Partida Rol por web

- Tienes razón hermano Septimus. Pero vigilad la sala desde las puertas. No quiero fuego cruzado.

El tecnomarine no quería que de repente sus hombres fuesen alcanzados por fuego amigo, si todos estaban en la puerta, el único que corría peligro era él mismo, pero él no podía moverse de sitio. De este modo minimizarían los riesgos.

Entró sin miramientos evitando al pobre Kerso que se mantenía junto a la puerta abierta dispuesta a terminar con toda esa escoria de la forma más rápida posible, comenzando por atravesar a uno de esos desgraciados en lo que intentaba concentrarse sin amedrentarse por la  fuerza de la disformidad que vibraba en el ambiente para poder descargar sobre los cultores la ira misma del Emperador.

Phalanax advirtió el mensaje y se dió prisa tras las indicaciones de Verticorda, respondiendo a su vez al hermano Nathaniel:

- No podemos dejar a nadie solo ante la posible amenaza de un embate tiránido y no tenemos equipos de exploración disponibles, intentaré seguir contactando con el exterior para que nos informen de la situación, pero lo esencial ahora es llevar a Verticorda junto a los demás tecnomarines para que asistan las defensas de la Forja...espero que no sea una trampa.

Y después de decir esto y mantener el avance cauteloso, intentó seguir comunicándose con el resto de escuadras, ahora que la energía de la Forja había sido restituida por completo.

- Aquí hermano Phalanax, líder de la cuarta escuadra táctica, solicito información de la situación del exterior y situación exacta de los terminales principales para posicionar al hermano tecnomarine y comenzar la limpieza de la Forja.
 

Los astartes se repartieron por la sala, manteniendo líneas de tiro más o menos limpias y sin dejar un solo palmo cubierto. El tecnomarine se había conectado por múltiples cables a la terminal, sin poder saber donde terminaba el astartes y donde empezaba la máquina.

Mientras tanto, una comunicación a todos los niveles apareció en las pantallas oculares de la servoarmadura, era el hermano Phalanax:

- Aquí hermano Phalanax, líder de la cuarta escuadra táctica, solicito información de la situación del exterior y situación exacta de los terminales principales para posicionar al hermano tecnomarine y comenzar la limpieza de la Forja.

Un chasquido acompañó la entrada de una comunicación por la radio-Aquí la Oficial de ComunicazzzzzzZZZZZZZZzzzzzzzZZZZZZZZZZZZ... en la plzzzzzzzzzzzzZZZZZZZZZZZZzzzzzzzzzZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZzzzz... 

La comunicación se cortó de repente, sin ningún tipo de conocimiento, pero en ese momento Verticorda habló- Señor, si la Forja está en marcha es porque algún hermano del mechanicum está en una consola central o de acceso completo -alzó una mano antes de que le echaran en cara que resaltaba lo obvio- ¿podríamos probar con las comunicaciones a corta distancia? Aunque en los mapas que tenemos descargados parece que hay una un par de niveles arriba, que con la Forja en marcha podríamos llegar por los ascensores en poco tiempo.

Los disparos combinados de Godsmote y Kerso barrieron a parte de esos humanos que había dentro. Parecían fanáticos adoradores. Uno se lanzó contra la Inquisidora, que lo partió por la mitad de un golpe de su espada psíquica antes de, con un grito, lanzar unos rayos ya conocidos por los astartes que la acompañaban y comenzar a barrer a esos adoradores del caos.

Tras un instante, la sala estaba cubierta de cadáveres humeantes alrededor del nódulo, el cual parecía latir con lo que ocurría y absorber cierta cantidad de energía. En ese momento, se comenzaron a escuchar unos aplausos, pero eran unos aplausos cubiertos de ceramita.

-Vaya, vaya, vaya, gracias por ahorrarme el tener que sacrificarlos yo para terminar el ritual -la voz sonaba metálica y acompañada de un cierto deje burlón- pero me extraña que llegarais hasta aquí, mis hermanos no hicieron bien su trabajo -entonces apareció en toda su magnificencia. Un astartes cubierto por una armadura muy decorada, con serpientes, llamas e hidras sobre un color azul oscuro. Parecía empuñar una espada a dos manos que se iluminaba con múltiples colores y ninguno a la vez. Los colores típicos del empíreo, el reino del Caos.

