Partida Rol por web

16 de marzo de 2000 - 22:04

Axelle estuvo una hora sin poder moverse del pasillo del castillo de Flor de Piedra. Cuando el efecto de Dictum pasó, la Fiona recuperó su propio dominio. Los condes Luminosos se habían marchado dejando tras de sí un castillo lleno de cadáveres, incluidos los de la propia Condesa Oscura, su "señora". Y la de Marjolaine.

Si algo era Marion, y la experiencia se lo había dejado claro, era vengativa. Axelle iba a tener que tomar una decisión al respecto de lo ocurrido. ¿Qué iba a hacer ahora?

Cuando el influjo se desvaneció, la dama cayó al suelo con un leve gemido. Tenía las piernas agarrotadas de haber estado tanto tiempo en la misma posición y, aunque todavía podía moverse sin problemas, quería descansar un poco. Axelle miró los cuerpos a su alrededor y después a la puerta entreabierta por la que los condes habían huido: ¿cómo se habían torcido tanto las cosas en tan poco tiempo? Si Gilhem hubiera estado allí hubiese sabido que hacer y nada de esto habría ocurrido, siempre se las había arreglado para salir airoso.

Solo pasaron unos minutos antes de que tuviera fuerzas para ponerse en pie, pero a la dama le parecieron años. Lejos de ser algo malo, aquel tiempo le sirvió para trazar su próximo y último plan en aquella locura; Axelle volvió a sortear los cuerpos y cadáveres en dirección a la sala en la que descansaba el cadaver de Sarianne, parándose solo para recoger su espada. Una vez allí se agachó para observar el cadaver de la condesa: tenía el cuello morado, girado en un ángulo un tanto extraño y para más inrri, un bulto le sobresalía en uno de los costados. Y luego estaba su cara... Su expresión de sorpresa le daba escalofríos. Axelle se imaginó que así debía haber sido su cara cuando Marion la mató en el feudo de Marjolaine.

La dama le cerró los ojos y después centró su atención en una de las perlas del collar que Marion había roto cogiéndola entre sus dedos. Era una esfera pequeña, blanca y brillante; en apariencia inofensiva, pero Axelle sabía el daño que algo como aquello podía hacer, así que se levantó y recogió el resto. Una vez las tuvo todas en sus bolsillos caminó hasta el tocador del Conde. Allí cogió una caja de madera, simplona, pero la descartó enseguida cuando su ojo se posó en un pequeño cofre. La dama lo abrió y volcó su contenido sobre el mueble: los collares y los gruesos anillos de Lothar se esparcieron por la madera y por el suelo. A Axelle no le interesaban las joyas, solo la caja. Una vez vacía colocó las perlas en el interior y salió del feudo con la caja bajo el brazo como si nada hubiera pasado.

Con el escaso dinero que tenía en los bolsillos consiguió que un taxi le acercara al feudo de Lady Marjolaine. El resto del camino lo tuvo que hacer andando, pero no le importó; necesitaba tomar un poco el aire. Al llegar pidió ver a la baronesa con urgencia.

Cuando Axelle llegó a los Cedros, Marjolaine la esperaba con ansiedad. La Baronesa vestía un traje largo y negro, un tono inusual en ella pero que había ido introduciendo en su vestuario desde que Axelle y ella habían pronunciado el Juramento. Tenía el pelo recogido en un moño bajo y dos mechones de pelo le caían a los lados del rostro. Marjolaine la hizo pasar a su alcoba de inmediato y cerró la puerta tras de sí. Lo primero que hizo fue mirarla de pies a cabeza y palparla en busca de heridas.

-¿Por qué has tardado tanto? Estaba muy preocupada...

Axelle apartó a Marjolaine y mantuvo una mano en su hombro para que la mirase.

-Marjolaine, coge todo el dinero que tengas a manos y haz la maleta. Tenemos que irnos.

La Liam tragó saliva: era evidente que había creído posible que tuvieran que marcharse, pero no tan pronto.

