Partida Rol por web

Asciendo por las escaleras saltando los escalones de tres en tres, con la pulsera en mi mano como única prenda, aunque el comentario de Madre Larissa acerca de unos gestos hace que disminuya la velocidad. ¿Alex? Seguramente, es quien más a menudo emplea ese tipo de comportamiento cuando tiene algo que decir. Jane se lo guardaría hasta el momento adecuado para hablarlo abiertamente, y Amber... ni siquiera esperaría al momento adecuado. Su pasión la arrastraría a soltarlo tal cual le saliera del corazón. ¿Y a qué puede venir un gesto del Philodox ahora? Ya he claudicado con lo de la ropa... Miro la pulsera y comprendo. Yo veo un regalo de una amiga, él verá un regalo de una Señora de la Sombra. Siempre olvido, cuando pienso en Faye, las malsanas costumbres y tretas que se achacan a su tribu. Pensar en esta pulsera como un caballo de Troya, una manzana emponzoñada, me resulta difícil. Al menos, de la Faye que conocí. Ha pasado tiempo, no obstante, y hemos cambiado. Yo he cambiado, y mucho, ¿cuánto y en qué dirección puede haberlo hecho ella? La precaución nunca es mala consejera y, como siempre, mi menudo hermano está ahí para suplir mis faltas.

Aún así, debería hablar con ellos sobre esta pulsera y lo que representa, en algún momento. No quiero que se preocupen innecesariamente.

Entro en mi cuarto y abro la cremallera del armario portatil donde guardo mi ropa hasta que pueda comprarme uno de verdad. Uno que, tal como me he prometido, será el último en entrar en esta casa. No contaré con un sólo lujo del que no dispongan mis hermanos. Cojo unos boxers, unos jeans, una camiseta ajustada y una sudadera, y me visto apresuradamente. Luego voy al rincón donde descansa mi calzado y me pongo unos calcetines y deportivas blancas. Miro la pulsera una vez más, acariciando la placa con los símbolos tribales, y diciéndome que debería corresponderle con un obsequio similar. ¿Un colgante, tal vez? Me pongo la pulsera y salgo corriendo escaleras abajo.

Ya estoy. -Confirmo al saltar los últimos cinco escalones y planteándome en la cocina, haciendo un gesto a Alex señalando mi indumentaria con las manos mientras enarco una ceja buscando su aprobación, antes de darle una palmada en el hombro. Quiero dejar atrás esas ridículas insinuaciones suyas, pasar página.

Madre Larissa, supongo que habrás descubierto ya que nuestro Philodox es todo un anfitrión... -Clavo una perspicaz mirada en Jane, una que debería haber llegado mucho antes. Cuando entré en la cocina estaba taciturna, y luego hemos estado hablando de Faye, con la relación que terminaron teniendo. Ahora parece cordial, pero mi niña tiene tendencia a guardarse las cosas dentro. Me acerco a ella por detrás y rodeo su cuello con mis brazos en un abrazo fraternal dándole un beso en la sien y susurrándole al oído- ¿Estás bien? -Espero a que me responda antes de soltarla y dirigirme a Larissa- Me ha parecido oír algo de que Will ha "hecho un viaje"... Entiendo que es mejor esperar a que termine, ¿no? -Desvío la mirada hacia Amber, haciéndole un gesto para que se una a nosotros alrededor de la mesa. No tiene sentido que vaya a buscarle si está haciendo " cosas de Theurge", y para esto es apropiado que estemos cuantos más mejor. Saco una silla de la mesa y se la ofrezco a la Galliard, tratando de despejar de mi mente ese reflejo de su cuerpo desnudo- Larissa, has dicho que venías por algo, y que ya no es necesario. Y a mí me ha pasado algo y necesitaría a alguien entendido en temas espirituales que arrojara algo de luz sobre ello... ¿Podría contar una vez más con tu sabiduría? -Le pregunto con una sonrisa encantadora.

Ir desnudo y descalzo no ayuda demasiado, joder, como corre... - espera, digo jadeando, - de verdad que no quería hacerte daño, me preocupe.

Cuando veo que se detiene unos segundos, creo que tengo una posibilidad de alcanzarla, - HELEN, aguarda, no voy a hacerte daño, tienes mi palabra, deja que me explique...

Pero entonces hace un quiebro y cambia de dirección, apenas tengo tiempo de girar, y mi piel se lastima con la vegetación, quedando arañada en distintos sitios.

