Partida Rol por web

Darcy cogió una botella de champagne, la vació en un montón de copas y las puso en las manos de sus compañeras, o delante de ellas en el caso de que tuviesen alguna. Cuando todas estuvieron servidas, la pechugona  se inclinó ofreciendo un más que generoso e infartante plano de su escote con el que el resto de mujeres solo podían soñar (o pagar) e hizo girar la botella. Tras unas cuantas vueltas, el morro de la misma se le insinuó en una especie de boca en la que meter los morros. Darcy, recordando las reglas del instituto, bebió el vaso que tenía ante ella y volvió a hacer rotar a botella, que acabó apuntando a Mary Ann

¡Venga!–Dijo a Ceroceja– ¿Verdad o reto?

Cuando proponen el "jueguecito" de las narices, me sienta como un tiro. "¡Venga ya! Seguro que aquí todas tienen sus mierdas secretillos también ¿porqué aceptan participar en esto?"

Pero claro, no voy a ser yo la que diga que no juega... Así que me planto mi mejor sonrisa falsa y me preparo para pasar el rato de angustia correspondiente. Y ¡¿cómo no?! Me toca la primera puto día de mala suerte...

-Reto- le digo a Darcy automáticamente y sin dudar. ¡Ni muerta les daré pié a que descubran mis miserias. Y, total, humillaciones ya las conozco de casi todos los colores... ¡Que estoy sin cejas y con una polla pene pintado en la frente!

—Bien —dijo Channel con una pizca de aprobación—. Al menos tienes valor —olió un poco el champán. Aquello tenía calorías y sabría bien, pero había que cuidarse del todo—. Espero que bragasraras —no recordaba si le había puesto otro mote a la puta aquella— te ponga un buen reto y creo que la que diga "verdad" a partir de ahora es una cobarde que no merece estar aquí. 

Pedir reto era lo correcto, lo más seguro para una HOTS....Siempre y cuando no fuese Darcy la que pusiese la prueba. La morena sonrió con malicia y miró a Kim. ¿Qué podía pedir? ¿Enrollarse con ella? No. QUe se enrollase con uno de los frikis? Podía ser ¿Abofetear a Channel? Estaría bien, pero Darcy estaría fuera de HOTS antes de terminar de pronunciar la frase. Tampoco podía coger nada TAN terrible como para quedar ella mal...

Pueees... Tienes que comer un twinkie de chocolate de la boca de uno de los nerds que analizaron los baños.

Intento que mi cara no refleje la sorpresa que me he llevado. O a Darcy le caigo bien o, en el fondo es buena... ¡¡Nah!! No puede ser nada de eso. Tiene que ser que se me está escapando algo...

-OK- digo levantándome y dirigiéndome a la puerta. Desde que acabamos la prueba de los baños, al salir en ropa interior, hubo algunos que se quedaron petrificados en el sitio "Cosa que no entiendo... son nerds, pasan horas en sus casas con el ordenador ¿no están ya acostumbrados a ver mujeres en ropa interior? Por lo visto en Internet hay muchas...". El caso es que esa parálisis, ahora, me viene fenomenal porque no me tengo que alejar mucho, ni siquiera usar el teléfono.*

-Tu- le digo al que está más cerca de la puerta -Es tu día de suerte. Pasa- Como no termina de moverse "Lo comprendo, pobrecillo..." le agarro del brazo y tiro de él hacia dentro. El pobre es lo mismo que un pelele, pero es que acaba de entrar en una habitación con lo más de lo más y todas están en pijama "Espero que no se desmaye... o se muera, antes de acabar la prueba"

Le pongo en el centro, cojo el twinkie, le bajo la mandibula tirando, porque al pobre no le llega la sangre a la cabeza, la tiene toda en otro sitio ahora mismo. Le empujo el twinkie en la boca y luego acerco mis labios a los suyos para morder un trozo. El chico se atraganta y a mí me invade una arcada (no por el chico, que he tenido cosas peores en la boca si no por el twinkie..."¿Cuántas calorias acabo de consumir de golpe?)

El friki no solo lo goza y disfruta, sino que le da un ataque de asma que tiene que salir de allí gastando dos inhaladores.

