Tyvis asintió conforme. Al fin habían comprendido que no estaba en sus manos resolver sus dudas. Así que recogió sus pertenencias y se puso en pie. Está bien, pues entonces vayamos a ver a mi señor. Abrigaos porque parece que el tiempo no nos acompañará para este viaje. ¡Solo espero que no se nos haga de noche de camino a Gruta Carmesí! Dijo animado por regresar a su hogar.
A la Puerta Este.
Mucho gusto Sr. Brenn, mi nombre es Heian. Y si tenemos la posibilidad de tomar otro encargo lo tendremos en cuenta. Si le parece bien.
Ahora se dirigía a sus compañeros.
Bueno, parece que vamos a tener que salir de la ciudad. Tendremos que ir con extrema precausión pues seguramente nos cubra la noche. Luego empieza a revisar su equipo.
Alguno tiene antorchas? Pues sino iremos a oscuras.
A la Puerta Este.
Tienes razón. Habrá que comprar algunas
-Si no es molestia, Heian. Me gustaría acompañaros desde ahora. Me vendrá bien la compañía y no me tentaré a verme ocupado en otras tareas. No pretendo cobrar por un trabajo que no he realizado, pero esté tiempo me servirá para confraternizar.
Si no se oponen a ello, les acompaño a la puerta este.
Si el grupo está de acuerdo, por mi no hay objeción. Digo observando a mis compañeros.
Barrabás vió como el grupo de aventureros se disponía a marcharse, ahora que él llegaba la fiesta se iba a otro lado. No entendía bien a donde iban ni para qué, y parecían aviesos de aventuras fuera de la ciudad. El posadero se acercó una vez más a Barrabás y le dejó un bocadillo de lomo al tiempo que le informaba del precio de pernocta - ¿Cuanto dinero dormir? Un día Barrabás amo de casa de alcohol. ¿Cuanto dinero casa de alcohol? - Preguntó en un imperfecto común
Volvió a lanzarle una mirada a la enana... sí, era musculosa, pero definitivamente podía aplastar su feo rostro bajo su sobaco derecho.
Tinkle se encogió de hombros, mirando a Irathor, y dijo:
- De acuerdo, por mi puedes acompañarnos. Siempre es bueno tener más conversación. A qué te dedicas amigo?- dice andando hacia la puerta, y antes de irse, miró a Barrabás, y despidiéndose con la mano, dijo:
- Adiós Barrabás, que tengas un buen día!
A puerta del este!
Sanya se encogió de hombros. Ella no necesitaba antorchas, ya que veía en la oscuridad, asi que siguio al resto sin perder de vista a tyvis, del que no se fiaba lo más mínimo.
A la Puerta Este.
Era extraño que ese hombre se ofreciera a ayudarnos ene ste momento, más me parecía como una oportunidad para intentar infiltrarse en nuestro grupo y acabar con Tivis antes de que llegáramos a nuestro destino. Aunque bien podía ser una persona de corazón noble y sincero...
- Lo siento señor Brenn, pero no es por dinero ni falta de él. En estos momento creo que no es recomendable que nos acompañéis.
Me muestro contraria a la idea de añadir alguien nuevo al grupo, sólo por los riesgos que generaba, luego me adhiero a la idea de las antorchas.
- Le acompañaré a por algunas Heian.
Indico y lanzo una última mirada a Tyvis aún sospechando de sus acciones.
-Cuento dos a favor contra uno en contra. La mayoría gana supongo. De todas formas, sólo te pido un voto de confianza. Visto lo visto, parece que necesitéis amigos. Entiendo las reticencias, pero me ganaré la confianza con actos. Sólo preciso de la oportunidad.
Sigo a Heian que parece el más solícito.
- La verdad es que la observación de la señorita ha sido de lo más acertada, caballero. Me temo que tendrá que al menos hablarnos de usted y decírnos que se le dará bien, si no es molestia.-siempre era muy correcto y respetuoso con las personas que no conocía de nada.
