Partida Rol por web

El amor en los tiempos del Sida

6. Abajo el telón

Cargando editor
26/11/2012, 02:18
Calandra

-Sí, se parecía un poco a ti. ¿A ti qué te parece? ¡Los tarados se tapan la cara para salir a atacar a la gente, qué te has creído!

Cargando editor
26/11/2012, 14:49
Narración

-Mira, chico -Y sí, era ese tono de "Mira, chico"-, entiendo que estés alterado, pero no olvides con quién estás hablando, ¿vale? Entonces no visteis ni sus caras, ni su matrícula, ni el modelo del coche. Me imagino que no habéis visto nada importante. Muy bien. Esto se archiva. Ya investigaremos.

La ambulancia llegó y se detuvo junto a la acera. Los ATS bajaron para atender a Larry con casi la misma reticencia que los policías. Al menos sí que le miraron las constantes y se aseguraron de detener la hemorragia.

Cargando editor
26/11/2012, 17:21
Calandra

-¿Cómo que "nada importante"? -chilló, casi llorando de rabia. Se había apartado de Larry porque si los ATS dudaban al atender a un maricón, desde luego no iban a acercarse a dos-. ¡Hemos visto a tres gilipollas esparciendo los sesos de nuestro amigo por la acera! ¿Eso no es imporante o qué?

No sabía exactamente qué significaba eso de que iban a archivarlo. Pero sí que sabía que lo que quería decir es que no iban a hacer nada, y esos tipos iban a irse de rositas. Y a volver a hacerlo. Agitó el dedo índice delante del policía, fuera de sí.

-No vais a hacer nada, ¿eh? Claro, os parece muy bien. ¡Lo mismo eran amigotes tuyos! ¡Proteger y servir, mi culo!

Cargando editor
26/11/2012, 18:13
Narración

-Chico, ten cuidado con lo que dices. Estás hablando con la autoridad -advirtió el policía mirándolo ceñudo-. Ya te he dicho que vamos a investigar el tema. Poned una denuncia por agresión y algo haremos.

Cargando editor
26/11/2012, 18:30
Calandra

Calandra se cruzó de brazos, incrédulo, y cambió el peso del cuerpo a la otra pierna.

-Ya me lo imagino, ya -respondió Calandra con desprecio.

Dio un giro brusco para darle la espalda al policía y ver cómo iba a Larry.

Cargando editor
26/11/2012, 23:09
Narración

Los ATS estaban subiendo a Larry a la ambulancia. El humano había vomitado junto a la acera y no parecía saber dónde se encontraba.

-Vamos a llevarlo al UCSF -informaron los enfermeros.

Como no eran familiares no podían ir con él. No quedaba muy lejos, así que Wylard propuso ir a pie. Los policías se marcharon también y la vecina cerró su puerta, no sin antes afirmar que cada día el mundo iba peor.

Cuando Calandra llegó al hospital le informaron de que habían llevado a Larry a observación después de curarle la herida. Aparentemente no tenía señales de un traumatismo grave, pero que sería mejor que guardase cama en el hospital para ver cómo evolucionaba. Wylard se quedó en la sala de espera y envió a Calandra a por un café. Al menos invitaba él.

Cargando editor
26/11/2012, 23:41
Calandra

Calandra no quería hablar con nadie, después del policía. Aceptó la sugerencia de Wylard con un asentimiento, aunque pensaba que era una puta maricona cobarde por haberle dejado colgado con el policía. Estaba muy preocupado por Larry, y temía que no le quisieran atender o le tiraran directamente en el pabellón de los enfermos, si es que había uno. Y si le atendían no era mejor. Calandra no sabía mucho de estar ingresado pero sí sabía que probablemente ninguno de los tres podía pagar una noche en el hospital.

Después de echar un vistazo nervioso a la sala de espera, esperando que los asaltantes salieran de debajo de los asientos con bates y palos de golf,  cogió el dinero de Wylard y se marchó en busca de alguna máquina expendedora. ¿Quién demonios tomaba café de madrugada?

Cargando editor
26/11/2012, 23:44
Narración

Al doblar la esquina en dirección a la máquina de café, Calandra se topó con unas piernas de sátiro. Meredith llevaba una poco favorecedora bata verde y en las manos estrujaba una redecilla del mismo color de las que servían para cubrirse el pelo. La canciller se sorprendió al ver a la thanes, lo que fue un cambio para su expresión de constante tristeza.

Cargando editor
27/11/2012, 00:11
Dama Meredith

-Calandra, ¿qué haces aquí? -preguntó con tono suave.

Cargando editor
27/11/2012, 00:23
Calandra

Calandra dio un respingo al reconocer a Meredith. No esperaba encontrarse a nadie allí, nadie de la mansión. Su primer pensamiento fue que de algún modo se había enterado de lo que había pasado y había venido a comprobar que todo estaba bien, pero lo descartó de inmediato. Si Meredith estaba allí era porque Lord Stevron estaba allí. Y si su señor estaba allí, probablemente era cierto que tuviese el cáncer.

-Dama Meredith. -Calandra hizo una media reverencia torpe, apresurada. Más que contestar a una pregunta parecía que se estuviera excusando-. Yo, eh... he venido a visitar a un amigo.

