Partida Rol por web

Van Doren aún no había conseguido ver nada, pero podía imaginarse la gravedad del asunto por las caras y los comentarios de sus compañeros. Por suerte habían conseguido sacar la información antes de que aquello pasase, aunque era poco consuelo.

La pooka se agarró a Eddie para que la marabunta no la arrastrase, pero ni siquiera el redcap pudo resistir la marea de gente. Estando sin protección y siento tan pequeña y su ropa tan exagerada, los tirones acabaron por arrastrarla lejos de los demás.

-¡Eddie!

El redcap rugió al ver que se llevaban a Van Doren por la fuerza. Olvidando su propia seguridad corrió a su axilio derribando a dos mortales y rompiéndole la nariz de un cabezazo a un tercero por casi pasarle por encima a la pooka araña.

-¡No te separes de mí! -gritó en su oído, y procedió a regresar hacia el lugar del ritual, que se encontraba más protegido de las avalanchas humanas. En la puerta había gritos de dolor y angustia, de gente que no tardaría en asfixiarse. Eddie estaba mucho más pálido de lo normal. Se llevó la mano al costado, a la herida aún no cerrada del todo, y miró a Shyam-. Bueno, ¿qué hacemos? ¿Nos cargamos a esos hijos de puta o qué?

Van Doren se agarró a Eddie con fuerza y sin intención alguna de soltarle.

-¡Hay que abrir las puertas! Se van a matar.

Marcus intentaba hacerse oír por encima del griterío. Ni siquiera su voz a través del micrófono parecía calmar a la muchedumbre.

-¡No corráis! ¡Os vais a matar, idiotas! -La llegada de Calandra le hizo volverse con ademán defensivo, pero parpadeó y fijó la vista en el pooka al darse cuenta de quién era-. ¡Hostia puta, tío! La quimera esa asesina, ¡no se me había ocurrido que pudiera venir atraída por el Glamour! Se nos van a matar los fans si no hacemos algo.

-¡De eso nada! Tú te quedas aquí, que como te pase algo me muero -gritó Eddie en el oído de la pooka-. Shyam, ¡ven conmigo! Vamos a partir unas cuantas cabezas.

Adelantándose a Eddie, Shyam se encaró a la quimera más cercana para asestarle una estocada recta evitando que el filo fuese a uno de los mortales.

Tras la estocada inicial de Shyam, Eddie salió de un costado aullando como un salvaje y le partió la cabeza como si fuera un melón maduro. Arrancó el machete del cráneo roto y empujó a la quimera plaga a un lado con el pie, asqueado.

-¿Te atreves a pelearte con el grandote, sidhe, o no hay huevos? -preguntó el redcap, cuya sonrisa tenebrosa resplandecía en la penumbra.

A Shyam no le faltaban ganas, sobre todo después de que Damara se lo quitase de en medio de un soplido sin apenas dejarle actuar. Sin embargo, no tenían posibilidades de acabar con él, al menos aquella noche.

-¡Volverá hagamos lo que hagamos! -protestó poniéndose en guardia-. Y el corby nos espera.

Van Doren desenrolló el látigo y se mantuvo quieta en el sitio haciendo caso a Eddie, pero que ella no se moviera no significaba que las quimeras no pudiesen acercarse. La pooka agitó el látigo para alejar a una de ellas sin mucho éxito.

-Voy -respondió a Marcus, y se asomó al borde del escenario para chillarle a Van Doren-. ¡Van Doren, vamos a salvarle el culo a todos estos imbéciles! -Saltó del escenario y se lanzó en picado contra la quimera que Van Doren no había podido mantener  a raya. Le hizo un profundo corte en el hombro y remontó el vuelo, mirando la multitud histérica-. ¡Son como una gorda en el torno del metro! ¡Se van a matar!

El pooka mariposa atravesó de lado a lado a la quimera plaga, que cayó al suelo entre toses y estertores. Controlando el pánico, mientras Eddie y Shyam mantenían a raya a las plagas, Van Doren y Calandra ayudaron a los humanos a deshacer el nudo de cuerpos que se había generado. Poco a poco redujeron el flujo de gente que se lanzaba contra el tapón y ayudaron a levantarse a los que habían caído, pero en el suelo aún quedaba la peor parte. Algunos de los que se encontraban abajo del todo no se levantaron. La salida ya era transitable y el aforo fue reduciéndose, pero había gente que necesitaba atención médica.

