Partida Rol por web

Destinos

A long night / A nightmare to remember (Sara O´conner)

Cargando editor
25/03/2016, 20:37
Mike O'Conner

Cansado, el viejo sabueso llegó hasta el edificio donde vivía Sara. Allí dejó el bullicio de las calles de Paradise City atrás, alzándose sobre la miseria y la mugre. Mike se elevó y no se detuvo hasta llegar a lo más alto del edificio, hasta la punta de la antena más alta y allí echó una mirada hacia abajo, apreciando la ciudad en todo su esplendor. Desde aquella altura los autos se veían increíblemente pequeños, las personas parecían insignificantes hormigas, las luces muy distantes y los sonidos apagados y débiles. Allí no había olor a basura y el aire parecía más limpio, más puro. Allí, en lo alto de aquella torre la porqueria quedaba lejos, muy lejos. Debía ser por eso que los ricos preferían los penthouse, para estar lejos la infecciosa inmundicia. 

Aprovechando la tranquilidad del lugar se quedó un largo rato aclarando sus ideas, tratando de ordenar sus pensamientos.

El tiempo presente era un sinfín de novedades. Todo tan cambiante, tan dinámico y, sin embargo, tan igual. Parecía que todos los días aparecía algo nuevo, algo mejor, algo que venía a revolucionar el mundo tal como se conocía ¡Puras sandeces! Puede que el envoltorio haya cambiado un poco, puede también que el ser humano se haya vestido con un manto de civilización, que fuera capaz de crear las más bellas cosas, capaz de amar, capaz de muchas cosas... Pero al final del día había poca o ninguna diferencia entre las más brutas de las bestias y el ser humano. Mike lo sabía. En los treinta años que llevaba como policía había visto el lado más despreciable de la humanidad, el que nadie quería ver ¡El que se negaban a ver! Porque puede que el hombre haya sido capaz de erigir las más grandiosas maravillas, pero al mismo tiempo era capaz de cometer las más horribles y despreciables atrocidades.

Peor aún, parecía como si algo estuviera bullendo a fuego lento ¿Qué sería? ¿Sería demasiado naif pensar que era algo bueno? —«Sí, es naif y estúpido», fue la respuesta que su subconsciente le devolvió inmediatamente—. Pero ¿Cómo podría darle forma a esa cosa amorfa y sin rostro, si ni siquiera tenía idea de qué era? 

Pero pese al largo rato que pasó allí, Mike, no fue capaz de obtener ni una sola respuesta. Peor aún, para cuando acabó, tenía incluso más dudas que al principio, pero ¿Era aquello malo? No. No era malo, al contrario. Hacerse las preguntas adecuadas servía para, al menos, identificar lo que uno desconoce.
Tras el tiempo que dedicó a la autorreflexión Mike bajó de aquella antena y se posó sobre una de las ventanas del departamento, asegurándose que Sara estuviera durmiendo. Sólo tras asegurarse de que la muchacha dormía, entró y revisó cada rincón de la casa. Quería conocer cada detalle del lugar, lo usaría más tarde.

Después de revisar el lugar, llegó junto a la cama. Allí estaba Sara, completamente dormida, Mike se quedó mirándola un largo rato ¿Por qué aquella niña era tan parecida a su Irene? ¿Cuál era su relación con Anne Bonnie, ese ser tan despreciable?

Apoyó su insustancial mano sobre la frente de la muchacha y la acarició con amor. 

—Ay, niña. Eres tan parecida a mi querida Irene... —dijo con mucha añoranza—. Y aquí te veo, tan indefensa frente a la maldad del mundo —finalizó, soltando un sonoro suspiro.

Entonces miró a Sara preocupado. No quería hacerle ningún mal a la muchacha y no estaba del todo seguro como se iría a tomar el que se colase en su mente. Pero al mismo tiempo Mike necesitaba respuestas. Necesitaba saber si la muchacha era confiable. Además, había una necesidad cien por ciento egoísta, ya que sospechaba que la muchacha era una suerte de genio tecnológico y eso era lo que Mike necesitaba para colarse dentro de esa darknet y poder dar con Apophis. 

Peor aún, él nunca se había colado en los sueños de nadie y le resultaba extraño estar a punto de adentrarse en terreno virgen. Pero eso no quería decir que Mike fuera un neófito en la materia pues, cortesía de todos sus años de servicio, Mike sufría de pesadillas. Horribles pesadillas que lo perseguían a diario y que lo mortificaban hasta más allá de lo humanamente imaginable. Pues nadie, por más preparado que estuviese, podía salir indemne de una experiencia como aquella. Pero pese a todo él debía de sentirse afortunado, pues pese a haber apreciado el negro corazón de la bestia, había podido conservar su mente y su cordura relativamente intactas. Pero Mike era un hueso duro de roer,  que se jactaba de hacer del viejo proverbio "Lo que no te mata te hace más fuerte" una forma de vida. Y por eso, el viejo cascarrabias, había logrado conquistar sus propias pesadillas, no para acallarlas, sino para usarlas y enfrentarlas. Para poder enfrentarse con sus miedos y demonios, y salir de allí 

En ese punto, tras haber recorrido el lugar de la muchacha, Mike dejó su constructo astral atrás y se metió de lleno en la mente de la muchacha, ya no como veedor, sino como titiritero... Que Dios lo perdonase si estaba actuando egoístamente, pero al final del día él también era sólo una persona capaz de equivocarse.

Ya en la mente de la muchacha se quedó ahí, flotando, evaluando, tratando de hacerse una idea de cómo interactuaba la mente de aquella niña en el plano onírico. 

Notas de juego

Bueno Sara, te pido que en tu siguiente post des detalles del departamento, como ser: documentos, mensajes en el contestador telefónico, diarios, notas, recortes o cosas importantes. Mike no puede revisarlas por sí solo, ya que no tiene cuerpo físico... Sino que únicamente puede moverse en algo parecido al plano etéreo o astral.

Cargando editor
29/03/2016, 00:52
Sara Black

Allí, en la cima más alta de aquel enorme rascacielos, una fuerte y posiblemente fría ráfaga de viento obligó al detective Mike O’Conner a parpadear incluso en el estado intangible en el que se encontraba. Al volver la mirada, decenas de metros más abajo, la ciudad se extendía en todo su esplendor, cubierta en algunas zonas por la nieve que durante toda la noche había estado cayendo.

Tras unos segundos contemplando aquel increíble paisaje, volvió la mirada hacia el interior del ático. Lo primero que vio fue un hermoso jardín, con un sendero de piedras que la llevaba hasta las mismas puertas de un inmenso salón. El interior del mismo estaba adornado con un estilo de lo más moderno, donde predominaban los colores blanco y negro. Incluso disponía de un gran piano y una chimenea en su interior. Desde su posición, también pudo apreciar otra de las habitaciones del apartamento, en cuyo interior se encontraba una piscina de unos diez metros de longitud, así como un reconfortante jacuzzi.

Las luces estaban apagadas, aunque las grandes cristaleras y la hermosa luna llena que se alzaba majestuosa en los cielos, la permitieron ver con total claridad el interior del apartamento. Aquel lugar debía de costar una pequeña fortuna, cosa que no cuadraba nada con el perfil de la joven que no hacía mucho tiempo había sido retenida en la comisaría de policía por allanamiento en el museo de la ciencia de Golden Wood. No obstante, y a pesar de las controversias de aquel lugar, el intangible inspector continuó avanzando hasta adentrarse, por fin, en su interior.

El apartamento está decorado con un gusto exquisito, aunque las propiedades que hay en su interior son un tanto antiguas. Lo que más destaca, es que, salvo un modernísimo ordenador portátil depositado con mimo sobre la enorme mesa del salón, carece de muchos de los electrodomésticos más modernos, incluso de televisión. Por otro lado, el lugar se muestra limpio y recogido, por lo que seguramente alguien e encargue de limpiarlo una o varias veces a la semana.

Las habitaciones son amplias, pero la única que parece haber sido ocupada en algún momento es la habitación principal en la que duerme la joven. La cual muestra un vestidor inmenso, en cuyo interior aquella niña casi podría perderse. De nuevo el lugar está perfectamente ordenado, casi de forma quirúrgica, donde resultaría de lo más sencillo encontrar zapatos, botas, o prendas de vestir, desde elegantes conjuntos diseñados para ser portados de forma más habitual, hasta ropas de gran distinción y belleza, de reconocidas marcas, que sin duda valen una pequeña fortuna.

Asimismo, Mike encuentra una caja fuerte. En su interior hay una gran cantidad de dinero, más del que O’conner ha visto en toda su vida. Suficiente para vivir a todo lujo durante una larga, larga temporada.

El apartamento dispone también de una sala que bien podría denominarse como galería. En ella hay artefactos muy antiguos y provenientes de diversas épocas de la humanidad. Una Katana samurái, una daga ritual azteca, una colección de monedas del antiguo imperio romano, una vasija de origen oriental, estatuillas de oro que parecen provenir de Egipto y un sinfín de artefactos más, que sin duda deben de tener un gran valor.

Por último cabe destacar una gran biblioteca en la que hay cientos de libros. Muchos de ellos son tremendamente antiguos y muchos están escritos en lenguas que le son totalmente desconocidas. Los libros abarcan una gran cantidad de campos, pero todos están perfectamente ordenados. También dispone de un gramófono con un sinfín de discos diferentes.

No obstante, y haciendo un pequeño recorrido a la cocina, el inspector no puede evitar pensar que algo no encaja en todo esto, ya que la despensa no muestra ni una sola provisión y la nevera tan solo cuenta con un par de víveres indispensables. Asimismo, el lugar no dispone de teléfono fijo, y mucho menos de contestador, nota, periódicos o nada que pueda ayudarle a esclarecer el misterio de la joven de cabellos dorados que duerme plácidamente con carita de ángel en aquella enorme y costosísima cama y que, a juzgar por su expresión, parece estar teniendo alguna clase de pesadilla.

Notas de juego

Bueno, no hay muchas pistas que pueda sacar O'conner del apartamento en sí, salvo que no pega ni con cola con Sara. No he escrito nada de lo que piensa mi pj porque está dormida. Supongo que es tu turno decidir qué es lo que va a pasar por su cabecita ^_^

Cargando editor
09/04/2016, 06:08
Mike O'Conner

El recorrer aquel piso dejó una rara sensación en Mike. Lo primero que experimentó fue rechazo. Le removía las tripas y sentía asqueado por ver tamaño opulencia. Todo aquel lugar, todo el maldito lugar, era un baluarte del despilfarro desmedido. En aquel lugar podía tranquilamente vivir dos o tres familias de clase trabajadora y, sin embargo, no parecía haber más habitantes que Sara. Pero Sara ¿Realmente habitaba allí? Si tuviera que apostar diría que no y sonaba bastante a una apuesta segura.

Tras recorrer cada habitación, cada corredor y galería del departamento, Mike notó que faltaba algo en aquel lugar. Era como si aquel lugar careciera de esencia, carecía de todos los pequeños detalle que exponían a un lugar como habitado, o mejor dicho vivo. Era como uno de esos pozos oscuros donde los yonkis se sentían a gusto, salvo tal vez en lo miserable, pero igualmente carente de calidez. Aquel piso podría ser amplio, podría ser lujoso pero, pese a todo, no tenía nada. 

Pero él no estaba allí para juzgar a nadie, no se había tomado todas aquellas molestias para comenzar con los juicios de valor.

