Partida Rol por web

Me acerco al grupo y saco una antorcha, yesca y pedernal y trato de encenderla. - Parece que la segunda bestia se sintió atraida por la luz, - no puede dejar de mirar a su alrededor tras pronunciar estas palabras - pero no sería partidaria de apagarla, pues por su forma de comportarse me ha parecido que son capaces de fusionarse en la oscuridad. Creo que bajo la luz será más facil de abatirlas.

Espera Durzo, déjame que te ayude con esas quemaduras.

Me acerco a él e imploro a mi Diosa para que me de las energias necesarias para sanar las heridas y extender su luz y calor por mi gente. Una onda de energia revitalizadora se extiende de mi, copándolos a todos.

Después, intento cubrirme contra una pared en uno de los callejones, como estábamos antes, buscando a Jarl en el proceso.

Tú y yo mejor juntos, que así puedo ofrecerte rápido el calor de la Señora de la Justicia. ¿No crees?

Le sonrio, pues no en vano, hacemos buena pareja en el combate.

- Buena batalla, todo ha ido según lo planeado - Jarl se muestra alegre - Y por fin hemos hecho algo por la ciudad, estas bestias ya no mataran a nadie más. Aunque seguimos sin saber de donde salen. - añade preocupado.

-Lo siento mucho--se disculpa Medea al fornido guerrero--Tendré más cuidado la próxima vez, lo prometo.

Luego la mujer chelaxiana saca la lanza larga y ensarta con ella a los dos monstruos para confirmar que están finiquitados de verdad.

-Así que es esto, ¿eh?

La verdad es que tus bombitas duelen bastante...  dice el hombretón en voz baja  tranquila, seguro que la próxima vez tienes mejor puntería   añade mirando alrededor   ahora atenta, seguro que salen más    termina diciendo el guerrero mientras se planta en mitad de la calle con el espadón en alto.

Jarl agarra a Medea por el hombro.

- Si hay algo aquí cerca ya sabrá que estamos aquí - comenta - ahora es mejor que vayamos delante los que estamos más protegidos - añade mientras se da unos golpecitos en la armadura.

La joven del tatuaje asiente en silencio y deja que sean los luchadores del grupo los que inspeccionen el perímetro en busca de más bestias sombrías.

- Jarl ten - dice pasandole la antorcha que acaba de encender - tened cuidado con las sombras, creo que pueden cobrar vida en forma de esos bichos cuando menos te lo esperes.

Dante avanza con el espadón por delante balanceándolo de un lado a otro, el callejón es un vaivén de sombras a medida que el hombretón avanza hombro con hombro con Jarl.

Aprovechando los pozos de sombras que generan las luces que llevan mis compañeros, voy avanzando pegado a la pared, siguiendo los pasos del resto.

Tras comprobar que no hay más criaturas de estas, cogéis los cuerpos del resto y las lleváis al lugar en el que se supone que las tenéis que dejar. El sitio, salvo por la taberna está bastante tranquilo.

Dejáis los cuerpos de las bestias y volvéis a las calles más iluminadas. Allí veis a un grupo de dottari que os aconseja que vayáis rápido a donde quiera que vayáis y eso hacéis. Aquellos que viven cerca de zonas iluminadas se van a sus casas. El resto, para no tentar a la suerte os dirigís a la capilla para pasar la noche.

Allí están Janiven y Arael que os saludan y se interesan por lo que habéis hecho. El semielfo no puede evitar asentir con la cabeza cuando le contáis el par de bestias que habéis matado.

Adriel asiente según sus compañeros van contando el encuentro. Tan solo toma la palabra para recalcalcar lo asquerosas que eran esas criaturas.

Al fin, y cuando ya han contado toda la historia, la elfa pregunta por curiosidad - ¿sabéis a que se puede deber que seres así vaguen de noche por las calles de la ciudad?

-Apuesto a que la Tres-Veces-Maldita Casa Thrune anda detrás de eso con alguno de sus diabólicos planes de conquista imperial--afirma Medea con rotundidad.