Partida Rol por web

Este largo edificio controla la mayoría de las importaciones que llegan a Tormentos Cristalinos. Todos los barcos mercantes recién llegados deben declarar su cargamento, antes de poder desembarcarlo o venderlo en el mercado. Transportes Gorrablanca también controla buena parte del comercio terrestre de la villa.

-Bueno, este es el plan...- dice Zarus mientras van en el camino -Prefiero que seas tu quien hable en representación de tu dios y de la importancia de dar con los responsables de la extraña secta que atormenta a los templos de la ciudad- menciona en tono serio y decidido mientras saca algo entre sus ropas, pero primero, Zarus vacía su una bolsa de monedas que llevaba y pones dichas monedas en otra bolsa*, para luego poner dentro de la bolsa bacía el objeto que escondía entre sus ropas.

-Quiero que entregues esto a un hombre que ya veremos pronto... Le dirás que tu dios te ha puesto en el camino de un objeto que es muy valioso para él; le entregaras la bolsa y el vera lo que esta dentro... Si te pregunta que como lo has obtenido, diras que se te ha recompensado por tus servicios en el templo de Pelor, que muchos viajeros han venido y al no tener como pagar tus cuidados y el poder de la fe de los cleros, te han dado este anillo... Dirás que no quieres la recompensa que se ha anunciado por ello, que solo pides su ayuda, que aquella esta lejos de ser para ti, es para todos los templos de la ciudad, que quien resuelva el misterio de la secta que esta robando sus adeptos, recibira la bendición de los dioses- para Zarus todo aquello no eran mas que bonitas palabras, pero era necesario que aquel hombre pudiera comprender la importancia de ayudar a los templos de la ciudad y moviera sus contactos para poder dar con la secta en cuestión.

Remata finalmente, -Si te pregunta quien soy yo, diras que soy un guardián que la misma sacerdotisa a encargado para tu cuidado personal y el bienestar de tu misión-

Muy bien, lo haremos como dices.

Avanzo con Zarus detrás de mí hasta localizar al hombre en cuestión. Una vez que Zarus me indica quien es, me presento ante él:

Hola, mi nombre es Kranjstar y mi compañero es... Merlin, un guardia a mi cargo. Venimos a entregarle algo que creo es de mucho valor para usted. Compruébelo por usted mismo, digo entregándole la bolsa con el anillo.

¿Es el objeto que buscaba? pregunto mientras lo observa.

Zarus permanece en silencio, con la mirada a gachas y actitud de quien espera ordenes, mientras el símbolo de Pelor sobre sale entre sus atuendos, dejando claro al dios que servia y contrastando con el simbolo de Kranjstar, lo cual demostraría que la misión que les traía a este lugar, era del interes de mas de un dios.

Los ojos del gordo seboso comenzaron a brillar de ilusión ante la ofrenda que le estaba dando Kranjstar. Llevaba tres dias buscando el anillo que había perdido y ahora lo tenía frente a sus propios ojos. Por fin lo encontré. Pensó Flanigan.

Luego alzó la mirada para observar al clérigo que lo portaba, por un momento dudó que él fuera el ladrón, pero con tanto tiempo buscándolo y publicando anuncios en el periódico local, se había dado cuenta de que quizá él lo había encontrado. Disculpad, pero ¿quién os lo dio? ¡Estoy deseando encontrar al ladrón que me lo arrebató del bolsillo! Una persona como esa debería pudrirse en la cárcel, pues nunca estarás seguro si permanece suelto por ahí. ¡Es un absoluto peligro para la sociedad y para la Buena Gente de esta ciudad!

Desconozco quien era su anterior poseedor. Sólo sé que lo encontré dentro de la bolsa donde los enfermos dan voluntariamente algunas pertenencias cuando no disponen de dinero.

Al inspeccionar la bolsa y ver el objeto, lo identifiqué como el que vos andabais buscando y me apresuré a devolvéroslo. No justifico la acción de quien os lo robó, aunque quizá lo hizo sólo por necesidad. En todo caso ya lo ha recuperado.

Antes de que intente recompensarme por devolverle su anillo, he de decir que no quiero dinero, sólo me gustaría que me ayudara con una cuestión, los dioses se lo agradezcan. Se trata de la perdida de fieles que está asolando el templo de Pelor últimamente, hasta tal punto que nos preocupa cuál podría ser la causa de ello; incluso pensamos que alguna secta u organización secreta está robando los fieles. No sabemos con qué fin.

Zarus permanecía atento a las palabras de cada uno de los presentes, sus expresión facial estaba fija, estaba concentrado en hacer las veces de escolta silencioso y mas nada. Pero las cartas ya estaban sobre la mesa, el regordete tenía lo que andaba buscando y ahora solo necesitavamos que su gratitud fuera la suficiente para mover sus contactos en la ciudad para averiguar lo necesario para dar con quienes estaban detrás de la misteriosa secta que andaba robando fieles, algo raro debía haber en todo eso.

