Partida Rol por web

El paladín miró a Losse con la misma cara con la que había dedicado las últimas palabras al pícaro. -Losse, estoy seguro de que nos ha robado y no lo puedo permitir, creo que se ha derramado ya bastante sangre como para perder alguna más por 100 piezas de oro. No obstante, si tú no estás seguro, te invito a que me acompañes dentro y salgamos de dudas preguntando en la taberna, ¿qué me dices?.-
 

Zanc caminó calle abajo alejándose del paladín y del elfo para llegar cuanto antes a la posada del Festín de los Mares. Tras recoger sus pertenencias y abonar lo que se debía por la habitación, el gnomo se dirigió hacia el sur de la ciudad, al límite del distrito central. Allí, según las recomendaciones de algunos de los ciudadanos, existía una posada de buena calidad en la que las habitaciones estaban limpias y la comida era buena, la Taberna de Delosar.

Zanc caminó disgustado con si mismo... no eran las 100 monedas de oro, claro que no!... Era la manera en que lo había descubierto aquel humano, jamás le habían descubierto!, ¿cómo puede ser posible que aquel paladín se haya percatado del engaño?... Dejando todo ese tema atrás, el pequeño Gnomo caminó hasta donde le habían indicado, observó boquiabierto el inmenso mercado a medida que se acercaba al centro de la ciudad... Quizás lo mejor sería comprar algo de equipo y ver la fama que le precedía al mercado de Athklata.

Losse y Allen entraron en la sórdida taberna conocida como La Corona de Cobre. La taberna, como el barrio en el que estaba construida, presentaba un aspecto totalmente diferente a lo que podía encontrarse allí cuando el sol caía tras las murallas. Marineros taciturnos bebían cerveza en mesas dispersas como si fuesen pequeñas islas en un océano de piedra. Lenthinan, quien posteriormente se identificaría como el dueño de la misma, ayudaba a transportar algunos barriles de cerveza para colocarlos bajo la barra. Varios camareros y camareras se movía por el local con aspecto cansado limpiando por encima las mesas y adecentando el comedor para lo que sería otra gran noche. No hizo falta preguntar demasiado para enterarse de que el gnomo que había entrado hacía escasos momentos había mantenido una conversación con Lenthinan en la barra. Tras la conversación con el dueño, que pese a su sonrisa y a sus buenas formas se lo podría definir como un zorro viejo, tanto el elfo como el paladín llegaron a la conclusión de que Zanc, aunque había ofrecido el dinero al tabernero, éste lo había rechazado por ser una minucia comparada con lo que ganaba cada día en ese antro de mala muerte. Aunque Lenthinan no les habló de la charla que había mantenido con el gnomo, sí que les avisó de que iba haciendo demasiadas preguntas y que la gente así, en Athkatla, suele acabar flotando boca abajo en la bahía.

Satisfecha la curiosidad, y viendo que Zanc, efectivamente se había agenciado del dinero, ambos compañeros se dirigieron al Festín de los Mares para reunirse con el resto de sus compañeros.

Tras el paseo por el distrito de los templos, el grupo compuesto por Davros, Morwing y Ogna volvieron sus pasos hacia el Festín de los Mares para encontrarse con sus compañeros. Se acercaba la hora de comer y el ambiente en el interior de la posada iba tomando el color y el aroma que mantendría durante el resto de día. Al entrar encontraron ya sentados en una mesa a Allen y a Losse con el ceño fruncido y tomando con desgana una jarra de hidromiel.

Al entrar Pulgar buscó la mirada de los tres recién llegados y saludó con un simple levantar de cejas mientras movía la mano indicando que los ánimos entre sus compañeros estaban para cocer bollos.

Las calles de Athkatla se negaban a deshacerse de la fina capa de nieve que las cubría. Por lo que Zanc podía escuchar, la gente estaba segura de que volvería a nevar cuando llegase la tarde, y probablemente por la noche cayese una gran nevada. El gnomo siguió los carteles que indicaban el camino hacia el Gran Mercado y cuando llegó hasta él supo porqué lo llamaban el Gran Mercado. No había puestos itinerantes de mercaderes chillones si no que, por lo visto, la mayoría de comerciantes se reunía en lo que se conocía como el Paseo de Waukeen, una gran espacio de forma ovalada con diferentes niveles que le daba un aspecto de circo gigantesco. Cuando Zanc llegó hasta allí se quedó asombrado y sobrecogido por la multitud que allí se congregaba. Gente de multitud de razas humanas y de toda condición social peregrinaban de puesto en puesto admirando las mercancías y buscando las mejores ofertas. Miles de colores, gritos y olores se combinaban allí para dar un aspecto inolvidable al lugar. Como bien decían todos, se enorgullecían de poseer un mercado mucho mayor que el de la todopoderosa AguasProfundas, y ahora Zanc supo el porqué. 

