Partida Rol por web

Al parecer no había nada fuera de lo normal para un pequeño santuario. Todo estaba visiblemente abandonado y dejado a la suerte de los elementos. Pero algo no acababa de cuadrar en toda aquella escena, sentía un vacío en su interior debido seguramente a aquel lugar.

Cuando trató de tocar al samurái caído con unos bastones para examinarlo, un rugido amenazador resonó en dirección a las escaleras del lugar.

Todos se sobresaltaron, pero aquel samurái que hizo honor a todo lo que se espera que sea su actitud, fue Ide Zhuo; pues con una determinación inquebrantable, decidió enfrentar a tan terrible adversario ella en soledad.

-"Ide-san, no malgastéis vuestra vida; necesitamos vuestro arrojo y coraje. Que la sabiduría y determinación de Togashi-Kamisama nos proteja y guíe".

Entonces en ese preciso instante pudo sentor que algo de claridad llegaba a su mente, ¿Se trataba ese ser del guardián del lugar o del guardián del Cangrejo caído? Esas preguntas solamente podrían responderse si inspeccionaba la escena con determinación y mucha calma.

Poco tiempo tiene Mausuko para observar el habitáculo y contemplar el cadaver de su compañero de clan. Pues casi inmediatamente un rugido surge a su espalda haciéndola sentir un escalofrió por toda la espalda. Ese ritual lo había visto realizar... pero nunca había visto que la criatura volviese a levantarse. Dio un respingo y se giró.

    - Si. Y sea como fuere, entrará aquí y acabará con nosotros. ...Ide-san, Hiruma-san... ¿vuestras santidades son capaces de hablar con el espíritu del difunto y compartir su sabiduría con nosotros?.

 - Eso no puedo, no he tenido el honor ni la bendición para tales proezas. Pero podría intentar comunicarme con los Kami de la zona para ver si pudiese sacarles algo de información. En cualquier caso creo que ahora es más urgente afrontar otro tipo de problemas. - Contesta Mausuko a Ide Zhuo-san mientras instintivamente echaba la  mano al cartucho con los pergaminos.

Entré en el templo después de mi carrera de reconocimiento. La escena era asquerosa. Húmeda y maloliente. Mis compañeros miraron y "tocaron" el cadáver del cangrejo y lo único que consiguieron fue revivir el león... el león que estaba bien muerto hace un instante.

No era capaz de entender lo que estaba pasando pero tenía una cosa clara, las cosas no vuelven a la vida porque si. Así que, o no era el mismo león o iba a volver a la vida cada dos por tres hasta que no fuéramos una amenaza.

Con mi katana envainada (soy bueno desenvainado rápido, así que esperaba que eso no fuese un problema) y con mi shamisen en la mano, decidí salir fuera del templo y demostrarle a la criatura que no somos una amenaza.

No hubo tiempo de admirar el templo, apenas entró un rugido se esucchó en el exterior, tal vez el karma. O la criatura era lo suficientemente astuta para hacerse la derrotada hasta que su inferioridad numérica desapareciese... Y pensar que se supone que debían estar cazando un jabalí o un ciervo...

Doji siguió tanto a Ide como al Kakita, él por su parte sujetando el wakizashi con su mano izquierda separando la empuñadura un pulgar de su guarda, siempre al acecho, expectante y ansioso. Su anterior experiencia con aquella bestia no había sido favorable, esta vez aprendería y no se dejaría llevar por el ímpetu... Esta vez les dejaría a ellos ser la vanguardia, al menos lucían con más autoconfianza sin desenvainar sus armas.

El león Shisa parecía tener solo ojos para su retadora unicornio. Zhuo abanzó hacia afuera a paso veloz cimitarra en alto. El león Shisa esperaba agazapado, con la misma postura que cuando os vio lo primera vez.

Esta vez sabéis que un zarpazo puede ser mortal. 

La observas bien. La armadura no está arañada o mordida. Ningún arma atravesó su defensa ni mucho menos las enormes zarpas del león.

Utilizando los bastones mueves ligeramente la coraza para ver si la bestia le atacó por detrás dejando la marca de sus garras en la espalda de tan honorable samurái. Cuando mueves el cadáver una bruma comienza a materializarse formando un remolino entorno al esqueleto.

Se oyen sonidos de lucha afuera.

Zhuo se sorprendió por las palabras del monje. Tanto que no pudo por menos que volver el rostro para tratar de determinar si era algún tipo de sarcasmo, ironía o broma. Supuso que era eso lo que realmente lo que quería, y al ver al cortesano Doji a su lado, y al Kakita haciendo ruido con su samisen, se detuvo para ver como la cortesana cangrejo recogía una katana que no era suya del cuerpo del difunto.

No era una experta en temas de etiqueta, pero a buen seguro que aquello no estaba bien. Aunque mientras el león Shisa estuviera vivo, no podría decirle nada al respecto. Quizás ella misma hubiera hecho lo mismo en el caso de estar desarmada.

El rugido la devolvió a la realidad, y con aquellos compañeros no pudo por menos que concederles a ellos el primer paso.

Comprobé (al asomarme por la puerta pero sin salir del templo) que el león fuera el que habíamos matado. Miro a ver si el cuerpo del león está en el suelo y de no ser así a ver si tiene las heridas que le habíamos hecho.

