Partida Rol por web

Marina se acercó a Iván, obviamente sintiéndose culpable por lo que le había pasado a él al oírla hablar. A decir verdad la primera reacción de Iván, el primer sentimiento que surgió de él fue resentimiento: ¡Marina tenía que ser más cuidadosa! ¡Que le den si se siente culpable! ¡No era culpa de Iván que su voz fuera un incontrolable asco! Pero antes de siquiera expresarlo, hundió ese arranque de resentimiento, y pensó más racionalmente: Ella no tenía forma de saber que estaba allí cuando cayó, ni de que su poder estuviera fuera de control. Así que en vez de gritarle, cogió la mano de ella mientras se la pasaba por la oreja y mirándole a los ojos, le sonrió.

- No te preocupes.

Con calma y cuidado, debido al mareo, Iván se alejó de Marina flotando hacia las duchas, y metió la cabeza debajo de una de ellas. Abrió un poco el grifo, lo justo para controlar un poco el chorro y no acabar todo empapado, y se mojó la cabeza, limpiando la sangre. Al menos la que ya había salido.

Cuando estuvo satisfecho con el resultado se giró, de nuevo con cuidado para no marearse, y sonrió a Marina.

- ¿Ves? Ya está. – Voló hacia ella, poniéndole la mano en el hombro - ¿Volvemos al partido?

-¿EN SERIO? Ahora que íbamos a llenar el iglú de humo para hacerlos salir...jeje

Encogiéndose de hombros, entrelazó los dedos de las manos tras su nuca y se acercó al resto del grupo. La verdad es que todos lo habían hecho bastante bien. Con un poco de imaginación y un mayor control de los poderes, estaba seguro de que podrían dar muchísima guerra. Por otro lado, el enfrentase unos a otros, había servido para conocerse mejor. Quizás se habían saltado las reglas del juego, pero que diablos, eran jóvenes con superpoderes, así que tenían que usarlos sí o sí.

-Buen combate a todos, digo, buen partido. Se me ha ocurrido, que podríamos diseñar algunas maniobras de combate, ya sabéis, para cuando nos enfrentemos a otros. Una buena combinación de nuestros poderes en el momento oportuno y seremos los amos.     -Al ver que el director se dirigía a él, moussa alzó una ceja con cierto aire pensativo. Se esperaba alguna reprimenda, pero no fue el caso, así que ni tan mal.   -¿Eh? ¡Ah, vale! ¡Marchando! Por cierto César ¿Te has dado cuenta? No necesitas el mechero para canalizar tu poder, ahora que sabemos que puedes controlar el calor o algo así, seguro que alguien en la escuela puede enseñarte mejor a utilizarlo. No te sientas mal por lo del muro de hielo, Sara ha perfeccionado su poder y sus muros son duros de roer. Tú era la primera vez que intentabas algo así, ahora solo necesitas practicar. Mírame a mí, ayer me costaba mucho teleportarme y tras el combate contra megaming, es casi como respirar jeje. ¡Ups! ¡Iván y Sirena! ¡Casi me olvido de ellos!

El Stargate se materializó junto a Moussa, mientras que la otra apertura, aparecía en los vestuarios, cerca de las duchas. Esperaba que Iván y Sirena aún estuviesen por allí y que no hubiese aprovechado el momento para largarse de clase. Esperaría un rato para ver si aparecían por el portal, en caso de no ser así, iría personalmente a buscarlos.

Marina juntó las manos frente a su pecho, algo avergonzada, mientras Iván se mojaba la cabeza. Cuando éste se le acercó flotando casi parecía… ¿sonrojada? Era difícil verlo con tan poca luz.

Cuando le puso la mano sobre el hombro y trató de animarla el rostro de la muchacha se iluminó con una sonrisa sincera.

Asintió alegremente y echó a andar hacia la salida.

Al dar unos pocos pasos llegaron a la zona de vestuarios, llena de bancos. Ahí estaba la ropa para cambiarse después de la clase. Iván reconoció sus cosas, estaban en el vestuario de chicos.

