Partida Rol por web

INTRO

Leah despertó por la voz de Corine, que la zarandeaba con delicadeza.

La luz brillante de Niza entraba tamizada por el azul de una cortina que se movía lenta y silenciosa, mecida por la brisa de la mañana.

Leah estaba confusa. Había tenido otra de sus pesadillas.

Corine le besó en la frente. La amaba de verdad.

-Leah. Leah. Estás en casa, en Niza, conmigo.

Parecía que había pasado ayer. Pero fue hace años. Cinco desde la funesta madrugada en que Daniel perdió su alma para que ella viviera.

Leah sintió su garganta seca. El vómito de Suzanne -su bilis antes de morir a manos de Fermi en los sótanos de Notre Dame- le quemó la garganta. Desde entonces su propia voz le sonaba cascada, rota.

También habían muerto Albin y César.

Leah siempre se despertaba confusa. Tardaba un buen rato en volver a encajar sus recuerdos rotos por el trauma. Cada día parecía que hubiera sido ayer.

Corine y ella eran algo así como una pareja. Cuando pasó todo y Leah se hundió en lo más hondo la hija de César la aferró como un cabo y tiró hacia la superficie.

Así lo hace cada día desde entonces.

Perdieron, y siguen libres… Murieron los mejores. Y los mató Édith. Nadie sospechó que la niña en coma era uno de ellos. Los soñadores no querían raptar a un testigo, querían rescatar a su líder.

Mientras Ammit estuvo cerca de la soñadora, en el hospital, ésta se protegió en un sueño tan profundo que su cuerpo entró en coma. Y el día que trató sacar el soñador del interior de Suzanne y ellos atraparon a la serpiente ya nada les pudo detener.

Leah todavía estaba confusa. Corine le dió otro beso, éste en los labios.

-Cariño… cariño...

La voz de Corine sonaba lejana, pero en mi confusión era un salvamento, una luz en el túnel oscuro, un miga de pan en el laberinto. Abrir los ojos siempre era tormentoso, porque salir de mis pesadillas se hacía cada vez mucho más difícil, y descansar era solo un placer para aquellos que nada sabían. Los inocentes.

Niza siempre me revitalizaba y desde que estaba en casa al menos tenía un sentido de normalidad en mi vida, era mi hogar. El beso de la joven siempre me sacaba de las tinieblas y me hacia sonreír en la mañana aunque fuese lo única vez del día.

Me senté en la cama y me di cuenta que estaba mojada, sudorosa.

Otra pesadilla cielo, lo siento.

La chica que había crecido para convertirse en mujer ahora me consolaba llena de amor para mi. El único y verdadero amor que me quedaba. Que me aferraba. La muerte de Albin, Cesar y el sacrificio de Daniel por devolverme a la vida aun me atormentaba y en mi dolor con mi sentimiento de culpa había entregado el resto de mi existencia a es niña.

Aun recordaba cuando usaba esos aparatos en la boca y su boca risueña, pero poco despues de la muerta de Cesar no hubo palabras para que alegría volviera a su vida. Como toda jovencita había caido en el vicio, junto conmigo. Yo sumida en el alcohol luchaba por parecer una madre, loca e histerica como podía ser y Corine llena de vida se autodestruía conmigo. Las malas juntas y otras drogas nos habian llevado a una depresion deplorable. 

La espiral era descente y aunque ahora recordaba fue Corine quien nos habia salvado. La niña que recordaba ya no existía. Era una mujer y sin darnos cuenta, llenas de dolor, llenas de sufrimiento encontramos paz en los brazos en las caricias y en los besos de cada una. Ni siquiera recordaba como habia pasado. Ni siquiera recordaba como habiamos llegado alli y no queria recordarlo. 

Lo único que tenia sentido para mi era estar cerca de ella, protegerla y alejar nuestros demonios juntas. El amor, el sexo, la intimidad, la alegria, la ilusion, el futuro.... todo era inexistente, vago y vacio. 

Pero sabia que mi relacion era firme con ella, sabia que estabamos vivas gracias a lo que nos unía que era mucho mas fuerte que cualquier vínculo entre dos mortales, lo nuestro era una fundicion de pensamientos, lo nuestro era una amalgama de sufrimiento, lo nuestro era un renacer conjunto. 

