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Viejos Sabuesos (O´conner)

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17/03/2016, 02:58
John Smith

El amanecer había llegado con demasiada rapidez para el viejo sabueso. Las largas horas frente al escritorio sin duda le pasarían factura durante el resto del día. Por lo que si se paraba aunque solo fuese un instante, sabía que acabaría por dormirse. Así que decidió poner en marcha los diversos planes que tenía para aquel día. El primero y más complicado, fue el de extender su voluntad para dar con aquella muchacha que había visto en comisaría y que tanto le recordaba a su amada Irene. Hacerlo no le llevó tanto como habría esperado en un primer momento, de hecho fue bastante sencillo localizarla. Tal vez debido a que la mente de la joven estaba en reposo.

La localización de la muchacha, la situaba en lo alto de un rascacielos de la zona alta de la ciudad. Un ático de lujo que tan solo los adinerados se podían permitir, no es que fuese una de las mejores viviendas de la ciudad, pero sin duda era muchísimo mejor que su pequeño apartamento.

Tras aquello, recibió la llamada de la orienta al cargo del laboratorio científico, quién le trasmitió lo que O´conner ya sabía. La joven por su parte no diría nada, nunca lo hacía debido a la delicadeza de los casos y a sabiendas de la corrupción que anidaba en el propio corazón de la comisaría.

Finalmente, O´conner tomó su teléfono y marcó el número de John Smith. Pese a que ambos habían elegido caminos diferentes, en el fondo ambos eran dos buenos policías que hacían que las calles fuesen un lugar mejor. El teléfono sonó varias veces hasta que finalmente, John descolgó.

-Al habla Smith...   -Tapando ligeramente el altavoz con la mano, trató de que nadie escuchase lo que iba a decir. Aunque no tuvo suerte.   -Cariño ¿Quieres bajar la tele? Tengo una llamada...     -El murmullo de una voz de mujer llegó hasta O´conner y aunque fue incapaz de adivinar que decían, sí que logró identificar la voz de la mujer de John.    -¿Mike? viejo zorro, ya era hora que dieses señales de vida. Espera un segundo...Cariño es Mike, voy fuera para hablar con él.     -El sonido de la televisión se fue menguando al igual que la voz de la mujer de John.   -Te envía saludos, Mike. ¡Joder! Espera un segundo...    -Una vez más tapa el micrófono del móvil y una vez más, lo hace sin demasiado éxito.    -Pues claro que he sacado al perro al jardín ¿No lo hago siempre?      -En un tono de voz mucho más suave se le escucha decir.    -¡Vamos, chico! Es hora de ir al jardín...   -El sonido de una puerta abrirse y los pasos del perro de John resuenan a través del teléfono.   -Perdona Mike, es una mañana de locos. Aron ha venido con su mujer ha pasar unos días y la casa está patas arriba. Van hacerme abuelo ¿Te lo puedes creer? Está de algo más de cuatro meses. ¡Joder, abuelo! De pronto es como si me sintiese tremendamente viejo. Deberías pasarte unos de estos días por aquí, Aron quería verte y ha preguntado por ti. En fin ¿Qué te cuentas viejo zorro?

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21/03/2016, 21:58
Mike O'Conner

Apophis... Apophis... Apophis... Aquel maldito nombre se repetía una, otra y otra vez. No importaba cuánto intentase concentrarse, aquel maldito nombre volvía a aparecer y, con él, el odio, el desprecio y el resentimiento. Tendría que dar con él. Y cuando lo hiciese —porque la cuestión era cuánto tardaría, no si lo haría, o no— sería tan paciente como el más paciente de los monjes. Le dedicaría todo el tiempo que resultase necesario, no sólo para sacarle la información que necesitaba, sino para quebrarlo. Pues eso no era lo que tenía planeado. Primero habría que calentar los motores y para tal fin tendría que visitar a Leo Smith. Los iría cazando uno por uno hasta que, inevitablemente, diera con el responsable del atentado. Y allí la cosa si se pondría interesante, realmente interesante —en aquel preciso momento, cientos de métodos de tortura pasaron por la mente del detective, uno peor que el otro, pero todos y cada una aberrantes. La pregunta del millón era ¿Sería Mike capaz de aquello, o sus principios serían quienes prevalecerian? Sólo el tiempo diría.

Tratando de dejar la obsesión por aquel nombre —Apophis— atrás, Mike intentó dar con Sara. La muchacha parecía ser una bocanada de aire fresco entre tanto vaho infecto que era la sociedad, además del innegable parecido que tenía con su Irene ¿Sería casualidad? —se preguntó, sin esperar hallar respuesta para su pregunta.

Encontrar a la muchacha no fue, ni por lejos, tan difícil como había esperado. Un día antes ya había intentado alcanzar su mente y, pese a lo diestro que Mike resultaba, la muchacha lo había contrarrestado con una increíble efectividad. Pero apenas rozó la mente de Sara, Mike supo de inmediato el porqué había sido tan fácil, la muchacha estaba durmiendo. No parecía que le fuera tan mal a la muchacha. Un lugar en lo alto de un rascacielo, en lo más exclusivo del distrito rico de la ciudad, debía de cortar una increíble cantidad de pasta. Algo que ni Mike, pese a todos los años de servicio, no podía costearse.

Cuando Mike lentamente comenzaba a concentrar toda su voluntad, buscando formar un constructo etéreo que le permitiera dejar los lazos físicos atrás y recorrer la ciudad como si de un fantasma se tratase, sonó el teléfono. Y allí, en ese mismo instante todo el esfuerzo realizado se fue por el escusado, privandolo de la tan necesaria concentración que requería una empresa como aquella. Ya no tenía sentido intentar ignorar el celular, había perdido la concentración y le llevaría demasiado tiempo el poder recuperarla. Así que Mike hizo lo único que podía hacer en un momento como aquel, atender el puñetero teléfono. 

—Bueno días inspector, espero no despertarle —dijo Xia que, como era habitual en ella, estaba de buen humor.

Por un breve, brevísimo instante, Mike, añoro la frescura y la alegría de la joven. 