Sirena avanzó con paso apresurado, evitando fijarse en los calzoncillos al aire que alguno había dejado tirados por ahí cuando un extraño sonido de succión invadió la sala.

La muchacha dio un respingo y se llevó las manos a la boca, para evitar alzar la voz, cuando un gran portal apareció en medio del vestuario. Su brillante color azulado lo delataba, era uno de los portales de Moussa.

¿Para volver? ¿Por qué los iba a hacer volver Moussa?

Marina se acercó con curiosidad al portal, pero no llegó a cruzarlo. Miró a Iván, con clara expresión de duda en el rostro.

-El partido ha sido interesante y me ha dado nuevas ideas para implementarle a Gina. Bueno, y yo mismo tendría que mejorar algunas cosas, pero seguro que lo practicaremos en las clases de Entrenamiento de Combate.

El joven genio no iba a criticar al senegalés por su forma de actuar tan cercana al límite de lo permitido. Podía haber sido algo arriesgado por su parte, pero la ventaja táctica era evidente. Incluso se podría decir que hasta había disfrutado con el partido, buscando soluciones a sus limitaciones físicas, no dependiendo sólo de su robot y viendo cómo los demás aplicaban sus propias soluciones con sus poderes. Un empate era lo mejor que podía pasar, dadas las circunstancias, así nadie se sentía realmente ofendido.

-Vuestro partido -dijo girándose hacia el otro grupo- ha tenido un final predecible: el intangible contra el inalcanzable. Supongo que también os ha venido bien para conocernos. Nosotros partíamos con ventaja, gracias a Ratchett...

El partido había resultado ser bastante decepcionante. 

Me había imaginado haciendo mates superpoderoso. Mientras saltaba gritando el nombre del lanzamiento y luego dando un fuerte golpe con las dos manos al balón. Y al final solo hice la técnica fallida y super guay del tirachinas con Diana. Miré a la metamorfa arrugando la frente. Esperaba que no estuviese muy enfadada conmigo.

Después de que se diese por teminado el partido, me dirigí a donde estaba Ms. Justice.

-Diana, esto... -dije poniéndome una mano en la nuca.- ¿E-estamos bien, no? Siento mucho lo de antes. En mi mente quedaba todo tan guay y... Podría haber quedado muy anime. -suspiré.

Luego miré a Sara y forzándome a hacer una media sonrisa le dije:

-A mi me gustan más lo chicos. -dándome cuenta de lo que acababa de decir intenté corregir.- Quiero decir... Me parecen más... Las chicas molan, son muy cuties. Sí, eso. Están guays. Jeje.

Zenitram comentó algo sobre Gina. El chico siempre parecía estar pensando en cosas de tecnología. Ese cerebro lo tendrá que utilizar para cosas importantes. No como tú, Rudy, con ese cerebro de almendra.

-Le podrías añadir unas boobies más blanditas, jeje. -dije riéndome de mi propia broma.- Ahora en serio, siempre se te estan ocurriendo cosas para mejor a Gina. Seguro que al final acabará siendo una máquina de guerra super chula y futurista. 

Marina le devolvió la sonrisa a Iván, alegrándole. Parecía que no iba a sentirse más culpable por aquel accidente, no por el momento al menos. Era una suerte que su grupo no le hubiera hecho mucho caso antes, cuando sugirió que Marina cantase para atontarlos a todos. Por lo visto su poder podía hacer mucho, mucho más que hipnotizar a la gente. Y no todo tan inocente. Ahora entendía porque le costaba tanto a la chica “soltarse”.

Siguió a la Sirena del Liceo por la puerta, hasta el vestuario de chicos. Cuando Marina empezó a apresurarse para no ver los calzoncillos que alguien había tirado por ahí en vez de guardar en su sitio, cuando un Stargate de los de Moussa apareció.

Marina le miró interrogativamente, e Iván asintió.

