Partida Rol por web

El eco del Diablo

Los Olvidados

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15/12/2016, 15:52
Director

Notas de juego

Belgeval, si quieres escribir adelante pero no lleves la acción más allá en el tiempo de la interpretación de la múisca de Chihiro.

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15/12/2016, 16:36
Mats Bergstrøm

Me sorprende y me alegra a partes iguales comprobar cómo Cléo no solamente conoce la canción que interpreto, sino que incluso canta conmigo. Su voz, de timbre agudo y desgarrado, haría de ella una roquera fantástica. Los dos compartimos miradas y sonrisas de complicidad mientras cantamos, convirtiendo el intento por amenizar la mañana en un rato genuinamente divertido. Cuando terminamos, Cléo habla de algunas de las canciones que conoce, algunas de ellas muy nuevas, y la escucho con atención intentando formarme una idea aproximada de cómo debe de haber sido su vida, algo que por mucho que intento, no alcanzo a entender. Es como si hubiese estado «fuera y a la vez dentro», si tal cosa es posible. La chica nos habla de su formación, entre la que destaca el canto y las matemáticas. Algo en mí se revuelve al saber este detalle, y un nombre en el que hacía algún tiempo que no pensaba me viene a la mente de pronto.

Ada.

Pequeños detalles van encajando poco a poco para ir configurando una imagen cada vez mayor, que por desgracia no se concreta en algo que, hoy por hoy, me diga nada más de lo que sé. En todo caso, parece claro que este particular culto sigue una extraña y terrible estructura de «nueva acólita convertido en víctima sacrificial». En este punto, una idea me asalta de pronto: ¿es posible que todas las miembros de la secta sean mujeres? Vendela, Ada, la joven Montillet, la primera víctima encontrada en el lago, Cléo… ¿Nuestra amiga desaparecida? Empiezo a preguntarme si realmente las personas que se unen al culto conocen el destino que les aguarda. En todo caso, es algo que merece la pena hablar con Arthür en cuanto tenga algo de tiempo. He de admitir que en cuestiones simbológicas y mitológicas soy un negado, pero quizá esto a él le sirva para darse cuenta de alguna otra cosa que pueda sernos de ayuda.

Arthür hace un intento por describir a la hija de Montillet, por si Cléo pudiera conocerla, pero al cabo de unos instantes parece decidir que la mejor manera de hacerle recordar pudiera ser la música. Mi amigo se apresura a ir en busca de su chelo. Su entusiasmo es inspirador y adorable al mismo tiempo. Cuando vuelve, Arthür se disculpa por adelantado por los errores que pueda cometer en su interpretación, y empieza a tocar una melodía que a estas alturas ya me he aprendido de memoria: El viaje de Chihiro. Ver al chico tocar tan concentrado me hace sonreír, pero al mismo tiempo, el sonido del chelo y otras cosas menos sustanciales se combinan para conmoverme y llevar lágrimas a mis ojos. Al fin he oído a Arthür tocando, y es hermoso.

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15/12/2016, 17:02
Cléo

Tras dejar pasar el primer minuto con cara de pasmada Cléo fijó su mirada en la ventana y se puso a acompañar al chelo de Arthür, suavizando su voz y llenando cada palabra de su canto con un sentimiento luminoso y a la vez muy triste.  

 

Cantada en francés y la letra decía:

 

-Algo me llama desde lo más profundo de mi corazón.

Siempre he querido tener sueños alegres.

Son innumerables las veces que he derramado mis lágrimas

pero más allá de ellas, estoy segura de que volveremos a encontrarnos.

 

Cada vez que repetimos nuestros errores

lo único que tenemos claro es lo azul que es el cielo.

Aunque parezca que el camino no tiene fin

con mis brazos puedo abrazar la luz

 

Mi corazón se para en el momento de la despedida,

mi cuerpo vacío escucha atentamente.

El misterio de estar vivo, el misterio de morir,

es el mismo para las flores, el viento y las ciudades.

 

Lalalalalalalalala………

Hohohoholulululu………

 

Algo me llama desde lo más profundo de mi pecho

Dibujemos nuestros sueños siempre, muchas veces.

En vez de enumerar nuestras penas,

cantemos suavemente con nuestros labios.

 

Hasta en los recuerdos lejanos siempre hay

susurros que no pueden ser olvidados

Incluso en un espejo que se rompió en pequeños pedazos

se reflejan nuevos paisajes.