—Oh, no, descuida Xía. Llevo ya bastante tiempo despierto, así que no te preocupes —respondió, Mike, tratando de ser cortés pese a que la muchacha lo había interrumpido en medio de algo importante.

—Tengo los análisis que me pediste. La sangre de la navaja que encontramos en la escena del crimen, coincide con la del cigarrillo y con la sangre de la toalla que me has traído. Pero en la toalla también hay sangre de la víctima. En pocas palabras, tu sospechosa estuvo en la escena del crimen. Aunque aún no esto muy segura del arma homicida, todas las pruebas que se me ocurren me llevan a la misma conclusión. La victima murió bajo el ataque de un dragón de Komodo.

—Te agradezco mucho la información, Xia. Aunque tengo que pedirte un último favor, por favor no divulgues la información con nadie, pero si te obligan a hacerlo y no tienes más salida hazmelo saber ¿Vale? 

—Sí, Mike. Descuida, lo tengo cubierto —fue su única respuesta de la muchacha, que pese a su juventud era una avezada forense.

Inmediatamente después, Mike aprovechó que los engranajes ya estaban girando y llamó a su viejo amigo y colega, John Smith.

Tras sonar varias veces, John finalmente atendió. Por la cantidad de ruido y desorden, Mike no tuvo problemas en concluir que John aún se encontraba en su casa. Aquello debía ser algo similar a Vietnam en pleno ataque del Vietcong

—Sí, te habla Mike. Por un demonio, John... Mike, te habla Mike.

Cuando John finalmente lo reconoce, Mike sonríe. Allí de fondo había llegado a escuchar a Marie diciendo algo ininteligible, aunque por la respuesta de su amigo, era claro que lo habían pillado en offside.

—Por su puesto hombre, no hay nada que perdonar. ¿Aron? Joder, hombre. ¿Cómo que ya estás por ser abuelo? ¿Ya, tan rápido? ¿Cuándo fue que dejó la preparatoria? —hace una pausa, de pronto se había dado cuenta de lo viejo que se estaba poniendo—. Maldición, John. Te estás poniendo viejo hombre... Es que el tiempo pasa demasiado rápido. Menos mal que sigo el más joven y bello de los dos, abuelo —dice, gastandole una broma a su viejo amigo—. Sí, es cierto. Además tengo como un lustro de vacaciones acumuladas, cualquier día de estos pillaré una semana y me iré para allí a visitarlos. Además, alguien tiene que hacer una barbacoa como Dios manda. Además que quiero conocer a la nueva integrante de la familia ¿Cómo es que se llama la muchacha? —preguntó realmente interesado.

Y así, tras tontear un buen rato junto a su amigo, fue John quien dirigió la charla y le preguntó

—Vamos, hombre. No me llamaste solo para preguntarme por la familia ¿Qué puedo hacer por tí?

En ese punto, Mike le contó de su reciente encuentro con Martelli, le contó lo del asesinato del mafioso, e hizo especial énfasis en lo de las cuentas bancarias y el tal Apophis, aunque omitió lo del policía corrupto y todo el rollo sobrenatural.

—Es la primera vez en mucho tiempo que me sorprendo. Y no sólo por la información, sino por quién me la brinda ¿Sabes? No tengo lo medios para corroborarlo yo sólo, pero el abogado me hablo con la verdad y eso sólo puede significar que el realmente creía en lo que me contaba. Y tengo motivos para creer que lo que dice es cierto. Así que, por favor, John. Te lo pido como amigo, ayudame en esto —dice Mike, hablando realmente desde el corazón, como hace ya mucho tiempo que no lo hacía.

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23/03/2016, 01:10
John Smith

Lo bueno que tienen los verdaderos amigos, es que poco importa el tiempo que pasen separados, pues una vez sus caminos vuelven a cruzarse, todo es igual que siempre. Algo que sin duda, ambos hombres sienten de forma instintiva.

-El tiempo no perdona Mike, ya lo creo que no. Ya apenas reconozco el rostro que me devuelve la mirada cada mañana al ponerme frente al espejo. A veces siento que fue ayer cuando me uní al cuerpo y comenzamos con nuestras primeras andanzas ¿Te acuerdas de aquellos tiempos? No es que me queje de mi actual puesto, pero a veces se echa de menos esos momentos en los que éramos tú y yo contra el mundo. Pero de eso ha pasado ya toda una vida...¡Agh, diablos! ¡Hubo un tiempo que movíamos el mundo! Pero míranos ahora, casi parece que el mundo avanza tan deprisa, que somos incapaces de seguir su ritmo. En fin, será mejor que vengas pronto a visitarnos. Conozco al tipo ideal para conseguir las mejores hamburguesas de la ciudad, así que con ellas y tu toque especial, seguro que nos damos un buen atracón.

Mientras hablan, Mike puede escuchar como John avanza por la casa y rebusca en sus bolsillos las llaves de su despacho. Era la única puerta de la casa que siempre estaba cerrada con llave, no por ocultar ningún oscuro secreto, si no por seguridad. Cuando se convirtió en padre, decidió proteger a sus hijos de cualquier peligro. Por ello cerraba con llave su despacho, lugar donde guardaba su arma reglamentaria. Por supuesto el arma estaba siempre en la caja fuerte, pero no deseaba correr riesgo alguno y lo que comenzó siendo una forma de proteger a sus hijos de un posible accidente, terminó por convertirse en una manía de la que no se había librado.

-La muchacha se llama Ana, es una buena chica. La conoció en la universidad, llevan algunos años saliendo, aunque creo que están haciendo todo mal. En nuestros tiempos, uno primero se casaba y después tenía los hijos, pero parece ser que en esta nueva generación, hacen todo al revés. Si las cosas siguen así, llegará un momento en el que los hijos sean quienes casen a sus padres. El mundo está loco Mike, muy loco.

Tras abrir por fin la puerta del despacho, se dejó caer sobre el viejo sillón que pese a estar terriblemente desgastado, seguía siendo su favorito. Una vez acomodado en su sillón, estaba preparado para afrontar el verdadero motivo por el que Mike le había llamado. Ambos se conocían desde hacía décadas y sabía que algo le pasaba al viejo sabueso. Por eso cuando le invitó a que le contase el verdadero motivo de la llamada y O´conner comenzó con su relato, John comenzó a escribir pequeñas anotaciones en su libreta. Otra vieja costumbre que seguía manteniendo, pues en sus tiempos más jóvenes tendía a escribir frases cortas que le ayudasen a recordar detalles o hechos.