- No creo que el partido ya haya acabado, ni que Moussa vaya a incordiarnos enviándonos ahora a la lavandería o algo así. Seguro que el profe le ha obligado a devolvernos a la pista.

Y dicho esto, se encogió de hombros y se zambulló en el portal con una pirueta.

Iván se zambulló en el Stargate de Moussa seguido por Marina, que no se separó de él. El viaje de portal a portal fue instantáneo, pero sintieron una extraña sensación de ingravidez que los acompañó hasta poco después de salir por el otro lado.

Se encontraban en el gimnasio, pero no parecía que los estudiantes estuviesen jugando. Estaban todos reunidos, los dos grupos, frente al señor Richmond.

El director, portafolio en mano, parecía dispuesto a explicarles algo.

Mientras los alumnos hablaban, el Stargate de Moussa hizo el familiar sonido de succión al mismo tiempo que Iván y Marina salían del portal. Debían de venir de las duchas o del baño, porque Iván tenía la cabeza completamente mojada. Marina, con las manos tras la espalda, se acercó tímidamente al grupo.

Hecha su función, Atajo dejó que su portal econgiese hasta desaparecer. 

Viendo que ya estaban todos allí, Richmond carraspeó. 

- Bien, vamos a comentar lo que hemos visto hoy.

El director repasó su portafolio y comenzó a hacer comentarios sobre el desempeño de los estudiantes durante el juego.

Comenzó con Estigia. A Richmond le había gustado que experimentase con su poder, más allá de sus usos habituales. Tratar de inutilizar a los enemigos sin usar fuerza bruto era algo noble a la par que inteligente. No había dado resultado durante el juego, pero Richmond la felicitó igualmente. Luego hizo un comentario sobre su última maniobra, la cúpula de hielo. En aquella situación, esconderse tras una barrera para ganar tiempo había sido el movimiento correcto. Pero en una situación de combate real, uno no podía quedarse encerrado en una burbuja hasta que pasase el mal tiempo. Sara posería un gran poder defensivo, pero no debía confiar únicamente en él.

Luego siguió con Zenitram. Tal como había supuesto Richmond que haría el genio vasco, Aitor aprovechó lo poco de lo que disponía y sacó el máximo provecho de sus escasos recursos. Sin duda, la presencia de Gina siempre ayudaba al genio a estar más seguro, pero a Richmond le preocupaba que sus defensas dependiesen de medios externos. La maniobra de la red sobre el balón le había gustado mucho al Director, que recordó a sus estudiantes que siempre debían tratar de jugar con el factor sorpresa a su favor. Un enemigo desprevenido es normalmente un enemigo derrotado.

El tercero fue Vent. Richmond no había visto hacer mucho a Iván durante el juego, aunque alabó su truco de los balones ilusorios. Tal como había comentado con Aitor, engañar al enemigo era una forma muy efectiva de neutralizarlo. El director no estaba al corriente de que las ilusiones formasen parte del repertorio habitual del chico hada, así que lo felicitó por experimentar con su poder. 

Respecto a Sirena, había participado poco en el juego. Richmond comprendía que no quisiese usar su poder, pues la muchacha aún tenía problemas para controlarlo. Sin embargo, esperaba que su gran físico le permitiese tomar partido más efectivamente. Quizá en una situación de combate real, sin tener que depender de un balón, podría haberse lucido más.

Siguió con Ms. Justice. Richmond reconoció que la maniobra combinada con Rudy había sido creativa, y seguramente de haber acertado habría sido bastante efectiva. Aprovechó para recalcar la importancia del trabajo en equipo. Por sí solos todos sus estudiantes eran poderosos, sí. Pero cuando unían sus fuerzas era cuando se volvían realmente aterradores. Richmond también comentó que las palabras de durante el juego le habían parecido un intento de desmoralizar al equipo enemigo cuando estaba encerrado en al cúpula de hielo de Estigia. El director reconoció que la moral también jugaba un papel decisivo en los enfrentamientos.

