Partida Rol por web

Aramil examina con la mirada a los dos nuevos compañeros con los que se han reencontrado.

-¿De dónde venís? Hemos llegado por aquella puerta.- Pregunta el mago, sin perder tiempo en saludos. Señala la puerta por la que han venido*.

El Orco olisqueo el aire con desconfianza, miró a ambos lados como esperando que en cualquier momento una trampa les asaltara. Pero nada sucedió, salvo un pequeño silencio que les incomodó a todos. Entonces pareció reconocer los que tenía delante y tras mirar detrás de Aramil hacia la habitación anterior asintió. 

-Notos vir rriba- dijo levantando una de sus manos forradas con las cadenas -¡Cazzzz brooja! ¡Magaaa to lao!- intentó explicar haciendo un arco con sus dos brazos. 

-Maquia brojar. Enta beza ase bermimpi, vir en mempi, vir en seños- continuo mientras hacía ondas con sus manos y se las llevaba a la cabeza, imitando olas que entraban por sus sienes. 

-Otos no tan ya. Solo notos dos. Ir tes. Ser dos hora.-

Stanley bajó el arma. Reconoció la puerta que señalaba Aramil.

La sala del dragón y de la otra criatura, nos costó bastante derrotarlos. Llegamos al nivel de arriba, una auténtica locura. Subimos tres y ahora hemos quedado nosotros, los demás aguardaron descansando en una sala anterior. ¿a vosotros como os ha ido?

-¿Máquina?- Repite Aramil mirando a Stanley. Es lo que le ha parecido entender en el "Maquia" del orco, pero prefiere que sea el humano quien se lo confirme, no se fía de la capacidad de comprensión de Urkk.

- Dimple y Drainee murieron, pero al menos nuestro grupo consiguio reunirse con el que estaba en el nivel inferior, ¿Decias que vosotros habeis subido al cuarto nivel?

No he visto ninguna máquina. Allí arriba nos separamos y hemos vuelto a unirnos poco antes de volver a bajar.

Bajamos de por donde nos habéis visto llegar, y con nuestro grupo fuimos por ahí.

Sólo sé que el piso superior es una trampa mental y que tu peor enemigo eres tú mismo

-Na, na , na!!!... - el orco agitó las manos delante de Aramil y luego cuando Stanley lo explicó le señalo airadamente y gruño -Eshu, eshu, Maquia, Borjeria...

-Enta en beza- dijo de sujetándose de nuevo la cabeza -Hice vir cusas, tata tu loko. Nu quero pasa mesmo seto. 

El mago asiente con la cabeza. -Claro, magggia.- Pronuncia la 'g' con énfasis y algo de irritación, mirando fijamente al orco. Después vuelve a mirar a Stanley. -Salvo que necesitéis descansar, lo mejor es que nos guiéis al nivel cuarto. ¿Trampa mental? Nos vendría bien saber todo lo posible, puedes darme más detalles mientras avanzamos.

Mientras tanto, el cuervo que acompaña a Aramil, que hasta ahora había estado revoloteando por la habitación de la que han salido, intenta posarse en el hombro de Urkk y habla en voz alta, en lenguaje común.

Cuervo: -Hoooola, cadenitas. A lo mejor te lo han dicho antes, pero hablas peor que un cuervo ¡akakak!- Se ríe estrepitosamente de su propia broma.

Arther no pudo evitar reirse a carcajada limpia. - Perdon, perdon, de verdad no iba con mala intención. - dijo secandose una lagrima que se escapaba. Tosió un poco antes de cojer compostura. - Lo siento Urkk, te pido disculpas.- dijo Arther que no había podido evitar reirse de la forma de hablar de Urkk. - Avancemos, seguro que juntos somos más fuertes y podemos atravesar esa planta rápidamente.

- Estoy de acuerdo, no me asusta nada que haya encima de la torre. Si es como dices podre, literalmente, superarme a mi mismo.

El orco se había quedado un poco ensimismado y derrepente volvió en si, extrañado pero ya poco sorprendido, puesto que la torre ya se había mostrado suficientemente misteriosa para él. Se volvió hacía Stanley y le preguntó en su acento cerrado y desastrozo.

-¿Do' ta pota?- dijo señalando hacia arriba, por el lugar que habían venido -Vinemu pu rriba. pota nota- 

Era una puerta oculta, amigo. Sabiendo donde está podemos ir a buscarla. Pero creo que lo mejor es ir por donde fuimos con los demás. 

Stanley se dispuso a seguir el camino por donde fueron con el grupo anterior

Tras abrir la siguiente puerta, la sensación es la misma, un lugar limpio, aseado, sin nada más que el retumbar de vuestras pisadas. El sonido de vuestras respiraciones, tan solo el eco de vuestras palabras.

De nuevo, absolutamente nada...

Y esa nada, hacía que os inquietaráis más que cualquier otra cosa que existiese en la zona...

Más allá de la sala, una nueva puerta continuaba hacia otro lugar de la torre.

- Bueno Stanley, tu eres el guia.