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Angielle. The Marchen. Un día después del entierro de Dante

Delora suspiró - No puedo culparte. Tu liberación se convirtió en algo amargo a la vez. Sé que esto es aún muy reciente, pero medítalo - y te tomó de la mano para luego mirarte con ojos amables y una sonrisa melancólica -. Él lo hizo por ti. No desperdicies su sacrificio - y se alejó.

Era como si supiera que eso te afectaría, por lo cual te dio espacio - Estaré aquí si necesitas algo más de mí -.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Sonrió un tanto compasiva al escuchar que le agradecías y tus disculpas - Está bien. Además, era lo mínimo que podía hacer si no podía acompañarte. Después de todo, algo como esa ortiga mágica no sería algo que pasaría desapercibido de las brujas. Muchos intentos han habido de replicarlo, pero solamente el descuido de Rin junto con la magia de Selene lo lograron - subió los hombros.

Sonrió complacida cuando mencionaste tu determinación - Así me gusta. Ese chico está luchando una batalla difícil, así que si realmente quieres salvarlo, tendrás que ser fuerte por ambos. Prepárate. Mañana comenzamos tus lecciones - y se levantó tras dar un último mordisco al postre para dejarte el resto y tomar su chocolate -. Lo mejor es que entrenemos en el bosque que queda aquí cerca. De ese modo, podremos estar más tranquilas -.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Rin y Selene... a ellas también les debía algo. A Selene le había prometido llevarle algo de comer... Sin embargo, con lo que había pasado con su hermano, se sentía recelosa. Sabía que de forma directa ellas no tenían toda la responsabilidad, y que su hermano había mentido de alguna forma. La mortificaba saber con qué. Sabía que Conall era así, capaz de mentir. Pero aun así, le dolía. Era su hermano. De cualquier forma, le alegraba haber arreglado las cosas con Delora.

―Ma... ¿¡Mañana!? ―sin poder evitarlo, Stella escupió un poco de lo que bebía, ahogándose. Siguió a la bruja con la mirada, con los ojos abiertos como platos― Bue... bueno... ―Stella se aclaró la garganta y se acomodó el cabello, intentando lucir segura de sí misma, aunque la voz la delataba― Está bien... señora Delora. Estoy más que preparada. Tan pre-preparada que incluso podría comenzar hoy...

¿¡Qué dices!? ¡Claro que no!

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Tal vez te viste triste porque Delora tomó tu mano con delicadeza - Ya ganaste tu primera batalla. Lo demás será sencillo. Ya verás - sonrió.

Entonces, vio cómo tomabas el chocolate con velocidad y... cierto ímpetu. Los ojos de Delora se abrieron como platos mientras te observaba sorprendida. Poco después, la sorpresa cambió a una expresión divertida y luego a cierta risita - Cuánta determinación - alzó la ceja y se puso de pie.

- En ese caso, no hay tiempo que perder. Tienes mucho en qué ponerte al corriente - y empezó a caminar al bosque.

Si esta había notado tus dudas o no, parecía haberlas ignorado y se quedó con lo último que le dijiste, aquello de comenzar ese mismo día. En verdad parecía que sería implacable. Si la seguías o no, ella caminaría hacia el bosque.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

¡No, no, no, no, no, no! ¡Tonta! ¡Tooooooooonta! ¿¡Por qué abriste la boca así!? 

Si bien desde fuera no se notaba, Stella mantenía una batalla interna bastante divertida. Miró a Delora como un cachorrito regañado y vio cómo comenzaba a caminar hacia el bosque. La mano con la que aún sostenía la taza tembló un poco. ¿Estaba nerviosa? No, lo siguiente. ¿Qué se suponía que hiciera? ¿Seguirla? ¿Pero no llevarían algún refrigerio o algo? ¿Se irían a entrenar a la interperie fría e inhóspita. ¿Y si Delora la dejaba sobreviviendo en el bosque 3 días sola para ver si era apta para ser su pupila? 

¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaah! ¿¡Qué hice!?

―¡Es-espéreme, señora Delora! ―apresurándose a levantarse, y dejando por primera vez los trastos sucios sobre la mesa, Stella siguió a Delora con timidez, sin saber qué le deparaba la lección de ese día.

Medianoche. Habitaciones de The Marchen.

Negó con la cabeza cuando hizo mención al hecho de no recordar cómo era, pero no le dijo lo que pensaba y era que, con recuerdos o sin ellos, su personalidad no había cambiado. Podía sentirlo. La innata bondad en ella, a pesar de que no hubiera pensado lo mismo hacía unos días.

