Partida Rol por web

Daniel ató el cordón de su bota al cuchillo y lo dejó caer para ver si se movía.

-Está bien, Leah -dije haciendo un gesto con la mano -Ahora veamos qué podemos hacer para salir de este lugar.

Me acerqué a la pared en la que estaban los versos escritos tratando de ver si estaban escritos en francés o algún otro idioma. Si estaban escritos en un idioma reconocible para mí entonces intentaría dilucidar su significado, métrica, si es que existía, y simbología, si la había. Pero un paso a la vez, después de todo esos versos podían llevarnos a casa.
 

Veo que la doctora trata de hacer algo. La dejo por ahora. Creo que cada uno puede revisar el entorno y luego comparar. Primero paso por donde esta Daniel y le muerdo el brazo. Si asi es, le muerdo el brazo, no para sacarle sangre pero si necesito saber si tuvo dolor.

Si estamos en otro plano de existencia con el nombre que se le quiera dar, es posible que las leyes fisicas entre otras sean diferentes. Yo no creo poder sentir dolor o no, en todo caso mi cuerpo es diferente y no presenta puntos de referencia desde el punto de vista humano.

- Tuviste dolor?

Luego de explicarle mi idea espero sus impresiones y seguidamente saco mi arma y apunto al suelo.

- Doctora, voy a disparar.

Le explico mi intencion de hacer el disparo para ver como suena, si sale la bala, que pasa al impactar el suelo, etc, igual me gustaria saber sus impresiones.

Pum! disparé.

El mordisco de Lea dolió un poco. A ella la sensación le resultó gratificante, como si morder para ella hubiera adquirido nuevos matices.  

Clementine leyó varias veces el poema, estaba escrito en francés con una letra bella, en tiza:

"La luz profunda necesita para mostrarse

de una tierra aplastada y crujiente de noche.

Es de un tronco tenebroso que se exalta la llama.

La palabra misma necesita una materia,

una ribera inerte más allá de todo canto.

Tendrás que atravesar la muerte para vivir,

la más pura presencia es una sangre derramada."

y reconoció haberlo oído antes, quizá en un periódico. Parecía que la presencia había sido, en efecto, un poeta famoso que había muerto hace poco. Ni la métrica ni ningún aspecto formal del escrito le dio ninguna pista y en una primera lectura superficial, a un nivel simbólico, parecía hablar de la danza entre la muerte y la vida, entre la esencia y la existencia, la luz y la oscuridad... de una forma quizá un tanto mística.

Mientras Clementine leía, el disparo de Leah sonó con fuerza y la bala se hincó en la tarima vieja de madera del piso como habría hecho en el mundo normal.

Parecía que, al menos en esta estancia, las leyes físicas no habían cambiado.

Y Daniel seguía contemplando su cuchillo atado al cordón.

Realmente no estoy segura que era que lo que queria que pasara pero aun saboreo el sabor de Daniel en mi boca y me controlo para no buscar mas.

Luego noto el extraño cuchillo en la pierna.

- Y eso? dije señalando el extraño objeto.

La doctora miraba el verso. Esperaba que ella pudiese dilucidar algo porque yo estaba en las nubes.

