Partida Rol por web

- Si, se ha ido - le dijo a Jim mientras con la mano le retiraba el rifle al guía. - Pero volverá, eso es seguro, cuando se recupere de sus heridas. - Le faltó decir que tenía algo suyo y que seguramente lo quisiera recuperar. Hizo caso omiso de la pregunta de Lady Cottonwell. No era el momento de hablar, era el momento de actuar y él era el único hombre que estaba en condiciones físicas para hacerlo. - Debemos irnos, ya. Habrá que usar unas vendas para curar a Jim e improvisar una camilla, pero hay que volver a la aldea de inmediato o este hombre y todos nosotros moriremos. - Mientras decía todo esto cogió el rifle de Jim y se lo colgó al hombro junto al suyo. Después pensó durante un instante y dijo: - También necesitamos un guía que nos lleve, si no hay nadie más esa anciana y la niña nos valdrán. - Señaló a las acompañantes de Lady Cottonwell. - Así que, por favor, Molly, busca unas vendas para tapar la herida de Jim. Y usted Lady Cottonwell, necesitamos una camilla o un camastro que nos valga para llevarlo. Mientras yo buscaré las provisiones y los medicamentos. - Mas que las provisiones Maurice lo que tenía claro es que no pensaba dejar sus rollos fotográficos allí. No necesitarían muchas provisiones para llegar a la aldea, más bien medicamentos para el guía. En sus pensamientos se dio cuenta de que indirectamente le estaba dando órdenes a Lady Cottonwell, la cual estaba varios escalafones por encima de él en la sociedad inglesa...pero, que demonios, no estaban en Inglaterra.

Lady Cottonwell le cogió de la manga cuando se volvió para marcharse, Señor Boring, venga conmigo, tenemos que hablar -  dijo seriamente tras haber atendido a sus palabras sin decir nada.

Seguramente pensaría que iba a recriminarle el hecho de que le hubiera dado órdenes... pero añadió: Molly, haz lo que el Señor Boring te ha encomendado, tenemos que parar la hemorragia y salir de aquí lo antes posible. Después miró a la anciana y asintió, Tranquila, les llevaremos a un lugar seguro, le dijo en su idioma.

- De acuerdo, acompañemé a por las provisiones y hablaremos de camino. - Boring imaginaba que Lady Cottonwell querría reforzar su posición social frente a él. Recriminarle las órdenes. Sin embargo quería hacerlo en privado y eso no era lógico, lo normal sería que hubiera discutido en público. Estaba duditativo así que la invitó a que le acompañara. Y marchó al trote hacia su tienda.

Una vez en la tienda del fotógrafo, Boringo cogió su saco con la intención de meter a toda velocidad los carretes las dos cámaras. Estaba frenético, no podía encontrar nada y los minutos corrían. - Señora, esto le puede parecer una tontería, pero necesito los carretes sino estaré arruinado cuando llegue a Londres. - Si es que llegamos... este último comentario prefirió guardárselo para él. Sigui´´o rebuscando quedando de espaldas a la mujer y con los dos rifles cargados al hombro. - ¿Qué me tenía que decir en privado? Espero que no sintiera que le he querido falta al respeto antes...

Afortunadamente la herida de Jim no sangra, la asombrosa arma de Chango cauterizo la herida al mismo tiempo que la causo, de todos modos eso no es mucho alivio para el dolor que siente Jim

Lady Cottonwell asintió con la cabeza y siguió rápidamente al periodista, no había tiempo que perder. Además sabía con seguridad que Molly cuidaría bien del guía, por lo que no tenía que preocuparse.

- Señor Boring, no es momento de mantener un pulso sobre quién debe dar las órdenes, no soy mi marido. ¿Qué diablos... y perdona la expresión... era esa cosa? Y no me venga conque no es nada, tiene en la mano algo que le ha ayudado a alejarlo y quiero saber qué es y qué está pasando antes de moverme del campamento!!! hablo nerviosa, serie y tajante, aunque no dio voces ni fue molesta o altiva, solo estaba asustada y quería saber qué estaba pasando allí, el guía no podía decir nada, así que solo estaba él para informarla. Su marido siempre le había dicho que lo más importante para tomar cualquier decisión era conocer bien las circunstancias que les rodeaban en cada momento.

