Partida Rol por web

Petr se aleja del grupo, acompañado por Vissarion y Grigor, hablando entre ellos mientras andan de aquí para allá, sin detenerse en ninguna parte.

-Bien.... doctor, teniente...- dice Petr en tono confidencial -La historia oficial va a decir que eso era un conejo con malformaciones y heridas provocadas por los lobos de la estepa. Ahoa lo que necesito saber es ¿Qué era eso?-

Guardo la botella, aunque me gustaría andar desquitandome de la visión del conejo, parece que me tocara dar explicaciones:- La versión oficial me parece bastante acertada...-Niego con mi cabeza:- Miren, se que han visto muchas cosas en sus años de servicio. Somos soldados y siempre hay imagines que trastocan.  Puede que ese conejo no sea lo más horrible que haya visto, pero si lo más perturbador. - Giro la cabeza hacia el fuego:- Digamos que esa cosa es anormal en grado sumo, no les voy a cansar la cabeza con datos técnicos, órganos amorfos, huesos... vueltos del reves, tuetano fuera, material solido dentro, no tiene género.- Un escalofrío recorre mi cuerpo:- Esa cosa es tan anormal como ver caminar a un hombre sin cabeza o ver el cielo de color verde... No preguntare que tiene esa Central, pero no me gusta.-

Mi memoria se remonta a la sala del doctor de mi niñez, donde reposaban todas esas... cosas. Las palabras del médico me hicieron recordar también la matanza del kolhos hacía años ya.

Version oficial... sí sería lo mejor.

Muy bien entonces doctor. Pues así queda el asunto.

Asiento y le doy una palmada en el hombro. Así pues... doctor, cicatrices de lobos ¿eh? Quién lo iba a decir ¿eh? -digo en alto mientras me giro hacia el camión.

Sonrío mientras asiento y palmeo la espalda del doctor.

Así pues... doctor, cicatrices de lobos ¿eh? ¿Quién lo iba a decir? -digo mientras me giro hacia el camión.

Lobos de la estepa -murmuro- Conejo afortunado...

Vamos soldados. Tenemos que llegar hoy. Dentro de poco hará frio.

-¿Y hemos estado perdiendo el tiempo por un conejo demasiado orejón y con una pata gangrenada por un lobo?-preguntó Petr al médico con evidentes signos de cabreo para terminar diciendo -Desde ahora seré yo mismo quien supervise sus investigaciones.-

-Y a ver si asi queda zanjado el tema...- murmura cómplice Petr a Vissarion y a Grigor

En esta ocasión si tuve la sensación de haber realizado un buen trabajo con el motor del vehículo averiado. A ver si con esto y la ayuda de los demás ya conseguíamos llegar a destino.

No pude evitar tener una oreja puesta en la conversación del conejo ¿Después de todo no había sido para tanto? Cierto era que aquel cuerpo ya estaba en llamas, y que con ellas, los malos recuerdos tendían a ser borrados o suavizados, pero... En fin, ya se vería.

Sacudí mis manos y subí al cajón del camión que me correspondía, esperando a que nos pusiéramos en marcha de nuevo.

- Ummm creo que no lo he dejado claro.- Intento buscarlo en palabras sencillas:- Prefiero que pongais en el informe que ha sido un conejo cabezón y roido por un lobo a que hemos encontrado una cosa que solo someramente se parece a un conejo deambulando por las estepas. Una cosa que no debería existir. Por lo demás puede inspecionar mis investigaciones, no me da ningún problema en ello.- A veces me pregunto sino habría sido posible que el partido me diera un lugar más adecuado para mis habilidades que el ejercito...

Los camiones pronto empiezan a rugir furiosos mientras los conductores pisan el acelerador para hacerlos entrar en calor. El frío es totalmente constante y aunque soportable no por ello deja de ser molesto.

Unos minutos después el campamento se termina de recoger mientras los soldados se suben a los vehículos cargando los bultos dentro. Rápidamente las mantas empiezan a cubrir a los soldados que algo risueños con la vuelta ala actividad empiezan a cantar una canción típica rusa: Katyusha (Катюша). Una canción rusa soviética de tiempos de guerra, sobre una chica que añoraba a su amado, que estaba en el servicio militar. La alegría se os pega y también cantáis alegres mientras os ponéis en marcha atravesando el paisaje huraño y arisco de las frías tierras rusas.

