Partida Rol por web

El Teatro de los Muertos

Capítulo I: Obertura

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21/06/2015, 16:38
Elie Godnay

Al sentir los labios de Angie estirándose en aquella tímida sonrisa el lugar que habita esa presencia en su cabeza rebosa una sensación cálida y cómplice. Lo han hecho bien, y ahora es Angie quien debe recoger los frutos de aquel esfuerzo, de aquella compenetración perfecta. El momento en que ella detiene sus ojos en esos dos y les ve así, estupefactos, quien se llama a sí misma Elie asiente en silencio, felicitando de manera muda a su compañera.

Las reacciones de los nerds se hacen esperar unos interminables segundos, pero cuando llega la satisfacción de Elie es plena. Y cuando aquel individuo tira de la cadena, amenazando a Angie con tropezar aquella voz vuelve a susurrar, recuperando parte de su textura inicial. - Tranquila, lo has conseguido. - Le dice con calma. - Él intenta demostrar quién manda, pero mira al otro. - Murmura, justo antes de que el oriental pida a su compañero que la trate mejor.

Sin embargo, todo se detiene un instante después, cuando aquel que dice llamarse Lee pronuncia aquella palabra tan pesada como la piedra. - Muerta. - Repite Elie con sólo un hilo de voz, como si quisiera negarlo. Lo hace un instante después de la pregunta de Angie, mezclándose unas sílabas y otras como si aquello intentase ser de todo menos una respuesta. Una sensación pesada y fría se adueña entonces del lugar en el que ella habita. Y mientras la voz de la propia Angie, la de Edith y la de Josh se mezclan en la cabeza de Angie una más se une a ellas: la de Elie, repitiendo como una letanía unas palabras pronunciadas un rato atrás. - Creo que me atropellaron... - Enuncia como si aquello fuera una sentencia, como si la inevitabilidad cargase cada sílaba. - Creo... - Empieza otra vez, para finalmente callar.

El resto de palabras llegan a la consciencia de Elie, pero parece que lo hagan de una forma difusa y pegajosa, como si Angie no estuviera prestando atención. En el mismo momento en que hablan de convertir a la chica en un juguete sexual algo hace clic no sólo en ella, sino también en Elie, encendiéndose. Ella sabe conscientemente que Angie ha cambiado de tema, que ha intentado que aquella idea quedase sin respuesta y no flotase demasiado en el ambiente. Sin embargo está segura de que ninguna de las dos lo olvidará, convirtiendo la oferta del oriental hacia Jonathan en una advertencia.

- Bien hecho. - La felicitó, consciente de que sabría a qué se refería. - No dejaremos que eso pase. - Prometió, mientras aquel frío se transformaba poco a poco en resolución y aquella pesadez en abrigo. - Y ahora veamos ese cuerpo. - Ofreció, hablando como defensa como si no fuera el cadáver de ninguna de las dos, y uniéndose a aquella búsqueda. Mientras tanto Elie hizo un esfuerzo consciente por extender unos brazos que no existían en dirección a Angie. Sabía que de cara a aquellos dos traficantes tendría que mostrarse capaz, fuerte. Pero también sabía que nunca estaba de más ofrecer un mínimo refugio en el que resguardarse de todo lo demás.

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23/06/2015, 23:32
Jonathan

-Oh mira lo que has hecho, Joder, joder..- dice Jonathan alterado al ver tu reacción, acercándose hacia ti al tiempo que enrolla la cadena, lo que transmite un jalón a tus manos y te obliga a acercarte a su vez a él. Dedica una mirada poco amistosa a su asociada, luego te toma por los hombros y se pone frente a ti para obligarte a que le veas a los ojos. Puedes notar su aspecto pálido, sus labios desprovistos de color, sus ojos hundidos. -Cálmate Angie, cálmate. A tu cadáver se lo han debido llevar los forenses hace un rato o algo así.- Lee lanza una mirada seria y hostil de regreso a Jonathan tras esa frase - Olvídate de eso, moriste. No hay forma de evitarlo, supéralo de una puta vez. Estás aquí, estás en la Tierra de las Sombras. ¿Has oído del Más Allá? Bueno, pues esto es el Más Allá. Concéntrate, necesitamos definir que vamos a hacer con ese talento tuyo para actuar- dice el muchacho mientras se aferra a la cadena mirándote con severidad, luego intercala una mirada con Lee.

Pasan unos instantes, los murmullos apagados que vienen desde la multitud indefinida a unos metros llegan como voces deformes. De nuevo Jonathan habla para interrumpir el precario silencio -¿Una mano aquí? ¿O el señorito ahora está por encima de lo que hemos hecho toda la jodida muerte para subsistir? - le espeta al oriental. Ambos están visiblemente molestos.

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23/06/2015, 23:40
Lee

Lee bufó y se acercó de nuevo hacia donde estabas tú y tu captor, reduciendo mucho más la distancia entre los tres. Sus cadenas jalaron a los dos prisioneros, quienes se movieron como autómatas, aún sin fijar la mirada en ninguna parte en particular. No respondió de inmediato a Jonathan, te dedicó primero una mirada y unas palabras. -Yo... lo siento mucho. Ambos lo sentimos mucho- dice con palabras lentas, que parecen flotar de cierta manera y caer pesadamente. Se asegura de hacer un énfasis en "Ambos" mientras mira a Jonathan -Tu muerte fue un trágico accidente. Nadie quiere despedirse de la vida cuando está del otro lado... pero cuando pasa, lo mejor es continuar. Al menos estás aquí... de este lado, quiero decir- dijo buscando las palabras adecuadas. 