Mientras hablo no me quedo plantada, sino que cojo cualquier cosa que haya a mano y sirva para transportar cosas, una bolsa, mochila, o similar, y meto cosas que sean de utilidad, a la vez que busco los carretes que menciona el Sr. Boring.

El disco, sentía curiosidad por el disco. Boring paró un momento de guardar cosas, la miró fijamente a los ojos y antes de responder se mostró aliviado de no tener que entrar en disputas sociales con aquella mujer. - Sinceramente, no lo sé. Supongo que será un animal o un... - iba añadir demonio pero prefirió callarse ante la alta probabilidad de que Lady Cottonwell se riese de él. Apretó el disco contra su pecho y se lo mostró sin soltarlo, pues tenía claro que no quería perderlo. Borign después de ver como los disparos no habían hecho efecto en la bestia empezaba a pensar que quizás aquella arma tuviese más éxito. - Esto no me ayudado a alejarlo Lady Cottonwell, esto me lo lanzó él. - Se quedó unos cinco segundo absorto mirando el disco. - Le puedo asegurar que si no es por la cobertura que tuve en el terraplén, este disco me habría atravesado. - Dicho lo cual ató una cuerda de forma horizontal y otra de forma vertical al disco y se lo colgó de la espalda junto a los rifles. Procuró dejarlo debajo para que nadie lo viera, ni se lo intentara robar. - Lo cogí cuando estaba clavado en la arena y cuando levanté los ojos esa cosa monstruosa ya no estaba. Después corrí hacia el campamento. - Una vez terminó el relato de lo sucedido cogió la bolsa de mano y la mochila y se apresuró a salir. - Lady Cottonwell si no hay más preguntas deberíamos irnos ya. La vida de Jim está en peligro...y la de todos nosotros como vuelva esa bestia.

- Por supuesto, ¡vamos! estaba muy nerviosa y preocupada, no solo por el Señor Farewell, también por Molly, por su esposo y por ella misma. Antes de salir de la tienda, le cogió de la chaqueta a la altura del brazo para pararle, y decirle unas palabras: Señor Boring, gracias. Por no huir sin nosotras. Le debemos la vida. Aunque perdiera esos carretes, no estará en la ruina, si sobrevivo, tendrá todo cuanto necesita para vivir. El rostro de Lady Cottonwell estaba serio, pero la amabilidad se veía en sus ojos y la voz dulce y serena con la que habló, dio la seguridad de que lo hacía con la cabeza y con el corazón.

Jim, lentamente, asistió a Molly en todo lo que pudo.

Lady Cottonwell parecía haberle leído los pensamientos a Maurice. Éste se sintió algo más relajado contando con una seguridad económica, sensación que se desvaneció pronto, cuando recordó al monstruo. Muy amable por su parte, Lady Cottonwell. Ahora vayamos con el resto y salgamos de este lugar maldito.

Molly asintió a las órdenes de Boring y Lady Cottonwell, y al marcharse éstos, dejó un momento al guía apoyado en el suelo mientras le hablaba:

- Voy un momento a buscar vendas limpias y lo poco que nos dejaron esos franceses. ¿Estará bien? Sólo le pido que no se duerma, ¿vale? ¿Me esperará despierto? Regreso enseguida.

Jim asintió casi imperceptiblemente, y cuando Molly volvió, trató de mejorar su estado en lo posible con las vendas limpias. Luego se quedó junto a él, tratando de hablarle para mantenerlo consciente, aunque su charla no tuviese demasiado sentido. Como no sabía qué decir, se dedicó a hablarle de su casa y su familia, con anécdotas de sus traviesos hermanos pequeños. Algo que fluía sin dificultades y la consolaba, al mismo tiempo que intentaba distraer al guía herido.

Tras reunir los mas rápidamente que podéis lo que queda en vuestro campamento tenéis vendas y material de primeros auxilios y cirugia, aunque no demasiado , una vez atendido a Jim (cuya herida ha de ser cosida o quien sabe que infecciones pillará) quedará bien poco. Aparte quedan un par de dosis de quinina, los franceses fueron especialmente a por ella, y tras el tratamiento a los afectados por la mosca tse tse ya quedaba poca, solo podéis felicitaros por no haber hecho tratamientos preventivos a los picados que no presentaban síntomas.

También falta mucha comida y agua, pero dado que vuestro grupo se ha reducido notablemente no debería ser problema, si os la lleváis toda, lo que os obligará a viajar cargados, eso y con un herido a cuestas hace un poco incierta la duración del viaje de retorno a Mukardi, la ida os costo 7 días, con porteadores.