Un momento después, cuando por fin terminó la inspección preliminar del lugar, resultó obvio que aquel lugar era sólo una guardita temporal, ya que, por ejemplo, no había indicios de que se hubieran ingerido alimentos —no había desechos, cajas de comida vacías, ni provisiones en la alacena—. Sea como sea, puede que Sara fuese allí a dormir, en búsqueda tranquilidad, o seguridad, pero no mucho más.

Finalmente, cuando tras una concienzuda pesquisa del lugar descubre una ingente cantidad dinero, Mike se sorprendió. No esperaba ver semejante cantidad de dinero ¿Sería aquel dinero de la muchacha o del anterior dueño de aquí lugar? Sonaba poco probable a que semejante cantidad de dinero en efectivo hubiera venido de actividades lícitas. Mike no era estúpido. Llevaba una vida trabajando y para juntar una cantidad semejante tendría que acumular todo lo que había ganado a lo largo de su vida. Sara tampoco era CEO de una importante empresa, ni llevaba una larga vida laboral. Así que las opciones se iban acortando más y más.

Habiéndose hecho una idea general de lo que estaba pasando allí, Mike se acercó hasta donde Sara reposaba. Parecía estar sufriendo de alguna clase de pasadilla, una especialmente movida —«Pobre niña» se dijo al verla así—, así que rápidamente disolvió aquel constructo astral y se coló en los sueños de Sara.

Lo primero que hizo fue proyectar una reconfortante sensación tranquilidad, buscando así dejar un lienzo limpio en el cual fuese más fácil trabajar. Mike trataría que aquella experiencia no terminase en catástrofe y haría todo lo que estuviese a su alcance para evitarlo.

Acto seguido, dio forma a un nuevo sueño, ubicando a Sara en la entrada del departamento, como si recién llegase y se dispusiera a abrir la puerta para poder ingresar. 

Luego, guiada por un invisible titiritero, Sara ingresó al departamento y se encontró yendo hacia la biblioteca. La puerta estaba entreabierta —«Pero ella la había dejada cerrada» recordó en aquel momento completamente segura— Armándose de valor continuó avanzando y cuando por fin llegó hasta la puerta. La abrió de golpe. Así buscaba sorprender a cualquier hipotético intruso —Aunque bien le constaba que era imposible un intruso sortease a seguridad del hall de entradas—. Tras abrir la puerta, una agradable fragancia que mezclaba chocolate y tabaco la embriagó por completo. Allí y pese a la escasa iluminación, Sara pudo ver que todo estaba en orden, todo según lo recordaba y, más importante aún, pudo comprobar que no había intruso alguno. Así que, tras asegurar el lugar, se dispuso a irse y allí, cuando se disponía a cerrar la puerta tras de sí, el motor del gramófono comenzó a funcionar. Medio sorprendida, medio asustada, y desconcertada se dio vuelta y vio una figura parada junto a la mesa sobre la cual estaba el aparato. La figura estaba sumida casi por completo en la oscuridad, era apenas poco más que una silueta negra. Debía de medir alrededor de un metro ochenta y llevaba un largo sobretodo. Sin embargo, y pese a la oscuridad, Sara pudo apreciar que lucía descontracturado. 

Cuando el desconocido estuvo seguro que Sara se había percatado de su presencia, le echó una rápida mirada y esbozó una apagada sonrisa. Parecía alegrarse por ver a Sara, pero al mismo tiempo, trataba de no ser demasiado expresivo.

—Sara, por fin has llegado. Llevo largo rato esperando dar contigo —dice, imprimiendo un tono moderado. Quién quiera que fuera, tenía voz gruesa y sonaba como alguien bastante entrado en años.
 
Un instante más tarde comenzaba a sonar My Way, del maestro Frank Sinatra.

Luego comenzó a recorrer la habitación en dirección a los sillones que estaban junto a la venta que daba a la calle. El extraño no parecía para nada incómodo y estaba, por lejos, muchos más cómodo que la propia dueña de aquel piso. Cuando por fin llegó junto a los sillones se detuvo, apoyó una mano sobre el respaldo de uno de aquellos sillones y extendió la otra, invitando a tomar asiento a la muchacha.

—Vamos, muchacha, no seas tímida y toma asiento. Tenemos mucho que hablar.

De alguna extraña manera, Sara, sabía que allí no corría ningún peligro y, aunque sonara extraño, tenía plena certeza de que podía confiar plenamente en aquel el hombre. Pero pese a no tener plena conciencia de con quién estaba lidiando, tenía muy claro que lo conocía.

Notas de juego

Bueno Sara, espero no te tomes a mal es que haya hecho tantas concesiones a nombre tuyo... Pero bueno, el bueno de Mike estaba de alguna manera formando el sueño a gusto y piaccere. 

Cargando editor
13/04/2016, 02:16
Sara Black

Aquella puerta oxidada frente a mí fue el preludio de que algo muy malo se avecinaba. Las frías e inclementes gotas de agua resbalaban por mi rostro mientras yo contemplaba impotente el viejo camino de piedra, lamido por los arbustos que crecían a ambos lados y que amenazaban con hacerlo desaparecer con el paso del tiempo. El viento soplaba furioso impidiendo que pudiera ver más allá de lo poco que se mostraba ante mí a causa de la fiera tormenta que se había desatado, cuyas negras nubes no vaticinaban nada bueno en este viernes cinco de diciembre de dos mil quince.

La niebla no fue lo suficientemente espesa como para no permitirme ver a aquel ser cubierto por una sombría túnica negra con capucha, pareciendo querer absorber toda la oscuridad que se percibía en aquel tétrico lugar, mientras acariciaba unos cráneos humanos incrustados en el trono que lo sostenía, y sobre él, una desnuda mujer de negros cabellos cuya espalda estaba decorada por finas líneas mágicas de intensas tonalidades doradas, se movía salvajemente en una actitud de lo más sexual.

Pero las aterradoras imágenes no cesaron allí, y en su lugar se sucedieron otras, donde un millar de cráneos humanos sin vida se amontonaban en la tierra rompiéndose a mi paso. Aquel ser demoniaco portador de mil y una plaga mortal para la humanidad, trataba de salir de un sarcófago de piedra, justo para mostrarme que tan solo una llave compuesta de tres partes e incrustada en oro, plata y rubí, era lo único que le mantenía atrapado y evitaba que asolara nuestro mundo convirtiéndolo en su desolador dominio de oscuridad.

Quería gritar, quería llorar, quería aferrarme a la poca cordura que aun me quedaba e intentar escapar de allí cuanto antes. No obstante, una extraña paz se apoderó de mí, mientras el escenario se transformaba lentamente y me veía trasportada a la seguridad de un acogedor apartamento que me resultaba increíblemente familiar, y mis pasos me conducían hacia la biblioteca ¿No había cerrado la puerta? Entonces ¿Quién estaba al otro lado?

Estaba pensando en irme al no encontrar a nadie, cuando un ¿gramófono? empezó a sonar con una agradable melodía. En la casa no había ningún gramófono, al menos que yo hubiera visto. Pero lo más sorprendente fue la figura que permanecía de pie entre la oscuridad, como si se tratase del guardián de sombras que derroté para poder quedarme a vivir en este apartamento tan extremadamente caro.

A punto estuve de protegerme con mi escudo o de lanzarle un rallo ofensivo, cuando aquella figura desconocida comenzó a hablar tras esbozar una sonrisa amistosa. ¿Quién era? Me resultaba extremadamente conocido, pero no conseguía ubicarle de momento. Y esa familiaridad con la que me hablaba… En fin. Mi vida ya era rara de por sí, por lo que esto tan solo parecía un evento más del sin fin de cosas extrañas que me habían ocurrido en estos días.

[color=#0080FF]-Estoy bien de pie [/color]– Le dije con mi habitual rebeldía, al desconocido que no había hecho ningún amago por sentarse [color=#0080FF]- ¿Quién eres y por qué estás en mi casa? ¿No sabes que existen los teléfonos o internet?[/color]

Notas de juego

Jajaja, no te preocupes que esta bien. Te aviso que no había tanto dinero en la caja fuerte como para vivir para siempre, aunque si para un tiempo largo. :P

Sara es un poco desconfiada. Espero que no se lo tengas en cuenta ^_^

Cargando editor
23/04/2016, 04:28
Mike O'Conner

Mike, que seguía atentamente a Sara supo inmediatamente cuando cruzó el umbral y se dirigió, tal como él esperaba, a la biblioteca. Extrañamente parecía temerosa, como si hubiera tenido una muy mala experiencia pasada... ¿Qué pasaba con aquella muchacha? ¿Por cuánto había pasado, pese a su corta edad, para llegar a lo que había llegado? ¿Qué miedos suscitaba la oscuridad en su joven mente?

Un momento más tarde, cuando Sara declinaba la invitación de tomar asiento, Mike se molestó e involuntariamente hizo un mueca mitad de camino entre aceptación e indiferencia. Estaba bien al corriente de la rebeldía innata de los jóvenes, sin embargo aquel rasgo en particular le molestaba muchísimo. Él venía de una época donde la edad no era algo más. En su época los mayores eran respetados y tenidos en cuenta. Pero ahora, aquella época parecía haber terminado.

Así que, pese a todo, decidió ignorar el desafío de muchacha y, simplemente, dejarlo pasar. Cansado, el viejo sabueso se sentó y se acomodó tranquilamente en aquel cómodo sillón.

—Si estás más cómoda allí, quédate allí. De todos modos, a mí me da exactamente igual —soltó en tono monótono, mientras se encogía de hombros levemente demostrando su indiferencia.

Luego, dejando el tema de del sillón atrás, Mike pasó a responder las pobres preguntas que la muchacha llegó a propinar.

—No voy a malgastar mi tiempo, ni el tuyo, en explicaciones sobre asuntos obvios. No obstante, te diré que si me he tomado la molestia de venir aquí en persona es porque, justamente, quería evitar esos fríos e impersonales medios.

—Me gustaría abordar algunos temas contigo. El primero y tal vez más importante es un asunto personal —dijo mientras rebuscaba algo dentro de su gabardina— Esto, mira —agregó, al tiempo que se estiraba para acercarle una pequeña foto a Sara. En ella se podía ver a una hermosa y joven mujer, su Irene— La mujer de la foto ¿Te recuerda a alguien? 

Notas de juego

Ahora sí, post editado. Lo intenté anoche (hora Argentina) y el foro ya estaba caído por mantenimiento... Cosa que pasa todos los días a las 00:30 hs (hora Argentina).

Cargando editor
27/04/2016, 01:36
Sara Black

Aun permanecí un poco atontada por la rocambolesca situación en la que me encontraba en mi propio apartamento, cuando la extraña figura que me habló con cierto aire de superioridad pareció molestarse por mi respuesta. ¡Esto ya era el colmo! Encima que le había pillado en pleno allanamiento de morada, tenía la caradura de hacerse el ofendido. No… si lo que no me pasara a mí, no le ocurría a nadie.

Con los ojos bien abiertos traté de prestar atención a los detalles del hombre que acababa de sentarse en el sofá de mi actual salón. “A ver, Sara, céntrate. Seguro que está usando algún tipo de poder contra ti y por eso no consigues enfocar su cara a pesar de que te resulta familiar” Me dije, haciendo un esfuerzo por controlar parte de lo que estaba pasando.

[color=#0080FF]-“Si te has tomado la molestia de irrumpir en mi apartamento sin ser invitado, querrás decir”. [/color] – Le corregí algo enfadada por su tono antes de proseguir [color=#0080FF]- Para tu información, prefiero conservar mi intimidad con esos fríos e impersonales medios… ¡Ah! y no me gusta nada que se fume dentro de mi casa [/color] – Respondí aun concentrada en lograr adivinar qué narices estaba pasando.

