Evan y Kyle llegaron a las cocinas con un jabalí que cargaban entre ambos. 

Al mayordomo se le veía henchido de orgullo, sus ojos brillaban de la emoción. Si bien Kyle traía la caza habitualmente para Evan era la primera vez y estaba emocionado con ello.

Kyle Ironsmith:

              El Jabalí era bastante pesado, pero entre Evan y Kyle pudieron llevarlo facilmente hasta las cocinas. Al aparecer por las cocinas, los sirvientes dejaron lo que estaban haciendo para admirar la pieza. Algunos empezaron a asentir mientras miraban a Kyle a modo de aprobación, como solian hacer cuando este aparecía con buenas cazas. Esta vez, Kyle no se llevaría toda la gloria, y en seguida empezó a negar con la cabeza mientras se explicaba - Este no lo he conseguido yo sólo, vuestro jefe, Evan, me ha ayudado a cazarlo. Estoy seguro de que el próximo lo traerá él sólo.

 

 Ante el comentario de Kyle Evan rió un poco.

- Quizás si se trata de algo más pequeño - No podía ocultar su felicidad, buscó con la mirada a Sebastian para decirle -Sebastian, ¿Dónde te dejamos este manjar?-

Sebastian miró el jabalí. Era un gran ejemplar. Estaba seguro de que Kyle estaba siendo humilde.

- Podéis dejarlo allí, en el suelo - dijo mientras señalaba a una zona de la cocina donde había bastante espacio para el animal. - Yo me encargaré de limpiarlo, aunque llevará un buen rato con semejante bestia -.

- Ambas cosas.- dijo John por respuesta y despues decidió dar una opinión mas lograda.
- El vino te pone nostálgico, personalmente siempre he visto el zumo de la uva como licor para señoras.- comento sin pretender insultar, era solo su forma de decir las cosas y aunque no lo pareciera estaba siendo muy medido con sus palabras.- Existen otras bebidas mas masculinas, que dan ganas de empezar una pelea en una taberna, de dormir o de hacer un hijo con la primera fémina que se cruce en tu camino... deberías probarlas.

Dicho esto paso al tema principal.- Por otro lado no es mala idea incentivar a la tropa, pero no por un arbitrario sorteo. Marcando algún tipo de meta y quien la logre reciba una tarde libre o algo parecido. Pienso que es una buena idea.
John resoplo.- También podríamos... podría.- dijo autocorrigiendo se.- ser mas amable en general y felicitar mas a menudo por el esfuerzo. Sé que tengo días malos demasiado amenudo y levanto la voz con demasiada frecuencia. Ellos no son soldados, debo reconocer que adaptarse a esto no es tan fácil como imaginaba.

John escucho voces y entro en la cocina con el ceño zuncido.- ¿¡Que hace todo el mundo en la cocina!?.- pregunto viendo la reunión que se había formado. Al abrirse paso vio a la bestia cazada y sonrió.- Es en verdad una buena pieza, las he cazado más grandes pero no esta nada mal.- comento dejando a un lado su mal genio habitual.
-Sebastian, asegúrate de que despues se limpia toda la sangre a conciencia. No quiero que esto se llene de moscas ¿De acuerdo?.- pregunto al muchacho, aunque sabia que era un buen muchacho y no tomaría su indicación en consideración.

Mientras dejaban el animal donde les había indicado Sebastián Evan escuchó las palabras de John.

-Las habrás cazado más grandes, pero no armado con una piedra- dijo con el buen humor que le caracterizaba. Esperaba despertar interés en los presentes, pues el comentario de la piedra prometía una gran historia detrás, o esa era la intención de Evan.

Una vez dejada la caza en el suelo pasó un brazo sobre los hombros de Kyle para agarrarlo afectivamente y siguió - hacemos un buen equipo ¿verdad Kyle?. - y observó a los presentes, tratando de adivinar en sus caras lo que podían estar pensando.

Sonrió ampliamente a John, pues no podía ocultar su entusiasmo y de algún modo esperaba que se sintiese orgulloso de él.

Sonrió a John. Apreciaba a aquel hombre curtido por la batalla y la vida. Apreciaba su sinceridad y que no disfrazase las cosas. Era un hombre de los que van de frente, cosa que no se daba tan a menudo como se solía esperar. Todo eso inspiraba confianza a Evan.

- un poco damisela puede que sí sea- le dijo divertido por el comentario de su amigo - hemos de ir a una taberna para beber juntos como hombres. Espero que no tengas que detenerme por golpear los puños de otros hombres con mi cara. Prefiero que debas parame por satisfacer a demasiadas mujeres. Viéndome tan dispuesto seguro harían cola y podría terminar muerto de agotamiento.- rió un poco.