Ogna entró en la taberna, El Festín de los Mares, con ese aire de seguridad que le daba sentirse querida en aquel lugar. Tarareaba la nana de Mnivel y, ahora que sabía más estrofas, se sentía satisfecha por haber aprendido algo nuevo, sobre todo algo que tenía que ver con su infancia. Uno de esos conocimientos que atesoraría para sí y que nadie, ni el ladrónzuelo más habilidoso podría quitarle jamas.

Lo que tienes en la cabeza sólo la vejez puede llevárselo o la misma muerte.

- ¡Nas Juan!- Saludó alegremente a Pulgar. Pasó entre Davros y Morwing pellizcando sendos culillos. Desde luego el del bárbaro estaba más duro y era más del gusto de la humana. El de Morwing se parecía al suyo propio, lo cual era un dato a comentar con Kormack. Lo buscó con la mirada pero ni él ni Zanz estaban allí. - ¡Ya estamos aquí! ¿Qué son esas caras largas? ¡Que invita Pulgar!

El camino de vuelta a la taberna, Morwing no pudo parar de dar vueltas a la pregunta de Ogna sobre las intenciones de continuar llevando ese maldito medallón. El elfo tan sólo contesto con un gesto con los hombros y la cabeza que evidenciaban que no tenía ni idea de que hacer. – ¿Acaso tengo otra opción?

Una vez en la taberna se reunieron con Allen y Losse. – ¿Pero dónde estaba el gnomo? El silencio y las caras arrugadas de sus compañeros crearon una situación muy incómoda que terminó incluso empeorando con un pellizco a traición de Ogna…

-¡¡¡¡¡Ehhh!!!!!

Allen con aspecto desilusionado, ofreció a sus compañeros que tomaran asiento. -Sentaos por favor, tenemos que hablar.- El paladín esperó a que todos estuviesen acomodados en la mesa para comenzar su locución. -Como podéis apreciar, Zanc no se encuentra entre nosotros- extendió los brazos apoyando sus codos sobre la mesa para acomodar su rostro sobre sus manos que, entrelazadas y papando la boca del paladín, ayudaban a dar seriedad a lo que estaba diciendo. -Zanc ha robado 100 piezas de oro del dinero que se nos ha otorgado para contratar el barco y la tripulación. Se las dí para que las usae para sobornar a un conocido suyo a ver si podía darnos una explicación, pero en vez de eso optó por guardárselas.- Realizó otra parada, esta vez algo más larga para observar las caras de sus compañeros y continuó diciendo, -le pedí en dos ocasiones que devolviera la bolsa con el oro pero él negó la mayor y siguió en sus trece. Incluso tras decirle que entraría en la posada a verificar su historia él no quiso entrar en razón y continuó con su versión, pero ya mientras se alejaba, a lo que no pudimos hacer otra cosa más que desearle buen viaje y que encontrase la felicidad con gente que aprecie tales fechorías. Una vez se fue, entramos a hablar con el tabernero que nos ratificó que él no había recibido ningún dinero aunque se lo ofreció. Nos dio a entender que por 100 monedas de oro no nos daría ni los buenos días. Así que, en este momento, somos uno menos para el viaje en barco.- Tras exponer los hecho el paladín esperó la reacción y respuesta de sus compañeros.

Allen había conseguido que se le borrara la sonrisa de la cara. Tomó asiento y se ató una coleta en lo alto de la cabeza.

- ¿Estas seguro?- Preguntó e inconscientemente su mirada se dirigió a Losse. En estas situaciones confiaba más en el criterio elfo lunar que en el paladín. Allen era demasiado estricto y quizás entendiera "robar" a lo que era "tomar prestado".- Si al menos sacó la información que necesitabais puede que se mereciera las monedas...- Dijo dubitativa. Conocía de cerca la codicia del gnomo. A ella le gustaba el dinero pero lo de Zanc era demasiado.- ¿Quería sobornar a Pulgar?- Dijo asombrada teniendo cuidado de que el tabernero no la oyera.- Tengo a Pulgar comiendo de mi mano. Cuando quieras información que él pueda darte dímelo y yo lo haré gratis.

Morwing se quedó atónito ante lo que Allen contaba de Zanc, estaba claro que el gnomo tenía una gran fascinación por el oro y las joyas, pero hasta ahora siempre había mostrado lealtad al grupo.

