Partida Rol por web

-Que me atienda el maestre es la mejor opción -afirmó el dorniense, haciendo un esfuerzo para reprimir el dolor que sentía-. Sé que es muy sospechoso y que todo el que ha estado cerca de él ha muerto, incluido ese pobre muchacho que ayudaba al septón. Sin embargo, me arriesgaré. Si yo muero, Dorne sólo tendrá una excusa más para alzarse en armas contra Tywin Lannister. Estoy seguro de que Caelus no hará ninguna estupidez.

-Eso sí, cuando estemos fuera de la capilla, advertiré al maestre de que no utilice los paños que le ha ofrecido ese jorobado, Sloth. Tampoco termino de fiarme de él.

— Alester — sujetó su brazo — tú eres el señor de este lugar y debes saber lo que pasará — tomó una gran bocanada de aire — Tabitha se ha calmado porque le dije que podrían escapar en la noche, les dije que se fueran lejos, a Essos, que sólo así podrían estar a salvo, y quiero hacerlo abriéndoles la puerta y que ellos salgan, sin embargo, el que aceptará esto o no, eres tú, serás mi esposo, y no puedo ocultarte cosas importantes, menos como esta — se estremece.

— esto ha sido demasiado para mí, ya no puedo más — murmuró de nuevo a su prometido, conteniendo las lágrimas y el cansancio. 

Su molestia se acrecienta cuando amenaza la vida de su propio hijo, o su propia vida, eso lo considera la peor de las manipulaciones y la decepción aumenta aún más, por eso la mira con los ojos entornados, observando su vientre y luego su rostro.

— no puedo obligarlo a casarlos, maese Tiziano es soberano para decidir a quien casa o a quien no, o cuando — en eso no mentía, lo había intentado presionar antes y no había terminado bien, y no lo haría por ella, no por aquella persona que la atacaba a pesar de la ayuda que intentaba darle — y fueron tus propias decisiones las que te llevaron a renunciar a tu apellido, pues eso no fue por las acusaciones de Tiziano, sino fue porque tu matrimonio con él... — miró a su pareja — desataría una guerra en nuestra contra, y muchos hombres hubieran muerto, es por eso que te pedí que hicieras eso, Tabitha, nada tiene que ver con las acusaciones en contra de ustedes dos— puso su mano en su espada y recobró la postura anterior.

 — El rey desea su cabeza, y la de cualquier Targaryan por eso mismo, es mejor que no te cases en Poniente hasta que estén a salvo en Essos, Tabitha, eres mi hermana y tu hijo es mi sobrino, por eso espero que sigas mi consejo, no te cases, el no llevar su apellido los puede proteger y hasta que crucen el mar angosto, podrán unirse — sus labios se juntaron y su gesto fue de preocupación, pues a pesar de ver las acciones de su hermana, se seguía preocupando por ella, a pesar de que le molestara que la tomara por tonta o manipulable.

— y no vuelvas a amenazar tu vida o la de tu hijo, con eso no se juega, Tabitha, si atentas contra él o tú misma, será tu decisión, y la lamentaré, pero no sentiré culpa, porque realmente he intentado ayudarte, así que le preguntaré al septon, pero más que eso no puedo hacer, lo lamento — inclinó su cabeza y se apartó de ella — por cierto, aun estas a tiempo de arrepentirte de todo esto, y haremos que nada ha pasado, — le dice eso sin importarle que aquel hombre estuviera escuchándola, él mejor que nadie debería saber el peligro que significaba su presencia, y luego de lo dicho por Mordred, ya creía comprender el porque, y eso si que le dolía.

Cuando sale por la puerta, y siguiendo las instrucciones de Alester, Alyra le habla a los guardias. 

— llévenlos a los aposentos de Lady Tabitha, a ella trátenla con respeto, pero catéenla, puede estar armada, al igual que su... prometido — mira a Alester un instante más, esperaba que pudiera reunirse con ella cuanto antes. 

DM. Tengo ese documento en algún sitio?