 

Una mañana comienza en la tranquila ventana.

Y llena mi cuerpo vacío.

No volveré a buscar más allá del mar.

Porque la luz siempre ha estado aquí,

se encontraba dentro de mi.

 

Lalalalalalalalala………

Hohohoholulululu………

 

Cuando terminó de cantar miró al suelo, tragó saliva y dijo:

-Édith.

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19/12/2016, 10:20
Arthür Guitry

El gesto de Cléo cambió casi de inmediato en cuanto la melodía comenzó. Se quedó absorta en una forma tan intensa que el chico pensó que no sólo la conocía sino que efectivamente le estaba trayendo algún tipo de recuerdo. Fue entonces cuando dejó su mirada ausente, perdida más allá de la ventana, y comenzó a cantar.

Nunca antes se había fijado en la letra de la canción. Conforme avanzaba imaginaba a la pequeña Montillet cantándola, sabiendo que le faltaba lo más importante al mismo tiempo que sabía que hay cosas que no te pueden robar porque están resguardadas en lo más profundo del corazón. Podría no recordar el nombre o el rostro de su padre, pero debía intuir con todo su ser que estaba ahí, buscándola sin descanso, como ella misma le buscaba a él. La voz de Cléo, mucho más suave que cuando estuvo cantando con Mats, lo inundó de melancolía; era imposible no sentirte lleno de añoranza escuchándola.

Cuando terminó de cantar el rostro de la chica volvió a cambiar. Pareció volver en sí trayendo algo importante a la par que doloroso. Y entonces dijo un nombre: «Édith».

Édith Montillet. ¡Tenía que ser ella!

Arthür habló con voz baja y serena, como si tuviera miedo de hacer un aspaviento y que Cléo olvidara de nuevo de pronto:

Cuéntanos lo que recuerdes de ella, por favor, cualquier detalle es muy, muy importante...

El chico se quedó mirando a Mats con ojos llenos de esperanza. Se estaban acercando.

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22/12/2016, 00:33
Cléo

Declamó un cántico que sonaba extraño y arcáico.

-Las yeguas que me llevan tan lejos como mi ánimo era capaz de alcanzar

me iban conduciendo sobre el camino ducho en palabras de la divinidad,

que por todas las ciudades guía al hombre vidente.

Por él era llevado.

Por él, en efecto, me llevaban las muy atentas yeguas tirando del carro.

Respiró hondo, resollando.

-Unas doncellas empero iban mostrando el camino.

Las doncellas Hijas del Sol que antes habían abandonado las mansiones de la Noche hacia la luz y se habían quitado de la cabeza los velos con sus manos.

Allí están las puertas de las sendas de la Noche y del Día

Enmarcadas por un dintel y un umbral de piedra.

Estas, etéreas, se cierran con enormes hojas

de las cuales la justicia, prodiga en castigos, posee las

llaves de usos alternos.

A ella aplacaron las doncellas con suaves palabras

Persuadiéndola hábilmente de que para ellas el cerrojo asegurado

Quitara pronto de las puertas.

Estas, al abrirse produjeron un insondable hueco entre las hojas,

cuando giraron en sus goznes uno tras otro los ejes

guarnecidos de bronce y provistos de bisagras y pernos.

Por allí, a través ellas, diestramente las doncellas condujeron por el ancho camino el carro y las yeguas.

 

Cambió de tono dejando de recitar.

-Su mirada era clara como el mar de la costa un medio día.

Era casi una niña, sus lágrimas caían cuando la cosían con el hilo de cobre y todos los presentes lloraban con ella.

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22/12/2016, 00:38
Director

Lo que estaba escuchando era una traducción más o menos libre del Poema de la Naturaleza, de Parménides.

Notas de juego

Aquí una traducción del poema.

http://liceo6.weebly.com/uploads/7/1/5/4/7154339/p...

Lo que puedas aportar sobre ese tema es un éxito automático para Arthür.

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23/12/2016, 17:00
Mats Bergstrøm

Y de pronto, Cléo empieza a cantar la letra de la canción. Las palabras son más profundas y melancólicas de lo que hubiese esperado, y parece como si quisieran resonar con un significado oculto, soterrado, como si hubiera alguna segunda lectura que pudiese lanzar cierta revelación súbita en relación a nuestro caso actual. De repente, cuando aún estoy dándole vueltas al posible mensaje escondido, Cléo pronuncia un nombre en voz alta.

