Partida Rol por web

Creación, Olvido.

El Mundo.

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31/03/2015, 03:30
Mirari

Mirari con su energía divina estuvo a punto de destrozar la esfera, más la intervención de su familia, retuvo a su creación.

Doto al mundo de tres niveles, desperdigados por la esfera, dando topografía a la superficie lisa.

Ultra, Mid e Infra

Fueron los nombres de esos niveles.

Y con los restos de la creación doto al mundo forjo un anillo alrededor del mundo, un disco de colores enorme que giraba a su vez que adornaba el cielo. 

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01/04/2015, 13:38
Urdamesh

Apenas un instante después de desaparecer de Ruth-Adum, una potente llamarada surgió de Ilkáne, una llamarada que le separó de la estrella se condensó, separada de ella, pero sin distanciarse más que unos pocos metros. Y de esa llama, surgió Urdamesh.

Esto está mejor- dije, observando desde mi posición la esfera, sin que el fuego y el brillo a mi espalda, capaz de cegar y vaporizar a cualquier ser, supusiese problema alguno para mí. Y sabiendo lo que tenía que hacer, introduje mi brazo en Ilkáne, alargándolo hasta llegar a su núcleo, tras lo cual, retirando el brazo en un brusco movimiento, extraje una parte de él.

En mi mano, una masa de pura luz ardía sin permitir que el mero hecho de separarse de su origen pudiese apagarla… pero no era eso lo que yo quería, así que extraje toda su luz, todo su calor, todo su fuego y lo retorné a Ilkáne, dejando en mi mano un fragmento de diáfano cristal que arrojé hacia la esfera, haciendo que justo antes de llegar a ella, estallase en una miríada de fragmentos, que cayeron por toda la superficie de la esfera.

Unos pocos impactaron contra el Vornian, incrustándose en él, Pero la mayoria lo traspasaban, bien atravesandolo por completo o bien no las rozaban, alcanzando las islas de Ultra y la superficie de Mida en gran cantidad, alojándose en todas partes, incluso alrededor de las Agujas Gélidas, o entre  las ramas y raíces de Durk-hael. Algunos incluso llegaron a alcanzar las oscuras cavernas de Infra. Y aunque al principio, estos cristales no parecían tener nada en especial más allá de su gran dureza y resistencia, pero entonces, empezaron a ser alcanzados por la luz y el calor de Ilkáne, empezando a absorber estos, retomando lo que había sido parte de ellos en el principio, aunque de manera casi imperceptible. Y entonces, en el momento en el que dejaban de recibirlo, los mismos cristales empezaban a brillar y a emitir calor, como una vez hicieron en el pasado, dando luz y calor en medio de la oscuridad.

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01/04/2015, 20:23
Sargolax

Los cielos del mundo se oscurecieron cuando llegó, ardiendo desde el hogar de los dioses, tan grande como una gargauntesca cadena montañosa. El Gran Devorador bajo de los cielos, y calló a la superficie del mundo, que se estremeció ante su llegada. Se hundieron túneles, se alzaron montañas, y todo lo existente desde el hielo ardiente del núcleo hasta las ramas del Primer Árbol se agitaron.

Tardo un tiempo en extinguirse la luz de tamaño impacto y depositarse el polvo que se elevó, mostrando en donde antes era todo plano un enorme cráter rodeado de altas montañas. Una grieta que fácilmente unía la superficie con el mundo bajo la superficie.

Y en el centro de tamaña destrucción, en enorme gusano se contoneaba, molesto de tener que llegar a semejante lugar. Su cuerpo segmentado se giro  y raspo sus duras escamas contra las paredes del cráter, rompiendo las rocas por el calor divino que su mera presencia traía. Y arto de semejante lugar, abrió su gigantesca boca llena de infinitas mandíbulas y devoró el suelo bajo el, haciéndose hueco bajo el mundo y horadando el lienzo, tal y como era el deseo de su creador.

La criatura continuó con su tarea, y aun a pesar de su tamaño, la criatura jamás volvió a emerger a la superficie, y se contentó con seguir cavando, calentando el manto entre el hielo del corazón del mundo y su superficie. Algunos de los metales creados por Gargoltar se fundieron ante su presencia y formaron cámaras de roca hirviente en las entrañas del mundo. Tal era el movimiento y calor producido por la criatura, que la misma corteza del mundo se encontró sustentada sobre lechos de roca fluida, que la permitía deslizarse sobre si misma, generando profundas simas y altas cordilleras, así como zonas volcánicas.

El lugar del impacto permaneció, como un mudo testimonio del terror que se escondía ahora en las profundidades del mundo y como una puerta entre su mundo y el de la superficie. A semejante lugar se le dio el nombre de la Puerta del Gusano.

 

Notas de juego

(El mundo dispone ahora de una tectónica de placas, puede haber terremotos y volcanes y eventos que aumenten o bajen el nivel del suelo, mantiene el mundo subterráneo y el manto del mundo se vuelve cálido exceptuando las agujas de los polos)

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02/04/2015, 00:39
Mirari

Mirari descendió de la morada de los dioses y con parte de sus cenizas en mano admiro la creación de primera mano, aun que tenía cosas por hacer.


Arrojo ese puñado lejos, y este voló por el vacío, creciendo sin aparente limite, la primera ceniza en detenerse formo un planeta, menor al orbe original, y al como tal, debido a su peso, se transformó en un planeta en honor a su hermano Gargoltar, lleno de materia pesada, metales y otras rocas.

Ahí Mirari lo capto y le dio Ultra, Mid e Infra, los niveles que requería, lo que le dio un aspecto tosco.