¿¡Au!? - me quejo, mas por la sorpresa, que por el daño en si cuando Leah se inclina tenuemente y me muerde, no hiriente pero si concienzuda.
Apunto mi mirada a la suya con el gesto y mientras desgrana sus dudas e hipótesis sobre las leyes de este lugar la contemplo por un instante divertido y enredado en su lógica y mis emociones, que básicamente casi hablan una mezcla que dice 'No me comas...bueno no ahora...no delante de los niños...luego, en huequito en el que podamos estar solos y podamos explorar si hay aun esperanza de placer entre nosotros.
Me cuesta volver a la seriedad y la concentración que requerimos mas de lo que me gusta reconocer, pero el poeta acertó en que en las lindes de la muerte o su promesa, me siento mas que vivo.
Le susurro que sus pruebas me parece perfectas pues la idea cuando mencione el explorar estaba abierta a mas que lo material. Si de algo somos ignorantes son de las reglas que nos envuelven.
Observo el disparo con curiosidad mientras inconscientemente me froto con los dedos el rastro del mordisco y me los llevo a los labios.
Mi arma la he guardado un momento para poder manipular el seudo péndulo que he fabricado y cuando Leah termina de examinar la herida infligida al suelo y compartir sus percepciones le contesto lo que me ha preguntado.
Este es uno de los cuchillos de silex que hace mi hermana. Uno de los buenos. Creo que ha hecho muy pocos como este pero estoy seguro que ella tiene uno.- le comento con tono formal pero distendió - Se que es suyo, que pertenece a la misma piedra madre y si conozco a Lena que probo su filo con la yema de sus dedos y que el filo bebió su sangre - le señalo el cordón y el filo enrasado en horizontal como una brujula pendente - No lo tengo claro, pero pensé que siendo algo con conexiones con el exterior podría servirnos para guiarnos. Incluso creo que se ha movido y tiende en esa direccion - le digo apuntado a la linea que ha marcado.
La verdad - le sonrío como si los años de madurez no sirvieran y se me apoderara el sonrojo - que lo tenia olvidado y lo desembale cuando... cuando te paso lo que paso. Quería algo especial para acabar con esos monstruos... - para vengarte como pudiera.
Pero esto es un plan B. Veamos que podemos sacar de aquí - digo señalando a la doctora - si no luego me guardas la espalda si tengo que hacer de zahorí.

Luego de escuchar la explicacion de la brujula extrasensorial improvisada de silex me quedo sorprendida del ingenio. Puede que funcione y es algo en este mar de incertidumbre. La doctora cavila en sus pensamientos y yo aun razono como un zahori nos puede ayudar aunque la analogia es valida.

- Deja de chuparte el mordisco! Y le di un golpecito en el hombro.

- No te di tan duro.

Camine hacia la puerta o entrada del lugar, por donde habiamos entrado. Que pasaria en la calle?

Cuando salieron sólo se oía el viento y aunque la luz era brillante como si fuera medio día tenía un tono más amarillento, como si cerca hubiera una inmensa explosión de fósforo que hiciera aquí las veces de Sol.

La brisa se llevaba un hedor apenas perceptible y daba la extraña y amenazante sensación de que si el viento se detuviera de pronto, una pestilencia inmunda haría de ese lugar un sitio todavía peor. Diferente.

En esa calle las casas, que parecían abandonadas, no dejaban ver el horizonte.

El péndulo les indicaba tomar el camino que conducía al río.  Y aunque parecía éste un lugar desolado, daba la sensación de que hubiera alguien, o más bien, muchos, ocultos en el interior de las casas.

Avanzamos por las calles que claramente no eran de la ciudad sino de una realidad alterna. Algo sacado de una pelicula de bajo presupuesto que hacia que todo se viese viejo, sucio o degradado. Al menos eso pense.

Sin embargo Daniel era el que tenia el detectos de caminos o la brujula magica asi que no hice ningun comentario. Solo seguirle. Hacia una semana hubiese dicho que estaban locos si me lo hubiesen contado y ahora caminaba por alli a sabiendas de que el peligro nos miraba desde esas ventanas apagadas, abandonadas.

Aun asi caminamos por el medio de la calle. Tentando.

Cada ciertos pasos chequeaba a la doctora quien parecia adaptarse muy bien a todo este mundo fantastico que aprendiamos a cada paso.

- Daniel, confias en ese hueso?