Corine me habia besado esa mañana trayendome a la realidad. Nuestros labios se undieron fundidos con nuestros movimientos y volví a respirar a traves de su aliento. Cuando nos separamos comence a llorar una vez, pidiendole perdon por la muerte de su padre, como tantas otras mañanas atras. 

- Te amo Corine, te amo, te amo, te amo Corine Pillet como nunca amaré a alguien, eres lo mas maravilloso que puede pasarle a alguien y gracias por salvarme de nuevo.

Me perdí en esos ojos almendrados mientras nos volviamos a besar en una derretida mañana.

Cuando me levante comimos algo ligero y de pronto me di cuenta que no tenia nada que hacer, nadie me esperaba. Sabiamos que habiamos perdido la guerra. Los Soñadores seguian haciendo estragos pero para mi eso habia terminado. Niza se habia convertido en mi guarida, nuestro secreto, nuestro aposento, nuestro refugio. 

Y aunque teniamos una paz momentanea, hacia 5 años y el dolor aun estaba alli, penetrandome, como si fuera ayer. PEro no habia CSB, no habia policia, ni habia fuerza. Solo una Corine hecha mujer que se empeñaba en que salieramos adelante juntas y olvidaramos el pasado atras.

Cuando me levante mire a la joven quien me miraba como mujer enamorada.

- Quiero comer helado, quiero ir a la playa, y quiero comer pizza y luego quiero que vayamos a bailar, y quiero que me hagas reir sin hacerme cosquillas vale?

La chica me miraba divertida desde la cama. 

Cuando estaba en el baño me di una ducha rapida para sacarme el sudor y despejar mi mente. Aun los recuerdos vividos de mis heridas y mi lucha contra Ammit me dejaban sin aliento pero habia logrado separar las imagenes de la realidad. Una vez mas me mire en el espejo y aunque recordaba mi rostro lleno de sangre y un cuerpo adolorido y molido a golpes me esforzaba por aferrarme al amor de Corine y la esperanza que teniamos en nuestros brazos.

- Oh Daniel, querido, es tan dificil vivir....

Sale del baño con mejor animo lista para salir con Corine, pero algo me decia que todo iba a cambiar de un momento a otro. Mis recuerdos se hacian difusos y a veces no lograba entender como habia llegado a alli.

Cuantas veces había pensado en volver a Paris, continuar la lucha, aliarme con los Vampiros, encontrar a los lobos y hacer un ejercito, pero tanta muerte, tanta soledad en mi pecho...

Corine era lo único importante ahora. Y estar con ella me hacia feliz.

Pero algo no tenia sentido. Esperando a Corine para salir me quede pensando en esa idea. 

... Porque no tiene sentido? Que lo tiene entonces? .... E hice un esfuerzo mental por encontrar la respuesta aunque no fuese nada.

Frente al espejo, por un momento, cerró los ojos y los abrió de nuevo, sintiendo como si algo tuviera en la punta de la lengua y quedara ahí a punto de salir.

Luego un pequeño escozor en la tráquea, como un reflujo de los líquidos del estómago, un reflejo recuerdo de Suzanne.

Salieron y hacía un día fabuloso. Nada que hacer que no quisieran.

Pasearon por la playa comiendo helado.

Con los pies descalzos por la arena, cogidas de la mano. Los besos sabían a sal.

Corine no había podido terminar los estudios de cine y vivía de la pensión que le había quedado de sus padres.

Comieron en una pizzería como no las hay en París. Con manteles a cuadros y grandes ventanales desde los que se veía el acantilado y el mar.

A Corine le gustaba jugar con la mano de Leah entre las suyas. A veces se recreaba besando la palma de la mano de Leah o recorriendo sus dedos uno a uno con las yemas de su índice y pulgar.

Por la noche bailaron, bailaron y rieron y bebieron. A menudo les resultaba difícil parar.

En ese estado de abandonada embriaguez, tras un abrazo, Corine le susurró al oído que iba a conseguir un poco de éxtasis y sin esperar la respuesta de Leah se fue hacia la barra.

Y entre la gente había una chica bailando sola, mirando a su alrededor, parecía un poco confusa.

Sus miradas se cruzaron por un momento. Había algo en ella que le resultaba familiar, como si la conociera de antes. Pero no la conocía.

La chica parecía drogada, bailaba y miraba al suelo, bairaba y miraba a Leah.

