerado instinto de batalla estuvo a punto de dispararse, la chica se ponía en guardia arrogantemente dejando claro que solo buscaba meter sus manos en la llaga y que no era capaz de respetar a nadie...

Seguramente habría impactado directamente con su espada queriéndola desintegrar en su camino y partir en dos a quien demasiado abría la boca, pero las palabras de la pequeña Schmella ahogaron sus anhelos de ira ¿Una posibilidad de que Katherine volviera?

El dragón cayó con pura brusquedad al lado de la caja de pociones, era como si la gravedad le aplastara contra el suelo pero para asegurarse de que su energía volvía a él tomó una de ellas casi de un sorbo. Todo su cuerpo seguía temblando, pues para él no se trataba de quienes hubieran caído, su mundo había sido derrocado, ya no podía considerarse el escudo de la sacerdotisa y su motivo para vivir (Katherine) no estaba,

No podía hablar en ese momento, un nudo en la garganta se lo impedía, necesitaba a un enemigo en el que descargar lo que sentía, por lo que por esforzarse un poco más, ni siquiera miró a quien le intentaba provocar, no fuera que uno de los dos cayera en ese estúpido momento.

Viendo que la situación se calmaba, suspiré aliviada y sonreí a Schmella. Sus palabras habían sido como una brisa fresca que tranquilizó las aguas. Por instinto, acaricié la cabeza de Hook con ternura. 

- Te olvidas de contar a Allan - le corregí suavemente a Walker con una sonrisa mirando a mi amado, a quien acababa de dar una de las pociones - ¿que tal te encuentras? - le pregunté antes de coger una poción y guardarla.

Tenía algunas heridas, pero nada serio. Era mejor guardarla para más adelante. Luego, dejé que Allan descansará un poco y me acerqué al dragón.

- A mi sí me vendría bien recuperar algo de energía. Usé mucha en la batallas anterior y sería conveniente que pudiera recuperarla en parte - apenas me quedaba energía, por lo que el ofrecimiento de Walker me venía de perlas.

Estaba claro que, de todos, Mirari sería la más propensa a dejarse llevar. Más a Dawn no le interesó mucho en ese momento. Se elevó un par de metros en el aire y vio, ausente, lo que sus compañeros decían. No podía quitarse aquella desagradable sensación en el cuerpo que influía tanto en su humor. Miró el camino que se marcaba para ellos; moriremos. Las manos de Dawn tomaron con fuerza sus ropas apenas pensó aquello. No le hizo mucho caso al ofrecimiento de Walker, absorta en sus pensamientos... y en ese núcleo. De cierta forma, compartía la ira de Jaycee. Aunque claro, por razones diferentes. 

Volvió a la realidad con las palabras de Lightning, notando que se había dejado llevar por un momento. Soltó sus ropas y, aunque en su rostro no reflejó lo agitada que estaba, su pecho se movía hacia arriba y hacia abajo rápidamente. Tienes que centrarte, Mamoru. ¿Su energía? No había gastado demasiada... pero no podía ir al campo de batalla segura solo por eso. Sin darse cuenta de que su ira se había convertido en alguna especie de miedo, la dragona suspiró y descendió a donde Walker estaba.

Salvarla... Por lo dicho por Schmella, tanto Kathy como Ruka se le vinieron a la cabeza. La mirada de Dawn perdió un poco de brillo. ¿Acaso estaba perdiendo la esperanza?

—Si puedes hacer eso, lo aprovecharé, Walker —eso fue lo que dijo al dragón, acercándose a él. Y aunque decía eso, no parecía haber mucha determinación en su voz ya.

Cuando sintió el beso de Heleth, el corazón de Anyx aceleró a un ritmo frenético mientras siguió la lascivia dejándose llevar por el placer que nació por sentir sus labios, su lengua y su saliva. Esto era a un nivel mucho más poderoso cuando llegaba a  intercambiar besos con Jaycee, percibiendo calidez debajo de su abdomen y que sus piernas flaqueaban por leve excitación, respirando con dificultad mientras su nueva ama le indicaba cómo debía llamarla.

-Heleth-sama-susurró anhelante, lamiendo levemente el dedo con el que acarició su boca. Sí, ella pertenecía a Heleth y le serviría hasta la muerte. Eso la hacía feliz y deseosa de seguir besándola, pero no era quién para pedir otro, por lo que se quedó en silencio observando los capullos con indiferencia hasta que vio a su hermano en uno de ellos. Sus ojos se abrieron como platos y aunque quiso acercarse a él no se movió, observándolo con una tristeza infinita que pareció enterrar el placer previo. Entonces Heleth le habló y la miró con tanta admiración que dolía.