Entonces, la foto de una mujer apareció en escena sin venir a cuento. Alguien bastante guapa, rubia y con intensos ojos azules, pero… ¿Por qué se parecía tanto a mí? No lograba entenderlo y, de repente, recordé las primeras palabras que Skynet me dedicó [color=#0080FF]– Irene… se llama Irene ¿Verdad? Y como has dicho antes, no voy a malgastar mi tiempo, ni el tuyo, en respuestas sobre asuntos obvios. No la conozco, no sé quién es, pero no eres el primero en mencionarla. [/color]

Estaba a punto de añadir algo más, cuando finalmente conseguí tomar algo de control sobre lo que estaba ocurriendo y el rostro difuso del desconocido apareció frente a mí con claridad cristalina, haciendo que abriera mucho los ojos [color=#0080FF]– ¡Usted es el inspector O’conner! [/color]– Exclamé usando un tono algo más formal ahora que sabía quién era [color=#0080FF]– -¿Por qué no me lo ha dicho antes? ¿Es este algún tipo de poder suyo? Iba a mandarle un mensaje mañana mismo porque tenemos que hablar de muchas cosas y no nos queda demasiado tiempo. [/color] – Finalicé, sentándome finalmente junto a él, bastante más relajada que antes, aunque aun en guardia por si el detective era de los malos.

Cargando editor
27/04/2016, 18:04
Mike O'Conner

—Dos caras de la misma moneda —respondió, ante la corrección de la muchacha. Sara no parecía tener pelos en la lengua, ni reparo alguno en decir lo primero que se le venía a la mente ¿Era un rebelde sin causa? ¿O su enojo estaba dirigido y bien encausado? Se preguntó, pues aquella era la diferencia entre alguien con quién se podía trabajar y una muchacha caprichosa buena para nada.

 
Luego, tras aquella breve reflexión, el viejo sabueso prosiguió.
 
—¿Sabes algo? He llegado hace un rato y la rápida inspección que he hecho del lugar me basta para cuestionar tu afirmación ¿Es realmente este tu departamento? —preguntó, con aire casual, incluso ausente, mientras miraba la lluvia a través del ventanal—  Porque estoy bastante seguro de que si hiciese una llamada rápida me encontraría una realidad bastante diferente... —finalizó, dejando aquella duda flotando en el aire.
 
Tras aguardar un momento, tiempo que usó para ver cómo reaccionaba la muchacha, aflojó un poco las riendas.
 
—Sea como sea, no he venido hasta aquí para hablar de tan intrascendentes cuestiones. Ni para cuestionar si esta ¿Guarida? es o no de tu propiedad. Muchísimo menos para adentrarme en tu intimidad, aunque si así lo sientes, me disculpo por ello —agregó, finalmente, poniendo paños fríos sobre el asunto.
 
Un momento más tarde, cuando Sara vio la foto de Irene, afirmando haberla visto antes, Mike tuvo que hacer un esfuerzo maypusculo para no demostrar ansiedad. No es que no estuviera ansioso, porque realmente lo estaba, sino luego de tantos años, el suprimir la exteriorización de sus sentimientos, era algo habitual para él. Sin embargo, cuando la muchacha afirmó que él no era el primero en mostrarle la foto, la grata sorpresa se transformó en algo más... —su mente, rápida y mal pensada, repasó rápidamente las posibilidad «¿Habría Martelli faltado a su palabra y estaría buscando dónde él, explícitamente, le había indicado no mirar?». No. No sonaba probable. Entonces ¿Quién? ¿Quién podría estar interesado en Irene?—. Involuntariamente, una rezago de preocupación y malestar llegó a exteriorizarse, y su viejo rostro permitió que el exterior pudiese ver lo que pasaba dentro suyo.
 
Sin embargo, cuando Sara finalmente logró identificarlo, Mike salió de su introspección
 
—Sí, así es Sara. Soy el inspector Michael O'Conner y sí, en efecto, este es una suerte de capacidad que poseo —dijo, en respuesta a la muchacha— Sin embargo, no lo dije porque quería ponerte a prueba. Tenía la idea de que eras alguien excepcional y ahora ya no lo sospecho, sino que tengo la certeza. Imagino también que tu también tienen alguna suerte de habilidad... Habilidad que, por ejemplo, te ha permitido salir de la comisaría sin que el pobre Jones pudiera detenerte. Habilidad que, gente inescrupulosa ha querido aprovechar a su favor —dijo refiriéndose a todos luces, a Annie Bonnie y el incidente del museo.
 
—Por lo que me dices, no he forzado el encuentro, sino que sólo lo he precipitado —agregó Mike, mostrándose como realmente era, y dejando aquel velo de formalidad e indiferencia por fin atrás.
 
—He venido hasta aquí por varios motivos, Sara. Y porque creo que, pese a la gente con la que te has rodeado, o al menos con la que yo te he visto, eres una buena persona. Si no lo creyese, esta conversación no hubiese sido para nada en buenos términos —dijo, en tono serio y decidido, aunque aquello no era para nada una amenaza, sino más bien una declaración de principios. 
 
—Por favor, dime ¿Qué sabes respecto a la mujer de la foto y quién te ha preguntado sobre ella? No sé si sabes quién es esa mujer llamada Irene, pero tal vez yo pueda contarte respecto a ella —pidió amablemente, esperando de todo corazón entender por qué era tan parecida a su difunta esposa.

Notas de juego

Bueno, espero no haya tantos errores en el post... Ya que he aprovechado todos los huequitos para hacerlo lo más rápido posible.

Cargando editor
29/04/2016, 01:28
Sara Black

Ummm, no solamente no dejaba de fumar sino que se atrevía a proferir amenazas veladas después de haber entrado en una casa ajena sin ser invitado. Eso era tener caradura, aunque tenía que reconocer que era bastante ingenioso con sus contraataques.

[color=#0080FF]-Para tu información, puedes hacer todas las llamadas que quieras que el resultado seguirá siendo el mismo: Tú intentado explicar por qué irrumpiste en una propiedad privada sin permiso del propietario, listillo. [/color] – Respondí sin amedrentarme ni un poquito, bastante convencida de que en este caso él tendría las de perder.

No pude evitar arquear una ceja cuando el desconocido usó la palabra “guarida” para referirse al increíble ático en el que nos encontrábamos, y tampoco pude evitar pensar en qué diría Aiden si se enterara de semejante afrenta a su “buen” gusto. No obstante la disculpa que recibí no me la esperaba, por lo que tardé un poco en reaccionar, aun tratando de percibir algún tipo de segundas intenciones por su parte.

Pero todo cambió cuando finalmente conseguí concentrarme lo suficiente como para reconocerle y, más concretamente, cuando él me confirmó su identidad. Yo no conocía a aquel hombre, pero por lo que había leído de su historial, estaba convencida que era trigo limpio, aunque quizá algo desconfiado a causa de todos los infortunios por los que había tenido que pasar, que de seguro le habían agriado el carácter.

[color=#0080FF] -Me alegra haber pasado la prueba, inspector, y siento haber dejado a Jones con todo el marrón. Parece un buen tío, pero no podía permitir que Anne Bonnie me atrapara. De hecho espero que usted se mantenga bien lejos de ella por su propia seguridad [/color] – Le informé con verdadera preocupación en el rostro, ignorando deliberadamente la advertencia sobre qué hubiera pasado si yo fuera en realidad una mala persona, al considerarla irrelevante dadas las circunstancias.

Quería decirle que no había mucho tiempo que perder con fotografías de mujeres que se parecían sorprendentemente a mí, pero la expresión esperanzada en su rostro y el anhelo de su mirada me hizo replantearme mis palabras y atender a su petición, antes de contarle los asuntos del día anterior.

[color=#0080FF]-Nadie me ha preguntado sobre ella [/color]– comencé con voz pausada [color=#0080FF]– Hace poco hice un nuevo aliado, y en nuestro primer encuentro mediante webcam, se sorprendió mucho al ver mi cara, porque pensó que yo era una tal Irene. Acto seguido se dio cuenta de que no era el caso y me contó que Irene había sido asesinada hacia tiempo, y que sus poderes eran parecidos a los míos. Lo cierto es que no sé quién es esa mujer ni por qué se parece a mí, pero al parecer era alguien muy querido por mucha gente que murió valientemente luchando contra algunos cabronazos de esta ciudad. ¿Puede decirme por qué es tan importante? [/color] – Le pregunté, con un cosquilleo extraño en la boca del estomago que aun no identificaba demasiado bien.

Notas de juego

Yo no he encontrado fallos, cielo. Tan solo un pequeño detalle: Sara nunca ha dicho que ha visto la foto de Irene o que alguien se la haya enseñado ;)

Cargando editor
02/05/2016, 14:27
Mike O'Conner

Cuando Sara, molesta, le reclamó que pese a que quisiera embellecer la verdad, la verdad era una cosa única, Mike sonrió.

—¿Sabes algo? —preguntó con sobrada petulancia—. Fortuitamente estás en lo cierto, muchacha. Lamentablemente tu aseveración ha sido tan casual que, sin darte cuenta, te has chocado con la verdad —asegura y, tras una breve pausa, continúa tranquilamente— Primero permíteme mostrarte por qué estoy en condición de afirmar que no he irrumpido en el piso que ahora habitas. Hazme el favor y mira por la ventana —espera un momento, tras el cual continúa— ahora dime ¿Reconoces la vista? ¿Es eso prueba suficiente de qué estamos en tu lugar? ¿Estás segura? —en ese punto, el desconocido carraspea, buscando así captar la atención de la muchacha, y ahí, en mismo instante, la realidad se resquebraja, el biblioteca se desploma hacia atrás, como si todo el lugar no fuera más que una enorme maqueta, dentro de la cual se había desarrollado toda aquella escena. El nuevo lugar, es en realidad, el cuarto de interrogatorios donde Mike vio por vez primera a la muchacha.

En el cuarto sólo estaban ellos dos, sentados de frente y mesa metálica de por medio. No se escuchaba ruido alguno, era como si el mundo se hubiera detenido a su alrededor. El silencio era tan absoluto que Sara podía escuchar el bombear de corazón y la fricción que su propia sangre generaba al recorrer su joven y sano cuerpo. El reloj, ubicado sobre el dintel de la puerta de entrada, permanecía congelado en las diez y veinte.

—Es que nuestra conversación no tuvo lugar dentro de tu departamento, muchacha —dice en tono confiado y seguro—. Ni dentro de esta pocilga siquiera. Esta conversación en un lugar en un lugar completamente diferente —agrega, sosteniendo la imagen de aquella sala de interrogatorios.

[En ese punto es cuando Sara logra reconocer desconocido, quién no era otro que el teniente Mike O'Conner]

—Anne Bonnie... —dice con marcada reticencia, al tiempo que un súbito escalofrío recorre su cuerpo— Desde el momento que la ví supe que no era trigo limpio y que era alguien increíblemente peligroso. Por ese motivo fue que me interpuse entre la sala de interrogatorio donde tu estabas y esa arpía ¿Sabes? Tenía toda la intención de sacarla echando leches, pero la cosa no salió como yo la había planeado. Bah. Que me pinche el diablo si acaso salió parecido a lo que había pensado... Pero al menos mi intento te dio el tiempo necesario para que hagas lo que sea que hayas hecho para salir de allí, para esfumarte sin más. Sin embargo, en mi apresurado intento por ayudarte tuve oportunidad de comprobar el tipo de individuo con el que estaba liado —finaliza recordando todo lo que había visto cuando, tontamente, se había puesto a hurgar en aquel pozo de infecta oscuridad que ella llamaba mente y la fuerte compulsión que ésta le impuso con pasmosa facilidad.