En tu dormitorio tienes información sobre todas las Casas. Allí se muestra que efectivamente Alester Marbrand es un heredero de la casa Vaelys, así fue como tú sí lo sabías. 

El caballero se acercó hasta la dama, la observó con detenimiento viendo que ante sus ojos ya no era la jovencita de antes. Súbitamente la tenía que tratar con un exquisito respeto y fue un cambio brusco, pero que aceptaría.

- La marcha del castellano es intrigante, Lady Alyra. Está claro que algo ocurre.

Bernard no hizo gesto de devolver el puñal aunque la dama podía ver que no lo soltaba, sujetándolo con la mano izquierda. Resultaba ser una especie de amuleto para el guerrero, que prefería ir armado y al contar con el beneplácito de Alyra tenía la excusa para mantenerlo.

El hombre sonrió con suavidad a la mujer.

- Por un momento pensé que habíais cedido a la presión, al veros la intención de marchar. Me alegro de que no haya sido así.

Bastante sabía él de lo que hablaba, aunque a él la presión le hacía lanzarse hacia delante, hacia la lucha. Muchas veces aconteció de esa manera aunque ahora se enfrentara a ese comportamiento, tras haberlo comprendido mejor, no de un modo intuitivo sino a base de tropiezos. Había escuchado a varios tildarle de violento pero las reputaciones podían cambiar. Ya había asumido que ese era un buen propósito a partir de ahora.

al ver al hombre cerca de ella y preocupado le alivio, aún se sentía culpable de todo lo hecho, pero Bernard había mostrado tener un corazón de oro y esperaba que pudiera encontrar a una buena mujer que completara su vida y apreciéis la hermosa persona que era. 

— a mí también me intriga, lo vi cuando se fue y pensé que había sido por... — se quedó callada incómoda, no podía terminar esa frase aunque de seguro Bernard lo sabía — cosas íntimas que no puedo comentarte — alcanzó a decir, hablando un poco más rápido — pero no... creo que es algo más y tengo miedo de descubrirlo   — más secretos, se dijo — la verdad es que estoy agotada, todo se ha destruido y he recibido demasiadas estocadas el día de hoy — reflexiona mientras suben las escaleras y ella sujeta su vestido mojado y sucio.

— pero no escaparé, Ser Bernard, solo necesito ropas nuevas pero hay algo más importante que debo decirle a Alester, por eso... le pido que me espere afuera, volveré apenas pueda, de ahí, iré a mi cuarto para cambiarme de ropa e ir al despacho de Marvin, necesito saber qué lo ha espantado así — se detiene en la marcha para ver el puñal que sujetaba, la joven sonrió al ver aquella hoja — fue un regalo de mi padre... pero ahora quiero que usted se lo quede, es uno de los pocos que me ha mostrado entereza y lealtad a pesar... a pesar de lo que hice — se venía avergonzada y mucho — es en uno de los pocos en que confió... ¿puede acompañarme? Me he granjeado muchos enemigos en solo algunas horas — se encogió de hombros, estaban cerca ya de la entrada a las bibliotecas.

-Ah, el documento, si claro, está a buen recaudo. No te preocupes por eso.

El caballero observó de nuevo la vaina del puñal, tras escuchar la explicación de la dama. Mostró una débil sonrisa.

- Le agradezco el detalle, milady. Es una buena hoja, la usaré por el momento y después la guardaré de recuerdo, cuando pueda sujetar mi espada de nuevo. Este puñal será entonces demasiado valioso como para arriesgarme a perderlo.

La miró a los ojos tratando de seguir la conversación referente a la situación del castillo.

- Estamos todos cansados, este día está siendo agotador pero al final habrá alguna salida. Si no la hay, entonces la haremos.

Comentó observándola con calma ahora. Él estaba sumido en un auténtico caos pero de cosas peores había salido, claro que eran situaciones de batalla, no estas intrigas que se entrelazaban formando un maremagnum.