-Los Martelli son un gran grano en el culo. Son los mejores abogados de la ciudad, casi parece que han escrito ellos mismos las leyes, en especial, Nelson Martelli. Ese hombre juega con las leyes como un niño con una peonza. Es un hombre muy peculiar al cual han investigado en varias ocasiones, pero es jodidamente astuto, tiene cada centavo bien atado y declarado. Dispone de negocios por toda la ciudad, bueno en realidad es socio de una gran cantidad de negocios. La gente acude a él con una idea de negocio, él lo pone en manos de sus asesores y si les gusta la idea, les entrega el dinero que necesitan para montar el negocio. A cambio, él queda como socio, aunque suele tener tan solo un porcentaje que oscila entre el 5% y el 10%. Se cree que podría usar los negocios para blanquear dinero, pero jamás se ha podido demostrar nada.

John decide dejar a un lado el tema de Martelli. Sabe que O´conner siempre ha tenido mejor olfato para detectar mentiras y engaños, así que prefiere centrarse en Apophis.

-Bueno, Mike, supongo que ya sabrás todo lo que puede saberse de Martelli. Mi consejo es que no te fíes de él, pero no diré más. En lo referente a Apophis...debo decir que esa jodida organización nos ha jodido en decenas de ocasiones. Bueno, creemos que se trata de una organización que actúa a nivel mundial. Sus servicios son caros, pero son capaces de transportar cualquier cosa de un punto a otro. Ni uno solo de sus cargamentos han sido jamás interceptados. Debo reconocer que durante mucho tiempo pensé que era solo una especie de mito o algo así. Pero la verdad es que existe y que son jodidamente buenos metiendo de forma ilegal cualquier cosa en cualquier país. Sus servicios son extremadamente caros, pero siempre cumplen con su "contrato" No hay que decir lo peligroso que eso puede ser. ¿Te imaginas que colase en nuestro propio país un arma nuclear?

Usando el teléfono fijo, se pone en contacto con uno de sus agentes y le entrega el número de cuenta para que haga lo que pueda para localizar al dueño y conseguirle cualquier información pertinente, después prosigue hablando con O´conner.

-Hasta ahora desconocía que para contactar con Apophis se tenía que usar la darknet. Supongo que alguien con avanzados conocimientos de informática y que sea capaz de moverse por la darknet con cierta soltura, podría localizar a Apophis. Para que te hagas a la idea, imagina que internet es un gran local de moda. Pues la Darknet sería la fiesta privada a la cual solo puedes acceder si tienes la invitación apropiada y sabes lo que estás buscando. Si hago que mis chicos se pongan tras la pista de Apophis, no pararán hasta desmantelar su organización. Me he pasado la vida buscando un equipo competente y que se rija por el sistema, no puedo pedirles ahora que no lo hagan. Si quieres encontrar a Apophis y tener tu cara a cara con él, vas a necesitar un genio de los ordenadores. Aunque si logras dar con él, sabes que puedes contar conmigo para cubrirte las espaldas, de hecho espero que me llames nada más dar con él.

A John le jodía no poder ayudarle más, pero aquella era la única forma que de que O´conner pudiese atrapar e interrogar a Apophis. Por otro lado, tenía muy claro que no le iba a dejar ir solo contra aquella organización.

-Un segundo...   -Se disculpó al recibir información por la otra línea.   -Aja...entiendo. Gracias Tom, buen trabajo...Mike, tengo algo en lo referente al número de cuenta. El dinero fue transferido por Alan Carter, un Broker de cierto éxito. No se le conoce familia alguna, sus padres murieron cuando él tenía siete años de edad. Fue a un centro de acogida, pero no logró que nadie lo adoptase. En cuanto cumplió la edad apropiada, salió a labrarse un futuro. Sus cuentas son bastante elevadas y mueve mucho dinero. No se priva de nada, viajes, casinos, acompañantes de lujo...Apuesto 20 dolares a que consume polvos mágicos a diario. Lo que más ha llamado la atención de mi chico, es que todos los meses, Alan ingresa cierta cantidad de dinero en la cuenta de una mujer llamada Anne Bonny. Una mujer que se cree, posee lazos con las Rosas.

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31/03/2016, 16:19
Mike O'Conner

—¿Qué si me acuerdo? Que me pinche el diablo si me olvidase. Éramos tan jóvenes, tan llenos de energía... Tan llenos de pelo —dijo, apenas pudiendo contener la risa—. Pero qué va, el mundo avanza, todo avanza, pero aún así gente como tú y yo somos más necesarios que nunca, John. Incluso más que en nuestros años mozos —soltó, aunque no llegó a terminar para no avinagrar innecesariamente la conversación. En ese punto y tratando de mantener el tono alegre de la conversación, volvió a retomar el hilo justo donde John lo había dejado— Buena compañía, buena comida y un rato lejos del trabajo. Maldición, parece no has perdido tu toque viejo lobo. Mira que finalmente he sucumbido a tus encantos, John Smith, quién lo iba a decir —finalizó bromeando, pues a John había sido un tremendo galanazo en su juventud.

Y así, entre tonterías y viejas anécdotas, siguieron poniéndose al día. Aunque en cierto punto lo años de amistad sirvieron para que sin forzar la conversación, ésta fuera lentamente mutando hasta donde Mike quería llegar. Así que cuando John entró en su despacho y se tiró en su sillón, Mike supo que el momento había llegado el momento de ponerse serio.

Al escuchar de Martelli, el viejo detective sonrió. Ambos compartían el mismo preconcepto del abogado, aunque Mike, basado en su conversación con el leguleyo había decidido concederle el beneficio de la duda. No es que fuera a confiar ciegamente en él, pero al menos había dejado —al menos de momento— los prejuicios de lado.