-En cuanto a premiar por objetivos creo que tienes razón, es mejor que mi idea inicial. Confío en tu juicio, por eso me parece correcto si eres tú quien plantee los objetivos y los de por logrados o no. He visto muchos jefes con favoritismos o cosas peores, pero se que ese no es tu caso.
- En cuanto a tratar más dulcemente al personal no lo veo mal, pero no quiero que te obsesiones. Cada uno tenemos un modo de ser y no veo porque debes cambiar tu el tuyo. No veo nada de malo en ti, pero en tu mano está si deseas hacerlo, pero quiero que sepas que yo no te lo exigiría. Si lo haces será por ti. Se aprecia que eres una gran persona, noble y bondadoso, por más que tu voz sea fuerte y tus formas un tanto toscas en ocasiones.
- ¿quieres darles tu la buena noticia o prefieres que lo haga yo?-dijo refiriéndose a la recompensa por trabajar bien y duramente.

Kyle observó atentamente las reacciones de los presentes y sonrió cuando Evan aseguró que hacían un buen equipo - ¡Desde luego! Armados sólo con piedras podríamos abastecer a todo el castillo. 

Ver a su amigo tan animado era contagioso.

No pude evitar reírme de haber aquellos hombres, intentando lucirse de sus hazañas casando así que me reí en voz alta y dije:

- Veo que como siempre solo sabéis hablar, hasta yo podría haber cazado algo así...- digo de forma irónica, obviamente no iba a poder con ese pedazo animal pero cualquiera de la sala sabía que se me daba tan bien el cazar como cualquiera.- Si no les importa, caballeros... agradecería que nos dejaran seguir trabajando.- digo todavía sonriendo, viendo tales hombres convertidos en chiquillos como se divertían.

Sloth sabía que cargos nuevos debían hacerse respestar entre sus seguidores. Sloth sabía que muchos trataban de mostrarse cercanos, otros trataban de mostrar su fuerza o su pericia. "Eh", decían "Miradme, soy el nuevo jefe que necesitáis". Vio el jabalí, un buen tamaño, una buena caza, pero todo lo que había a su alrededor; el reconocimiento, el bla, bla, el celebrar la grandeza de uno mismo. Aquello le quedaba lejano a Sloth, él no entendía. Él no hablaba por él. Sloth hacía su trabajo y dejaba que el trabajo hablase por él.
Se mantuvo callado. Esbozó una sonrisa cuando Gwen mencionó que ella misma podría cazar una pieza como aquella. Y la creía. Seguramente lo haría sin montar tanto escándolo.
—Sloth piensa que si Maese Ross y Maese Ironsmith no encuentran piedras con las que cazar de seguro podrán dar muerte a un jabalí solo con sus palabras—emitió una sonrisa, torcida pero sincera. ¿Había hecho una broma? ¿Una de risa fácil o una de esa que envenenada corazones? Sloth no sabía, solo bromeaba, pero a veces se pasaba.

Rió sonoramente. 

-¡Venga! no seais fanfarrones, si supieseis cazar como Kyle estaríais haciendo su trabajo en vez del que realizáis.- 

Sonrió a Gwen - Gwen... sin por tan buena cazadora os tenéis quizás quisieseis acompañar a Kyle en una de sus cacerías. Quien sabe, es posible que esteis desaprovechada aquí. En serio, y en todo caso pasariais un buen rato -

"y quizás surja el amor" pensó para sí mismo.

-Y vos jovencito- espetó dirigiéndose a Sloth con un falso enfado y sabiendo que de joven no tenía ya nada -Un día de estos deberé tener una charla muy en serio contigo- después sonrió. 

-Nota: Entiendo que este apartado es para narrar historias ajenas a las de la historia principal, asi que aprovecho para escribir un poco sobre el personaje, lo siguiente no tiene ninguna relacion con nada de lo que se alla escrito antes-

(1/2) Furia de Coloso.

El coloso observa a Randyll Tarly, es un autentico señor, algun dia sera asi. El sueño de Swann es convertir su pequeño territorio en un gran dominio, rico y abundante, algo utopico donde toda la gente sea feliz. No es que sueñe con esto por que si, los Grizzli desde pequeños se juntan con la plebe, es casi una tradicion de su territorio que almenos una vez al mes todos los habitantes se junten a comer y conversar al aire libre. Segun el padre de Swann, un pueblo unido, puede incluso contra el mas grande ejercito.