Parecía que combatirlo como antes no iba a solucionar el problema, así que si veo que es el mismo vuelvo a dentro a buscar algo que nos pueda dar una pista de como hacer que deje de atacarnos.

El rugido de aquella bestia me dio la razón:

-“No podía ser tan fácil” pensé

El misterio que envolvía a aquel pequeño templo era tan grande como el cuerpo del cangrejo que allí se encontraba. Si queríamos respuestas debíamos averiguar todo lo posible sobre aquel cuerpo inerte.

-“Hablad con los kamis, investigar el cuerpo” dije a los shugenjas al mismo tiempo que iba hacia aquel ruido infernal.

-“Si hay afuera se pone fea la cosa dejad la chachara para cuando acabemos con él”

Con mi cimitarra en mano acompañé a mis compañeros de armas para enfrentarnos a ese león renacido de la nada.

-“Quizás entre este templo o tal vez el difunto exista un vínculo con esta criatura. Si conseguimos abatirla de nuevo que no se acerque ni toque ninguna piedra de este templo.” Dije en el exterior sobre el último escalón desde donde podía ver a la bestia.

De nuevo en combate y no podíamos atacar sin ninguna estrategia. Viendo como mi compañera Ide fue la más rápida en actuar colocándose en posición centrada. Decidí ponerme delante de ella haciendo Defensa Total, tal vez así tendríamos una posibilidad de sobrevivir y le daría tiempo para asestarle un golpe mortal al león.

Ryojiro había aprendido, había aprendido por las malas, las lecciones de sangre son las que la carne recuerda y nunca olvida, por ello se mantuvo en la misma postura desplazandose lateralmente de manera leve y tranquila. Buscaba alejarse de sus compañeros para que no le estorbasen.

Ahora sólo restaba esperar, esperar y luego atacar...

Viendo que Ide Zhuo se lanza practicamente sola al combate Mausuko no puede hacer otra cosa que apoyarla. - Ya hablaré con los kamis más adelante y con calma, cuando no hubiera un Leon gigante amenazando al grupo. - Piensa Mausuko a la par que saca un pergamino y se pone al lado de Ide Zhuo.

La criatura Shisa da un paso. Luego otro y se aparta a un lado enseñando los dientes amenazadora. Podéis ver como la profunda herida provocada por la lanza de Ashikako comienza a cerrarse. Las otras ya han desaparecido y solo un ligero decoloramiento de la piel indican que alguna vez tuvo heridas ahí donde se las hicísteis.

La criatura pasea lentamente, de un lado a otro, amenazadora enseñando los dientes, buscando una brecha, una debilidad en vuestras formación al pie de la capilla, hasta que de un impresionante salto pasa vuestras defensas y se dirige hacia el templo a una velocidad que antes no habíais visto. 

Mientras en el templo....

Un remolino de bruma blanca envuelve el esqueleto del samurái cangrejo. Se eleva dando forma, una silueta humana, reconocible. Un samurái de armadura completa, una copia exacta de la armadura que yace a vuestros pies. La lucha comienza afuera y los gritos os hacen mirar un segundo en esa dirección. Veis como la mole del león Shisa salta por encima de vuestros compañeros, sube las escaleras con los ojos fijos en vosotros, atravesando la carne de Kakita Takeshita como si no existiera. Un escalofrío os recorre la columna vertebral. 

El León se acercaba despacio, lento, seguro y amenazante. A cada paso que daba su boca parecía más grande, sus afilados dientes dejaban claro cual era su única intención. Esta vez no se dejaría sorprender tan fácilmente.
Tras dedicarnos a cada uno de los que estábamos dispuestos a hacerle frente una mirada fría, inteligente y desgarradora como sus mortales zarpas, dio un salto sobre nuestras cabezas sin importarle lo más mínimo nuestra presencia. Atacando así a uno de nuestros hermanos más débiles e introduciéndose en el Templo. Un lugar sagrado, de paz y misericordia que a partir de ese instante quedaría manchado por la sangre del combate que allí mismo tenía lugar.

-"Mi intención era la de contener ese fatídico ataque para darle tiempo a mis compañeros ha realizar su ataque y acabar con esa infernal criatura." pensaba al verla volar sobre mi cabeza.

Tras verla aterrizar tenía claro cual sería mi próximo movimiento pues a mi memoria de nuevo acudieron las enseñanzas de mi sabio y experto maestro de armas.

Preguntas:

¿por qué utilizas la fuerza para el ataque?

¿por qué tu cimitarra guarda cuatro dados en daño?

El cortesano aguardaba wakizashi en mano esperando un movimiento que le animase a lanzarse. -Tranquilo, aguarda a que llegue el momento...-. Se decía a sí mismo para recordarse el error previo que había cometido hacía apenas unos instantes. Sus pies se arrastraban por la superficie de la escalinata desplazando la escarcha con el canto de la sandalia.

De repente la bestia actuó como nadie esperaba que lo hiciera, ignorando en el camino al grupo de samuráis que se había preparado para un ataque. -Ughh.- Protestó al tiempo que intentaba alcanzar a la bestia, más no tuvo los reflejos suficientes para llegar a rozar la piel de la bestia.

El león volvía a la carga, era el momento de reaccionar, la vida de la cortesana y el monje podían depender de ello.

Sin pensarlo más ataqué al león para intentar detenerlo el pasillo y que no llegase donde estaban mis compañeros.