-¿Ha salido algo mal? Me dijiste que no habría peligro...

Marjolaine había sido tajante al respecto: no quería que Axelle se expusiera a la muerte una vez más. La Baronesa podía querer venganza, pero no era tan impulsiva como la Fiona y temía por su propio bienestar y el de Axelle. Se había opuesto a que Axelle presenciara lo que fuese que Sarianne tenía preparado para Marion y sólo la tenaz insistencia de su amante había hecho que permitiera que fuese.

-Sarianne está muerta y Marion y Lothar fugados. No se que va a pasar a continuación, pero dudo que alguien crea la mentira de que soy inocente de toda culpa, así que tenemos que irnos también -contestó.

Axelle frunció los labios, respiró hondo y soltó el hombro de Marjolaine para dejar el cofre sobre la cama. La dama se dirigió al armario que había estado compartiendo con ella, sacó la misma bolsa con la que había llegado al feudo y comenzó a llenarla con sus cosas, que eran bastante escasas y la mitad se las había regalado la baronesa.

-¿Qué? -casi chilló Marjolaine-. ¡Esto es lo opuesto a lo que tenía que pasar! ¡No puedo marcharme sin más, dejar mi feudo sin atender, como una fugitiva!

La Baronesa sujetó a Axelle por el hombro y la obligó a volverse.

-¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha pasado?

-No lo se, la verdad. Yo llegué cuando todo había acabado. Había un vampiro meciendo el cadáver de la condesa en la habitación de Lothar mientras los condes estaban encadenados. Al parecer Marion había usado soberanía sobre él. Sarianne no se esperaba que fuera tan poderosa. A mi me dominó para matar al vampiro, y luego me dejaron ahí durante no se cuando tiempo...

Axelle terminó de llenar la bolsa y volvió a la cama para coger la caja.

-No hace falta que vengas conmigo si no quieres -dijo acercándose a ella. La dama rozó la mejilla de Marjolaine con los nudillos-. Pero tengo que irme, al menos hasta que las cosas se tranquilicen. No tienen nada contra ti, pero si te quedas prométeme que no descuidarás tu retaguardia. Habla con Aster.

-Claro que quiero irme contigo -respondió Marjolaine arrugando la barbilla-. Es sólo que no debo. No puedo desatender mis deberes. No puedo dejar atrás a Aster.

La Liam le echó los brazos al cuello y la miró con intensidad.

-Tengo miedo, Axelle... No quiero que te hagan daño. ¿Y si te matan de nuevo, esta vez de verdad? ¿Y si no vuelvo a verte nunca más?

La dama sabía que le estaba pidiendo mucho. Ella vivía como una okupa de aquí para allá durmiendo en colchones en el suelo, o al menos así había sido hasta que conoció a la baronesa, así que estaba acostumbrada. Sin embargo Marjolaine no estaba hecha para aquel tipo de vida tan inestable.

-Lo más seguro es que Aster quiera que vengas conmigo. No creo que se preocupen mucho por mi por el momento, primero tienen que reparar el condado y les va a resultar difícil con el destrozo que han dejado los tres condes a su paso. Además apuesto a que Marion y Lothar estarán en las prioridades de todos.

Axelle prefería pensar que los condes también estaban huyendo como ella y no preparando una nueva forma de engañarlos a todos y volver al poder como fénix renacidos de las cenizas. 

-No me va a pasar nada, Marjolaine -dijo agachándose para apoyar su frente contra la de la baronesa-. Y si se da que estoy en un verdadero aprieto estaré demasiado lejos para que nadie pueda hacerme daño.

-Busca un lugar seguro, por favor. Dime que vas a estar bien. Necesito saber que voy a volver a verte dentro de poco, cariño...

Le dio un beso que se prolongó varios segundos antes de volverse hacia el escritorio para escribir en su talonario. Cortó el cheque y se lo tendió a Axelle.

-Esto servirá para que sobrevivas un tiempo. ¿Sabes ya dónde ir? ¿Cuándo nos veremos?

