Partida Rol por web

Ben esta un ratito al loro, escuchando a la gente de refilon, en pose atenta y viendo como iban bajando los demás, hasta que Tae, el tipo del comité de bienvenida llama su atención explicando que las muñecas-lampara posiblemente se queden donde están por motivos puramente familiares, quien sabe... quizá en modo homenaje, recuerdo, o parte esencial de la idea que hizo que se levantara este museo-hotel... "las muñecas del yayo", o algo asi... en fin - ... estaba claro que no iban a retirarlas - piensa, es como si el hotel tuviera una temática de vampiros y las camas fueran ataúdes, es probable que a la gente le chocara, pero la temática es la temática... se ve que en este caso, han tirado de morbo, aunque hubiera sido suficiente con dejar alguna tétrica muñeca sentada en alguna de las sillas... al menos la gente tendría la opción de meterla en el armario... o tirarla por la ventana... o... algo. El caso es que el italiano ya casi esperaba que les contaran alguna leyenda o historia para no dormir sobre las muñecas como parte de un guion pensado para impresionar a la futura clientela. También estaba impaciente por ver lo que tenia que decirles la encargada, o la anfitriona, o quien tuviese que recibirlos oficialmente.

Ve llegar a Loren, la chica a la que se había acercado con anterioridad - Hola Loren, por aquí seguimos - le saluda nuevamente - y si... - le dice - parece que a algunos no les ha hecho ni pizca de gracia la espantosa lampara - le sonríe - es fea, eh? - ríe un poco, y sigue - ...pero también es lógico que no pretendan quitarlas ahora, en principio me imagino que llevara su cableado dentro de alguna compleja instalación - junta sus manos y las separa abriendo los brazos - en fin, supongo que tendremos que acostumbrarnos... - dice, dejando pasar unos segundos sin saber muy bien que mas decir, para finalmente preguntarle... - y bueno, vienes por las muñecas?... por el viaje? - sonríe de nuevo, tratando de ser amable (y de dejar a un lado las pautas de interrogatorio) - yo por el viaje, sin duda. Lo de las muñecas es bastante interesante, pero algo secundario, si hubiera sido una exposición de fentos creo que me hubiera apuntado igual, el caso principal era separarme un poco de mi trabajo... - le dice en tono amistoso.

Me encanta este lugar, no sólo iba a poder disfrutar de sus instalaciones sino que todo parecía dar a entender que también podría disfrutar de sus encantadoras huéspedes. Desde luego la rubia me parecía increíblemente divertida, y a pesar de su aspecto de Barbie californiana tenía su morbo también. Quizás pudiéramos divertirnos los cuatro juntos.

Eres muy amable Michelle, tú también eres toda una belleza. - Digo riéndome desenfadadamente. - He sido un maleducado, desde luego. También podrías unirte a nosotros, me caes bien y creo que los cuatro podríamos divertirnos mucho.

Luego devuelvo la mirada a Keelin disfrutando de su contrariedad. No parecía rechazar la idea de tener algo con nosotros, aunque había que tener cuidado si no queríamos asustarla de primeras. Realmente era una chica muy interesante.

Hay muchos hombres interesados sí, aunque no lo parezca es una afición fascinante. - Digo intentando que resulte de lo más normal. - E incluso puede proporcionar muy gratos momentos, el morbo está garantizado, Keelin. - Digo mirándole ahora a los ojos. - ¿Nunca habéis tenido fantasías con gemelos? Yo las tengo contínuamente.

Resultó cuanto menos curioso y no le pasó desapercibido a Noor, que según los demás inquilinos volvían a bajar de sus habitaciones, echaban un vistazo a los grupos y se decantaban por uno o por otro. Una de las divisiones más visibles era el de rango de edad.

As-salāmu `alaykum, saludó con una leve inclinación de cabeza a las nuevas incorporaciones. Sonrió especialmente a Esther, que por su acento consiguió identificarla como norteamericana. Incluso creía ser capaz de situarla en... ¿Nueva York? No, no estaba seguro. Hacía mucho que no viajaba a Estados Unidos por asuntos de negocios.

A Efrain se le veía cómodo entre Alice y Alec, ¿tendría hijos?, quizás trabajaba con niños. ¿Psicólogo infantil? Explicaría por qué se había unido a aquella experiencia.

