Partida Rol por web

Grend miró de arriba abajo al goblin que les había salido a "saludar". No parecía gran cosa, estaba seguro de que podría acabar con él en un momento. Pero le había dicho al mago que lo intentaría a su manera. Y Grend era hombre de palabra.

¿Eres el jefe de ésta tribu de goblins? ¿Hablas por todos ellos? Tenemos dinero para negociar. Dinero del continente con el que podríais comprar muchos suministros e incluso instalaros fuera de éste lugar.

Ja ja, yo reír de dinero. Dinero no sirve para comer. Tribu no quiere marchar de hogar. Pero si tu limpias de otros humanoides intrusos, nosostros podemos agradecer y ayudar tú.

Yo hablo por tribu. ¿Cuál de vosotros dos es jefe? Tribu solo puede tener un jefe. Yo no hablar con comecangrejos Yo solo hablo con jefe.

Dolgen miró a Grend sorprendido, no lo había hecho tan mal, ahora sabíamos que querían negociar. El mago bajó lentamente las manos hasta apoyar de nuevo el bastón en el manto vegetal, con cuidado de que no se le colara por alguna de las grietas y miró al jefe goblin obviando a propósito su pregunta.

-¿Otros humanoides, te refieres a los piratas?, ya hemos acabado con ellos- le respondió encogiéndose de hombros -esos ya no os molestarán mas, seguro- sonrió ampliamente tratando de dar a entender que ni se habían despeinado al hacerlo, queriendo impresionar al jefe goblin -Pero, me has dejado intrigado, si llegara el momento, ¿cómo podríais ayudarnos vosotros a nosotros?- le preguntó poniendo cara de duda, tratando de tocar su ego. 

Aha. Tú eres el jefe. Tú mandas. Y te obedecen todos los goblins ¿verdad? Bien. Eso está bien. ¿Y tú segundo al mando quién es?

Grend estaba muy tranquilo mientras hablaba. Parecía que tenía muy claro lo que iba a suceder. De hecho cualquiera con dos dedos de frente podría imaginarselo. Lo único era ver si el goblin aparte de jefe era listo.

—Llenka —el guerrero llamó la atención de la mujer sobre lo que iba a suceder para que se preparase para el combate, porque estaba claro que Dolgen era demasiado educado y correcto para un mundo hostil como aquel. En el Mar Estrangulador valían la fuerza de tu brazo y lo afilado de tu acero. Todo lo demás lo demostrabas con hechos. Y los Goblins, esos sucios pielesverdes, estaban pidiendo a gritos que esos cuatro máquinas de matar pasaran sobre su campamento como un fuego sobre madera seca. Nada puso la mano sobre el mango de su cimitarra y se preparó para el combate.

El goblin escuchó la aterciopelada voz de Grend invitándole a indicarle quién era el segundo al mando, abrió la boca como para decir algo, levantó una ceja y finalmente dijo: - Tu esperar que yo ir a buscarlo.

Con un quiebro se dirigió veloz hacia el parapeto.

Y en un visto y no visto desapareció tras el parapeto central. Desde la seguridad de la plancha metálica habló de nuevo.

- Esto es comuna goblin, toooodos iguales aquí. Si no tener nada más que decir, mejor marchais. Nosotros no tenemos lo que buscáis ni queremos nada que vosotros ofrecer. Adios, adios.

Arrojaron varios pesces frescos hacia Dolgen y Grend con los que preparar una comida aceptable - Regalo hospitalidad goblin. Que aproveche. Marchad, marchad.

Grend sorió cuando el goblin le dio la espalda.

No te preocupes. Ya vamos nosotros a hablar con él.

Con un rápido movimiento Grend sacó una daga de mango plateado y hoja oscura, y sin apenas esfuerzo está salió despedida en dirección a la cabeza del jefe goblin.

Buena charla. Yo creo que lo hemos convencido, ¿y tú?.

Siguió sonriendo de manera un poco siniestra mientras se lanzaba contra el campamento goblin y desenvainaba sus armas.

Prueba a hablar con ellos. Yo creo que ahora estarán más por la labor de escuchar.

Eh pieles verdes. Si nos decis donde está Iñigo Sharpe no os mataremos a todos.

Dolgen dejó caer su cabeza sobre su mano, escuchándose un sonoro golpe cuando la frente golpeó la palma de su mano.

Negó mirando a Grend, y sabiendo la que se les venía encima se mentalizó para el combate, dejando que, al que él llamaba, Dolgen malo, tomara las riendas de la situación.

-Tu facilidad de palabra te abrirá muchas puertas en el mundo- respondió al hombre de negro mientras ya se colocaba en posición de combate, con ambas manos bien asidas al báculo sin dejar de mirar a los goblins, decidiendo cual debía ser el objeto de su magia.

Los goblins no vieron que Grend hiciera un gesto extraño ni mucho menos la acción de lanzar una daga. Y como su compañero bloqueaba la línea de visión tampoco vieron la trayectoria la punta que salió con un suave silbido de la empuñadura. Tan solo vieron como la cabeza de su guerrero más bravo estallaba como una sandía al caer de una torre.