—Lamentablemente me temo que mi breve encuentro con Anne Bonnie está lejos de ser el último, sino que es el preludio de algo mucho más a largo plazo... Un camino escabroso que me valdrá muchos dolores de cabeza. Pero que, sin embargo, espero me brinde una gran satisfacción cuando acabe con ella. También me atrevo a afirmar que tú misma tienes planes que incluyen a dicha "señora" ¿Verdad? —preguntó haciendo especial énfasis en la palabra señora.

Un momento después, cuando Sara comienza a relatar cómo y dónde se topó con el nombre de Irene, Mike queda estupefacto ¿Estaba hablando de su Irene? No. No podía, porque si aquello era cierto ¿Cómo es que él no lo había visto? ¿Cómo, en nombre de los cuernos de Belcebú, no lo había visto?

Pero aquello fue demasiado para Mike y la aparente tranquilidad que había proyectado hasta el momento se desvaneció sin más. Y, al mismo tiempo que la seguridad de Mike se desmoronaba, también lo hacía la ilusión que había montado y al terminar de desmoronarse —cosa que sucedió en apenas en una fracción de segundo— terminaron varados en la nada misma. Allí sólo había quedado oscuridad... Oscuridad que lo oprimía y que irradiaba una fría negrura.

—Porque esa mujer, Irene, era mi esposa —balbuceo, apenas logrando emitir un sonido audible.

Notas de juego

Sara, no sé de dónde has sacado que Mike estaba fumando... Lo he corroborado y no he dado ningún indicio de que lo estuviera xDDD

Cargando editor
22/05/2016, 13:50
Sara Black

No me gustó nada el tono petulante en el que comenzó a hablarme, lo cual hizo que enarcara una ceja con suspicacia mientras el extraño continuaba. No obstante, cuando me hizo mirar por la ventana y todo comenzó a desmoronarse a mi alrededor, mis ojos se abrieron de par en par al tiempo que el miedo me hizo hiperventilar y tratar de agarrarme a cualquier superficie sólida que existiera.

¿Me estaba atacando? ¿Por qué me hacía esto? ¿Acaso nada era real y continuaba aun dentro de la macabra pesadilla que había asaltado mis sueños hacía escasos minutos? En cualquier caso y a pesar de lo que pudiera pensar, yo no era una niñita indefensa, por lo que, tras reponerme del pánico que sentí ante sus acciones desmesuradas, acumulé el poder que emanaba de mi interior, haciendo que una enorme esfera traslúcida de entrelazados diseños azulados me envolviera, gracias a una sola palabra que surgió de mis labios [color=#0080FF]- “¡Aspída!”.[/color]

En ese instante, entrecerré mis ojos amenazadoramente en dirección al hombre que se había empeñado en irrumpir en mi vida de aquella manera, al tiempo que alzaba mis manos donde unas chispas azuladas se arremolinaban en la punta de mis dedos, conteniendo una energía ofensiva que no dudaría en descargar sobre mi adversario [color=#0080FF]- ¡Dame una razón para que no te fulmine con mi magia![/color] – Le grité, totalmente asustada al encontrarme de nuevo en lo que suponía era un recuerdo del miedo extremo que sentí al saber que Anne Bonnie se encontraba detrás de la sala de interrogatorios, esperando poder clavar sus garras sobre mí.

Pero entonces, el rostro del inspector O’cconer se hizo visible ante mí logrando que pestañeara, mientras él me contaba su experiencia con esa maldita bruja del demonio. [color=#0080FF]- ¡No! No se acerque a Anne Bonnie. Ahora sabrá que usted tiene poderes y es demasiado poderosa para que la venza solo.[/color] – Le dije bajando las manos y apagando el hechizo que iba a lanzar, sabiendo que ese consejo quizá venía ya demasiado tarde. Esperaba que mi interlocutor tuviera la inteligencia necesaria para no intentar un segundo encuentro con ella solo, puesto que satisfacción sería lo último que obtendría de esa víbora. [color=#0080FF]– Anne Bonnie no es más que un peón en un tablero que nos viene demasiado grande pero que no tenemos más remedio que jugar. Creo que no tiene todas las piezas del puzle, pero si me lo permite puedo ayudarle a descubrirlas, y puedo ponerle en contacto con mis aliados. [/color]– Le respondí ante sus preguntas sobre mis intenciones para con la integrante de las Rosas.

Pero, cuando le hable de la rubia mujer que tanto se parecía a mí, el rostro del inspector se llenó de pesadumbre al tiempo que el escenario que nos rodeaba desaparecía, dejando tan solo una gran nada a su paso, iluminada por mi esfera de energía.

Su esposa… ahora sus preguntas cobraban más sentido para mí pero… ¿por qué la mujer de aquel inspector era una copia calcada de mi persona? Tenía que verla, tenía que saber si lo que decían era cierto y no una mera especulación, puesto que una idea comenzó a rondar en mi cabecita a medida que procesaba toda la información con la que contaba [color=#0080FF]– Lo lamento mucho, Mike. Siento su pérdida.[/color] – Le respondí con pesar en mi mirada, llamándole por su nombre de pila por primera vez [color=#0080FF]– ¿Tiene alguna foto de su esposa? Verá yo… como sabrá por mi historial policial, he vivido desde que tengo uso de razón en un centro de acogida ¿Cabría la posibilidad de que fuera mi padre?[/color] – Le pregunté de una forma quizá demasiado directa, un poco ansiosa por conocer su respuesta.

Notas de juego

Siento la tardanza en responder el post. Primero fueron las vacas y luego estuve regularcilla. Ya vuelvo con energías cargadas para continuar la historia que se está poniendo cada vez más emocionante. ^_^

Por cierto, lo del tabaco lo deduje del post que escribiste el 09/04/2016 donde decías

Cita:

Tras abrir la puerta, una agradable fragancia que mezclaba chocolate y tabaco la embriagó por completo.

Ah, y según la fecha en la que te casaste con Irene y la edad de Sara, es imposible que sea tu hija :D

Cargando editor
04/06/2016, 06:11
Mike O'Conner

Mike se sorprendió ante la reacción de Sara.  No esperaba aquello porque, según él, su accionar no lo ameritaba. Porque pese a todo, la única intención del veterano detective había sido la de demostrar cuán equivocada estaba la temperamental joven. Él había deliberadamente tratado de no mostrarse amenazador. Tal vez podría haber sido juzgado de soberbio, o incluso sabelotodo, pero de ninguna manera amenazadora. En contrapunto, la respuesta de la muchacha había sido increíblemente desmedida. Y no hacía falta ser demasiado perspicaz para notar lo evidente, la muchacha estaba actuando azuzada por el instinto y empujada por el miedo... Aquello la hacía peligrosa... Muy peligrosa.

Un momento después, cuando la muchacha comenzó a formar una esfera brillante a su alrededor, Mike pudo finalmente comprobar que la muchacha tenía poderes ¿Cómo podía estar tan seguro si no estaban en el mundo real, sino en el onírico donde todo era posible? Porque asumiendo que ella no supiera que se encontraba en un sueño, lo cual era perfectamente lógico, aquel onírico mundo no era más que un reflejo del mundo real. Y si ella reaccionaba así ante una amenaza, era bastante probable que ante la misma amenaza hubiera reaccionado de la misma manera en el mundo real. Era increíble, pero había respuestas que estaban grabadas a fuego, reacciones en las que uno no necesitaba pensar, sino que era el instinto quien actuaba tomando el control. Esas mismas respuestas se podían adquirir, sí, pero hacerlo requiere de un tiempo y dedicación que pocos tenían. Así que por lo rápido de su reacción, Mike pudo inferir que la muchacha no sólo disponía de dicha capacidad en el mundo tal, sino que además contaba con una gran pericia y una marcada soltura.

Sin embargo, cuando Sara comenzó a exhibir chispas azuladas entre sus dedos, y lo increpó para que le diera un motivo para no fulminarlo su magia  Mike ya no tuvo dudas de que era hora de dejar de presionarla. Sara había llegado a su límite y, empujarla más allá, sería estúpido y peligroso. Eso sin mencionar que había algo sobre lo que no estaba seguro y que de momento no le apetecía indagar ¿Qué pasaría si era lastimado en el mundo onírico? ¿Lo afectaría eso de alguna manera? A decir verdad no lo sabía, pues hasta ese preciso momento nunca lo había considerado

—Porque pese a mi deliberado intento por sacarte de tus cabales y pese a que de momento quieras fulminarme, yo no soy tu enemigo, sino más bien todo lo contrario —respondió, pero dejando aquel tono de superioridad de lado.

—Lamento haberte llevado hasta el límite, pero sin llegar a hurgar en tu mente y pensamientos, esta era la única manera que podía asegurarme con quien estaba lidiando. Ahora, si me haces el favor, deja el show de luces de lado, ya que para Navidad faltan algunos meses y tu pareces un endiablado árbol de Navidad ¿Vale? —pregunto, ya en un tono mucho más relajado y conciliador.

Esperando un momento para que Sara se calme, Mike lleva sus manos hacia su rostro y quitando la ilusión que lo hacía irreconocible, muestra su verdadero rostro.

—Porque además tú me conoces, muchacha —agregó, finalmente.

Mike entonces hace una larga pausa, mientras dada espacio y tiempo para que Sara se calmara un poco.

—Seguramente el enojo perdurará, pero mis intenciones han sido buenas y esta ha sido la única manera en la que pude acercarme a ti... —dijo apesadumbrado, al tiempo que se encogía de hombros.

—En fin, las aceptes, o no, me gustaría entenderte mis más sinceras disculpas. Y si me lo permites me gustaría explicarte por qué dije que, aunque de casualidad, estabas en lo cierto... Y es que me refería a que nada de esto sucedió realmente en tu casa, sino en el mundo onírico, o para decirlo coloquialmente, en tus sueños. 

 

---

 

Algo después, cuando Sara le advirtió de lo peligrosa que era Anne Bonnie podía resultar, la expresión de veterano detective se avinagró. No por el consejo en sí, sino porque recordó lo que vio cuando miró al interior de su mente de aquel ser maligno... Y lo que aquella mujer le hizo.

—Agradezco el consejo, realmente lo hago... Pero me temo que ha llegado un poco tarde —dijo, sin poder ocultar el bochorno que sentía—. Pero lo hecho, hecho está... —finalizó, para luego terminar soltando una expresión de resignación.

Mi encuentro con ella ha sido una experiencia nefasta, tal vez la más oscura en toda mi carrera de detective, pero ha servido para abrirme los ojos. Los Rosas nos muestran lo peor de la Humanidad, exponiendo lo más bajo de la bajeza humana. Puede que Anne Bonnie sea sólo un peón en un tablero que no alcanzo a ver ni a entender, pero he mirada la sombra que proyecta y en sus oscuros pensamientos y te diré algo... En 30 años he tenido la desgracia de toparme con algunos de los peores y más cruentos sádicos que la ciudad ha conocido, sin embargo entre todos ellos apenas le llegan a los talones.

—Pero pese a todo, tengo una sensación que mi camino se volverá a cruzar con ella... Con ella y con Los Rosas.

En ese punto, Mike hace una breve pausa mientras piensa en el ofrecimiento que Sara le ha hecho —«¿Qué implicaciones podría tener conocer los aliados de la muchacha?» fue lo primero que su mente pensó al escuchar el ofrecimiento. No podía evitarlo. Pues pese a persona práctica, no salta al fuego sin antes reparar en las consecuencias.