Sin embargo, la conversación fue por derroteros más oscuros y la miró con abierta preocupación, pensando en si debía callar o explicarle lo que sus pensamientos más negativos le decían. Al final, se decantó por la segunda puesto que le parecía que cualquier otra opción podría ser demasiado peligrosa.

- No creo que estés en peligro - empezó por decir, tratando de calmarla -. Pero no podemos saberlo, ¿verdad? Tienes que pensar que estamos malditos y eso, ya de por sí, no está exento de riesgo. Las brujas...algunas de ellas - rectificó, pensando en Delora -...no desean que los malditos rompan sus maldiciones. Y nunca se sabe lo que pueden hacer para evitar que eso suceda - se detuvo un momento antes de alzar la mano y enseñarle el anillo de madera -. ¿Ves el grabado del anillo? Es la señal de nuestra maldición. El pez está casi completo. Una vez lo haya logrado, los dos seremos libres de la maldición. Así que solo...ten un poco más de paciencia - de nuevo se sumió en el silencio antes de añadir -. Puede que Delora tenga razón, que dar un paseo por la ciudad no sea una buena idea - él mismo temía cada vez que le hacían salir pues sólo haría falta que alguien sin magia ni maldición le diera una orden que él se vería obligado a cumplirla -. Pero, si lo deseas, algún día podemos dar un paseo por el bosque que hay aquí al lado.

The Marchen. Habitaciones de Fiorella. Cuatro días después del incidente.

No hizo ningún gesto para confortarla, a pesar de desearlo, pues todo en ella parecía gritarle que se alejara, que la dejara sola. Él sólo quería ser un pilar en el que apoyarse si ella lo necesitaba pero no le iba a imponer su compasión. De modo que, impotente, la escuchó sollozar sin atreverse a alzar sus manos para atraerla hacia sí y rodearla con un abrazo, a pesar de que lo deseaba, deseaba arrancarle el dolor que sentía.

- No, no lo es - acabó por decir, en voz baja, mirándola -. Nada de esto es justo - durante un largo rato, se quedó callado, peleándose por encontrar palabras que, de verdad, sirvieran para aquella situación. Pero no las hallaba. Quería decirle que no pensara en los tiempos de la maldición, que recordara al Dante de antes y su relación de antes. Pero estaba seguro de que no necesitaba que nadie le dijera aquello -. ¿Qué quieres hacer, Fiorella? - así que al final, la conversación giró hacia una vía que él no deseaba -. Tal y como yo lo veo, puedes marcharte ahora. Volver a casa con Ezio, recordar a Dante y seguir adelante como puedas. Eventualmente, se hará más fácil. Siempre recordarás a Dante pero aprenderás a convivir con su pérdida. Pero si lo que quieres es justicia... - se detuvo para apartar la mirada, apesadumbrado -..., acabar con la bruja o más bien con las brujas, que le hicieron esto, te ayudaré. No creo que te haga sentir mejor pero hay veces que, simplemente, no podemos seguir sin atar los cabos sueltos. Por eso, ¿qué quieres hacer?

Medianoche. Habitaciones de The Marchen.

Ver que negabas con la cabeza y no le decías nada disparó su curiosidad. ¿Acaso no creías que ella pudiera soportarlo? Eso era lo que Claire se preguntaba. Al menos cuando por fin le respondiste, respiró profundamente aliviada. Era bueno saber que no había un peligro directo, aunque el hecho de estar maldito ya suponía un riesgo mayor.

- Supongo que tienes razón - y entonces miró tu anillo y escuchó atentamente tu explicación. Se vio un poco asustada, mas no dijo nada. Su rostro cambió por completo cuando mencionaste la posibilidad de caminar por el bosque.

- ¿De verdad? Eso sería grandioso - y se mostró visiblemente emocionada por la idea -. Lady Delora me llevó por allí los primeros días. En ese entonces apenas y podía caminar, pero creo que ahora estoy más fuerte y podría tolerar mejor una caminata. ¿Crees que esté bien? - y sonrió.

Si bien era cierto que no recordaba quién era, también era cierto que la chica conservaba su esencia, incluso a pesar de lo que vivió mientras era prisionera de ese vals de muerte.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Delora solo se rió cuando le pediste que te esperara, respondiendo divertida - Apresúrate o te perderás - y siguió caminando a un ritmo moderado. Si bien no parecía con intenciones de dejarte atrás ni de apresurar su marcha, tampoco parecía que fuera a esperar que la alcanzaras. ¿Era esa una especie de primera sesión de entrenamiento?