¿Sería que Mary Ann tenía práctica en comerle el twinki a los frikis? ¿Que se codeaba con ellos? ¿O que en realidad era un patito feo de instituto? Nunca lo sabrían porque no había elegido verdad.

La puta china, con la polla pintada en la frente, tenía redaños. Subió de consideración en la escala de Channel. Un poco. Para las gemelas sin duda se rebajaba y blabla, pero si te tocaban mierdas, hacías lo que tenías que hacer. La que había demostrado su baja estofa era Darcy. Una verdadera HOTs no sabría ni que es un twinkie.

—Muy bien, ceroceja, ya has comido lo suficiente para una semana, me refiero a comer dulces, no comérsela a vagabundos por placer, claro —Channel frunció la nariz un milímetro, ver a alguien engullir un twinkie había sido simplemente horrendo ¿por qué hacían esas cosas? ¿No podía el Presidente prohibirlas como hacían en algunos países europeos? Estaban más avanzados. 

—Bien, ahora gira la botella, pon una prueba a la puta que le toque y vete a limpiarte la polla de la frente y el olor a freak de la boca, además de echar a los nerds que queden. No pueden estar aquí cuando vengan los hombres —por la voz de la presidenta se notaba que eran los hombres de verdad. Los que tenían dinero—. Usa toda la violencia que quieras, tienes calorías que quemar, pero no te bajes las bragas demasiado.

—Y nueva norma, si cuando tiras la botella te apunta a tí, te pongo yo otra prueba, y luego ya vuelves a tirar —había que darle algo más de sal al juego y sólo Channel podía hacerlo. 

Asiento cuando Channel habla. Asiento a todo aunque me preocupa un punto de sus instrucciones "¿Y cómo se echa a unos nerds? ¿Eso no lo hacen unos chicos amables? En el instituto era así como me libraba de la gente"

Pero eso deja de preocuparme cuando veo lo que sale al girar la botella "¡Oh dios mío! Luzbel me va a odiar"

En cuanto he tirado, huyo al baño a limpiarme la frente. Así me ahorro ver la cara que pone... Pero no he llegado a salir del salón y me doy cuenta que he metido la pata una vez más.

Doy la vuelta... "Seguramente así es como se sienten los que van a la silla eléctrica... sólo que ellos se lo merecen, claro." Intento pensar algo que no sea muy horrible porque, aún no estoy durmiendo y ya tengo pesadillas con que sus perros me devoren por la noche... o se meen en mi ropa que sería aún peor.

Cuando estoy a la altura de todos, con un hilo de voz, digo -Tienes que beber a morro de una botella de litro de cerveza, de una que ya esté empezada...- No parece una cosa muy horrible pero es lo más ordinario del mundo e incluye compartir babas con alguien. Y luego sí que huyo al baño. Esta noche no creo que pueda dormir por culpa del pánico

Luzbel fue testigo del comienzo del juego como en una nube, en su mundo. Pasaba de todos, recostada con su copa y su hermana al lado. Le llegó un rumor de nosequé de twinkies, y pensó que quizá la cosa se animara con alguna de aquellas golfas teniendo que follarse a unos gemelos delante de todas. Algo que ella ya conocía de sobra. De gemelos y gemelas. A solas y en tetravirato. Que eso era como follar en un ascensor de esos de paredes de espejo, todo por duplicado varias veces y sin saber quién es quién. Pero algo había ahí que no se había enterado y no le importaba que al final de gemelos nada, que solo la Ceroceja tenía que comerse la boca con un empollón con un trozo de tarta en medio. Algo muy extraño y repugnante.

Cuando el empollón fue expulsado del paraíso, Luzbel estaba segura de haberle visto una mancha en el pantalón. Taaaan típico. ¿Qué les pasaba a los pajilleros aquellos que eso les ocurría tan a menudo delante de las HOTS? Aguantó las nauseas de ver a un ser humano comiéndose un pastelito y apuró la copa. Le apareció otra en la mano y se desentendió del asunto. Que siguieran jugando. Recordó su primera vez jugando al Conejo de la suerte, con 8 años en el colegio, cuando todavía tenía un poco de pudor y para salir del paso eligió a su hermana para darse un piquito. Que en dos segundos se transformó en filetazo con lengua. Qué inocentes eran entonces y qué rápido aprendieron a jugar de verdad al Conejo de la suerte.