—¿Tus aliados? —preguntó sorprendido— ¿Podría saber quiénes son ellos antes de darte una respuesta, o de no aceptar tu ofrecimiento sus nombres se mantendrán en el anonimato? 

 

---

 

Tan sólo un momento más tarde, cuando Sara le da el pésame, Mike sólo sentía amarguera y desazón, sin embargo intentó esbozar una escueta y cordial sonrisa.

—Gracias, niña —fue lo único que pudo responder, pese al gran esfuerzo que acababa de hacer.

Un momento cuando le pide una foto de Irene, Mike asiente y tras buscar en el interior de su chaqueta saca una pequeña foto de su amada esposa. La foto mostraba una Irene sonriente, estaba en una playa, vestía un pareo de color rojo y tenía un amplio sombrero de paja tejida.

—Aquí tienes —dice al tiempo que extiende la foto de su amada—. Como puede ver eres la viva imagen de Irene, Sara... Y aunque no te he visto sonreír, estoy seguro que al hacerlo te aparecen los mismos hoyuelos en las mejillas que ella tenía.

Pero cuando Sara le pregunta si él era su padre, Mike dudó un momento. Aquella pregunta lo sacó de su centro... ¿Su padre? ¿Sara era madre?

Tras un pensarlo fríamente, respondió totalmente seguro.

—Lo siento, Sara, pero no. No existe ninguna posibilidad de que yo sea tu padre. Pero pese a que Irene ha sido el amor de vida, solo la conocí después de muchos años de vagar en la soledad. Sólo nos conocimos hace quince años y tú, pese a corta edad, eres bastante más grande que eso. Sin embargo... ¿Existe la posibilidad de que ella haya sido tu... madre? —preguntó, porque aquello no era para nada descabellado.

Sin embargo la cabeza de Mike parecía querer estallar. De pronto todo había cambiado... Irene supuestamente había tenido poderes y cabía también la posibilidad de que haya tenido una hija, Sara.

—Dime algo más, Sara ¿Qué tanto confías en la persona que te ha confundido con Irene y que luego te ha dicho que tenías sus mismos poderes? Que por cierto no tengo la menor idea cuales son. Me temo que la información que te ha dado me sacudido mucho más allá de lo que puedes imaginarte... Yo... Yo... —titubeó, mientras luchaba por contener las lágrimas— Nunca antes supe de eso, nunca en los maravillosos quince años que compartí junto a ella.

—Ella murió de forma abrupta. Murió al lado mío, víctima de un despiadado y cobarde ataque. En un semáforo se detuvo un auto justo al lado nuestro y de repente... —con sus manos hizo un gesto como de explosión— detonaron un artefacto explosivo y la explosión cobró la vida de mi esposa. Murió en el acto. Yo no tuve tanta suerte y estuve poco más de seis meses en terapia intensiva. Cuando desperté era un cascarón vacío... Me quitaron todo... ¡Me quitaron todo lo que tenía! —finalizó levantando la voz, mientras continuaba luchando una batalla perdida, para evitar derramar lágrimas frente a la muchacha.

 

Notas de juego

Ah! El detalle del tabaco... Eso quedó porque originalmente mi idea era que Mike estuviera bebiendo whisky y fumando cuando Sara entraba a la habitación. Sin embargo después terminé descartando esa idea.

Cargando editor
11/06/2016, 22:46
Sara Black

Estaba enfadada. Muy enfadada. Aquel hombre había irrumpido primeramente en lo que yo creía que era mi casa, para arrastrarme hasta un escenario que me aterraba en varios niveles al ser el punto de inflexión entre mi vida tal y como la conocía y la nueva existencia que se abría ante mí, repleta de más peligros incluso que los que ya tenía cuando Anne Bonnie y las Rosas me buscaban. Pero no contento con ello, acababa de admitir que no es que hubiera cometido allanamiento de morada, sino que se había adentrado en algo mucho más profundo y privado. Algo que yo consideraba el único lugar que no podría ser violado bajo ninguna circunstancia: Mi santuario situado en el interior de mi mente.

Entonces, si cualquiera podía adentrarse en mis sueños tal y como ese sujeto acababa de hacer ¿Qué me salvaba de que alguien se adueñara de mis recuerdos, de mis sentimientos e incluso de mis propios pensamientos conscientes? Aquello no solo estaba mal, sino que era tan desagradable a mis ojos, que la mera idea de que alguien pudiera contar con un poder semejante me daba nauseas y me hacía sentir totalmente insignificante y vulnerada, en más formas de las que deseaba pararme a meditar.

[color=#0080FF]-¡Nunca! ¿Me oyes? ¡Nunca vuelvas a hacerme algo así sin mi permiso! [/color]– Le grité sin poder contenerme fruto de la desesperación y la impotencia que me había causado el hecho de que pisoteara mi intimidad de una manera tan devastadora.

Tras ello, el hombre comenzó a disculparse alegando que no había hurgado en mi mente y pensamientos y me pidió que me calmara. ¿Cómo podía estar segura de lo que decía? No lo estaba, sobre todo teniendo en cuenta que también había investigado mi actual casa, recorriendo cada rincón hasta poder reproducirla con todo lujo de detalles en mi sueño. Luego me pidió que dejara el “show de luces y colores”, como si mi reacción hubiera sido desmedida pero… ¿Acaso no se daba cuenta de la gravedad de lo que había hecho?

[color=#0080FF]-No me toques las narices, Mike. Hay mejores maneras de asegurarte con quien estás lidiando, sin llegar a ser intrusivo. Yo pensaba enviarte un e-mail o llamarte para tomar algún café, puesto que aunque sea capaz de teleportarme hasta tu mismísimo despacho y darte un infarto del susto, jamás se me ocurriría. Si estás aquí es porque sabías donde encontrarme, por lo que no me vengas con que esta era la única manera de acercarte a mí. Mis sueños y mi cabeza me pertenecen. La próxima vez que intentes colarte en ellos, seré la madre de todos los endiablados árboles de navidad del planeta ¿Queda claro? [/color] – Le respondí, aun terriblemente enfadada, pese a saber quién era y que seguramente estuviéramos en el mismo bando.

Tras dejar bastante patente mi postura, comencé a bajar un poco la guardia independientemente del malestar que aun sentía. Aun así, escuché como el inspector me contaba su encuentro con Anne Bonnie y el hecho de que no había salido muy bien parado, lo cual hizo que mi semblante se oscureciera visiblemente [color=#0080FF]– Esa mujer… no es una mujer. Quizá te resulte muy difícil de creer, pero a pesar de que esconda su apariencia bajo el rostro de una hermosa joven, en realidad es la madre de una legión de demonios que están a su servicio desde tiempos inmemoriales ¿Has oído hablar de la legendaria pirata Anne Bonnie? Pues resulta que ambas son la misma persona, y este no es el primer registro del pasado que se tiene sobre ella… A saber todas las maldades que hizo antes de eso. [/color]– Le revelé justo antes de continuar [color=#0080FF]– Seguramente tengas razón y nos enfrentaremos tanto a ella como a las Rosas en el futuro, pero espero que no lo hagamos solos, puesto que nos superan en poder y nos ganan por siglos de experiencia. [/color]

Ante su pregunta sobre mis aliados, no pude sino encogerme de hombros al tiempo que respondía [color=#0080FF]– Bueno… ese es un dato que no me corresponde dar a mí, aunque estoy segura de que cuando llegue el momento ellos mismos se presentarán. Lo único que puedo es darte mi palabra de que no te miento al creer que son de los buenos, aunque hace muy poco que les conozco. Espero que esto te valga por ahora, aunque si no deseas conocerles lo entenderé, pero te pediré que me dejaras ayudarte para que las Rosas no te secuestren o algo peor. [/color]– Afirmé, mientras sentía como mi enfado se iba mitigando poco a poco ante la mención de los enemigos a los que nos enfrentábamos.

Pero cuando me habló de su mujer y su semblante se tornó tan desolado que parecía que se derrumbaría frente a mí, mis defensas terminaron por ceder para dar paso a un sentimiento difícil de describir. Ese hombre había perdido al amor de su vida ¿Cómo me sentiría yo si algo malo le pasara a Tony? Ni siquiera era capaz de imaginarlo, por lo que en medio de ese terrible vacío oscuro en el que se había convertido nuestro entorno, tuve el imperante deseo de abrazarle para darle algo de consuelo. No obstante, no hubiera sido apropiado, por lo que, en su lugar, tomé la foto que me tendía y la observé durante largo rato, sin poder evitar pensar que aquella mujer era clavadita a mí pero con algunos años de más. ¿Cómo podía ser? Yo nunca conocí a mis padres ¿Acaso Las Rosas habían intentado apoderarse de mí a causa de ese endiablado libro que tenían, e Irene me había entregado al orfanato para protegerme? Aquel pensamiento era bastante plausible dadas las circunstancias. No obstante, no podía hacer nada para confirmar mi teoría, cosa que me dejaba con un nudo en el estómago.

[color=#0080FF]-Yo tengo diecisiete años, por lo que si Irene era mi madre tuvo que abandonarme antes de conocerte… Supongo que antes de que yo cumpliera dos. [/color]– Dije pensativa, justo antes de mirarle directamente a los ojos [color=#0080FF]– No puedo saberlo, pero si Irene tenía los mismos poderes que yo y fue asesinada tal y como me narras, lo más seguro es que tratara de alejarme del radar de sus enemigos, para evitar que pudiera pasarme algo malo. Eso, teniendo en cuenta que fuera mi madre realmente, que lo cierto es que no estoy segura. [/color]– Afirmé, sin saber si aquello era verdad y sin querer asimilar las implicaciones de toda la información que el inspector había puesto sobre la mesa, por miedo a que me desbordaran.

[color=#0080FF]-Bueno… Solo puedo decir que la persona que me ha confundido con Irene es de fiar. Tuve una visión premonitoria donde tratada de ayudarnos a escapar a ti y a mí de un asesino con una armadura en plan robocop. Poco después de eso, nos conocimos y no ha dejado de ayudarme desde entonces. Con respecto a mis poderes, soy lo más parecido a un mago que puedas encontrar, aunque aún tengo que descubrir el alcance de dicho poder ¿Y los tuyos? ¿Qué eres capaz de hacer a parte de cotillear en la mente de los demás? [/color] – Le dije con una media sonrisa, tratando de que subir un poco la moral de aquel pobre hombre que parecía tan destrozado junto a mí.

Notas de juego

Jijiji, ¿ves como no me lo inventé? ^_^

Bueno, no saco más el tema de fumar y asunto resuelto :P

Cargando editor
09/07/2016, 22:23
Mike O'Conner

Mike no necesitó de mucho para saber lo que estaba pasando por la mente de la joven Sara, pues pese joven y encantador rostro, su la ira parecía bullir cual geiser. No había lugar a dudas. Todo aquello le había molestado y le había molestado a lo grande. Sin embargo se podía ver que la muchacha estaba haciendo un mayúsculo esfuerzo por contenerse y no estallar. Pero el esfuerzo, aunque titánico, apenas podía contener el fuego que ardía en su interior.

Pero él no quería que las cosas acabase así e, incluso, lo había planeado de otra manera. Pero pese a cómo las cosas se desarrollaron, había hecho lo mejor que había podido. Sólo restaba esperar que su error —posiblemente por soberbia o algo más— no fuese lo suficientemente grave como para que la relación entre ambos acabase antes de empezar.

Un momento después, cuando Sara ya no pudo contener lo que sentía en su interior y estalló, Mike respondió con un rápido cabeceo a título de asentimiento.