Vio entonces Mirari, que una ceniza giraba alrededor del planeta, limito su crecimiento, pues el planeta se veía perfecto para ella, ato esa luna y con ella estabilizo los giros del nuevo planeta, he insto a la materia de la Luna a ser polvo dorado como el metal de su hermano, sobre esa luna no rego sus lágrimas, pero si sobre el planeta que adquirió agua y nubes.

Seamfi será este planeta se dijo y Gargoltar su luna, pues brilla como si fuera metal.

Pero vio que Ilkáne y Garganta lastimaban a su creación, así que abrazo al planeta y ese abrazo se transformó en una capa que lo protegiese, le dio atmosfera.

Ahí Mirari crearía nueva materia, que enriquecería la tierra, su elemento.

Y este planeta floto siguiendo una órbita lejana a Ilkáne, alrededor del planeta natal. Siendo siempre un Planeta de calor desértico en sus días y de un frio como el metal en sus noches.

Siguió Mirari entonces la trayectoria de las demás cenizas.


Más lejos aún, donde Ilkáne tenía la misma distancia que la esfera original, otra ceniza paro, se le hizo tan hermosa que con ella moldeo un planeta a imagen y semejanza de la esfera original.

Intento imitar las creaciones de sus hermanos, replicando todo, pero fue tanto el empeño que el planeta giro rápido sobre la órbita de Ilkáne y la esfera original, acortando sus días a un cuarto del original.

Contrario de enojarse, Mirari sonrió, pues al viajar tan rápido, dejaba una estela que marcaba un camino en el espacio.

Le dio una luna, una versión en miniatura del planeta, imbuidos todos en colores. Y tras darles el abrazo protector a ambos, planeta y luna, que adquirieron atmosfera, se marchó, pues ahí experimentaría sus creaciones.

Pero no sin antes darles nombre.

Zaluster el planeta y su Luna Mirari. Y el camino que dejaban, sería el camino de la hechicera.

Pues ambos le parecían adecuados para ser suyos.

Siguió entonces su camino, buscando las demás cenizas.


Lejos, muy lejos del Ilkáne, donde su luz era apenas suficiente para proyectar sombra, unas cenizas se detuvieron,  solo una creció hasta ser un planeta, y al moldearlo en sus tres niveles, Mirari decidió no dárselos, pues Mid sería suficiente, ese planeta tan alejado decidió cubrirlo con frio, pues le recordaba a su hermana.

Le dio el abrazo, y vio una luna, tan pequeña, gris y azulada que si no fuera porque se movía, la habría pasado por alto. Entonces noto 5 cuerpos más, girando rápidamente sobre el planeta y dejando hermosas estelas a su paso, llamo a esas lunas pequeñas y de paso marcado.

No les dio abrazo pero decidió darles nombre.

Mommentum serán ustedes 5 pequeños, la luna se llamara Orgon, y el planeta se llamara Zavara.

Ahí Mirari podría contemplar la quietud de la creación, pues era el planeta que más lento giraba, y su actividad se paralizaba por el frio.

Se entretuvo tanto con los paisajes que al ver las cenizas estas habían escapado, se despidió de su creación y fue a cazar más allá de donde el sol tenía sus dominios.

Dejandolo así no pudo dar nombre a otros cuerpos, para honrar a sus hermanos.

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02/04/2015, 13:47
Meseth

La Creación seguía su curso, dándole al planeta forma y estabilidad, calor y frío. Su interior estaba siendo removido por la retorcida presencia del Dios de la Oscuridad, mientras que las raíces de Sevoriam abrazaban cada rincón de la tierra recordándoles quién era. En el frío del espacio, un anillo de millares de tonalidades había surgido gracias a Mirari, y parecía que todo estaba bien. Sin embargo, algo había sucedido, algo que no estaba planeado. El equilibrio había sido roto.

Garganta, la monstruosa singularidad que había surgido por las malas artes del Dios de la Muerte, había permanecido expectante durante siglos, observando cómo el planeta se fragmentaba y se volvía a recomponer. Sin embargo, sus ansias de alimentarse se habían limitado a los cuerpos celestes cercanos, pequeñas estrellas que nunca llegaron a nacer. No obstante, cuando el anillo de colores circundó el planeta, acercó demasiado su luminosidad a la órbita hambrienta del agujero negro. Poco a poco, empezó a absorber parte de las microscópicas partículas que lo conformaban, mostrando un impresionante espectáculo a escala planetaria e induciendo al planeta a girar lentamente sobre sí mismo. Esto hizo que las masas terrestres se agitaran, moviéndose a lo largo y ancho de la esfera gracias a que el Gusano Primigenio había removido sus entrañas.

Él hambriento tirón de Garganta no era suficiente como para destruir el luminoso anillo, sin embargo, creaba un sendero de partículas visibles desde cualquier punto del planeta. Las generaciones siguientes observaron ese fantástico fenómeno e imaginaron que era el camino que recorrían las almas de los muertos que dejaban a sus seres queridos para ser devorados por la tenebrosas fauces del Dios de la Muerte. Lo llamarían WyvernEl Puente de las Almas.

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02/04/2015, 16:42
Mirari

Mirari cansada de la persecución, dio fin a su carrera, pues sintió lo ocurrido con la luna dorada. Dejo así el mundo y volvió al aposento de los dioses.

Pues aunque ella podría seguir hasta agotar su chispa, sabía que eso tendría repercusiones. 

Notas de juego

Mirari vuelve a Ruth Adum

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02/04/2015, 21:25
Meseth

La presencia de Garganta era ominosa, asfixiante. Su sola existencia era una amenaza para la Vida misma, y todo lo que se acercaba a ella era engullido y enviado al Olvido. Sin embargo, en aquella ocasión y por primera vez, algo surgió de ella. Con un porte regio y tenebroso, el Dios de la Muerte surgió de aquella singularidad y recorrió el Puente de las Almas como si de un viajero astral se tratara. Disfrutó caminando, si es que una criatura como Meseth podía disfrutar haciendo algo que no fuera devorando, mientras sus pasos le llevaban desde el agujero negro hasta el planeta en formación.