Estiro el brazo mientras sigo corriendo tratando de pararla.

- Siento haberte asustado, lo siento...

Casi puedo rozar su vestido con las puntas de los dedos.

- Coge una piedra si te sientes mas segura, prometo no acercarme hasta que me des permiso.

No quiero usar mis Dones contra ti, pero si no me dejas otra alternativa... puedo ser muy persuasivo.

No se detiene ante tus clamores, sigue corriendo sorteando el follaje, que también lastima sus brazos.

Los arañazos los cubren a ambos, especialmente a ti que vas desnudo, pero vamos, no es nada que no puedas regenerar.

- No, ustedes son así -dice agitada- Mi madre me lo dijo, que ustedes no se pueden control...

Da un traspié y cae al suelo, ella gira asustada inmediatamente y lógicamente al haber estado por alcanzarla caes sobre sus piernas.

Sorprendida, Helen retrocede arrastrándose en el suelo, apoyada sobre sus codos, mirándote con precaución, te pone una de las botas en el hombro para evitar que te acerques más.

- Juralo, jura... Que... No... me...vas...A... Lastimar

Uno de los búhos descendió y te pegó un chillido. Los otros te miraban desde las ramas de los árboles cercanos.

Que ustedes no pueden mantener el control... cada una de sus palabras me duele mas que los arañazos, aunque estos escuecen.

Y los colores que las acompañan me resultan igualmente duros, rojos oscuros.

Su traspiés me pilla tan desprevenido como a ella, y cuando caigo trato de poner las manos sobre el suelo, lo que se traduce en unos arañazos mas en las palmas de mis manos. Su agitación, unida a la mía, los jadeos por la carrera, el calor en nuestros rostros, y su pelo despeinado... todo ello me evoca una imagen muy distinta, de nuevo las ganas de poseerla me aguijonean. Me fijo en su boca entreabierta y el recuerdo de sus labios sobre los mios, veo su pecho subir y bajar por la agitación de la carrera, y le erección que sentí antes regresa.

Hasta que siento la bota sobre mi hombro y escucho su exigencia.

- Lo juro, por mi honor.

Me vuelvo al escuchar el ulular.

- Los hijos de Búho son mi testigo.

Poco a poco mi respiración va adquiriendo un ritmo mas pausado, mas calmado.

- No te haré ningún daño, y mientras estés a mi lado, haré todo lo que este en mi mano para que nadie te lo haga.

Concluyo mirándole a los ojos. Sin llegar a levantarme de encima de ella.

- Lo siento, de veras que lo siento.

Echa la cabeza hacia atrás cansada, se queda así un breve momento y luego te mira agitada - Esta bien -te retira la bota del hombro y levanta el torso del suelo, se quita el cabello que le ha caído al rostro y nota que tiene hojas secas en el. Suspira y te extiende la mano para cerrar el trato, su jadeo disminuye un poco - me quedaré a tu lado... Will -su mirada se posa en tí pero la rehuye en cuanto puede. Todavía esta asustada, asi que mira a un lado evitándote, además notaste que sus mejillas ganaron más color.

Su mandíbula se tensó y cerró los ojos - Lo siento mucho... -el tono de su voz es como un murmuro, apenas audible. Pero lo suficiente como para que puedas oírlo. Respira hondo y aprieta los párpados, intentando no abrirlos- No... no volveré a hacerlo... -agrega mientras su pecho se vuelve a agitar, aprieta los puños en el suelo y su rostro gana más color - ya sabes -reconoces esos signos, son los que tú mismo padeciste alguna vez, la vergüenza.

Los búhos comprenden tus palabras y vuelan alejándose otra vez hacia la pérgola.

Salvo uno que vuela a cierta distancia, pero se mantiene atento.

Joder, que buena está.

Tomo su mano cuando me la tiende, pero tengo ganas de besarla de nuevo, de tumbarla sobre el suelo.

Me retiro un poco, pero no demasiado. Mis mejillas estan tan rojas como las suyas, entre la excitación y la carrera, yo también rehuyo su mirada turbado. Joder, tengo que protegerla y no hago mas que soñar con follarmela.