 -Lady Leah, un placer conoceros -dijo haciendo una ligera reverencia- lástima que quería veros muerta antes de llegar aquí, y ahora me tocará ponerle fin a vuestra vida por mi cuenta -antes de que nadie pudiera hacer nada, un chasqueo de dedos hizo que todo se volviera un poco más oscuro y en blanco y negro, salvo los dos psíquicos- así no se entrometerán tus compañeros -esa voz parecía hablar con un tono juguetón y, en ese mundo, las calaveras, caras y cabezas que colgaban del cinto y de la empuñadura del arma comenzaron a desprender fuego por los ojos y la boca.

Alzó la espada poniéndose en guardia- ¿empezamos? -y una carcajada tenebrosa acompañada de miles de otras muchas más agudas resonaron por toda la estancia.

Los controles aún se le hacían complicados, pero a esa distancia, la flota de naves xenos cometieron el error de avanzar en línea recta. Pese a aún no estar habituado a los controles, el tecnomarine Storm aprovechó la situación y envió una ráfaga hacia el avance de la flota. Algunas de las naves simplemente no reaccionaron a tiempo.

Entonces, abrió su comunicador.

- Aquí el tecnomarine Jean Storm. Informe del exterior: unas 30 naves Xenos han salido de la Flota enjambre en dirección a la Forja. Es prioritario que los hermanos tecnomarines acudan a la torre de defensa más próxima para tratar de abatir a la flota antes de que llegen a la Forja.

Tras esto, cerró su comunicador.

Septimus se mantuvo a la espera, cubriendo con el bólter la zona que se le había asignado. Sin duda los xenos no iban a dejar que derribaran sus naves así como así. Aunque no fueran especialmente inteligentes por sí solos, si tenían una especie de astucia depredadora, además de la inquietante capacidad de actuar como un todo, así que pronto intentarían entrar a las malas en aquel lugar, y acabar con todos ellos. 

De pie entre los restos humeantes de los cultores, Leah alzó su espada aún empapada en sangre hacia el sonido de los aplausos, dirigiendo su extremo hacia el terrible astartes que, burlón, le dedicaba una reverencia mientras hablaba impregnando cada sílaba de su insolente burla.

Tras el casco,las pupilas de la inquisidora prácticamente desaparecieron por la repulsa hacia el ser que lucía los cráneos en esa armadura impía como quien lleva una hebilla llamativa en un cinturón. Oyó los fetiches de Godsmote traquetear al moverse pero, como si el impío astarte lo hubiera visto venir, aisló a ambos en un mundo desprovisto de color.

-Perdóname- dijo con gélida calma haciendo girar la muñeca y con ella la espada describiendo un círculo con el movimiento- si no me siento impresionada- al Emperador encomiendo mi alma. Y con ese pensamiento se tensó dispuesta a abalanzarse sobre su objetivo, alzando la espada sobre su cabeza para descargar sobre él un terrible golpe.

- No se si quiero arriesgarme a los ascensores Verticorda, no me gusta lo que puede haber ahí - Y dirigiéndose a los demás - Que alguien consulte el mapa mientras intento la comunicación a corta distancia y trace un recorrido corto hacia la consola de la que habla Verticorda, sin ascensores.

Acto seguido intentó la idea del tecnomarine:

- Aquí Phalanax, líder de la cuarta escuadra, ¿Alguien me recibe?, Solicito informe de situación - Siguió repitiendo e informando de la situación de la cuarta escuadra, algo tenso ya por el tema, y esperando una ruta alternativa a los ascensores para marchar hacia el lugar cuanto antes.

Nathaniel escucho las instrucciones del sargento. Aunque no estaba muy de acuerdo pues aun se les mantenía en la ignorancia sobre todo lo que estaba sucediendo, el Devastador tenia otras ideas.

A pesar de todo obedeció y mientras mantenía su vigilancia por los flancos, espero a ver cuales eran las nuevas instrucciones de Phalanax.