Miró a su compañero, había cierta tristeza en los ojos de Lee. Por un momento te pareció que fuese a suspirar pero solo asintió silenciosamente mientras miraba hacia la multitud congregada cerca de la ambulancia oxidada. Parecía estar perdido un poco en sus pensamientos y poco dispuesto a seguir discutiendo con su colega.

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23/06/2015, 23:44
Jonathan

-Oh vamos tío... ahora yo soy el puto cabrón. ¿No?- dice levantando las manos hacia el aire - Angie ¿Has visto los tíos que le siguen? ¿El abuelete y la puta? ¿Los has visto no?- dice mirándote y levantando la voz -¿Y Yo soy el malo? jo... mira Angie. Lee va a llevar a sus dos prisioneros a la ciudadela, y le van a pagar bien por llevar a esos dos despojos. ¿Sabes que harán con ellos? Pues los amigos de Lee van a terminar siendo fundidos en unos hornos en otra ciudad, y lo que quede de ellos va a ser usado para construir cosas. ¿Eh? ¿Suena guay, no? Dime ahora... ¿quién es el jodido monstruo aquí?- dice comenzando a mostrar visibles signos de furia. No te deja responder antes de seguir hablando.

-Yo, por mi parte y al ver tu talento, propongo que te vendamos a un tío decente, que maneja una compañía de teatro de teatro. Claro... no puedo dejarte ir a ver tu puto cadáver, para evitarte angustias innecesarias, y automáticamente  soy el jodido villano- dice y te toma del hombro, obligándote a mirar hacia Lee. -Dime Angie. ¿Qué quieres? ¿Terminar como los amigos de Lee? ¿Siendo una bonita silla quizás? ¿O tener una oportunidad de ser alguien en ahora que estás muerta y sola?...y mira, luego si eso, le pides a tu futuro... jefe que te deje asistir a tu funeral.- dice obligándote ahora a mirarle a él, tiene el ceño fruncido y aprieta su mandíbula fuertemente.

-Así que dime... ¿Qué te suena mejor? Porque a mí, sea como sea, me van a pagar por hacer mi trabajo, le guste a Lee o no- añade casi que gruñendo. 

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24/06/2015, 00:29
Elie Godnay

Desde detrás de los ojos de Angie, desde algún punto entre sus oídos, su compañera observa y escucha todo lo que aquellos dos dicen. Desde ese lugar en el que ella reside sigue emanando una sensación cálida, de cobijo y refugio frente a aquellas noticias tan demoledoras. Sin embargo cuanto ellos más pedían a la chica que se calmase, más determinación parecía tener Elie.

- Te están mintiendo, Angie. - Le dice con un tono frío como la nieve dirigido no a ella, sino a aquellos dos traficantes de almas.

- Nadie se ha llevado tu cuerpo. - Asegura, retomando el tono de voz tranquilo con el que suele dirigirse a ella. - Aún sigue ahí. La ambulancia no se ha marchado.

Después continúa escuchando el discurso del tal Jonathan en lo que parece un intento por desprestigiar a Lee. Como si eso fuese a hacer que Elie viese de mejor de manera a cualquiera de los dos.

- Está claro que ninguno de ellos es un alma de la caridad. - Dice señalando lo evidente, más utilizando sus sílabas para que se extiendan por el lugar, acariciando a Angie de manera reconfortante que porque sus palabras aporten pensamientos nuevos. - Pero no esperaba que se enfrentasen por ti tan fácilmente. - Observa después, antes de tomar aire. - Intuyen lo que vales. Y vales más de lo que sabemos. Se les nota.

- Que no te engañe. - Continúa entonces. - No le da igual qué hacer con nosotros, ya dijo que le pagarían mucho más unos u otros. No lo hace porque seas alguien, lo hace por él. Si no lo fuerzas demasiado, tienes la sartén por el mango. Y tú eres la única que puede decidir si asistir o no a tu funeral. - Sentencia al final, visiblemente molesta con aquel chico.

- Angie. - La llamó entonces de una manera mucho más directa que las anteriores ocasiones. - No recuerdo qué me ha pasado a mí. Pero pase lo que pase, estoy contigo.

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25/06/2015, 21:31
Angie Doyle

El tirón de la cadena detuvo mis pasos antes de que pudiera acercarme al lugar del accidente y miré al tal Jonathan con expresión dolida. - Creo que me atropellaron... - Las palabras resonaban en mi mente de una forma casi dolorosa mientras mis ojos se alternaban entre los dos chicos según iban hablando. 

Con cada pregunta de Jonathan me sentía más y más interpelada, pero el chico estaba demasiado lanzado como para que me diese tiempo de responder. Lee sin embargo... Mis ojos lo siguieron mientras se apartaba un poco y después volvieron a Jonathan y su enfado. Si tuviera que elegir entre ellos tenía claro que el oriental sería mi elección. No porque me cayese mejor o me fiase más de él. Sencillamente porque parecía más manejable. Sin embargo, sentirme capaz de hacer que esos dos se enfrentasen entre ellos por mí me hacía sentir bien de una manera extraña. Valiosa. Como si tuviera en mi mano alguna suerte de ventaja en aquella situación tan rara. Y si era así, tenía toda la intención de aprovecharme de ella todo lo que pudiera.