Édith.

Me golpea como un rayo. Es la hija de David, no cabe duda. Édith Montillet. ¡Tenemos un nombre! ¿Es posible? Al fin tenemos un nombre para la chica desaparecida cuya búsqueda lo empezó todo para mí. Empiezo a preguntarme a dónde podría llevarnos eso. ¿Sería sensato contactar con David y decirle todo lo que hemos averiguado de su hija, incluyendo su nombre, con la esperanza de que lo ayude a recordar? ¿Serviría de algo, o por el contrario, solo sería un riesgo innecesario y nos pondría, a él y a nosotros, en más peligro? No; una parte de mí sabe, siente que David tiene que saberlo todo.

Atendiendo a la petición de Arthür, Cléo entona un extraño ensalmo. Su naturaleza es tan poética y conceptual que en momentos me cuesta seguirlo, pero en general, parece que habla de alguna clase de ritual o de la naturaleza de los sueños. Hasta yo sé que muchas veces, en épocas y culturas muy dispares, se ha comparado los sueños con yeguas, y este cántico habla de yeguas que tiran un carro que recorre una senda divina. El carro, guiado por las hijas del Sol, atraviesa las puertas de la Noche y el Día… Todo parece referirse a un pasaje tan mitológico como onírico, pero no tengo ni idea de a qué puede referirse concretamente. Y al final, Cléo termina con unas palabras espeluznantes: recuerda cómo la joven Montillet fue cosida con hilo de cobre, y cómo lloraba.

Me quedo en silencio unos instantes, incapaz de reaccionar ante tanta información que al mismo tiempo no soy capaz de descifrar. Miro a Arthür, absolutamente anonadado.

Montillet debería saber esto… —murmuro, no sin ciertas dudas—. Creo que esto podría ayudarlo a recordar. Arthür, ¿lo has… lo has entendido? ¿Sabes a qué puede hacer referencia todo esto?

Le preguntaría directamente a Cléo, pero llegados a este punto, tengo la sensación de que sería incapaz de contestar con algo que no fueran más acertijos e impresiones vagas.

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24/12/2016, 12:30
Arthür Guitry

Al escuchar el nuevo cántico de Cléo, Arthür reconoció enseguida las palabras. Le llamó la atención que lo recitara justo antes de poder decir algo más sobre Édith, al igual que al volver en sí tras la parada respiratoria había declamado las palabras de la tablilla de oro para decir su nombre. El chico pensó que tal vez debía encomendarse a dichos escritos como a una oración o como a un hechizo que le ayudara a superar las nieblas del olvido en que los soñadores sumían a sus víctimas: ¿dónde y de quién habría aprendido a defenderse de ellos así?

Las palabras de Cleó sobre la hija de Montillet le helaron la sangre: ¿cosida con hilo de cobre? Sonó tan espeluznante y doloroso que sintió cómo le flojeaban las piernas de la impresión. ¿Y quién lloraba por ella? ¿Es que acaso se atrevían los soñadores a llorar mientras cometían una atrocidad semejante?

Las palabras de Mats le ayudaron a volver en sí y centrarse en la nueva información. Sí, estaba de acuerdo en que no podían guardar semejantes descubrimientos. No sólo podría ocurrirles algo y por tanto perderse lo que habían averiguado, sino que Montillet tenía todo el derecho del mundo a conocer los avances. Y más algo tan crucial como el nombre de su hija. Quién sabe si con todo lo averiguado conseguía romper el hechizo y recordar todavía más, como propuso Mats. Arthür asintió y se centró en su última pregunta.

—Sí, sí, reconozco esas palabras— respondió afirmando intensamente con la cabeza pero bajito, como si temiera de nuevo sacar a Cléo de alguna especie de trance en que el cántico la hubiera sumido y en cualquier momento pudiera volver a hablar. Es el poema de Parménides de Elea, de nuevo un sabio presocrático...— se quedó pensativo por unos momentos—. Es un texto de gran profundidad metafísica, pero como corresponde a su tiempo, las imágenes que utiliza no son usadas como metáforas para poder referirse a algo abstracto. No, en absoluto. Habla de un viaje real, del viaje del iniciado más allá de las puertas de la Noche y el Día, al Inframundo, en busca de la sabiduría divina, no llevado como el común de los mortales por un "hado funesto", es decir, tras haber muerto, sino en vida, alcanzando con ello el verdadero conocimiento— hizo una pequeña pausa valorando algo mientras su mirada se perdía—. Tengo un libro con el poema, pero no sé mucho sobre la vida de Parménides, ni si puede tener una relación más profunda con los sueños, las tablillas órficas, los pitagóricos... —levantó la mirada hacia Mats con un gesto de decisión— Pero sé quién puede decirnos dónde encontrar información poco común: Émile Corbière. Es una eminencia de mi departamento. No hay porque contarle nada, un interés por algo así viniendo de mí no le extrañará en absoluto. En cualquier caso, le conozco de hace mucho y  confío plenamente en él.