Axelle correspondió al cálido beso de Marjolaine y maldijo por dentro su mala suerte.

-No, todavía no lo se. Supongo que cogeré un tren e iré hasta donde me lleve, no es la primera vez que lo hago, así que no tienes por qué preocuparte. Lo más seguro es que no nos veamos en un tiempo. Lo mejor que podemos hacer es quedar dentro de unas semanas en algún sitio fuera del condado que andar enviándonos cartas o llamándonos. ¿Qué te parece Borgoña dentro de dos semanas? Conozco bien Dijon, podríamos vernos en la Place François Rude.

-¿Dos semanas? -Sus ojos se oscurecieron-. Está bien...

Marjolaine le tomó la cara con las dos manos y la miró arrugando el gesto.

-¿Qué voy a hacer sin ti todo ese tiempo? Me va a parecer una eternidad.

-Cuando durmamos yo estaré en tus sueños y tu en los mios. Solo estaremos separadas en cuerpo, pero no en alma.

Axelle sonrió a Marjolaine con una mezla de ternura y tristeza.

-Una cosa más... -comenzó a decir acariciando las manos de la baronesa-. Cuando nos volvamos a encontrar no podré verte, así que tendrás que encontrarme tu a mi.

-¿No podré verte? ¿Por qué? ¿Vas a dejar de usar el ojo? -Aquello la entristeció muchísimo-. No, Axelle... No puedes irte y encima estar ciega. ¿A dónde vas a llegar así? Necesitas poder ver... Todo lo que hemos hecho ha sido por recuperar tu vista. No, no debes. Prométeme que no vas a renunciar a él, por favor.

-Tengo que hacerlo, he de enviárselo a los Reyes junto al contenido de este cofre para que sepan de primera mano parte de la historia. Se por lo que has pasado para conseguirlo, pero... -la dama bajó la mirada-. Esta es la única manera que me queda de mostrar la auténtica cara de Marion.

-No. -Las lágrimas empezaron a rodar por las mejillas de la Liam-. Axelle, por favor, no. No renuncies a eso por hundir a Marion. Yo también la detesto, pero, te lo ruego, no lo hagas... Lo haré yo, Axelle, yo les diré... Les diré cualquier cosa. No entregues tu único ojo por eso, por favor...

-Marjolaine, tu ya has sacrificado demasiado por mi. ¿Viajarás donde los reyes y entonces qué? No sabemos hasta donde llega el influjo de Marion, si no iría yo misma a presentarme ante ellos para contarle con pelos y señales todo lo que se de la historia -Axelle abrazó a Marjolaine con todas sus fuerzas. Odiaba ver así a la baronesa y le dolía pensar que en aquella ocasión era por su culpa-. Puedo vivir en la oscuridad siempre que te tenga a ti, y no será algo permanente. Lord Quent no es el único capaz de hacer algo así en todo el mundo.

-Sola y ciega no llegarás muy lejos. ¿Y si alguien te encuentra? ¿No ves que es una temeridad lo que planeas? ¿Tanto te nubla el juicio tu sangre Fiona? -protestó ella.

-¡Y que quieres que haga! -exclamó Axelle separándose de Marjolaine-. ¡Marion ha violado mi mente y mi cuerpo y es repugnante! ¿Sabes lo que és que alguien como ella tenga el control de todos tus movimientos y pensamientos? ¡Me hizo abortar a mi propio hijo! Y hoy lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a jugar conmigo y aún puedo sentir el vestigio de su sucia magia sobre mi. Si puedo hacer que juzgen a esa asquerosa rata lo haré, aunque deba quedarme ciega. Prefiero no ver nada pero saber que se está pudriendo en la carcel a que se salga con la suya. Puede que yo llevase el mal en mi vientre, pero ella lo lleva en su corazón, y no esoty haciendo nada que ella no haría para acabar con esa oscuridad.

La dama dejó el cofre en la bolsa de deporte y cerró la cremallera.

-Lo enviaré cuando haya llegado. Sin remitente nunca sabrán de donde ha salido.