Aun tenia las sensaciones de Ammit dentro de mi, pero era solo reflejos, solo reacciones involuntarias. Desagradables pero nada mas. Corine estaba lista y salimos a compartir juntas como siempre. 

Hicimos de todo, bailamos, nos tocamos, comimos, bebimos y aunque poco tambien nos habiamos besado. A veces tierno, otras veces mas profundas. No podia verle como una niña, era toda una mujer y me hacia vibrar, me hacia sentirme viva, y aunque era lógico que ya habiamos estado juntas por algun razon no lograba recordar su cuerpo desnudo. Sus pequeños pechos se me hacian curiosamente extraños y tras 5 años cada dia era como un nuevo dia. 

Extraño.

Finalmente fue por algo de droga pero yo estaba tan feliz y ella tambien que no me importo. Despues de haber muerto dos veces, drogarme y ser feliz con la chica que me habia salvado era suficiente. No me importaba drogarme hasta no saber nada mas de nosotras si estabamos juntas. 

Mi mirada se perdio viendo sus piernas y su trasero mientras se alejaba a comprar la droga y me prometí volver a ver y saborear su cuerpo desnudo otras vez para recordarle bien. Mi mirada se fue alrededor cuando se cruzo con una joven mas adulta. Me miraba si, o fue casualidad.

Me sentí extraña, intimidada, algo me decía que la conocía, me era familiar, pero porque?

Quien eres tu?

La mire curiosa y me levante solo para verle bailar que aunque drogada mantenía el ritmo. Me acerque un poco mas curiosa sin parecer muy interesada.

Su vestido parecía sencillo pero caro, de marca, de tela negra y gasa casi transparente.

Dejó de mirar a Leah y mantuvo su cabeza gacha, cerrando los ojos.

Sólo seguía el ritmo pero lograba transmitir a Leah una cierta soledad.

Casi sin pensar, solo me deleito mirándola, hay cierta fascinación en sus movimientos y solo me dejo llevar.

- Te conozco?

Mi pregunta fue incredula e insegura sin animos de incomodar. Algo me atraía a esa mujer.

La chica levantó la cabeza mirando fijamente a Leah, tragó saliva y la volvió a agachar, volteándola rápido, como tímidamente en señal de "no". La miró otra vez, agachó otra vez la cabeza, se pasó la mano por el pelo sin parar de bailar.

Era muy extraña, y mas por lo que sentía. Mire alrededor y aun no veia a Corine asi que me quede contemplando a la mujer en espera de que llegase a recordar quien era o porque me era tan faimiliar. 

Se movía muy bien y hasta me hacia sonreir aunque parecia demasiada timida para estar alli.

- Estas sola? Le pregunte sin hacer sonidos con mi boca, solo gesticulé. 

He hice un gesto con las manos para señalar que estaba ella sola en el local. Mientras solo la seguí observando. Tal vez Corine sabia quien era.

La chica respondió encogiéndose de hombros. “No sé” y después de mirar a ambos lados afirmó con la cabeza “Sí”

Corine se acercó con bebida. Había conseguido las pastillas.

Cuando llegó Corine tuve un arrebato machista y la besé con pasión para que vieran que era mía, no quería que nadie la mirara, me sentí celosa.

Nos sentamos y me enseño lo que había traído, y como eran varias pastillas le enseñé una a la chica que bailaba sola para ofrecerle y que se acercara.

Mire a Cori por si lo aprobaba y tome una después de que lo hiciera Cori. Si se acercaba la chica le daría la pastilla y parte de mi bebida.

Corine aceptó el beso abriéndose a Leah. La policía sintió que era suya y que haría cualquier cosa que le pidiera. La hija de César no había estado nunca con nadie más que con ella y aceptó a la nueva invitada expectante, quizá intrigada, pero sonriente.

La chica dejó de bailar y se sentó junto a ellas.

El MDMA y el licor pasó por la garganta de Leah causando una leve quemazón y entró en su sangre rápidamente, los colores se volvieron más intensos y las expresiones más íntimas.

Sin decir palabra la desconocida -se notaba que Corine tampoco la había visto antes- miró a Leah, miró a Corine, sonrió, se tomó la pastilla y bebió un trago.

Corine comenzo a brillar como un sol, como lo que era en verdad y eso me hizo querer besarla. Sabia que era el efecto de la droga pero eso lo hacia mas intenso, mas verdadero, mas real y mas divino. 