—Sí, estás en lo cierto. Hay un sinfín de cosas que he hecho mal y lo lamento. Sé que ahora mis palabras pueden sonar a excusas, pero pese al resultado he actuado bien intencionadamente, teniendo como última intención el saber si era de confiar. No me enorgullece el cómo he actuado, sin embargo no me arrepiento, porque aunque de momento no parezca, he hecho lo mejor que pude y mi intención siempre fue buena.

—Pero nunca me hubiera aprovechado de ti, ni hurgado en tu mente sin tu expreso consentimiento. Y si te he contactado a través de los sueños fue porque era el único medio sobre el cual sabía que no me metería con mente, no directamente al menos... —hace una larga pausa, apesadumbrado— Por eso y porque sí resultaba que no eras de confiar, podía hacer borrón y cuenta nueva  —suelta finalmente, avergonzado y sabiendo que aquello podría ser como intentar apagar un incendio con un bidón de combustible. Pero tenía que ser honesto con la muchacha, al menos la debía eso.

—Sé que esto último puede parecerte una estupidez o incluso una provocación, pero esta ciudad me ha mostrado las consecuencias que acarrea el ser demasiado confiado — soltó finalmente, empleando un tono especialmente sentido y taciturno, al mismo tiempo que recordaba por todo lo que había tenido que pasar para llegar a convertirse en lo que se había convertido.

Finalmente, ya notoriamente apesadumbrado, responde ante la amenaza de la joven.

—Sí, me ha quedado claro, jovencita —responde, serio, aunque respetuosamente.

Tras intercambiar lo que sabían sobre aquel oscuro ser que residía al nombre Anne Bonnie, Mike asintió calmado y con cierto aire pensativo.

—Si no hubiera visto en la retorcida mente de Anne Bonnie diría que lo que me dices es imposible. Sin embargo he sido lo suficientemente  imprudente para hacerlo. Por no decir estúpido —aclara rápidamente— Y lo que he visto es una vileza y una oscuridad tal, que no sería capaz de dar cuenta de su extensión sólo con palabras.

—En lo que respecta a tu pregunta, me temo que no, no conozco a ninguna pirata llamada Anne Bonnie, sin embargo, y aunque sea difícil de entender, te creo. He visto en ella un ser muy antiguo, aunque nunca hubiera pensando que llegaba a tanto... La vida nunca deja de sorprendernos ¿No crees?

Mike hace una momentánea pausa, buscando dar forma a sus ideas y, un momento más tarde suelta cuidadosamente.

—Dime algo, Sara ¿Cómo es qué te has cruzado con semejante espécimen? Y tan o más importante ¿Cómo es qué sabes todo eso de ella? No dudo que sea verdad, sólo estoy buscando entender.

Finalmente, al oír sube el resto de —supuesto— equipo, Mike siente algo removiéndose en su interior. No le gusta la idea de exponerse, pero tal vez había llegado el momento de ser un mero espectador... Sin embargo aquello era difícil, muy difícil. Pues a Mike le costaba mucho mantener su fe y confiar ciegamente.

—De la misma manera que yo te pido un salto de fe para que creas en mi a ciegas, yo creeré en ti. Si no ¿De que habrá valido todo esto y cómo, o con qué autoridad, podría yo pedirte que confiaras en mi? Que me pinche el Diablo si me equivoco, pero sí, confió en ti, Sara.

---

Todavía rodeado de oscuridad, Mike se sintió como el desazón se apoderaba de sí. Pues pese a todo lo que había pasado, aún le costaba lidiar con la pérdida de su amada. Era una herida que nunca terminaría de sanar, un dolor tan amargo y desesperanzador que opacaba todo los demás.

Fue mientras lidiaba con su propio sentir que Mike reparó en que la joven Sara dejaba el enojo atrás. Aquello fue como un baldazo de agua fría, pues sólo podía significar que ella sentía lástima por el viejo detective... Y eso era algo con lo que Mike no estaba acostumbrado a lidiar, ni estaba dispuesto a tolerar. Automáticamente se obligó a recuperar la compostura y se impuso recuperar la mesura.

—La Irene que yo conozco, Sara, hubiera sido incapaz de dejar un hijo sin mirar atrás. En otro momento hubiera dicho que era lisa y llanamente imposible, pero en los tiempos que corren no descarto nada... —dijo, pensativo. Los últimos días habían sido una vorágine de locura, que había sacudido los pilares mismos sobre los que su vida se apoyaba y ya no sentía capaz de dar nada por sentado—. Pero si tus sospechas son ciertas, algo terrible debe de haber pasado. No sé exactamente qué, pero no descarto una compulsión o incluso que alguien haya jugado con su mente. Porque en todos los años que he compartido junto a ella, nunca mencionó, ni deslizó indicio alguno sobre de que tuviese una hija. Y un dolor así, muchacha, no es para nada fácil de ocultar...

—Déjame que te cuente un poco de la verdadera Irene. Ella era un ser de luz, un bálsamo contra la oscuridad que se alza en Paradise City. Poseía un corazón tan puro y bueno que era capaz de llevar luz allá donde fuera... —las palabras le costaban cada vez más, pues el recuerdo de su amada era como una herida abierta en medio del corazón.

—Hay una forma de saber si ella es o no tu madre, un examen de ADN. Conozco alguien capaz de hacerlo en menos de un día, alguien de mi máxima confianza y que no hará ninguna pregunta. Sobra decir que se mantendrá en el máximo de los secretos y sólo tú conocerás el resultado.

Notas de juego

Sí, quedó aclarado el tema xD

PD: Pequeño saltamontes, por la demora. Me ha costado un Perú coger ritmo... Pero aquí estoy de vuelta dispuesto a correr a lo largo y ancho de la cancha como siempre.

Cargando editor
14/07/2016, 17:48
Sara Black

¿Qué era lo que acababa de pasar? Un policía dándome la razón era lo último que esperaba en el mundo, aunque su asentimiento terminó de eliminar mi malestar, y el hecho de que me pidiera disculpas e intentara explicarme sus razones para actuar como lo había hecho, consiguió que bajara la guardia y olvidara que había estado amenazándole con lanzar un rallo contra él.

Parecía que los poderes de aquel hombre eran casi todos mentales y, por lo que estaba tratando de decirme, si nos hubiéramos conocido en persona, quizá se habría “metido con mente” de forma inconsciente tal y como él mismo afirmaba. El hecho de que pudiera hacer “borrón y cuenta nueva” no me gustaba un pelo, pero dadas las circunstancias tampoco podía culparle, por lo que no me quedó más remedio que aceptar sus disculpas y preguntarle algo que llevaba rondándome desde que conseguí escaparme de Anne Bonnie.

[color=#0080FF]-Entonces… en la comisaría ¿Fuiste tú quien intentó entrar en mi cabeza, o fue esa arpía? Me asusté mucho pensando que podía ser ella, incluso no me importa admitir que me entró el pánico, pero si fuiste tú podré respirar algo más tranquila aunque siga cabreada contigo. [/color] – Contesté al tiempo que me acercaba, para dejar bastante patente que había sacado la bandera blanca por fin. [color=#0080FF]– No te preocupes que se lo que es el no tener ni idea de en quien poder confiar. Dejémoslo en que no volverás a hacerlo y que yo tampoco violaré tu intimidad sin tu permiso ¿De acuerdo? [/color]

Cuando O’cconer confesó que había visto la mente de aquel demonio sin corazón, me quedé sin saber qué decir. Aquello era lo más imprudente que alguien podía hacer, y seguramente le había dejado alguna que otra secuela medianamente permanente. No obstante, que estuviera aquí ahora hablando conmigo demostraba que me encontraba frente a alguien bastante fuerte, por lo que me alegré de haberle encontrado antes de que las Rosas pusieran sus zarpas sobre él.

[color=#0080FF] – Ella es una integrante de “Las Rosas”. Esa organización ha estado secuestrando toda clase de personas influyentes, interesantes o con poderes para llevar a cabo su maléfico plan. Ellos… secuestraron a alguien muy importante para mí y le convirtieron en un total desconocido para mí. Como soy bastante buena con los ordenadores y con los sistemas de seguridad, conseguí cruzar sus defensas e infiltrarme en sus instalaciones para intentar rescatarle. Pero… ella y sus matones me atraparon y me dieron una paliza de muerte, mientras mi amigo miraba impasible. A duras penas conseguí salir de allí con vida, y desde entonces he estado buscando indicios y pruebas de lo que sea que les hacen a todos aquellos que caen en sus redes… y de cómo les lavan el cerebro. [/color] – le expliqué intentando no darle ningún nombre, para no comprometer a nadie querido por ahora.

Mientras continuábamos en aquella especie de nada, el inspector comenzó a hablarme de Irene. Una extraña emoción invadió mi corazón, puesto que para mí era como si estuvieran hablando de una total desconocida, a pesar de que por alguna razón la sintiera tan cercana. Lo cierto es que siempre había deseado conocer a mi madre, y el intuir que estaba muerta y que nunca podría hacerlo, dejó un vacío en mi alma difícil de explicar.

[color=#0080FF]-He oído varias cosas sorprendentes sobre Irene, y todas la convierten en una mujer increíblemente fuerte y buena. Si me abandonó y guardó el secreto todos estos años, seguramente sería por mi propia seguridad, aunque no descarto lo que afirmas de que pudieron borrarme de su mente. [/color] – Respondí algo pensativa ante las elucubraciones del inspector [color=#0080FF]– Hay otra forma más sencilla que un examen de ADN. Lo siento pero teniendo en cuenta que soy capaz de tirar rallos, no me gustaría que nadie tuviera la posibilidad de investigar mi sangre. Primero porque no quiero acabar como rata de laboratorio, y segundo porque seguramente pondría en peligro a esa persona de confianza de la que me hablas, si alguno de los tipos malos pudiera llegar a saber sobre la realización de dichas pruebas [/color] – Dije al fin, dándole dos razones para no exponerme a algo tan arriesgado, sobre todo teniendo en cuenta lo que se avecinaba, tan solo por el mero hecho de satisfacer una curiosidad.

[color=#0080FF]– Verás… yo aún conservo la nota que me dejó entre las sabanas la tormentosa noche donde me encontraron. Cuando salgamos de este sueño y podamos tomar un café como Dios manda, la traeré conmigo para que puedas leerla y compararla. Estoy segura de que conoces su letra, por lo que si coincide, no creo que haga falta una prueba de sangre ¿Qué me dices, Mike? [/color]

Notas de juego

No te preocupes cielo. Me alegro de leerte. Lo importante es que ya estés en el ruedo ^_^

Cargando editor
22/07/2016, 02:28
Destino

Flotando en medio de aquel mar de oscuridad, ninguno de los dos logró percibir el momento exacto en el que todo comenzó. Pero mientras sus palabras fluían libres, algo comenzó a agitarse en la propia oscuridad. De no haber estado sumergidos en medio de la nada, seguramente se habrían percatado mucho antes de cómo todo lo que les rodeada comenzaba a ser arrastrado por un Maesltrom que con fuerza implacable, acabó engulliéndolos.

La sensación de ahogo apenas duró un instante, pero fue más que suficiente como para que ambos sintiesen esa punzada de miedo atravesar sus propias almas. De alguna forma, las capacidades de O´conner se habían salido de control y el paraje onírico, ya no le pertenecía.

Lo primero que sintieron fue una suave y cálida brisa, que arrastraba consigo el agradable aroma del jazmín. Si apenas unos instantes atrás se encontraban en medio de la nada, ahora ambos habían sido trasladados a un precioso paraje, que tal solo podía ser descrito como el jardín del edén. 