Cuando veo su reacción, siento de nuevo ganas de acariciarle el pelo, de decirle que todo se va a solucionar, pero por alguna razón, no soy capaz de hacerlo. Y cuando se disculpa, - no Helen, no tienes que disculparte tú, ha sido culpa mía, tengo que decirselo, se merece que me muestre sincero, - es solo que..., trago saliva antes de ponerme en evidencia, - eres muy guapa, comento sin atreverme a mirarle a los ojos, - y cuando me besaste... qué podía pensar, paseo la mano por mi cabeza, nervioso, - no se, me ofusqué, pensé que era una treta... estupendo, antes he quedado como un loco, y ahora como un imbécil, voy mejorando, de nuevo miro a sus ojos, - ¿me perdonas Helen?

Cuando empiezas a hablar ella frunce el ceño y cierra más los ojos temiendo escuchar lo que vas a decir, pero sus gestos se suavizan y alcanzan un estado de sorpresa cuando eres tú el que se disculpa, de hecho parecía ruborizarse más, si era posible acaso.

- ¿Treta? -ella parpadea como si no hubiera entendido lo que dices- ¿piensas que... yo haría eso con cualquiera? ¿que te estaba manipulando? ¿tengo cara de Jessica Rabbit? -sus ojos empiezan a mirar de un lado a otro, sumando, restando todas las posibilidades que se le ocurrían

- ¡No! - expetó alzando la voz, cargado con un tono ofendido, parpadea tratando de comprender algo, posiblemente todo lo que ha pasado.

- No nos conocemos, se que, no debí... -su voz sonaba dolida, se mordió el labio, su respiración se aceleró un poco. Cerró los ojos otra vez, reuniendo valor para seguir- pero, estábamos tan cerca y yo, me sentí bien contigo y... me dejé llevar ¡no! es decir, hay algo en ti que... todo tu pareces... -respira hondo- lo que trato de decirte es que tú... -te mira y al instante mira a otro lado- no puedo -exhala, resignándose. Se cubre el rostro con las manos- ¿no... te... Disgustó? - la voz suena algo graciosa, por el eco causado por haberse cubierto la cara al hablar.

La manera que tiene la anciana manera de moverse por nuestra casa como si fuera la suya podrían haberme molestado en otra persona, pero al sumarla a su forma directa de hablar no puedo evitar sonreírle de vuelta. Me agrada la gente que habla y vive con franqueza, como me parece que hace ella. 

Agradezco la presentación de Jane y mi sonrisa se amplía con la referencia que me hace. Busco su mirada para guiñarle un ojo con complicidad. - Es un placer, Madre Larissa. - Ante la advertencia de la mujer sobre Will detengo los pasos que había comenzado a dar hacia el exterior.

- ¿Un viaje? -pregunto, casi a la vez que Jane, coreando sus preguntas. No se ha llevado las llaves así que eso sólo puede referirse a una cosa. O a muchas, pero ninguna relacionada con el plano de la realidad. Si es que podemos asegurar que esto es más real que aquello, que es algo que no tengo muy claro.

Cuando Tyler baja de nuevo lo miro, esperando alguna confirmación por su parte sobre si ir a buscar a Will o no. Y al ver su gesto, relajo mi postura y me acerco a la mesa. Me dejo caer descuidadamente en la silla que me ofrece y subo los pies descalzos, adoptando una semi postura de loto, con una de las piernas doblada horizontalmente y la otra vertical. 

- Bueno, entonces... ¿qué está pasando? -pregunto cuando Tyler hace una pausa. - Antes todo pareció unirse en una misma melodía. Los pájaros, el viento, todo cantaba a la vez. - Una pequeña sonrisa se desliza en mis labios al recordar la sensación hipnótica de aquella melodía invisible. - Pero Tyler, desapareciste de mi lado, ¿dónde estuviste? Y Will se ha ido de viaje... ¿A la Umbra? -al hacer esta pregunta mis ojos buscan a la anciana, esperando algún tipo de confirmación por su parte.

Empieza a hablar de nuevo y su voz vuelve a presentar esos tonos malvas, que me distraen un instante, hasta que me reprocha que piense que ella con cualquiera, no, no quería decir eso, yo es que...

Y ese NO tan rotundo, que casi me hace retroceder.

- Yo, no, no quería decir que tú... es decir... joder, que tú estas buenisima y yo soy un tipo normal. Se muerde entonces el labio y se muestra mas agitada, lo que no hace sino aumentar mi deseo, puedo sentir mi corazón acelerándose, - Helen... pero antes de que continúe se cubre la cara, me acerco de nuevo a ella, sintiendo su calor, ¿disgustarme? me muestro sorprendido al escuchar la pregunta. ¿Me estoy aprovechando?. Tan cerca, todos los aromas que desprende vuelven a inundarme.