—A fin de cuentas, John, es como reza el viejo dicho «No te diré  cómo hice mi primer millón de dólares, pero te aseguro que a partir de ahí fue todo estrictamente legal». Sea como sea, no es que vaya a entregarle las llaves de mi departamento ni que, muchísimo menos, le vaya firmar un cheque en blanco. Pero si la información que me ha brindado es certera, se habrá ganado mi simpatía. Sea como sea, ya veremos... —finalizó, relativizando la su posición para con el cagatinta.

Cuando su viejo amigo comenzó a hablar de Apophis, no como una persona, sino como una organización, Mike se sorprendió.

—Espera John, ¿Quieres decir que Apophis no es el mote una persona, sino el nombre de toda una jodida organización? ¡Mierda! Osea que no sólo tengo que encontrar un fantasma, sino que además tengo que encontrarlo dentro de una maldita casa embrujada repleta de puñeteros fantasmas... ¡Mierda! —soltó asqueado frente a lo que se había convertido el mundo—. Esto cada vez se pone más divertido. 

—Si para ti era una sombra difusa, imaginate que yo estaba sumido en las sombras. De todos modos no me sorprende que haya algo así, ya que su existencia explicaría muchas cosas. Pero hay algo que me hace ruido ¿Cómo es que una organización así puede operar sin la participación de los Cleruzio. Ellos controlan el puerto, parte de las fuerzas y tienen influencia directa en las más altas esferas de la política. Joder. Si hasta fueron capaces de colocar un puñetero alcalde, John. No sé hasta dónde podrá llegar esto. No lo sé ¿Sabes? Pero estoy seguro que a muchos de los de arriba no estarán contentos con la investigación. Pero hay que hacer algo. La mera idea de que Apophis sea capaz de poner cualquier tipo de mercancía en suelo americano "sin que nadie lo note" y justo frente a nuestras narices es escalofriante ¿Qué les impide el ingresar una bomba sucia, algún tipo de arma química/biológica o, peor aún, una bomba nuclear? Puede que todavía nadie haya querido detonar un artefacto por el estilo, o que, basado en la caro de la tarifa, nadie haya podido costear tal gasto de transporte y colocación, pero ¿Qué pasará cuando alguien suficientemente decidido se cruce con alguien lo suficientemente solvente? 

—Pero quedate tranquilo viejo zorro, cuando de con él, te lo haré saber. Estoy seguro de que necesitaré rodearme de gente en la que pueda confiar y amigos que me cuiden la espalda. Porque si esta gente es tan poderosa como tú dices, la cosa se puede poner fea, realmente fea —finalizó, mientras vislumbraba algunos posibles desenlaces—. Pero te digo algo, cuando acabe con estos hijos de puta, los lanzaré a los perros. Se los serviré en bandeja de plata y ahí, John, tus sabuesos tendrán vía libre para darse un festín y nosotros, viejo amigo, tendremos boletos en primera fila para ver el espectáculo.

Cuando John le pidió un segundo, Mike se quedó callado y luego escuchó a su amigo hablando por otra línea.

—Alan Carter... Sí, lo tengo —dijo, grabando aquel nombre en su memoria. Para luego escuchar atentamente lo que tenía para decir—. Sí, te sigo. Casinos, acompañantes de lujo y dinero, mucho dinero. Linda combinación ¿Eh? Y sí. Seguramente debe esnifar todo tipo de polvos mágicos.

Pero cuando escuchó que el financista suele depositar en una cuenta de Anne Bonny, De repente, Mike, adquirió una la pieza de información clave para entender cuál era la relación entre la muchacha y aquel ser de oscuridad. Sin embargo había algo sobre lo que no estaba seguro ¿Sara habría sido enviada a robar aquel lugar por Anne Bonny o por su gente? ¿O se interesó por ella una vez que fue apresada? Hmmm. No. Sara le tenía miedo a Anne Bonny y eso sólo podría implicar que la conocía de antemano, así que de las dos teorías la única que parecía viable era la primera.

—Anne Bonny... —dijo, en tono lúgubre— La conozco John. Tú me conoces y sabes que no soy de los que se amilanan fácilmente, pero esa mujer me da escalofríos. Y no lo digo en sentido figurado. Esa mujer da miedo, viejo. No tengo dudas que es alguien tremendamente peligroso ¿Sabes? Ahora que lo dices me has ayudado a entender algo. Sí. El que trabaja para las Rosas tiene mucho sentido. No sé cómo es que no lo vi antes... Pero ahora lo veo muy claro. Te digo más, sospecho que es ella quién se encarga del "reclutamiento" y tengo alguien que me puede ayudar a confirmarlo. De todos modos, ¿Qué más sabes de él? Sobra decir que no soy un experto en delitos financieros, pero no tendré problemas para obtener más información del sujeto, sin embargo cualquier otra información que tengas me será de mucha utilidad.

 

---

 

Tras cortar con John, Mike tuvo que acomodar sus ideas. De momento no tenía sentido visitar a Leo Smith. Aquel traidor había sido sólo un peón y el ir por él podría alertar a quien dio la orden para que aquella evidencia desapareciera. Por otro lado estaba el financista. Ir a visitarlo tendría mucho sentido, ya que podría utilizarlo para entender cómo había sido aquella operación y qué flujos de dinero. Sin embargo había un problema ¿Cómo sacarle la información que necesitaba sin mostrarle lo que realmente estaba buscando? Tal vez si alguien pudiera colarse en su computadora podría ayudarle... Y así, una vez más, los caminos conducían hacía Sara ¿Sería la muchacha buenas con las computadoras? ¿O lo suyo eran los sistemas de seguridad?

Por otro lado todavía tenía que pensar en cómo resolvería el tema del asesinato. La muchacha, pese a todos los motivos que había tenido, había cometido un asesinato y por consiguiente tendría que pagar por lo que había hecho —«Por cada acción hay una reacción y opuesta» fue lo que su subconsciente agregó—. El tema era ¿Cómo llevar a la muchacha ante la justicia sin quedar expuesto? ¿Cómo explicar lo que realmente había pasado y no acabar con un maldito chaleco de fuerza?

¡Maldición! Como extrañaba los viejos buenos días cuando todo era más sencillo. Ahora en cambio todo era oscuro, en todo lado había dobles intenciones y uno no se podía confiar ni en su misma sombra.