¿Confiar? - digo con tono adusto - Confío en nosotros. En esto mas bien creo. Creo en que recuerde a su par allá fuera. Como una querencia solida que la guie. Hacia mi hermana o hacia alguien que posea otro de los otros cuchillos del juego. Y bueno... - me encojo de hombros - ...también tiene filo. Quien sabe para que puede servirnos.
Pero también confío en que en la mente didáctica de la doctora aparezca una solución sencilla o que tu la escrutes la salida por el rabillo del ojo.
Si no fuera por que ayer, me mostraron una irrefutable confirmación de los milagros - le sonrío con calidez tierna pero sin la presunción de poder expresar que todo esta bien y que puedo imaginar lo que esta pasándole. - estaría ofuscado sin saber que hacer. Pero hoy pudiendo mirarte... - bajo la mirada después de un intenso vistazo - ...siento que todo es posible de alcanzar. Con algún precio o un gasto eso lo siento en los huesos yo también. No tan bien como tu...No tan...inseparable de ti.
Ahora estamos aquí - señalo con la mano libre los alrededores - tan espeluznante como hediondo y no solo por lo que esta a la vista si no por lo que me viene a la imaginación... y sin embargo no puedo dejar...de querer aprender como funciona. Como controlarlo o surcar la hola.
No puedo dejar de echarte vistazos y dar gracias a Dios. Y se que no lo estas pasando tan fenomenal como parece. Pero no puedo evitarlo.
No se por que me siento tan desenvuelto. Quizás es la posibilidad de no poder hablar un minuto después defenestrado por lo que aguarda por los rincones de la realidad tan desolados como este.
Así que creo. Tengo Fe. De cosas que leí en libros en la universidad y de conversaciones cripticas con un chaman. Que me odia por cierto así que espero que no sea su retorcida venganza.

Andaron por la calle, junto al río. Al otro lado los edificios parecían arder en un fuego sin llama. Era como si hubiera una tormenta de arena muy fina y cada grano de arena estuviera al rojo vivo. Un fuego apenas visible, caliente pero que no quemaba, arrastrado por el viento y que cuando se posaba ya no era más que ceniza.

Se escuchó el ruido de un motor eléctrico de gran potencia y un deportivo biplaza gris y negro se acercó desde el frente a gran velocidad para detenerse a su lado.

Una ventanilla se abrió y una persona joven con aspecto de millonario consentido se asomó cruzándose desde el asiento del conductor a la ventanilla del copiloto.

-Hola -dijo sonriéndole a Leah. ¡Qué sorpresa encontrarte en este sitio infame!

El péndulo de Daniel quedó como muerto y no señalaba nada.

Contemplé los versos mientras mis compañeros divagaban detrás de mí, investigando y conjeturando. Hablaron sobre un cuchillo cuya factura parecía singular, uno en posesión de Daniel. En ese instante me di vuelta y volví mi atención a ellos mientras rumeaba las palabras del poema, un bellísimo y profundo poema por cierto.

Meditabunda los acompañé fuera, el aspecto del lugar era sobrecogedor pero al mismo tiempo me llamaba poderosamente la atención, -Te entiendo Daniel, yo siento lo mismo: quiero saber cómo funciona este maldito lugar, aprender sus secretos. Cuando era niña me gustaba desarmar los relojes y luego volver a armarlos y dejarlos andando, creo que ese pequeño hobbie de la infancia era evidencia de una parte de mí más profunda de lo que podría imaginar... -dije reflexiva -Quiero desentrañar los mecanismos de lo que me rodea y eso incluye a este lugar.

Luego vino una sarta de cosas edulcoradas entre ellos, no me molestaba en lo más mínimo pero vaya momento para ponerse romántico. Los miré de reojo divertida y cuando Daniel hubo terminado les dije mis impresiones sobre lo que nos rodeaba -Escuchen, en el poema dice que: "La luz profunda necesita para mostrarse/de una tierra aplastada y crujiente de noche". Estamos en una tierra aplastada y crujiente ahora mismo, en una tierra en la que la luz se muestra en contraste con la desolación y lo gris de sus estructuras.