- Os puedo esperar aquí pero desearía poder entrar, salvo que vayan a hablar de algo secreto. Quiero decir que si van a buscar el documento que acredita la relación de Ser Alester con Lord Rhys, no voy a sabotear la búsqueda, o robarlo o destruirlo. Si Ser Alester hereda yo al menos le aceptaré como señor. Es tan sólo que si no lo puede acreditar, entonces continuará todo ésto.

Bernard se mantuvo sereno considerando otras cosas que estaban también en el aire, principalmente respecto a su hermano. Al final tuvo que centrarse en la mujer y olvidarse del resto.

Alyra no era consciente de la desesperación de Tabitha, quien se sentía como un inocente animal acorralado por cazadores, que solo buscan despiezarla por diversión. Ni tan siquiera la segunda hija de Lord Rhys era consciente de aquel sentimiento, hasta que escuchó las palabras de boca de su hermana. Se sentía cada vez más quebrada por dentro y trataba de aferrarse a su hijo y a su amado, consciente de que si este segundo la fallaba, su vida ya no valdría nada.

- Solo deseo casarme con él y huir lejos de aquí, mi señora. - Dijo tragándose el dolor causado por las palabras de su hermana, acusándola ahora de estar en esa posición por decisión propia, cuando la joven lo único que hizo fue enamorarse del invitado y amigo de quien fue su padre, renunciando a todo para que viese que no lo hacía por el legado familiar, sino por amor. Un amor cruelmente castigado en aquel lugar. - Me hubiese dado igual casarme la última de todas, pero nuestro tiempo aquí se acaba. - Dijo refieriéndose a ella misma y su amado. - Pero tenéis razón, mi señora. No puedo pediros más, salvo esperar a que se cumpla vuestra palabra y que ordenéis a la guardia que nos escolten a mi habitación. Rezaré a los Siete porque Sloth quiera ayudarnos a salir de aquí.

- Sea como sea como acabe todo, decidle a Mira que la quiero. - Dije a Alyra al final, casi caminando tras ella durante todo el rato, para luego detenerme junto a mi amado y dejarla marchar.

El caballero observó de nuevo la vaina del puñal, tras escuchar la explicación de la dama. Mostró una débil sonrisa.

- Le agradezco el detalle, milady. Es una buena hoja, la usaré por el momento y después la guardaré de recuerdo, cuando pueda sujetar mi espada de nuevo. Este puñal será entonces demasiado valioso como para arriesgarme a perderlo.

La miró a los ojos tratando de seguir la conversación referente a la situación del castillo.

- Estamos todos cansados, este día está siendo agotador pero al final habrá alguna salida. Si no la hay, entonces la haremos.

Comentó observándola con calma ahora. Él estaba sumido en un auténtico caos pero de cosas peores había salido, claro que eran situaciones de batalla, no estas intrigas que se entrelazaban formando un maremagnum.

- Os puedo esperar aquí pero desearía poder entrar, salvo que vayan a hablar de algo secreto. Quiero decir que si van a buscar el documento que acredita la relación de Ser Alester con Lord Rhys, no voy a sabotear la búsqueda, o robarlo o destruirlo. Si Ser Alester hereda yo al menos le aceptaré como señor. Es tan sólo que si no lo puede acreditar, entonces continuará todo ésto.

Bernard se mantuvo sereno considerando otras cosas que estaban también en el aire, principalmente respecto a su hermano. Al final tuvo que centrarse en la mujer y olvidarse del resto.

Alyra se sintió incómoda por tener que ocultarle la información a Bernard pero realmente debía mostrarle aquello a Alester primero pues aún no había certeza de su origen, punto que era cuestionado por todos, incluso más que la misma redacción de ese testamento que tantas desgracias les había traído a todos. Alyra suspiró y cuando la miró a los ojos, ella sostuvo su mirada y luego la desvió, era la segunda persona que le decía lo mismo, que encontrarían la forma de arreglar las cosas, pero habían tantos problemas, que no sabía por donde empezar.