El camino no es muy amigable, repleto de baches y con zonas por donde la vegetación ha ocupado partes de la calzada, lo que os deja claro que hace tiempo que no ha sido transitado, pero los grandes camiones GAZ-AA pueden sortear esos pequeños problemas. Tras un rato de camino divisáis la central por delante vuestra aunque un cruce os indica que hay tres poblaciones cerca de vuestra posición. Se trata de los koljos de Baiylenshkov, Iurenkovo y Tsechenka.

Continuáis hacía adelante, la CMJ37 esta muy cerca y es vuestro objetivo.

La CMJ37 no es lo que os esperabais. El lugar parece estar desierto y no hay signos de vida, ya no solo humana sino tampoco animal o vegetal.

Aparcáis los vehículos y os bajáis en silencio mientras observáis el lugar en silencio casi temiendo romper la quietud del lugar.

Al llegar a la central, los miembros de la GRU enseguida se dan cuenta de que algo no es como debería. El suelo es inusualmente seco y polvoriento, y no hay nada de vegetación.
Hay un ligero aroma de podredumbre en el aire, que se hace más notorio cuando el viento sopla desde la dirección en la que se encuentran los silos. Enseguida se hace obvio que la central de maquinaria es hogar tan solo de los muertos

Petr alza una ceja (la izquierda) y mira en derredor mientras permanece en silencio.

"A ver qué hacen los mandos ahora....."

Por fin llegamos a la central. Aunque algo no parecía ir bien, aunque no sabría precisar exactamente el qué, o tal vez si. Bajé del camión y estiré mis extremidades, quizás por fin podría perder de vista los vehículos por un tiempo.

Tras el encontronazo con el comisario iría con más cuidado y me dirigí a mi superior. Si para callar la boca de aquel tipo tenía que seguir la cadena de mando de forma estricta, por mi no había problema.

- Señor, solicito su permiso para reconocer la zona si lo considera oportuno – Quizás lo más sensato sería mandar a los soldados primero, pero mi naturaleza inquieta y mi escaso miedo podía más

Dugov se bajo del camión y cargo con todo lo que podía tanto suyo como de sus dos compañeros.

Echo un vistazo alrededor mientras musitaba algo por lo bajo. Bueno, era de esperar... No se que quieren que arreglemos aquí, hacen falta constructores no electricistas.

-Tendremos que dejar las cosas en algún lugar y ponernos de acuerdo en que hacer cada uno antes de ponernos a trabajar... ¿No?

Dugov dejo escapar la pregunta al aire sin dirigirse a nadie en concreto, saltaba a la vista que cuanto mas tarde se empezase a trabajar mejor seria para él.

Resulta cuanto menos extraño que un lugar al que mandan dos camiones llenos de soldados (Por lo tanto que tenga algo más que un mínimo de interes para el mando) Este completamente libre de tropas, además las zonas quemadas no dan una buena impresión... Si el asunto del "conejo" me retorció las tripas, este silencioso ambiente tampoco les está ayudando. Por lo que decido ir con  la expedición:- Voy con Alexander, si se le permite. Quiero localizar algún lugar que sirva para instalarme.- No quiero decir que prefiero andar con un grupo de soldados rasos a estar con los oficiales, que parecen más que nerviosos entre ellos.

 Yuri respiró profundamente al salir del camión, dejando que el aire entrase en sus pulmones. Se hallaba particularmente tenso ese día y más al comprobar el estado de su destino. Aborrecía los viajes largos y más cuando a la llegada se encontraba con un panorama tan frío y desolador como este.

 Se estaba dirigiendo hacia el otro camión para hablar con los altos mandos, cuando el Capitán del Tass le solicita permiso para inspeccionar la zona. -Eh... ah, sí, sí, tiene mi permiso- acompaña sus palabras con un ademán de su mano, en un gesto universal que indica que puede irse- Dugov usted quédese por aquí.

El teniente grigor escuchaba en silencio lo que decían sus compañeros, los soldados se mantenían callados a la espera de ordenes conscientes de que su opinión no era importante, pero dirigió la mirada a los sargentos. Que diferencia entre esos dos hombres, mientras el sargento Blochinstev permanecía en silencio a la espera de ordenes su compañero Kovalevskii estaba deseando salir a inspeccionar el lugar.

¡NIET! Primero asegurar el perímetro. Sargento Blochinstev, usted inspeccionará el lugar con su batallón, puede acompañarle el señor Triepinov y quien más quiera hacerlo. El resto permanecerán aquí, junto a los vehículos, por si hubiera que huir.

-En caso de que necesitéis ayuda urgente disparad al aire.- dijo Petr consciente de que ante una serie de disparos todos acudirían a ver que sucedía.