Partida Rol por web

Angielle. The Marchen. Un día después del incidente.

¿Así se sintió la señora Delora...?

Verlo tan resignado estaba haciendo que Stella se enojase un poco. ¿Así se veía cuando Delora y ella hablaron? Probablemente sí. Sus palabras no fueron muy distintas. Ella tampoco creía que rompería su maldición a esas alturas. Sin embargo, y a pesar de todo lo sucedido, lo había hecho. Gracias a todos lo había logrado. No podía ser imposible para Waltz. Se negaba a creer que era así.

―Aunque tú te rindas, te ayudaré así como lo hiciste conmigo. Y cuando te deshagas de tu maldición, te diré: "te lo dije". Y te regañaré. Y me tendrás que enseñar magia. Y esto no es solo para darte esperanzas. Ya verás que romperás tu maldición ―recordando aquella vez que Delora había hablado con ella, en lugar de explotar, decidió suspirar y decir eso a Waltz mucho más calmada. O al menos tratando de serlo. El chico ya estaba bastante triste como para recriminarle más cosas.

Angielle. The Marchen. Un día después del incidente.

Te escuchó hablarle con ese mismo entusiasmo, pero este no podía compartirlo. Sonrió simpático y decidió concedértelo - Está bien. Esperaré el día que me digas "Te lo dije". Y prometo enseñarte magia - se sonrió. Poco a poco, viste cómo parecía perder foco en los ojos. Al parecer, se estaba quedando dormido.

- Lo siento, Stella. Aún estoy débil y aunque quisiera seguir hablando contigo... Yo no puedo permanecer despierto - cerró los ojos -. ¿Qué tal si... hablamos otro día? - y su rostro se relajó. Era de esperarse, el día anterior Waltz había estado al borde de la muerte. De por sí estar despierto era casi un milagro.

- Perdóname... - dijo entre suspiros para quedarse dormido de nuevo. Así sería por un día entero, mas Waltz se levantaría de la cama en una semana. Tal vez entonces podrían seguir hablando.

Angielle. The Marchen. Un día después del incidente.

Bueno, eso era un avance. Verlo sonreír y acceder a lo que la chica había dicho hizo que Stella le sonriese de vuelta. Sabía que Waltz no lo pensaba de verdad, pero ella estaba segura de que encontrarían la manera. Delora y Parfait no eran personas que simplemente se quedarían cruzadas de brazo. Era bastante probable que por su cuenta siguiesen intentando encontrar las cosas que romperían la maldición del chico. Y ella también lo ayudaría siempre que fuese posible. Tenía una deuda con todos que debía saldar.

Al ver que el chico se estaba quedando dormido, simplemente suspiró y negó con la cabeza. No es como si ella quisiera interrumpir su descanso, y ya había dicho lo que quería decir. Dio un par de pasos hacia atrás mientras el chico se dormía, abriendo la puerta con cuidado.

Me gustaría verlo sin su maldición...

Después de eso, salió de la habitación y cerró la puerta. Una vez estuvo de nuevo en el pasillo, la pesadez de la situación de ese momento recayó en sus hombros. Su hermano seguía convertido en piedra y Réamann estaba al borde de la muerte. Su padre y su hermano mayor estaban en un lugar que desconocía, y la única oportunidad que había tenido para hablar con su hermano mayor la había pasado por alto. Volvía a sentirse mal. 

¿Soy una mala persona?

Medianoche. Habitaciones de The Marchen

Realmente se alegraba de volver a ver a Claire sin el sentimiento de profunda amargura que había sentido en las ocasiones anteriores. Pero por fin se había dado cuenta de que no había nada que perdonar y que realmente se preocupaba por ella y por lo que le depararía el futuro, más incluso que por su estado actual de amnesia.

- Lo haré - afirmó con rotundidad. Podía hacerlo. Además, estaba contento de que en The Marchen hubiera podido eludir de forma tan eficaz los efectos secundarios de la maldición, una de las ventajas de estar rodeado de gente maldita -. Y cuando la rompa, también se romperá la tuya y también tú serás libre de hacer muchas más cosas, te lo prometo - acabó por decir a la par que se dirigía hacia la puerta -. Buenas noches, Claire.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Las lecciones con Delora habían comenzado y ahora debías estudiar doblemente duro para controlar tu magia, además de la extensa tarea de aprender a leer con fluidez aquellos tomos sobre hierbas medicinales que te había facilitado Annice. Era mucho trabajo si a eso le sumabas tu trabajo en la cocina, pero era el compromiso que habías hecho con Delora, así que no podía ser tomado con ligereza, pues ella fue muy clara en su postura contigo.