 

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05/04/2016, 03:10
John Smith

Recordar el pasado, en especial si se hace con buenos amigos, siempre resulta agradable. Pues ayuda a olvidar, al menos durante algunos minutos, las pesadas cargas que se portan y que se van adquiriendo con el paso de los años. Seguramente cuando ambos se vuelvan a encontrar, pasen horas hablando de antiguos casos y de toda clase de anécdotas. Por supuesto, será junto a una buena barbacoa y con una cerveza en la mano. Pero ahora, no es el momento de contar batallitas, sino de centrarse en los problemas que Mike tiene entre manos.

-En realidad, debo decir que no existen pruebas de que se trate de una organización. Aunque todo indica a que es así. Ofrecen el traslado de cualquier mercancía de un punto del mundo a otro en un periodo máximo de 72 horas. No importa lo que sea, donde lo recojan o donde deba de ser entregado el paquete. En un plazo máximo de 72 horas el paquete estará en su destino. Un solo hombre sería incapaz de lograr algo así. Por lo que deduzco que se trata de una organización que se extiende por todo el mundo. Pero eso es lo más raro de todo, incluso aunque sea una gran organización, nadie habla ni sabe nada de ella. ¡Joder! Hasta en la mafia hay chivatos, pero en lo referente a Apophis...es como si no existieran, son espectros que cruzan nuestras fronteras sin que nada ni nadie pueda detenerlos.     -John suelta un suspiro de resignación.    -Durante algún tiempo pensé que podría tratarse de una rama de la CIA o algo por el estilo. Pero ni tan siquiera la CIA es capaz de mover mercancías por todo el mundo a esa velocidad. Aunque no me extrañaría lo más mínimo que usasen sus servicios...

La pregunta de Mike era la que valía el millón de dólares. ¿Qué pasaría si colasen un arma sucia en el país? John no tenía respuesta para eso. Se enfrentaba a una organización que actuaba con un secretismo y unos recursos que se le escapaban de las manos. Era como si tratasen de atrapar el humo con las manos.

-Los Cleruzio controlan la ciudad, pero apenas tienen influencia fuera de Paradise City. Aunque tienes razón, nada se mueve en la ciudad sin que ellos estén al tanto. Si usan el puerto, hay uno de los hombres de Roselli que quizás pueda saber algo. Aunque es uno de sus Capodecime, por lo que es alguien muy poderoso e importante. No te resultaría sencillo llegar hasta él e interrogarlo. Lo más seguro es que sus hombres te disparasen sin pensárselo dos veces.

John tenía razón, una cosa era ir a por los soldados de los Cleruzio. Pero otra muy diferente ir a por uno de los peces gordos. Aquello seguramente traería consecuencias...a no ser que no le descubriesen claro. Sea como sea, O´conner sabía de quién hablaba John. Se trataba de un veterano italiano tremendamente obeso conocido por haber sido alguien tremendamente sanguinario en su juventud. Ahora jugaba a la política y mantenía a los sindicatos del puerto bajo su control con puño de hierro.

-En lo referente a Alan Carter, no hay mucho más. Varias denuncias por exceso de velocidad, conducir bajo los efectos de las drogas y escándalo público. ¿Sabes esa película de Leonardo Dicaprio en la que interpretaba a un tío de esos de la bolsa? Pues este parece ser un gran fan de la película que trata de vivir como él. Pero el tío es listo y por lo que sabemos, tiene su dinero en orden. Es una sabandija, yo empezaría con él, seguro que sabe quién estuvo detrás de todo esto. Oye Mike, tengo un par de amigos, son legales y si les llamo, vendrán sin hacer preguntas. Son compañeros que podrán apoyarnos si ves que la cosa se empieza a torcer.

 

 

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05/04/2016, 03:54
Mike O'Conner
Sólo para el director

Notas de juego

Pregunta rápida ¿De quién estamos hablando cuando hablamos del Capodecime Italiani? Entiendo que Mike lo tiene claro, pero yo no tengo idea.

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18/04/2016, 05:13
Mike O'Conner

—Sí claro, lo entiendo. Porque más allá de que los rumores señalan a Apophis como una persona, el volumen, alcance y complejidad de la operación apuntan a que es demasiado para un única persona. Además, por lo poco que he podido averiguar sobre al respecto, el o ellos, son como fantasmas. Nadie sabe nada, nadie los ha visto y su mera presencia está rodeado de oscurantismo y secretismo.

—El que sean capaces de entregar a lo ancho y largo del planeta es de por sí algo admirable, sí. Pero que sean capaces de hacerlo en 72 horas es increíble. No sé, tal vez algún grupo ultrasecreto de alguna agencia que no existe sea capaz de hacerlo, puede también que la CIA dependiendo del interés del gobierno de turno. Pero poner algo así al alcance de cualquiera con dinero ¡Uf! Suena a demasiado. Esto es como el sueño de cualquier organización paramilitar o grupo terrorista. Me hace acordar a los años post caída del muro, cuando el régimen comunista cayó y había un sin fin de mercenarios ex Stasi y Mosad disponibles en el mercado negro. No lo sé hombre, esto me suena a que estuviéramos en una maldita película de James Bond, o algo así.

Un momento después, cuando John confirma lo que él ya sospechaba, Mike asiente. No necesitaba hacerse el sabiondo con su viejo amigo, no, muy por el contrario. Le agradaba que John, alguien en el que confiaba casi ciegamente, corroborase su pensar.