Hikari sin embargo no resultó ser tan misteriosa. Resultaba sencillo saber su procedencia y cuando describió su trabajo, Noor paró de bambolear sus pies embutidos en babuchas y abrió los ojos. ¿Escritora de películas de miedo? ¡Qué trabajo más interesante! Lo primero que había pensado él al ver el muñeco-lámpara era que se parecía a uno que había visto en una película occidental de terror.

Nathaniel se presentó como coleccionista de muñecas. Muy parecido a él, pero ¿serían iguales?

De Amanda no fue capaz de sacar nada en claro...

Yo me llamo Noor ud-Din, se presentó con la mano en el pecho, a aquellos que no pudieran haberle escuchado. Creía que era buen proceder presentarse justo antes de dar una opinión.

Por alguna extraña razón, la muñeca del techo parece como si te vigilara, como si velase tu sueño. Recordaba como de pequeño, su madre solía contarle cada noche un cuento hasta que se quedaba dormido. Parecía manejar correctamente el idioma, aunque no podía evitar pronunciar las "p's" como si fueran "b's", o no ser capaz de sacar la "r", que quedaba como una "d" suave. A mi no me incomoda, de hecho me aporta paz, acabó con una ligera curva en la comisura de sus labios.

Podría haber comentado que él también coleccionaba muñecas. Que tenía una idéntica a cada una de sus esposas, pues siempre que su harén crecía, también lo hacía su colección. Mandaba crear cada muñeca a imagen y semejanza de sus mujeres. Pero no lo hizo, al menos no esta vez.

El tiempo pasó rápidamente en medio de sus conversaciones. Casi todas rondaban en el tema de la muñeca lámpara, aunque aquello llevó a otro tipo de conversaciones en muchos casos.

La hora iba llegando y todos van a paso lento hacia el lugar donde quedaron de encontrarse con la anfitriona principal. Ese lugar se caracterizaba por la pintura naranja en las columnas y paredes, además de estructuras arqueadas que marcan la entrada. Al llegar al lobby, notan un balcón en el costado izquierdo con una puerta negra, el cual termina en las escalas que llegan a donde se encuentran ustedes. Allí, se encontraba una mujer de rasgos claramente asiáticos, con un vestido negro, de corto plano, con zapatillas negras, mirándolos a todos y cada uno de ustedes al entrar. Una sonrisa se marcaba en su rostro y al ver que todos se encontraban conglomerados allí, baja las escaleras con suavidad, elegancia y paciencia.

Se estaba tomando el tiempo de analizarlos bien, para tratar de recordar las historias y motivaciones de cada uno.

- Buenas noches - su voz era gruesa pero gentil. La alegría de poder hablar con todos ustedes era notoria en su rostro. Termina de bajar las escaleras y continúa hablando.

- Están aquí porque yo, personalmente, he revisado y aprobado las solicitudes que enviaron. En cada uno de sus rostros puedo ver parte de esa historia que me han contado allí. Se preguntarán por qué es tan importante la historia si era sólo un ensayo para unas habitaciones. Bueno, la respuesta es sencilla. No es sólo eso. Hay algo un poco más profundo que eso. Quería inmortalizarlos a todos y cada uno de ustedes en una de mis creaciones y darlos a conocer como los precursores de esta iniciativa que, junto a mi hijo, hemos venido emprendiendo desde mi país natal - aunque en su acento se sentía su lengua materna, podían entender claramente lo que decía.

Camina por entre ustedes para tomar la punta del grupo y les dice - El acceso está muy limitado a secciones diferentes del museo porque hay muchas partes que siguen en construcción, pero aquello que más me interesa que vean es mi obra maestra. El orgullo de mis años como fabricante de muñecas - guiña un ojo y hace un ademán con la cabeza para que vayan detrás de ella.

Todos la siguen y pasan a través de un pasillo corto con dos escalones, el cual los conduce a un salón más grande, con el suelo en madera, tallado con sumo cuidado. En las paredes, una estantería blanca, con compartimentos cuadrados, idénticos uno de otro, con muñecas de todo tipo en cada uno. Había muñecas de todas partes del mundo, por lo cual, cada uno de ustedes pudo sentirse identificado con una región. Eran tres paredes de alrededor de cuatro metros de alto las que componían esta inigualable colección.

