Partida Rol por web

No haga caso de las cosas que se hablen por ahí. Si fueran verdad todos los rumores que dicen sobre este lugar, yo sería un gran nigromante y tendría hordas de muertos vivientes a mi cargo. Es mejor no hacer caso de ellos.

- jejeje - se ríe la muchacha, y se cubre la boca con los dedos de la mano -usted disculpe señor Noshi, solo quería estar segura, con su permiso- Milkahá se despide con una reverencia, se aleja caminando sin decir mas.....

Caballero por favor quiero hacerle una pregunta, insisto hasta que el hombre viene , quiero saber si últimamente ha habido más muertos que de costumbre, y de ser así me gustaría saber si han sido de algún distrito en concreto y si son de alguna familia en particular , gracias.

Hola, buenas tardes, señor. La verdad que sí, tiene usted razón, desde hace un par de días o tres ha habido más muertes que de costumbre.

Todos varones y todos extranjeros, ninguno era de Tormentos Cristalinos y como sabíamos más bien pocos de ellos decidimos darles sepultura aquí. ¿Por qué lo pregunta?

Que raro que mueran extranjeros , normalmente la gente de fuera no se inmiscuye en asuntos peligrosos , soy clérigo pero supongo que si ya están los cuerpos enterrados no se pueden examinar , me hubiera gustado poder saber la causa de sus muertes, pero creo que no hay más que examinar muchas gracias. Me despido del hombre mientras me quedo pensando en mi próximo paso.

Perdone de nuevo - me dirijo al hombre - sabría decirme donde está el orfanato arroyopuro. Si todavía tengo tiempo me dirijo hacia allí tras las explicaciones del hombre.

A paso tranquilo me adentro al cementerio, el sol sale del horizonte y con la misma mano que tapo mis ojos de el saludo, en cuanto mira, al anciano que cuida del lugar.
Ha de ser normal que se vengan a visitar a los muertos en las mañanas, ha de ser un buen momento para pasar de ser persivido, pues no estoy entrando de noche como un saqueador de tumbas o un ritualista...

Soy conciente de mis dotes, virtudes o condenas... he de morir por lo que a otro ha de sanar...
¿Habrá alguien que me pueda curar? Un rastro o una pista.
¿Habrá un lugar donde pueda descansar?

Camino buscando algo... Busco por algunas de las criptas, por cual pueda entrar, descansar dentro y recuperar mis heridas...
 

¿Un lugar de apacible descanso? Lo dudo...
El cementerio no mostraba un lugar tranquilo donde poder descansar mi cuerpo... Entonces seguir... encontrar dinero y pagar una habitación mundana...

Aun llevo el libro de magia que saque de aquella tumba en Mereklar, era dinero seguro. Con esa visión sali del cementerio...

Protegido de las miradas ajenas por su capucha Ramase había podido pasear tranquilamente por la ciudad en busca del cementerio. No es lo primero que visitaría un recién llegado de una ciudad tan enorme pero estaba seguro de que sería un remanso de paz en comparación a la bulliciosa ciudad. Después de todo era el lugar del descanso eterno. Lo que había oído al cruzar las calles de la ciudad le hizo asegurar bien su bolsa con las escasas monedas que le quedaban. Era normal que en una ciudad tan grande hubiera muchos pequeños hurtos así que no estaba de más ser precavidos.

Como había supuesto el cementerio estaba tranquilo. Paseando por entre sus recovecos pudo hacerse una idea de la distribución social de la ciudad. Los más pobres no tenían cabida allí, de eso estaba seguro, y los más ricos tampoco, aunque por diferentes razones. 

Se acercó al que parecía ser el vigilante del cementerio, aquel viejo de aspecto desaliñado.

- Salve, buen hombre.- Dijo en un tono ligeramente superior a un susurro pero interponiéndose de tal manera delante del hombre que no hubiera forma de que no lo viera.- ¿Es usted el encargado del cementerio? Me he fijado que está muy bien cuidado pero me preguntaba si habría trabajo para alguien como yo aquí. Soy más robusto de lo que parezco, no me asustan los muertos ni la oscuridad y conozco el oficio, pues ya he trabajado de ello con anterioridad.- Le gustaba la paz que podía encontrarse en un cementerio. Allí no tendría que ocultar su desagradable aspecto  y estaría tranquilo para dedicarse a sus estudios.

Había tenido tiempo y lo único que había hecho era proclamar nuestro encuentro a los cuatro vientos, lo cual no era precisamente poca cosa, pero continuaba vivo... eso indicador resultaba más que suficiente para intuir que la erinia no se encontraba tras mi pista, al menos por el momento, lo cual me daba algo de tiempo para prepararme antes de que viniera.

Y eso pasaba por volver a encontrarme con el enterrador. Ya que por su culpa toda la ciudad se encontraba tras mis pasos, pero debía esperar a que el otro hombre se alejara, o tendría otra boca más que acallar.

Noshi se quedó mirando a Ramase. Y asintió ante su sugerencia. La verdad que últimamente el cementerio es un lugar peligroso. Se han dado caso de robos de tumbas e incluso han aparecido pequeñas criaturas infernales por aquí.

Yo soy el único encargado de ello, así que una mano no me vendría mal. El problema está en que yo estoy contratado aquí por el alcalde y el consejo. Yo no soy el propietario de esto, por lo que yo no puedo tomar estas decisiones. Y me temo, que si solo estoy trabajando aquí yo, es porque los altos mandos no tienen interés en que haya nadie más. Dijo encogiéndose de hombros y sin saber si aquella respuesta habría sido de ayuda al visitante.

- Entiendo...- Ramase se quedó sopesando las palabras de Noshi.- Entonces iré al ayuntamiento a ver qué me dicen allí.- No le apetecía para nada embarcarse en complicados trámites burócráticos. Por si acaso trataba de pensar en un plan alternativo.- Hasta pronto, espero.- Con su lento caminar Ramase se dirigió a la salida del cementerio para encaminarse hacia al ayuntamiento.

Me había mordido la lengua cuando el enterrador se refirió a mi, porque era evidente que de haber aparecido otro diablo, el asunto habría estallado en una caza de brujas por parte de las iglesias de la ciudad.

Pero al final el otro hombre se alejaba, permitiéndome acercarme nuevamente al enterrador.

- ¡Deja de hablar de mí!

Le exigí inmediatamente, después de considerar que el otro se encontraba a suficiente distancia, a modo de inusual saludo. Al menos esta vez no levantaba mi pincho control él.

El hombre se asustó de nuevo al ver a la criatura. No pudo evitar dar un fuerte grito al verla aparecer. ¡Joder! ¿qué quieres? ¡Dejaré de hablar de ti, cuando tú dejes de molestarme! ¿Por qué no te largas? ¡Eso, o haré que toda la ciudad ande en busca y captura tuya! ¡Me pondré en contacto con toda la guardia si hace falta!

¡Menudo engreído!

Pensé por un instante antes de caer en la cuenta que ya me encontraba replicándole.

- Serás estúpido.

Pronuncié apretando los dientes rabioso para rapidamente advertirle.

- Serás el primero a por quién venga si no cierras la boca y después seguirá el rastro de tus palabras con un reguero de sangre. Y ni todas las iglesias de esta insignificante ciudad conseguirán detenerla. Todo por tu gran boca.

Podría no estar muy clara, pero que al final un escalofrío me recorriera todo el espinazo hasta el final de la cola daba a entender que yo tampoco ansiaba dicho resultado. De todos modos, ya estaba en manos del guardián el decidir que hacer y yo únicamente podía intentar buscar un lugar donde ocultarme y lograr algo de tiempo.