Cuando nos separamos vi que la joven habia tomado tambien la pastilla y estaba juntas con nosotras. Tambien brillaba en tonos maravillosos y me encantó, me sentí terriblemente unida a esa mujer como si fuera yo misma y tomandola de la mano la acerque con ternura para besarla tambien....

Cuando nos separamos le dije mi nombre con una sonrisa y le presenté a Corine.

-Sigrun... Me llamo Sigrun Eitinger.

La voz de la chica era suave, su acento extranjero, nórdico. Estaba tan colocada que casi no podía hablar.

Bailaba con soltura, divertida.

Rieron.

Luego tomaron un café en un sitio de la playa. De vez en cuando se daban algún beso, y fueron al piso de Corine -la antigua casa de su padre- las tres.

La habitación estaba en penumbra. En la cama las tres se movieron sin ninguna inhibición.  

Sigrun se desnudó sentada, despacio. Tenía tatuada una serpiente que le recorría el vientre, con la cola en el pubis y la cabeza en un pecho.

Corine reía al principio, luego sólo podía que gemir. Inexperta, hacía y se dejaba hacer.

Sigrun hacía realidad los deseos de Leah bastándole una mirada, o un gesto. Tenía las manos de pianista y los labios dulces.

El placer se mezclaba con la embriaguez, los orgasmos se repetían como rayos en una tormenta eléctrica.

Hasta que el éxtasis fué pleno fueron parando, besándose, durmiéndose.

Despues de ese momento compartimos el resto el resto de la noche como amigas de toda la vida. Bebimos, bailamos, nos drogamos, nos besamos, nos hicimos cosquillas, y volvimos a repetirlo hasta que terminamos en nuestra cama desnudas y haciendonos el amor el resto de la noche.

Nuestros cuerpos se fusionaban de tal manera que eramos almas gemelas las tres. Corine tenia la energia y elasticidad para meterce entre ambas mientras Sigrun, una mujer mas experimentada sabia donde tocar, cuando hacerlo y como.

Juntas llevamos a explosiones que Corine nunca habia sentido y despues nos devoramos mutuamente, entre besos, mordidas, lamidas y hasta tribbing nuestras pieles se derramaron en una descontrolada noche de sexo desbocado.

Cuando desperte a media mañana estaba completamente golpeada por la noche anterior. Me sentía cansada y adolorida pero feliz y plena. Me ardía entre mis piernas pero me sentía divina, ligera y con un buen cafe podria volver a estar con las chicas.

Desnuda prepare algo de comer ligero, un cafe cargado y un par de pastillas. Un par de veces me asomé a la habitacion viendo un amasijo de piernas y brazos que eran mis amigas durmiendo. Era perfecto.

Si Ammit estuviese aqui mi vida seria completamente diferente, mi vida seria.... un sueño.

Algo me hizo dudar. Sabia que no necesitaba trabajar. No teniamos grandes gastos y Corine tenia la pension de su padre, pero todo era demasiado perfecto. Las emociones, las sensaciones. No recordaba haber sido tan feliz en mi vida y se mi hizo antinatural la sensacion.

Sali al balcón asi como estaba con la taza la mano y vi al ciudad ya despierta. Perfecta. Encendi un cigarro e incluso fue disipando mi dolor de cabeza. Era perfecto. Demasiado perfecto.

No podia ser cierto.

Sentada viendo el cielo comence a cuestionarme la realidad que me rodeaba. No podia ser asi incluso Daniel se me hacia sublime en su sacrificio, como si fuese lo correcto.

Tuve miedo. Porque alejarme de mi mundo perfecto seria perder a Corine, perderme a mi misma.....

Oh ya estoy perdida!

El reflujo gástrico volvió a la garganta de Leah. La tercera vez que se asomó a la habitación Sigrun estaba despierta, sentada. Su miraba seria, preocupada, quizá incluso asustada.

Leah sintió una náusea repentina y tuvo que ir al baño. No vomitó nada. Se enjugó la boca, se lavó la cara, cerró los ojos y los volvió a abrir. Como había hecho el día anterior y cada mañana desde que llegó allí.