Allí, cuando puso pie en el luminoso y multicolor anillo de Mirari y avanzó hasta el interior del planeta, no sin antes extender su mano hacia el vacío del espacio.

- Permítenos, hermano Sargolax, pues precisamos de parte de tu Esencia para lo que haremos a continuación – comentó, a sabiendas de que su hermano le escucharía, mientras su esquelética mano arrastraba la mismísima Oscuridad del espacio y lo llevaba tras de sí como si fuera un manto.

Descendió hasta la tierra, y allí donde puso pie se extendió la podredumbre y la muerte. Los árboles y raíces de su hermano Sevoriam se retorcían y transformaban a su paso mientras arrastraba la Noche tras de sí, cubriendo los cielos con ella. Gigantescos lagos se secaron y se rellenaron de una fina arena blanca, pero sólo quien se detuviera a observarla cuidadosamente descubriría que no eran sino los pequeños y diminutos huesecillos de las criaturas que no habían llegado a nacer, muertas en el vientre materno y entregadas a Meseth para mayor gloria de Su Reino. Kilómetros de un descorazonador desierto que asfixiaba el espíritu y la voluntad.

Una porción de aquel joven mundo quedó sumida en una eterna noche, y fue donde el Dios de la Muerte se sintió cómodo al fin. Un lugar que prometía muerte allí donde mirase, y desde donde Garganta se contemplaba en todo su esplendor. Pues Meseth era orgulloso, y disfrutaba de la presencia de sus obras. Y aquel lugar, el Reino de la Noche Eterna, estaba lleno de ellas.

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03/04/2015, 02:21
Urdamesh

Observé con satisfacción como cada los cristales que había enviado a la esfera llegaban a todas partes, iluminando en la oscuridad, llevando la luz y el calor a la fría noche, donde más necesarias serían en un futuro. Y desde mi privilegiada posición, observé como mis hermanos actuaban. Observé como un gigantesco ser con apariencia de gusano y la esencia de Sargolax en él llegaba al mundo, y empezaba a horadarlo a la vez que lo calentaba. Como Mirari intentaba emular a Padre, creando nuevos planetas, y satélites pero faltos de ese algo que tenía la esfera de Padre, resultando fríos y muertos... de tal forma que cuando Garganta absorbió uno de ellos, no fue más que una confirmación del fracaso. Lo cual no negaba el valor de mi hermana, que había intentado tal hazaña… aunque volvía a pecar de imprudencia.

No debes precipitarte hermana- dije en el vacío, consciente de que tanto Mirari como el resto de sus hermanos lo escucharían –Sé que ansias crear, pero debes ser paciente, no sea que te destruyas a ti misma antes de que puedas alcanzar tu meta- le dije, consciente del inmenso esfuerzo que debía haber supuesto aquella fallida empresa a mi hermana.

Y tras eso, seguí observando, esperando a ver como actuaban el resto de mis hermanos. Observó cómo Garganta, lejos de saciarse con la fallida creación de Mirari, empezaba a absorber el anillo que esta había puesto rodeando la esfera…. a pesar de lo cual, no llegaba a destruirlo, sino que más bien formaba un camino entre ella y la esfera usando el anillo como medio. Y entonces, apareció Meseth. Surgió del interior de su propia creación y avanzó por el camino que poco antes se había formado hasta llegar a la esfera… y cuando llegó, cubrió una zona de esta con un manto de eterna oscuridad, sumiéndola en las tinieblas. Observé disgustado como los Cristales Il que en ella había, se iban apagando uno a uno con el tiempo al no recibir luz ni calor alguno. Decidido ya a actuar, me dirigí hacia la esfera.

Dado que no quería destruir las obras de mis hermanos, me dirigí a un lugar lo más lejos posible tanto de la zona oscura creada por Meseth, pues la luz que emitía podría fácilmente disipar el manto de oscuridad que la cubría, como de las agujas heladas de Zavara, pues el calor que irradiaba las derretiría en un instante si me acercaba demasiado. Y buscando el lugar idóneo, lo encontré, una zona desierta en la que numerosos cristales habían caído, así como uno algo más grande que el resto, de unos 100 metros de altura, que se erguía en el centro.

Ilkarka- nombré a ese fragmento, el Corazón de Il.

En ese momento sentí una perturbación en Ruth-Adum, así que envié la mayor parte de mi esencia a la morada divina, quedando tan solo una pequeña parte en la esfera, con la cual, toqué por primera vez su superficie, mientras que los cristales a mi alrededor, vibraban en respuesta  a mi presencia. Avancé entre ellos, paso a paso, hasta plantarme frente a Ilkarka, posando una mano sobre él.

Aunque rotos y esparcidos por todos los confines, seguís siendo uno. Recordadlo- les dije, no solo a los cristales a mí alrededor, sino a través de ellos, a todos los que existían –No fue mi voluntad separaros, sino extenderos. Sabedlo- les seguí diciendo, y con cada palabra, pulsos de luz parecían atravesarlos –Sois Uno. Entendedlo- les dije, y ellos recordaron, supieron, entendieron. No habían sido uno, seguían siendo uno. Y donde no había luz que absorber, es donde más necesaria se hacía, por lo que sin importar la distancia, otros fragmentos la absorberían para que estos pudiesen iluminar. Y eso hicieron, llevando su luz y calor incluso a las zonas más profundas de Infra o en el frio y oscuro Reino de la Noche Eterna.