 

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24/12/2016, 15:30
Mats Bergstrøm

Al oír la explicación de Arthür, recuerdo algo que he oído no hace mucho, unas palabras que me parecen incontrovertiblemente vinculadas a lo que ahora sé que se trata de un antiquísimo poema.

¿Algo así como entrar despierto en el reino de los sueños? —inquiero, aunque estoy convencido de que Arthür ya se ha percatado de la similitud entre ambos conceptos—: Entrar en los paisajes oníricos mientras se conserva la vigilia… ¿No se parece a cruzar las puertas del Hades sin haber perdido la vida, como Orfeo para rescatar a Eurídice? —Mientras continúo hablando, no puedo evitar sentirme sobrecogido por una sensación de premonición, como si mis palabras se estuviesen grabando en este mismo instante en las páginas del libro de nuestro destino—. ¿Tendremos que… entrar… para sacarlas de allí, de dondequiera que estén?

¿Y dónde es «allí»? ¿Es un lugar al que se pueda viajar sin más, como quien coge un avión y se va a América? Al mismo tiempo que mi mente figura todas estas improbabilidades, otra idea surca mi mente.

¿Crees que es posible que esas puertas, o lo que sean, estén en Creta? No sé… Si es realmente posible que estén en algún lugar físico, diría que Creta podría ser el más probable… ¿No?

Asiento emocionado cuando mi amigo menciona a su docto camarada, el tal Corbière. Es bueno contar con alguien de confianza y que además parece saber mucho del tema.

Fantástico —concedo con una sonrisa, que no tarda en desvanecerse—. Por cierto, hay algo, o más bien alguien, que lleva un tiempo rondándome la cabeza. Se trata de Ada Bytnar. Si te digo la verdad, estoy preocupado por ella. En el fondo, creo que es una víctima, y que pronto podría convertirse en otra Cléo… —Estas últimas palabras las digo en voz baja—. ¿Crees que sería buena idea tratar de averiguar cómo está, o cómo lo ves?

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28/12/2016, 10:23
Arthür Guitry

—Sí, es muy posible que se refiera a algo así como entrar despierto en el reino de los sueños... Y si lo piensas puede ser algo que ya nos ha ocurrido, Mats— le miró con los ojos muy abiertos—: cuando de algún modo pasamos con el hombre oscuro hasta el otro hospital de Saint Jean de Dieu. Incluso él mismo se refirió a aquel lugar como el Hades... Y allí estaba Masaryk, quien vino a por él... un escalofrío recorrió su espalda al recordar la escena—. No fue ese caso una experiencia como la de Parménides quién tras atravesar las puertas se encuentra con una diosa benévola para con él que le instruye. En este caso parece que fue a recibirlo quien tenía que ir, por así decir... Pero de algún modo cruzamos con él: ida, y gracias a los cuervos también de vuelta... Uhmn... ¿Sabes?, los cuervos estaban consagrados a Apolo, y Apolo era el Dios de las visiones, profecías y sueños.

Temiendo estar desviándose, sacudió ligeramente la cabeza y volvió a centrarse en las hipótesis que planteaba Mats:

—Respecto a Creta, está claro que allí han encontrado -o bien están buscando- algo importante para su culto, no sé si será una puerta. Pero desde luego que sería un lugar apropiado. El mito famoso del laberinto es la versión más tardía de los griegos, la de Teseo luchando con el Minotauro, pero para los antiguos minoicos, para la civilización arcaica y autóctona de la isla, el laberinto era otra cosa, una forma simbólica de representar el camino hasta el centro y después la vuelta sobre los propios pasos: la entrada y salida del Inframundo, al lugar del conocimiento donde habitan los dioses... Encaja, encaja de nuevo. Aguarda un momento.