- Cómo voy a disgustarme, con lo buena que estás. Con mis manos trato de retirar las suyas, mientras me fijo en su pecho, parece que va desnuda con ese vestido, como se alza con cada inspiración, y por imbécil me encuentro en esta situación. - Lo que siento es no haber continuado. Estoy demasiado excitado para pensar lo que digo. Pero entonces el joven inseguro se deja ver, me muestro turbado por mis palabras y bajo la mirada, posándola sobre sus piernas, joder,  siento de nuevo la oleada del deseo, y me imagino, acariciando sus piernas, separándolas y hundiéndome en ella, ¿qué me pasa?

- Perdona... no, no quería molestarte.

No protesta cuando tomas sus manos para retirar las suyas de su rostro, hay cierta incertidumbre en su mirada, un lejano temor de que vuelva a suceder lo que pasó antes, pero aún así sus manos toman las tuyas.

- No, no me molesta... -acerca una de sus manos y te quita las hojas secas que se han aferrado a tu cabello con la caída.

Cuando agachas la cabeza, ella se queda en silencio, respetando tu espacio. Pasan unos momentos así, solo se oye el sonido del follaje moverse con el viento, que ahora acaricia suavemente a ambos. Helen, entrelaza sus dedos entre los tuyos, la sientes suspirar un poco - que par de tontos que somos... y salí corriendo -responde aguatándose la risa, burlándose de su propia reacción.

Una de sus manos, pasa tu cabello detrás de tu oreja - me diste mucho miedo, pensé que... mi beso te había hecho enfadar. No se cómo es el mundo, o ustedes, solo lo que oía a veces de mis padres, eso antes de que me fuera de casa y cortara comunicación con ellos...

Se acercó un poco más a ti, de pronto parecía que podría haber borrón de ese terrible momento de antes. Felizmente para ti, la sombra y el follaje ocultaban tu desnudez inferior.

- ¿alguien te ha dicho que a veces hay algo que no puedes explicar pero que sabes o sientes que está bien? -se mordió el labio inferior- E... eso me pasa contigo... -esta vez te buscó la mirada.

Me dejo hacer cuando retira las hojas de mi pelo, al tiempo que le pregunto, - ¿te has hecho daño al caerte?

Disfruto de la sensación de notar sus dedos entre los míos, hacia mucho tiempo. Después sonrío cuando ella lo hace. Y cuando pasa mi pelo por detrás de mi oreja, no protesto, a pesar de que pienso que tengo las orejas demasiado grandes, y me siento algo inseguro por ello. - Me gusto mucho tu beso, y quiero besarte de nuevo.

Y las nuevas alusiones a su familia, despiertan mas incógnitas, que aparco de momento en algún rincón de mi mente. ¿Por qué se iría de casa, y corto de ese modo tan tajante con ellos?

Entonces siento de nuevo su cercanía, - Helen... susurro mientras mi respiración se agita, estaría muy bien, y de nuevo vuelvo a imaginármela desnuda, suspirando y jadeando, - yo, yo también me siento bien contigo, y no quiero apartarme de tu lado, y quiero tomarte ahora. Esta vez soy yo el que abre ligeramente la boca buscando besar sus labios, su calidez. Tendríamos que marcharnos ya.