— Bernard, creo que pronto habrán luces sobre eso — debe hablar con mesura — y les preguntaré si puedes entrar, comprenderás que es un poco obvio que no confíen en ti, eres el hermano del prometido de Lady Astrid y ellos no han creído en las palabras de Alester, es más, tú prometiste ser su testigo en la boda — se encogió de hombros — y ser Tyler quizo insinuar que yo era bastarda y que Alester y yo éramos usurpadores... así que creo que es obvio que no te vean necesariamente como un aliado — pero llevó su mano al hombro del hombre y le sonrió.

— pero yo si confio en tí, a pesar de lo que te hice, no... no me atacaste ni me trataste mal, de hecho te sigues preocupando por mí y de las personas de mi vida... eres el único que sigues actuando como si te importara — bajó la mirada demostrando su tristeza — les hablaré de ti, pero... ummm Bernard — puso sus dos manos en los brazos del hombre para llamar su atención — confía en mí, Alester es el señor legítimo de esta casa, de eso no hay duda, y pronto de seguro verás las pruebas, pero no dudes de eso, es más, Alester y yo... corremos peligro, yo aun no soy la señora de esta casa, pero cuando me case con él, lo seré y... y no creo que quien esté detrás de esto se detenga con eso, — maldito testamento, debía ver la forma de dejarlo sin efecto, nadie estaría a salvo con algo así — también debemos encargarnos de Tabitha y de su... del Targaryen, no sé que razones tuvo mi padre para protegerlo, pero no nos podemos hacer cargo de eso, no podemos declararle así la guerra al rey, creo que ese es el mayor peligro que corremos todos, Bernard — estaba muy preocupada y hasta asustada por eso y era evidente en sus palabras.

El caballero escuchó a Alyra comentar todo aquello. Ya imaginaba que Alester no se fiaría de él, así que sonrió a la dama pues no era nada nuevo.

- Además de lo que pasó cuando intentaba lograr casarme con vos. Realmente no hay razones para que se fie de mi. Pero hemos de ser consecuentes, el deber de los Risefeller es ser leales a los Vaelys. Si me demostráis que es el heredero legítimo entonces mi sentido del deber ha de estar por encima de los deseos de Lady Astrid. Es una situación complicada pero hablaría con ellos dos e intentaría que cedieran por el bien de todos.

Había notado cómo cogía su mano y le confesaba que sólo él la había apoyado. Bernard miró a sus ojos atendiendo a las palabras.

- Os apoya más gente, Milady. Sed optimista y seguid comportándoos como una gran dama. Ser Alester parece un buen hombre y parece capacitado. Yo no me voy a dejar llevar por el rencor, sé que me consideran violento pero lo que quiero es lo mejor para la familia. No voy a arrastrar deseos de venganza. Hubiera deseado que nos desposáramos pues sois una gran mujer, mas habéis elegido a otro, yo tan sólo esperaré a otro momento en el que pueda casarme. Y una cosa más, si Alester se convirtiera en Lord Vaelys, dejadme que me gane su confianza con hechos. Tan sólo necesitaría oportunidades para ello.

Ella estaba tan segura de que Alester demostraría ser el heredero que Bernard no le quiso plantear otras opciones. Quizá todavía Lady Astrid tuviera algo que decir y él tan sólo estaba en medio de todo aquello, de modo que no podía hablar todo lo que quisiera. Al menos quería que ella supiera que trataría de hacer lo mejor.

- El Targaryen debería de ser entregado al rey. Su sola presencia es un acto de traición. No entiendo porqué Lord Rhys le permitió estar aquí y que una de sus hijas se enamorara de él. Tabitha ahora es presa del infortunio, ójala ella se hubiera dado cuenta de que debía de rechazarlo desde el principio. Y sobre que os intentan matar, no lo sé, espero que no. Yo desde luego no lo haría y si alguien os intenta matar lo detendría, tuviera las repercusiones políticas que tuviera. Si tenéis alguna sospecha sobre los asesinatos no tengáis dudas en compartirlas conmigo, no quiero que esta matanza siga.