—Sí, tienes razón. Si hay alguien en esta puñetera ciudad que tiene que saber al respecto, ese alguien es el saco de cebo Charlie Gambino. Lástima que esté tan arriba y que nadie se vaya a meter con él. Ningún fiscal lo irá a llamar sólo porque yo lo digo y ningún juez me firmará una orden de allanamiento —dice en tono ligeramente amargado—. Tal vez mi nuevo mejor amigo —agrega en tono socarrón— pueda concretar una cita —Mike sabía que aquello no sucedería. Tal vez, si se lo pidiese, Martelli podría mover sus influencias para conseguirlo. Pero si hiciese aquello quedaría al descubierto... Tendría que resolver aquel asunto por medios no convencionales y tendría que hacerlo sólo. Sólo y sin llamar la atención—. Sea como sea, ya veré de solucionarlo y no terminar muerto en el intento. Porque todavía no me puedo permitir el morirme, todavía tengo mucho que hacer. Porque te digo algo, John. Llegaré al fondo y encontraré al hijo de puta que estuvo detrás del atentado. Tal vez tarde unos pocos días o unos largos años, pero se metieron con el sujeto equivocado. Ese fue su primer error, aunque lejos estuvo de ser el peor. Su peor error fue dejarme vivo, porque en su torpeza me dieron un propósito. Porque ahora soy un espectro, John. Mi tiempo aquí ha pasado y todo lo que me queda es hacer justicia... Y la encontraré, John. Por obre del señor, o por la cola del Diablo, pero la encontraré. La encontraré pese a todo, pese a su dinero y pese a su puñetera influencia. Pobre de aquel que haya dado la orden y pobre de todo aquel que haya estado involucrado. No habrá ejército capaz de protegerlos, ni escondrijo suficientemente oscuro y profundo capaz de resguardarlos... —dijo, en tono lúgubre y oscuro.

Una larga quietud se apoderó de la conversación y el más sepulcral de los silencios reinó entre ambos. Ellos se conocían lo suficiente como para saber lo que el otro estaba pensando. John no tendría problemas en imaginar al Sabueso —como se le Mike en aquel pequeño mundillo— siguiendo aquello y llegando al final. Durante toda su vida, Mike, había sido un tipo de férrea voluntad durante toda su vida. Pero ahora, tras aquel maldito atentado, era como si hubiera renacido y, en comparación, ahora tanto su personalidad y su corazón se había endurecido, incluso más allá de lo que el mismísimo Mike hubiera querido. Más allá de lo que su Irene hubiese querido. Sin embargo, y pese a todos, Mike todavía era perfectamente capaz de ver la invisible línea que separaba lo correcto de lo incorrecto ¿Lo sería por mucho tiempo más? Así lo esperaba.

Tras aquel silencio, el primero en retomar la conversación fue Mike.

—Alan Carter… Alan Carter. Bueno, parece que nuestro muchacho, más allá de tener la contabilidad en orden, no supo manejarse y ha terminado sobresaliendo sobre el resto. Regla básica número uno del lavado de dinero: Mantén tu jodido perfil bajo y no llames demasiado la atención. Puede que sea bueno con los números, los asientos y los libros contables, pero es un completo idiota.

Un momento después, cuando John le pregunta por la película de Leonardo Dicaprio, Mike no supo qué contestar.

—Leonardo Dicaprio, un tío de la bolsa... Hmmm. Sí... Dime algo ¿Salió en VHS? —preguntó tonteando. Recordaba perfectamente haber visto el cartel de la película hace relativamente poco "El Lobo de Wallstreet" ¡Vaya nombre pretencioso!

Luego de la humorada, Mike volvió a recobrar el tono serio.

—Así que bueno, John. Parece que tendré que ir a hacerle una visita y hacerle unas preguntas. Si el maldito sabe algo se lo sacaré, o entregaré mi jodida placa.

—De momento no llames a la caballería. Pero ten todo listo, porque cuando esto estalle, y estallará, será mejor estar preparados. Yo tengo un compañero confiable. Todavía no está al tanto de toda esta mierda, pero más pronto que tarde tendré que ponerlo al corriente. Es un buen muchacho, buen policía y lleva la vocación en las venas. No sé si lo conoces, aunque estoy bastante seguro de que, dado tu posición, has escuchado de él… Dean ¿Lo tienes?

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22/04/2016, 01:01
John Smith

Cuando el mar de oscuridad que impera en el mundo te arrebata todo, es fácil sucumbir a la ira y a los deseos de venganza. John no está seguro de que es lo que haría si fuese él quién estuviese en la piel de Mike. ¿Se dejaría llevar por el odio y buscaría venganza de forma ciega o trataría de hacer lo correcto? Le gustaría decir que la segunda opción sería la acertada, pero no está tan seguro de ello. Por ello, teme que Mike cruce la línea y no pueda entonces dar marcha atrás.

-Inspector O´conner, unos de los cabrones más duros que he conocido y el mejor policía que esta ciudad ha dado. No puedo ponerme en tu lugar, no puedo fingir que sé por lo que estás pasando, eso sería un insulto para ti. Pero lo que sí puedo decirte, es que eres el mejor amigo que jamás he tenido. Cuando estábamos de mierda hasta el cuello, cuando la tormenta rugía sobre nosotros y pensaba que no había salida, fuiste el faro de rectitud que me ayudó a regresar a buen puerto. No sé que es lo que pretendes y ¡diablos! no estoy seguro de querer saberlo. Pero siempre has sido un ejemplo para todos nosotros, jamás aceptaste ni un solo soborno, jamás volviste la mirada hacia otro lado y pese a todo, jamás has abusado del poder que la placa nos otorga. Me enseñaste a ser un verdadero policía y no quiero que dejes de serlo. Somos muchos, tanto los que seguimos aquí, como los que no...que seguimos necesitando al bueno de O´conner. Si permites que esos hijos de puta te arrastren a su bando, que te sumerjan en la oscuridad, entonces todos perderemos. Sé que harás lo correcto llegado el momento y cuando eso pase, yo estaré a tu lado. Después de todo, eres demasiado viejo y demasiado cabezota como para no poder evitar comportarte como un policía. 

John sabe lo que todo aquello debe de estar carcomiendo por dentro a O´conner y lo fácil que sería dejarse llevar por las ansias de venganza. Pero lo que no desea, es que O´conner se convierta en algo de lo que pueda avergonzarse algún día.

-Creo que deberías descansar, haré algunas llamadas para ver si logro averiguar algo más. Pero el domingo será mejor que pases por casa para comer unas buenas hamburguesas y tomar unas cervezas. Alan Carter no creo que te de muchos problemas...salvo legales. Se esconde tras abogados y dinero, solo tienes que ser más listo que él. Algo que no creo que te resulte muy complicado.