Arthür salió de la habitación y no tardó ni un minuto en volver con un libro abierto por una página en que se podía ver el trazado de un laberinto.

—Los laberintos clásicos son como los que hay en el pavimento de algunas catedrales. No tienen caminos alternativos, no se basan en elecciones en un mismo nivel, en un recorrido horizontal, por así decir, que no cambia en nada a aquel que los recorre, sino que marcan un camino tortuoso pero inequívoco, un recorrido en una dimensión vertical, en el sentido de que quien los recorre no transita sólo por este mundo, sino que camina hacia el centro, que siempre representa un centro espiritual, el lugar de encuentro con lo divino. El trazado es como una cuerda que puedes recorrer de un extremo a otro y que después puedes recorrer de vuelta, como el hilo de Ariadna. Es un viaje a la muerte y un nuevo nacimiento como iniciado, con un hombre nuevo. Así era el laberinto representado en las monedas de Creta. Podría ser que los soñadores estén buscando allí las puertas.

Mirando la imagen del libro recordó que había pensado en ese mismo trazado sólo unas horas atrás: cuando sobre el puente en el parque de Montsouris había mirado el agua que cubría el cuerpo suspendido de Cléo.

Cuando Mats se refirió a Ada Bytmar, el chico puso una mirada grave y asintió con la cabeza. Desde que salieran de la entrega de premios tenía la sensación de que la habían abandonado y, cuando encontraron a Cléo sumergida en el agua, pasó por su cabeza que podía tratarse de ella. Era alguien talentoso que por la descripción que había hecho Mats tras conocerla parecía que le había causado bastante impresión. Incluso de alguna forma se había sentido identificado con ella. Aparentaba ser la protegida de Vendela pero, ¿hasta cuándo? ¿Seguiría tratándola así o llegaría el día de las cicatrices, los tatuajes y el agua del olvido? Cualquiera de los destinos era horrible, incluso más convertirse en alguien como Vendela y perpetrar ese mal sobre otros.

—Sí... Tienes razón, creo que es necesario avisarla. Más vale equivocarse y que sea uno de ellos que no hacer nada y le hagan daño. Ahora la bruja ya sabe quiénes somos, no nos delataremos aunque Ada le contara lo que podamos decirle. Con lo que tenemos que tener cuidado es con la manera en que transmitirle el mensaje para ponernos en peligro lo menos posible. Estaría bien hacer eso más pronto que tarde.

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04/01/2017, 00:09
Mats Bergstrøm

Nuevamente, Arthür se entrega a una de sus ya acostumbradas disertaciones, que consigue darle algo más de sentido a la situación. Es increíble cómo, aportando tan solo algunas pinceladas de sus conocimientos, consigue colorear los datos que conocemos para hacer que todo encaje de un modo que, si bien pueda no ser del todo exacto al tratarse sencillamente de una teoría, sí que resulta mucho más fácil de comprender y asimilar. No me extraña que sea profesor; mi amigo parece haber nacido para hacer que las cosas más complicadas entren en mentes obtusas como la mía. Me llama la atención la referencia que hace a la forma del laberinto clásico, diseñado para volver sobre los propios pasos y terminar saliendo por donde uno ha entrado. Es como si lo importante no fuese el destino, sino el recorrido.

El paseo por el mundo de los sueños… o los muertos.

Cuando le menciono a Arthür mi preocupación por Ada, el ensombrecimiento de su gesto me hace darme cuenta de que comparte mis presentimientos. Estoy de acuerdo con que merece la pena intentar contactar con ella cuanto antes.

De hecho, pensaba mandarle un mensaje ahora mismo… —le respondo—. Pero lo haré fuera de casa. Será mejor que me aleje un poco de nuestro sanctasanctórum. Seguro que Vendela tiene hechizos de detección remota de las ondas electromagnéticas. —Una única carcajada desprovista de humor sacude mis hombros—. Entretanto, tú podrías ir concertando una cita con tu amigo Émile. Y luego, otra cosa: habría que ir pensando en darle un toque a Montillet. Ya sabes que ahora vas a tener que hacerlo tú… —Tuerzo la boca, en una mueca de fastidio—. Es la única opción segura. O la más segura, dentro de lo que cabe, vamos.