El gordo y sudoroso Flanagan se alegró fervientemente cuando se dio cuenta de que no tenía que pagar ni una sola pieza de cobre al clérigo que le había dado su anillo. ¡Por fin lo había recuperado! ¡Aquella pieza de inestimable valor! Ahora podría volver a regalárselo a alguna jovencita y esta vez no se lo guardó en el pantalón, sino en una bolsita que tenía en el interior de la chaqueta.

¿Creéis que alguna secta está robando a los feligreses de Pelor? ¡Eso es una locura! Pero de todas maneras hablaré con el alcalde para investigar el tema del que habláis. Le diré que si hace falta hable con la guardia de la ciudad, para que también lo investigue. Pelor y sus sacerdotes me han ayudado y yo les ayudaré a ellos.

Dice marchándose de allí y dirigiéndose inmediatamente hacia la casa del alcalde, mientras iba dando golpecitos al anillo que tenía colocado cerca de su orondo pecho.

Zarus observa de reojo el partir del regordete... Pues hasta donde decía estaba claro que ayudaría, pero sería prudente asegurarse de ello, igual no es que el tal Flanigan estuviese muy informado como para informar a alguien mas -Sería bueno ofrecerse a acompañarle, pero al parecer se puede esperar que su felicidad es suficiente como para hacer todo lo que esta a su alcance para averiguar que pasa- dice en tono de querer escuchar su opinión sobre el tema. -Por cierto... Sé que no te he tratado de la mejor manera y pudiste haberme puesto en muchos aprietos si ese tipo hubiese puesto toda su atención en mi...- habla con la cabeza a gachas en señal de sentirse apenado y agradecido -Gracias- se resuelve finalmente a decir.

Aunque a fin de cuentas no estaba arrepentido por haber tomado el aniño del regordete, sabía que el uso que le daba a ello no era digno de caballeros, engatusar a jovensitas con objeto de insinuaciones portentosas, no estaba bien visto por Zarus, para él era lo eso lo mismo que tratar de comprarla y a él no le gusto para nada que hubiese intentado aquello con Layla.

Sí, creo que sería más prudente acompañar a este tal Flanigan ya que estamos aquí, digo a Zarus.

Espere, señor, le acompañamos si no es molestia. Veremos que puede usted averiguar en gratitud por devolverle su preciado anillo, le digo al regordete antes de que salga.

Desconocía como había adquirido el anillo Zarus, y quien era este señor, pero por ahora estaba dando buen resultado los planes del joven; veamos que nos depara el amigo-alcalde de Flanigan.

¡Oh lo lamento! El alcalde no acepta visitas sino es con cita previa. Responde el gordo con una extraña respuesta. ¿Si no aceptaba visitas, a dónde iba entonces Flanigan? A no ser, claro que realmente tuviese una cita con él. O quizá que tuviese suficiente confianza con él, como para presentarse allí sin avisarle. Y cuando decidisteis seguirle, os disteis cuenta de que efectivamente él si pudo pasar.

Así que tras eso, decidisteis que era mejor ir a la Catedral de Pelor y reencontraros de nuevo con Layla.

Este largo edificio controla la mayoría de las importaciones que llegan a Tormentos Cristalinos. Todos los barcos mercantes recién llegados deben declarar su cargamento, antes de poder desembarcarlo o venderlo en el mercado. Transportes Gorrablanca también controla buena parte del comercio terrestre de la villa.

El humano se dejó ver cerca de la puerta del gran edificio a la espera del explorador. Si no llegaba iba a enfadarse bastante por hacerle perder un día valioso.

Ojeó a su compañero, al que le costó encontrar entre las sombras, y se relajó un poco al identificarle. Si tenía problemas esa noche al menos no estaría solo.

El mediano se separó de su compañero al acercarse a las propiedades de la compañía donde se llevaría a cabo el encuentro. Argot se situó detrás de unos barriles donde la luz no llegaba y desde una posición que creía sería segura para escuchar el encuentro y llegar a tiempo si había algún problema. Por precaución dejó la ballesta cargada a su lado mientras esperaba tranquilo y nervioso a la vez a que llegara el invitado de honor.

Argot se aburría, donde estaría aquel bastardo? si tardaba mucho iban a tener que pensar que se había retirado del trabajo. No pudo contenerse y comenzó a registrar algún barril cercano. Si tenía suerte había algo de comida en sal que le proporcionaría algo de alimento si fuera necesario. Pero aún así no se atrevió a moverse mucho y menos aún perder de vista al compañero.

Ya era de noche, y el hombre al que esperaba no estaba a la vista. No pensaba perder mucho mas tiempo, pero estaba en el lugar adecuado para la misión que traía entre manos, con nadie a la vista que pudiera delatarle a las autoridades locales. Se acercó por las sombras que ofrecía la calle a su compañero.

-No creo que aparezca el bastardo, y pienso pagarle con creces el dejarme tirado aquí por la noche, pero ya que estamos aquí, ¿por qué no buscamos algo que sustraer? Al fin y al cabo, cualquier cosa llamativa con un dueño terco nos puede servir para lo que buscamos, y no creo que haya mas de un par de guardias dentro del almacén.