En toda oscuridad, debe brillar una luz- dije con satisfacción al ver y sentir la reacción de los cristales por toda la esfera, sabiendo que mis palabras llegarían a mis hermanos... especialmente a Meseth, que había querido privar de esta a parte de la esfera.

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03/04/2015, 13:09
Zavara

Zavara no descendió hasta el mundo, sino que se quedó suspendida en el vacío, habiendo surgido casi de la nada. Dio algunas vueltas sobre sí misma, prestando atención a todo lo que veía. Se percató de la armonía que empezaba a haber en la esfera y en los astros, admirando el equilibrio de fuerzas por el cual todo tenía un lugar en la Creación, y a la vez todo estaba en riesgo de perderlo.

Moviéndose con elegancia y gracia, siguió dando vueltas sobre sí misma. Mientras viajaba, éste movimiento atrajo el polvo de estrellas que flotaba sin orden, y ella lo recogió y lo esparció sin dejar de bailar. Juntaba partículas para formar pequeñas y brillantes esferas que se quedaron sujetas justo donde Zavara lo ordenó. Fue recolectando más polvo y haciendo más estrellas, colocándolas donde más convenían, intentando aumentar la sublime belleza del vacío. Algunas estrellas estaban tan heladas como el núcleo del planeta, pero otras eran rojizas o azuladas, anaranjadas o grisáceas, incluso verdes o rosadas, puesto que cada una tenía características distintas.

- Vuestras diferencias ennoblecen el vacío.- dijo a las estrellas, sabiendo que sus hermanas podían oírla.

Sin cesar en su baile, Zavara dispuso una a una las estrellas que ella misma recogía y transformaba. Muchas de ellas simplemente ocupaban su lugar en la nada, mientras que otras formaban parte de un todo mayor, las Nueve Constelaciones, que dibujaban imágenes en el vacío y brillaban con más intensidad.

Habiendo terminado su labor, Zavara sonrió con satisfacción y finalizó su baile extendiendo cada brazo, de los cuales surgieron, a partir de los restos de polvo estelar que aún guardaba, dos cometas que se pusieron en movimiento alrededor de la esfera de Padre, cada una a distinta velocidad y proximidad con ésta. Echando un último vistazo a lo que había conseguido, la diosa volvió a Ruth-Adum.

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04/04/2015, 22:55
Sevoriam

Sevoriam apareció en el mundo, pero no de una forma divina y bonita como lo habían hecho alguno de sus hermanos, sino mostrándose como un ente terrorífico que utilizaba algunos de los elementos creados por sus hermanos, principalmente por Mirari.

Al entrar en lo que sería una distancia más o menos corta con respecto al mundo, Sevoriam se tornó una especie de humo negro, aunando las nubes creadas por su hermana y, desde ellas, empezó a soltar relámpagos hacia todos los lados de una forma brutal y sin ningún tipo de dirección, solamente mostrando como con su mera presencia, cualquier cosa creada por sus hermanos se podía tornarse caótica y destructiva para ese mundo.

Los relámpagos impactaban en el suelo con brutalidad, destruyendo las partes más débiles de la creación de forma sistemática, pero no para siempre, sino con la esperanza de que pudieran crecer más fuertes que antes, más resistentes y, por tanto, más dignas de ser la creación que él y sus hermanos estaban llevando a cabo. La debilidad no era una opción.

Luego optó por tomar una forma más parecida a sus hermanos, la misma que había tomado la primera vez en Ruth-Adum, pero tenía un tamaño gigantesco, ligeramente más grande que Durk-Hael- Aún necesita ser más selectiva -dijo, y entonces comenzó a exhalar un viento que comenzó a hacer girar con sus manos hechas de rayos, de tal forma que empezó a tornarse la forma de un cono que caía hacia el suelo. 

Ese cono comenzó a arrancar todo aquello que no estuviera bien unido al suelo, comenzó a moverse hacia la costa, llevándose todo lo que no era digno de estar allí, y al llegar al agua, a esas extensiones que había en ese mundo, pareció hundirse y comenzar a girar, usando ese elemento como si fuera una fuente de energía para causar más daño aún, provocando unas olas que engullían partes de las costar del mundo, sin destruir la inmensa mayoría, solo llevando a cabo esa selección que Sevoriam parecía empeñado en implantar.

Parecía haber terminado, pero entonces dio un paso, uno solo, y se apareció cerca de donde había soltado su pequeño ser su hermano Sargolax. Lo miró con detenimiento y no pudo evitar sonreír, la primera sonrisa auténtica que había esbozado desde su creación- Te voy a hacer un regalo, Sarak Hulud -y le dio un ligero don, que con su movimiento hiciera temblar el suelo más aún, haciendo que las partes débiles se desmenuzaran de forma triste.

-Esto, hermanos, es el recordatorio de que los Dioses podemos hacer dones buenos, pero también podemos destruir el mundo. Simplemente es un recordatorio de que la creación es una unión de fuerzas completamente opuestas. Las Ser'Durk, las fuerzas elementales, serán ese recordatorio -y tras esto, Sevoriam volvió a Ruth-Adum, a meditar su siguiente paso.

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05/04/2015, 20:42
Sargolax

-Es momento de dar una fuente de saber a este mundo... considerad esto como un regalo para aquellas de vuestras creaciones que dominen el poder del saber y la mente por encima de la fuerza bruta de la materia-  Con estas palabras, la deidad del saber alzo su mano sobre el mundo, dando un nuevo propósito al Gran Gusano, que se removió inquieto, provocando temblores y hundiendo algunas galerías en Infra.