Benzomathel no se esperaba ese ataque tan rápido, alzó la espada pero no consiguió bloquear el ataque, llevándose un impacto en el casco, que pareció detenerse ante una protección invisible, pero aun así hizo un corte profundo en éste y comenzó a salir un líquido espeso y negruzco, como si fuera aceite de motor. Pero no todo estaba terminado ahí, unió ligeras energías del caos para intentar afectar de alguna forma a la Inquisidora, pero no pareció ocurrir nada.

Tras esto, el hechicero lanzó un golpe, pero muy desviado que pasó por encima de la cabeza de la Inquisidora.

-Aquí Phalanax, líder de la cuarta escuadra, ¿Alguien me recibe?, Solicito informe de situación

 La radio se activó de la zona interna mientras, por los pasillos exteriores, comenzaba a sonar un zumbido constante acompañado de una gran vibración. Todos los astartes de la sala comenzaron a alterarse ligeramente.

-Señor, ¿sabe que puede ser eso? -la pregunta de alguno era algo atemorizada- creo que algo esta viniendo hacia aquí...

Casi a la vez que hablaba el jefe de escuadra Phalanax, se escuchó la voz del hermano tecnomarine Jean Storm.

-Aquí el tecnomarine Jean Storm. Informe del exterior: unas 30 naves Xenos han salido de la Flota enjambre en dirección a la Forja. Es prioritario que los hermanos tecnomarines acudan a la torre de defensa más próxima para tratar de abatir a la flota antes de que llegen a la Forja.

Eristede comenzó a informar- Veo un camino con escaleras y elevadores, pero está un poco lejos y tendríamos que atravesar una zona poco segura, en vista de como ha sido todo cuando no sabían que estamos aquí, ahora con las alarmas dadas pueden ser muy poco seguras -carraspeó ligeramente- lo que no podemos hacer es quedarnos aquí -miró hacia los lados, como si esperara que esos bichos salieran de las paredes.

Leah se agachó por instinto y el arma de su terrible enemigo cortó el aire haciendo silbar a éste varios centímetros por encima de su cabeza. Apretando la mandíbula la mujer describió un arco ascendente con la espada dispuesta a hendir de nuevo la pagana figura junto a ella.

- Hermano Septimus, encárguese de las comunicaciones.- El tecnomarine parecía algo alterado. También había notado las vibraciones y el zumbido, y eso no era algo que le gustase.

El tecnomarine estaba al máximo de su capacidad, intentaba activar sensores o cualquier cosa que le pudiese decir qué eran esas vibraciones y de dónde provenían, mientras con dificultad apuntaba a la flota. Habían activado la forja... ahora debían defenderla, pero de qué? El tecnomarine tocó algunos botones antes de disparar.

-De acuerdo, hermano tecnomarine Storm-dijo Septimus, aunque aquella vibración le resultaba bastante inquietante. En un ejercicio de prudencia, decidió activar las suelas magnéticas, por si recibieran algún impacto o sacudida que los derribara, para después hablar por el vox de la armadura, esperando que pudieran recibirle.

-Hermano exterminador Phalanax, ¿me recibe? Soy el hermano apotecario Septimus. Hemos conseguido reactivar sistemas de la forja, y el hermano tecnomarine Storm se ha conectado a ésta para derribar los organismos de la flota xenos que se aproximan. Esperamos presencia hostil pronto. ¿Cual es su situación?

Nathaniel no pudo más que cabecear dentro de su caso al recibir la transmisión del Tecnomarine Storm. Estaba al mando de la operación pero sus palabras solo presagiaban el exterminio de los presentes. 30 naves xenos habían puesto ruta para liberar el lugar, eso solo podía indicar que aquella estación y fortaleza contaba con algo más de lo que tenían en sus informes. O eso o los xenos habían dejado algo en el lugar…

El devastador se quedo a la espera de recibir más instrucciones por parte de su Sargento, mientras tanto miraba a Verticorda y por un canal privado pregunto.

- Hermano Verticorda, ¿que posibilidades habría de activar algún sistema interno de purga para eliminar restos biológicos?