Por otra parte, Waltz no podía hacer muchos esfuerzos aún, pero trataba de ayudar con la limpieza, aunque no a la misma velocidad usual. Solía mantenerse bastante ocupado con sus shows de marionetas, pero ahora... no estaba en condiciones de hacerlos. Recordaste la promesa y una tarde en que la taberna estaba prácticamente vacía y tanto Annice como Ezio estaban en la cocina, se te dio la opción de descansar... Aunque ese descanso implicara para ti estudiar. Recordaste entonces la petición de Waltz y al preguntar por él, te dijeron que estaba en su habitación por órdenes de Parfait. Si bien sus heridas estaban sanando correctamente, debía tomarse descansos entre jornada para no correr riesgos innecesarios.

La chica te miró con una sonrisa sincera - Está bien y me alegró hablar contigo, así que vuelve cuando quieras. Después de todo, podré dormir hasta más tarde - rió.

- Buenas noches - y viste que miró la cama dispuesta a acomodarse en ella de nuevo.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Dentro de todo, habían sido días más pacíficos. La segunda semana después del incidente fue más llevadera... aunque no del todo. Apenas llegaba la noche y Stella debía acostarse, sola, los malos pensamientos venían a su mente. Después de haber conocido lo que era dormir sintiendo la seguridad y el calor corporal que brindaba alguien más, las noches eran más frías y solitarias. Aunque... no era del todo por eso. Simplemente se sentía sola y atormentada. 

Pero no era así en el día. No estaba precisamente feliz... pero podía despejarse con todas sus ocupaciones. Y en ocasiones, muy como la de ese día, se emocionaba por sus logros.

―Waltz, Waltz. ¿Estás despierto? ―Stella tocó la puerta con delicadeza un par de veces, hablándole con bastante más confianza a Walker.

Ese día era uno importante para ella. Sin poder mostrárselo a Parfait o Delora, quería compartirlo con Waltz.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Apenas hablaste, escuchaste movimiento en la habitación. Al parecer, Waltz estaba caminando hacia la puerta y, segundos después, la perilla giró para abrirse la puerta. Waltz había recuperado color, aunque aún se le veía ligeramente cansado - Hola, Stella. Me da gusto verte. Adelante - y se movió del camino para que pudieras pasar.

Viste que en la pequeña mesita redonda de su habitación había una tetera que humeaba un poco con tres tazas de té. Te invitó a sentarte junto a él y te sirvió una taza - Nunca sabes cuándo tendrás compañía, así que me gusta tener más de una taza. A esta hora normalmente son Lady Parfait o Karma, pero me alegra poder compartirla contigo - se sentó en su lugar mientras degustaba el té y pudiste ver que a su lado tenía un extraño libro sin cubierta.

Te sonrió después de dar un sorbo a su taza - Dime, Stella. ¿Qué puedo hacer por ti? -.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Apenas Waltz le abrió la puerta, una emocionada Stella, sin pararse ni un momento por la timidez, pasó luciendo un poco más radiante que los días anteriores ese día en especial. ¿Y es que cómo no? Estaba avanzando aparentemente bien. Y además, aquella visita a Waltz tenía dos objetivos. Delora hacía poco tiempo le había dicho que Waltz era mejor que ella en cuanto a magia se refería. Su visita era para pedirle a Waltz que la aconsejase. Además, claro, de enseñarle sus progresos por la propia petición del chico.

Sin pensarlo dos veces, y aceptando el ofrecimiento del chico, se sentó donde le indicó, tomando a su vez la taza que le brindaba, y agradeciéndole. De verdad que era más viejo de lo que aparentaba. Ese comportamiento elegante no era el de un niño. Pero bueno... Stella se había acostumbrado mucho más a ello los últimos días, viendo a Waltz por lo que en verdad era, sin prejuicios. Por fin creía comprenderlo un poco.