Luego Cráter. El director se lo quedó mirando unos segundos antes de hablar. Lo felicitó por el ataque combinado con Diana, pero por su tono de voz parecía que se había esperado más del muchacho. Igual que con Sirena, Richmond estaba convencido de que en una situación de combate real Rudy se habría podido lucir mucho más. Sin embargo, durante el juego Rudy habría tratado de trabajar en equipo, y eso lo valoraba. 

Samalandra fue el siguiente. Primero de todo, Richmond le agradeció que no hubiese usado su poder para atacar directamente a sus compañeros. Aquel comentario pareció hacer enfadar a César, aunque el piroquinético no dijo nada al respecto. Luego, el director lo felicitó por no rendirse ante la adversidad. Perder el mechero a manos de Aitor le había permitido explorar su propio poder y descubrir algo nuevo. Le recordó que, en ocasiones, las limitaciones uno cree que tiene son meramente psicológicas.

Por último Atajo. Richmond reconoció que el Escudo Asgard del senegalés era una herramienta defensiva extremadamente útil. Quizá, si lo hubiese mantenido durante más tiempo, Rudy no habría acabado eliminado. Además, alabó su ingenio. Cuando Moussa había visto a su equipo quedar en desventaja decidió usar su poder para dejar fuera de juego a la mitad del equipo contrario. El director admitió que, en una situación peliaguda, separar a las fuerzas enemigas era una forma efectiva de mermar sus fuerzas. Sin embargo, si aquello hubiese sido un combate real y sus contrincantes hubiesen sido villanos... Dejarlos sueltos por ahí quizá no habría sido lo más inteligente. 

Aquello fue más o menos todo para el Grupo 4. Y tras hacer los comentarios del Grupo 5, Richmond los dejó ir a todos.

- Ya podéis ir a las duchas.

Quizá hasta el momento no se habían dado cuenta, pero después de los esfuerzos que habían hecho durante toda la clase... ¡estaban muy sudados!

Vestuario de chicos

Después de las clases que requerían ejercicio físico, el vestuario de chicos se convertía en una especie de santuario de la virilidad. El lugar era bastante típico para ser el vestuario de una escuela de superhéroes. La sala, de planta rectangular, estaba llena de bancos, ocupados por las bolsas de deporte y pertenencias de los estudiantes. Había un acceso a un baño y otro más al fondo a las duchas, que eran comunes. 

Inundado por el olor a sudor, los comentarios subidos de tono sobre las chicas y la imposibilidad de ducharse a solas, el vestuario era un lugar donde uno normalmente se sentía de dos posibles formas: o completamente en su salsa, o más bien como pez fuera del agua.

Fantasma era de los que no tenían vergüenza alguna. Se acercó a su bolsa y la abrió, sacando su toalla y sus chanclas. Se desnudó sin pudor alguno y se enrolló en la toalla tapando sus vergüenzas. Rebuscó un poco en su bolsa antes de preguntar en voz alta.

- ¿Alguien ha visto unos calzoncillos azules? No los en... - se quedó a media frase, pues antes de acabar los susodichos calzoncillos volaron hasta su cara. 

- Te los has dejado fuera, cochino - lo recriminó Silvano mientras comenzaba también a quitarse el uniforme.

Fantasma se encogió de hombros y dejó los calzoncillos sobre su bolsa.

- Por cierto, ¿habéis visto como se le marcaba todo a Reina? ¡Madre mía!

- Eso es - comenzó a responder César, que tampoco parecía incómodo allí - porque no has visto a Sara - comentó con una sonrisa cargada de picardía.

Las palabras de César fueron acompañadas por un asentimiento de varios de los chicos que había en el vestuario. Si algo era cierto, es que Sara Carrión era muy guapa.

Vestuario de chicas

Después de las clases que requerían ejercicio físico, las chicas se iban a su propio vestuario. Lejos de las miradas de esos cochinos del vestuario de al lado, podían relajarse y ducharse sabiendo que nos las iban a molestar. El lugar era bastante típico para ser el vestuario de una escuela de superhéroes. La sala, de planta rectangular, estaba llena de bancos, ocupados por las bolsas de deporte y pertenencias de las estudiantes. Había un acceso a un baño y otro más al fondo a las duchas, que eran comunes.