De detrás de los parapetos salió un -Oooohhhh coral impregnado en un profundo sentimiento de derrota y ante la subsiguiente carrera del espadachín el goblin al mando se apresuró a mostrar un trapo que en su día había sido blanco.

-Goblins rendimos. No tenemos Eñe Gosharpe. Nosotros damos lo que queráis, pero no tenemos Gosharpe.

Dolgen no llegó a ver exactamente de donde había salido la daga de Grend, pero sí vio el resultado fatal, fatal para el goblin, claro, y tras escucharlos rendirse suspiró -¿Ves?, no quieren luchar, eres... eres un adicto a la sangre- le dijo haciendo un gesto de incomprensión con la mano que no sostenía el bastón.

Cuando Nada y Llenka se reunieron con ellos**, Dolgen miró a los tres -¡Basta!, el Mar Estrangulador y la maldad que lo ha creado se está apoderando de nosotros, ¡y no se lo podemos permitir!, si seguimos matando sin ton ni son la locura se apoderará de nosotros- decía señalando a unos y a otros , incluso a él mismo repetidas veces -No tenemos que asesinar a esta pobre comuna goblin, podemos registrar su campamento por si están mintiendo sin ningún problema, ¿no veis, insensatos, lo asustados y acobardados que ya están?- parecía que la cordura y el Dolgen de siempre habían vuelto a tomar el mando en el joven mago.

Mientras el equipo registraba el asentamiento de los goblins — Nada había decidido que, dado que se rendían pacificamente era un gasto de energías tonto pasarlos a cuchillo — el guerrero parecía molesto. Si en aquella sección del Mar Estrangulador sólo había esos tres asentamientos, y ya habían barrido el de los piratas, quedaba una opción: que estuviese en el primer lugar que habían visitado. El mismo lugar que no habían revisado a fondo. Tendrían que deshacer el camino andado, seguidos por ese pirata maloliente que no dejaba de flirtear con Llenka, y volver a parlamentar con los enanos.

Pero esa vez iba a ser distinto— Llenka, ahí tienes a tu tripulación —espetó— Organízalos y prepáralos para marchar. Volvemos a hablar con Lavamarina y los suyos. Les haremos creer que son esclavos y les enseñaremos que no se me engaña dos veces.

- !Vamos cucarachas! Sí queréis libertad y ser los dueños dr este islote maldito vais a tener que luchar por él.

No tenía ninguna esperanza ni siquiera de que entendieran el engaño ni la estrategia pero durante el viaje al campamento de los enanos trató de asegurarse de que entendieran que el premio por colaborar era su libertad y de que debían parecer atados y sometidos hasta que ella diese la orden.

- No lloooores. No estás capturado de verdaaaaad. Solo tienes que soltar la cuerda para liberarte... !pero ahora no! !cuando de ka orden!

Grend miró extrañado las palabras de Dolgen sobre que era un adicto a la sangre. No es cierto, la sangre no le gustaba. Sabía mal. Prefería una buena cerveza.

Lo dices como si fuera algo malo.

Luego llegó el desastre. Que los goblins se rindiesen no era nada del otro mundo. Viendo como estaban de enclenques no eran ni ejercicio el combatir contra ellos. Así que ni lo intentó. Aunque tuvo que aguantar la verborrea del mago sobre lugares malditos y demás tonterías. A él no le afectaba lo más mínimo aquel lugar. Siempre había sido así. No tenía, ni quería, cambiar.
No. El desastre era que Sharpe no estaba allí. Lo que quería decir que o bien se habían equivocado de lugar, o los enanos les habían engañado.

Esto va a ser interesantes. Los enanos están en buena forma todavía. Esa sí que va a ser una buena pelea.

Aunque el plan de Nada no le gustaba especialmente. El tema de los esclavos era algo que no apreciaba. Por decirlo suavemente.

No quisiera contradecirte jefe, pues tú mandas. Pero no creo que los enanos se traguen lo de los goblins esclavos. Si los hemos limpiado, imaginaran que también lo hemos hecho con los piratas. Sobretodo llevando al viejo con nosotros. Y si son ellos quienes tienen a Sharpe pueden suponer que hemos registrado los otros asentamientos sin encontrarlo y volvemos allí a mirar.

Hay otra opción que podríamos considerar. Si volvemos heridos, como si no hubiésemos podido contra los goblins o los piratas, y les pedimos refugio para descansar y curar heridas podríamos pillarles con la guardia baja. Por un lado pensaran que somos peores ya que unos simples mindundis han podido con nosotros. Y si además estamos héridos seguro que como mínimo bajan la guardia.

Y además así no tenemos que cargar con estas piezas.