La anfitriona se acerca a Keelin y la toma de la mano, guiándola con suavidad hacia una parte especial de la estantería. Extiende su mano y Keelin observa el lugar. Era ella. Logran apreciar la muñeca y pueden ver que capta la esencia de Keelin perfectamente. La expresión de sus ojos, la forma en que sus mejillas se ven cuando sonríe, el brillo especila de su piel. Todo es absolutamente perfecto, incluso el estilo de vestir. - La señorita O'Connor me concedió el honor de ser una de mis modelos. Ahora, quiero que sepan que todos se encuentran aquí - espera algún tipo de respuesta y le indica a Keelin que vuelva con el grupo. Quería que todos sintieran de alguna manera que hablaba para todos.

- Sé que, tarde o temprano, se encontrarán entre estas muñecas a ustedes mismos, pero eso irá ocurriendo - ella deja que admiren por un momento las muñecas. Realmente, eran obras de arte. Cada una que detalles finos, diferentes miradas, emociones, formas faciales... No había una sola muñeca que se pareciera a la anterior y todas tenían un rasgo que las hacía especiales. Llegaron a creer que los seguían con la mirada pero debían convencerse que era solamente un espejismo.

Después de quedarse maravillados tratando de encontrarse a ustedes mismos, la mujer aplaude una vez y les dice - Hay algo más que quisiera mostrarles. Es la pieza maestra de mi colección, aunque debo dejarle el crédito de su creación a un fabricante de muñecas perdido en la historia. La encontré hace algunos años junto a la tumba de un hombre. Parecía estar allí, llorando su muerte, pero quise traerla y restaurarla para que su arte no se perdiera en el tiempo - una forma cilíndrica se veía bajo una manta roja, aunque no sabían bien por qué, aunque al retirarla, se disiparon. Un contenedor de cristal protegía a la muñeca, la cual se diferenciaba mucho de las otras. Su mirada era triste y solitaria. Parecía añorar siempre algo - Es hermosa, ¿No es verdad? - la mujer suspira al verla una vez más. Su cabello llegaba hasta su cintura y su vestido rojo tenía unas hermosas flores rosas tejidas con hilo. Una verdadera obra de arte.

Todos la miran detenidamente, pero hay algo que a todos les inquieta. Su mirada baja. Casi como un reflejo, agachan un poco la cabeza para ver su rostro completo y ahí, algo extraño sucede. Sus ojos comienzan a moverse, aunque la anfitriona parece no notarlo. La calma del momento se rompe y todos se mueven hacia atrás. Parece que la anfitriona los mira angustiada pero no se mueve de su posición, mientras que la muñeca mira hacia donde se encuentran. La anfitriona mira aterrada y la muñeca emite un grito ensordecedor. No saben cómo lo hace pero su lamento es similar al de una harpía. Las ondas de su grito atraviesan su corazón y sienten cómo su pecho se quema al contacto.

Escuchan un grito y pueden ver que la anfitriona cae al suelo, al igual que la muñeca. La anfitriona tiene los ojos blancos y la boca abierta, mientras convulsiones fuertes acompañan su agonía. Todo el personal del hotel parece tratando de socorrerlos, mientras que Tae Seung corre hacia su madre. La mueve con fuerza pero la mujer no responde. ¿Qué sucede aquí?

El hijo mira desesperado y clama por ayuda pero la ayuda no llega. Todo el servicio está ocupado atendiendo a alguno de ustedes. Todos se miran confundidos, mientras se van recuperando de la desagradable sensación, aunque parece que la mujer no podrá hacerlo. Su hijo trata de reanimarla pero no parece saber muy bien lo que hace, así que llora desesperado al lado del cuerpo inmóvil de su madre.

Se dirige hacia todos y los mira - ¡Sé que alguno de ustedes tiene algo que ver! ¡Lo sé! - su tono de voz va bajando de a poco - mi madre era una mujer saludable y fuerte y ahora... - uno de los mayordomos se lo lleva y otros dos suben a la mujer nuevamente por el balcón de la entrada, hacia la puerta negra. Lo más seguro es que esa fuera la habitación de la mujer.

El joven se abrazaba los brazos y se balanceaba mientras repetía - No estamos seguros, vamos a morir... - una y otra vez, con una risita nerviosa.