La colosal criatura se deslizo bajo las entrañas del mundo, acercándose a las raíces de Durk-Hael y devorando algunas de sus extensiones mas profundas, para después continuar su camino sin fin por los túneles de Infra, fertilizándolos con la tierra y desechos de todo aquello que devoraba. Sin embargo esta vez traía algo diferente, pues después de tanto tiempo alimentándose ahora algo se depositaba en sus excreciones, una sustancia anaranjada similar a la arena, que formaba duros cristales del mismo color allí donde se depositaba.

Los pequeños cristales se fueron esparciendo por todos los rincones de Infra, una pequeña cantidad también afloro en la superficie, como pequeños depósitos de esta extraña arena anaranjada. Brillando con un leve tono anaranjado en la mas suma oscuridad, los cristales aguardaron inmóviles en la silenciosa Infra.

-Esto es el Jorium, la representación del gran poder del conocimiento, pues aquellos con una mente firme y poderosa serán capaces de usarlo para aumentar su fuerza y doblar las leyes del mundo, casi como lo hacemos nosotros mismos, solo que a una escala inferior. Sin embargo esto trae un peligroso costo, pues el conocimiento puede ser terrible y conducir a la mayor de las locuras para las mentes que no están preparadas.

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07/04/2015, 01:18
Meseth

Interludio - Como si no fuera Meseth

Mientras que en Ruth-adum atendía a los debates que mantenía con sus hermanos, la esencia creadora y transformadora de Meseth permanecía en el planeta observando cómo el Panteón manipulaba energías infinitas para alterar el tiempo y el espacio sobre aquella mota de polvo en el espacio. Paseaba por las negras tierras de Desolación, catalogando las posibilidades de cada rincón de bosque, de cada parcela de desierto, y de repente, se fijó en un cristal de Il, que emitía un suave resplandor blanquecino que pugnaba por hacerse notar en aquella eterna oscuridad. Como atraído por aquella luz, se dirigió hacia ella, embelesado. Se sentía extraño, como ajeno a toda aquella transformación, y su mano se extendió hacia el cristal. Sabía que eran cristales Il, porque su hermano así los había creado, y sin embargo, para él tenían otro nombre. Un nombre antiguo, lejano…

Cerró la mano repentinamente, cortando aquella extraña sensación que le embargaba. Miró a su alrededor, calculando cuánto tiempo había estado ausente, y se alejó de aquel lugar. No le gustaba esa sensación. Era como si no estuviera en aquel mundo. Como si no fuera Meseth.

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07/04/2015, 01:23
Meseth

Pasaron algunas horas, o quizás fueron segundos, o probablemente siglos desde que Meseth había teñido de oscuridad aquella porción del planeta, y todavía sentía dentro de sí ganas de terraformar aquel lugar. Sus hermanos transformaban de formas dispares: donde unos hacían pequeños cristales imbuidos con su poder, otros desataban toda su rabia primigenia en alterar los elementos que conformaban el planeta en fuerzas destructivas que maravillaron al Dios de la Muerte. ¡Qué maravillosas e imparables tormentas! ¡Qué tenebrosos tifones! Le recordaban a Garganta en su capacidad para borrar la existencia, y su hermano Sevoriam supo que su hermano se sentía orgulloso de él.

- Te apreciamos, querido hermano, pero has estado carente de imaginación – le recriminó Meseth, con cierto aire fraternal – Permítenos darle un pequeño giro a tu afán destructivo.

Y de repente, el Dios de la Muerte llevaba en su mano una criatura flamígera que se sacudía violentamente, luchando por escapar de la férrea presa del dios. Era una criatura primigenia, un ser que había recorrido los pasillos de Ruth-adum al comienzo de los tiempos cuando su padre Urdamesh los envió a investigar.

- Espero que no te importe, Urdamesh. Estaban revoloteando por nuestra morada sin hacer nada de provecho y pensamos en darles un uso – la criatura se sacudió nuevamente, y luego dejó de hacerlo, absorbida su esencia por la voracidad del Dios de la Muerte. Tan sólo quedó una pequeña esfera palpitante y dorada que Meseth sujetaba entre los dedos como si en vez de una vida se tratara de un juguete.

Luego ascendió una alta montaña desde la que se observaba uno de los grandes continentes que se habían formado en los primeros compases de la Creación. Allí le esperaba una pequeña grieta, no más grande que su mano, y Meseth dejó caer allí la dorada esfera. Fue un gesto teatral, casi inofensivo, pero que sacudiría los cimientos de la tierra. La esencia de fuego de Urdamesh, combinada con el afán destructivo del Dios de la Muerte, descendieron por aquella grieta hasta el magma del interior de las profundidades. Su combinación no tardó en hacerse notar.

Al instante, miles de toneladas de lava ardiente, un líquido viscoso formado por metales al rojo vivo y el fuego primigenio de la Creación, salieron expulsados con una violenta explosión que engulló a un Meseth que se vanagloriaba con lo que acababa de crear. Ríos incandescentes recorrieron la montaña, tiñendo la tierra de negro y consumiendo las raíces que Sevoriam habían extendido por la región, dejándolas convertidas en un mar de cenizas. Una negra y tóxica nube formada por gases nocivos se extendió por los cielos, dejando aquella zona convertida en una monstruosa y destructiva fuerza de la naturaleza. 

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07/04/2015, 03:28
Urdamesh

Satisfecho con el vínculo que ahora compartían los cristales, paseé entre ellos pensando en que era lo siguiente que debía hacer… y entonces lo sentí. Uno de aquellos seres que había creado en Ruth-Adum para explorarla se encontraba cautivo en las manos de mi hermano Meseth, que la absorbió, la cambió y luego la liberó en la esfera como una fuente de fuego destructor. Durante un breve instante, la ira por su acto me embargó. Y durante ese infinitesimal instante, fui puro fuego, abrasando todo a mí alrededor hasta que volví a mi forma.