Después de darle una curiosa ojeada al libro de Waltz, sonrió ante su respuesta y puso su taza de té sobre la mesita, para luego dejar descansar los dorsos de sus manos sobre su regazo, juntando ambas manos y encorvándolas. Cerró los ojos y, con bastante facilidad que días anteriores, magia comenzó a acumularse sobre sus palmas, formando poco después una nítida bolita de color azul, bastante más grande que la que había materializado en el bosque junto a Delora.

Abrió los ojos, sonrió con autosuficiencia al ver que lo había logrado de nuevo y miró a Waltz con emoción.

―¡Lo hice! ¡La bolita ahora es mucho más grande!

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Waltz se notó gustoso al ver que aceptabas su invitación para tomar té, por lo cual te sirvió con gusto la taza para darle un sorbo a la tuya. Como si pudiera predecir lo que harías, dejó su taza un momento en el plato para pasar a mirar con atención lo que estaba sucediendo. Como si comprendiera la importancia de guardar silencio, no te interrumpió.

Sus ojos se fueron abriendo con una extraña mezcla de sorpresa y alegría mientras se expresaba también una ligera añoranza. Sonrió satisfecho y te aplaudió cuando le hablaste - Felicidades, Stella. Has progresado bastante en poco tiempo. Cuando logres estabilizarla lo suficiente, podrás crear tu primera barrera - tomó un sorbo de té y agregó - Tal vez puedas superarme - y rió.

Después de eso, se quedó mirándote para hablar de manera más seria - Tal vez lo que te falte sea pensarla como hecha de un material indestructible. Al menos cuando logres que sea del tamaño de tu cuerpo. Así podrás crear un escudo poderoso -.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Ver a Waltz reaccionar así hizo que Stella se emocionase un poco más, sin poder ocultar una gran sonrisa. Le hacía mucha ilusión que alguien más talentoso que la propia Delora le diese su visto bueno. Miró por un momento la bola antes de hacerla desaparecer, sonriendo de lado por la exageración de Waltz.

―Eres un exagerado. Esto no es nada ―vio las últimas brumas de la bolita desaparecer, y suspiró―. Todavía queda mucho, y no tengo tiempo ―y suspiró.

Tomó la tacita de té y le dio un sorbo mientras escuchaba las recomendaciones de Waltz, animándose un poco de nuevo. Aunque se sorprendió de algo.

―Oye... ¿en verdad tengo que hacerla crecer tanto? ―eso la desinfló un poco. En todos esos días que llevaba practicando solo la había hecho crecer hasta algo más pequeño que un balón; mantenerla ya le costaba. ¿Cómo haría para hacerla crecer más?

Stella terminó por suspirar, algo desanimada.

―Estoy yendo muy lento...

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Ver que sonreías contagió de energía a Waltz, pero cuando el chico escuchó que hablabas sobre no tener tiempo suficiente, suspiró sonriendo ligeramente - Entiendo que quieras avanzar pronto para poder ser de ayuda para Réamann, pero debes recordar que abusar del uso de tu magia, puede llevar a serias consecuencias en tu cuerpo, así que hazlo con moderación - y se puso de pie para luego halar tus manos tras terminar el sorbo de tu taza y que quedaran frente a frente.

- Creo que has entendido mal el ejercicio. El ejercicio de esa bolita de energía no se trata de hacerla grande y pequeña nada más, se trata de controlarla y mantenerla. Cuando hagas una barrera debes tener claros tus deseos. Mientras más firme sea tu convicción, más fuerte será la barrera. Ahora, cierra los ojos - y se paró firme -. No imaginarás una bolita de energía esta vez, sino que de tu cuerpo sale una nube de energía que te cubre. Luego de que la veas, haz lo mismo que has hecho todos estos días - y se quedó expectante.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

―La señora Delora me dijo lo mismo, pero no tiene sentido si no... ¿Eh? ―se sorprendió un poco de que Waltz se pusiera así frente a ella, cosa que le dio bastante curiosidad. No le importó dejar de lado su taza. O más bien, no le importó que Waltz la retirase.

Con bastante curiosidad, escuchó lo que le decía.

No tuvo tiempo para decir algo más. Posicionó sus palmas como si fuese a hacer una bolita aunque no fuese necesario, asintió un par de veces y cerró los ojos. Las instrucciones le parecieron algo ambiguas, pero no tanto como para no comprender lo que Waltz quería decir.