El servicio se encuentra tan contrariado que no sabe qué hacer con ustedes, así que les trae una taza de té caliente a todos, mientras tratan de descubrir qué es lo que ha pasado. Mientras tanto, aquella muñeca sigue en el suelo.

La conversación es amena con los compañeros nuevos del grupo, subitamente aparece la anfitriona y nos guía a una habitacón llena de muñecas, es fascinante el lujo de detalles con el que están hechas cada una, parecen como fotografías en 3D de mujeres miniatura. De repente nos detenemos frente a una muñecatan real que daescalofríos verla, la sensación de incomodidad al ver esa muñeca es enorme, y la gota que derramó el vaso fué cuando se sintió claramente que movió los ojos. Un grito sorpresivo viene de adentro de la muñeca, esta gritando y por mas que Efraín se tape los oidos, igual le escucha. Coloca una mano en su pecho una vez termina el gritoensordecedor y ve como la muñeca ha caído al piso, junto con la anfitriona la cual esta convulsionando y los del servicio comienzan a socorrerla.

Tae llega corriendo al lado de su madre y nos acusa de algo que obviamente no hemos hecho... Pero se comprende pues cualquiera se asustaría en una situación asi y al no saber que hacer, soltaría cualquier mal rollo contra todo aquel que no conozca.

-¿Qué demonios fue eso? Ustedes lo escucharon tambien, cierto? Si esto es parte del espectáculo que nos quieren presentar, ya se están pasando de la raya- Dice eso mientras recibe una taza de té que trajeron para todos las chicas del servicio, se veían tan nerviosasy asustadas como cualquiera, casi que mecánizadas; seguro la anfitriona les dejó la orden de que si algo malo pasaba, sirvieran té para matar tiempo mientras buscaban alguna solución.

-Oye Tae, disculpa...- Le dice al hijo de la anfitriona -Siento que le haya pasado esto a tu madre pero, ¿Por qué dices que todos vamos a morir? Sabes algo que nosotros no sepamos? Tengo entendido que las muñecas guardan los deseos de sus antiguos dueños, y parte del alma de sus creadores, y muchas otrascosas por el estilo. Ya he leído alguna que otra cosa respecto a eso, y por eso me uní a este viaje, por lo paranormal que rodea a las muñecas. ¿Hay algo que nos puedas decir respecto a lo que acaba de pasar?- Dice Efraín dirijiendose a Tao pero en un tono de voz suficientemente alto para que cualquiera en la habitación lo pueda escuchar.

Cuando llega la hora de la visita guiada respiro con cierto alivio, y al comenzar a moverme se me hace evidente que me encontraba aún más tensa de lo que creía. Bueno, es algo normal. Aunque al menos ha servido para algo.

Después de que nuestra anfitriona baje las escaleras escucho su discurso con atención. Teniendo en cuenta que era quien pagaba por todo esto era lo menos que podía hacer a cambio. Luego sigo sus pasos con los demás, pasando a la sala que desea mostrarnos, y mis ojos se abren con sorpresa al ver la cantidad y calidad de las muñecas que había allí. Lo cierto era que nunca había visto algo así.

Sin embargo nada era comparable a la pieza que nos enseñó en último lugar. Estaba claro que aquel mundo de muñecas era mucho más de lo que yo había imaginado: viendo un ejemplar así no me extrañaba que alguien quisiera hacerse coleccionista.

Un grito agudo se ahogó en mi garganta cuando ella movió los ojos, y no pude evitar dar un par de pasos hacia atrás por la impresión. Humor oriental... Pensé antes de liberar un largo suspiro, con una sonrisa aún un poco incómoda en mi cara. Pero al ver la mirada de nuestra anfitriona y luego escuchar ese terrible grito algo dentro de mí fue difícil creer que se tratase de una broma.

Entonces los acontecimientos comenzaron a precipitarse, y sólo pude buscar con la mirada a los niños de la reunión, esperando que no tuvieran que ver aquello. Aún así las palabras de Efraín segundos después me hicieron acercarme a él. Aquel hombre estaba siendo tan desconsiderado como sólo un ser incivilizado podría ser. Con seriedad me quedé un par de pasos por detrás antes de carraspear para llamar su atención.

- ¿De verdad cree que es el momento adecuado? - Le pregunté.