Me levanto, dispuesto a cambiarme para salir a la calle a mandar ese mensaje. Sin embargo, me quedo parado a la mitad de mi movimiento, como si un pensamiento de última hora me hubiese detenido. Sacudo la cabeza antes de girarme de nuevo hacia Arthür, con una sonrisa dubitativa.

¿Sabes? Reconozco que las últimas cosas que han pasado me han dejado un poco fuera de juego. O sea, esto está tomando un rumbo que no tiene absolutamente nada que ver con nada con lo que yo esté familiarizado. Por eso me sorprende la facilidad con la que tú puedes encontrarle explicaciones a todo, o al menos hacer que no suene tan raro, o que parezca, de algún modo, comprensible… —Me pongo las manos en las caderas—. No me da miedo admitir que me siento desbordado. Cuando empezamos a hablar de viajes al otro mundo, de laberintos de ida y vuelta, de dioses caminando por la Tierra… Me siento un simple periodista. —Me encojo de hombros, sin estar muy seguro de cómo continuar—. En fin, supongo que lo que quiero decir es… Si se te ocurre alguna idea de cómo puedo ayudar, dímelo, porque te juro que ahora mismo voy a ciegas.

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18/01/2017, 15:16
L'Hexagone

En el periódico Mats habó con su jefe y con Renata, que se puso en marcha para informar a Montillet.

Tras la reunión en el despacho de Jerôme el periodista pudo disfrutar de un rato de amena charla con sus colegas, entre cafés y risas. El ambiente en la redacción parecía resistirse, inmune a todos los eventos que habían zarandeado la vida de Mats estos últimos días.
 

Notas de juego

Belgeval, especifica cómo tratas de ponerte en contacto con Ada y empezamos.

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18/01/2017, 18:47
Mats Bergstrøm

La cotidianidad en L’Hexagone resulta reconfortante. Un rato charlando con mis amigos de la redacción me sirve para recobrar la conexión con lo que estoy intentando, si no recuperar, sí al menos salvar. Me aseguro de contarles a Jérôme y a Renata todos los detalles referentes a mis recientes descubrimientos a fin de que ellos puedan trasladárselos a Montillet; sin embargo, procuro no saturarlos con otras cosas relativas a mi situación actual exacta que pudiesen ponerlos en peligro innecesariamente. Bastante tienen con lo que tienen.

Nada más salir de la oficina, cojo mi teléfono móvil. Al abrir el WhatsApp, veo el contacto de Ada Bytnar. Armándome de valor, entro en el contacto y empiezo a escribir un mensaje simple: «Hola. ¿Todo bien?».

Pero no llego a enviarlo.

En vez de eso, otra idea cruza mi cabeza. Salgo de la aplicación y bloqueo mi móvil antes de reanudar mi camino con paso ligero y un nuevo objetivo en mente: la Ciudad de la Música. Si nada ha pasado, es bastante probable que pueda encontrar a Ada allí, así que por contradictorio que pueda parecer, quizá lo más seguro sea ir a verla en persona. Además, deseo hablar con ella cara a cara, y que ambos podamos permitirnos por fin ser totalmente francos el uno con el otro.

Notas de juego

Pues voy al conservatorio. El razonamiento detrás de esto es: si Ada ha desaparecido, no la encontraré de todos modos. Si está bien, es probable que la encuentre allí, y por algún motivo me siento más seguro con respecto a Vendela yendo a hablar directamente con Ada que dejándole mensajitos al Whats XD.

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21/01/2017, 00:28
Director

Cuando pudo llegar al conservatorio faltaban apenas veinte minutos para el final de la última clase. Ya pasaba un poco de la hora de la cena.

Las puertas del aula se disponían en hilera en un largo pasillo en el que se sucedían cada poco un incómodo banco cúbico de diseño y un tablón de anuncios abarrotado de fechas de exámenes, carteles de conciertos, anuncios escritos a mano de instrumentos musicales a precios populares, invitaciones a formar parte de un grupo y algún folleto incitando al activismo político.

Desde dentro del aula -que tenía que ser muy grande- se oía la voz de un barítono entonando un ejercicio en el que parecía cantar en todo el espectro de su voz, llegando, forzado, a su rango más grave.

Aquí el profesor le interrumpió.-¡No! No, no, no, no, ¡Mal! -para seguir con explicaciones inaudibles para Mats.

En el largo pasillo sólo estaba él. Hacía frío.