- Yo... - digo cuando Jonathan termina, insegura. No quiero que parezca que me meto entre ellos, no todavía al menos. Si aprieto demasiado las tuercas, podrían terminar volviéndose en mi contra. Así que mejor dejar la discusión entre ellos en el aire, como si no quisiera tomar partido. - No quiero ir con esas personas. Quiero quedarme con vosotros. - Termino en un susurro, antes de mirar hacia la espalda de Lee.

Mi mirada sigue la del chico oriental, volviendo a desviarse hacia la ambulancia. Esa voz en mi cabeza tiene razón. - No se han llevado mi cuerpo aún, la ambulancia no se ha ido todavía. - enuncio, volviendo a mirar al chico enfadado. - Por favor, necesito verlo para poder creérmelo del todo y seguir adelante. Luego iré donde queráis, de verdad. Pero déjame verlo antes de que se lo lleven. - Hago una pausa y le dedico mi mejor expresión suplicante. - Por favor.

Mientras espero su respuesta me vuelvo hacia mi interior. Esa voz cada vez me parece más consistente. No puedo evitar recordar por un momento cuando era pequeña y me inventaba amigos imaginarios y personajes que sólo estaban en mi imaginación, pero con los que me pasaba las horas parloteando. Quizá esto sea una forma de mi cerebro para evadirse de lo horrible de la situación y es cierto que aceptar la ayuda que me ofreció me hizo sentir que algo no estaba bien, pero escuchar esa voz me reconforta, me hace sentir un poco menos sola en esto. Tras un instante de duda me decido a probar y me dirijo directamente a esa voz que me ha ayudado, no sólo con sus palabras. Si estoy loca, no lo voy a estar menos por hablar con ella, ¿no? - ¿Quién eres, Elie?

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26/06/2015, 13:02
Elie Godnay

Desde dentro de la cabeza de Angie sus palabras se oyen y aquella especie de consciencia paralela se limita a observar, esperando la reacción de los dos chicos. - Quiero quedarme con vosotros. - Repite en un susurro similar al que la chica había usado, pero con un tinte de humor. - Qué buena eres, perra. - Le dice luego, más tranquila que un rato antes.

Sin embargo la sorpresa llega cuando Angie se dirige a ella. Aquella presencia se toma entonces un segundo para responder, llenando aquel silencio con el sonido de unos pulmones vaciándose lentamente. Mientras tanto ese lugar compartido en la mente de Angie va llenándose de una sensación de incertidumbre, de pérdida y de lo que parece un miedo de esos que uno no quiere reconocer.

- Ojalá lo supiera. - Dice entonces despacio, dejando que cada sílaba se estirase, que cada golpe de voz se meciese como una hoja cayendo lentamente. - Creo... Creo que me atropellaron. - Afirma entonces con la misma cadencia, volviendo su tono más introvertido poco a poco. - Pero de lo demás son sólo imágenes sueltas, o palabras. - Explica entonces, con la voz mostrando una congoja contenida.  - Tú... ¿Tú te acuerdas de todo? - Pregunta al final, dubitativa, como si no estuviera segura de querer conocer la respuesta. - ¿Quién eres, Angie?

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28/06/2015, 14:01
Jonathan

Tu primer comentario no es respondido con mucho entusiasmo. Jonathan tan solo suspira, como un reflejo de agobio. -Tía, no pienso quedarme contigo. Sin importar lo que diga Lee, vales más como mercancía que como... compañía. Así que no te hagas ilusiones.-  dice mirándote fijamente. Cada vez se refleja cierta molestia en sus formas y sus palabras -Te di dos buenas opciones, elije una y asúmela- te espeta seriamente. Su compañero no replica ya, desprovisto de deseo de continuar discutiendo.

Ante tu petición, el chico levantó los ojos en un gesto visiblemente irritado. Enredó un poco más los oscuros y metálicos eslabones de la cadena de Angie alrededor de su mano. -Causas más problema de lo que vales, joder. Preferiría llevarte arrastrada, pataleando y llorando, como a todos los que no están descerebrados- dice, mientras te muestra la cadena, y la hala levemente, como demostrando que no tendría problema en llevarte por la fuerza durante todo el camino. Medita durante unos instantes, dudando en qué debería hacer y por alguna razón, te fijas en los cautivos de Lee. Ellos no están luchando, ni discutiendo, ni negociando los términos de su... destino.

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28/06/2015, 14:15
Lee

Lee, por su parte, está serio y se cruza de brazos a unos metros de allí. Camina un poco, y finalmente levanta la voz para dar su respuesta.

-Acaba ya con eso. Déjala ver su cadáver y nos vamos- replica seriamente dándole la espalda a ambos. No parece muy dispuesto a seguir discutiendo con su compañero. Sus dos "prisioneros" siguen allí, tan mecánicos y desprovistos de voluntad como siempre, su aspecto miserable, derrotado.