Luego dice: "Es de un tronco tenebroso que se exalta la llama./La palabra misma necesita una materia,/una ribera inerte más allá de todo canto". Esta es una rivera inerte -hice un gesto con la mano señalando los alrededores, -La palabra necesita que la formule una persona viva, porque si no nadie puede escucharla ni tornarla sonido -continué -"Tendrás que atravesar la muerte para vivir,/la más pura presencia es una sangre derramada": Creo que para volver tendremos que derramar sangre, hacer un pequeño sacrificio, quizás una gota sea suficiente. La sangre en muchas culturas tiene un valor místico así como el agua es una puerta entre dimensiones -me tomo el mentón -Aunque ignoro cómo deberíamos hacerlo para que sea correcto -expreso con sinceridad -Quizás deba completar los versos escritos con unos que nos saquen de aquí y sellarlo con una gota de sangre de los tres -sostengo. -Después de todo esa es nuestra "más pura presencia" -concluyo. Luego me pongo las manos en la cintura y les transmito un pensamiento que ronda mi mente desde que mis ojos leyeran los versos por primera vez -Creo que estos seres malignos que estamos persiguiendo usan a sus víctimas, su sufrimiento y su sangre, para entrar y salir de realidades paralelas como esta, para qué... pues, todavía no lo tengo en claro.

Me quedo callada cuando noto que un vehículo se aproxima y contemplo la escena sin poder ocultar mi estupefacción, miro a Leah realmente curiosa inquiriendo con mi mirada sobre el joven que ha aparecido.

Lo que dice Clementine tiene tanto sentido que me alegra que este aquí por que yo no lo hubiera logrado sonsacarlo de la misma forma. Sonrío cuando menciona lo de los relojes pues me divierte la ironía de que los dos hacíamos lo mismo pero ella se preocupaba de devolver lo desmantelado al estado original. Yo solo me esforzaba hasta que descubría lo que había dentro. Después el ardor se enfriaba.
Desde lo malo pasado con Lar en Nueva York ya cambie pero intuyo que Clementine me saca lingotes de preciosa experiencia de ventaja en ello.
Contemplo el cuchillo el cual sigue dotado de tímida respuesta pero al menos sintoniza algo.
Su filo se me aparece mas útil bajo la luz de la inspiración de la doctora. Con sangre, jugo vital, el sentido de una convocación de un paso gana enteros. Un paso mejor que el rasgón del tajo de una puerta. Temo que sin el conocimiento adecuado lo que abramos pueda servir a alguien mas para pasar. ¿Quizás ese fuera el plan del Poeta?¿Para bien o para mal?
Vaya, que todo lo que me pasa por la mente, es inspiración imaginada y cuentos en nuestras cabezas pero contra el cierre absurdo de la ignorancia que trocaría en desespero, mejor la esperanza de un amable nihil obstat a nuestra intenciones de parte del universo.
Estoy a punto de comentar que la ribera mencionada puede que sea mas literal de lo que pensamos acariciando la apreciación de que la brújula apuntaba al río cuando lo alucinante de la aparición de esa cosa me deja confuso.
¡Joder! - consigo arrancar de mi estupor - ¿Que Demonios?.
El petimetre al volante parece como si hubiera salido a dar una vuelta por el campo.
Cuando se dirige a Leah con compadreo se me cierra el ceño y se me resguarda la lengua a la expectativa excepto para preguntarle a Chialin entre las lineas ocultas de lo que realmente digo si esta bien, si lo que esta pasando y con quien estamos esta bien. Si necesita ayuda...
¿Le conoces? - le dirijo en un susurro.
Y mientras, la brújula muere en su función y en el velo de la garganta se me origina un leve mosqueo.

Seria posible?

Al escuchar a Daniel estre sus razonamientos, coqueteaba conmigo! No era el mejor momento pero agradeci estar aun en su lista de prioridades. Tampoco sabia si aun podria corresponderle dada a mi nueva situacion o nuevo estado y mucho menos sabia si mi cuerpo responderia. No podia atarle su futuro a una existencia... sin existencia.

Luego el analisis de la doctora me volvio a la realidad y tenia verdadera sentido.