Ella podría traerlo de vuelta, de nuevo estarían juntos sirviendo a un mejor propósito que ser guerreros de Andelivian. Sonrió, un gesto que nacía de una sinceridad oscura que se retorció al saber que debía acabar con sus antiguos amigos. Ephorus lo valía y seguramente él estaría contento de reunirse con ella y Hécate, todos juntos como una verdadera familia.

-Heleth-sama. Acabaré con ellos para su completa satisfacción-contestó rebosando fidelidad, pero con la explicación de Ruka y Scarlet, junto con lo que pasaría con su hermano, alegrándose por completo porque el objetivo de su ama estaba cada vez más cerca... tuvo una idea-. Heleth-sama, algunos de nuestros enemigos podrían valer la pena para que se unan a su causa. Walker alberga aún oscuridad en su corazón y si le decimos a Cursed Dawn que Ruka seguirá viva si él se une existe la posibilidad de que acepte así como Hécate y yo lo hicimos-pero entonces se dio cuenta de que dio una idea sin permiso y se arrodilló, después de haberla seguido hasta donde se encontraba Mariko-. Perdone mis palabras, haré lo que usted me ordene.

Aún así, escuchó la explicación de lo que pasará con la yuudai y no pudo evitar alegrarse otra vez. Heleth era poderosa, definitivamente Mariko sería de gran ayuda, además que le alegró que usaran a su hermano para tan loable acción. Pero cuando escuchó que los demás llegarían, los ojos rojos de Anyx se endurecieron rápidamente, imaginando a Ilify entre las filas mientras se relamía sus labios al imaginar que lo acabaría con sus propias manos... a él y a Lightning. Alzó su cabeza, aún de rodillas, buscando un escondite perfecto para emboscarlos.

-Hécate... démosles una bienvenida para que vean de lo que podemos ser capaces-y miró a su amiga, sonriendo con suma malicia al emocionarse por lo que se avecinaba.

Heleth sonrió al percibir el brillo de admiración en tu mirada, pero sobre todo cuando escuchó tu idea. Siguió con su mano extendida hacia el árbol mientras la energía de su interior llegaba con la guardiana suprema. Esta gritaba y claramente podías escucharlo. Entre esos gruñidos y gritos descontrolados, había una plegaria interior que la carcomía.

¡Por favor, detente! ¡No puedo más! ¡Ayuda!

Pero, ¿acaso importaba? Lo importante era traer a Ephorus de vuelta.

Heleth se giró hacia ti con una sonrisa - Si logras hacer que tus compañeros se unan a nosotros, será mucho mejor. Su energía será valiosa para traer a tu hermano de vuelta. Si la entregan por voluntad propia, es mejor - rió.

Entonces, Hécate se giró hacia ti y sonrió a la par que tú, mientras miraba el capullo de Ephorus una vez más - Haremos más que solo demostrarles lo que podemos hacer. Haremos que paguen cada golpe y gota de sangre derramada - y a diferencia de ti, Hécate no se escondió. Ella se quedó frente a una Mariko gritando de agonía mientras la marca en su mano terminaba de dibujarse. La guardiana se resistía con todo lo que tenía, pero no era difícil adivinar que pronto desataría su furia.

No tardaste en encontrar un lugar conveniente para esconderte: se trataba de un cúmulo de raíces cubierto por algunas columnas de troncos. Umhti formaba una estructura completa. Faltaba poco para tener a Ephorus de vuelta.

La reacción de Heracles ante el paisaje no pasó desapercibida para la einar, quien rió por lo bajo al verle y se quedó mirándole con calidez. Ella podía entenderlo, era como estar y no estar en casa a la vez. Si ese lugar no tuviera un origen tan oscuro, tal vez se daría la oportunidad de disfrutar lo que veía, tal cual hacía en Sonoe.

Onírica miró ligeramente enojada a la pequeña hada que Walker había llamado Riko para luego seguir concentrada en lo que estuviera haciendo. Poco después, abrió los ojos con sorpresa y se giró hacia el grupo - Le he preguntado a Umhti qué debemos hacer para liberarlo de su dolor y su respuesta fue una imagen de Scarlet Bat. Umhti ha marcado a Scarlet Bat como el objetivo - y entregó una poción a Allan poco después, quien la tomó sin pensarlo dos veces.

Poco después, el rubio pudo ponerse de pie.

Miró a Riko una vez más ligeramente incómoda y empezó a seguir el camino que parecían haberles trazado - Sigamos -.