Alguien dijo ¡Luzbel! Y volvió a la realidad.

-¿Uh? ¿Qué? -le había tocado. Ella confiaba en que no tuviera que moverse del puto diván hasta que llegaran los hombres y ahora resulta que tenía que participar en aquello. Le pusieron una botella de cerveza en la mano y alguien dijo que tenía que beber después de que bebiera otra persona.

Luzbel se sintió respetada. Más que nada porque le había tocado una prueba de mierda que demostraba el terror que infundía a la camada de futuras perras. Cuando estuviera en el trono le vendría bien ese pánico. Y lo de beber de otra boca... BITCH, PLEASE. La secretaria de Luzbel tenía marcada en la agenda hacer eso cada día, de boca y de lo que no es boca.

Le pegó un buche a la cerveza, se la pasó a su hermana, y luego volvió a su boca. ¿Cuántas veces habían compartido botellas y otras cosas ensalivadas? Cienes. Y para demostrar su compromiso se ventiló la botella entera. La puso en el suelo donde le llegaba el brazo sin tener que moverse y la hizo girar... con cierta habilidad. El destino siempre las llevaba juntas, siempre.

Y que nadie se pusiera en medio. No iba a permitir que una de esas puercas pusiera a prueba o incordiara a su hermana.

-Hermana querida, te toca.

No me extrañaba nada que Sadie propusiera ese juego y luego se rajara. Tenía la sólida convicción que le gustaba mirar. Y que le gustaban los mejillones. Alguna vez debía regalarle la visión de untar entera en crema solar a su hermana, en la piscina, solo para fijarse en su cara y en el humo que saliera de sus bragas. Tentar era divertido. Más cuando ejerces esa presión en alguien que, en el fondo, está deseando hacer aquello que dice aborrecer. Pero no estaba pensando exactamente en eso ahora. 

Total, que el juego comienza con la fofa morena de bragas vergonzosas. Los primeros retos se me hacen divertidos, con tono de decepción. Ver a la ceroceja tener que estar centímetro de la boca de un nerd y ver su apuro, me hace gracia, pero yo esperaba más acción. El reto que ponen a mi hermana también es una mierda, en realidad. Por eso no me importa compartir con ella aquella cerveza. Estas furcias no sabían lo que era la MALDAD. Jugaban a ser crueles y cool, cuando no tenían ni puta idea. Putas aficionadas. 

No puedo evitar sino sonreír cuando el azar quiere que la botella que mueve mi hermana se pare justo en mi. Sin duda, era una maldita señal. Me pongo de rodilla en aquel diván, junto a Luzbel, y bebo de la copa que me han traído.

- Reto, hermana. Dale - le apremio, mirándola con curiosidad. 

"Que no me toque, que no me toque, que no me toque..." pienso fuerte con los ojos cerrados. Los dos retos me parecieron terroríficos, aunque Luzbel pareció hacer el suyo sin ningún problema. Caray, las veteranas son lo más.

Entonces veo que le toca a Lilith y espero expectante a ver qué prueba le ponen. Sí, me estoy divirtiendo

¿En serio comerse un twinkie y beber una cerveza eran un reto? menuda chorrada era aquella, un reto de verdad sería meterse en la jaula de los perros de las gemelas diabólicas, vestidas con el traje de carne que llevó Lady Gaga a los mtv. Eso si que sería digno de verse.

Pero como nada más que mandaban a hacer retos de mierda, pues Kimber se tenía que divertir bebiendo champagne, ya que aquel juego, si no se le daba chispa, era una auténtica mierda.

Esperó a ver que basura le mandaba una hermana a la otra.

¡Ah, las relaciones de hermanos! Si el puteo existe entre hermanos, a secas, entre gemelos ya adquiere la máxima expresión. Porque es como putearte a ti mismo. Desde el rencor y el amor infinito al mismo tiempo. Las gemelas Monroe habían tenido una larga relación de puteos mutuos, bromitas y zancadillas sin importancia que no hacen más que fortalecer los lazos de lealtad eterna. Bofetadas y traiciones compartidas que luego se curan con lagrimones y abrazos de amol.

