Partida Rol por web

Acabo por soltar el cartel, entre los escombros y, poco a poco, me pongo en pie, asintiendo a las palabras de Drogo. Tiene razón. Aquello sólo puede ser obra de alguien que ha buscado hacer daño adrede. Me acerco a él, aún con ese aire pensativo y atento. Desconfío de aquel lugar, como buena norteña. Estoy acostumbrada a nuestra aldea, donde cualquier disputa, includa aquellas con las tribus cercanas, suele solucionarse a las claras, usando la fuerza y delante de todos, no en medio de la noche, prendiendo fuego a la casa de uno.

-Tienes razón. Deberíamos marcharnos. Pronto oscurecerá y deberíamos encontrar un lugar en el que pasar la noche. - le digo, parándome frente a el, y escuchándolo cuando habla del hermano desaparecido. Yo había escuchado algo similar en la cola, aunque no sabía si tenía conexión alguna o no- Yo también escuché a alguien hablar de un sacerdote de Boccob desaparecido... Dos de los guardias más jóvenes estaban diciendo algo sobre que hacía un mes había desaparecido en el museo... Fue lo único que escuché. - le digo, intentando establecer alguna correspondencia entre las dos informaciones. La lógica dice que, o se trata de la misma persona, o aquel lugar es mucho más peligroso de lo que parece- Vayamos entonces al templo. Seguro que allí podremos encontrar una forma de corresponder su hospitalidad, si acceden a dejarnos pasar la noche alli. -miro la calle que se abre ante nosotros, y luego a Drogo, esperando a que de su visto bueno a mi propuesta.

Deben tratarse de la misma persona. En mi unica respuesta cuando me dice que escucho algo similar. Tire con fuerza de las pieles que tenia sobre los hombros, acomodandolas y dejandoals en una posicion correcta. Espere a que Zynna volviera junto a mi, y con un reoplido, asenti con la cabeza, dandole la razon.

Buscaremos a su hombre-sacerdote desaparecido. Que menos que mostrar alguna hospitalidad, aunque sea en forma de un rincon donde dormir, y un mendrugo de pan con agua. Aunque en aquellas tierras, podia esperarse cualquier cosa.

Me acerque a un transeunte, aunque mi tamaño y mi cara de pocos amigos, lo espanto. La misma suerte corri con el segundo y el tercero, hasta que me esforce en relajar los musculos de la cara, y a sonreir... de una manera bastante comica, y a la par, antinatural. De este consegui las indicaciones pertinentes para dirigirnos al templo.

La ciudad era grande, y no queria perder tiempo alli, estaba deseando volver a nuestro poblado con la solucion a nuestros... problemas. La civilizacion del sur, tan avanzada como dicen los ancianos, no es mas que una mentira a la mascara de la barbarie mas pura. A la hipocresia.

Los restos de una taberna derrumbada, hace poco tiempo aquí había una posada llamada La Cabra de Mimbre. Esta era la más cercana a una de las entradas de la ciudad y eso facilitaba el movimiento de clientes. Ahora tan solo quedan las piedras de sus muros, las maderas de sus puertas y muebles y los cristales de sus ventanas. Todo lo demás se perdió en el derrumbamiento.

Entre los escombros se puede ver una oronda cabra de mimbre que servía como cartel de entrada a la taberna.

Eh! dijo el orco al ver a aquellos dos Os pillé dijo con una sonrisa esperando que explicaran que hacían en aquel sitio.

- Por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí, por aquí... - fue repitiendo de forma sistematica cada tres pasos que daba a su azul nuevo y posiblemente efímero amigo.

- Fang dice que por ahí no. Por aquí. Aquí. Se ha parado aquí. Donde el orko horrible. Que feo es. Muy feo. Feo, feo, feo, feo, feo. - Y pasó de largo del orco, mirando las reinas con curiosidad, hasta que el orco habló y Agakor se giró hacia él. - ¡Y yo a ti! - Hizo unos aspavientos como si aquello fuera una gran noticia, y siguió buscando entre los restos algo.

Nith se maldecia en su suerte, al haber encontrado a la primer criatura que conocia que la exasperaba y le quitaba su humor. -Ya te escuche las primeras dos mil veces, Rodillas- Le repetetia el.

Al parecer el rastro los habia guiado hasta una ruinas dentro de la ciudad. Lo cual solo auguraba un posible feo destino para las busqueda de esas personas.

Ya no prestaba hacia rato atencion a lo que estuviera en frente, que por lo general era solo el mediano y su perro, por lo que no supo del orco hasta que escucho su voz y una clara interrupcion y cambio en la letania que venia repitiendo el mediano desde hacia horas.

Para Nith, era la primera vez que veia un orco que no fuera con intencion violenta hacia los suyos, asi que su mano ya habia estado volando a sus armas, cuando se dio cuenta de que la voz que habia escuchado era del orco. ¿Desde cuando los orcos se anunciaban de alguna forma?