Nada arqueó la ceja al escuchar el plan de James, pues veía algunas lagunas en su plan. Por ejemplo, ¿cómo simularían estar heridos? Además, había acobardado a esos Goblins y quería aprovechar su número contra los enanos, por no decir que se volverían fieros en cuanto supieran que serían libres si acababan con esos enanos barbudos— Nos los llevaremos con la excusa de regresar a nuestro barco, y pediremos asilo en su campamento para pasar la noche. Al fin y al cabo, el mago ya se ganó su confianza y usaremos eso a nuestro favor. En mitad de la noche, usarás esas sombras tuyas para escabullirte y abrirles la puerta al interior: ellos atacarán por fuera, y nosotros desde dentro. Y si el viejo es un problema, es un problema de fácil solución.

A los goblins no les gustaba nada la idea de participar en un combate en el que probablemente fuesen usados como carne de cañón. Si caían varios de ellos los demás serían insuficientes para sobrevivir en el Mar Estrangulador. Pero también eran conscientes de que si la suerte les sonreía podrían al fin tener aquella porción del manto para ellos en exclusiva. En cualquier caso no se podían oponer a los rugidos del enorme guerrero que lideraba al grupo de extranjeros ni a las órdenes de la mujer pirata.

- Vosotros no matar goblins después de que batalla termine ¿verdad? Vosotros queréis marchar de aquí y nosotros no somos molestia para vosotros. No ganáis nada matando goblins y quizá podamos ayudar a arreglar barco vuestro o algo. Nosotros podemos ser ayuda.

Se prepararon para el combate armándose con dagas que ocultaron entre su escasa ropa y usaron la totalidad de sus exiguas provisiones para cocinar la que quizá fuera la última comida de muchos de ellos. Fue una comida sencilla a base de pescado asado, algas comestibles y alguna longaniza y bulbos encontrados entre los restos del último barco naufragado. Había que estar fuertes para lo que se venía encima.
 

Después de comer se pusieron en marcha siguiendo las instrucciones de Llenka. Algunos sollozaban, otros avanzaban estoicos, todos parecían dirigirse al matadero.

El viejo lobo de mar no tuvo inconveniente en quedarse en el campamento junto con los goblins que estaban demasiado enfermos para participar en la expedición.

En total fue una docena de goblins y otra docena permaneció en el campamento.

La expedición llegó al emplazamiento enano cuando quedaban dos horas para anochecer. La valla que delimitaba el perímetro exterior había sido reforzada. El lugar por el que habían entrado la vez anterior estaba sólidamente anclado al resto de la valla por lo que no había ningún acceso. Entre las coberturas de la parte superior de aquel barco que parecía una porción de muralla vieron moverse una cabeza de enano, esta vez cubierta por un sólido casco.

Cuando Grend se fijó en las defensas de los enanos estuvo tentado de decir "te lo dije" a Nada. Pero no serviría de nada señalar lo obvio. Les habían visto llegar con un montón de goblins. Estaban preparados para un duro combate.

No vamos a poder atravesar esa muralla con las "tropas" que tenemos jefe. No es que me moleste que los goblins se estallen contra la puerta, pero es que no van a poder hacerles ningún arañazo.

Diría que nuestra mejor opción es colarnos sin ser vistos, y luego eliminar a cuantos podamos mientras abrimos la puerta para que entre nuestro "ejercito". Pero los enanos ven bien por la noche, así que será dificil.

Miró al mago.

Supongo que no podrás lanzar ningún volar o algo parecido ¿verdad?

Aunque la pregunta no iba dirigida a ella, Llenka respondió sin dejar de mirar la reforzada y atípica fortaleza enana:

- Volar no, pero algo así sí.

Dijo misteriosa.

-Malditos enanos- pensó Dolgen cuando ataron cabos, habían tenido una oportunidad de oro sin saberlo y se habían reído en nuestras caras con total descaro. Verlos parapetados ahora no le sorprendía, era lo que cualquiera hubiera pensado que harían.

-Mucho me temo que de volar no sé nada de nada- respondió a Grend -Y de como vamos a entrar en esa fortaleza flotante... tampoco- Se le notaba una mueca de decepción, por mas que se estrujaba el cerebro no se le ocurría como enfrentarse a la situación.

Nada había dicho que deberíamos parlamentar, pero teniendo en cuenta que ya nos habían visto sería extraño que extendieran de nuevo su famosa cortesía, y mas si íbamos acompañados con una docena de goblins, pero Nada estaba al mando así que al menos tendría que intentarlo.

El mago avanzó hacia el frente de la estructura y habló hacia el único morador que habían visto, el del casco -Eh... ¡Ha del barco!, somos nosotros, hemos reducido el campamento goblin a cenizas y capturado a estos demonios verdes, necesitamos un lugar seguro para descansar y prepararnos para el ataque de mañana al campamento pirata, donde seguro encontraremos al Sr. Sharpe, ¿nos echáis una mano?- mintió, descaradamente, pero si los enanos no habían abandonado su barco no tendrían por qué saber que sabíamos que Íñigo tenía que estar ahí, aunque podían pensar que sabíamos que sabían que lo sabíamos, con lo que no abrirían la puerta de ninguna de las maneras, fuera como fuera la caña ya estaba lanzada y solo restaba esperar a ver si picaban.