Lisseth bajó de su habitación con calma, llegando de las últimas a la recepción. Se acercó en silencio hacia el grupo con el que estaba en la fiesta, pero se puso detrás de ellas sin decir nada, en silencio total. Minutos más tarde se acercó la Encargada y les hizo un pequeño discurso de bienvenida. La escuchó en silencio con los brazos cruzados. La siguió junto a todo el grupo de personas hasta la ala de las muñecas.

Son más reales de lo que pensaba. Miró todas las muñecas con los ojos como platos y la boca abierta.

Al final cuando descubren la última muñeca, frunció el ceño. No pudo evitar dar un paso hacía atrás cuando la muñeca le devolvió la mirada.

Imposible, esto tiene que ser una broma.

Pero segundos después, cuando la anfitriona gritó y calló al suelo, se dio cuenta de que no era una broma.

Frunció el ceño al escuchar a Efraín- Creo que este no es el momento... 

Despues de que Noor ud-Din se presentara un hombre con aspecto simpático se acerco y se presento, luego les pregunto sus nombres, Alicia se quedo un momento callada, a ella nunca se le había dado demasiado bien relacionarse,reacciono y tímidamente respondió -Hola,yo Alicia- dijo esbozando una sonrisa, Efraín siguió hablando-Yo...yo no esperaba tantos adultos- baja la cabeza -y menos tantos hombres- se sonroja -No debería haber dicho eso- pensó, entonces se acerco una mujer con aspecto de madre y bastante nerviosa -Tranquiliza no ser la única que esta así-pensó Alicia,levanto la cabeza y respondió un si con ella a la pregunta de Esther.

Después se fueron acercando unos cuantos mas, Alicia se presento de nuevo -Yo soy Alicia, encantada-sonrió fugazmente, siguió la conversación del grupo sin participar en ella mientras se tocaba nerviosamente un mechón de pelo. La hora a la que habían quedado fue llegando, así que todos fueron al lobby al encuentro con la encargada, al verla Alicia pensó -Es muy joven para ser la madre de alguien tan mayor como el muchacho que nos dio las llaves-,inclino la cabeza levemente hacia la derecha y se quedo mirándola.

La encargada les guió hasta una habitación completamente llena de muñecas, Alicia callo en un mal habito y sin darse siquiera cuenta comenzo a contarlas sin prestar demasiada atención a lo que pasaba a su alrededor,hasta que un horrible grito la saco de su ensimismamiento,al mirar de donde provino puso un gesto de horror en la cara dio un paso para atrás y se quedo petrificada -No..no..no-

Keelin casi agradeció que comenzase la visita guiada para poder evitar responder a la pregunta tan directa de Louis en un hall lleno de gente. Simplemente le dedicó una sonrisa bastante significativa y comenzó a caminar tras la anfitriona con las mejillas aún ligeramente ruborizadas.

Contempló impresionada la sala llena de muñecas que les mostró, girando sobre sí misma y tratando de verlas todas a la vez. Imposible. Había demasiadas y tenían tantos detalles que debería quedarse varios minutos contemplando cada una para poder apreciarlas de verdad. Sonrió a la mujer cuando la mencionó y le mostró su muñeca. Llevaba bastante tiempo esperando poder verla y lo cierto es que le resultó impresionante. El acabado y el parecido con ella misma eran increíbles. Realmente era un trabajo exquisito. - Es sencillamente impresionante... Muchas gracias por este increíble trabajo. - Dijo, alzando la vista admirada hacia la anfitriona.

A Keelin le entraron unas ganas tremendas de hacerse una foto con su muñeca en ese mismo momento, para poder subirla a twitter, pero era completamente inapropiado en medio del discurso de la mujer, así que guardó la idea para después y con una sonrisa satisfecha volvió a su sitio entre la gente, deseando escuchar más.

Contempló la pieza estrella de la exposición y ladeó un poco la cabeza para poder verle la cara. Al ver cómo la mirada de la muñeca se movía, Keelin contuvo la respiración y dio un paso hacia atrás, tapándose la boca con la mano y sin apartar los ojos de la muñeca. Todo empezó a suceder demasiado rápido entonces. El corazón de la joven galopaba con fuerza en su pecho y un grito salió de sus labios al ver caer a su anfitriona al mismo tiempo que la muñeca se desplomaba. 