El sol se alza en lo alto de un despejado cielo azulado, alumbrando el paisaje de ensueño y lleno de vida en el que ahora se encontraban. El jardín, cuyo alcance se perdía en el horizonte, esta repleto de árboles frutales, flores y un sinfín de maravillosas aves de coloridos colores. Tres hermosas doncellas reían, cantaban y bailaban junto a las cristalinas aguas de un lago. Con gran destreza, se habían confeccionado majestuosos collares de flores, que portaban con inmensa alegría.

La palabra felicidad quedó grabada no solo en las mentes de ambos, sino en sus propios corazones, pues jamás en habían percibido nada como la tranquilidad que allí se respiraba. El ambiente era tan sumamente paradisíaco, que no sería difícil para ambos en plantearse en permanecer allí para siempre.

Durante algunos minutos, ambos simplemente se dejan llevar por lo embriagador que todo aquello resulta, casi como si hubiesen olvidado quienes son y cuales son todos los problemas y penurias que portan a sus espaldas. Pero como ambos saben bien, nada es eterno y menos aún, un paraíso como aquel.

Como presagio de lo que está por llegar, un silencio absoluto se extiende por aquel majestuoso jardín sin fin. Las aves y las mariposas que hasta hacía unos instantes sobrevolaban aquel paraje de ensueño, se posan en los árboles tratando de ocultarse de lo que está por llegar. Incluso las tres hermosas jóvenes, de las cuales una destaca en especial por su gran belleza, retroceden dejando atrás sus risas y alegrías.

Como si una fuerza invisible partiese el mundo en dos, una enorme grieta comienza a formarse en medio de la tierra, cerca de donde se encuentran las tres jóvenes, las cuales tendrán pocos años más que Sara. El abismo que se forma, se extiende por más de una veintena de metros y posee una anchura de casi la mitad de tamaño. Desde donde se encuentran son incapaces de distinguir la profundidad de aquel abismo, pero algo en su interior les grita que aquella grieta, parece no tener fin.

Emergiendo del abismo, una figura avanza caminando por el propio aire y haciendo gala de una presencia terriblemente imponente. Tal es el aura de poder y de majestuosidad que desprende, que son incapaces de mirarlo al rostro, pues contemplarlo sería como mirar al propio sol. Salvo que en vez de quemar sus propios ojos, sienten que serían sus propias almas las que arderían.

Como si de un emperador se tratase, camina como si el mundo le perteneciese hasta acercarse a la más hermosa de las jóvenes, a la cual tiende la mano. Temerosa, acepta la invitación y tras tomar su mano, le acompaña de nuevo hasta el oscuro abismo del que ha emergido. No es sino hasta que ambos desaparecen y el propio abismo se cierra, que todo vuelve a la normalidad. Los pájaros retoman el vuelo y el sonido regresa de nuevo al jardín.

Hasta ellos llegan los lamentos de las dos jóvenes que atrás han quedado, pero que al igual que ellos, nada han podido hacer para evitar que aquel majestuoso pero sombrío señor, se llevase consigo a su amiga.

Como meros espectadores nada han podido hacer, y como meros espectadores, nada pueden hacer cuando la realidad de nuevo vuelve a ser devorada por un nuevo torbellino...

----------

Cubiertos por la lluvia y el frío, ambos aparecen bajo un cielo gobernado por la noche, en medio de Paradise City. No muy lejos de donde ambos se encuentran, una mujer aprieta contra su pecho a un recién nacido. Su larga melena dorada, se encuentra alborotada por la lluvia y sus ojos, se tornan rojizos por el torrente de lágrimas que desprenden. Pese a todo, su belleza es innegable y contemplarla, es para O´conner una abrumadora sensación.

Irene, afligida por el dolor contempla al bebe que porta en sus brazos a sabiendas, que la decisión que debe de tomar, será sin duda la más difícil de su existencia. Junto a ella, se alza un joven de elegante aspecto que por alguna extraña razón, no se moja pese a estar bajo la lluvia.

-Sé lo que debo hacer, sé que es lo mejor para mi pequeña. Pero en nombre de nuestro gran padre, no puedo evitar sentir que mi corazón y mi alma se desgarran con tan solo pensar en lo que estoy apunto de hacer. Es tan pequeña...¿De verdad crees que mi hermana sería capaz de causarla semejante mal?

Las palabras de Irene emergían de su corazón herido y su pregunta quedó en el aire sin respuesta, pues para su desgracia, la conocía bien. Había trazado mil planes diferentes, pero bien sabía que su hermana se alzaría como alguien imparable y que no se detendría hasta tener a su pequeña.

-Él te ha concedido esta noche, pero sabes que no volverá a ofrecerte su gracia. Ahora es el momento de que elijas qué es lo que deseas tanto para ti, como para tu pequeña. Su existencia no será sencilla, condenada a vivir bajo el peso de la mortalidad o enfrentarse a una eternidad en la que no dejará de ser cazada. No existe elección sencilla, pero es su voluntad el que seas tu quién elija vuestros destinos. Si elijes regresar conmigo, volverás con los tuyos, pero si decides dejarla atrás, me han concedido la gracia de sumergirte en el olvido. Te volverás uno de ellos y la olvidarás por completo, hasta el fin de tus días. Ella vivirá una vida como la de cualquier otro, pero al final se marchitará y morirá. Pero al menos no podrá ser localizada ni esclavizada por tu hermana...

La elección de Irene ya había sido tomada, prefería perderlo todo y otorgarle a su hija la posibilidad de vivir una vida de verdad, a que su pequeña se acabase convirtiendo en una esclava para toda la eternidad. Por ello la besó con cariño en la frente una última vez, antes de entregarla dejando así atrás, toda su existencia y perdiendo a su vez, sus más preciados recuerdos, la propia existencia de Sara.

Tras aquella amarga elección, el mundo se tornó en oscuridad hasta que de nuevo, ambos quedaron flotando en medio de la nada. Habían sido testigos de extraños sueños...o tal vez, recuerdos. Fuese como fuese, ambos sintieron en lo más profundo de su ser, que aquello había sucedido así casi dos décadas atrás.

Cargando editor
31/07/2016, 23:56
Sara Black

No me di cuenta de cuando pasó, pero de repente, el gran vacío en el que nos habíamos visto sumidos cambió, primero casi imperceptiblemente, para pasar a convertirse en un torbellino que nos arrastró de forma abrupta y terrible hasta que nos consumió a los dos transportándonos hasta un paraje desconocido.

Pero no tuve tiempo ni para ponerme en guardia, ni para prepararme ante lo que mis ojos vieron, una vez que esa angustiosa sensación de estar a punto de perder todo el aire en mis pulmones se disipó. Estaba sin lugar a dudas en el sitio más hermoso y apacible que nunca jamás había contemplado, donde la agradable brisa agitaba suavemente mis cabellos y acariciaba mis sorprendidas mejillas con una gentileza extrema.

Sin saber por qué, me encontré pensando que el jazmín era mi olor favorito desde siempre, mientras los rallos de sol se derramaban alegres por las hermosísimas flores y los frondosos árboles que allí había, cubriendo de vida aquel edén particular repleto de incontables insectos de colores y bellos animales de ensueño.

Las tres hermosas doncellas que danzaban y jugaban alrededor del lago, no parecieron darse cuenta de nuestra presencia. No obstante, de alguna forma intuí que todo aquello no era real y que tan solo se trataba de un retazo de un pasado lejano que había acudido a mí, de la misma forma que el futuro que fui capaz de vislumbrar en el cual O’Conner se encontraba en peligro y ambos éramos perseguidos. ¿Acaso esto era algún poder oculto en mi interior que en estos momentos estaba compartiendo con el hombre que se había colado en mis sueños sin mi permiso? Por ello, cuando el silencio y la oscuridad se ciñeron sobre el hermoso lugar paradisiaco, miré de reojo a Mike intuyendo que él había llegado a la misma conclusión que yo.

La grieta terrorífica que se abrió frente a los presentes me obligó a volver a centrarme en lo que sucedía y, cuando aquel impresionante y temible ser surgió de entre las profundidades para ofrecerle la mano a la más hermosa de las jóvenes, un nido de avispas se revolvió en mis entrañas al tiempo que mi respiración se detenía. ¿Qué era eso que sentía en presencia de aquel ser? ¿Por qué me invadía una intensa sensación mientras mis ojos contemplaban su magnífica forma de desplazarse sin ni tan siquiera tocar el suelo? Era como si al mismo tiempo me sintiera atraída por él, y todos mis sentidos me advirtieran a gritos del peligro que corría. Tanto, que no fui capaz de mirarle directamente a esos abrasadores ojos suyos.

Deseé con todas mis fuerzas que la joven no aceptara su oferta. Que no siguiera a ese majestuoso ser que parecía capaz de consumir mundos enteros con su mirada. Incluso intenté detenerla y, haciendo acopio de todo el valor que me quedaba, atacar a la sombría criatura pero, como ya había intuido, mis poderes simplemente no surgieron de mis dedos y mis labios permanecieron mudos, contemplando una escena que seguramente había transcurrido hacía ya demasiado tiempo. Entonces, me vi envuelta de nuevo entre ráfagas de aire mientras el paradisiaco paisaje quedaba atrás, dejándome tan solo el recuerdo de las sollozantes y hermosas jóvenes, y la extraña y oscura sensación de aquel temible Dios hecho carne.

Pero ¿Qué sucedía ahora? ¿Aquella mujer que apretaba a esa diminuta criatura entre su pecho era la misma joven que había acompañado al majestuoso ser hasta las profundidades del abismo? Pero… ¿por qué me sentía como si me estuviera mirando a un espejo? La lluvia y los lejanos truenos no podían ocultar la belleza de la triste dama, y mi corazón comenzó a latir con fuerza al tener la certeza de que el bebé que protegía era yo ¡YO! Siendo transportada por mi verdadera madre el mismo día en que se separó de mí.

Esta no fue mi única sorpresa, puesto que no hacía mucho ya había visto al hombre que estaba acompañando a Irene sin ser tocado por la lluvia ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Quién era la hermana de la que hablaban y por qué quería hacerle algo tan horrible a su propia sangre? Ahora más que nunca necesitaba respuestas, puesto que quien quiera que fuera el asesino de mi madre, de seguro lo había hecho por mi culpa. Para atraparme y entregarme a una mujer que compartía con migo la misma sangre… una sangre que, al parecer, no era mortal… ¿Se trataría acaso de Anne Bonnie? No lo creía, pero ya no podía estar segura de nada.

Cuando todo pasó y la oscuridad volvió a envolvernos, caí de rodillas. Aquello era demasiado para que pudiera asimilarlo, y mis pensamientos no paraban de martillear con fuerza mis sienes, mientras las lágrimas se desplazaban sin control por mis mejillas. Yo… yo nunca había enfermado. Ni una varicela, ni alergias, ni siquiera un simple resfriado a lo largo de toda mi vida. Siempre pensé que tenía una salud de hierro, o que era afortunada pero…. ahora… ahora incluso tenía que cuestionarme mi propia humanidad y… y…. ¡Mi madre!… yo… yo… jamás podría abrazarla, ni consolarla, ni darle las gracias por su sacrificio, ni tantas otras cosas que había perdido... Tendría que vivir con la certeza de que había muerto sin recordar mi existencia, sin saber nada de mí, sin saber sobre su pasado, ni sobre su verdadero yo….

Miré a Mike O’Conner. El hombre que la había cuidado. Que la había amado durante el resto de los días que había permanecido con vida. Le miré a esos ojos que expresaban la mismísima esencia del dolor, y no pude evitar echarme en sus brazos y romper a llorar desconsolada.