Vado Ceniza, Swann no entiende que planea Robert al intentar capturar el poblado, quiza quiera asegurar el flanco occidental de las Tierras de las Tormentas, es logico, pero el ejercito Tyrell es uno de los mas grandes del reino, arriesgarse a esto es ridiculo, una derrota como la que se avecina pondra fin al conflicto.

Swann maldice estar del lado equivocado, sabe que el ejercito rebelde sera exterminado, pero luchan por una causa justa, Aerys II esta demente, lo que le hizo a la casa Stark es imperdonable, pero su padre afirma que si la Casa Grizzli desea subsistir, mejor estar del lado seguro, Aerys es viejo y debil, tarde o temprano morira y entonces Rhaegar sera rey, en eso depositaran todas las esperanzas.

Su padre tambien es admirable, tiene casi 50 años y aun marcha a la guerra, lo ve a unos pies de distancias, con su armadura con pelaje de oso, el mismo la hizo. Su espadon cuelga de su espalda mientras avanza y las patas de los caballos se hunden en el suelo. A lo lejos ve los brillos de las armaduras rebeldes, no es la primera batalla de Swann pero aun no evita ponerse nervioso al ver lo que se aproxima, teme por su vida y por la de los otros 58 hombres que vinieron desde El Bastion del Oso. 59 hombres, una vieja tradicion Grizzli que consiste en viajar en numeros primos, numeros indivisibles, representantes de la union.

Sabe que no todos podran volver a casa, estan en una guerra, pero seran recordados, la gente del Bastion es grande, con una media de 6 o 7 pies de altura son ideales para la Vanguardia, puesto que ocupan sin ninguna queja, no son barbaros, no disfrutan de las matanzas, pero nunca temen a las hazañas, sienten una inexplicable necesidad de convertirse en heroes.

Entonces todo cae en el silencio, las aves vuelan, Tarly levanta su arma, al otro lado Baratheon hace lo mismo.

-¡A la carga!-

Año 289

Después de 4 años luchando en la Rebelión de Robert, Kyle regresó a su hogar, al hogar de los Ironsmith. Su tio, Ser Torren Ironsmith, al cual había servido de escudero, había fallecido hacia un mes. Ahora Kyle esperaba encontrarse con su hermana Fiona, quien seguramente le habría echado mucho de menos. 

Al cruzar las puertas del castillo, el guardia no le reconoció, cosa normal ya que se había ido siendo un niño y ahora era un hombre. En cuanto le dijo su nombre, el guardia anunció su llegada mientras se disculpaba por su mala memoria. Kyle no era tan arrogante como la mayoría de los nobles, así que le sonrió y le dijo que  no se preocupara.

Al anunciarle, mucha gente salió al patio principal para saludar y curiosear. Mientras Kyle devolvía saludos y respondía preguntas, buscaba a su hermana con la mirada. Al divisarla entre la multitud, Kyle se bajó del caballo y corrió hacia ella para darle un abrazo - ¡Fiona!

La marcha de Kyle a la guerra dejó a su hermana muy triste. Fiona pensaba que se iba a quedar sola en el mundo. Con tan solo 14 años se preguntaba que perspectivas de futuro le esperaba. Era demasiado joven y había tenido la suerte de crecer protegida por los hombres de la casa. 

Se quedó a cargo de la abuela Ironsmith quien estaba mal de salud y era un estorbo para el hermano mayor y actual señor de la casa, Lord Thorgen. Ella era su principal compañía. Sabía que la anciana no aguantaría viva mucho tiempo, había perdido a un hijo en la guerra, perder a otro y también a su nieto la llevaría a la tumba. Temiendo que Torren y Kyle no volvieran con vida, cada noche rezaban juntas a los dioses antiguos para que no les pasara nada. 

Pero las malas noticias no tardaron en llegar, aunque afortunadamente su hermano había regresado vivo. En el momento que vio entrar en el patio a un joven caballero armado y apuesto frunció el ceño, no se percató de quien era. Tras unos segundos mirándolo detenidamente se dio cuenta, su voz, aunque más grave no era tan diferente de la de aquel niño que se marchó a la guerra.

Con lágrimas en los ojos se acercó a su hermano para abrazarlo. - No lloro de pena, aunque veas mis ojos llorando. - dijo sonriendo al mismo tiempo que las lágrimas bañaban su rostro. - Estoy feliz, pues pensé que nunca volvería a verte.  - y sonrió más. 

Bastante tiempo antes a la fiesta:

Evan y Merol tenían la misma edad, sin embargo sus vidas eran muy distintas y el jefe de caballos sentía que una distancia abismal les separaba al uno del otro.

No es que Evan sintiese la necesidad de entablar amistad con todo el que estuviese en el castillo, pero su naturaleza extrovertida y jovial facilitaba que se relacionase con todos.