Me encojo y me achico ante la brusca explosión de Tyler. Le sigo con la mirada mientras se marcha, presumiblemente escaleras arriba para cambiarse... Llevándose consigo el regalo de Faye.
No me da buena espina... ¿Qué significa todo esto?
Madre Larissa me pone en evidencia, dejándome no sólo por maleducado, sino por listillo... Aprovecho su petición de leche y azúcar para escaquearme y salir de plano, mientras sacó un brick de leche de la nevera y vierto una generosa cantidad en una jarra de boca ancha. Después de guardar la leche sobrante en la nevera, deposito la jarra y el azucarero en la mesa, a mano de Madre Larissa.
"Justo a tiempo"
Tyler hace si entrada como recién salido de un catálogo de moda joven, enfundado en un atuendo como e informal. No puedo evitar expresar mi opinión con un gesto de la Mano, indicándole un 'así asi' a sus aspavientos y su búsqueda de visto bueno.
"Parece que hemos firmado la paz... De momento.
Sin embargo, percibo el apagado brillo del colgante, anudado a modo de pulsera alrededor de su muñeca... Y entorno los ojos, preocupado y nervioso...
" La bruja y la manzana envenenada "
Por fin, Amber hace la pregunta del millón -"Una de ellas"- al inquirir a nuestro líder sobre un confuso y extraño incidente acontecido durante el rato que han pasado trabajando fuera...
"Porque estaban proporcionándonos un techo y cuatro paredes... Y... ¿Tyler ha resbalado a la Umbra...? Jo-der."
Miro con cierta inquietud y una punzada de comprensión a nuestro Ahroun, incapaz de controlar adecuadamente su acceso a la Umbra... "Eso explica porque parece que tenemos muchos problemas con el lado espiritual de nuestra existencia..."
Frunzo el ceño, atormentado por la duda y cierto cabreo al escuchar que nuestro Theurge se ha marchado.
- Arg... Fantástico... Simplemente fantástico.- Pongo los ojos en blanco y me levanto, listo para dar debido cumplimiento a la petición-barra-orden de preparar más café, expresada con cierta ambigüedad por Tyler.
Mi cabreo enmascara una congoja sin nombre, que ha brotado del fondo de mi alma. Me concreto en la tarea de servir a nuestra invitada y cuidar a mis camaradas, para acallar la chirriante vocecilla de mi propia imaginación...
El rumbo que toma la conversación me interesa lo suficiente como para mantener bajo control a mis miedos, ampliamente superados por la curiosidad.
- Con permiso...- Alzó la mano educadamente, reivindicando mi derecho a tomar la palabra.- tengo una serie de preguntas... La más acuciante es el paradero de nuestro Theurge...- Uso mi más autoritaria y educada pose para soslayar la interrupción de Madre Larissa.- Sé que nos habéis dicho que esta... De viaje... Y que tardaría en volver, Madre; pero si vamos a tratar algo de importancia, deberíamos hacerle volver... O, por lo menos, asegurarnos de que esta bien...
Moderó un poco mi tono, consciente de lo irrespetuoso que estoy empezando a ser. Sin embargo, mi preocupación y mi curiosidad son más fuertes que mi miedo y mi respeto... Al menos, por ahora.

Bebe del café, un pequeño sorbito, lo suficientemente amargo para que provocase una mueca en su vetusto rostro. Mientras escucha la pregunta de Jane, toma un cubito de azúcar extra y lo añade dentro de la taza, mezclándolo con la cucharita y luego inspirando el aroma de los granos en el agua hervida.

— Lo que le falta de tamaño lo tiene de deslenguado —responde a Tyler con una sonrisa y mira a Amber —oh los espíritus siempre cantan melodías pequeña —continúa mezclando el café, girando la cucharita mientras la espuma giraba creando un pequeño tornado en la bebida— pues veras… —explicaba a la galliard, cuando las demandas de Alexander  la interrumpen. Ella sacude la cucharita contra el borde de la taza— No he venido hasta aquí para que un cachorro de los colmillos plateados me diga que debo hacer o que es importante y me lo decore con azúcar, si tanto quieres saber en dónde está, ve y búscalo. —su tono empieza duro y termina despreocupado.

Bebe del café mirando a Tyler con un rostro enigmático — Lo cierto es que,  lo que he alcanzado a oír, es que aquel muchachito se internó guiado por un hijo de búho —mira de reojo a Alex y luego regresa su atención sobre Amber, Jane y Tyler— La umbra no funciona como la ciudad, no puedes regresar sobre el mismo camino siempre o cuantificar el tiempo que ha pasado o has ganado, el camino equivocado puede terminar con la vida de garous más experimentados que un simple cachorro imberbe.

Deja la taza sobre la mesita más cercana —Así es, ya sabes que no suelo abandonar mi territorio. Pero hay cosas que esta vieja a veces necesita hacer—mira a los ojos a Tyler, Jane y Amber— Eso, depende de la pregunta Tyler—responde por último a la petición del alfa.

— No, son solo raspones —responde a tu pregunta mirándose los brazos y las manos. Sonríe torpemente—  si… es…—cuando notó que te acercabas a ella, dejó de hablar y cerró sus ojos,  aguardándote. Está vez, tan solo se acercó un poco, dejándote saber que no iba a rechazarte.

La respiración de Helen se aceleró, lo notaste por tu inclinación hacia ella, las mejillas de ambos habían tomado rubor. Se encontraban igual de nerviosos, eso era algo extraño tomando en cuenta que normalmente eras tú el que temía ser rechazado.