Enarco una ceja ante la petición del Gnomo
La verdad que no se que responder ante tal pregunta. Pero algo tendré que decir.
-Bueno, eso es algo que se aprende en el camino, supongo. Pero tengo unas manos hábiles y suficiente rapidez. Decir más cosas sobre mi sería pretencioso cuanto menos. ¿Le parece bien, señor...?
Sigo a Heian.
Este no es lugar para dormir. Dijo el tabernero. Esto es un lugar para beber, o incluso comer. Pero aquí no se viene a dormir, pues aquí el único que pasa la noche soy yo. Le contestó algo malhumorado aunque no tanto como podría mostrarse con otros, pues estaba ciertamente impresionado por el tamaño que se gastaba el orco. Era demasiado peligroso como para tratar de intimidarle, o al menos así lo parecía.
Barrabás no respondió al maleducado tabernero, no había visto ningún orco por aquí y no era amigable el trato que recibía. Había quedado aquí con cabeza-de-gorrión pero éste tenía mejores cosas que hacer y se habían ido todos juntos de excursión, así que Barrabás terminó su plato y volvió a las calles en busca de un lugar apropiado para pasar las siguientes noches.... había oído algo acerca del cementerio... quizá podría buscar una posada cerca de allí
Al salir reparó en un mercenario, estaba en silencio y callado, no le había visto siquiera intervenir en la reciente pelea por lo que decidió no molestarle y abandonar el Lenguado
Al cuervo de plata
La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.
Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.
Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.
El interior de esa taberna realmente apestaba "No se si es la mejor idea quedarse aquí, pero al menos debe ser barato" Pensó Grey. No sabía bien que iba a ser de su vida en esta ciudad, no sabía si podría volver a tener la vida de antes, en una banda de rufianes, quizá aquí termine muerto antes de comenzar, pues nadie confiaría en un recién llegado para esto, así que por lo pronto optaría por el buen camino, y quizá hurgue en los bolsillos de algún que otro borracho de vez en cuando.
Se acercó al mostrador tratando de pasar desapercibido y, con el mejor tono amistoso que le salió, se dirigió al encargado -"Saludos, buen hombre ¿Tienes alguna habitación para pasar aquí la noche?"-
Este no es lugar para dormir. Dijo el tabernero. Esto es un lugar para beber, o incluso comer. Pero aquí no se viene a dormir, pues aquí el único que pasa la noche soy yo. Le contestó muy malhumorado pues estaba cansado de responder siempre a las mismas preguntas.
Las escenas son temporales, Duncan, así que si quieres volver con el grupo, tendrás que ir hacia donde hayan ido ellos, o bien irte por tu cuenta, como tú quieras.
-Oh, pues gracias- Dijo Grey, y se retiró por donde había venido, no venía en busca de otra cosa que no sea pasar la noche en ese lugar, por lo que se dirigió hacia el mercado para ver que pasaba por allí, quizá consiga algo mas que un lugar para dormir...
Al mercado entonces!
Entonces voy detrás de ellos, hacia la Puerta Este (espero me de tiempo a pillarlos)
La mitad de esta taberna roñosa se alza sobre palafitos sobre las aguas del puerto, mientras que la otra mitad se asienta en tierra firme. Un cartel sobre la batiente puerta principal muestra un hombre con bigote, macerando un gran lenguado con un mazo de madera.
Su interior apesta a grog rancio, pescado y sudor, aunque a los parroquianos habituales no parece importarles mucho.
Una desvencijada barra atraviesa la zona sur y varios agujeros abiertos en el suelo junto a la pared oriental dan al mar. Los clientes pescan desde esos agujeros o se alivian por ellos, según sea su necesidad. El nombre de la taberna proviene de su especialidad, el lenguado hecho pasta frito con mantequilla y grog en grandes tortas.