Partida Rol por web

Zybax se suelta con gran habilidad, Zulf ha caído, aún está entre las manos de la criatura, parece caído y no hace gestos de levantarse. El bravo y excepcionalmente peligroso enano vuelve a blandir su hacha girándose hacia un enemigo que ahora se tambalea, sus brazos se mueven como serpentinas en el aire y finalmente se arrodilla con sus piernas deformes y queda dormido sobre la nieve.

El oído de Habib y Vorth pueden escuchar el aullido de una loba y el gruñido de al menos otros cuatro de estos monstruos, las ramas de los árboles se mecen y mueven.... puede que sea el viento... puede que no... mirais hacia arriba, la luz del sol apenas atraviesa el cúmulo de nubes que sobre vosotros cubre el cielo permanentemente. Estais seguros que hay más... muchos más... este bosque está plagado... ¿Y Karstark? Su mano yace al pie del árbol junto al que dormía, y su cuerpo ha desaparecido más allá de las frondosas ramas de las coníferas.

Habib se acercó a los enanos rápidamente. Pudo ver el brazo de uno de ellos, probablemente muerto y uno que podía estarlo también. Rápido, rematad al monstruo. Tenemos que irnos, vienen más criaturas. Dijo en común, aunque no estaba seguro de que le entendiesen. Mientras, inspeccionó al corpulento humanoide de los tatuajes por si seguía vivo. Si era así, le lanzaría un hechizo curativo. Vuestro amigo está herido. Le curaré. (O "No hay nada que hacer, está muerto" dependiendo del diagnóstico). 

¡Plik!

En una escala de importancia, entre Karstark, Zulf y un armiño dormilón, la prioridad siempre será el armiño dormilón. Vorth se acerca y recoge a Plik del suelo con suavidad para acontinuación juntar sus labios con el morro del animal e insuflar aire. En este beso, Plik despierta y empieza a dar suaves lametones en la boca rodeada de pelo de Vorth.

¡Oh, Plik, menos mal que no te ha pasado nada! Ese árbol fue muy malo contigo. Malo, árbol. Malo, árbol.

- Más? - una rápida mirada a los árboles hizo que Zybax coincidiera con el diagnóstico del desconocido, por lo que asintió, moviendo su cabeza arriba y abajo

- Yo me ocupo de este... salgan de aquí, yo los sigo - afirmó seguro de si mismo mientras hacía un molinete con su hacha y, sujetándola con ambas manos, la dejaba caer sobre la criatura, partiéndola al medio con un sonoro chasquido

Parece que Zulf está muy grave, un tic en sus párpados es para Habib la señal de que está a punto de dar sus últimas convulsiones un par de segundos antes de morir. Si no recibe intervención a corazón abierto o algo de magia curativa rápidamente morirá sin duda.

Zybax se pasea entre el lugar escogido para descansar, las mochilas están a un lado y los petates aún puestos por el suelo, encuentra el brazo de Karstark y el rastro de sangre que ha dejado al ser arrastrado tronco arriba. A la loba, que no paró de ladrar desde que se despertara, no se le ha vuelto a oir y unos gruñidos cercanos y el sonido de caída de nieve desde las ramas en algun lugar cercano indica que debe haber muchos más de estos rondadores.

Vorth continúa hablando con su armiño y Zybax llega a la conclusión que esta isla no es segura, y aunque apenas hayan descansado un par de horas, si no salen rápido de aquí se les echarán encima.

Deja que Frozy sea el que les entretenga, Zybax, necesito que cargues con Zulf.

Tal y como lo dijo, se refería a Frozy como cebo y no como un lobo que fuese capaz de enfrentarse a una manada de esas cosas. Pero es lo que hay. Al igual que la vida de Plik es más importante que la de un enano, la vida de un enano es más importante que la de un lobo. Y en cuanto Zulf... bueno, no había tiempo de pararse a comprobar si había muerto. Era mejor llevárselo por si seguía vivo que cometer la indecencia de marcharse con las pieles del poblado y abandonar a un compañero.