- Una de las cosas que me dijo esa monstruo de Terry era que necesitaba comer a los impios para satisfascer a su Dios y para tener poder en este plano. Puede que esten relacionados, aunque aun no veamos como. Agregue.

- Pero yo no estoy viva, no realmente y de hecho no se si sangre..

Era algo que tenia que averiguar y pense en ese extraño cuchillo de Daniel cuando escuche el motor de un vehiculo acercarse. Era el sueño de toda mi vida. El tiempo se paralizo mientras la puerta se abria luego de haberse detenido. Sabia que tenia la boca abierta de sorpresa e instintivamente me acerque al auto. Mi mano se extendio y pude tocarlo. Senti su calor en su delicada piel llamandome.

¡Era un Roadster!

Mi mano siguio acariciando el capot y el costado del vehiculo admirando la linea de diseño y la imponencia de un estilo unico, femenino y masculino a la vez. Si habia algo por lo que tuviese debilidad era un TT, un 911 y un Roadster.

Sabia que conduciria uno alguna vez.

Al bajar el muchacho lo mire incredula.

- Tu?... Pero...  - Que haces aqui?...  - Que esto?....

Sabia que sabia su nombre pero no lograba recordarlo.

- Que haces aqui? Pregunte mas sorprendida aun.

Mire a Daniel y a la doctora.

- Disculpen! Si lo conozco, bueno lo vi una vez, no es que seamos amigos, estaba en la iglesia.. mejor dicho.. llego a la iglesia cuando estaba hablando con el Padre la primera vez que fui cuando investigamos la muerte de... preferi no decir nombres,  - de las dos mujeres. Me saludo y nada mas!

No se porque estaba nerviosa de momento, no era algo que debia ocultar o decir, fue solo un encuentro, nada mas.

- Que haces aqui? Y como es posible que tengas esa auto en este lugar sea como se llame?

Mi voz era mas sorprendida que otra cosa y me acerque a saludarlo con un beso en la mejilla. No era que quisiera una gran amistad con el, pero era alguien para obtener respuestas. Estaba segura de ello.

El joven hablaba con una hermosa voz.

-Bueno, es, ya sabes, una laaaarga historia. La cosa es que yo me muevo por aquí, como tú, ahora, Leah. No siempre fue así, para mí, tampoco, pero, en fin, no es lugar, bueno, mejor dicho, no es momento para lamentarse.

Sonrió haciendo un gesto de resignación con las manos.

-Por cierto, me llamo Eugene Masaryk... y... Voy camino de la ópera, pero sólo tengo un sitio en el coche. -el deportivo era biplaza- ¿Alguien se apunta?

A la chica le gustan los coches.....Caros... - Por un momento no dejo de asimilar una verdad que tenia delante enredada en otros pensamientos que forman un batiburrillo.
El la conoce y ella a él pero si eso hubiera sido un resquicio de esperanza el hecho que se pasee por el desolado marco de nuestro exilio como su dueño o, vamos a ser mas incisivos, uno de sus habitantes me deja expectante. Eso y que toda la magia, que creo llegue haber convocado y estaba tan seguro anidaba en la fe y la esperanza, se ha esfumado cuando él llego me sumerge mas en la alerta.
Medito por un segundo el sacar el arma pero me hace el efecto que eso daría igual. Este tipo, si en el fondo es un tipo y no otro ser, ha metido un puto carro en este lado de la verja. ¿Que le haría a las balas? No se que hacer pero...¿No es evidente lo que esta haciendo?¿A quien echa su anzuelo?
Miro a Clementine para ver si solo soy yo o si también comparte mi recelo.
Viendo que Leah que se place con toque del bólido y cuando él suelta, inocentemente, su invitación que es que me adelanto un paso para tocarle el brazo, casi agarrándoselo pero con la dubitación no fuerte solo patente. Una muestra de que no la dejo ni dejare sola. Nunca.
Con voz insegura enebro en voz alta mis pensamientos - Chialin... ¿Eh?¿Te... esta tentando?