El escuchar que O´conner tiene un compañero nuevo, hace que se sorprenda. No esperaba que su viejo amigo volviese a trabajar con alguien, aunque la verdad es que se alegra de ello. La ciudad es demasiado peligrosa como para salir solo por ella.

-¿Dean? ¿Así que te lo han empaquetado? ¡Ja! ¡Quién lo diría! Le conozco, bueno, en realidad seguí su carrera por si podía reclutarlo. Un buen policía, tiene un gran don para infiltrarse en bandas. Ha pasado más tiempo que cualquier otro agente que conozca infiltrado. Su vida corría peligro, así que lo trasladaron, por lo menos hasta que se termine el juicio del traficante al que logró detener. Tiende a desobedecer órdenes y retuerce las leyes para obtener lo que quiere. Un muchacho con carácter, que me recuerda a cierto viejo gruñón...Lo que sí puedo decir a su favor, es que ese cabrón es un tipo duro que protege a los suyos contra viento y marea. Si logras hacer que te respete, ese muchacho sería capaz de desafiar al propio comisario y mentir por ti. La lealtad vale más para él que los rangos. Tiene madera, pero guarda mucha ira en su interior, por el momento ha sabido canalizarla de forma adecuada. Aunque si algún día pierde el control...podría acabar bastante mal.

El teléfono fijo de John comienza a sonar y tras disculparse, se hace con él y tras una breve conversación, vuelve a retomar la conversación con O´conner.

-¿Recuerdas al hombre al que llamé hace un rato? Parece que ha conseguido algo más...alguien ha contratado los servicios de Apophis para traer algo a la ciudad, estará aquí el sábado. Pero no ha logrado descubrir más, por lo visto se trata de una obra de arte o algo por el estilo. Parece que el diablo llama a nuestras puertas.

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02/05/2016, 04:20
Mike O'Conner

Mike escuchó atentamente a su viejo amigo y camarada, mientras meditaba sobre lo que éste tenía para decirle.

—Esto es diferente, John. Esta vez es muy diferentes ¿Sabes? Yo siempre he sido un tipo derecho, alguien que hacía su trabajo y que no aceptaba atajos ni sobornos. Pero, John ¿Para qué me ha servido? ¡Eh! ¿Para qué? ¿Ha, de alguna forma, impedido que me quiten a Irene, o que me manden seis meses a terapia en el Hospital General? No. No ha servido de nada. Porque aparentemente, los viejos códigos ya han pasado de moda —soltó amargado— Para colmo, John, ¿De qué ha servido todo lo que hemos sacrificado? ¿Eh? ¡De nada! ¡No ha servido de nada! Tanto sacrificio, tanta perdida... Todo tirado a la basura ¡Todo desperdiciado! La ciudad está hundida en la misma mierda, John. Los políticos corruptos, la policía cooptada por los mafiosos, la gente común resignada... —soltó un largo suspiro de resignación—. Todo por nada... Todo en vano... —finalizó, por fin, cansado.

Pero Mike se había envalentonado, así que continuó, porque aunque se avergonzaba de sí mismo, tenía que soltar toda lo que tenía en su interior. Tenía que soltarlo, tenía que, de alguna forma, deshacerse de aquel lastre. No es que a Mike le gustase mostrarse a corazón abierto, pero si continuaba manteniendo aquello dentro suyo, esa cosa se iría haciendo cada vez más grande, más oscura, más peligrosa y, tarde o temprano, acabaría por dominarlo.

—Hay días en lo que pienso coger mi arma y salir a despachar gente hasta que, en algún punto, algún infeliz se digne a hablar y brindarme la información que estoy necesitando. Pero, al final la gente no cambia. Uno es quien es, por más que se reniegue al respecto. A diario fantaseo con la idea de convertirme en un vengador anónimo. Es estúpido, lo sé. Pero esta ciudad necesita creer en algo. Necesita esperanza... ¡Necesita un símbolo! —dice, y en aquel mismo momento algo cambió dentro suyo. Algo muy pequeño. Una idea, que aunque pequeña, tenía potencial para desarrollarse y convertirse en algo mucho más grande—. Los vientos de cambios requiere mucho tiempo para formarse, pero, una vez formados, no hay nada capaz de detenerlos —finalizó esperanzado. Sólo se necesitaba poner a girar aquello, más luego la inercia haría el resto.

Un momento después, cuando su amigo lo mandó a descansar, Mike sonrió.

—Sí, estoy cansado. Muy cansado, de hecho. Pero antes de poder descansar tengo que poner mi mierda en orden, John. Ya tendré tiempo para descansar cuando me retire. Tiempo para pescar y para mirar los amaneceres, tiempo para muchas cosas, pero por ahora el descanso tendrá que esperar. Y tú, John Smith, más te vale ir preparando esas cervezas. El domingo, sin falta, estaré por allí.

—Y respecto a Alan Carter, ya me ocuparé de tener una charla con él. Si para cuando termine con él no ha cantado hasta el último dato entregaré mi jodida placa —agregó en un tono especialmente chabacano.

Luego, cuando John confirmó que, no sólo lo tenía de vista, sino le conocía bastante bien, Mike se alegró. Respectaba a John como persona y como colega, y tenía a su opinión en muy alta estima.

—Sí. Indudablemente estamos hablando del mismo muchacho, John. Ese muchacho es de buena madera, tiene sangre de policía corriendo por sus venas. Pero está un poco roto... No la ha tenido muy fácil. Sin embargo se las ha arreglado para mantenerse dignamente a flote. Hay que darle una oportunidad y acompañarlo, guiarlo para que ese odio no lo consuma, sino que le brinde la energía necesaria para no bajar los brazos. Es como si el jodido destino nos hubiera juntado por algo, John.

Pero cuando John le interrumpe, Mike aguarda tranquilamente. Había escuchado sonar el teléfono y no quería interrumpir a su amigo.

Un momento, cuando John corta y le da aquella información, Mike por fin pudo sentir que la suerte les sonreía.

—Al fin, viejo lobo. La jodida suerte nos ha sonreído ¿Tienes alguna otra información al respecto?