-Pero Allen, ¿tienes pruebas fehacientes de ello? Creo que quizá si nos reuniésemos y tratamos el tema con calma podamos llegar a aclararlo todo… puede ser todo un malentendido o sencillamente haber cometido un error. Si os parece iremos a buscarlo tras la comida…

-Al margen de este pequeño embrollo, ¿conseguisteis encontrar un barco?

-Completamente seguro-, respondió frustrado. -El personaje a quien quería sobornar no era Pulgar, si no a Lenthinan, el propietario de la Corona de cobre quien nos confirmó que le había ofrecido el dinero aunque no lo aceptó dada la pequeña cantidad que para él eran esas 100 piezas de oro-, respondió y, cambiando el tono le dijo a Ogna expectante , -aunque si crees que Pulgar podría tener alguna información sobre ese pirata o alguno de sus compinches, te animo a que lo intentes.-

-En lo referente al barco-, y se giró hacia Morwing, -hemos conseguido los servicios de un capitán, su barco y su tripulación. El hombre se llama Hasler Nazyr, antiguo pirata y ahora capitán de su propio barco, el Trueno del mar, que atracó en los muelles esta misma mañana. Se nos dará la respuesta definitiva esta misma tarde, aunque es muy probable que esa respuesta sea afirmativa. El problema ahora es encontrar el paradero de esos piratas, el tal Steznag es bastante temido en la ciudad y será dificil saber donde hecha el amarre ese desgraciado.-

La seguridad con la que Allen culpaba al gnomo provocaba cada vez más dudas en Morwing, - Entiendo, dijo en voz baja mientras se acariciaba la barbilla, - no obstante deberíamos darle la oportunidad de explicarse ante el resto del grupo y por qué no, ofrecerle la posibilidad de retractarse de su error.

Tras decirte esto, Morwing alzó el brazo dirigiéndose a Pulgar. – Tráenos 3 jarras más si eres tan amable, ah, y algo de comer.

- Bien, entonces es muy probable que por fin tengamos barco pero ni idea de a dónde dirigirnos… no creo que sea muy inteligente zarpar sin tener alguna pista. ¿Los guardias con los que hablaste esta mañana no te comentaron algo sobre donde y cuando fue visto por última vez?¿o por donde suele operar?...quizá si hacemos un seguimiento de sus últimos asaltos sobre un mapa podamos establecer alguna ruta de por donde se mueve… expuso el elfo justo antes de dar un largo trago a la jarra.

- Bueno Allen, ¿y que nos cuentas sobre el precio del barco, su tripulación y su equipamiento? Concluyó Morwing mientras echó mano de algo que parecía…¿pollo?

-Yo le dí la oportunidad en dos ocasiones y las rechazó, pero podéis intentar buscarle, quizás vosotros tengáis más suerte. No dijo donde iba por lo que desconozco su paradero.- respondió así a las repetidas preguntas sobre el suceso con el pícaro. Allen comprendía que Zanc había sido su compañero por algún tiempo y entendía que ellos pudiesen albergar alguna duda sobre lo que había ocurrido.

-Es evidente que no zarparemos sin conocer el rumbo. Aún no sabemos nada de él, sólo que ataca barcos iluskanos lo cual indica que debe operar por la ruta de comercio de Luskan. Lo que sí sabemos con seguridad es que él no se encuentra aquí en Athkatla, los esclavos se los ha llevado algún otro barco, es posible que sea algún compiche o puede que sea simplemente un malenate que busca dinero, por ello en vez de preguntar por Steznag deberíamos centrarnos en los esclavos en sí, puede que así la gente tenga menos miedo a abrir la boca que mencionando el nombre del pirata.- Allen pensó un momento intentando recordar si se le pasaba algo y al no encontrarlo continuó respondiendo a las preguntas del elfo. -De momento hemos gastado la mitad del dinero en la contratación del barco y sus tripulantes así como en armarlo con balistas y máquinas de guerra, las cuales nos serán de gran ayuda cuando peleemos en alta mar. Así pues, tenemos dos opciones, contratar algunos mercenarios que nos acompañen, los cuales no son baratos, o bien el repartir el dinero sobrante entre nosotros y así equiparnos mejor para lo que será un viaje largo.-

La discusión del paladín y el pícaro adquirió un tono demasiado soberbio por ambas partes. El elfo intentó que el gnomo cambiara de opinión a última hora, aunque no estaba seguro si le habría escuchado. - ¡ZANC! ¿Tanto hablas de amistad que por una mentira o 100 monedas te la juegas? Comprobemos si es cierto o no lo que expones, si no tanto saber de negocios, acabas de escoger el que te será menos rentable. -

Una vez el gnomo se marchó, se dirigió al paladín. - Entremos a comprobar lo ocurrido y a ver qué pasa, no quiero posicionarme de un lado u otro teniendo la verdad a nuestro alcance. -

Losse era un mar de dudas, puesto que podía comprender que Zanc se ganara sus honorarios por, simplemente, correr el riesgo. Ahora bien, lo que no estaba dispuesto a permitir era a aguantar mentiras, y menos aún sin una amistad forjada.