A mi alrededor, la tierra estaba carbonizada y humeante a causa del calor recibido… claro, que de no haber sido por la presencia de tal cantidad de cristales Il, incluyendo a Ilkarka, que absorbieron gran parte del calor, se hubiese convertido en un pozo de lava hirviente. E incluso los propios cristales se vieron afectados, pues no tan solo absorbieron el fuego que emití, sino también la ira que lo acompañaba.

Recordaré esto, hermano- le dije a Meseth irritado, tras lo cual, me elevé sobre Ilkarka, donde despejé mi mente, aparcando lo sucedido a un lado. La esfera no era el lugar donde tratar eso, ni tampoco era este el momento adecuado. Como le había dicho a Mirari en Ruth-Adum, era el momento de dar forma a la esfera. Y eso hice.

Con la ennegrecida tierra de Ilkarka como centro, extendí en todas direcciones un océano de arena, sobre el que la luz y el calor de Ilkáne caían de forma inclemente, sin que hubiese sombra alguna en la que poder refugiarse. Entonces elevé mis manos, y por todo aquel desierto, emergieron rocas de todo tipo, algunas apenas sobresalían sobre la arena, otras se elevaban varios metros sobre ella. Algunas solitarias, como islas entre la arena, otras en gran número, formando pequeños reductos donde apenas llegaba la arena. Y las rocas no solo trajeron algunas sombras al desierto, sino también lugares de cobijo, pues en ellas se podían encontrar cuevas de todo tipo, varias de las cuales comunicaban con Infra.

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07/04/2015, 10:48
Gargoltar el Forjador

Gargoltar apareció, de manera paulatina, en una de las zonas de aquel globo que sus hermanos aún no habían tocado demasiado. Por supuesto había creaciones, como los cristales de Urdamesh o las raíces de Sevoriam, que eran más difíciles de evitar. Pero tampoco le estorbaban demasiado para lo que pensaba hacer. Dejó que su núcleo se agitara, hasta que de las junturas de sus guanteletes salieron chorros de metal fundido, pero que no llegaron a derramarse sobre la tierra, si no que fueron manipulados por el dios hasta crear herramientas: un martillo, un cincel, un pico... Todo lo que iba a necesitar para empezar a crear un lugar que le agradara en la superficie de aquel mundo. 

Con esa intención, una vez encontrado un lugar suficientemente despejado, en el que las raíces corrían sólo bajo tierra, Gargoltar empezó a remover el suelo y las rocas. Con el pico cavó y cavó, mientras con la pala iba acumulando lo que sacaba. Poco a poco, fue formando un valle, un valle muy amplio que se veía rodeado por grandes colinas, que después fueron montes, y por último imponentes montañas. Cuando Gargoltar acabó de remover la tierra, y de aplanar el valle en su mayor parte, observó aquella cordillera que había creado. Verdaderamente eran montañas altas e imponentes. Probablemente, las más altas de la creación. Pero le seguía pareciendo insuficiente. Volvió a expulsar metal, pero esta vez sí dejó que diera con el suelo, rociando las montañas. Buena parte se filtraba dentro de las rocas, la mayor parte de hecho... Pero el resto se quedó en la superficie, generando grandes afloramientos de hierro, bronce, platino, oro, cobre... Toda clase de metales. 

Ahora el dios estaba más satisfecho, y el cálido brillo dorado que escapaba por sus rendijas así parecía indicarlo. Sólo quedaba dejar su marca. Se acercó andando, con calma, al pico más alto de la cordillera, y lo subió hasta su misma cima. Observó que el frío empezaba a acumular escarcha en aquellas zonas, pero no le importó, no había venido a eso. Simplemente, volvió a expulsar metal, al que dio forma de un gigantesco y solitario engranaje, que incrustó en la cima de aquella montaña. 

-Este será el Monte Engranaje, que dará nombre a toda la cordillera. La prueba de mi intervención en este lugar-proclamó satisfecho, más para sí mismo que para los que estuvieran escuchando.

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07/04/2015, 16:13
Zavara

Zavara observaba el mundo con creciente preocupación, pues las fuerzas destructivas asolaban y transformaban todo lo que encontraban en su paso. Entendía que cada uno de sus hermanos tenía libertad para moldear la esfera a su gusto, pero deseaba que todos fueran conscientes del gran poder que podían llegar a desatar. Si Sevoriam crease tormentas mucho más fuertes, podría destruir la superficie por completo. De la misma forma, Zavara podía congelar casi toda la esfera, aunque esa idea no le gustaba, pues iba en contra de su idea de armonía. Confiaba en que los demás también tuvieran sus límites y se moderaran, censurándose cuando fuera necesario.

Sin embargo, la diosa aún tenía la sensación de que debía aportar alguna garantía de seguridad al mundo. Sus hermanos no irían tan lejos como para destruir el mundo pero, ¿y si otra criatura sí que pudiera? Pensó en el Gusano, que se removía sin detenerse en las entrañas de la tierra, devorando y modificando el suelo por el que pasaba. Pensó en todas las posibles criaturas que sus hermanos, incluso ella misma, podrían crear. ¿Qué ocurriría si hubiera mucha más vida en ese mundo? Tenía que protegerlo.

Mientras meditaba todo esto, había ido buscando inconscientemente la montaña más alta que pudiera encontrar. Sabía que la caída de Ultra había provocado la aparición de algunas elevaciones altísimas, capaces de romper los cielos con sus picos. Así pues, localizó la que le pareció más alta y apartada, un lugar donde reinara el silencio y la paz. Descendió, y al poner el pie en la cima, ésta se llenó de nieve, aunque el frío ya era algo natural a esas alturas.