El bosque junto a la taberna era bastante frondoso. Según Parfait, se había conservado así por generaciones y por eso era el lugar perfecto para la taberna: era una especie de laberinto natural.

Alcanzaste a Delora por fin en un pequeño claro cuyo techo eran las propias ramas de los árboles. Ella te esperaba con una cálida sonrisa, mas con una mirada traviesa - Bienvenida a tu primera lección. Hoy aprenderás las reglas más importantes. La primera, trata de evitar luchar mientras te sea posible. Por eso aprenderás a hacer bombas de humo y somníferas. Las mismas que les dimos para su viaje al pueblo de Rin - sonrió. Se veía emocionada.

- Entonces, ¿recuerdas los cristales? El Cristal Lucis custodiado por las hadas y el Cristal Tenebrarum custodiado por las brujas. Ambos mantienen el equilibrio de toda la magia. Antes las portadoras trabajaban unidas para mantener ese equilibrio, pero cuando la caza de brujas comenzó... - suspiró - Hildyr perdió la cabeza. Todas esas emociones negativas y el sentir la muerte de todas y cada una de las brujas asesinadas la llevaron a perder la razón y, eso nos llevó a la maldición. Normalmente el rol del portador se hereda por sangre. Es decir que la hija de la Reina Hildyr está destinada a ser la próxima portadora del cristal Tenebrarum, mas como ella es mestiza, aún no tiene su magia. ¿Te suena familiar? - sonrió.

Puso su mano con los dedos hacia arriba mientras veías pequeños relámpagos violeta aparecer en tu mano - Aprenderás primero a crear barreras y escudos, pero antes debes aprender a manifestar tu magia. Como te dije antes, nuestra magia se ve potenciada por las emociones negativas, así que por eso puedes experimentar estallidos de poder momentáneos cuando sientes miedo o enojo. Pero debes llegar a controlarlo sin necesidad de eso, así que adelante. Concéntrate en alguna emoción negativa fuerte y trata de canalizarla en tu mano - sonrió.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Vaya que la señora Delora es cruel...

Pero bien que Stella quería ser como ella... Igual solo se quejaba por quejarse. Ya podía caminar bien, pero moverse al paso de Delora era extenuante. ¡Todo te pasa por abrir la boca! En verdad nos estamos metiendo más en el bosque... ¿Me dejará aquí? No sé cómo cazar... 

Si bien Stella estaba muy nerviosa por lo que harían, no notaba algo importante: se estaba divirtiendo. Por primera vez en muchos días estaba pensando en algo más que Réamann o su padre y hermanos; esta vez estaba pensando en ella. Y a pesar de lo nerviosa y temerosa que estaba, se sentía emocionada.

Nunca había explorado el bosque que había al lado de la taberna. Le parecía muy hermoso, pero a la vez le daba miedo que fuese complicado moverse por él. Al final, alcanzó a Delora, abrigándose en la sombra que las ramas brindaban. Suspiró un poco y limpió sus sudorosas manos en el vestido, mirando hacia todas las direcciones. Cuando la bruja habló, se puso firme como un soldado.

Escuchó toda la información que Delora le daba intentando no perderse en nada. Le gustaba la regla de no pelear mientras pudiese evitarlo. Y por otro lado, se sorprendió al saber lo de la hija de Hildyr. ¿Mestiza? Entonces... eso quería decir que Hildyr había tenido un hijo con un humano. Eso intrigó a Stella en demasía. 

Ver los relámpagos que aparecían en la mano de Delora sorprendió, irónicamente, a Stella. Apenas escuchó las instrucciones, tragó saliva. ¿Entonces debía tratar de concentrarse en alguna emoción negativa fuerte? En esos momentos, no le sería nada complicado. Tomándose un par de segundos, asintió y puso su mano como Delora.

―Emociones negativas... ―cerró los ojos y pensó en algo.

