Partida Rol por web

-Oh...Jacob.- Me levanto y rodeo la mesa. Me siento en su regazo y le rodeo con mis brazos a la altura del cuello. No me importa que otros estén mirando.-Mírame.- Le cojo de la barbilla y le hago alzar la mirada.- Pocos de mis amigos lo son de verdad. Trabajo en un mundo de apariencias y carcasas, de intereses escondidos. Si te mantengo alejado de ello es por protegerte, lo que crees que es lo único que me has dado, es justamente por culpa de esa parte de mi vida. Si no me hubiera saturado no te hubiera empujado a ello.

Le beso suavemente

-Tú me has dado un hogar cuando estaba desamparado, una familia cuando estaba solo, el calor de tu compañía cuando estaba rodeado de mi fría soledad. ¿Acaso crees que eso no vale nada? ¡Vale más que cualquier otra cosa! No necesito oro ni diamantes, ni un ático. Te necesito a ti.-Froto mi nariz contra la suya.- Soy yo el que teme perderte, eres mi caballero de brillante armadura. Además, soy perfectamente capaz de conseguir lo que quiero por mí mismo, ya me has dado mucho, sin que tuvieras más motivo que tu enorme corazón para hacerlo.

Me levanto y empiezo a sacar la cartera. Me doblo y susurro en su oído.

-Vamos a pagar la cuenta y después al estudio. Siempre he pensado que la silla rara esa da para mucho juego, doctor Brewst.- le guiño un ojo con picardía y le dedico una sonrisa.

Jacob pareció cohibido cuando Silveth hizo una muestra tan evidente de afecto en público, y no fue el único. Algunos de los comensales arrugaron el gesto, aunque nadie dijo nada. Las palabras del Fiona surtieron efecto y animaron a Jacob. Tras pagar volvieron a la tienda donde hubo más que palabras encima de la dichosa silla. Cuando Bri abrió de nuevo, ya se habían vestido y arreglado para continuar con su día.

-Bueno... aún tengo cosas que hacer. Será mejor que aproveche la tarde.- Tiro de Jacob en el "Quirófano" alejándolo de la puerta para poderle besar con ganas.- Nos vemos a la cena. Te toca cocinar a ti, por cierto.

Salgo de la sala y me quedo un momento en recepción, comparto una mirada cómplice con Bri. La chica nunca había tenido un pelo de tonta. Me detengo en la puerta antes de ir a la Mansión del polvo, además después de mi conversación con Jacob decido pasar por la biblioteca.

-Oye Bri. ¿Tú conoces alguna banda de por aquí que mezcle clásico y moderno? Estilo guitarras y violines, o pianos junto con lo demás.

-¿Aquí? Todo es posible, aunque no sea mi estilo. ¿Has probado en el Nightbreak? -preguntó Bri.

-Echaré un vistazo. Por cierto, le comentaré a Jacob a ver si durante Navidad te deja el negocio unos días, si te parece bien. Ya va siendo hora de que empieces a preparar tus propios diseños ¿No?

Me despido con un gesto y salgo del local.

Antes de ir al feudo paso por la biblioteca. Tras un par de horas de ardua búsqueda en la que la anciana bibliotecaria me persigue ofreciéndome cuentos infantiles como si aportarán algo al tema del folklore europeo, consigo lo que quería. No era difícil encontrar documentación sobre leyendas y mitología. Me llevo algo sobre la figura de los sátiros griegos, paralela a la de los Basajaun vascos. Los Redcap irlandeses, hermanos de los Galtzagorri vascos también. Las Lamias eran griegas e iguales a las vascas.

¿Por que habíamos tenido tanta influencia las Faes en esa tierra? Es un pensamiento que errático se cuela entre los míos. Aderezo la combinación con una de las muchas leyendas artúricas en la que aparece la Sithe más conocida, La Dama Del Lago.

Con una bolsa bastante llena de tomos me dirijo a la Mansión del Polvo.