Encontró la ubicación adecuada, y, como había hecho en el Vacío, empezó a dar vueltas sobre sí misma, describiendo giros y figuras en el aire, bailando al son de la caída de la nieve. Cuando se lo ordenó con un movimiento grácil de las manos, la nieve fue acumulándose, formando un montón enorme que se endureció y tomó un considerable volumen. Entonces la diosa sopló, y la nieve voló de nuevo, dejando atrás una figura helada que representaba un ave gigantesca, aparentemente inerte. Zavara se acercó a ella y le habló en susurros:

Tú, querida hija de la nieve y el hielo, protegerás este mundo de cualquier mal que amenace su existencia. Residirás aquí, en silencio, durmiendo pero vigilando. Cuando el mundo corra peligro, se abrirán tus ojos, tus plumas se harán suaves y te permitirán volar. El hielo de tu cuerpo te protegerá, al igual que tú serás la protección de la esfera entera. Y cuando hayas despertado por completo, cantarás una canción que inspirará esperanza a los corazones bondadosos... y terror a aquellos que quieran destruir tu hogar.- acabado este discurso, Zavara besó la estatua helada entre sus ojos cerrados, y se alejó unos pasos.

Con un gesto más rápido que no dejaba de ser elegante, ordenó al hielo que se abriera para que el ave quedara protegida bajo una capa gruesa de hielo.

Querida Abhan, este lugar será tu prisión y tu santuario, pues aquí permanecerás hasta el aciago día en que el mundo te necesite.- se arrodilló y esta vez besó el hielo, debajo del cual la sombra y la silueta de la estatua aún podían verse con claridad.

Y, hecho esto, se esfumó con el gélido viento, dejando una aguja helada más pequeña que las originales para que marcara la ubicación de esa criatura.

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09/04/2015, 17:19
Gargoltar el Forjador

De algún modo, Gargoltar escuchó mientras trabajaba lo que ocurría en Ruth-Adum, y meditó largamente mientras observaba las laderas del Monte Engranaje. Vida. Creía comprender aquel concepto, o al menos sus bases. Pero, ¿cómo hacer vida? Aquello era mucho más problemático, y fue lo que le hizo meditar. No podía conseguir vida con herramientas simples. Iba a necesitar algo más complejo. Iba a necesitar una fábrica. Nada más llegó ese pensamiento a su mente, ésta empezó a trabajar en múltiples diseños, considerando lo que se había hecho en el mundo, todo aquello con lo que podía contar. 

Con gesto distraído, en el centro del valle formado en el interior de la Cordillera hizo brotar una montaña aislada del resto, con un tamaño menor al de sus hermanas. Después, con las herramientas con las que ya había contado con anterioridad, empezó la labor de trabajarla, y fue esculpiendo con martillo y cincel enormes entradas, así como un interior rico y trabajado, en el que fue colocando yunques, fuelles y canales de descarga de mineral fundido y de otros fluidos. Pero aún no estaba completo. El dios empezó a cavar. Cavó y cavó, hasta llegar a aquella capa de magma que había sido situada bajo la corteza. Algo así estaba buscando, una fuente de calor extrema, que le permitiera fundir cualquier cosa. Asentó la chimenea creada, y, haciendo uso de una calculada ingeniería, hizo subir aquel incandescente fluido con calma, hasta que discurrió por parte de los canales que había ideado, iluminando aquella montaña hueca con una luz anaranjada. 

Pero aún hacía falta algo más. Algo que sirviera de contrapunto a aquel calor. Por ello, cavó, aunque esta vez no encontró lo que buscaba. Estaba demasiado profundo y demasiado frío. Tendría que crearlo él. Tomando como ejemplo las obras de Zavara y Mirari, creó un gran depósito de agua, que empezó a fluir hasta discurrir por otros canales que el dios había creado, y finalmente salir por una de aquellas puertas. 

Haciendo uso de los mecanismos implementados en aquel edificio, el dios podía desviar por el interior el agua o la lava, para conseguir más calor o más frío, limpiar o calentar yunques, y moldear toda clase de creaciones a un nivel de tecnología mayor. Aquello le dejó mucho más satisfecho. Sí, con ese equipamiento podía empezar a crear. 

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10/04/2015, 02:06
Meseth

Al comienzo de los tiempos la vida en el planeta era escasa. Los violentos cambios que se estaban sucediendo en la orografía, liberando nocivos gases y altísimas temperaturas impedían que criaturas menores sobrevivieran. Sólo unos pocos seres grandes seres se permitían existir: la bestia de hielo que custodiaba el centro del mundo, el tenebroso gusano que devoraba las entrañas de la tierra, así como una especie de criaturas simples de aspecto informe.

Nada más existía.

Por eso la presencia de una figura de pequeño tamaño en comparación con aquellos titanes, pasó casi desapercibida. Casi, porque el tenebroso aura que emanaba hacía que la tierra temblara en su presencia. Casi, porque la manera en que manejaba a un ozoeslim, apretándolo de forma implacable entre sus huesudos dedos denotaba una absoluta falta de empatía. Casi, porque la Muerte y la Decadencia le seguían como fieles cachorros. Casi, porque sólo existía un ser en toda la Existencia que manejara tales fuerzas.

La criatura se retorcía, extendiendo su informe cuerpo para intentar devorar al Dios de la Muerte, pero sólo conseguía emitir una suerte de gemido antinatural. Meseth lo observaba con frialdad, sin inmutarse ante los ataques.