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28/06/2015, 14:46
Jonathan

-Vale, vale- dice él. -Sólo para que veáis que yo no soy el malo aquí.- y hala la cadena de Angie con brusquedad para obligarla a acercarse.

-Muy bien listilla. Este es el trato, te dejo ir a ver tu cadáver, vas, te convences de que estás bien muerta, lloras, tienes tu duelo, y mientras tanto te comportas como una buena niña mientras te llevo a tu futuro dueño. ¿Estamos?- dice él , hablándote hoscamente y muy cerca, pudiendo sentir su aliento denso e irritante.

-Y si llegas a ponerte difícil, haré lo que tenga que hacer para que me sigas tranquilita y silenciosa. Y te haré lamentar que seas una piedra en mi zapato. ¿Tenemos un trato?- dice él sonriendo hipócritamente. Sientes su olor corporal, frío e insípido, algo desagradable, como si incluso los aromas normales que percibes allí estuviesen de cierta manera descompuestos, como todo a tu alrededor.

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28/06/2015, 15:14
Angie Doyle

Fue raro que esa voz me respondiera. Por una parte lo esperaba, pero por otra me sorprendió que realmente lo hiciera, poder dialogar con ella. Aunque lo que dijo, que había sido atropellada, me hizo reafirmarme en mi idea de que era mi propio cerebro, quizá estaba intentando negarme a mí misma lo que había pasado o alguna cosa rara de psicólogos. La mala noticia era que ya no iba a poder ir a uno para que me arreglase la cabeza. 

- Sí... Yo me acuerdo de todo. -respondí, apenada por ella. Por mí. Por las dos, lo cual no me parecía muy distinto a sentir lástima por mí misma. - O eso creo. -maticé. Al menos recordaba quién era. Recordaba toda la gente que apreciaba y que me quería. Recordaba mi vida, a mis amigos, mi familia... Pensar en Josh y en mi madre era doloroso, aumentaba esa sensación de pérdida, de no haber hecho todo lo que debía antes de irme. - Lo siento, Elie. -añadí, mientras la respuesta del tipo enfadado llegaba en forma de suspiro agobiado.

No le desafío. Ni de coña. Lo peor que podría pasarme ahora mismo es que Jonathan crea que tiene que hacerme una demostración de fuerza. Así que bajo la mirada con sumisión cuando tira de la cadena y al escucharle hablar una vez más de los descerebrados mis ojos se dirigen automáticamente hacia los tipos que arrastra Lee. Parecen zombies y me dan escalofríos. ¿Qué les habrá pasado para terminar así? Quizá se resistieron y les hicieron... algo. Ni siquiera estoy segura de querer saberlo. Eso me lleva a mirar también a Lee, que parece haberse desentendido de la situación. Al menos por el momento. 

El nuevo tirón de la cadena atrae mi mirada sobre mi captor. Una mirada estudiada, dolida pero sumisa y conciliadora. Asiento con la cabeza a las preguntas de Jonathan y finalmente hablo en un hilo de voz. - Me portaré bien. Te lo juro -respondo, escondiendo el asco que me producen su olor y su presencia tan cerca. Demasiado cerca. -. Sólo quiero verlo y luego haré lo que queráis. 

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29/06/2015, 01:02
Elie Godnay

En el mismo momento en que Angie responde, del lugar que habita aquella presencia emana una sensación cálida y agradecida, casi como una invitación a seguir hablando. Escucha aquellas palabras y saborea cada una de ellas, sintiéndolas como las primeras que alguien le dedica desde que encontró la muerte.

- Yo... Yo también siento lo tuyo. - Dice dubitativa, sin tener muy claro qué debería decir una persona muerta a otra. Luego vuelve a tomarse el tiempo exacto de un suspiro antes de continuar. - La... La verdad es que no sé si prefiero no acordarme. - Continúa lentamente, hablando como si estuviera valorándolo en ese mismo instante. - Si estamos, ya sabes... - Dice, sin encontrar un eufemismo satisfactorio en todo su vocabulario. - Muertas. Creo que no podría dejar de pensar en lo que he dejado atrás. - Expone. Luego una sensación fría, de soledad, empieza a llenar aquel lugar, pero la dueña de aquella voz la frena a tiempo. - Supongo que así es más fácil. - Dice con resignación, como si prefiriese contentarse con esa idea antes que plantearse la alternativa. - Pero aún así no puedo evitar sentir un vacío... Aquí. - Expone, hablando como si realmente estuviera señalando un lugar en el centro de su vientre. - Alguna vez... ¿Alguna vez has tenido esa sensación cuando te quedas en blanco con el texto, y miras a todos sin saber qué decir o qué hacer? - Enuncia despacio, antes de hablar de manera descorazonada. - Así es todo ahora mismo. - Concluye casi en un susurro.

A punto está de continuar hablando a su compañera cuando los comentarios de aquellos dos captan su atención. El momento de tristeza pasa, y la resolución vuelve a arremolinarse alrededor del lugar en que esa consciencia vive. Desde allí escucha cada palabra que Angie les dedica, siente cómo relaja y tensa cada parte de su rostro para crear aquella sensación de sumisión perfecta, de maravillosa aceptación, y acaba por resumir todo en un suave y largo sonido rebosante de admiración.