Lo primero que se le vino a la mente fueron los días incesantes de sufrimiento para Réamann, ver a Conall convertido en piedra y los tortuosos años en los que había tenido que lidiar con su maldición. Eso le hizo un nudo en la garganta. Y, al mismo tiempo, de forma violenta y descontrolada, muchos de aquellos relámpagos, manifestados en un color azul oscuro, bailaron entre sus dedos. Apenas sintió aquella extraña sensación, abrió los ojos y se asustó, dejando al instante de canalizar sus emociones negativas. Su corazón se aceleró y los relámpagos desaparecieron. Asustada, la chica se llevó esa mano al pecho, cubriéndola con la otra, y miró a Delora.

―¿Qué fue eso, señora Delora?

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Delora parecía divertirse con tus reacciones de temor y sorpresa. Y es que en parte era comprensible. Después de todo, ella era un poco cruel a pesar de todo.

Apenas cerraste los ojos y te concentraste, aquel estallido de poder apareció. No te fue difícil sentirlo llegar a tu mano y manifestarse en esos rayos de color azul cielo. Fue rápido y contundente y Delora sonreía complacida. Apenas la miraste, aplaudió tres veces - Esa es tu magia. Pero no debes temerle o se irá e tu contra. A partir de ahora tu magia crecerá, así que debes saber domarla. Ahora vas a darle forma. Ya no basta con que la reúnas, debes pensar en la forma que quieras darle y esta tomará la forma que le pongas - y alzó la ceja -. Ahora, piensa en algo simple. Una esfera de luz podría funcionar - y extendió su mano de nuevo para canalizar su energía, formando una pequeña esfera que brillaba con esa luz violeta que caracterizaba la magia de la bruja. Luego cerró su puño y la hizo desaparecer.

- Adelante, tu turno -.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

¿Que no le temiera a su magia? Bueno, era algo que tenía sentido... aunque no era tan fácil de hacer sin más. Aunque comprendía el punto. Era algo de ella, no debía temerle. Eso no significaba que su corazón no latiese como loco.

Ver a Delora complacida tranquilizó un poco a la chica. ¿Darle forma? Le quedó más claro todo al ver que la propia Delora ejecutaba el ejemplo. Cuando la bruja la instó a remedarla, llevó su mano al frente con algo de timidez y esta vez no cerró los ojos. Trató de pensar en algo que evocase alguna emoción negativa, pero no tan fuerte. Al mismo tiempo, la imagen de una pequeña esfera se esbozó en su mente. La pelinegra fue testigo de cómo, poco a poco, una débil esfera de luz se formaba sobre su palma. Abrió los ojos como platos.

―L-lo... ¡lo hice! ¡Apareció! ―su corazón volvió a latir con fuerza. Sin saber qué hacer, miró a Delora. La esfera aún no desaparecía― ¿Q-qué hago? ¿C-cómo la hago desaparecer?

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

La pequeña bolita de luz brillaba con intensidad a pesar de su tamaño y la calidez que venía de esta te hacía sentir que en verdad te pertenecía. Era como ver a un hijo nacer o algo parecido.

Delora asintió complacida una vez más al ver que lo habías logrado y se rió nuevamente ante tu pregunta - Solo debes pensar que desaparece. La magia viene de tu interior, tú solo la sacaste - y al concentrarte en ello, te diste cuenta que la esfera desapareció. Empezó a encogerse para luego desvanecerse.

- Ya sabes proyectar tu magia, pero debes practicarlo, y esa será tu primera tarea. Solo una recomendación: si usas tu magia en exceso llevará a que tu cuerpo no resista y se canse tan rápido como si hubieras tenido que recorrer todo Angielle y volver en menos de un día. Te dolerá todo el cuerpo y dormirás por lo menos un día completo. Para evitar eso, debes evitar excederte. Debes practicar invocar la pequeña bola de energía y de diferentes tamaños. Por ahora, eso será todo durante una semana. Cuando logres dominar eso, pasaremos a las barreras. Solo te enseñaré la teoría -.

Delora tomó aire un momento - El tipo de barrera dependerá del tipo de magia del cual te defiendas. Un hechizo débil se puede conjurar con rapidez, mientras que un hechizo fuerte requiere más tiempo para ser conjurado. Claro que tienes tiempo de ver cómo lo conjuran, pero no es recomendable esperar. Debes tener muy claro esto: hay dos tipos de barreras. Están las barreras reflectoras que harán que los hechizos reboten y se devuelvan a su agresor, pero también están los escudos, que sirven para protegerte de un hechizo poderoso. Si eliges la barrera equivocada puede ser fatal para ti. Por eso, cada que vayas a conjurar una barrera, deberás saber para qué tipo de hechizo. Una batalla no te da mucho tiempo para pensar. ¿Algo que quieras preguntar para terminar por hoy? No es bueno que uses demasiado tu magia, pues apenas y te estás acostumbrando a ella -.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Tan simple como fue la respuesta de Delora para desvanecer la bolita, fue desaparecerla. Stella se quedó con los ojos como platos mirando su mano. Sin embargo, sin poder evitarlo, una pequeñita sonrisa apareció. De verdad se estaba emocionando.