- No nos culpes, mísera criatura. No somos un Creador, somos un Transformador. Nos sería imposible dar vida… así que cambiaremos la existente – dijo, apretando al ser lentamente, consumiendo su esencia – Considérate afortunada, pues tu nociva existencia es el origen de la más sencilla de nuestras criaturas, y a la vez, la más destructiva.

Mientras el ozoeslim caía a la tierra, gota a gota, liberaba pequeñas nubes de polvo y gas. Estos vapores, de un color verdoso oscuro, se movían con las corrientes de aire, buscando la vida de la que provenían, buscando la muerte que otorgaban. Los árboles y raíces a su alrededor fueron rápidamente consumidos, dejando sólo cáscaras vacías que escondían apenas un hálito de vida.

- Consumid – dijo Meseth, Dios de la Muerte, mientras sacudía la mano para retirar los pegajosos restos del cadáver. Luego, se fundió con las sombras, pues la Noche Eterna aguardaba.

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11/04/2015, 13:41
Sargolax

Conforme la creación tomaba forma en la superficie, llenándose de las maravillas y terrores de sus hermanos, la oscuridad de Infra fue adaptándose, tal y como había planeado Sargolax.

Las oscuras cavernas, fertilizadas por el Gran Gusano empezaron a asentarse, y de los restos orgánicos que la criatura había dejado atrás, empezaron a surgir nuevas formas de vida. Algunas eran pequeñas criaturas de ínfimo tamaño, otras más grandes empezaron a alimentarse de ellas y poco a poco surgieron formas más complejas.

Las paredes de Infra empezaron a llenarse de pequeñas plantas musgosas y hongos que crecían en numerosas formas y tonalidades. Pronto algunos de estos hongos, al verse libres de cualquier amenaza empezaron a propagarse y crecer por todo Infra, formando en las cavernas mas grandes auténticos bosques de hongos de varios metros de altura, llenando el aire de la oscuridad con sus esporas.

Algunas plantas también consiguieron prosperar, aunque Infra las había convertido en algo muy diferente de lo que eran en la superficie, pues sin luz se veían obligadas a extender sus raices y olvidar sus hojas, buscando otras fuentes de sustento.

La aparición de estas plantas pronto atrajo a otras criaturas abisales, pequeños insectos cubiertos de duras placas quitinosas y otros seres de piel blanda que emergían de las aguas procedentes de los grandes mares.

Los cambios en Infra también afectaron en parte a la superficie. En el norte del continente occidental se formó un enorme pantano, frio y oscuro, siempre envuelto en niebla que emanaba de geiseres. Bajo la superficie el clima en Infra era totalmente diferente. Un pantano subterráneo poco profundo se extendida en la oscuridad, con numerosas islas emergidas de las aguas plagadas de algas, hongos y pequeñas formas de vida. El calor de la tierra hacia sofocante este lugar, que al igual que la superficie estaba lleno de vapores que ascendían por pequeñas grietas a la superficie.

Aun a pesar del calor y la humedad sofocante, este lugar se convirtió en un perfecto caldo de cultivo para la vida de Infra, que poco a poco fue floreciendo en los Pantanos de la Bruma.

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12/04/2015, 05:18
Meseth

Y como un depredador que huele a su presa, el Dios de la Muerte olisqueó la gran cantidad de vida que empezaba a poblar las entrañas del planeta. Millones de hongos palpitaban en una inmensa coreografía que parecía llamar a Meseth con una melodía que sólo una criatura como él podía escuchar. Mientras Sarak Hulud hacía suyas esas cavernas, el silencioso dios observaba lo que la criatura, actuando en nombre de su hermano Sargolax, dejaba en cada rincón, y le llenó de júbilo. Júbilo por ver al fin algo de vida en el planeta. Pero sobre todo, júbilo porque esos hongos le daban miles de ideas para dar forma a sus planes. Acariciando con la punta de sus dedos las creaciones de su hermano, comenzó a poblar otros rincones del mundo.

Los Hongos Leñosos, que hasta entonces sólo habían surgido en las cavernas del submundo, ahora empezaban a crecer en la superficie, pero deformes y mucho más activos. Sus troncos duros y resistentes se volvieron más flexibles, permitiéndoles más movilidad, y sus sombreros se retorcieron y transformaron, adoptando la forma de unas mandíbulas que les permitían atrapar a sus víctimas y absorber sus nutrientes. Incapaces de moverse a su antojo, estas plantas se servían de su inteligencia básica y primitiva para permanecer al acecho, esperando el momento justo para lanzarse sobre su objetivo.

En los Desiertos de la Agonía y todos los territorios secos y arenosos del planeta, comenzaron a surgir una familia de plantas  cubiertas de espinas. Dependiendo de la región aparecieron distintas variedades que diferían en tamaño y color, pero en general todas tenían la misma forma: su interior estaba relleno de líquidos que permitían alimentarse a los animales salvajes y calmar la sed, pero normalmente a un alto coste por culpa de las afiladas espinas que cubrían su corteza exterior. Algunas variedades incluso llegaron a desarrollar un veneno que producía erupciones cutáneas, lo que evitaba que fueran devoradas y llegaran a alcanzar un gran tamaño.

Pero no todas las transformaciones del Dios de la Muerte eran retorcidas, afiladas y peligrosas. En los bosques más profundos surgieron también otro tipo de plantas. Los hermosos Árboles Susurrantes comenzaron a crecer por la superficie perdiendo el torium que corría por su interior. Sus largas hojas violáceas  se volvieron pequeñas y esponjosas, del color de las cenizas, y de sus ramas surgieron pequeñas formaciones cristalinas que brillaban con un fantasmagórico fulgor azulado. Escasos, pero de una extraña hermosura, pronto fueron reverenciados como lugar de culto y de comunión con los dioses.