Luzbel prometerá tortura china a cualquiera que toque a su Lily, pero entre ellas sí cabía la sana jodienda. En ese momento, Luzbel tenía la responsabilidad de ponerle un reto a su hermana, desde su punto de vista, suave. Poca cosa comparada con lo que podría obligar a cualquiera de las novatas. Y sabía que su Lily era fiel y valiente y aceptaría. Quizá hasta su pusiera cachonda con el sufrimiento.

-Ok, chicas -dijo, tecleando algo en el wasap. ¿Para qué alzar la voz para llamar al servicio cuando puedes hacerlo por mensajería? Esperaron unos segundos y de inmediato llegó una de las chachas con una bandeja de plata. Había algo cubierto con una campana. Al llegar junto a las gemelas, la chacha descubrió el contenido.

Un vaso de leche, unas pinzas de metal y un platito con algo rojo iridiscente como el ojo del culo del infierno. Luzbel cogió las pinzas y sujetó aquel chile delante de Lilith.

-Hermana, esto es un cruento y despiadado chile de Quetzaltenango. Cultivado en las profundidades de la primitiva jungla por los pacientes de un manicomio guatemalteco. Donde sea que quede eso. Mexicanos, supongo. Dale, hermana. Un mordisquito. Solo un bocadito, cariño -le dijo mirándola fijamente a los ojos.

Luzbel era generosa. Era su hermana, al fin y al cabo. Peor sería mandarle frotarse las bragas con el chile, por ejemplo. Lo que estaba claro es que si accedía a comérselo la próxima mamada que hiciera sería puro fuego. Y el sexo anal de mañana, ni te cuento.

Tenía que querer a mi hermana con toda su alma, pero también tenía que odiarla algunas veces. El amor y el odio caminan en la vida de una fina linea que a veces es difícil de discernir.  Por eso creo que a veces son la misma cosa, en realidad. 

Aquel chile debía tener el sabor del infierno. Pero no podía quedar por debajo de estas malditas novatas. La idea de dejarles con la boca abierta, me daba un morbazo del copón. Es por eso que mantengo la mirada a mi hermana, mientras me acerco despacio en aquel sofá que ambas ocupábamos. 

- Pues dámela...- digo de media sonrisa, dedicándole una sonrisa picaresca y entreabriendo la boca para que me de comer aquella mierda. Putada que ya me encargaría de devolverle después, claro. En estos consistía ser hermanas. 

Luzbel sonrió con malicia pasándose la lengua por los dientes mientras acercaba la guindilla volcánica a la boca de su hermana. Casi sintió el calor del bicho al moverlo del plato. Sonaba a serpiente de cascabel. Se lo acercó hasta dejarlo entre sus dientes, con la profundidad justa para que ella mordiera la mitad.

Miró a las demás con los ojos brillantes, saboreando el momento, relamiéndose.

-Esto sí es un reto, putas. Dolor y lealtad -y Lilith pegó el ñaco para llevarse la mitad de aquella mierda de Chernóbil. De inmediato, Luzbel tiró para arrancarle el resto y se lo acercó a la cara. En un segundo lo sintió en la nariz, ardiendo, y enseguida notó la irritación en los ojos y saltaron las lágrimas como si estuvieran tirando bombas lacrimógenas. Luzbel perdería la dignidad y el maquillaje esa noche, pero por sus muertos que iba a compartir el destino de su hermana. Se metió la otra mitad del chile en la boca y lo masticó mirando a las otras.

Coño, qué calor.

Pues vaya con las gemelas. Comerse un chili picante...vaya prueba. Eso no tenía ni calorías ni había tenido que comer el morro a un tío feo, ni nada de eso. No obstante, no dejó entrever su desagrado por aquella estupidez. ¿Qué?¿Le iba a arder al mear? Con lo guarra que era la rubita, seguro que ya la habían contagiado miles de veces de mil venereas y había meado sangre como una cabra sifilítica. Y encima luego la otra la imitaba. Santa chorrada ¿Y creían que eso le impresionaba? Pero había que llevar la fiesta en paz, y demostrar a las veteranas que estaban acabadas, como las putones feas, viejas y descascarilladas que eran.

Pero había que disimular, disimular y sonreír. Darcy no perdió la vista de la botella, observando a quien apuntaría ahora.

Estas hoy van a cenar almejas picantes