Una tarde vió a Merol caminando, sumido en sus pensamientos según le pareció. Evan debía tomar la misma dirección que llevaba el ayudante del septón y decidió caminar a su lado. Evan no era muy deboto, si bien reconocía a los siete como sus dioses, y sin embargo el muchacho regordete despertaba su curiosidad.

Evan caminó junto a Merol un rato, en silencio, como si esa situación se hubiese dado por el más puro azar, como si no tuviese importancia. Le miraba por el rabillo del ojo de vez en cuando y si Merol no decía nada seguía caminando junto a él como si fuese posible que ambos fuesen ajenos el uno de la presencia del otro. Por alguna razón eso le pareció divertido a Evan en ese momento.

Finalmente miró a Merol sin disimulo alguno, y con sincera curiosidad y ninguna maldad por su parte le preguntó con aire desenfadado:

-Oye, ¿y tu, qué trabajos realizas concretamente?-

A Evan la vida de ayudante de septón se le antojaba muy ociosa, y creía que quizás Merol se dedicaba más a los cuidados de un anciano que a otra cosa.

John resoplo escuchando a unos y otros.
Despues miro a Evan y pensó que era buen momento para soltarlo. Nunca se le dieron bien los discursos pero le gustaba la idea de dar una buena noticia. Era bueno mantener alta la moral de la tropa.
- Bien, ahora que están reunidos es buen momento para comunicarles algo.- dijo a todos.- Tanto el señor Evan como yo estamos satisfechos con el trabajo de que todos ustedes llevan realizando. Para recompensar su diligencia, el señor Evan ha pensado ofrecer una tarde libre a la semana a aquel de ustedes que destaque durante los seis días anteriores. Es posible que la recompensa varié en algún momento, dependiendo de las circunstancias, pero en lineas generales sera un sistema para premiar la constancia y la dedicación.

Estaba atareada amasando el pan que había de colocar en el horno cuando escuchó llegar a su hermano Kyle y a Evan. Fiona dejó por un momento lo que estaba haciendo y se fijó en la pieza de jabalí que habían cazado. Abrió los ojos, sorprendida, el animal era grande y como no las caras de orgullo de sus cazadores hablaban por si solas. - ¿De verdad lo habéis matado con una piedra?.  - preguntó con asombro. Kyle era un excelente arquero por eso su hermana no se explicaba del todo bien este nuevo método de caza. Aún así no pudo más que alegrarse por ellos, estaban felices y ella también. - Todos darán gracias cuando prueben el delicioso estofado que preparemos con la carne del jabalí. - añadió sonriendo a ambos. Al fin y al cabo la forma de cazar a la bestia no restaba mérito al resultado.

A continuación miró con complicidad a Sloth, había hecho una broma que la había hecho reir con ganas. Slotty como lo llamaba ella de forma familiar era una caja de sorpresas. Más inteligente de lo que otras personas eran capaces de ver. 

Espolvoreó un poco más de harina en la tabla y siguió amasando la masa para que no se le pegara a los dedos. Entonces Sebastian se ofreció a limpiar el jabalí. - Si quieres que te ayude termino con esto en un momento. - no le daba ningún reparo ensuciarse de sangre o ver vísceras. Cosas peores había visto en el mundo.

- ¿Por qué no permites que Gwen os acompañe a cazar algún día? - preguntó a su hermano a raiz del comentario de Gwen y la propuesta de Evan. - Así cuando volváis podremos comparar el tamaño de las piezas que traiga cada uno. - si, la idea de ver enfadado a su hermano gracias a Gwen le parecía de lo más divertida.

Despues de esto, Kalhan tomó la palabra. Fiona se limpió las manos en su delantal y lo escuchó con atención. Le pareció bien que se premiara el esfuerzo y constancia de cada uno, claro que... ¿Quien sería el encargado de juzgar quien de ellos se merecía más aquel "premio"?. Toda tarea tenia su dificultad y acarreaba un cansancio en la persona. - Es una idea muy generosa por parte de Evan... - lo miró de pasada, con un poco de timidez. Solo espero que esto no origine un conflicto entre los trabajadores.

Sebastian sonrió ampliamente a Fiona cuando le ofreció ayuda -Gracias Fiona. No es necesario que te apresures, pero si terminas con eso estaré encantado de contar con tu ayuda-.

Cuando John habló Sebastian se quedó pensativo y esperó a que Fiona acabase. -Parece una buena iniciativa, ¿pero quién se ocuparía de las tareas del premiado durante esa tarde?