En el reflejo del espejo, la puerta del baño quedaba tras ella a la derecha y estaba abierta. Desde aquí se veía a Corine tumbada, durmiendo, desnuda. Y a Sigrun sentada, mirando a Leah. Eso era más o menos lo que cabía esperar aunque la expresión de Sigrun era extraña, como si se diera cuenta de que algo raro estaba pasando.

Pero en el reflejo había otra cosa que no había visto antes. Tras ella pero a la izquierda.

Donde ayer sólo había azulejos hoy había otra puerta.

Esta otra puerta estaba cerrada y hasta entonces había pasado desapercibida. Invisible.

Despues de lavarme las cara tras las arcadas me quede dubitativa. En otro momento hubiese dudado de estar embarazada y ahora que lo pensaba desde hacia mucho tiempo que no venia la menstruacion. De hecho no recordaba haberla tenido desde habia mas de 5 años pero no podia ser cierto. 

Me calme y miré a Sigrun quien me miraba curiosa. 

- Estoy bien. E hice una seña para que no se preocupara.

Entre-cerré la puerta del baño y entonces vi la puerta nueva que como de la nada se aparecia en la pared. Estaba segura que no habia estado alli, de hecho no tendria sentido siguiendo la estructura de la casa, pero alli estaba. 

Estoy dormida aun? Es la droga?

Con curiosidad tome un toalla para cubrir mi torso y abrir la puerta con cuidado, con cautela y con mucha curiosidad. 

_{A donde vas?} Me pregunte a mi misma en un susurro. Y entré teniendo cuidado que no se cerrara la puerta tras de mi.

El cambio de luz del cuarto de baño a la nueva habitación era tan drástico que en un principio parecía que no iba a ver nada.

Lo primero que distinguió fué una mano, cortada, en el aire. Salpicando sangre por su muñón.

Parecía casi quieta, casi congelada.

Luego vio a Fermi, sus vestiduras hacían ondas en el aire que se movían despacio, como olas. Blandía una guadaña de cuya hoja caían gotas de sangre.

Se movían, pero muy, muy lentamente. En un día se desplazarían, si acaso, algún centímetro.

Luego se distinguió a ella misma y a Suzanne, dándose un beso, ambas con los ojos cerrados. Salía un líquido amarillo por las comisuras de sus labios que se mantenían unidos con fuerza. Su cuerpo había caído sobre el de la otra agente del CSB. Suzanne tenía una mano cortada de la que salía sangre a borbotones, también a cámara lenta.

La cara de Fermi era de fiereza y concentración. Era él el que le había cortado la mano a Suzanne pero ellas seguían con los ojos cerrados.

Leah entendió que debía ser un instante después en que el rito en que intentó sacar el soñador del interior de Suzanne empezara a fallar.

No podía tocarlos, ni siquiera a su propio cuerpo. Allí era como un fantasma.

La puerta permanecía abierta. Una línea de sombra separaba ese cuarto de el cuarto de baño de Niza.

Ver aquello me lleno de horror. 

- NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Todo mi mundo y mi cordura explotaron en una angustia que no lograba controlar. Grite, grite y grite con todas mis fuerzas mientras me daba cuenta que todo era y no era verdad. Mi vida con Corine, mi felicidad era solo algun tipo de ensueño y para colmo volvía a ser un fantasma como cuando la niña apodada Jane me manipulaba para sacarla del pozo de los muertos. Tanta manipulacion, tanta maldad y sentirme tan indefensa en un punto en donde no sabia que era verdad y que no, en un punto en donde no habia forma de defenderme de esas manipulaciones mentales, en un punto en que no sabia quien era yo o peor.... ¿que?

Golpeé la pared invisible que me separaba de mi cuerpo sin poder alcanzarme y mi angustia se sentia desgarradora dentro de mi pecho. Había fallado una vez mas. Estaba atrapada una vez mas. No sabia que hacer.... una vez mas.

Palpeé mi mano recordando que el anillo que me habia dado Fermi era mi ultima salvación pero no estaba en mi mano, estaba en mi cuerpo verdadero y lejos de mi en mi realidad. Cerré los ojos y trate de concentrarme en el, en mi cuerpo y de regresar a donde debía, luego yo misma los mataría a todos. 

Ammit, estas dentro de mi, yo soy yo por encima de ti, Fermi no la mates, no por mi culpa....

En mi interior sentia que aun podria salvarla. Salvarnos a todos.