- Oye, Angie... - Empieza después, dudando sobre cómo plantear aquella cuestión. - Estás segura, ¿no? Ver tu cuerpo tiene que ser, bueno... - Le dice antes de encontrar la palabra adecuada. - Impresionante.

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03/07/2015, 20:37
Jonathan

Hubo un silencio. Tu captor parece valorar su confianza en ti, o pesar tus palabras. Se queda observándote con seriedad, levemente intimidante. Y finalmente rompe el silencio con una gran e hipócrita sonrisa.

-Si es que no puedo negarte nada cuando pones esa carita- dice con tono burlón, haciendo su voz aguda y algo infantil. -Si todos estamos de acuerdo, entonces ¡Vamos!- replica con su tono normal, se da la vuelta como preparándose para irse, pero se detiene de repente y se gira de improvisto para mirar a Lee. -¿Todos a favor?- su compañero no le responde, pero le mira fijamente. Jonathan se encoge de hombros y vuelve a decir -Todos a favor entonces- y comienza a caminar forzándote a seguirle a paso rápido halando bruscamente de tus cadenas.

 

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03/07/2015, 20:47
Narración

La cadena tira de tus muñecas fuertemente, obligándote a andar al ritmo que dicta Jonathan, dejando una punzada de dolor y agotamiento en tus manos. A medida que se acercan a la multitud y la ambulancia, la niebla que hacía que distorsionaba tu visión desde la distancia se va disipando. El público reunido alrededor de la ambulancia y del lugar de tu deceso está conformado de unas veinte personas y todos tienen un aspecto variopinto con varias cosas llaman tu atención:

En primer lugar, a diferencia de Jonathan, de Lee o de la pareja que le sigue encadenada, la multitud posee un brillo peculiar, posee una energía que sólo se puede describir como vital que los llena de una calidez perceptible. Son extrañamente sólidos y alienígenas a tu presencia. En segundo lugar, cada persona tiene además un aspecto desgastado, envejecido, como si estuvieran marcados profundamente por señales de enfermedad, de decrepitud e incluso con heridas superficiales, cicatrices que no parecen existir en el mundo físico. Dichas características no están tan acentuadas como en Jonathan o en Lee, visiblemente muertos, pero si son visibles sobre todos y cada uno de los... aún vivos. Allí una chica joven con una chupa de cuero parece tener su rostro marcado por una delgadez mortuoria y una palidez contrastante con su brillo lleno de vida, del otro lado un hombre con lentes parece cansado y en su cuello por momentos y en ciertos ángulos aparece una marca que le rodea sobre la piel, como si una cuerda le apretase; y del otro lado una mujer de unos 40 años parece ostentar las marcas de una edad avanzada, aunque al mismo tiempo estas marcas se superpongan con su edad real. Todos, cada uno de los espectadores, parece estar marcado por la muerte.

Jonathan se detiene y te da una palmadita en la espalda. -Date gusto, Bombónsusurra a tu oído con su aliento desagradable, mientras te empuja suavemente hacia la multitud.

Las personas no sólo no notan tu presencia, sino que parecen sólida e inamovibles. Sin importar lo mucho que te empujes o intentes correrlos con las manos, aunque puedes sentir una apaciguada calidez, como si estuviesen cubiertos por una invisible y densa capa de humo, ninguna presión que tu ejerzas parece afectarles en modo alguno. A pesar de ello, logras abrirte paso, siempre con las muñecas siendo tiradas por la tensión de la cadena, y llegas hacia el borde del círculo en donde la gente observa la escena... del levantamiento de tu cadáver.

Dos paramédicos y un forense están levantando en la camilla, en la que, en una bolsa especial, se deja entrever tu cuerpo sin vida: Tus ojos cerrados, tu cabeza con una herida abierta y sangrante como la que puedes sentir ahora en la muerte, y tu piel blanca, como el marfil. No hay brillo de vitalidad dentro de ti, no hay calidez en tus formas, no hay ningún vestigio de vida, sólo la sensación punzante y oscura, la fría verdad de tu muerte: allí, en medio de los curiosos, estaba tu cuerpo físico, sin ti, sin vida, sin movimiento alguno.

Al tiempo, notas entonces que del otro lado del círculo, detrás de los paramédicos y del forense, hablando con los policías -heridos y marcados por la muerte, como todo lo que veías ahora- estaban tres figuras conocidas: Edith, tu amiga, tu acompañante, discutiendo con cierta violencia con un policía: Parece histérica y al borde de las lágrimas, mientras su luz interior se agitaba con violencia. No muy lejos de allí, Luka está sentado en el andén, su mirada perdida, su rostro compungido, su aura triste y demacrada, sus manos parecen querer cubrir torpemente su rostro. Y finalmente, A su lado de pie, estaba Josh, tu amado Josh, pálido, fumando un cigarrillo nerviosamente sin abrir la boca, moviendo sus dedos en el aire de arriba a abajo como cuando está molesto o alterado, Josh, Josh está allí observándote muerta, mirando en la dirección en la que está tu alma sin poderte ver realmente.

Todo aquello era un macabro espectáculo, la sangre que quedaba oculta bajo el cierre que iban cerrando los médicos, los gritos furiosos de Edith contra el policía, el nerviosismo de un Josh ignorante de tu presencia. Todo aquello aprieta con fuerza tu corazón, lanzándote de golpe una vez más contra la única, oscura y dolorosa verdad:

Tú, Angelina Doyle, estás muerta.