Abeja Reina, que no parecía avergonzarse de nada, comenzó a desnudarse mientras comentaba en voz alta.

- No sé si me acaban de gustar estos uniformes. ¿No los veis muy apretados? - dijo mientras lo doblaba y lo dejaba sobre el banco -. Ese guarro de Fantasma no ha dejado de mirarme en todo el rato. 

Al mostrar su espalda desnuda, las chicas pudieron ver como las alas de insecto brotaban directamente de su piel como si siempre hubiesen estado ahí. Era extraño de ver, sin duda.

Marina, por su parte y silenciosa como siempre, se dirigió directamente hacia el baño que había en el vestuario. Mientras estaba ahí, se escuchó el sonido del agua corriente. Había abierto el grifo.

Finalmente, llegaron hasta las duchas. Estaban cansadas y sus cuerpos cubiertos de sudor. No era nada agradable, así que agradeció poder quitar el uniforme.

- No me había fijado en que Fantasma fuera un mirón. Pensaba que era un chico que sabía comportarse. Vamos a tener que presionarlo un poco. Por cierto, qué monada de alas. Se ven muy brillantes.

Solo con esas palabras de Abeja Reina, el chico perdía algunos enteros en cuanto a reputación. No quiso decir nada acerca de Rudy, que posiblemente tampoco les habría quitado el ojo de encima. Aunque Rudy más bien lo miraba todo.

- Tenemos que estar atentas no se nos cuele aquí dentro nadie. Si algún chico me oye, que sepa que le puedo congelar los huevecillos y dejarlos inútiles.

Sonrió, pues aquello era más bien una broma. Esperaba que no se le fuera la pinza a ninguno, pero claro, habiendo tantos y con tantos poderes diferentes... En fin, no sería la primera vez y seguro que ya lo había impedido el director de alguna forma.

- Diana, menos mal que cortaron nuestro partido. Podíamos haber estado jugando todo el día.

Esbozó otra sonrisa a su compañera y se acercó a la ducha para abrir el grifo de agua fría.

Zenitram había racionalizado lo de los tabús sociales hacía años y sabía perfectamente que lo apropiado de la desnudez o la falta de ella, en la mayoría de ocasiones, venía determinado por el contexto. Aquello era un vestuario, para desnudarse, asearse y ponerse ropa limpia. Había pocos lugares más apropiados que ese para desnudarse. Y aunque se tratara de en medio de clase, si hubiera una buena razón, Aitor tampoco tendría ningún complejo en desnudarse. Lo del pudor no era lo suyo.

Todavía un adolescente y más bien escuchimizado, tampoco era nada remarcable en el aspecto físico, más allá de su pelo rubio alborotado y sus ojos de verde intenso. Desnudo era un adolescente imberbe, sin apenas pelos más que en brazos y piernas (que pasaban bastante desapercibidos por su color rubio) y, claro está, región púbica. Sin ningún tipo de pudor, teniendo clarísimo dónde tenía cada cosa, se desnudó y así, sin nada más que una toalla echada al hombro, gel en la mano y una esponja suave, se dirigió hacia las duchas, aparentemente absorto en sus pensamientos.

-Sí, Sara es muy guapa, pero Diana... Diana, si quisiera, podría tomar la apariencia que quisiera. ¿Alguien tiene algún fetiche? -dejó el genio vasco en el aire, dejando claro que incluso cuando no les estaba prestando mucha atención, tenía atención de sobra para comentar sus comentarios.

Cuando el combate terminó Diana hizo desaparecer sus alas una vez descendió y se hizo a un lado para poder hacer estiramientos, no quería tener agujetas al día siguiente. Rudy se acercó para hablar con ella y la chica le sonrió mientras se levantaba del suelo.