Soltó al armiño, y trató de huir. No estaba en condiciones de correr, y era fácil que le dejaran atrás. Vorth tenía todas las papeletas de ser el próximo en morir... tras Zybax, si es que insistía en hacer frente a los tentaculos y los dientes. Tomó su mochila con una mano y su saco de dormir con la otra, y avanzó a trompicones arrastrando ambos objetos por el suelo.

Ffffffff... Fffffff...

El silbido no le salía, pero Plik era más listo que Frozy, y no se quedaría en esa isla. El armiño corrió tras Vorth, le dió alcance y pasó de largo.

Maldito traidor... Me abandonas.

En realidad Plik se adelantaba para asegurar la ruta de huída, por si acaso las criaturas come enanos les habían rodeado.

Las palabras del hechicero tenían sentido y, más allá de toda consideración, lo cierto era que tenían que salir de allí. para ello Zybax necesitaba de toda su fuerza... y exactamente esa cantidad de fuerza fue la que utilizó.

Enfundando su hacha con un movimiento fluido tomo tanto su mochila como la de su compañero antes de acercarse a Zulf y cargárselo en un hombro como si el enano no pesara nada.

- No se cuanto lo aguantaré, pero salgamos de aquí - indicó siguiendo los pasos del vacilante Vorth - Todos - insistió mirando al desconocido que, aparentemente los había ayudado - Luego nos presentaremos y veremos si nos damos la bienvenida o... seguimos cada cual su camino -completó utilizando el común en deferencia al idioma que había utilizado durante los segundos que habían compartido el combate

El humano, tras curar con su hechizo a Zulf, se dio cuenta de que necesitaría más curaciones, aunque sólo fuera para poder caminar. Otro de los enanos también estaba herido y necesitaría sus atenciones. Parecían muy concienzudos a la hora de organizarse. El de la barba blanca cargó con el herido grave con una gran fuerza. Por un momento le recordó a su compañero dejado atrás en su mundo desértico. Si hubiera sabido que estaban en una isla, le hubiera costado imaginárselo. 

Soy Habib, de una tierra muy diferente a esta. Habéis visto a alguien como yo? A otro extranjero? Qué criaturas son esas que os atacaban?

Había escuchado al enano fortachón, pero le apremiaba saber de Rhaz. 

Te han curado 3 pg's estás a 1pg positivo.

Cargais con Zulf, aunque Zybax es muy fuerte y peligroso, nadie lo duda, es demasiado para él, tiene que lanzar maldiciones para alcanzar a arrastrar las mochilas que van con ellos, a pesar de la gran carga que ahora está transportando Zybax se mueve rápido en la nieve. Vorth y Habib le sigue, por suerte para vosotros, no habeis entrado muy profundo en el bosque y pronto salís de la isla.... ahora mismo se ve más tenebrosa que antes... no hay ruidos y de nuevo vuelve a estar silenciosa, esperando al siguiente intruso.

Para Habib, lo que contempla al salir de la isla es un mar de hielo cuyo horizonte no puede verse debido a la bruma producida por la humedad y que se levanta desde todas direcciones, para Habib está algo oscuro pero puede ver bien, la luz del sol apenas llega por una capa de nubarrones negros que cubren el cielo por completo dejando que tan solo algunos rayos alcancen a filtrarse muy difuminados. No llueve aunque el viento continúa soplando ahora con fuerza moderada.

Zybax cae de rodillas resollando, está agotado, ha hecho un esfuerzo sobrehumano. Zulf aún no despierta, Habib vuelve a tomarle el pulso, es muy débil.... ahora mismo.... costará reorientarse para tomar el rumbo*. Todos estais cansados, la emboscada nocturna ha sido devastadora a pesar del sistema de guardias, algo ha fallado.

Andaron como pudieron para salir del peligroso bosque. Una vez alcanzaron la orilla, Habib se maravilló al divisar el mar de hielo. No sabía qué era, pero era hermoso y aterrador al mismo tiempo. 