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06/07/2015, 00:03
Angie Doyle

Aquel silencio en el que se mantuvo el tipo de las gafas me mantenía en vilo. Mientras esperaba su respuesta, una honda desesperanza se iba instalando en mi pecho con las palabras de Elie. - Creo que no podría dejar de pensar en lo que he dejado atrás. - No, era imposible dejar de pensarlo. La imagen de Josh acudió a mi mente de nuevo de una forma casi dolorosa. Quizá Elie era la forma que tenía mi cerebro de intentar convencerme de que sería mejor para mí no recordar lo que he dejado atrás. O alguna otra cosa chunga. - Tengo que hacerlo. - Respondí, con el estómago encogido. - Necesito ver que es verdad. 

En cualquier caso, la respuesta de Jonathan llegó y tuve que contenerme para no hacer una mueca ante su horrible sonrisa. Seguí su mirada hacia Lee, que permanecía callado, y cuando Jonathan se pone en marcha, empiezo a caminar tras él. 

Contemplo con una curiosidad morbosa a toda esa gente. Una punzada de envidia me hace desear tener yo también ese brillo de vitalidad, esa consistencia. Y sin embargo... Todos están marcados. Frunzo el ceño al notar esas imágenes superpuestas que no llego a comprender. Miro a Jonathan con un gesto interrogativo, pero finalmente no llego a preguntarle por el momento. Sospecho que voy a tener tiempo de sobra para hacerlo y prefiero preguntar a Lee. Suspiro largamente antes de empezar a introducirme en el grupo de gente, intentando llegar hasta el final. Es difícil atravesar ese círculo de personas que son demasiado sólidas. Inamovibles. Las cadenas son una presencia constante en mis muñecas, dificultándome más el caminar. 

Pero finalmente lo consigo y entonces me quedo quieta. Muy quieta. Supongo que mis mejillas palidecerían si pudieran hacerlo. Mis ojos siguen hipnotizados el recorrido de mi cuerpo, hasta la camilla. Inconscientemente llevo las manos a mi sien, donde esa herida continúa manando sangre sin detenerse. Un nudo empieza a enredarse en mi vientre cuando detecto a Edith. Jadeo involuntariamente al contemplarla discutir con el policía. Mi angustia crece al descubrir a Luka, que siempre fue como mi hermano mayor. Ni siquiera puedo imaginar cómo debe sentirse al tener mi cadáver delante. Pero el verdadero golpe, el mazazo directo a mi corazón que lo estruja con una angustia dolorosa es descubrir a Josh. 

- No... - musito para mí misma. Él no debería verme así, tendida en una camilla. - No. - digo un poco más alto. - No. Josh. Josh. - Mi voz se quiebra mientras me hago consciente de que no puede verme. No puede oírme. - No te dejaría ir, Angie. Nunca. 

Durante un instante que se me hace eterno tan sólo lo contemplo, comprendiendo cada uno de sus pequeños gestos. - Josh... - El peso en mi estómago va aumentando y extendiéndose por mi pecho hasta que me siento como si fuese de piedra, una piedra frágil a punto de derrumbarse. 

Y entonces sencillamente me rompo. Mis labios se abren y un grito desgarrador rasca mi garganta. Ni siquiera soy consciente de cuándo empecé a llorar, pero las lágrimas se deslizan por mis mejillas. En algún momento caigo de rodillas, incapaz de sostenerme a mí misma en pie. Toda la rabia, la desesperación, la frustración y la congoja se acumulan en mi esternón. Y yo sólo grito y grito mientras una palabra resuena en mi mente una y otra vez hasta que pierde el sentido.

Muerta. Muerta. Muerta. Muerta.

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08/07/2015, 02:46
Elie Godnay

Escuchar cómo Jonathan habla de esa manera, burlándose de manera descarada de Angie, hace que desde el lugar de donde mana esa voz cercana y constante se extienda una clara sensación de contención y de repulsa, que se acrecienta aún más al oír cómo añade aquella palabra. Bombón. Y más aún en un susurro. Y más aún con ese desagradable aliento. Aquellas dos sílabas sacan de la intangible garganta de la etérea Elie un sonido que es casi como una advertencia en sí mismo. La amenaza de convertir a Angie en una esclava sexual aún sigue presente, y aquella consciencia no la va a olvidar con facilidad.

Sin embargo hay algo más que capta la atención de esa presencia. A través de los ojos de Angie, a través de sus pupilas, va observando cada una de las cosas que ella ve. Desde algún lugar en el centro de la mente de la chica casi se puede sentir a Elie negando con la cabeza ante aquellas imágenes, como si no comprendiese cómo son posibles. Como si aquella realidad fuese más de lo que está preparada para asumir.

Pero todo eso pierde importancia cuando Angie empieza a ver a aquellos a los que conoce. Elie guarda silencio entonces, haciéndolo de una forma distinta. Lo hace con deferencia y respeto. Lo hace como si lo único que pudiera sentir en ese momento fuese empatía y tristeza. Y en el momento en que la chica ve a su novio, Josh, y comienza a murmurar... Ese instante es demasiado como para permanecer mirando de esa manera. La consciencia que habita en el interior de Angie empieza a disiparse entonces, como polvo en el aire, dejándole el espacio para que ella esté a solas en un momento como ese.