- Claro .- le Respondió -. la maniobra estuvo bien pensada, y si hubiera salido bien habría estado genial... si estuviera molesta con alguien sería conmigo misma, tranquilo.

Le dió un golpe en el hombro, como siempre, y continuó hasta llegar a la reunión que se había formado con el director. Escuchó todas y cada una de las anotaciones que Richmond hizo sobre ella y sus compañeros, aunque cuando la nombró a ella y la maniobra conjunta, miró a Rudy y sonrió de nuevo.

- ¿Ves? .- Dijo en voz baja a Cráter.

Cuando el director les dijo que podían irse a las duchas, Diana tardó menos que nada en ponerse en camino, necesitaba una ducha urgente.

Una vez en el vestuario, y sin pudor ninguno, la chica comenzó a desvestirse a la par que Abeja Reina.

- A mi la verdad que no me molesta, puede que os suene raro... pero la mayor parte del tiempo voy desnuda .- Rió -. Cuando tienes la capacidad de ser quien quieras y hacer lo que quieras con tu cuerpo, no necesitas llevar ropa convencional. Está bien por una vez llevar algo encima, aunque para ser sincera es más como una segunda piel, así que tampoco cambia tanto.

Diana a veces parecía tener diferentes personalidades. A veces era una chica de carácter agrio y otras era una chica simpática y charlatana que le encantaba estar rodeada de gente... Ms Justice era claramente un bicho raro.

- Tranquila Sara, que si algún chico entra aquí, le esperarán semanas de burlas, porque soy capaz de hacer cualquier cosa por dejarles en mal lugar, que si las duchas no tienen protecciones contra ellos, estoy segura de que tampoco las tendrán para mí.

Sonrió y en un momento su cuerpo se convirtió en el de Iván, eso si... con unos calzoncillos rosas con montones de caras de Hello Kitty!!.

- No creo que los otros chicos vean normal este tipo de vestimenta... puedo hacer que les lluevan motes estúpidos en un santiamén.

Rió de nuevo y se metió bajo la ducha, y allí, bajo la ducha, su cuerpo comenzó a cambiar otra vez transformándose de nuevo en Diana.

- Si alguno de esos babosos se mete aquí a mirar... - dijo Tramuntana mientras miraba con desdén la forma que Diana había adoptado - saldrá de aquí volando, os lo aseguro.

Se desnudó también sin vergüenza. El cuerpo de la muchacha no tenía nada que envidiar al de sus compañeras.

- Y si uno de ellos puede entrar aquí sin que le vean ni oigan... es ese memo - señaló a Diana mientras aún tenía la forma de Iván.

Tramuntana se metió en al ducha sin mucha ceremonia.

Parecía ser que las tímida del grupo era Juno. Se puso algo roja cuando sus compañeras comenzaron a desvestirse. Se puso en un rincón y se quitó el uniforme dando la espalda a las demás, procurando no enseñar "nada". Se enrolló en la toalla en silencio y se encaminó hacia las duchas. 

Se la veía nerviosa.

De todas las que estaban allí, la misteriosa Égida era la que más parecía ignorar todo lo que pasaba a su alrededor. No era muy habladora, y estaba más bien a su aire. 

Cuando se quitó el uniforme todas pudieron ver un extraño collar metálico alrededor de su cuello. No parecía cumplir un propósito decorativo, sino más bien practico. Parecía pegado a su piel, y no se lo quitó para meterse en la ducha.

-Jeje. -contesté a Diana cuando Richmond hizo referencia a nuestra maniobra.

Al final todo bien con la metamorfa, menos mal. Estaba muy guay el buen rollito que habíamos cogido el primer día como para estropearlo.

En cuanto a los comentarios de Richmond, me resultaron un tanto agridulce. Parecía que lo hubiese decepcionado. Pero no era decepcionar a un simple profesor, estábamos hablando de Richmond. Tendría que ponerme a trabajar en mis habilidades.