Mientras trataban de reanimar a la mujer, Keelin todavía permaneció varios segundos con la mano en la boca y los ojos muy abiertos, contemplando horrorizada lo sucedido. No entendió las palabras de Tae, ni se sentía con fuerzas para acercarse a hablar con él o con los demás.

Reaccionó cuando alguien del servicio le ofreció una taza con un té caliente y lo tomó con ambas manos, parpadeando con fuerza. Buscó la mirada de las personas con las que había hablado antes, tratando de saber si habían visto lo mismo que ella. - ¿Lo habéis visto? La... La muñeca... - Balbuceó, impresionada por lo sucedido. Tomó aire antes de seguir hablando. - ¿Creéis que era una especie de truco? - Preguntó en un susurro, tratando de no molestar al hijo de la afectada, que parecía estar en estado de shock y echando breves vistazos a su alrededor, todavía asustada.

Cuando bajo de la habitación me encuentro bastante incómodo y me mantengo bastante apartado a lo largo del rato que pasa hasta que viene la encargada del lugar. Mis dedos juguetean sobre el cuero de la libreta nerviosamente, y tensan y destensan el elástico que la mantiene cerrada.

Pero el espectáculo que viene después hace que me quede paralizado. Esta gente se está tomando muy en serio lo de las experiencias sobrenaturales y extrañas que supuestamente ocurren aquí. Pero... ¿y si son verdad? Me quedo bastante pálido al ver a la mujer caer y cómo dice que todos vamos a morir. Normalmente no me creería nada, pero el golpe que he sentido en el pecho después del grito de la muñeca y lo que he visto hasta ahora en solo un par de horas ya han resquebrajado mi incredulidad. No obstante, al mirar al resto de personas voy serenándome y componiendo mi habitual cara de imperturbabilidad. Me esfuerzo en hacer una media sonrisa y eso me ayuda a reafirmarme sobre lo que creo que está pasando.

—Vale... si es que ya tardaba en pasar algo como esto. ¿Qué pretenden? ¿Hacer ahora un juego de la Herencia de la Tía Ágata? —me río—. Bueno... precisamente esto es lo que me esperaba... Y dudo que esté realmente muerta, ¿hay algún médico que lo pueda comprobar? —abro mi libreta y empiezo a tomar notas aceleradamente, manteniendo mi amago de sonrisa.

Mientras continuábamos esperando a la encargada un compañero más de unió al grupo, Noor tenía un acento dulce que resultaba muy agradable de escuchar, pero no podía estar de acuerdo con él. –Un placer Noor.- me incliné ligeramente a modo de respeto.- Supongo que todos tenemos nuestra impresión sobre la lámpara, pero paz no es lo que me provoca.- Sonreí  divertida, me quedaba claro que cada uno tenía sus recuerdos referentes a las muñecas pero, en mi caso no eran precisamente agradables. Mis padres me regalaban muñecas de todo el mundo como si pudieran sustituir su cariño y su compañía.

La conversación se vio interrumpida por la aparición de la encargada, todos la seguimos hasta una sala donde escuchamos atentos la historia de sus creaciones. La idea de una muñeca fabricada igual que yo no me agradaba en absoluto, eran demasiado reales.  En ese momento la encargada descubrió la pieza que mantenía oculta y cuando la vi se me pusieron los pelos de punta. Casi salté hacia atrás preparada para salir corriendo cuando los ojos de la muñeca se movieron, no podía ser verdad, miré la habitación en busca de alguna cámara o dispositivo que justificara esta puesta en escena. Me tapé la boca ahogando un gemido, que se quedó atascado en mi garganta, cuando sonó el agudo grito de la muñeca y la encargada se desplomó entre convulsiones. –No está bien, no es bueno, no se debe sacar nada de un cementerio.- murmuré temblando de forma descontrolada.

Todos se pusieron en movimiento atendiéndonos mientras Tae trataba de ayudar a su madre, no podía dejar de mirar como si me hubieran congelado en el sitio. Las acusaciones del joven me espabilaron y le miré atónita, cómo podía pensar que teníamos algo que ver,  era su muñeca la que había hecho esto, estaba segura de ello. El joven estaba en estado de shock pero decir que íbamos a morir me aterrorizo, dónde me había metido.

Escuché a Keelin preguntar si era un truco, traté de serenarme antes de hablar y aun así no pude evitar que la voz me temblara un poco.- Trabajo en el cine, si es un truco, el que lo ha hecho es un genio.