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05/05/2016, 22:16
John Smith

En silencio, John aguarda con paciencia que su viejo amigo de desahogue. Si algo ha aprendido con el paso de los años, es que incluso el mejor policía, siente en ocasiones que el mundo se derrumba a su alrededor. La sensación de impotencia al no poder llevar entre rejas a alguno de los peores criminales, puede acabar enloqueciendo a cualquiera. Pero en el caso de O´conner, la pérdida simplemente ha sido indescriptible. El sentir que te arrebatan a la mujer que amas y vivir desde entonces con la impotencia de no poder apresar al culpable, de no poder hacer justicia, es sin lugar a dudas el peor infierno que alguien puede sufrir. Por ello permite que su viejo amigo escupa el veneno que le corroe por dentro y tan solo cuando por fin parece calmado decide pronunciarse.

-Leticia Hernandez...casada y con un hijo...todo gracias a que dejaste que tu olfato de sabueso nos llevase de lleno hasta el escondite que su secuestrador usaba, para violar y asesinar niñas. Gracias a ello, logramos salvarla a tiempo y todo quedó en un susto para ella, hoy día tiene una vida y una familia gracias a ti. Franky "el sastre" atracador de bancos que iba dejando cadáveres a su paso. Gracias una vez más a tu intervención, fue abatido en su último intento de robo sin que se produjesen más bajas. El carnicero de la calle 49, un jodido psicópata que se dedicaba a secuestrar y desmembrar a vagabundos. Ted Murphy, traficante de drogas que vendía una mierda adulterada que provocó varios muertos y decenas de ingresados en los hospitales. Con cada uno de esos casos en los que has participado, has evitado que esos hijos de puta sigan haciendo lo suyo. Tal vez el sistema no sea perfecto y desde luego, no podemos llegar a toda la ciudad. Pero piensa en las vidas que has salvado, las vidas que has protegido simplemente haciendo tu trabajo. Somos policías, no vengadores. Somos lo que tenemos que ser, lo único que sabemos hacer. Así que cuando vuelvan esos deseos tuyos de salir a repartir justicia al más puro estilo de Harry el sucio, primero piensa si eso realmente va a ayudar a todos aquellos que realmente necesitan nuestra ayuda.

Palabras como "destino" no formaban parte del vocabulario de John. Era un hombre sin ningún tipo de fe, lo único en lo que creía era en las buenas y malas acciones. Había pasado tanto tiempo en paradise city, que sabía perfectamente que no existía ningún dios y si realmente se equivocaba, entonces era un gran hijo de puta por permitir que el mundo fuese peor que un vertedero. Por otro lado, tampoco le iba mucho el rollo del destino, no le gustaba creer que alguien que no fuese él mismo controlaba su destino.

-Veremos quién se cansa antes del otro. Creo que haré una apuesta, aunque no te diré por quién apuesto, con lo cabezota que eres, serías capaz de cualquier cosa por joderme. En lo referente a Apophis...me temo que no tengo mucho más que darte, aunque el mundo del arte es algo muy pequeño en esta ciudad. Supongo que se podría elaborar una lista sobre aquellos que podrían llegar a contratar los servicios de Apophis. Hablaré con los míos y una vez tenga algo, te lo haré llegar.

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15/05/2016, 23:41
Mike O'Conner

Cuando escuchó a John pronunciarse sobre algunos de los horrores que había ayudado a prevenir, Mike asintió. Era cierto que durante todos los años que llevaba como policía había tenido grandes satisfacciones. Pero lamentablemente, esos pocos momentos felices eran fácilmente empañados por las innumerables atrocidades que había visto.

Pero sí, los recordaba a todos. Recordaba a Leticia Hernandez, a Franky "el sastre", al carnicero de la calle 49 y hasta a Ted Murphy. Los recordaba a todos y cada uno de ellos. Recordaba, no sólo sus nombres, sino sus voces, sus rostros, como así también todos y cada uno de los detalles referentes a los casos donde estuvieron involucrados.

Su privilegiada memoria le permitía recordar todos y cada uno de los detalles vividos a lo largo de su vida. Muchas veces había demostrado ser una gran herramienta, sí; pero al mismo tiempo, era una terrible una maldición. Él, simplemente, no podía olvidar. Pues mientras más empeño ponía en olvidar, más vividos se volvían los recuerdos y más recurrentes las pesadillas. Así, Mike, era capaz de recordar todas y cada una de las vilezas pergeñadas por algunos de los más cínicos, peligrosos y enfermos hijos de puta que alguna vez pisaran Paradise City.

—Los recuerdo, John. Los recuerdos a todos y cada uno, y... ¡Maldición! —suelta molesto— Los recuerdo como si los hubiera visto ayer. Pero ¿Sabes algo? —soltó preguntando retoricamente— Por cada recuerdo bueno, tengo cinco recuerdos malos. Es por eso que te decía, viejo. Lentamente la mierda se fue acumulando más y más, e, inevitablemente comienza a tapar todo, incluso los buenos gestos. Así que, ¿Qué nos queda, eh? Tengo la maldita sensación que nuestras acciones son apenas paliativas. Nos encontramos luchando contra el río sólo con nuestras manos y buenas intenciones.

Hace una nueva pausa, mientras se detiene a pensar en Leticia Hernandez. Poco después de dar a luz, ella le había mandado una foto de su primogénito. Una hermosa criatura, llena de alegría y esperanzas. El mundo lentamente iba dejando lugar a las nuevas generaciones y, por más que le resultase molesto, él mismo estaba más cerca de ser una pieza de museo que cualquier otra cosa.

—Pero tienes razón, John. Yo también tengo bien presente que la ciudad no necesita vengadores. Necesita un catalizador, algo que la haga salir del estupor en el que se ha sumido y que le permita empezar a sanar las heridas. Es la ciudadanía, por medio de las fuerzas policiacas, los fiscales y los jueces, los que deben poner el combate contra el crimen organizado y la delincuencia en agenda.

Finalmente, Mike, agradece a John por toda la ayuda que le ha brindado y por haberle escuchado.

—Nos queda pendiente esa parrillada, John. Envíale mis más afectuosos saludos a todos allí, los iré a visitar tan pronto como pueda.

Notas de juego

Bueno... ¿Abrimos la escena para resolver el encuentro con la asesina del Italiano? Tu dirás.