El Septón estaba junto al jorobado en medio de la sala, rodeado por muchas personas en torno a los cuerpos de los antiguos señores. El murmullo en la sala les permitía conversar en voz baja y tener cierto grado de privacidad sin llamar la atención de los demás. El anciano se mostraba agradecido pero su rostro develaba su preocupación - Lo has hecho bien, Sloth, muy bien, lamento haber sospechado de ti en un momento, quiero que sepas que te has ganado mi entera confianza - le dijo con sinceridad.

- Se que es inadecuado hablar de ésto ahora, pero quiero que estés al tanto. La vida de Tabitha pende de un hilo y la de Viserys acabará muy pronto. Tendremos que ayudarla a escapar, y nadie como tu conoce los pasadizos. Estas dispuesto a ayudarme una vez más?- su mirada era seria - Nadie puede saber lo que estamos por hacer, y nos cortarán la cabeza si se hace público. Si estas dispuesto, podemos salir con la escusa de ir en busca de Astrid- estaba expectante de la respuesta del único hombre en el que podía confiar semejante acto.

Al ver cómo Evan se hacía con la hermana pequeña, Alester se acercó a su esposa.

- Toma a Mira en cuanto puedas. Hay muchos que conocen sus orígenes y quién sabe si querrán usar a la niña para chantaje o hacerle mal –le susurró a Alyra-. Debemos protegerla de las habladurías y evitar que se extienda la noticia de la hija ilegítima de Lord Rhys. No podemos dejar que cualquiera vuelva a llevársela sin tenerlo controlado.

Además de la primogénita y su prometido, no habían vuelto a tener noticias ni de Tabitha ni del Targaryen y no sabía si debía alarmarse. Así que, en cuanto estuvo lejos de oídos indiscretos, le preguntó al soldado:

- ¿Dónde se encuentran Tabitha y Viserys Targaryen? ¿Los habéis podido escoltar, quitándoles el arma que llevaban? –preguntó Alester.

Sloth se acercó al Septón Tiziano y habló con él, con urgencia y temor.

- No podemos permitir otra muerte, Septón. No tras todo lo que ha ocurrido bajo este techo –Un techo que ya prácticamente no existía, pero con más motivo debían de mantenerse todos tranquilos y unidos frente a tal adversidad-. ¿Habéis encontrado alguna prueba concreta contra Evan o contra Marbrand que demuestre que alguno de ellos ha tenido algo que ver? Si no es así, debemos parar esta locura. 

El pequeño jorobado compartía la preocupación por Tabitha, pero le hizo recordar al anciano que había otro tema aún más urgente -Parar esta locura... - susurró pensativo. Demasiadas cosas que ordenar, aún así el Septón había movido las piezas, todo era diferente ya. Devolvió una leve sonrisa hacia el fiel sirviente, con el rostro relajado - Una de las hijas es la señora de la casa, ésa era la voluntad de nuestros señores, y me he encargado de que se cumpla, nuestra tarea mi querido amigo ya está cumplida, Lady Myriah y Lord Rhys pueden descansar en paz- asentía en aprobación al único hombre en el que realmente confiaba dentro de esa fortaleza - En cuanto a lo que dices, no he obtenido pruebas de su accionar, pero detendré ésta locura ahora mismo. Después del oficio, cuento con tu ayuda para que la vida de Tabitha Viserys y su hijo Targaryen no corra peligro - el  anciano y el jorobado harían más que salvar a una de las hijas, protegerían también la última semilla de un linaje a punto de extinción, algo que sólo podía lograrse con la ayuda de un libro con la estrella de las siete puntas como el que llevaba el Septón en ese momento, y con la colaboración de una intrincada red de pasadizos que sólo un sirviente de confianza con varias décadas de servicio podía conocer. Sólo restaba contar con la protección y discreción suficientes para garantizar su llegada a salvo hasta Essos, algo que un Príncipe rebelde y poderoso podía lograr. Los Siete habían hecho su juicio y el destino cumpliría su voluntad.