Michelle dio un gritito, y retrocedió, alejándose de la muñeca y de su dueña, que convulsionaba de manera impactante. El discurso de su hijo, Tae Seung, tampoco ayudó a mejorar la situación. Nerviosa y asustada, miró alrededor- ¡No tiene gracia! ¡Ya basta! Lo de las muñecas diabólicas de las lámparas tiene un pase, pero esto... ¡Esto es demasiado! ¡No me gustan las películas de miedo! - su voz evidenciaba que estaba a punto de echarse a llorar.

Se abrazó a si misma, y se situó detrás de Keelin y los gemelos- Como mi cara salga en un programa de cámara oculta pienso hablar con mi representante. Yo no me he apuntado a este viaje para que estén jugando conmigo de esta manera. Y el post de mi blog va cada vez peor...

Todo había pasado demasiado deprisa: Hacía un momento, parecían divertirse, entonces entró la anfitriona, que les enseñó varias figuras... Y al enseñarles una en concreto, la que mas trasfondo tétrico tenía, sucedió algo horrible...

Andy se encontraba reticente a creerse que aquello estuviese sucediendo de verdad. Se giró para mirar a los demás, y encontró que no era el único que pensaba por el estilo...

Aunque la espuma por la boca, los ojos en blanco y las convulsiones.. Era tan real...

Se mantenía en parte tranquilo, pero solo por el hecho de que se estaba autoconvenciendo de que aquello era algo inventado, y no había pasado realmente. Era mejor pensar aquello que perder la cabeza en aquel mismo instante.

Cerró los puños tratando de liberar tensión. Respiró profundamente..

-Mierda.

Comentó en voz alta...

-No tiene puta gracia, si es una broma ¿Me oís? 

Comentó en el mismo tono de voz, esperando que alguien lo escuchase. Alguien de la dirección, claro.

-¿Venimos a un show de muñecas y nos reciben con una lámpara tétrica, y ahora con un show de una muerte? Parece el inicio de una puñetera película de terror, joder.

Se giró a sus compañeros, y casualmente el que tenía mas cerca era Kenneth, con quien ya había hablado en la fiesta anterior.

-¿Como se les ocurre hacer esto ahora? No lo entiendo, de verdad que no.

—Marketing, amigo... Marketing... —digo, sin quitar la mirada de lo que estoy escribiendo—. Toda leyenda negra atrae a los curiosos. Míranos a nosotros... ya ha habido bastante afluencia. Si encima los primeros curiosos se ven envueltos en estos, ¿qué crees que será lo próximo? La puta CNN en nuestras narices. Lo único que espero... es que sea un teatrillo, y que no estén matando a gente de verdad... porque entonces sí que son palabras mayores. Y entonces quizás sí tenga que investigar bien investigado toda la mierda de fantasmas y cosas que haya por aquí.
 

Pues parece que todos opinamos lo mismo. Las lamparas son bastante feas la verdad. Le contesto mientras seguia el murmullo. La razon de mi viaje es por que queria conocer mundo, ya que apenas sali de mi pueblo, a parte de experimentar sensaciones nuevas. La verdad era que venia por un hecho relacionado con mi hija y una muñeca, pero eso era un secreto. Pense a mis adentros.

Así pasaron los minutos hasta que llego la encargada. Por sus rasgos parecía ser de japón, pero hablaba bien el idioma del país. Nos indica que la sigamos y pasamos a una estancia muy grande con tres estanterias llenas de muñecas. Quedé maravillada ante tanta exquisitez. No era mi pasion sin duda, pero me gustaban. Viendolas exactamente pude reconocer el estilo parecido de una muñeca similar a la de mi hija. Había leído cosas sobre el alma de las muñecas y esperaba encontrar algo aquí. Cuando nos explica que quieren hacer muñecas a imagen y semanjaza nuestra, quedé agradecida y esperaba poder llevarme una igual a mi casa. Pero ese efecto cuando la señorita O'connor parecio entregar como su esencia a la muñeca, me asuste y me lleve las manos a la boca, sin decir nada. No puede ser!!!

