Partida Rol por web

          - Es cierto que ambas tal vez no habríamos coincidido antes, pero las circunstancias pueden modelar nuestras vidas, pero prefiero que nosotras tratemos de hacerlo y para ello creo que vendría bien nuestra alianza, no solo por tus habilidades de combate, sino sobre todo por tu sensatez, eres mas valiosa que solo tus habilidades de combate linda! -       Responde con un susurro María a Byliana mientras que le cierra el ojo y se prepara para salir del castillo de Hardestat

      - Es un verdadero placer para mi Pietro, seguramente tendremos oportunidad mas adelante durante nuestra actual misión, pero para comenzar te recomendaría que mientras aprendes y me enseñas tus nuevas habilidades para no llamar la atención comiences por cubrir tu piel de la vista todo lo posible para no llamar la atención de curiosos y tal vez podrías ponerte una cinta roja en la muñeca para señalar con quien te topes en el camino que eres un leproso para que la mayoría trate de no ver curiosos a tu alrededor! -     Le susurra María cerca del oído y le sonríe un momento para darle seguridad y confianza mientras que se retira una cinta roja del cabello para darse la a Pietro 

Levanto una ceja, quizás sorprendida por ese gesto por parte de la noble. Que le guiñe un ojo a una plebeya como yo, ya de por si es algo sorprendente, pero que encima me llame linda... Eso si no lo esperaba.

Me inclino de hombros y la sigo, preparada para abandonar el castillo de Rosozat.

-Así lo haré por el momento.-Respondo aceptando la cinta con gesto amable.-Aunque haré lo posible por buscar un disfraz algo más... discreto cuando me sea posible. No gusto de ser el centro de atención. 

Dicho esto, tomo la cinta y la ato a mi muñeca. 

         - Queridos Anna y Enrico me parece excelente contribuir con el arte como anteriormente mi difunto marido lo ha hecho y yo no tendré inconveniente en colaborar mas adelante, pero en este momento creo que debemos comenzar nuestras aventuras en nuestro futuro nocturno, pero más adelante podríamos reunirnos para cotillear por si quieren fortalecer nuestra confianza y unión -     Susurra la duquesa a la pareja antes de despedirse de Lord Hardestat antes de retirarse de su presencia

Los criados comienzan a poneros las capas de viaje después de que acabéis de alimentaros. Los Fundadores por su parten estan conversando animadamente en la sala apartado de vosotros. Hardestadt se acerca a vosotros antes de que salgáis:

-Quería pediros que os aseguréis de eliminar a lady Jadviga Almanov la primera, es una mujer muy peligrosa y si la dejáis con vida es muy probable que muráis y vuestra misión fracase.

Sin daros tiempo a decir nada más se gira y vuelve con los demás Fundadores. Cuando salis a la noche, veis que los Fundadores os han proporcionado caballos y un carruaje, en el carruaje hay sitio en su interior para seis personas, mientras que alguien puede ir en el pescante junto a Roderigo, que os servira de cochero una vez más. Los demás deberán ir en los caballos que os han proporcionado

Anoto mentalmente el nombre mientras salgo al abrigo de la noche. Miro a la luna en el cielo y casi me dan ganas de lanzar un aullido, aunque controlo enseguida.

Al ver los caballos mi sonrisa se ensancha. Sin mediar palabra con nadie me dirijo directamente hacia uno de ellos, buscando acariciarle un poco el cuello antes de montar sobre él. No sé si las leyendas sobre los vampiros y los animales son ciertas, pero por si acaso.

          - Cuando sea oportuno para nuestra misión de infiltración lo intentaremos señor Hardestat, acaso usted sabrá algún secreto de ella o de alguno de los otros que nos pueda ayudar después? -    Susurra la duquesa a Hardestat con respeto y seguridad mientras que escucha su respuesta con interés, antes de dirigirse con el resto hacia la carroza; pero mientras que sube le dice al resto:

          - Creo que durante un rato es posible que se asomen y vayan afuera, pero deben tener cuidado de exponerse al exterior por mucho tiempo ... y no solo por no arriesgarse a la luz del sol! -   Entonces la noble viuda les sonrie empática por un momento antes de persinarse, rezar por el resto y subir al carruaje  

Escuché que Hardestadt nos indicaba que nos asegurásemos de eliminar primero a Lady Jadviga, quien si no recordaba mal en esos instantes era la vampira de apariencia elegante que había mostrado interés en Luigi, el escudero que no sabía diferenciar una oveja de una cabra.

No estaba nada convencido sobre lo que había dicho Hardestadt. ¿Por qué eliminar primero a Jadviga? ¿Verdaderamente Hardestadt estaría siendo sincero o eliminando a Jadviga solo beneficiábamos sus intereses personales?

Estaba decidido a llevar a cabo mi venganza, contra Claudius Giovanni y también contra Wenceslas, por lo que no hice ningún comentario ni pregunta más a Hardestadt. Me dirigí hasta los caballos que los Fundadores habían preparado para nosotros. Nunca había sido un buen jinete y no creía que aquel fuese un buen momento para comenzar a serlo, por lo que decidí entrar en el carruaje, sabiendo que iría más cómodo allí.

lady Jadviga entonces- se aseguro de repetir el medico  aunque realmente sus intereses pasaban por acabar con giovanni y aquel viejo molesto mas que cualquier otro- supongo que como una buena operación primero hay que cortar poco a poco hasta llegar al verdadero problema y extirpar

Dicho esto el medico se dirigio al carruaje y subio para ponerse comodo

Madame Constanza hizo una inclinación con la cabeza. Los habían liberado y no iba a poner gran reparo en las condiciones. Allí había bravos guerreros que estarían más que dispuestos a enfrentarse al demonio que había poseído a aquélla mujer. Ella por su parte pensó, mientras se subía a la cabina del carruaje que el resto de sus compañeros necesitarían de sus habilidades.