Cuando sus labios finalmente se tocaron, pudiste sentir que la tensión de los hombros de Helen se liberaba poco a poco, a medida que cada nuevo roce devolvía sensaciones placenteras y con cierto sabor inocente, sus corazones empezaron a palpitar cada vez más rápido.

 Ella volvió a tomar tus manos y en ese preciso instante, en que disfrutabas de la calidez del interior de su boca y su aceptación, sentiste un leve atisbo de energía espiritual fluyendo entre los dos, como si Helen tuviera la suya propia que aunque débil en comparación a la tuya, en la emoción de sensaciones y sentimientos, empezó a resonar,  fluyendo de manera tan natural que creo una conexión, una mística melodía entre ambos.

No soy capaz de cuestionarme porque Halcón me devuelve el lobo en este momento, ni quiero hacerlo, tan solo quiero perderme en ella, en su interior... cierro los ojos cuando nos besamos, y cuando veo que no soy rechazado gano confianza, atreviéndome entonces a alzar mi mano y apoyarla sobre su pecho, sintiendo su calidez, su corazón, agitado como el mio.

- Helen...

A pesar de mi deseo, me preocupa que pueda pensar que haría esto cualquiera, ella es... especial, siento la necesidad de decírselo, pero tiempo habrá después para hacérselo saber.

¿Por qué me hace sentir así?, ¿amor?, no puede ser, no nos conocemos, pero podría amarla, ella es especial.

Mis caricias poco a poco se van volviendo mas audaces, y las imágenes de los dos, yaciendo entre los tulipanes, hacen mi erección mas notoria.

Abro los ojos entonces, decidido a quitarle el vestido, como coño funciona esto, ¿lleva cremallera, puedo retirarlo de los hombros y caerá al suelo? Vacilo un instante sin saber cómo, y mi vacilación, sin duda, no pasa desapercibida.

Amber me deja claro que lo que me sucedió en la umbra tuvo su eco en el reino físico, un eco tan intrigante como todo lo demás. Las aves, el viento, todo unido en una única melodía, al unísono. ¿Qué significa? ¿Hasta qué punto algo así es inusual en nuestro nuevo mundo, este en que nos estamos internando como novatos Cliath?

Resbalé a la Penumbra, Amber. -Confieso a la Galliard cuando me pide explicaciones, sentándome a su lado- A través de las malditas cristaleras del cobertizo. -Porque me puse nervioso, claro. Porque mi amiga se estaba desnudando detrás de mí, y aún no soy capaz de asimilar eso como algo "normal". No debería haber puesto esos grandes cristales en el cobertizo, dado mi problema. Pero quería que mis hermanos disfrutarán del paisaje, que se sintieran en comunión con la naturaleza cuando nos reunamos ahí. No les quiero encerrados entre cuatro paredes opacas. Si el precio es verme de cuando en cuando arrastrado contra mi voluntad, sólo y a oscuras en un mundo que no comprendo, podré con ello. Por ellos, puedo- Estaba sólo en ese lugar oscuro, buscando la forma de volver, y sucedió algo... raro.

Alex deja claro su malestar por la ausencia de Will. Le comprendo perfectamente, a mí más que a nadie me molesta que un miembro del equipo ande por ahí, no poder asegurarme al menos de que está bien, a salvo. Supongo que soy demasiado protector con los míos, pero es que son lo único que tengo...

Alex, si Will ha emprendido algún tipo de búsqueda espiritual, o algo así, no podemos hacer nada. -¿Acaso crees que no me jode? Me carcome por dentro esta impotencia- Si la ha emprendido en solitario es porque así debía ser, sólo nos queda esperar su regreso y confiar en la capacidad de nuestro Theurge.

Y, aún así, si algo le pasará...

Madre Larissa aleja esos pensamientos dejando claro que puede arrojar luz a mus dudas si soy capaz de formular las correctamente. Aparto el sentimiento de culpa de cualquier mal que pudiera sufrir Will, y me concentro en el recuerdo de lo acontecido.