El equipo fotográfico de Boring esta intacto y completo, ni franceses ni nativos lo han encontrado interesante, pero es un equipo pesado, como nota Maurice ahora que no tiene dos porteadores solo para llevarlo. Si se lo lleva todo no va a poder cargar nada mas, si solo lleva las placas fotográficas aun podría llevar algo de comida y agua.

Mientras os preparáis con todo lo reunido llega el amanecer, un amanecer gris y oscuro, el cielo esta cubierto de un horizonte al otro por nubes negras, y según emprendéis la marcha la lluvia empieza a caer sobre vosotros en gruesas gotas, tan caliente que casi parece caldo, pronto camináis bajo una cortina de agua torrencial

Lady Cottonwell ayudó en todo lo que pudo a recoger alimentos y material médico, así como el material del Sr. Boring. Una vez todos reunidos y viendo lo que podían cargar, trató de que fueran todos equilibrados pero sin demasiado peso, agotarse en exceso no serviría de nada. Pero cada cual tomó sus propias decisiones, y Lady Cottonwell ya no ordenó nada a nadie.

Ayudó a todos los del grupo a llenar sus mochilas o bolsas, especialmente a la anciana y los niños.

Tomó un rifle y su munición (5 disparos), los demás los dejó para el periodista y el guía, imaginaba que querrían ir armados también. Cogió además uno de los machetes y la brújula, aunque no tenía muy claro si podría guiar al grupo, de todas formas el Sr. Farewell estaba consciente, con lo que irían bajo sus consejos mientras pudiese hablar.

La lluvia comenzaba a caer, miró al cielo, iba a ser un día muy largo.

Era hora de la salida y Maurice se sentía totalmente abrumado por la situación. No podía llevar la cámara o no podría cargar nada para comer. Tenía claro que las placas con los rollos se iban con él, pero dejar la cámara allí le suponía no poder sacar ninguna foto. Eso era terrible. Así que decidió que aún siendo una carga muy pesada se lo llevaría todo. La cámara y las placas. Los ñinos podrían llevar la comida. Si fuera necesario que cargasen su parte también. Su deber como periodista pasaba por no dejar allí su máquina de trabajo. Decidió por tanto hablar con un niño. - Toma - le dijo. Mientras le daba la cámara. - Ten cuidado con ella. Yo llevaré tu parte de comida. Así el podría moverse más para defender al grupo y el niño solo tendría que llevar un poco más de carga. Podría con ella...o eso pensaba Boring. - Por favor, dense prisa todos, tenemos que irnos de aquí. Dicho lo cual cogió su rifle y el otro se lo cedió a Jim. . - Toma, se que no estás en condiciones pero si nos atacan tu nos defenderas mejor aunque estás herido que cualquiera de los otros sano.

Molly observó lo poco que quedaba de suministros médicos. Era obvio que no podían dejarlos allí, sus vidas podían depender de ellos, mucho más que de los alimentos. Así que llenó su mochila con ellos, y el espacio restante con agua y comida. Tomó un machete también. Era enorme en sus pequeñas manos, pero no dudaría en utilizarlo llegado el momento.

Miró al resto del grupo. Milady volvía a ser fuerte, pasada la crisis de nervios. Jim hacía lo que podía, dado su estado - Ojalá encontremos pronto al resto del grupo, necesita urgentemente al Dr. Blusiur-; los muchachos y la anciana también estaban ya dispuestos a partir...y... ¿qué hacia el Sr. Boring?- ¿Será posible que ponga su cámara y fotografías por encima de la comida?- Fijó su mirada de desaprobación en él, y la mantuvo durante un rato, si bien no dijo nada. Si Lady Cottonwell y el Sr.Farewell no se oponían, ella no podría hacer nada. Pero quería que al menos Boring supiera que no lo aprobaba.

Con la carga al hombro (y notando que iba más bien liviano, pero agradeciendo en silencio a Molly por haber preparado un bulto pequeño para él), y apoyándose en una vara que fuera sostén de una carpa a modo de bastón, Jim frunció el ceño. Que alguien le entregara su propio rifle como una dádiva... el mundo estaba de cabeza.

- Vamos. Comenzó a caminar, aunque lamentó que su paso no fuera todo lo ágil y veloz que quisiera.