Poco después nos dirigimos a las duchas. El ambiente allí era mucho más... masculino. Por fin se habían puesto a hablar de chicas. ¡Ya tardábamos!

Con lentitud fui mirando lo que hacían los demás, como se comportaban en esas situaciones de "desvestirse". De mientras me reía de los comentarios de Fantasma y Silvano.

Entonces, Aitor se quitó al ropa, dejando ver su cuerpo escuchimizado. Qué recuerdos... Antes de recibir mis poderes era así. El típico nerd con cuerpo de nerd. Aparte la mirada rápido en cuanto le vi el pajarito.

Viendo lo que había hecho mi compañero, decidí imitarle. Me desnudé con tranquilidad. El cuerpo que una vez fue escuchimizado, ahora estaba relleno de músculo. No era en plan bestia como esos que viven en el gimnasio, solo estaba fibrado. 

-Guau, no esperaba que salieses con eso, Aitor.- dije respondiendo a su pregunta sobre los fetiches.- Pues sí, unos cuantos. Jeje. Las lolis son lo más, sobretodo las neko-chans (son como chicas con orejitas de gato, aunque las conejitas también molan). Pero como son de dibujos, lo  más parecido son las japonesitas. Son tan cuquis. Aunque gritan mucho en los videos... Y los pelirr... -me detuve. ¿Qué acababa de decir?- Las. Las pelirrojas. Son lo más. Je... Je.

Pretendía seguir con la lista, pero prefería escuchar lo que los demás tenían que decir.

-¿Eh... y vosotros? -dije animando a que dijeran los suyos. Parecía mentira, pero así se conocían más a fondo entre ellos

Tramuntana tampoco se fiaba de los chicos y no le faltaba razón. Pero Iván no era el más peligroso, pues no entendía muy bien el funcionamiento de los móviles y no las podía grabar. Era más bien Rudy o Moussa los que le preocupaban.

- Chicas, no podemos depender de todo para la seguridad del Liceo. Si queremos estar seguras, tendremos que hacer turnos y vigilar. No nos podemos fiar con tanto niño aquí dentro.

Ya está. Había llegado a la determinación de que había que estar preparadas.

- Establezcamos dos turnos y que unas vigilen mientras las otras se duchan. Vigilar usando superpoderes, claro. Yo misma me pondré a vigilar antes de ducharme.

Aún no había comenzado, de modo que se apartó un poco y se dedicó a prestar atención a todo. También se fijó en la joven azulada, Égida, la cual llevaba eso al cuello y no sabía si era algo malo. Allí con tanta gente no le iba a preguntar, pero sí podía echarle un vistazo de vez en cuando y ver si le incomodaba. El collar podía significar algo terrible, o quizá ser parte de su equipo supertecnológico. No podía saberlo.
 

Iván apareció de nuevo en el gimnasio, seguido de Marina, con ganas de volver a la acción. Pero por lo visto el profesor había decidido terminar el partido. Iván flotó lentamente hacia el corrillo que habían formado a su alrededor y apoyó las manos en los hombros de César, masajeándolos distraídamente.

- ¿Cómo ha ido, – le susurró – quien ha ganado?

El director empezó a resumir en unas pocas palabras la actitud de todos durante el partido. Alabó la actitud de la mayoría de ellos, y aunque dejó caer que Iván había vagueado un poco durante el partido limitándose a esquivar, también le comendó por ser imaginativo y explorar aquella parte de sus poderes. Quieras que no, aquello hinchó el pecho de Iván de orgullo, pa será de las connotaciones negativas. César, aún bajo las manos de Iván, recibió otra comendación por su uso imaginativo de su poder y no dañar a nadie, e Iván le estrechó con fuerza los hombros, amigablemente.

- Luego me cuentas qué hiciste cuando Moussa nos echó.

Cuando Richmond les envió a las duchas, Iván siguió al grupo tranquilamente, sonriendo de nuevo a Marina cuando sus miradas se cruzaron una última vez, antes de separarse en los respectivos vestuarios.