Una vez ya estábamos listos finalmente di un vistazo a cada uno de los presentes, mirando nuestras apariencias, y si de verdad íbamos a decir que logramos escapar de allí, deberíamos lucir como si al menos eso hubiera parecido. Miré el suelo, agarré un puñado de tierra con la mano y empecé a pasar un poco de esta en mi torso y parte de mi brazo, como si acaso hubiera caído al tratar de huir.

Luego de eso miré a los caballos y el carruaje, y la verdad preferiría ir en el carruaje antes de caer y romperme el cuello el tratar de montar en caballo, después de todo, mi habilidad en la equitación era bajo, sabía lo básico, pero aún así no era tanto como para confiar en ella. Abrí la puerta del carruaje y saludé a los que ya estaban dendo indlinando leve la cabeza antes de sentarme, colocando ambas manos en mi regazo mientras movía mi pie como si estuviera impaciente, o más bien nervioso.

 - ¿Lady Jadviga? - pensó Etienne, mientras esbozaba una sonrisa - Me parece adecuado.

Los azotes que le había propinado aún le dolían, ya no en su piel pero sí en su orgullo.

Algunos de sus compañeros se acomodaron en el interior del carruaje, mientras que otros tomaron las riendas de los caballos. Aunque las inclinaciones de Etienne le movían a cabalgar, se fijó en el asiento junto a Roderigo, y, sin dudarlo, lo ocupó, saludando al cochero.

 - Sin rencores, Roderigo - dijo, refiriéndose a cómo antes había intentado matarle - No creo que ninguno de los dos seamos culpables por hacer lo que debemos.

-Haremos lo posible.-Respondo a Hardestadt.-Pero no sé cómo vamos a poder ser rivales contra un ser que, imagino, nos aventajará en poder casi tanto como vos. En todo caso, una vez nuestros nuevos... talentos estén pulidos, no debería faltar la ocasión de intentarlo. 

Me visto de leproso tal y como la noble me ha recomendado, y me aproximo a uno de los caballos. Sería raro que los nobles compartieran carro con un leproso, así que trato de diferenciar mis vestiduras de las suyas lo más posible y los arreos de mi caballo de igual modo. Por el camino lo ensuciaré con barro y trataré de disimular su aspecto para que sea un caballo menos llamativo. 

No estaba dispuesto a volver a viajar dentro de uno de los carruajes a menos que fuera completamente necesario. Allí no podía controlar a dónde me dirigía y eso me incomodaba; me restaba libertad. Así que me dirigí a uno de los caballos y le acaricié el cuello primero, y luego la frente y el morro con la intención de familiarizarnos.

Nada más montar me siento distinto, con algo de control sobre mí mismo que creía haber perdido. Aquí es donde debe estar un soldado: sobre un caballo o a pie, no dentro de un carruaje.

Tendremos que recurrir a la astucia - pienso contestando para mí las dudas de Pietro, que también son mías.

Poco quedaba por decir entonces, asintió a Hardestat, salió con los demás en silencio para encontrar el carruaje. Y con Roderigo. Pero etienne se subió al pescante con el cochero, por tanto Anton fue a por un caballo y una vez sobre él, a la altura adecuada para conversar con el cochero dijo:

- Me alegra veros de una pieza, amigo. - Dijo - Una noche para la venganza y la conspiración, que dramático...  ¿Verdad? - Dijo sonriente mirando al cielo estrellado.

         - Yo supongo señor Pietro que debemos ser cautos y oportunos para aprovechar lo poco que llegamos a conocer a los conspiradores, para aprovechar sus diferencias para ganarnos primero un poco de su confianza y después hacerlos desconfiar y discutir entre ellos para podeer colaborar con el señor Hardestat y los suyos en el momento más oportuno! -     Responde la duquesa al monstruoso Nosferatu, bastante atenta a sus palabras y de reojo escucho las palabras de Ettiene y Anton antes de mirar de reojo al cochero Roderigo, a quien le sonrió tan solo por un momento ... recordando que a pesar de haber participado en la condenación de los presentes ... tal vez gracias a él aun seguían vivos

-Habláis con sabiduría.-Respondo a la noble duquesa.-Pero dudo de que, en un mundo guiado por la apariencia, se me permita acercarme a alguno de ellos... lo más probable será que me releguen a un segundo plano, donde no se me vea demasiado. Otros deberéis usar el verbo.

Algunos se habían quedado en el castillo, pues era poco probable que un número tan grande de personas escapase sin llamar la atención, entre algunos de los que se quedaron fueron las gemelas, Luigi, Robert, Marco y Nezayem.

Los demás partís guiados por Roderigo que parece parece no teneros ningún rencor por los acontecimientos del pasado, al revés, parece más que encantado de serviros nuevamente de cochero y de estar en vuestra compañía. Etienne se sienta a su lado, el buen hombre le tiende una mano para ayudarle a que se siente a su lado. En el interior del carruaje van los que son menos ágiles para montar en caballo o aquellos que han preferido la comodidad de un buen asiento. 

El carruaje está ocupado por Piero, Albert, Constanza, Enzo, María Borgia y, en último momento, Anna se une a ellos. Los demás por placer o porque no tienen otra opción se encaminan a los caballos.

Tras un rato de viaje, el carruaje se detiene, frena de golpe y podéis escuchar el grito de un grupo de personas

-¡Al ataque!