Este largo edificio controla la mayoría de las importaciones que llegan a Tormentos Cristalinos. Todos los barcos mercantes recién llegados deben declarar su cargamento, antes de poder desembarcarlo o venderlo en el mercado. Transportes Gorrablanca también controla buena parte del comercio terrestre de la villa.
Antes de llegar a la zona del negocio de Flanigan, Crystal deja su habitual parloteo intrascendente para hablar algo importante con el caballero:
-Vaya, parece que está anocheciendo. Bueno, si al gordo le robaron el anillo por aquí y por el día, puede que sea el momento perfecto para encontrar al ladrón.- Se queda repentinamente pensativa mirando hacia Barristan. -Aunque claro, ¿quién se va a atrever a atacar con una mole como tú cerca? ¿qué te parece si yo me adelanto y tú esperas por aquí? si alguien me ataca gritaré para que puedas rescatarme y atraparle.
Señora, preferiría estar a su lado. No quisiera arriesgarme a que la distancia a la que nos encontramos resultase fatal para vos.
Las palabras del caballero surgían de sus labios con lentitud y dulcura, a pesar de su aspecto de hombre grande y fuerte. La oscuridad comenzaba a cernirse sobre la ciudad y las calles se volverían sin duda más peligrosas con la ausencia de luz.
-¡Uy!, qué mono. Está bien, vayamos juntos entonces, lo mejor será pasear por la zona y estar atentos por si alguien intenta robarnos. Responde, bajando la voz de forma casi cómica en la última palabra, mientras avanza resuelta hacia el negocio de Flanigan. Después de echar un vistazo al local, con su curiosidad característica, comienza a pasear explorando los alrededores, fingiendo ir hablando despreocupada con su acompañante y esperando que alguien intente acercarse a ellos.
Si en una hora o así no pasa nada habrá que abandonar la "búsqueda" xd
Pues parece que allí no pasa nada. XD
Después de un largo rato dando vueltas por los alrededores del local Gorrablanca, Crystal comienza a impacientarse.
-Cada vez es más de noche y aun no ha pasado nada. ¡Ya sé! Deberíamos cambiar de táctica.- Se queda pensativa unos instantes antes de mirar a Barristan intentando poner su mejor sonrisa. -¿Alguna idea?
Douch xd
La sonrisa de la pequeña mujercita no hace que las ideas fluyan hacia la cabeza del caballero. Su cometido era acompañar a la dama y no conocía la ciudad ni sus intenciones. Así se lo hizo saber.
Mi señora, siento seros de tan poco ayuda, pero lo cierto es que ahora mismo no se me ocurré por dónde empezar a buscar. No conozco la ciudad y no sabría a quién acudir. ¿Tal vez en alguna taberna cercana?
-¡Buena idea! Los taberneros son gente sociable, seguro que conoce a muchos de los rateros que actúan por esta zona, y con un poco de labia puede que logremos engatusarle para que nos cuente lo que sepa.
Buscamos alguna taberna en los alrededores del negocio, cerca del río.
Este largo edificio controla la mayoría de las importaciones que llegan a Tormentos Cristalinos. Todos los barcos mercantes recién llegados deben declarar su cargamento, antes de poder desembarcarlo o venderlo en el mercado. Transportes Gorrablanca también controla buena parte del comercio terrestre de la villa.
Acompañada por el caballero, Angelica se adentra en el negocio del gordinflón, y le busca con la mirada.
Viendo que Angélica se mete con prisas en el edificio, el caballero aumenta el ritmo de su paso y se adentra con ella en el edificio.
La mirada curiosa de la mediana no esconde sus ansias de encontrar a alguien. Sir Barristan se mantiene atento.
El gordinflón sonrió al veros aparecer por allí a los dos juntos.
¡Buenos días! ¡Me alegro veros por aquí! Esto quiere decir, sin duda alguna, que tenéis buenas noticias para mi. ¿Verdad?¿Acaso habéis recuperado ya el anillo que andaba buscando?
El caballero se mantuvo en silencio. La misión, después de todo, era de Angélica. Él sólo le acompañaba para protegerla en caso de problemas, aunque también era consciente de que el éxito de la misión le reportaría una buena fama que necesitaba para cumplir su propia misión.
-Aún no tenemos el anillo. ¿Cómo te crees que va esto? Hace falta tiempo, ¡Tormentos Cristalinos no se construyó en un día! Nos gustaría que nos describieses el anillo, para tener más información.
Angelica espera la respuesta poniendo la cara más seria y profesional de la que es capaz.
Es un anillo sencillo y de oro. No tiene ni piedras ni inscripciones, pero para mi tiene un gran valor sentimental y me lo han robado hace ya dos días. ¡Puede que lo hayan vendido! En serio, sé que es complicado de encontrar, pero me gustaría que lo hicieseis cuanto antes. No quisiera no volver a verlo.
Las palabras ansiosas del gordinflón ponían de los nervios al caballero, pero el señor Flanigan era un hombre respetado e influyente de Tormentos Cristalinos. Si Sir Barristan quería entrar a formar parte de la guardia selecta del governador no le quedaba más remedio que servir a la ciudad y a sus ilustres personajes.
Pese a sus reticencias. Sir Barristan se decidió a romper su silencio para decir escuetamente: Lo encontraremos, señor.
Angelica se toca la barbilla con los dedos, mostrándose interesante y con pose de investigadora en su cabeza, aunque el ademán parece bastante más cómico desde fuera.
-Sencillo y de oro. ¿No te lo decía antes? Flanigan tiene pinta de gustarle los anillos de oro sencillos, sin muchas joyas, eso le decía yo. Claro, lo mejor sería buscar donde se vendan objetos robados. ¿Hay algún lugar con fama de ello cerca de aquí?
Flanigan miró a ambos lados como si no quisiera que nadie se enterase de lo que iba a decir. Y con un susurro el hombre habló:
- Bueno, hay rumores en la ciudad de que existe un lugar donde se hacen tratos al margen de la ley, es el Mercado Negro, pero la verdad que yo nunca lo he encontrado. Quizá si movéis los hilos pertinentes dentro de la ciudad podréis acceder a él. Quizá allí sepan algo de mi anillo. Pero tened cuidado, lo mejor es que no os relacionen con él, puesto que aunque sea un secreto a voces, es mucho mejor que siga oculto.
¡Más subterfugios! Al caballero el andar entre las sombras no le gustaba. Al fin y al cabo, por ellas sólo pululaban los malvados o, como poco, gentes de mal vivir y sin honor como el de un caballero. Sir Barristan no se sentía cómodo, su misión le estaba obligando a pasar por un sitio que no le gustaba lo más mínimo. Él debía de estar salvando a doncellas, acabando con malvados... no recuperando objetos de los lugares más sórdidos.
De forma casi imperceptible, Sir Barristan suspiró. No le quedaba otra que seguir adelante, ya que había jurado cumplir la misión y así lo haría. Aunque su honor no le impidiese tener un debate interno de porqué había aceptado entrar en esa misión.
-¡Perfecto! Justo lo que necesitábamos. Una última cosa, tal vez necesitemos recomprar el anillo en el Mercado Negro, y además no tenemos mucha disponibilidad de dinero para lo que necesiten nuestras averiguaciones. Así que nos vendría muuuuy bien un pequeño adelanto.- La mediana acompaña la petición de su mejor sonrisa.