Y sin embargo no desaparece del todo. Diseminada por aquí y por allá, como repartida por todos los lugares de la consciencia de Angie, se encuentra Elie, distribuida en minúsculos montoncitos de absolutamente nada. Y como si fuera un mensaje transmitido a través de una mirada, como si fuera algo demasiado importante y a la vez demasiado discreto como para llegar a susurrarlo, envía un mensaje a aquella que es su única compañera. No lo hace con palabras precisas pues ni ella, ni Angie, ni probablemente nadie habría podido conocer las adecuadas para algo así. Sin embargo el concepto es claro, profundo y sencillo.

Lo siento, Angie. Ojalá supiera cómo ayudarte.

Si me necesitas, estoy aquí.

Es entonces cuando llega el grito. Ese que prácticamente sacude toda su existencia y llega a su alma, si es que la tiene. Ese grito al que Elie querría unirse. Pero no lo hace. Aún entonces Elie guarda silencio, porque sabe que ese es el momento de Angie y ella no tiene derecho a arrebatárselo ni a actuar como si mereciese compartirlo. Más adelante llegará el suyo. Más adelante gritará ella. Pero ahora, ahí, en ese momento y lugar, sólo puede escuchar cómo aquel grito expresa de viva voz todos los sentimientos de Angie, acumulados alrededor de esa palabra que ahora se repite una y otra vez en la cabeza de Angie y a la que Elie no puede replicar con nada. No hay ninguna respuesta posible ante la contundencia de la realidad. Sólo el silencio y la permanente oferta de amistad y ayuda.

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01/08/2015, 01:02
Narración

Aquel horrible sentimiento, aquella desesperación parecía arremolinarse en tu interior, mientras sentías como una oscuridad triste iba contagiando todos y cada uno los rincones de tu cuerpo. Las lágrimas no eran lágrimas, sino gotas viscosas y húmedas de una contextura diferente, que no se sentían como cuando estabas vivas. Toda tú parecías sumergirte en un estado de desesperación que iba ahogando los pequeños resplandores emocionales positivos que recordabas sentir con algo más de potencia: La tristeza y la angustia también parecían potenciadas y afectarte en demasía... podías sentir su destructora influencia, como una enfermedad terminal carcomiéndote lentamente.

Tu grito se extiende, en medio de la silenciosa indiferencia de quienes parecen estar vivos, nadie se inmuta, nadie parece entender que estás ahí... en medio de ellos, siendo testigo de tu propio cadáver...

Y entonces la mirada de Josh se levanta, como si su atención hubiese sido atraída por alguna indescriptible señal: Su mirada examina por un instante el lugar en donde estás, pero sus ojos recorren el sitio como si fuesen incapaces de detectar tu existencia desde el otro lado. Puedes leer en su mirada confundida que allí en donde tu estás, no es capaz de observar más que el espacio aparentemente vacío entre los transeúntes curiosos.

Sin embargo, antes de que puedas comprender el significado de esto, un tirón fuerte de la cadena te hala hacia atrás, haciendo doler tus muñecas con una punzada fría y desgarradora, y obligándote a girarte y dar dos zancadas para no caerte, chocando lateralmente contra los vivos cercanos, de nuevo lejanos a tu presencia, inamovibles y sólidos, como estatuas llenas de vida.

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01/08/2015, 02:34
Jonathan

-Se acabó el descanso, Angie- el rostro de Jonathan está frente a ti, sus manos delgadas y huesudas te sostienen de la barbilla y las mejillas para evitar que te caigas, haciendo una pequeña e incómoda presión sobre tu rostro. Su cara está separada de la tuya por unos escasos pero valiosos centímetros. Tus ojos se fijan en los suyos, te obliga a inclinar el rostro levemente hacia atrás debido a la diferencia de estaturas. Puedes sentir su aroma cadavérico y su aliento repugnante, cargado de dejos de nicotina descompuesta y reminiscencias desagradables del humo de los cigarillos.

-Ya lo has visto. Estás muerta. Ahora nos vamos, ni Lee ni yo tenemos más tiempo que perder contigo. Tenemos que llevarte con tu futuro... dueño- explica mientras se dispone a girarse para caminar lejos de aquel lugar. Lee, su compañero, observa a varios metros de allí con su aspecto serio y silencioso. Sus ojos se posan en ti durante unos instantes, pero luego, incapaz de sostener la mirada, decide girar su cabeza.

La cadena empieza a levantarse de nuevo, a medida que Jonathan se prepara para empezar la marcha y se dispone a halar de ella -como sospechas- para hacerte caminar.

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04/08/2015, 04:31
Angie Doyle

Grité y grité hasta hacerme daño en la garganta mientras sentía esa tristeza densa y espesa invadir todo mi cuerpo poco a poco, como un cáncer que se adhería a mis huesos. Y después, grité un poco más. Sentía que no había nada en el mundo que pudiera paliar la desesperación que sentía. Que iba a perderme en la oscuridad, que iba a desvanecerme en mí misma sin que nadie se diese cuenta. 

