Partida Rol por web

La joven permanece callada escuchando las opiniones del grupo, hasta que se sienta y piensa en la situación.

- Hacer parejas es buena idea, aunque en vuestro estado... Y perdonar el comentario, no creo que estéis en el mejor estado para hacer una guardia de varias horas... Aunque si preferís hacer parejas, me parece perfecto. Ya sabéis que a mi no me importa hacerla sola durante un par de horas para así podáis descansar un rato más. Pero lo dicho, si queréis hacer parejas, me parece perfecto... 

- A mi la idea de Opa me parece bien. Yo estoy perfectamente, puedo hacerla contigo - me ofrezco dirigiéndome a Paula -. Además, parece que Mïra y Artemias ya han cogido postura. ¿Quién hace el segundo turno?

Somos 6 asi que no sera dificil hacer parejas y todos podremos dormir lo suficiente. Yo creo que prefiero ir en el último turno si no os parece mal ¿quien será mi pareja? pregunto, ya que no quiero despertarme en mitad de la noche.

-Yo seré tu pareja Opa- dije acomodándome mejor para dormir bajo el árbol.

- Entonces... ¿Yelena y yo hacemos la primera guardia? ¿La segunda Mira y el chico? - Dice señalando con la cabeza a Alexander. - ¿Y la última Artemias y Opa? Si es así, empecemos...

Mientras estabais discutiendo, Paula ha montado un pequeño campamento, con una zona en el centro para poner la hoguera, aunque no ha encendido fuego, y ha apartado algunas ramas para dejar varios sitios despejados para dormir. 

Los que no tienen que hacer guardia se recuestan contra un árbol para descansar, mientras que  Yelena se prepara para hacer guardia.

No es una cama, pero la hierba consigue que el suelo esté mullido y la temperatura a vuestro alrededor es agradable, de manera que todos conciliáis el sueño con rapidez.

Yelena por su parte permanece sentada recta, dando comienzo su guardia. 

Paula y tú os colocáis alrededor de una hoguera que no está encendida y empezáis con vuestra guardia.

Aunque has empezado con muchas ganas, el cansancio acumulado por el viaje ha ido pasando factura y, poco a poco, empiezas a caerte dormida contra un árbol... 

Lentamente os despertáis y vais abriendo los ojos...

Antes de que estos puedan procesar lo que están viendo, os dais cuenta que la temperatura ha descendido bastante y que el suelo mullido en el que habíais estado descansado ahora es duro y frío...

Una vez la visión borrosa de recién despertado desaparece, os dais cuenta que el bosque ha desaparecido a vuestro alrededor y os encontráis en una especie de celda.

Gracias a un par de lámpara podéis ver que el lugar parece bajo tierra y está hecho de piedra. Al intentar moveros para mirar en todas direcciones, te fijas en que apenas puedes moverte... Tienes los pues y las manos atadas a la espalda... Aunque sí puedes moverte lo suficiente para ver al resto de tus compañeros que están en la misma situación que tú. Paula no está por ningún lado. 

Todos lleváis vuestras ropas de "civiles" y seguís teniendo las gemas de las armaduras. El estoque de Artemias descansa sobre una de las paredes, colgado de un gancho a uno metro y medio de altura en la pared. Justo en la pared opuesta hay una gran puerta de madera con una cerradura. 

Te fijas en que en las paredes hay extaños símbolos hechos con cosmos que no te dan buena espina... 

Hija de puta...

Es una de las razones por las que había accedido a hacer la guardia por parejas. Pero no había contado con que esa cerda hubiera podido con todos. Desde que no nos dijo su constelación me dio mala espina, pero no quería ser la conspiranoica del grupo. Veo que a partir de ahora tendrá que ser así. 

Observo detenidamente los símbolos de cosmos. Trato de discernir si pueden afectar a mi magia o a nuestras armaduras. Si no lo hacen, podré sacarnos de aquí en unos minutos. 

Ahora que te fijas, los símbolos te recuerdan muchos a fórmulas de sellado de cosmos... Aunque parece que son más limitadores que bloqueadores en sí... Lo que te lleva a pensar que no bloquean todo el cosmos que hay en la habitación sino los de un tipo concreto... Es raro...

Lo que tienes claro es que no es recomendable que uses tu cosmos ni que os pongáis las armaduras. 

- No uséis las armaduras. No eleveis vuestro cosmos... - murmuro -. Por eso nos han dejado conservar las gemas. Aquí no sirven o nos hacen más mal que bien...
Dioses. Esto no pinta bien. Para poder hacer algo, primero tengo que averiguar cómo quitarme las ataduras y después eliminar las marcas. Ni siquiera sé si los demás son conscientes de ellas. La espada de Artemias cuelga de un gancho. ¿Podré llegar a ella?
Trato de mover las muñecas, a ver si puedo soltarlas. Soy bastante pequeña, eso puede ser ventajoso cuando quieren atarte.

-¿Hola? ¿Qué ha ocurrido? Yo estaba durmiendo en el bosque.- Digo con voz adormilada. 

No puedo moverme... ¿estoy atada? Pero... 

Veo a los demás en la misma situación. Intento romper las ataduras pero estoy demasiado débil.

¿De qué están hechas estas cosas?

No puedo quitármelas por más que lo intento. Me siento muy débil.

Oigo a Yelena hablar.

-Vale, no usaré mi cosmos... aunque creo que puedo llegar a la espada de Artemias...-

Intento transportarme como bien puedo justo delante y a la altura de la espada para poder agarrarla con la mano de espaldas. Intento usar mis habilidades acrobáticas para no pegármela muy mal contra el suelo... 

Mira intenta liberarse, aunque no lo consigue, parece que están atadas a conciencia... Aunque parece estar hechas de cuerda, normal y corriente.

Al ver que sus esfuerzos no tienen efecto, intenta transportarse, pero no solo permanece en su sitio sino que, al intentarlo, un fuerte pinchazo de dolor la recorre todo el cuerpo.

Las lámparas parecen de aceite y tienen llama, pero no producen ningún tipo de calor o  temperatura... Raro...

Mierda, las lámparas no van a servir para quemar las cuerdas...

- Las lámparas no despiden calor - observo y lo comento en otro susurro. 

Observo de nuevo las runas. Tiene que haber alguna forma de neutralizarlas. Tiene que haberlo. 

Mientras lo medito, empiezo a contraerme para tratar de que las cuerdas se aflojen y pueda desatarme las muñecas. 

-¡Aaaaah! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!- grito sorprendida.

La madre que... ¡Uff!

Mïra gruñe fuertemente apretando fuertemente los dientes, retorciéndose y rodando por el suelo mientras intenta por todos los medios liberarse de sus ataduras.

-¡No me gusta esto! ¡Grrrrrrrrrr!-