Partida Rol por web

Allan permanecía ensimismado en sus propios pensamientos, como librando una batalla interna para manter su propia esencia que alguien intentaba usurpar. Escuchaba a sus compañeros haciendo una infinidad de preguntas a aquellos monstruos, pero Allan no pudo dejar de horrorizarse de como todos aquellos hombres de bien aceptaban su destino sin más sin caer en la cuenta de la maldición a la que habían sido sometidos.

El ofrecimiento de alimentarse repugno al doctor, pero lo que más le apabulló es ver a sus compañeros aceptar tal inmundicía sin ni siquiera pestañear.

¿De que serán capaces esos seres que han vivido durante cientos de años en la oscuridad, si nosotros mismos tras una noche en la sombra somos capaces de beber sangre humana sin siquiera intentar rechazarla. 

No gracias, yo no beberé y si ese es mi destino espero encontrar la muerte definitiva antes de que la sed me vuelva loco.

- Asi sera, señor. De todas maneras no sabemos utilizar las habilidades divólicas con las que nuestros "creadores" nos han maldito.

Constanza no pretendia usar nada que condenara su alma y mucho menos llamar la atención de la Iglesia.

Los escrúpulos éticos de Etienne no alcanzaban al extremo de rehusar alimentarse.

Se acercó a alguno de los criados (al que viera más limpio), y le mordió en el interior del antebrazo, procurando no hacerle más daño del estrictamente necesario.

 - Nos espera un viaje complicado y una tarea arriesgada - pensó - No quiero añadir a esos problemas el hambre.

Y así, bebió hasta saciarse, y sanó la herida del criado.

 - Marchémonos, sí - dijo por fin - Hay trabajo que hacer.

Tenía mucho trabajo por delante, eso era cristalino como el agua, pero a diferencia del que parecía motivar a bastantes, mi meta distaba mucho de complacer a Hardestadt y, por eso, prescindir de la oportunidad de seguir catando a sus criados no me hizo demasiada gracia. Mas todo progreso se hace poco a poco y una mala cara podía truncar muchos de ellos, por lo que le tragué mi enojo y me acerqué a Allan.

- ¿Qué podían hacer los germanos contra los romanos hasta que le dieron la vuelta a la sartén? - le pregunto ante su falta de perspectiva - Mi paladín os ha dado un buen consejo, no lo desperdiciéis.

Resumiendo, todo era cuestión de prepararse y agarrar la posibilidad cuando esta se prestara a ello. Simple cuestión de tiempo.

- ¿Y quién sabe? Quizás encontréis la muerte si la buscáis con insistencia.

Incluso podría resultar provechosa para el resto.

         - Tal vez tengas razón Bilyana, lo meditaré y tendré mas cuidado con mi comportamiento en lo subsecuente, pero tampoco se aun cuando he sobrepasado el límite de lo necesario y lo superfluo con respecto a la alimentación y otros temas de nuestra actual naturaleza Vampirica.    ¿Acaso tu si lo sabes?    Me parece que tu supieras mas acerca de los vampiros que el resto.   ¿Es así? -    Susurra como respuesta a la neonata vampiresa Gangrel a quien le sonríe insegura y vacilante, más de lo que le gustaría aceptar a ella misma

       - No trato de justificar de ninguna manera nuestras actuales necesidades señor Beicker, pero piense que si niega en este momento la posibilidad de alimentarse cuando no nos causa apremio mas adelante cuando el hambre lo obligue a hacerlo tal vez debe ser mas cuidadoso para alimentarse sin afectar la mascarada que nos ha mencionado antes el caballero Rafael de Corazón y en tal caso nos puede meter en problemas a todos!    ¿Puedo ayudarle de alguna manera? -    Susurra la duquesa Borgia a Alan tras acercarse a él para tratar de convencer le sin hacer mas alboroto frente al resto de los presentes

Niego suavemente. Cuentos de viejas, saber popular, cozas a las que me aferro para no volverme loca en esta situación. Eso y las convicciones de antes, como no ser especialmente glotona. O mantenerme alerta incluso en situaciones que parezca estar todo controlado.

Alla miró profundamente a Anna, su mirada parecía del todo perturbadora

Puede que esa sangre haya servido  para mostrar su verdadera identidad señorita Katarzyna, ya puede dejar atrás todos esos estupidos modales los cuales no le impiden alimentarse de otro ser humano.  Quizá para usted todo esto no sea más que una liberación... pero no para mi, siento como algo externo a mi toma el control de mi cuerpo, lucho contra los instintos que intentan arrebatar mi humanidad.

Solo rezo porque este mal que me amenaza no me arrebate la vida hasta que pueda mandar al mismismo infiero a cuantas más de esas criaturas me sea posible.

Le aconsejo que no me de lecciones, como si supiera de lo que esta hablando... se que el mal esta en mi interior y no se cuanto tiempo podré dominarlo.

El rostro de Allan parecía incluso algo enfermo, pálido y con sudores frios recorriendo su rostro.

Le agradezco su interés señora y respeto su decisión, pero yo no beberé sangre humana.  Si he de alimentarme será de alguno de esos demonios a los que la humanidad ya ha abandonado.  

Allan miró a los ojos a la duquesa con una mirada suave en aquella ocasión

Comprenda que esta dignidad es lo único de humanidad que me queda.

No estaba para discusiones, pero si para puntualizar detalles.

