Partida Rol por web

- ¡Menudo un tipo maleducado! ¡Y eso que era mediano! Deberíamos quemarle la taberna. - Concluyó el mediano con su especie de... enfando-infantil. Pero se le pasó rápido cuando entro en la nueva taberna, de nuevo, parecía alegre e hiperactivo. Ya quemará esa taberna más adelante.

- Que bonito. - Comentó, acercandose a la barra. - ¿Qué precio tienen las habitaciones y la cena? - Preguntó, antes de nada. Ya venía aprendido de la otra.

Pues la verdad, cena poca hay ya. Se ha acabado todo, es muy tarde. Y habitaciones lo lamento, pero aquí no hay ninguna. Solo la mía y no pienso compartirla con vosotros. Así que... dijo señalando la puerta para que le dejarais en paz ya. ¡Esto no es ninguna posada! El tabernero estaba ya muy cansado de que todo el mundo llegara allí pensando que aquello era una pensión.

- Jo. Pues lo parece. Seguro que es culpa suya, porque es azul. Si fuera una elfita seguro que nos dejaban entrar en todas partes. Anda, vamos. - Y sin más, se fue al trote, tan feliz, hacia la salida en busca de una nueva posada.

La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.

Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.

Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.

Bueno, Ramase estaba acostumbrado a los malos olores, no en vano trabajaba con la mismísima Muerte. Un tugurio donde pocos se atreverían a pasar la noche era justo lo que necesitaba. En aquellos sitios no hacían preguntas mientras mantuvieras tú la boca cerrada. Se ajustó su sombrero a modo de turbante, tapándose la nariz y boca con el velo.

El lenguado macerado...- Macerar era una buena forma de mantener un cuerpo en conserva. Pero no tenía tiempo para eso. Se acercó al posadero y pidió una habitación.

- Buenos días. Una habitación.- Pidió, escueto y cargando el cuerpo inerte de Angélica como su fuera una niña dormida. No le vendría mal descansar un poco, aunque la excitación que sentía no sabía si iba a dejarle hacerlo.

La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.

Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.

Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.

Sanya se acercó a la barra con mucho cuidado de no tocar nada y preguntó por el empleador.

-Hola. He oido que Bruno Mezzia anda buscando gente capaz. ¿Quién puede informarme al respecto?

Yo, mi señora. Dijo Ned al escuchar a Sanya preguntar por aquello. Pero Bruno me ha pedido no desvelar nada de lo que está sucediendo hasta que no de con un grupo de aventureros que al menos parezcan suficientemente buenos. Y me temo, que usted sola no es suficiente. Así que, lamento no poder serle de más habilidad. Ocúpese de atraer a un mayor número de aventureros y entonces les daré la información pertinente.

-Demonios. Si que es complicado encontrar un trabajo en esta ciudad. Tengo un par de compañeros. Una de ellos se pasara por aqui en cualquier momento. No se cuanta gente requerira el tal Bruno.

Lo dicho, venga con ellos y entones les daré la misión. Dijo sin añadir nada más.

Sanya se encogió de hombros. No podía hacer mucho más, así que decidió ir a buscar a Riku al templo de Pelor.

-Ya nos veremos entonces. Gracias por la amabilidad.

Sanya le lanzó una mirada asesina y luego salió de aquel lugar infecto.

La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.

Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.

Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.

En cuanto Riku entró por la puerta, Sanya se chocó con ella justo en la puerta. Parecía que la enana estaba a punto de salir, y la joven a punto de llegar.

-Hola Rikku! Me temo que hemos perdido el tiempo viniendo aqui. El contacto no nos dara la informacion si no venimos con un grupo de aventureros. Tu conoces a alguien que se nos quisiera unir? Iba a volver a la posada a ver si estaba Markas.

Heian entro a la taberna, y para no ofender a los allí presentes, no hizo ningún gesto por el olor que allí se encontraba.
Luego escucha la conversación de las dos mujeres. Por lo que decidió acercarse para escuchar mejor y tratar de conseguir un poco de ayuda. Pues capaz, estar con un par de mujeres lograría obtener un poco mas de información sobre su búsqueda.
- Disculpen. Les dice a las dos mujeres. He escuchado que necesitan formar un grupo de aventureros para poder conseguir un poco de información aquí. ¿Es eso correcto? Pregunta con un tono sereno.
- Yo puedo ayudarlas ¿si eso es lo que ustedes quieren?

Sanya sonrio al recien llegado. Con aquellos modales seria un buen fichaje.

-Buenas, mi nombre es Sanya, que tal? Si. Vinimos guiadas por el rumor de que aqui se buscaba gente capaz pero al llegar nos hemos encontrado con que solo buscan grupos de aventureros. Os interesa que acudamos al contacto como grupo?

- Buenos días de nuevo.

Saludé a Sanya evitando que las preocupaciones asomaran en mi rostro, poco después nos abordó aquel hombre solícito.

- Supongo que sería de ayuda señor. ¿No especificó la cuantía del grupo?

Me dirigé nuevamente a Sanya mi pregunta.

Pues no. Probad a hablar vosotros, creo que yo no le he caido muy bien.

Heian observa a las dos mujeres.
- Entonces, si no les molesta las acompañare.
- Si me permiten, también me gustaría preguntar por alguien que estoy buscando.
Luego se da un pequeño golpe en la cabeza.
- Que modales los míos. Mi nombre es Heian. ¿Con quien tengo el gusto de hablar?