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21/01/2017, 19:52
Mats Bergstrøm

Notas de juego

¿La voz del barítono es el único sonido que oigo a lo largo de todo el pasillo? Es decir, ¿ninguna otra aula en la que haya alguien tocando el piano, o cualquier otra cosa?

Por cierto, ¡menudo profesor borde! Por suerte yo no me he encontrado con ninguno así.

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21/01/2017, 20:04
Director

Notas de juego

Parece que o bien es un aula muy grande que ocupa gran parte del pasillo, o en las otras aulas ya no hay clase.

:-)

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22/01/2017, 20:11
Mats Bergstrøm

A medida que recorro el pasillo, escuchando la clase que está teniendo lugar en el aula adyacente, empiezo a preguntarme si realmente habrá sido buena idea venir sin avisar. Me recuerdo a mí mismo que, en los estudios universitarios, las horas de clase no son las mismas todos los días de la semana, así que cabe la posibilidad de que a Ada Bytnar ni siquiera le tocase estar aquí. Suspiro.

Nada se pierde con preguntar.

Me acerco a una de las puertas del aula donde ensaya el desafortunado barítono. Después de pensármelo durante unos segundos, golpeo la puerta un par de veces con los nudillos y abro la puerta con una enorme sonrisa.

Hola —saludo, mirando a los ocupantes de la sala—. Perdonad, ¿sabéis si está por aquí Ada Bytnar? La estoy buscando desde hace un rato.

Mi lenguaje corporal expresa que no tengo la intención de quedarme mucho tiempo, sino más bien de irme en cuanto reciba una respuesta.

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24/01/2017, 08:59
Director

Apenas habría diez o doce alumnos alrededor de un profesor corpulento que lucía un descarado peluquín rubio cuyo contraste con unas cejas muy negras y tupidas y una especie de camisola verde a lunares le daba un aire sorprendentemente chic.

Estaban todos en el escenario y el aula enorme y en penumbra parecía una sala de conciertos un día de ensayo.

Entre los alumnos se encontraba Ada.

El profesor la fulminó con una mirada colérica en un principio, pero que se volvió amable conforme hablaba.

-¡Señorita Bytnar! Demos su clase… por concluída… satisfaga usted a su apuesto… admirador.

Y el profesor sonrió a Mats mientras ella le saludaba tímidamente con la cabeza y salía andando a pasos rápidos pero pequeños mientras el resto de compañeros la seguían atentamente con la mirada.

Notas de juego

1/2

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24/01/2017, 09:05
Ada Bytnar

Ya fuera Ada suspiró y tras mirar el suelo un instante, inclinó la cabeza hacia arriba y sonrió a Mats, en silencio.

Mientras, dentro del aula, el desafortunado alumno repetía el ejercicio, con mucho menos éxito que el anterior intento. Pero ahora, la represalia del profesor se oía cada vez más cerca de la puerta del aula que finalmente se abrió saliendo éste al pasillo con un abrigo que ofreció a Mats.

-La señorita, se ha dejado su abrigo.

Y, tras saludar fugazmente, entró, dejándolos de nuevo sólos en el enorme pasillo.

Notas de juego

2/2

Ya puedes escribir.

 

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24/01/2017, 17:04
Mats Bergstrøm

Lanzo un suspiro de alivio cuando compruebo que Ada Bytnar se encuentra entre los asistentes a la clase. Espero pacientemente a que salga del aula y nos quedemos los dos solos. Lanzo un vistazo furtivo por encima de mi hombro antes de empezar a hablar.

Ada, ¿estás bien? —pregunto, casi susurrando—. Estamos preocupados por ti. Desde la última vez que nos vimos, en la entrega de premios, todo se ha convertido en una locura. Dios, ni siquiera sé… —Hago una pausa, intentando organizar mi discurso, pero no tengo ni la menor idea de cómo empezar a preguntar si no es de un modo directo y sin rodeos ni subterfugios. Así que esa es la aproximación que decido tomar—. Mira, Ada, no sé en qué estás metida, pero me gustaría mucho si pudiésemos hablar con franqueza, abiertamente. Y ya sabes de qué quiero hablar. ¿Puedo contar con ello?

Vuelvo a mirar a mis espaldas. Realmente me preocupa que pudiese haber alguien escuchándonos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada de Carisma más Sincerarse para transmitirle a Ada la urgencia de mi petición. Saco un 11. Soy Emotivo, por si vale de algo :).