-Calla Rodillas!- Y dirigiendose al orco. -¿Quien eres tu?- Le 

El orco no entendía nada de la mujer extraña. Una majadera, en su pueblo solían matar a esa clase de seres estúpidos y sin alma, pero el otro ser le interesaba. Parecía un elfo sucio... 
Yo BALO. Mejor guerrero... dijo señalándose, tras lo cual señaló al elfo y abrió la palma.

- Es Muerde-Rodillas, no Rodillas a secas. ¿O te refieres al Orco? ¿El orco también se llama rodillas? Que poco orginal. Además es muy feo. Tan feo como listo. Miralo, tu, miralo. - Señaló al orco con el dedo, sin demasiadas contemplaciones. No solo era feo, además era estúpido. Como todos los orcos, eso no se le podía reprochar.

Pero decidió intentar comunicarse con el Orco. - ¡Yo Muerde-Rodillas! ¡Mejor Druida! - ¿era esto una competición de profesiones? ¡que tontería!
 

-Deja ya de molestar al orco... digo a Balo- Le insta Nith al mediano exasperante. -Yo soy Nith-Haiah, el escriba- Dijo al no tener titulo o apodo. Y la verdad era que ni siquiera un escriba oficial, al menos en la ciudad. -¿Que buscas Balo en estas ruinas?-

El orco se giró para mirar la desfachatez de aquella estúpida humana o lo que fuese, el orco no entendía de aquellos animales. ¿Cómo llamar? le dijo sacando la espada bastarda. Repite... le dijo desafiante, con una sonrisa en los labios. No escuchaba al otro ser... sólo a la muerde-rodillas. 

El orco al recibir el insulto no hizo esperar su contestación. Su espada voló hacia su contrincante con la intención de partirla en dos...

- No le molesto, le explico. No parece muy listo ni es muy listo, así que ahora me debe unf avor por que soy más listo que él y le explico cosas. Tu eres escriba, también te debe un favor. ¿Qué quieres que te repita? Es normal que necesites que te repita las cosas. Normal, normal, normal, normal, normal. - Se echó a reir, riendose del orco. Parecía tan corto como lo era.

- ¡Poco orginal! ¡Feo! ¡Tonto! ¿Que te crees que me asustas con tu espada? Koooooooooookokokokokokoko. - Se puso a imitar una gallina, andando de un lado a otro, burlandose del orco.

-Balo enfunda tu arma!- Dijo imperiosamente Nith, con una terminacion es su exclamacion, ya preocupado por a donde estaban yendo las cosas. Sabiendo que su voz, implicaba sus dotes naturales para la magia. -No hemos venido a pelear aqui!-

En cuanto el orco vio como aquellos dos recién llegados se acercaban a él, decidió desenfundar su espada bastarda. El orco tenía ganas de combate, y parecía que cualquier acción por parte del mediano y su acompañante lo provocaría.

Pero Agakor reaccionó antes de que lo hiciera Balo, por lo que el combate podría comenzar, frenar, o no se sabía qué. Todo dependía de lo que el mediano decidiese hacer en ese momento.

Es posible que el mediano estuviera loco, o simplemente fuera así de serie. Fuera como fuera, parecía más rápido que el orco y cuando este optó por una pose amenazante, Agakor no tardó en reaccionar, poniendose a la defensiva y preparandose para el combate.

-Balo enfunda tu arma!- Dijo imperiosamente Nith, con una terminacion es su exclamacion, ya preocupado por a donde estaban yendo las cosas. Sabiendo que su voz, implicaba sus dotes naturales para la magia. -No hemos venido a pelear aqui!-

 El orco no fue afectado por el conjuro lanzado por Nith. Así que Agakor no se dirigió contra él, si no que más bien se esperó a que fuera su enemigo el que se acercase, así que le lanzó una llamarada de fuego que lejos de acertar en su enorme rival, fue a parar a un montón de restos quemados que había más allá.

Entonces, cuando el orco estaba ya junto al mediano, el perro que acompañaba a Agakor lo atacó por la espalda, clavándole sus férreos colmillos en el cuello. Al semiorco no le dio tiempo a hacer más, puesto que la mordedura había arrancado parte de su espalda, y lo había dejado completamente inconsciente y desangrándose

De pronto, un poco más allá, una pequeña llama comenzaba a generarse. Parecía que en aquella antigua posada, no todo se había quemado. Al menos no todavía.

- ¡Acabemos el trabajo! - Dijo el mediano, con total alegría. Orcos. Los orcos siempre eran peligrosos, y nos abía como aquel ser de destrucción y caos se había colado allí, pero no importaba. Ya no estaba. Silvó dos veces seguidas, indicandole al perro que atacara con saña el cuerpo del orco mientras el tomaba el bastón, también para golpearlo hasta asegurarse que estaba bien muerto.

- ¡A ver que tiene! ¡Bien! - Dijo, con total alegría, rebuscando entre las cosas del orco. - ¡Ayúdame, seguro que mató mucha gente y lleva cosas interesantes! ¡Estamos haciendo cosas buenas! - No pareció importarle que algo estaba quemandose cerca.