Puso atención a la explicación de Delora. Así que debía materializar más de esas bolitas a lo largo de la semana. Claro estaba, procurando no excederse... Eso sería difícil. ¿Podría controlarse? ¿Y qué pasaba si intentaba hacer otra cosa que no fuera esas bolitas?

Por otra parte, vino la explicación de las barreras. La conclusión a la que llegó una vez Delora terminó de explicar fue simple: Stella no entendió casi nada. Eso se pudo ver reflejado en su rostro. Era bastante probable que eso le costase... mucho entenderlo, aunque ese día no lo diría.

―O-oh... Hay algo ―la chica aún tenía su mano extendida. Al darse cuenta de ello, volvió a una posición normal, y miró con curiosidad a Delora. Ya que se prestaba la oportunidad, quería preguntárselo de una vez―. ¿Cree que yo...? ¿Podría yo algún día adoptar el estilo de mi madre?

Medianoche. Habitaciones de The Marchen.

Le sonrió con un cariño que hacía eco a tiempos pasados, reparando de repente en que se sentía responsable de ella. Sabía que si él se hubiera prestado a ayudarla, ninguno de los dos estaría en esa situación. Pero mientras que para él sería algo pasajero hasta el punto de ser casi anecdótico, para ella había sido un camino de no retorno, pues nunca, jamás, podría volver a ver a su padre. Por primera vez comprendió hasta que punto aquello era un sacrificio por su parte y se prometió a sí mismo que incluso cuando aquello pasara, no permitiría que a Claire le pasara nada. Daba igual que su vida en conjunto ya nunca fuera a suceder, eso no impedía que pudiera cuidar de ella mejor de lo que lo había hecho cuando habían sido pareja.

- No pasará nada, estoy seguro. Y llevas mucho tiempo aquí encerrada, salir un poco de la habitación te vendrá bien, incluso cuando no puedas salir de The Marchen. Estoy seguro de que te iría bien hablar más con la gente de por aquí.

Era difícil consolar a alguien que se sentía así, que se había sumergido en esa oscuridad y ahora se encontraba totalmente perdida y desconcertada. Sollozó cuando le escuchó decir que no era justo, no, no lo era, y era lo peor porque no había consuelo para eso. - ¿Sabes lo peor? Que recuperé los recuerdos justo antes de perderlo, no tuve tiempo apenas de agradecérselo o reencontrarme con él. Simplemente, se esfumó, en el mismo momento. - Se secó las lágrimas sin muchas ganas antes de mirarle de reojo cuando le hizo la última pregunta. 

- En realidad, la única opción que hay es acabar con ellas, por él y otros que como nosotros hemos sufrido sus maldiciones, y por vengar a la persona que acabó con su vida y que nos ha separado. No podría dejarlo estar aunque quisiera. - Respondió en voz baja, aún en la oscuridad de la habitación.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Delora tenía el mismo porte de siempre, serio y bastante seguro. Sin embargo, podías notar cómo sonreía al verte igualmente emocionada por los avances que estabas haciendo. Ella estaba realmente interesada en verte avanzar.

Apenas preguntaste por llegar a ser como tu madre, sonrió enternecida y se te acercó. Al momento en que llegó junto a ti, desordenó tu cabello de manera cariñosa - Primero camina y luego corre, niña. Pero seguro, llegará el momento en que adoptes tu estilo. Tienes su talento, así que de seguro llegarás a ser como ella o incluso superarla. Pero primero, debes aprender a controlar tu magia. Sobre todo ahora que despertó después de ser contenida a la fuerzas tras cumplir la mayoría de edad. Es posible que tus emociones negativas se amplifiquen, así que... Primero lo primero - rió divertida.

- Además, no puedes esperar crear pociones como lo hacía ella sin prepararte. Tienes mucha lectura que hacer - y te guiñó un ojo para luego regresar -. Creo que es suficiente por hoy. Volvamos y ya practicarás en soledad. Te recomiendo que no sea ni cerca de tu hermano ni de Réamann... Por precaución -.