Cargando editor
27/11/2012, 00:25
Dama Meredith

-Oh. Me alegro de que estés bien. ¿Cómo está tu amigo?

La sátiro sacó un té con leche de la máquina y el producto parecía más agua sucia que otra cosa. Lo revolvió con una cuchara de plástico de las que proveía el propio artefacto.

Cargando editor
27/11/2012, 00:35
Calandra

-Ha estado peor.

Cal se rascó la base de una antena, entre incómodo y apenado. Ya casi se le había olvidado el café de Wylard. Estaba preocupado por Meredith y por el Barón. Mientras habían estado ausentes nada estaba confirmado, pero encontrarse con la Canciller en el hospital podía suponer una fea dosis de realidad para todos.

-¿Y... y vos? ¿Os encontráis bien?

Cargando editor
27/11/2012, 00:38
Dama Meredith

Meredith tragó saliva.

-Yo sí. Lord Stevron... -La sátiro suspiró. Parecía llena de congoja y miedo, del tipo que se necesita sacar para poder vivir en paz-. ¿Puedo ser sincera contigo? Es decir, en confidencia. -Y los pooka eran los objetivos perfectos para ese tipo de secretos.

Cargando editor
27/11/2012, 00:48
Calandra

-Oh, por supuesto -se apresuró a contestar.

Se guardó el dinero de Wylard en el bolsillo de los vaqueros y señaló un par de asientos cercanos, invitándola a sentarse. Se sentó girado para mirarla, dedicándole toda su atención aunque tuviese las alas un poco aplastadas contra la pared, y le puso una mano en la espalda, preparada para consolar si era necesario.

Cargando editor
27/11/2012, 00:50
Dama Meredith

La canciller se inclinó hacia delante.

-Es el Barón. Creo que está muy enfermo. Enfermo de verdad. Tengo miedo, Calandra. -Apretó los labios. Súbitamente, su expresión triste tornó en rabia-. Y ese bastardo de Garin no ha aparecido ni una sola vez por aquí. Llevo días sin alejarme de la cama de Su Gracia, sin cambiarme de ropa ni ducharme y ese asqueroso sluagh no se ha dignado a visitarlo. ¡Y se supone que lo ama! -Volvió a la tristeza-. No sé qué va a pasar con Su Gracia. Dicen que tiene neumonía y que cada día está peor. Los médicos no le dan muchas esperanzas y ni siquiera en el feudo pudo resistir la enfermedad...

Cargando editor
27/11/2012, 01:14
Calandra

Calandra se quedó sin habla, contagiado por la tristeza de la sátiro. Su señor iba a morir, y no podían hacer nada, de la misma manera que no había podido hacer nada por Larry, para protegerle o por lo menos hacer justicia por lo que había pasado. Le frotó la espalda, confiando en la cura universal del contacto humano.

-Oh, Meredith. Lo... lo s-siento tanto. Es terrible, horroroso. No sé qué decir, yo...

Y en efecto, Calandra no sabía qué decir sin que se le trabara la lengua, o sin que las palabras que pronunciase tratasen de esconder la tristeza. Rodeó la espalda de Meredith en un abrazo reconfortante.

Cargando editor
27/11/2012, 01:16
Dama Meredith

La sátiro agradeció el abrazo, pero se negó a llorar.

-Sí, lo es. Pero... Dime, ¿cómo está tu amigo? Estoy siendo muy descortés. ¿Qué le ocurre, si no es intromisión?

Cargando editor
27/11/2012, 01:37
Calandra

-Escucha -respondió, ignorando su pregunta. No quería añadir unos homófobos armados a su lista de preocupaciones-. Puede que pienses que cuando caigas rendida es mejor estar aquí donde puedan atenderte, pero no. Vete a casa, come algo. Deshazte de ese olor a cabra mojada que te ha delatado desde la puerta de urgencias. Yo tengo un par de días por aquí de todos modos, y estaré encantado de cuidar de nuestro señor mientras tú descansas un ratito.

Cargando editor
27/11/2012, 01:38
Dama Meredith

Meredith esbozó una sonrisa.

-A cabra mojada, ¿eh? Supongo que podría pasarme por casa un rato. Y por el feudo. Oh, cielos, qué mala canciller debo de ser... Llevo días sin pasar por allí. No sé qué está pasando con el séquito de Su Gracia. Pero no esta noche. Hasta que Lord Stevron no se despierte no puedo marcharme. No quiero que piense que le he abandonado. Quizá un poco más tarde. Mañana por la tarde iré a la mansión y me reuniré con los que acudan para que me pongan al corriente de lo que me he perdido. Su Gracia me pregunta a menudo por el estado de sus vasallos. Se pondrá contento cuando sepa que he estado con ellos.

Cargando editor
27/11/2012, 01:59
Calandra

Cal no parecía muy convencido, pero asintió y lo dejó pasar, contento de haberle sacado al menos una sonrisa. No iba a poder arrastrarla de los pelos hasta la ducha más cercana de todas maneras.

-Bueno. No tienes que preocuparte, todos están bien. Puedes decírselo. -Calandra no lo sabía, pero un poco de seguridad falsa era lo mejor que podía ofrecer al respecto. El té de Meredith o lo que fuese aquel brebaje se iba a quedar frío si no lo bebía-. ¿Quieres que te saque algo caliente de beber?