Al salir de la taberna y comprobar que el gnomo había robado el dinero, no cupo lugar a dudas de la posición que tomó. - De verdad que no lo entiendo. Tanto intentar dar lecciones de amistad que luego es el primero en traicionarnos. No aguanto que me engañen por algo tan banal, y menos cuando se trata de el dinero utilizado para una buena causa. Pero bueno, mejor así, cada uno con su camino. Si ya nos ha fallado una vez, probablemente volviera hacerlo así que, cuanto antes, menos sufrimiento. - Y con el enfado que suponía una traición, sólo pensaba - Sabía que teníamos que haber ido a reunirnos antes que a esta taberna. Quizá este problema jamás hubiera ocurrido. -

Y allí llegaron a la taberna Paladín y explorador con un semblante más que serio. Se reunieron con el resto del grupo y les comentaron lo acontecido. Ogna, un tanto sobresaltada, esperó su visión de los hechos con una rectitud mucho más desenfadada que la del servidor de Tyr. - Ogna, créeme, no cabía lugar a dudas. Pondría mi arco en el fuego - con todo lo que eso suponía para el elfo - asegurando que Zanc ha traicionado nuestra amistad, la cual creo que es mucho más valiosa que un puñado de monedas. Como bien comentas, simplemente por el riesgo o por la información obtenida, pudiera haberse ganado sin problemas esas monedas, pero aquí nos hallamos, sin información y con 100 monedas menos robadas del fondo común utilizado para salvar a un humano cuya vida estaba entregada a su familia. Su avaricia le ha cegado. Con la repartición del dinero sobrante, podría ganar casi 10 veces más de lo que se ha llevado. - Losse quiso zanjar el tema del gnomo, puesto que sin el testarudo enano y él, creía que el grupo estaría más unido y todo se llevaría con más facilidad. - Sé perdonar y tendría que venir con el rabo entre las patas para volver a darle una oportunidad, pero, ni mucho menos iré a buscarle.  Así que, con Zanc o sin él, partiré con Allen. Sois libres para elegir lo que más os convenga. Yo he tomado mi decisión. -

El elfo de Everlund respiró con profundidad e ingirió un poco de cerveza para tranquilizarse un poco - Joder con la cerveza de este local, nunca llegará a gustarme. - Más calmado decidió enfocar los principales problemas del grupo. - Bueno, ese tal Hasler, aunque parece hacerse el duro, creo que decidirá ser el capitán de nuestro barco. Se ve que que por sus venas corre la emoción de cualquier emprendedor en busca de aventuras - ahora por fin relució una leve sonrisa en el rostro de Losse - aunque él se empeñe en negarlo. - Y volvió a ingerir la cerveza que tenía entre las manos, casi celebrando la fructífera búsqueda de un barco, esperando que su sabor hubiera cambiado... aunque encontró el mismo resultado que anteriormente.

- Por otro lado, y suponiendo que la información fuera cierta, Sten... Stez... mmm... el pirata éste que buscamos, ha partido hace meses, con lo cual, el rapto lo habrá ejecutado uno de sus compinches. Ésto permitirá que sea bastante menos arriesgado que preguntar directamente por el líder de este conjunto de secuestros. Por tanto, - miró primeramente a Pulgar para luego clavar su mirada en Davros - quizá nos sea mucho más sencillo aún que algún buen amigo nos haga un favor o... - y ahora cambió el destino de su mirada hacia Ogna, sabiendo del desparpajo que la pálida humana poseía - siendo algo más "atenta" - y no escatimó resaltando esta palabra - con el dueño de cierto local. Seguro que es una información que se escucha con asiduidad en la actividad diaria de una taberna, por muy peligroso que sea hablar del tema. -