Si no le decías nada más, Delora volvería a la taberna.

Medianoche. Habitaciones de The Marchen.

La calidez que reflejaba tu sonrisa parecía contagiársele a la chica, quien se veía visiblemente satisfecha con tu reacción. Miró a la ventana un momento, como si aún meditara en lo que vendría a continuación, o en lo que había afuera. Era como una pequeña niña que descubría un juguete nuevo: la ilusión moraba en su mirada.

Asintió - Esperaré con ansias ese día. Pero me siento un poco nerviosa. ¿Crees que podrías acompañarme también aquí? La verdad es que además de Lady Delora y Lady Parfait, solo he hablado con Annice. Es una chica simpática - sonrió bastante contenta -. Además, después de lo que pasó... Ver a tu compañera me asusta un poco - admitió y bajó la cabeza para apretar sus manos la una contra la otra.

- Dime... ¿Crees que ella me guarde rencor? Porque se veían cercanos -.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Miró con una inocente curiosidad a Delora mientras se acercaba, tal vez algo avergonzada por haber dicho una cosa embarazosa. Sin embargo, se sorprendió cuando la mujer le desordenó el cabello, como si fuese una niña. Y es que tal vez era así; delante de Delora, Stella no era más que una niña... en todos los sentidos. De hecho, la llamó así. Por mucho que quisiera enojarse por eso, terminó sonriendo, sintiéndose acogida por un sentimiento cálido.

Tengo su talento... Escuchar eso de Delora hizo que el corazón de Stella diese un salto. A ella le bastaba con poder ser como su madre. No tenía en mente superarla... ¿Pero tanto era su potencial? Si Delora lo decía, sería grosero contradecirla. La pelinegra estaba sonriendo, sin poder evitar sentirse emocionada. En efecto, era una niña. Tal vez un bebé. Apenas aprendía a gatear, pero ya quería salir corriendo y explorar todas las posibilidades que la magia le brindaba.

Todo iba bastante bien... hasta que supo que debía leer para aprender a hacer pociones. Era de esperarse, pero en un pequeño rincón de su mente esperaba que no fuese así. La sonrisa de Stella se borró y terminó por suspirar, resignada. Sin duda alguna, si terminaba aprendiendo a hacer pociones, para ese entonces habría aprendido a leer bien. Eso la alegraba... de no ser por todo el esfuerzo que suponía. Leer un par de páginas era algo que fácilmente le podía tomar media hora. ¿Cómo se suponía que aprendería así?

―Espero que los dibujos me ayuden ―pensó, en voz baja.

Al escuchar las instrucciones de Delora y ver que se disponían a volver a la taberna, asintió y se puso a su par, arreglándose un poco el cabello y viéndose un poco más risueña que cuando habían llegado al bosque. Salir con Delora y tratar algo diferente a lo que la agobiaba en la taberna había sido muy liberador. Y al mismo tiempo, sentía que una nueva responsabilidad nacía en ella. Debía practicar y mejorar rápidamente. No sabía cuándo Phoisa se dispondría a atacar de nuevo... y no planeaba estar de brazos cruzados para cuando pasase. Esta vez quería ayudar a Réamann y a los demás.

―Me esforzaré mucho, señora Delora ―dijo de repente a la mujer, mirándola con determinación y seriedad―. Quiero ser tan genial como la señora Parfait y usted, y poder ayudar a los demás. Quiero usar este poder para eso... Creo que mi madre hubiese querido eso también.

Angielle. The Marchen. Un día después de que Delora regresase del castillo.

Delora se rió de notar que aquello que más te preocupaba era no poder leer bien - Con la práctica mejorarás. ¿Y qué mejor leer sobre las propiedades de las plantas? Annice tiene varios libros sobre eso. Podrías empezar por pedírselos prestados - y al finalizar, te dio un golpe con su dedo índice en la frente.

- Eloise no quería que sus hijos fueran como ella, quería que sus hijos fueran libres de ser ellos. Por eso Hildyr la mató - y se mostró un poco triste -. Así que debes ser lo que tú quieras, no lo que nadie más quiera. ¿Entendido? - y frunción el ceño fingiéndose molesta para luego sonreír. A continuación, se despidió y siguió su camino.

No sabías cómo, pero tu cuerpo estaba tan agotado como si hubieras hecho horas de largo ejercicio. En verdad la magia cobraba su cuota de esfuerzo físico.