Partida Rol por web

Seldon no perdió tiempo y se dispuso a cubrir el grupo de cajas y restos tras el que había oído un ruido sospechoso. Su compañero Syrus se abalanzó sobre la cobertura más cercana para tomar una buena posición de tiro, mientras Sicks y Ophara se dirigieron hacia el centro de la nave.

Los movimientos coordinados del grupo eran propios de quienes habían pasado ya por alguna situación semejante, y que habían aprendido de las lecciones. Una vez se destapa la trampa, la velocidad es indispensable para igualar la situación.

La figura de un trandoshano se reveló donde el buen ojo de Seldon había notado algo. Aún se ocultaba entre las cajas, pero sabía que había perdido la sorpresa, de manera que le importaba menos pasar desapercibido que guarecerse y quedar bien resguardado del posible ataque de los contrabandistas, aunque hiciera ruido, desvelara su posición y, por lo tanto, ellos supieran ya más allá de toda duda que les habían tendido una trampa.

Viendo que sus oponentes hacen caso omiso de su advertencia, Seldon desenfunda y se acerca hacia aquellas cajas, buscando una mejor línea de tiro. Tras avanzar, dispara hacia donde él cree que están escondidos, pero su tiro sale muy desviado y da en las cajas que les protegen. Seldon trata de hacer de tripas corazón...

¡Este ha sido un disparo de advertencia! El próximo os volará la cabeza! Arrojad las armas y mostraos!

Syrus se movió como un resorte e hizo bailar sus juguetes. El matón se había encarado hacia él en un acto reflejo, pero los dos disparos que efectuó Syrus llegaron con un chisporroteo ahogado antes de que tuviera tiempo de disparar a su vez. Antes de volver a cubrirse, Syrus vio cómo ambos daban en el blanco y derribaban a su adversario. Uno de ellos pareció impactar en el hombro derecho del matón, pero el disparo de su blaster pesado le había impactado de lleno. Aunque tuviera armadura, y parecía que algo tenía, era poco probable que aún estuviera en condiciones de luchar...quizá incluso ni de respirar.

Justo después sonó el disparo de apoyo de Seldon, que impactó en una de las cajas que cubría al trandoshano. En todo caso la posición de disparo efectivo de Seldon era difícil en aquella situación.

Y, sin embargo, de refilón, Seldon vio cómo el rayo de tracción junto a la cristalera del piso de control estaba calibrándose...

Sick, por su parte, hizo un amago de avanzar, pero decidió quedarse donde estaba, mientras Ophara...

Tock se tomó un momento para recomponerse. Reajustó su ropas, se irguió (o eso intentó) y comenzó a caminar lo más normalmente que pudo en dirección al mostrador. Al llegar, sus labios mostraban una bonita sonrisa (mitad mueca de dolor, mitad cinismo puro). Se acerco al fortachón:

- Muy buenas, muchacho - Saludo alegremente - La verdad es que hoy sí que he tenido uno de esos "malos días" - dijo consciente de su aspecto - Llegas, te equivocas de billete y te plantas en el astropuerto que no es, alquilas un mierdaerodeslizador y te deja tirado en mitad del camino tras estrellarse con una duna... y por lo que veo, mi viejo amigo Elo no está por aquí...- con expresión dubitativa añadió - Juraría que me dijo que trabajaba aquí... - Levantó una ceja en dirección al cachas del mostrador. - ¿Podrías echarme una mano? -

El joven escuchó la explicación de Tock con rostro de extrañeza.

- Bueno...errr...supongo que si ha alquilado un deslizador en el astropuerto, lo suyo es contactar con el que se lo alquiló. Aquí hay varias empresas que lo hacen...pero en fin, si lo que quiere es dar con Elo...bueno, creo que está ahora atendiendo a alguien que ha sufrido un desmayo cerca del hangar 28. Aquí tengo un plano.

El joven apretó un botón cuadrado en el sencillo panel, que se iluminó con una luz blanca y mostró un mapa en dos dimensiones, algo arcaico, ciertamente, con la situación de los hangares, y marcó con un un lápiz óptico la situación de los dos, la del hangar 28 y el camino más cercano.

Ophara permaneció quieto, sabedor de que la situación le era adversa al encontrarse con la mercancía en las manos. No podía coger sus armas sin soltarla, de manera que optó por guarecerse lo que pudo.

Unos segundos después, otro movimiento resonó detrás de ellos, en un grupo alargado de cajas y tuberías apilados sin mucho orden, y la cabeza de otro trandoshano, sorprendentemente parecido al primero, emergió con una sonrisa, si es que esa raza podía sonreír, y armado con un blaster con el que apuntó al grupo.

-¡Uno menos! Por cierto, Sicks, ¡dile al gilipollas del rayo de tracción que como no pare yo mismo vuelo la cristalera con los lásers de la nave! -dice el alegre pistolero, sabedor que estarían escuchando lo que dijéramos por los comunicadores.

Confiando en su suerte, Seldon avanza hacia el Trandoshano y dispara su bláster. El caos imperante le impide ver si le ha dado o no le ha dado...