El paladín estuvo atento a las explicaciones por parte de Losse, sabía que cuando él ratificase lo que había pasado el grupo no dejaría lugar a duda sobre lo ocurrido y podrían centrarse en los temas que en un principio los separaron esta mañana, así pues cuando hubo terminado añadió, -el fondo está a vuestra disposición para recabar información, sólo tenéis que pedirlo. Estoy seguro de que no nos veremos envueltos en otra situación similar otra vez.- Tomó una trago de aquella cerveza para aclararse la garganta y, tras un gesto de desaprobación ante el sabor de aquel zumo de cebada, continuó diciendo, -si no vamos a contratar mercenarios que nos acompañen, bien podemos repartir el dinero restante. No me siento cómodo llevando tal cantidad de dinero encima. Si os parece, cuando terminemos la conversación subiremos arriba y os entregaré a cada uno la parte que os corresponda.-

Cuando hubo terminado de exponer lo sucedido y sabiendo que el grupo se centraba ahora en la búsqueda más que en lo sucedido con Zanc, llegó a mente el motivo por el cual se separaron y preguntó,-y vosotros, ¿habéis averiguado algo sobre los Crothual?.-

- Ya veo...- Asintió Ogna a las palabras de Losse.

¡Maldito Zanc!¿A qué ha venido eso?

Entre el enano y el gnomo la llevaban por el camino de la amargura. Si no fuera tan tonta, de buena que era, los dejaría tirados en el camino.

- Déjamelo a mí Allen. Encontraré la pista de esos esclavos como que me llamo Ogna. Al menos lo intentaré.- Ya se le estaba ocurriendo una idea para conseguirlo que creía mucho mejor que hablar con el peligroso dueño de la Corona de Cobre. Comparado con él, Pulgar parecía un dulce gatito. Zanc había apuntado muy mal y encima no había tenido resultado, delatando quizás las intenciones del grupo. A Lenthinan le parecían poco 100 monedas de oro pero Ogna estaba casi segura de que habría gente mucho más receptiva y que les pusiera menos trabas por la información.¡Las putas! Acostarte con asquerosos cerdos sudorosos y malolientes por unas míseras monedas de plata o cobre no era plato de buen gusto. Y encima muchas veces tenían que soportar las insufribles peroratas de los borrachos y los que se quedaban pegados a la cama después de...bueno, después de desahogarse. Eso cuando no tenían que sufrir golpes y malos modos. Cuando trabajas honradamente no ganas tanto dinero, ese era el problema de ese maldito tabernero.- Cogeré, si os parece bien, otras 100 monedas y veré que puedo hacer.- Ya en privado Ogna comentó su plan a sus compañeros. La idea era buscar un prostíbulo, no de demasiado postín.  Las prostitutas se enteraban de muchas cosas, de eso no cabía duda. Muchas cosas intrascendentes pero si había trata de esclavos seguro que muchas estarían informadas sobre ello, por su propio bien. Algunas tendrían amigas desaparecidas, podrían haber oído rumores, saber de zonas por donde no debían acercarse, etc. Tras debatirlo con ellos cambió de tema al de los Crothuales.

- Uff, cosa mala. Al parecer son sellos que se utilizaban antes para abrir portales entre nuestro plano y el de los demonios. Dependiendo del número y el poder del demonio hacen falta más o menos. Según nuestro informador ya no se usan pues es muy peligroso. Son indestructibles y se puede saber si están en activo ya que desprenderían calor. Y una cosa que me inquieta. Muchos demonios pueden sentirlos.- Dijo mirando con suspicacia hacia Morwing, como si en cualquier momento pudiera aparecer un monstruo a reclamar su medallón.

El hechicero aprobó la idea que expuso Ogna para recopilar información sobre los esclavos y por qué no el propio pirata Steznag. – Buena idea Ogna.

Luego cambió de tema y con ello el tono de su voz. Morwing, que estaba justo a su derecha, asintió con la cabeza todo lo que Ogna fue mencionando sobre los Crothual.

– Efectivamente, al reunir estos medallones se crearía un portal hacia el abismo permitiendo invocar a cualquier tipo de demonio, pero hace falta ser un mago muy poderos para poder realizar esta tarea. Por todo lo que nos contó nuestro informador, es muy probable que estemos ante 2 o 3 medallones, por lo que al menos dos poderosos magos estarían detrás de ellos.

- Como sabéis, uno ya está en poder del Demonio que vimos, si no más… dijo girándose a Ogna, por lo que mucho me temo que estamos ante una amenaza real y acechante, continuó dirigiéndose a todo el grupo mientras golpeaba la mesa con el dedo índice, - Si este medallón fuese el último y cayera en malas manos podríamos desatar algo terrible. No queda otra opción que custodiarlo hasta encontrarle un lugar seguro…. al menos sabemos que el portal ahora mismo está cerrado, concluyó el elfo mientras “remataba” su jarra de hidromiel.