Fue entonces cuando al sentir la mirada de Josh sobre mí una pequeña pizca de esperanza brotó en algún lugar de mi pecho. De alguna manera que no alcanzaba a comprender él me sentía allí. Era evidente en la confusión de sus ojos que no podía verme, pero... De repente estaba segura de que él podía sentirme. 

No soy consciente de cuándo he dejado de gritar, ni de cuándo me he levantado de nuevo. En algún momento desde que Josh alzó la mirada, mis gritos se convirtieron en un susurro histérico. - Josh, Josh. Me ha mirado, me ha mirado, me ha mirado... -repito varias veces, con la garganta dolorida por los gritos, la voz rascada y los ojos fijos en él, con la esperanza de que vuelva a mirar hacia mí. 

El tirón de la cadena me sobresalta y mis pies trastabillan al intentar evitar el dolor lacerante en la piel de mis muñecas. - Me ha mirado... - Vuelvo a murmurar, sin comprender lo que eso puede significar y sin querer plantearme que pueda haberlo imaginado. Estoy muerta. -Muerta, muerta, muerta.- He visto mi cadáver y me he dejado la garganta en ello. Si alguien necesito un clavo ardiendo al que agarrarse con todas sus fuerzas... Esa soy yo ahora. 

Aparto la cara cuando Jonathan me habla de cerca, por puro instinto. Sin embargo, mis ojos están vidriosos y mis labios se curvan ahora en una sonrisa un poco ida. - Me ha mirado. ¿Entiendes? -pregunto, pestañeando varias veces, haciendo un esfuerzo consciente por centrar mi mirada- Josh me ha mirado. -insisto, mientras las aletas de mi nariz se mueven casi imperceptiblemente por la peste de su aliento.

- Elie... ¿Lo has visto? - pregunto mentalmente, buscando esa consciencia que me había ayudado antes y que ahora parece haberse disuelto. - Josh me ha mirado. 

Trato de adelantarme y empezar a caminar antes de que el tirón de la cadena me obligue a ello. Mis ojos se posan sobre Lee hasta que él aparta la mirada y dedico un breve vistazo a sus zombies. Finalmente, vuelvo la mirada atrás, buscando a Josh entre esa multitud. - Volveré a buscarte. No te dejaré ir nunca. - prometo en un susurro aún más quedo, para mí misma, con una nueva determinación. Estoy muerta, perdida en este mundo extraño y secuestrada por un desequilibrado y un cobarde, ambos un poco psicópatas. Pero ahora tengo un motivo para seguir adelante y dar un paso tras el anterior. 

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08/08/2015, 00:43
Elie Godnay

Aún cuando la garganta de Angie no tuvo la resistencia, el aplomo o la consistencia para continuar con aquel grito que de otra manera habría podido alargarse durante más de una semana la consciencia que habitaba dentro de ella permaneció en silencio, diseminada por aquí y por allá.

Dejó que el silencio la abrigase. Dejó que durante una eternidad que duró sólo un latido el mutismo fuera su compañero, dándole así un respiro a una mente que tenía mucho que asumir.

Y es entonces cuando sucede: es sólo una mirada, sólo un instante, pero es lo suficiente para encender una chispa de duda, de determinación y de esperanza en Angie. Y es suficiente también para que quien se había presentado como Elie se sienta entre admirada y fascinada, entre complacida y expectante. El lugar que ella habita se tiñe entonces de una sensación de asentimiento, aunque no llega a reunir todos sus pedacitos todavía, ni tampoco abandona su silencio.

Es desde allí desde donde oye las palabras de la chica repitiendo una y otra vez lo mismo. Quizá otros piensen que trata de convencerse a sí misma, o que es una forma de asegurarse de que aquel recuerdo no se escape entre sus dedos. Pero aquella presencia dentro de Angie es consciente de que para ella esa mirada es una certeza, y de que no habría nada en el mundo - ni siquiera la muerte o las amenazas de un friki psicópata - que ahora pudiera apartarla de aquel recuerdo.

El tirón de las cadenas enfurece a Elie, que considera que Angie merece más tiempo de pausa. Durante algunos segundos se traga su odio hacia aquel nerd, observando cómo este vuelve a tirar de ella, cómo le exige que camine. Y sólo un instante después, cuando Angie se dirige directamente a ella, sus ánimos se suavizan. Le gusta habar con Angie, y se nota. Ella es todo lo que tiene, al menos de momento.

- Lo he visto, Angie. - Enuncia con un tono cálido, sedoso y cargado de una alegría empática, consciente de que aquello ha sido una victoria frente a lo que se supone que es estar muerta. - Lo he visto. - Repite después, mientras los muchos trocitos en los que aquella consciencia se ha dividido comienzan a reagruparse, adquiriendo más presencia.

- Ha sido alucinante. - Señala luego. - Él era... - Empieza, antes de corregirse. - ¿Es tu novio, verdad? - Pregunta, aunque no le da demasiado tiempo para responder antes de continuar hablando. - Parece un tío increíble. - Enuncia antes de guardar unos segundos de silencio. Cuando vuelve a hablar lo hace con un tono cargado de decisión.

- Voy a ayudarte. - Dice. - A que puedas volver con él para hablarle, o lo que sea. Pero antes tenemos que ver cómo librarnos de estos frikis.