En la Penumbra... se me apareció un espíritu luminoso, de esos que frecuentan los puentes lunares, una ¿lúnula? -Espero confirmación de la Theurge antes de proseguir- Poco después se plantó ante mí un espíritu ratón, y juro que agachó las orejas e inclinó la cabeza, antes de marcharse, como si fuera un dibujo animado. Regresó con otros tres, que hicieron lo mismo, y luego cada uno fue trayendo a otros animales. Ratones, conejos, búhos, ciervos, cuervos... Ya sabéis que los animales me odian y temen, todos y cada uno, sin excepción. Sin embargo, esos espíritus animales se fueron congregando alrededor mío. -Me encojo de hombros, inquieto- No sabía muy bien qué hacer, de modo que clavé la rodilla y me incliné ante ellos en señal de respeto. A fin de cuentas, hemos instalado nuestra morada en "su" bosque... -Lo que, en mi cabeza, parece tener sentido. Pero cualquiera entiende el razonamiento de los espíritus...- El caso es que ellos también se inclinaron, y entonces llegó un halcón y se posó en mi hombro. -Trago saliva, nervioso ante el recuerdo de ese instante, mirando a mis compañeros antes de volver a mirar a Larissa- Por un instante, creí que era Halcón, el tótem de nuestra tribu, y traté de hablar con él. Pero parece que no lo era, o al menos eso dijo el cuervo. Los animales se fueron marchando, y llegaron otros espíritus, más lúnulas y otros que desconozco, montones de ellos, tantos como árboles en el bosque. Animales sólo quedaron el halcón y el cuervo. -Hago una nueva pausa, removiéndome en el asiento- Y... Se levantó un vendaval, un viento tan fuerte que costaba mantener los ojos abiertos. Los espíritus eran arrastrados por él, las lúnulas se alzaban en el aire y se alejaban por efecto del viento umbral. Una poderosa y cegadora luz me cegó desde las alturas, y tuve que cerrar los ojos, que me ardían. Noté que el halcón soltaba mi hombro, y algo más me sujetó, me alzó por los aires y me subió con fuerza por encima de las copas de los árboles... Hasta que me soltó y me precipité sobre el tejado, ya en el reino físico.

Miro a Larissa fijamente.

"Encontrarse. Si son mis hijos ¿quiénes son?" -Repito las palabras- Sentí esas palabras en cada poro de mi piel, antes de caer. -No me pasa desapercibida la palabra, para mí, más importante. Hijos. El modo en que un tótem se refiere a aquellos a quienes guía. Pero no voy a decirlo, delante de mis hermanos, para que sufran otra decepción- ¿Qué significa? ¿Qué ha pasado?

Hago un mohin para ocultar mi vergüenza y mi temor ante la autoridad de Madre Larissa y de Tyler.

"Calla la boca, que te has pasado... Ya esta bien de hacerte el lobo malo... Hay cosas más importante en que pensar."

Mi vista de dirije al colgante una última vez, mientras entorno los ojos, meditabundo.

- Sea, Tyler...- Por ahora... Voy a tener que hacerme con el talismás y encasquetarselo a William...- Por favor, continuad...

"Y hablando de continuar..."

Me deslizo hacia la encimera para terminar la puñetera ensalada de patata, a la que solo queda por añadir los cebollinos picaditos y la cebolla troceada. Sin embargo, ponerme a trocear las hortalizas ahora seria pedir a gritos un buen par de capones, asi que me estoy quietecito, esperando el momento oportuno...

Que se produce unos minutos despues... O no, porque la conversación se pone interesante.

"Merdé"

Con delicadeza y cuidado, deslizo la hoja de Lex sobre los cebollinos, eternizando una tarea que podría haber realizado en miserables decimas de segundo. Y, sin embargo...

"¿Una visión de la Umbra? Que raro... Me recuerda a ese musical... Si, hombre, ese basado en una pelí de Disney... "

"¿¿¡¡El Rey Leóunhchch¡¡??- Deslizo a Lex sobre mis nudillos, consiguiendo una finizima loncha de Alex para decorar la ensalada. Me llevo los nudillos a la boca, mientras contengo una lagrimilla a cuenta del escozor de la solladura. Con esas pintas, me diculpo como buenamente puedo...- Perdón..._{Auu, como escuece...Pica...} Continuad, por favor..._Mecachis....

Por un instante, solo por un instante, al comprobar que seria preferible sufrir el escozor de mil heridas a las furibundas miradas de la concurrencia... En particular de Tyler y, en menor medida, la de Madre Larissa.

-_{Lo siento...}

Obedientemente, me siento, rezando porque el castigo sea rapido e indoloro. Sin embargo, consigo reunir el valor necesario para levantar la pat... mano y pedir la palabra... Utilizando el tono de voz más suave y melifluo que conozco.