Entonces, aclaró su garganta y comenzó a hacer realidad lo que Waltz le pidió.

En su cabeza se imaginó una especie de neblina que la cubría de pies y cabeza, imaginándolo de aquel color azul oscuro. Pudo sentir magia saliendo de ella. Lo siguiente que hizo fue intentar materializar la bolita, tal y como había hecho todos esos días... y, sin que ella pudiese darse cuenta a causa de tener los ojos cerrados, la barrera que se suponía debía aparecer lo hizo. Fue por pocos segundos, quizá apenas un par. Ella no lo vio, pero fue víctima del agotamiento. Al mismo tiempo en que el escudo se deshizo, ella abrió los ojos, sintiendo que su respiración se agitaba. Entonces, miró alrededor de ella.

―¿Qué... acaba de pasar?

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

En el momento en que cerraste los ojos, una enorme calidez te envolvió y un estallido de energía nació desde lo profundo de tu corazón. Así se sintió por lo menos cuando te sentiste mareada y debilitada. Algo casi tan fuerte como cuando Elliot pidió tu ayuda para abrir el portal.

Apenas los abriste, Waltz se acercó a ti con una sonrisa complacida - Acabas de crear una barrera. La mantuviste por unos cuantos segundos, pero fue increíble para tu primer intento. Tienes talento, Stella - y te ayudo a sentarte nuevamente en la silla para disfrutar de la taza de té.

Fue a buscar algo a su escritorio y viste que poco después llegó con algo que parecían unas galletas - Debes comer algo para que no te sientas tan débil. Te recomiendo que por hoy no intentes usar más tu magia o mañana apenas y podrás levantarte - te las entregó y se quedó expectante a tu reacción.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Sentía que comenzaba a sudar un poco de frío. Era raro que su cuerpo hubiese tenido un cambio físico tan drástico. Pero claro, ella no sabía lo que acababa de hacer hasta que Waltz se lo dijo. Mirándolo, y parpadeando incrédula, se sentó en la silla de nuevo asistida por él, respirando con fuerza. Miró las galletas y escuchó las instrucciones de Waltz, aunque parecía estar algo ausente en esos momentos. Se quedó pensando en la sensación que había sentido, y asimilando aún que acababa de hacer una barrera. Miró de nuevo las galletas, pero no las tomó. Miró de nuevo a Waltz y...

―¡Lo hice! ¡Lo hice, lo hice! ―pese a sus pocas energías, se levantó del asiento y rodeó con sus brazos el cuello de Waltz, abrazándolo― ¡Eres un genio, Waltz! 

Para cualquiera Stella podría estar exagerando. Puede que eso fuese lo más elemental en la magia, pero haberlo logrado por un simple consejo de Waltz le parecía increíble.

―¡Me diste suerte, estoy segura de ello! ―jadeando por haberse agitado así, se separó del chico.

Sin darse cuenta, Stella poco a poco comenzaba a ver cada vez más al hombre detrás de Waltz, o al menos detrás de su apariencia infantil. De verdad era alguien en quien se podía confiar, y de cierta forma le recordaba a su hermano mayor.

―¿Cómo eres tan genial? ―tomó una de las galletas y se la llevó a la boca, sentándose de nuevo de golpe― De no ser por ti, no sé cuánto habría tardado en descubrir esto por mí misma. Dudo que la señora Delora me lo dijese.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Al ver tu reacción, Waltz se quedó de piedra un momento, asimilando lo que acababas de hacer. Sonrió al ver que regresabas a tu puesto y te miraba satisfecho mientras negaba con la cabeza - Yo no hice nada, todo fuiste tú - sonrió algo divertido, mas al llamarlo genio, su sonrisa se tornó algo melancólica.

Era notorio que él podía comprender tu entusiasmo, pero también el hecho de que no pudiera hacer magia por su propia cuenta le lastimaba. Para ti la magia era algo nuevo, para él era solo una ilusión de su pasado, y de alguien que no sabía si podía volver a ser.