Qué es? Señalándolo. Pero no había mucho tiempo que perder. Había heridos. Primero curó al mas grave, y luego al que sólo estaba al borde de caer incapacitado. 

Canalizo la energía sanadora a través mío. Casi tocando las heridas, a una distancia mínima. 

Esta vez, con más calma, el hechizo fue efectivo. Para Vorth, reservó las curaciones menores. 

Y bien? Alguien es tan amable de decirme dónde estamos?

- Hielo - contesta con su habitual falta de tacto Zybax, mientras se deja caer, totalmente exhausto ante el esfuerzo que significo sacar a su compañero y a todo el equipamiento del bosque que resultara una trampa mortal... por lo menos para el viejo druida y su lobo - El mar de hielo - contesta a la ultima pregunta del desconocido

- Y supongo que será aquí donde deberemos descansar. Yo allí no vuelvo - aclara mientras señala la isla del peligro

Sí, sí: el mar de hielo-dijo confirmando la explicación de Zybax.

Se palpó la zona del cuello, que ahora sentía mucho más aliviada tras los conjuros del no-barbas.

Oye... ¿Cómo hiciste eso con mis heridas?-preguntó al recién llegado. En la minúscula mente de Vorth se le vino la imagen de Karstark-Si juntamos los trozos de Karstark y vuelves a hacer ese truco, ¿nuestro amigo se pondría bien?

En seguida cayó en la cuenta de lo absurda que era su idea. Para reunir los pedazos de Karstark tendrían que volver a la isla y abrirle las tripas a las cosas esas de los tentáculos que comen enanos. Es una idea absurda y peligrosa.

O... olvídalo. No he dicho nada. ¿Plik? ¿Dónde estás, Plik?

Plik estaba olisqueando el aire, amagando con rodear la isla en busca del rastro. Si bien era complicado reconocer el lugar por el que entraron a traves de la imagen de un montón de troncos de árboles, para Plik los olores eran señales luminosas.

Hielo? Miró a los enanos con ganas de comprender. Estos cristales blancos que pisamos también son hielo? Dijo mientras cogía un puñadito de nieve del suelo y lo apretaba. Su tacto era sumamente frío. Pero con el calor de su cuerpo se derritió ligeramente. Lo justo para humedecer la cada más insensibilizada piel de sus manos. Es agua! Cristales de agua! Alzó la vista al mar de hielo y comprendió de dónde venía tanta agua. Era un mundo que rebosaba el líquido elemento como un cántaro al verterse. Estuvo unos largos segundos maravillado con su descubrimiento hasta que pensó en la alegría que sentirían sus amigos al saberlo y en compartirlo con Rhaz.

Rhaz!

Habéis visto a alguien como yo, alguien sin barba y alto? Llegué con un amigo de mi mundo. Por cierto, me llamo Habib, soy hechicero.

Luego contestó a Vorth. No soy tan poderoso, me temo. Sólo puedo evitar que muera alguien por heridas, pero no devolverlo a la vida. Si vuestro amigo sigue vivo, no podré unirle el brazo. Siguió examinando sus heridas y atendiéndolas. Por cierto, el Norte de este mundo debe estar por ahí. 

¿Cómo puede ser que no conozca el hielo? Supongo que habrá estado enterrado... bajo una capa de hielo, o algo así.

La única persona alta y sin barba que conozco es Hertha. Es una enana de nuestro poblado que mide algo así como esto de altura...-coloca la mano a dos pulgadas por encima de su cabeza. Para Vorth, eso ya es alto, pero no tanto como Habib.

Nuestros nombres son-dice mientras va señalando-: Plik, Vorth, Zybax, Zulf y...

Y no había nadie más. Contar se vuelve complicado si la gente se dedica a morirse. Ahora eran menos que antes, con lo que a Vorth le sobran nombres y le faltan un enano y un lobo para señalar.

Pobre Ka... ¿Cómo se llamaba?