Pensé detenidamente que si que habia algo de verdad en las leyendas. Pero algo estremecedor fue cuando descubrio la gran muñeca que había en el cristal. Esa cabeza gacha parecia estar llena de tristeza. Esos rasgos tan perfectos transmitian gran melaconlía. Cuando la miro... Suuss ojoo!!!! Iba a gritar al momento que se movieron, pero un grito ensordecedor hizo que me tapara los oídos al no soportarlo y ver como la encargada como la muñeca se caen. Mi corazon empezó a palpitar rapidamente y no pude mas decir, luego que el ruido desaparecio: LLAAA MMUUÑECAA LAAA HAA MATADDO!!!! ESTAAA VIIIVVAAAA!!!!! Grité con todas mis fuerzas señalandola con el dedo temerosa. Sin dude quede bastante asustada. Mientras señalaba con mi mano derecha tape mi boca, asombrada por lo visto. El resto de compañeros parecian soportar mejor lo visto, pero yo no podia.

Alec miró horrorizado la muñeca cuando esta tomaba vida. Retrocedió lentamente, alejándose de ella. Ahogó un grito y escuchó aquel impactante grito que parecía salir del mismo infierno. El gritó lo dejó inmovilizado, pero no pudo apartar su mirada de la anfitriona y la muñeca.

Cuando todo acabó, el rostro del rubio se había vuelto pálido y tuvo que reprimir unas arcadas, mientras se apoyaba en la pared más cercana para recuperar el aliento. El corazón le latía tan fuerte que podía sentir su fuerza. Sus ojos estaban vidriosos y no podían apartar la mirada de aquella mujer que seguía tirada en el suelo. ¿Qué ha sido eso? ¿Está... muerta?

El joven parecía a punto de perder la compostura. No parada de mirar de un lado para otro, mirando las muñecas de la estantería, con si fuera la visión más terrorífica de todas. No parecía escuchar al personal que intentaba calmarlo, estaba demasiado angustiado.

Hasta ahora todo eran comodidades, Amanda recordó la sensación que sentía cuando todo empezó. Gozo. Pero la situación había cambiado en poco tiempo, una mujer muerta, y lo que era más increíble... muñecas involucradas. Menuda manera de descubrir que lo sobrenatural existe.Había dado, como decía el refrán, con su gozo en un pozo.

-Dios mío- dijo, sacando a relucir su educación cristiana aunque ella no fuera una creyente- esto... no es real.

Para colmo, el hijo los acusaba a ellos. Pero, ¿cómo podía hacerlo? ¿acaso ellos no eran también víctimas? Si algo le atemorizaba más que el que la muñeca volviera a atacar era que el hijo de la encargada tuviera razón.

Efraín se asombra un poco cuando un par de mujeres rubias, una muy joven y otra con un aire más maduro, se quedó pensando un segundo mientras calmaba la expresión en su rostro y poniendo una mirada seria les dice con voz calmada pero denotando la firmeza desu convicción -Y  qué pretenden? Qué les ocultemos la verdad y les creemos una fantasía? Yo fuí joven como todos ustedes, trabajo con jovenes pues soy docente, y no hay nada que un adolescente odie más que le estén ocultando lo que ellos ya saben- Ya todos vieron lo que había sucedido, observaron como se había puesto el hijo de la anfitriona y era obvio que el supiera algo. Simplemente hizo un gesto de negación con la cabeza, aún le costaba creer como en estos tiempos todavía existía gente que pensaba que los niños eran una "raza inferior", el sabía tan bien qué un niño era capaz de entender cosas tan bien como los adultos, y estos dos jovenes que estaban en el grupo, ciertamente ya no eran niños.

Luego Efraín se dirige nuevamente a todos los que están ahí presentes -Yo vine aquí además de unas vacaciones gratis, vine por lo paranormal que engloba a las muñecas; pero jamás pensé que fuese lo primero que vieramos al estar aqui, no se si esto es un espectáculo preparado, pero no lo creo. Esto no es lo primero extraño que ha pasado esta noche, yo siempre he podido percibir cosas... Pero esta vez es demasiado fuerte... Y no puedo quedarme callado y ocultarlo...- Va bajando poco a poco su voz junto con su mirada hasta hacer una pequeña pausa mientras observa "la muñeca" en el suelo, luego vuelve a levantar la mirada y dice -... Es tan fuerte, que me es imposible creer que yo sea el único que se de cuenta de esto. Y estoy seguro que Tao sabe más de lo que nos está diciendo-