Tomó un sorbo de su té mientras te escuchaba y apenas dijiste lo último, bajó la taza - Te equivocas. El hecho de que hayas podido hacer eso solo es consecuencia del entrenamiento de Delora. Ella sabe que no puede estar contigo todo el tiempo, así que te da ejercicios para que tu control aumente rápidamente. Créeme que sin ello, no habrías podido hacer eso hoy. Lo único que yo hice fue adelantarme una lección - sonrió -. Mientras más días continuos uses magia, más rápido te acostumbrarás a ella, pero debes recordar no excederte. Lo de hoy es un gran triunfo. Felicidades -.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Stella no había notado la molestia de Waltz ante que ella lo llamase genio. En ese momento se encontraba tan feliz y emocionada que no se había parado a pensar en los sentimientos del chico. Pero era verdad que Stella estaba muy agradecida con él. Le parecía alguien genial.

-¡Gracias, Waltz! -igual de emocionada que estaba, y quizá con cierta infantilidad, comenzó a comer la galleta- La señora Delora también es genial. Me gustaría ser como ella -confesó Stella, sin sentirse apenada porque se sentía a gusto con Waltz-. Pero ya sabes, no me refiero solo como bruja, sino como mujer. Me sorprendió que me aceptara como su pupila.

Terminando de comerse el último pedazo de galleta, Stella volvió a tomar la taza de té y miró a Waltz con curiosidad. Por fin le preguntaría algo que quería desde la otra vez.

-Waltz, ¿tú y la señora Delora tienen la misma edad? -y le dio un sorbo al té.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

El chico escuchaba atención a lo que decías sobre Delora y solo sonrió cuando le diste las gracias. Tomaba su té con cierta elegancia y te miraba comerte la galleta divertido mientras hablabas de Delora - Supongo que sí. Delora es una mujer decidida y firme en sus decisiones, pero se preocupa siempre por todos. No debería sorprenderte tanto que te aceptara. Tengo entendido que tu madre y ella se conocían - y sonrió.

Tomaba otro sorbo de té tranquilamente hasta que escuchó lo que decías. Waltz empezó a toser en ese momento y le costó recuperar el aliento para luego reírse un poco incómodo - No soy... tan mayor - tosió un poco más para luego recuperar la compostura y tomar un pequeño trago de té -. De hecho, solo soy un año mayor que Réamann -.

Suspiró calmándose - Aunque es cierto que las brujas tenemos una vida más larga que los humanos, yo me veía así cuando fui víctima de la maldición. Y desde entonces no seguí creciendo -.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Sí. Su madre y Delora se conocían. Por eso Stella preguntaba tantas cosas sobre su madre a Delora. Sentía que a través de ella podía aprender más sobre cómo era su madre siendo una bruja. Pero... le era difícil asimilar que Delora la tomase como pupila por eso. ¿Qué tipo de relación tendrían esas dos? ¿Quizá amigas?

Mientras pensaba en eso, cuando Waltz se ahogó, Stella abrió los ojos, algo sorprendida, terminando de dar el sorbo a su té mientras miraba cómo Waltz se recomponía. La verdad, no se esperaba que su pregunta le fuese a causar tal reacción. Era una pregunta natural, ¿verdad? Aunque sí le sorprendió saber que Waltz era solo un año mayor que Réamann. Eso la hizo arquear las cejas con interés.

―Ya comprendo. Aun así, me sorprende que solo seas un año mayor de Réamann. Te imaginé como alguien... de la edad de mi papá. Mi papá tiene más de cincuenta ―eso lo había dicho para molestarlo. Quería ver su reacción. Por lo mismo, ocultó una sonrisita pícara detrás de su taza de té.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Waltz pensaba que la conversación quedaría allí, pero resultó que no. Continuabas y el chico parecía deprimirse con ello... Solo un poco.

- No me agrada que la gente me trate como un niño, pero ¿no crees que lo estás llevando demasiado lejos? - rió algo incómodo y bajó la mirada triste -. Aunque debo admitir que no es la primera vez que me hacen un comentario de esos tras conocer la verdad sobre mi edad. Pero solo llevo diez años maldito... - y se quedó allí, pensando en algo -. Diez años... - mientras su mirada seguía perdida.

Poco después se dio cuenta que se había quedado en silencio y sacudió la cabeza - Disculpa. Me quedé... pensando en el pasado y en cómo todo comenzó - y ahora sí se veía una sonrisa triste en su rostro. Tomó un sorbo más de té.