Cuando el Septón estuvo a un lado de Oberyn le susurró algunas palabras - Me alegra verlo mejor de esa herida - el anciano le extendió el bastón al Príncipe para que se apoyase en él, Tiziano mejor que nadie comprendía lo que era caminar con un fuerte dolor en las piernas y lo humillante que era tener que apoyarse en los demás, muchas veces un bastón resultaba más digno y más seguro. - Lamento incomodarlo, pero usted ha demostrado tener la lucidez que hace falta para llegar a la verdad, y su voz no será cuestionada por nadie. Un Príncipe de otro Reino, un Maestre de la Ciudadela, un Septón al servicio de los Siete, los tres fieles a valores que van mas allá de esta Fortaleza y a la vez amigos bien intencionados de la familia, los tres tenemos imparcialidad, buena fe y buen juicio, sólo nosotros podemos poner fin a éstos rumores que tanto daño hacen a los Vaelys - dijo convencido de que era necesario unir esfuerzos, dejando atrás las diferencias que podían tener.

Luego agregó - Tendré que pedirle un favor antes del oficio, algo entre usted y yo. Sea que acepte o no ayudarme, le pido guarde absoluta discreción en lo que voy a decirle. Está dispuesto a escuchar a este anciano? - la mirada de Tiziano apuntaba al cuerpo de su amigo Rhys, pero por su frente corría una gota de sudor, que para alguien observador podía revelar la preocupación que sentía.

El dorniense aceptó de buen grado el bastón que le ofrecía el anciano septón, sujetándolo con fuerza para tenerse en pie sin necesitar a Swann y a Ser Lance.

-Estoy dispuesto a escucharle, septón -murmuró Oberyn, en voz baja, para que nadie más pudiese oír las palabras que dirigía al anciano-. Estoy dispuesto a hacer lo necesario por ayudar a la Casa Vaelys, aunque hasta ahora mis indagaciones no han servido de mucho. Puede hablar, septón. Seré discreto con lo que diga.

El Septón se mostró más relajado cuando el Príncipe se mostró dispuesto a escucharlo - Sus indagaciones, Oberyn, han resultado más que interesantes, puede que tuviesen pequeños desvíos de la realidad pero me han ayudado a resolver muchas cosas. Otras, sin embargo, están más allá de mi alcance - dijo acercándose al hombre, mientras juntos avanzaban lentamente hacia los cuerpos de los señores.

- Estaba usted en lo cierto respecto de Alester, él es el nuevo señor de ésta casa, y una de las hijas de nuestro amigo en común, es la actual señora. Estoy seguro que después del responso ellos le comunicarán ésto en detalle, Príncipe, usted es uno de los que más a apoyado al joven. Sin embargo, aún con la bondad y la nobleza que hay en sus corazones, hay algo que los nuevos señores no pueden hacer. Los Siete a veces ponen el peso de las decisiones más difíciles en las personas menos esperadas - dijo apesadumbrado - En esta fortaleza hay un hombre que representa un linaje que hasta hace muy poco servíamos, pero que ahora es buscado por traición. No puedo decir si es realmente un traidor pero sí que es un asesino y su destino está marcado... sin embargo, Tabitha está a punto de ser condenada de igual modo y éso no puedo permitirlo - su mirada volvió a tornarse nerviosa - El único lugar seguro para ella y el niño que lleva en su vientre es Essos, puedo sacarla de la Fortaleza sin comprometer a los nuevos señores, pero no puedo protegerla en el Poniente. Sólo usted tiene el poder y el afecto por esta familia como para que le confíe la vida de esa niña hasta que llegue a un puerto sin que corra ningún riesgo. Estaría dispuesto a ayudarme con eso? Nadie sabrá de su generosidad y sacrificio, excepto los Siete que todo lo ven- dijo finalmente, manteniendo su mirada expectante hacia el Príncipe.