Notas de juego

Perdona Mike que me haya adelantado a tu post, pero hace días que me muerdo las uñas por contestarlo y no he podido esperarte más ^_^

Cargando editor
07/08/2016, 21:44
Mike O'Conner

—Sí, en la comisaría intenté hablar mentalmente contigo. Lamentablemente no lo conseguí... Es que antes de que pudiera mover mis fichas tuve que salir al encuentro de la arpía —dice refiriéndose a Anne Bonnie, al tiempo que una mueca avinagrada surcaba su rostro—. Quería evitar que aquella viperina criatura se te acercara... —En ese punto se toma un momento para reflexionar— Y, aunque no salió como esperaba, mi intervención termino dándote el tiempo que necesitas para salir de allí. Sin embargo ahora que te tengo frente a frente, metafóricamente hablando, claro está, quisiera preguntar ¿Cómo has escapado del cuarto de detención? Sé de primera mano que no fue por la puerta grande, ni caminando así ni nada más.

—Y respecto a tu ofrecimiento, sí, estoy de acuerdo. No volveré a hacer algo como esto sin tu consentimiento. Aunque si estás de acuerdo me gustaría, en caso de ser necesario o provechoso, poder hablarte telepáticamente. Digamos que sería algo así como una llamada telefónica con esteroides ¿Eh, qué dices?

Tras escuchar lo que Sara tenía para decir de Las Rosas, Mike pensó en lo mal que estaba aquella ciudad. Pues fue cochina infección llegó hasta Sara, que era poco más que una muchachita. Algo tenía que cambiar si querían que la juventud tuviera una oportunidad de sale adelante. Antes de llegar, o cruzar, el punto de no retorno.

—Lamento todo lo que estoy escuchando. Sé lo que perder a un ser querido significa y el dolor es tan grande que ni le desearía algo así ni a mi peor enemigo. Sin embargo, Sara, no todo está perdido. Él al menos está vivo y, mientras lo esté, hay esperanza. —Mike hace una larga pausa—. Sé que tal vez suene a poco, pero es mucho más de lo que a mí me queda... — agrega finalmente con gran pesar.

Entonces, Mike aguardó un momento mientras dejaba espacio suficiente como para Sara pudiera apreciar la vastedad del comentario. El viejo detective no buscaba victimizarse, sino que intentaba brindar una perspectiva real y esperanzadora. Buscaba que entendiera que el destino de su amado no estaba sellado aún, pues si habían podido lavarle el cerebro, él, o alguien más, podía revertirlo.

—¿Sabes algo, Sara? Poco después del atentado, ya en mi momento más oscuro y apenas poco después de descubrir mis nuevas... capacidades... — agrega no muy seguro, aunque sin poder encontrar una expresión mejor—cuando estuve a punto de tirar todos mis principios por la borda y salir a saciar mi sed de venganza, cuando más la necesité, ella estuvo ahí. —Entonces se recordó flotando en la inmensa y gélida oscuridad. Recordó lo que había sentido y lo que había experimentado. También recordó esa cálida y reconfortante luz que venía a traer esperanza—. Tal vez suene tonto, incluso un poco estúpido viniendo de un Irlandés católico por bautismo y ateo por el devenir de la vida, pero creo que ella aún está con nosotros y que nos ayuda cuando más lo necesitamos. Sólo que no lo hace en este plano material, sino que su mano es mucho más sutil... Aunque su luz sigue siendo igual brillante —En ese momento debía de sonar como su maestro yoga, pero todo cuando decía era cierto... Cierto para él al menos.

Algo después, cuando Sara remarca los peligros que supone un análisis de sangre, Mike no puede evitar que una escurridiza sonrisa llegue a su rostro.

—Sí, claro que es peligroso, por eso ofrecía hacerlo anónimamente. Sólo yo hubiera sabido a quienes estábamos analizando — al mismo tiempo en que reparaba que su palabra significara poco o nada para Sara, hizo un gesto dubitativo— Sé que últimamente la palabra de caballero ha sido extensamente bastardeada y que los juramentos no son tan fiables como solían serlo, pero para mi son tan vinculantes como las fuerte de las ataduras que uno pudiera imaginar. De todos, la decisión es tuya, pequeña—agregó cariñosamente.

Entonces, cuando ella mencionó la carta, Mike asintió convencido.

—Que así sea, Sara. Que así sea... —respondió, la miraba afectuosamente.

Entonces reparó en algo en lo que aún no había pensado. Si Irene era su madre ¿Quién era su padre? ¿Estaría el al tanto de que tenía una hija?

Pero antes que pudiera dar forma a sus pensamientos, algo inesperado pasó. Ambos se vieron arrastrados por un poder sobrecogedor, una enorme fuerza que los arrastró y que ninguno de los dos pudo eludir. Sin embargo, la sensación de inevitabilidad no acabó por ser lo peor, ya que apenas un momento después la descomunal fuerza que los jalaba terminó por sacarlos de la mente de Sara, dejándolos en un lugar completamente extraño.

La desesperación crecía dentro de Mike. Un poder superior había logrado no sólo irrumpir dentro de aquel sueño, sino que además había tomado el control absoluto ¿Había sido aquello debido a la inexperiencia de Mike, o como sospechaba, debido a que había poderes superiores involucrados...? Poderes que, vale aclarar, no acababa de identificar, mucho menos de comprender. De alguna manera aquello le recordó que, pese a sus nuevas capacidades, era apenas un mortal, uno no tan distinto del resto de sus congéneres.

Grande fue la sorpresa del detective cuando se encontró en un lugar que sólo podía ser descrito como el jardín Edén. Allí había tres jóvenes, pero había una que sobresalía por sobre las demás —«¿Irene?» se preguntó sólo de verla. La sensación de familiaridad lo embriagó, aquella era Irene, su Irene. Pero había algo más, algo raro que no llegaba identificar plenamente ¿Por qué, qué era eso...?—. Pero, tal y como suele suceder con todo lo bueno en la vida del viejo detective, aquello resultó efímero y no duró demasiado, pues antes de que tuviera tiempo de relajarse todo se sumió en una oscura y retorcida pesadilla. Y no tuvo que esperar mucho, pues antes de que pudiera reaccionar la tierra misma se sacudió, dejando atrás una enorme grieta que, como si fuera el Averno, parecía conducir hasta el mismísimo Infierno. En otro tiempo Mike hubiera tenido la certeza que aquello era imposible, pero hoy por hoy, ya no estaba tan seguro ¿Y qué si realmente era el Infierno?

Pero si el apreciar como se abrían las entrañas de la tierra no había sido suficiente, de pronto apareció un joven que, caminando por el aire, se dirigió hacia donde estaban las muchachas. Su señorial presencia era imposible de ignorar. Pues pese a no haberlo visto nunca antes, Mike, supo de inmediato que aquel era un gran señor. 

En ese momento su mente lo llevó a recordar lo que sintió cuando, sumido en la más insondable oscuridad, vio la angelical luz de su Irene. Aquella era la luz más intensa que había visto en su vida, tan intensa y cálida que no tuvo ninguna duda que se trataba de una criatura celestial, un ángel.

Finalmente, cuando aquella figura llegó junto Irene y estiró su mano invitándola a seguirlo, Mike sintió que algo moría dentro suyo. Instintivamente intentó estirar su mano para impedir lo que resultaba evidente que pasaría. No es que fuera tonto, ni que tuviera ceguera ante la realidad, pues él sabía perfectamente que allí era un mero espectador, pero tenía que intentarlo. Pero aquello no parecía ser un sueño, no en la manera convencional al menos. Aquello parecía ser un recuerdo. Un recuerdo que, sostenido en el tiempo, permanecía inalterable. Allí, tanto él como Sara, eran meros espectadores. El desasosiego lo embriagó de nuevo, pues una vez más perdía a su amada y no podía hacer nada por salvarla. Apenas una fracción de segundo después, cuando ambos se adentraron en el abismo y desaparecieron, las piernas de Mike ya no soportaron su peso y cayó al piso. No podía volver a repetir todo aquello. No otra vez. 

—No otra vez, no otra vez... —repetía una y otra vez, completamente ajeno a lo que pasaba a su alrededor.

Entonces, mientras Mike se retorcia de dolor, todo cambió y cuando volvió a abrir los ojos se encontró parado junto a Sara, parados en el corazón mismo de Paradise City.

Allí estaban también tanto Irene como el desconocido y se encontraban de pie bajo la lluvia mirándose intensamente. Ellos parecían entender perfectamente lo que estaba pasando y pese a no decirlo en voz alta, ambos parecían saber cómo es que eso acabaría. Más aún parecía que había una cierta y familiar relación entre ellos. Un relación cercana, como si fueran hermanos de sangre, o algo parecido. 

Mike no necesitó mucho para darse cuenta que el pequeño retoño en brazos de Irene era la pequeña Sara. Una sensación de fragilidad embriagó su corazón e hizo que sintiera el más paternal de los amores por la joven e indefensa Sara, tan chica, tan inocente y tan hermosa. Irene por su parte parecía estar a punto de tomar la decisión más importante de toda su vida y Mike no tuvo dudas de que así sería. Aquello certeza le partió el corazón al, hasta hace poco, imperturbable detective.

Pese a su golpeado corazón, la mente práctica del detective lo obligó a permanecer atento y a prestar atención a todos los pequeños detalles. Pero más allá de prestar atención y guardar cuidadosamente cada uno de los pequeños detalles, nada pudo hacer. Su cerebro parecía haberle concedido el don de ver y aprender, pero nada más allá de eso.

Cuando Irene besó a la niña en la frente, Mike tuvo la incuestionable certeza de que la suerte de la pobre acaba de ser decidida. Ya no necesitó ver el resto de la escena, todo acababa de decidirse... No hay palabras en ninguna lengua mortal para describir lo que Mike sintió al apreciar aquella escena, lo desolado que se sentía, lo desesperanzado. Y así se sintió hasta que escuchó a Sara... Ahí entendió cuán egoísta había sido al pensar que el único que estaba sufriendo era él.

Y fue allí cuando sus miradas se cruzaron, permitiéndole al viejo sabueso vislumbrar el dolor que aquejaba no sólo el corazón, sino su alma, de la joven Sara. Fue allí, en ese mismo instante, que Mike entendió el sentido de su vida. Estaba allí para consagrar su existencia a Sara y a la búsqueda de la verdad. Se los debía tanto a Irene, como a la joven Sara. Y pagaría aquella deuda aunque le costase el último aliento de vida.

Entonces, con el corazón aún sufriendo por el dolor que la pérdida de su amada le había ocasionado, Mike vislumbró el brillo de la esperanza y abrazó a la muchacha. La abrazó fuerte y consistentemente, y allí, en aquel fraternal y protector abrazo, el paso de tiempo perdió sentido. No había palabras que pudieran servir de consuelo en un momento como aquel y Mike permitió que ella pudiera hacer su duelo sin estúpidos y vacíos intentos de consuelo... Sólo permaneció allí callado, abrazándola, mostrándole que el siempre estaría para ella.

Fue sólo después de algo que sólo podría ser descrito como una eternidad que Mike irrumpió con aquel silencio.

—Estoy aquí Sara. Siempre estaré aquí para ti...

 

Notas de juego

Sara, Kildan, perdón por la demora. Más allá de las disculpas... El escribir este post, más precisamente la segunda parte de este post ha sido muy intenso. La verdad es que ha sido una de esas escenas que quedarán para la posteridad ¡Larga vida al rol!