 Poco a poco, estando en el suelo helado, tras las atenciones de alguien, Zulf recupera el sentido. Tras unos instante voltea sobre si mismo y se incorpora, temiendo un ataque, hasta que se percata de la situación. Tiene el cuello enrojecido y dolido, siente el cuerpo extraño, a cierta distancia se ve la maldita isla. A su alrededor hay alguien nuevo, alguien alto, pero también falta alguien.

 - Un elfo, ¿eres un elfo acuático? Te-te imaginaba distinto, con escamas y demás.- Identificando que compañero falta. Añade con cierto timbre de sorpresa.- ¿Y Karstark? No... no ha logrado salir de la isla.

 El gesto de los compañeros es suficiente explícito, no hace falta que hablen. Zulf niega con pesadumbre la muerte de otro compañero.

 - Maldición.

 Luego ve al exhausto Zybax y la situación precaria del grupo en general.

 - No nos podemos quedar aquí... partamos.

No contestó a las palabras de Vorth, pero su expresión de preocupación lo decía todo. 

Aunque pronto cambió, pues a Habib le pareció gracioso el comentario de Zulf, aunque sólo sonrió.

Las únicas criaturas que he visto con escamas son los lagartos y las serpientes. Vengo de un mundo diferente. Lo más acuático que existe allí es un cazo para beber. No hay mares de hielo, hay mares de arena. Y las islas son rocas y montañas que emergen de ésta sin que podamos imaginar su profundidad. En mi mundo no hay apenas agua. Sin embargo aquí abunda, así como el frío. Acercáos, os seguiré curando, pues todavía estáis muy herido. Dijo mientras se disponía a examinarle el cuello. Un segundo más y te habría estrangulado o roto el cuello esa criatura. 

Canalizo la energía sanadora a través mío. Recitó colocando sus manos a un centímetro de su piel. Pero vió que no era suficiente y volvió a lanzar otro hechizo. 

¿Pero qué inventos son esos? ¿Qué es eso de arena?

Claro, Habib... Vienes de un mundo sin hielo...

Pobrecillo, se habrá llevado un golpe en la cabeza. Está trastornado.

Por supuesto, no recordarás cómo llegaste aquí, ¿verdad, curandero?

Vorth niega con la cabeza, compadeciéndose de aquel loco. Pero no había nada que hacerle. Se dedicó a enrollar su petate, que había sido arrastrado hasta aquí. Ahora tenía un lecho sucio para dormir. Todo son desgracias... No tan importante como haber perdido a Karstark, pero lo del saco también había sido una contrariedad.

Yo estoy listo para seguir, pero que conste que no he dormido mucho.

- Si claro... solo arena... sin agua - la cara de Zybax da clara cuenta de que no le cree al desconocido - Y seguro que además nos dirás que no existen los enanos! - bromea tratando de no reaccionar mal ante la broma.

Meneando la cabeza mira a Zulf, a quien ha arrastrado antes de aclarar - Si es necesario seguimos, pero llevamos un día entero de caminata y el descanso... bueno, parece que tuvimos que interrumpirlo. Supongo que tocará el método de la zanja en el hielo para dormir - comentó buscando algún sitio donde la planicie helada no sea tan plana - No creo que a esas... cosas... les guste el frío. Solo debemos estar atentos a que no salgan de la isla - completó su idea.

- El hielo es peligroso... mi hacha también... pero el cansancio nos puede matar - sentenció, seguro de si mismo

 No podía negar las razones de Zybax. Él mismo estaba cansado, agotado, pero descansara tan cerca de la maldita isla, tampoco era algo que le entusiasmara.

 Miró al resto, terminó pronto, eran pocos. Contando al forastero que les había ayudado, el grupo se había reducido en dos, a Kastark y su loba. Con un murmullo gutural y prolongado asintió.

 - Sí. Deberíamos descansar. Necesitamos reponer fuerzas antes de proseguir. Montemos un refugio.

 Dijo poneindose a preparara un refugio en la nieve para parapetarse del viento.