Escuchó las palabras de John. Después de que hablasen Fiona y Sebastián añadió:

-Ante todo quiero que quede claro que no se trata de una competición. John y yo sabemos valorar el esfuerzo de todos y si todo va bien cada uno tendrá su momento. En cuanto a tu pregunta, Sebastián, estoy seguro de que podremos compaginarnos, por la mañana se deberá trabajar entre todos igual, y también creo que es cuándo más trabajo hay. De todos modos esta medida la pondremos a prueba durante un tiempo, si vemos que no es viable deberemos tomar una decisión.- 

Sonrió a sus subordinados

-Estoy seguro de que podremos hacerlo- 

Estaba recogiendo la ropa de Lord y Lady Vaelys cuando una fuerte tormenta la sorprendió en el exterior. Fiona se apresuró a cargar toda la ropa seca dentro de un cesto y fue corriendo hacia la lavandería para ponerla a buen recaudo y evitar que se mojara. Pero, por culpa del sofoco la joven tropezó mientras corría y el cesto se volcó. Se ensució la cara, el vestido, los zapatos...no se hizo daño pero la ropa quedó manchada de barro y eso significaba que al día siguiente tendría que volver a lavar todo el montón. Volvió cabizbaja hacia el castillo y se dirigió a su habitación para cambiarse. Se disponía a bajar por las escaleras que llevaban al sótano cuando se vio sorprendida por unas voces.

Se escondió detrás de una columna y observó con cautela a la pequeña comitiva de hombres que se acercaba. Evan era el nuevo mayordomo y sabía cual era su deber, luego estaba aquel hombre, Kalhan con el que no se atrevía a hablar apenas, infundaba respeto por su mirada y su forma de hablar. No me da tiempo a cruzar sin que me vean. - pensó, con aquellas pintas que llevaba y las huellas de barro que había dejado por todos lados estaba segura de que no se libraría de un buen toque de atención.

Evan observó la escena. La muchacha rebozada de barro, empapada. El suelo estaba lleno de huellas y un reguero de agua embarrada.

Que desastre pensó mientras miraba con cara seria hasta donde se perdia el rastro. Seguramente iría hasta la misma entrada, era lo lógico.

Miró a Fiona, los cabellos se le pegaban al rostro formando mechones que goteaban. Las ropas empapadas se le adherían al cuerpo en algunas zonas, dejando adivinar la silueta de la muchacha. El barro le daba un aspecto lastimoso.

Evan suspiró, Kalhan y Sloth también habían llegado chorreando agua a causa de la implacable tormenta, y a pesar de haberse colocado junto a la chimenea estaba seguro de que no se habrían secado.

Miró a Fiona a los ojos. El azul de los ojos de Evan parecía estar intensificado, su mirada era muy seria, dura e implacable.
- Anda, ve a asearte y ponerte ropa seca. Lo mismo os digo a vosotros, Sloth y Kalhan. No necesitamos que nadie siga ensuciando el castillo. Fiona, en cuanto estés cambiada y limpia quiero que vengas a la cocina, estaré esperándote, quiero que hablemos de esto- dijo con voz firme, seria y dura.
- Sebastián, escoge a dos o tres sirvientes secos y organizaos para limpiar todo este estropicio. Quiero el suelo limpio y seco antes de que nadie se marche a dormir.-

296

Bajó la mirada ante Evan, estaba avergonzada y disgustada por su falta. Se sentía como una niña pequeña rindiendo cuentas frente a alguien más mayor y experimentado.

Aquella sensación de indefensión y timidez que tenía ante los hombres le parecía que no iba a desaparecer nunca. Pasaban los años y su alrededor cambiaba, pero ella no, ella seguía siendo la misma niña que llegó al castillo hace casi una década.

A Fiona la mayoría de  hombres le causaban temor, no sabía cómo dirigirse a ellos, y por eso huía de todos. Había tenido malas experiencias en el castillo, había aprendido que lo mejor para ella era no relacionarse demasiado con los varones. Los soldados de la fortaleza y los mozos de cuadras eran por lo general los más impertinentes y peligrosos de todos.

La mirada azul e intensa de Evan se posó sobre ella, fría como el agua que rodeaba su cuerpo, lo que provocó en reacción que la joven sintiera un escalofrío recorriendo su espalda - No tardaré. - musitó tímidamente en voz baja. Evitó mirarle directamente a los ojos porque simplemente no podía. Por suerte el barro cubría sus mejillas y no se veía lo avergonzada que estaba. Su idea de todos modos era subir rápidamente para limpiar todo aquel estropicio así que abandonó el lugar en silencio y bajó las escaleras en dirección a su habitación para reunirse más tarde con él en la cocina.