- Ellos mismos se han ofrecido - seguro que ninguno podía negarlo - Y lamento comunicarle que la vida es más gris de lo que le parece. Por eso no debería combatir a ese mal que menciona, sino aceptarlo e intentar hacer con él algo "bueno", ¿o cree que alguna vez conseguirá librarse de el?

De no estar tan cansada, hasta reiría a gusto por aquella idea.

Tengo tan poca idea de lo que significa este mal como usted, solo que yo lo digo abiertamente al igual que reconozco que me da miedo,  pero señorita le aseguro que me aterra mucho más verla creer que realmente usted lo controla. ¿Realmente cree que soy yo el que necesita ayuda, tan ciega esta que ni tan siquiera piensa en que tomar esa sangre sea precisamente lo que doblegue su voluntad?

No tengo ni idea, pero la suficiente como para saber que esos sirvientes que le han ofrecido su sangre no estan aquí sino porque tienen anulada su voluntad como nosotros mismos un rato. 

Puede que no tenga ojos para ver  que no hay mayor ciego que el que no quiere ver.  Tome su poder e intente distinguir entre justicia y venganza, yo no le juzgaré pero no se atreva a hacerlo conmigo

Anna estaba centrando demasiado la antención de Allan quien alegaba alterandose demasiado y por un momento dejo de controlar a la bestia que le consumía dentro.

A veces sus compañeros hacían preguntas interesantes, otras veces no... la mayoría de las veces era la segunda opción y Antón no veía el momento de ponerse en marcha. Aunque a la par le preocupaba que alguno fuera tan tonto como para dejarse sonsacar, ya fuera por accidente o a propósito.

- Dejáos de reproches - Dijo seco Robert mirando a Allan y Anna. - Nos adaptamos o morimos, así el ser humano - Aquellas palabras eran del todo inapropiadas, ya habían muerto; y por supuesto no eran humanos. En cualquier caso el propósito de las mismas debería quedar claro.

- Señor Beicker - Dijo acercándose al muchacho. Era de los pocos con los que había hablado antes de la cena, y además le había caído bien. - No creo que sea necesario... - Pensó las palabras - ¿Alimentarse? Lo que sea, de estas personas. No siento la necesidad de hacerlo. Nada me llama a ello. Pero si eventualmente ha de hacerse hemos de estar listos para ello. Parece que su objetivo actual puede alinearse con el del resto. ¿Eliminar a cuantas más criaturas? - Asintió con una sonrisa. 

- Vamos a ello pues. Pero recuerde, morir no le ayudará a llevar a cabo esos objetivos - De nuevo morir, parece que a Robert le costaría acostumbrarse a su nueva situación. 

- Ahora como ya he dicho antes. En marcha. No perdamos más el tiempo - 

Me muevo parandome delante de Anna. 

-Si vamos a seguir hablando y hablando y hablando sin hacer nada productivo hasta que se haga de día, al menos permítanme tomar un retrato. - Le digo. 

       - Me parece una razón muy válida y respetable para tomar su decisión y si mal no entiendo podrá llevar la acabo mientras que así lo decida y tenga esa posibilidad ... Solo le pido por favor que si eso le mantiene su humanidad no me juzgue mal por no tomar su misma decisión, ya que cuando pueda probaré sangre animal, pero sino será humana y no por ello deseo convertir me cv en un monstruo, si le parece bien avancemos con la búsqueda de nuestros asesinos y en la marcha continuemos está interesante conversación, - Propone María al joven doctor Beicker, para dejar en suspenso la conversación mientras comienzan juntos su peregrinar

        - Me pareces una de las personas más sensatas y con sentido común del grupo, así que acepta por favor mi propuesta de formar una alianza entre nosotras, te parece bien? -.    Propone y pregunta María a la neonatal Gangrel con una sonrisa

Aquí había demasiada gente que olvidaba su lugar, por eso no podía dejar de lado la conversación, siquiera cuando me daban la razón.

- No me incluya en esa lista - le recrimino - Sencillamente lo acepto, del mismo modo que lo haríais con un aliado - probablemente los que hubieran luchado entenderían mejor ese punto - Soportaríais sus peculiaridades porque juntos sois más fuertes. Y también es obvio que Dios así lo ha querido, por lo que si desea que forme parte de las legiones del mal - según la visión de Beicker - será mejor desempeñar dicho papel para su mayor gloria.

Naturalmente empezaba a sospechar que la apostasía era algo característico de los originarios de Albión. Afortunadamente Enrico hizo un inciso para sacarme de esos detalles, porque claro que las palabras de aquel mercenario no ayudaban demasiado a entretenimiento.

- ¿Un retrato? ¿¡Con estas pintas!?

Casi parecía un insulto que pretendiera inmortalizarme de esta guisa, pero entendía que pudiera haberse quedado fascinado por mi aspecto, de ahí que me encontrara en una gran indeterminación.

Miro atenta a la duquesa, como si estuviera evaluándola. Y en realidad, eso es lo que estoy haciendo, evaluar si me interesa tenerla como aliada.

Una alianza, digo pensativa. Creo que venimos de mundos completamente distintos. Quizás no  éramos compatibles cómo  humanas, pero quizás cómo vampiras consigamos complementarnos.

Sí, creo que está alianza puede ser rentable para ambas. Tú dispondrás de mi habilidad  guerrera, y yo de tus conocimientos de las prácticas sociales y de tus contactos.  Seamos aliadas pues, es lo más conveniente.

-Gracias, duquesa.-Respondo intentando esbozar una sonrisa.-Tendré muy en cuenta vuestros útiles consejos. Será todo un placer hablar con vos cuando sea posible.