- Antes de que me griteis, ¿no os parece un poco raro todo esto? Will se va de paseo sin decir ni mú. La ex de Tyler le regala un colgante, mese despues de su ruptura. El Totém de su Tribu y el de la nuestra se unen para transmitirle un criptico mensaje a nuestro lider y...- Aqui hago un movimiento para eludir un más que merecido collejon.- Y la venerable Madre Larissa viene a visitarnos, evidentemente inquieta por algo...

- Hablo en nombre de todos cuando pregunto... ¿Que esta pasando?

Sus labios continúan en aquella danza que ha nacido inocente, en la sinceridad de sus palabras y corazones. En el perdón de ambos.  Pero pronto, deja paso a un sinnúmero de sentimientos que se plagan y coronan avivando la pasión, una incitada por la confianza, por la aceptación de ambos.

Sus corazones se agitan, mucho más de lo que se agitaran por la carrera que emprendieran minutos atrás.

En el ardor de sus besos, Helen se separa apenas para formular una sola pregunta, con la voz revelando la revuelta de emociones que sufría su corazón:

— ¿Quién eres? —busca tus labios con los ojos abiertos, al igual que tú se encuentra sorprendida por algo. Cierra los ojos, su respiración se acelera con ella, estimulada por aquellas osadas caricias que se deslizaban por su cuerpo.

Allí estaba otra vez el viento suave, cuando la inclinaste sobre el suelo y ella no se resistió. Con tu cuerpo sobre el de ella y tus manos explorando la delicada figura que audaz, deslizaba sus largos dedos finos por tu espalda y te abrazaba.

Tus manos deslizan una de las tiras de su vestido, mientras que cuando la otra en tu búsqueda por más, no sabe exactamente como seguir.  Cuando vacilas, cuando dejan de besarse, ella yace recostada sobre el suelo, agitada, con la cabellera alborotada, los labios rojos, las mejillas encendidas, las pupilas de sus ojos dilatadas y que ahora le daban un color celeste cielo a su mirada.

— Yo no… —cierra los ojos y mira hacia otro lado— nunca he dejado a nadie acercarse tanto… —confiesa jadeando y se atreve a regresar su mirada hacia ti, con una sombra de incertidumbre, vergüenza y cierto miedo.

Levanta una de sus manos con nerviosismo y delicadeza y la desliza por una de tus mejillas.

— Helen, Helen Harcourt... —dice suavemente.

— Sí, lúnulas —confirmó a Tyler, mientras oía su historia volvió a tomar la taza y sorbió el café que quedaba, luego sus ojos miraron el interior de la taza perdidos, si pensaba o sospechaba algo era imposible saberlo.

— Algo no Tyler, ha sido el mismo Halcón, el tótem de tu tribu, el que ha tirado tu trasero desnudo al tejado. Es una cosa muy rara, que aparezca así… —se queda callada largo rato.

Es tan largo que parece incómodo, todo lo que hace es mirar el fondo de la taza que ha bebido.

Luego sus dedos tamborilean sobre la porcelana de la misma.

— Se lo dije a esos dos bobalicones que te golpearon como unos matones y te metieron en la furgoneta. Pero nunca oyen nada que no salga de esas bocas megalomaníacas —Larissa parece hablar consigo misma, molesta por algo. Pero luego sondeo a todos con la mirada— ¿hablaste con los espíritus? ¿ Les dijiste algo?

Cuando Alex interviene Larissa se vuelve a mirarlo

— ¿Otra vez hablando de Faye? Pues a diferencia de algunos, es la única que se ha tomado la molestia de visitarme de vez en cuando. No es tan raro si piensas que a algunos les toma más tiempo que a otros —mira a alex, Tyler y jane— curar las heridas.

Deja la taza vacía sobre la mesita

— Pero es cierto lo que has dicho, Alexander, hay algo que está pasando y los espíritus…

—  …No quieren decir nada— agrega una voz gentil, familiar para ustedes. Especialmente porque proviene de un rostro bonachón, que ya todos conocen.

Pero el tono de su voz arrastra algo de perplejidad y desilusión— Vaya, parece que no tenía que preocuparme por ustedes —se acerca y besa el dorso de la mano de la anciana— Larissa… -sonríe y saludo a todos con un movimiento de la cabeza- Siento mucho el haber entrado así, no deseaba interrumpir.

Se mete las manos a los bolsillos y se apoya contra la pared —¡Qué honor! -dice sonriendo mientras los mira.