Ophara, trata de darle al rayo ese! Si nos quedamos aquí atrapados, la hemos jodido en serio!

-¡Vaya!, eres muy amable, muchas gracias-

Cuando estaba a punto de marchar, se dio la vuelta y preguntó de nuevo.

-Quizás me puedas solucionar la vida una vez más, compañero. Hace mucho que no vengo por aquí y me gustaría saber de algún sitio donde pueda pasar la noche y descansar y en donde no hagan muchas preguntas. Tú pareces ser de los que saben moverse por aquí...- Añadió con una sonrisa de complicidad.

Ophara permaneció perdido durante un instante, sin saber a donde dirigirse ni qué hacer. Fue el grito de Seldon el que le hizo entrar en vereda. Rápidamente se levantó con la caja y corrió para intentar entrar en la nave.
Roger, voy hacia la torre por si no podemos "negociar con el señor del rayo".
Comenzó a correr hacia su objetivo mientras sus palabras se perdían según avanzaba.
¡Sicks!, habla con el encargado mientras arrancas la nave, yo me libraré del rayo por las malas si hace falta.

-¡Seldon!, ¡Syrus!, ¡a por la sala de control!. ¡Esos no tienen nada que atraviesen nuestros escudos!. Ophara, mantente detras mio con la caja. ¡no debe sufrir daño!.- Sicks salió a paso ligero y parandose, apuntó al mató y su disparo volo recto a su enemigo. Luego volviendose de nuevo a Ophara. -¡Apunta con los cañones a la sala de control cuando estemos dentro!. Si esta complicado la volamos, y ya le pediremos disculpas a los del hangar otro dia.- De un manotazo activó el comunicador.

-¡eh!, ¡hola!, ¿todo bien?. Por aqui tenemos un pequeño problema de ratas. ¿no te importaría desconectar el rayo tractor de nuestro hangar?. Tenemos prisa.-

El trandoshano se asoma por el escaso hueco entre dos cajas situadas sobre unas tuberías cilíndricas que parecen verdaderamente pesadas. Tiene frente a él a Sicks y lo sabe, pero ha perdido tiempo en encontrar una posición que le pareciese cómoda.

El movimiento del rayo tractor se hace ahora evidente por el zumbido hidráulico. Se nota que el arma no está en las mejores condiciones, ya que se dirige muy lentamente al objetivo. Sin embargo, parece que todos están sobre aviso de la situación, y proceden a moverse sincronizadamente para evitar lo que parece obvio...

Seldon, mientras se dirigía hacia la posición de la nueva amenaza con su arma apuntando, notaba su corazón aumentán los latidos. Por el rabillo del ojo vio que la puerta estaba cerrada, pero con el indicador en verde. Esto es, desde dentro podía abrirse simplemente apretando el pulsador. Era el modo estándar en los espaciopuertos de Tatooine. Por supuesto, si alguien quería entrar al interior desde fuera, seguiría necesitando la tarjeta y el código de atraque.

Ophara salió de su ensimismamiento y dirigió su mirada hacia la nave. La pasarela estaba cerrada, y él no recordaba si tenía el mando para abrirla. Si lo tuviera tendría que soltar primero la carga para cogerlo. Era también posible que Sicks la tuviera, cuando consideró esa opción, el piloto les habló a todos...

La voz del comunicador sonó más sorprendida aún de lo que sonó a vieja.

- ¿Ratas? ¿Qué tonterías dices? ¿Cómo va a haber...? - silencio -. ¡Ah! Esas ratas...Estaba mirando ahora mismo el sistema de vigilancia interna. Hay dos trandoshanos manejando los controles. Uno está intentándolo con el rayo tractor pero parece que no se le da bien. Creo que el otro se impacienta y va hacia el cañón láser...no puedo permitirlo.

Se escucha un corte de comunicación que parece temporal...y aquello devolvió a la realidad al piloto del carguero que estaba siendo amenazado.

El muchacho quedó un momento pensativo.

- Yo iría a cualquier lugar de la "zona de repostaje", vamos, saliendo por esta misma puerta, la plaza que te encuentras justo al salir. Todas están un poco altas de precio, pero son las más seguras con diferencia sobre cualquier otra.

El twi´lek se dirigió hacia el hangar 28 con un dolor creciente en el cuello. Quizá fueran los efectos posteriores a la paliza, cuando la tensión acumulaba dejaba de estar oculta por el aumento de hormonas analgésicas, indispensables para salir con vida y velocidad de una situación apurada. Ahora las cosas estaban más tranquilas, y su cuerpo se permitía el lujo de quejarse.

Empezó a meterse por las callejas de la zona de hangares, tras dejar la amplia avenida que comunicaba todo. No mucho más adelante, vio un grupo de sanitarios vestidos con cómodos ropajes blancos. Estaban depositando a alguien en un deslizador adaptado para el traslado. Entre todos, a Tock no le costó distinguir a su amigo Elo, a pesar del tiempo transcurrido. Seguía siendo el más enérgico y activo de cuantos hubiera visto.