La quimera cadavérica dejó de absorber Glamour al ver su flujo interrumpido. Ahora se dio cuenta de que había duendes a su alrededor, todos ellos muy asesinables...

-Oh dios mio. Shyam... ¡SHYAM! -exclamó volviéndose hacia el sidhe-. ¡Deja las quimeras y ven aquí, esta gente necesita tu ayuda! Que alguien los arrastre fuera y los atienda mientras los demás distraemos a las quimeras. ¡No podemos dejar que muera nadie!

La pooka correteó entre los caidos espantanto a las quimeras si se acercaban.

Shyam blandía la espada manteniendo a raya a las quimeras, hasta que escuchó la voz de Van Doren reclamando su ayuda. Tardó unos valiosos segundos en comprender su urgencia, pero no abandonó de inmediato su posición.

-¡Damara! ¡Cubre a Eddie mientras salimos de aquí! -Enfundando la espada corrió en dirección a Van Doren cogiendo a uno de los desfallecidos tras comprobar rápidamente su pulso-. Hay que salir de aquí o los que vamos a necesitar un médico vamos a ser nosotros.

Shyam revisó el estado de los inconscientes y los colocó de manera que no se pudiesen ahogar con su vómito, abriendo las vías respiratorias y sin tocarles más de lo necesario. Poco más podían hacer por ellos, más que protegerlos hasta que llegasen los paramédicos.

El Glamour comenzaba a agotarse en la sala de fiestas. Los humanos que no habían salido en estampida habían buscado refugio tras la barra del bar o bajo el escenario, y la Banalidad perdida regresaba a pasos agigantados. La letal quimera, viendo no saciado su hambre pero agotado su fuente de sustento, se evaporó por la salida de emergencia por la que había entrado.

Las sirenas de la ambulancia comenzaron a oírse donde estaban.

Eddie dejó de machacar a una de las quimeras plaga y se irguió para dirigirse a Shyam. Se guardó los machetes en la vaina y le dio un empujón hacia la puerta.

-¡Marchaos de aquí! Vendrá la policía y habrá que contarles una milonga, y yo soy el más respetable de nosotros. ¡Id a romperles la crisma a esos payasos por mí! -Le señaló a escasos centímetros de su cara-. Y protege a Van Doren. Si le pasa algo, te arranco la cara. Ahora fuera de aquí.

Al ver que la quimera se alejaba, Craig se agarró al brazo de Calandra con gran aprensión sin dejar de mirarla.

-¿Qué demonios era eso? -preguntó con un hilo de voz-. ¿Veis de esas cosas a menudo?

-Calaveras como esa sólo tenemos una, y ahora vamos a concentrarnos en alejarnos de ella, ¿sí? Luego te lo explico todo. ¡Marcus, mueve el culo de una vez!

Sin perder más tiempo cogió a Craig del brazo y echó a correr. No quería que Craig se encontrase con la policía y descubriese cómo iban a tratarle el resto de su vida. Bastantes monstruos se había encontrado ya por un día.

Hizo lo que pudo por la gente, que fue mucho más de lo esperado en una situación así. Estaba seguro de que no iban a tener que lamentar ninguna muerte aquella vez, lo que le reportó cierto equilibro con su mal karma. Aunque poco iba a durar.

-¿Con quién crees que hablas? No vuelvas a la cárcel. -respondió apuntándole también mientras caminaba de espaldas.

Se aseguró de que todos salían del lugar antes de correr hacia la salida apremiando a Van Doren.

-Muy bien. ¿Dónde están los que tenemos que pasar a cuchillo?

-No, majo, tu te vas también -dijo la pooka araña uniéndose a la gente que señalaba a otra gente-. Que yo sepa aquí eres el único capaz de llenar una habitación con las hojas de su expediente policial. Si te pillan te meterán en la cárcel. Que lo explique algún otro, tú te vienes.

-No te inventes cosas -dijo el redcap con una tensa sonrisa-. Tengo antecedentes, pero son poca cosa, y lo que importa es que tengo algo más importante: dinero. Y prácticamente he organizado esta cosa, así que me toca quedarme y apechugar. Es lo que tiene la Banalidad, que viene con la madurez y la responsabilidad. Venga, fuera. Márchate tú también, que tienes pendiente un juicio por homicidio en defensa propia, así que a quien menos conviene que vean es a ti. Larga.