Partida Rol por web

Lictea torció el rictus y levantó una ceja mirando muy malamente a Kranjstar.

- Las plantas no son muy parlanchinas que digamos.- Lictea se controlaba con el clérigo pues éste le había salvado la vida y, aunque no lo reconocía, le caía bien.-Mmmm es extraño.- Hurgó con las uñas bajo las que se acumulaba roña de varios días entre sus dientes, pensativa.- Debería estar infestado de cuervos, como el orto día.- De pronto la mujer se lanzó al suelo, palpando la tierra con sus manos, a cuatro patas. Parecía olfatear el suelo y rumiar extrañas palabras. Lico, por su parte, huyó de la mujer y se refugió tras el clérigo pues sabía que era no mejorar a su hermana en estas ocasiones.

- Gmmfggjssmmmsggrrr.- Emitía sonidos guturales y exhalaba el aire fuértemente, haciendo que el polvo del camino se levantara.- ¡Puaj!- Exclamó cuando se le metió arenilla en la boca. Pero le dio igual pues ya estaba en trance, en comunión con la Madre, canalizando su poder a través de su enjuto cuerpo.- Con esto podré encontrar cualquier animal que haya por la zona. Sólo dame tiempo, ¡JA!- Fanfarroneaba delante del macho humano.

El clérigo observó que su comentario le había molestado en algo a Lictea Bueno, no se supone que yo deba saber de estas cosas. Igual no es que vea a ningún animalejo al que puedas preguntarle... y antes de poder decir alguna otra cosa, la chica-loba empezó con un extraño ritual Pero que rayos...? hasta Lico se le había apartado.

Lictea descubrió un rastro, detectó a ése varano que había estado allí no hacía mucho tiempo, y aunque las huellas ya no eran tan recientes, el reptil había pasado por allí no hacía muchos días.

Siguió el rastro hasta un sendero, entonces las huellas empezaron a ir acompañadas de las de otra persona. Por el tamaño de sus pies parecía un hombre o una semiorca. El camino ya no estaba entre los viñedos, se alejaba más y se perdía en el interior de un bosque. Alli el rastro se hacía más dificil de seguir, había varanos por todas partes y las huellas eran más variadas y había más cantidad de ellas.

- Jojojo, ya te tengo.- Decía para sí la druida feliz de haber encontrado el rastro del varano que había merodeado por los campos de los Licorambarino.-Un varano acompañado de alguien bastante corpulento. Diría que un hombre, una semiorca quizás.- Miraba a Kranjstar esperando su admiración ante tal muestra de talento.- Cuanto más lo pienso más me parece cosas de druidas.- Y desde luego no le parecía mal. los campos de esa familia no era más que tratar de domar algo que debía permanecer indómito a juicio dela mujer salvaje.Pero eso no quería decir que pudiera averiguar qué es lo que sucedía allí. El rastro cada vez se hacía más difícil de seguir y podía sentir, gracias a el poder de si Diosa, la presencia de muchos varanos.- El rastro se pierde en el bosque.- Le comentó al clérigo esperando a ver qué quería hacer.Con Lictea a su lado no tendría problemas en moverse a través de él, incluso si llegaban a encontrarse con algún lagarto. Pero si el problema era un druida sí que tendrían que tener más cuidado.-¿Qué opinas?

El clerigo miro a Lictea con clara felicidad Ya veo... en verdad sabes lo que hace. luego guardó unos segundos de silencia tratando de pensar en lo que sería mas adecuado según las circunstancias Si la idea sigue siendo hablar con alguna de las criaturas que tenga idea de lo que pasó acá, uno de esos varanos bien podría ayudar, pero ya has has escuchado lo peligroso que son estos bosques, no deberíamos adentrarnos mucho... Aun así, si deseas llegar al fondo de todo esto, te acompañaré hasta donde me deje de parecer suicida, te parece? Kranjstar lo tenía claro, él ante todo era un diplomático ante de luchador y en el busque seguro de nada le servirían las palabras.

- Gastemos esa última flecha antes de regresar, a ver qué resultado tenemos.- Contestó a Krajstar dando por bueno su plan. La mujer continuó concentrándose en el hechizo hasta localizar a uno de esos varanos, el más cercano para no adentrarse en la espesura del bosque. Sabía perfectamente qué podría depararles aquello si un druida era el que lo protegía.- Estate alerta.- Al encontrar a uno de los lagartos Lictea trató de comunicarse con él. Primero una toma de contacto y una vez "roto el hielo" podría empezar a hablar.

¿Hay un druida en la zona? ¿Alguna presencia extraña? ¿Quién está provocando daños en los campos aledaños? Todas esas preguntas comenzaban a agolparse en su cabeza ávida pro encontrar alguna respuesta.

El clerigo siguió a Lictea tratando de estar alerta ante cualquier amenaza, algo le hacía sentir intranquilo, este tema de los lagartos no le terminaba de agradar.

Finalmente dieron con una de esas escamosas criaturas, si había que preguntarle algo eso era si tenía información sobre aquel "humanoide" que rondaba estos bosques Saca todo lo que puedas de ese posible druida, es mejor hacernos a una idea de a que nos enfrentamos.

Lictea no reconoció a ningún druida en todo el bosque. Al menos no a simple vista. Todos parecían reptiles grandes, pero ninguno con suficiente interés en la mujer como para contestarle a sus preguntas. La apariencia de la mujer les dejaba mucho que desear, y a pesar de los varios intentos que hizo, los varanos que se detenían pasaban de una aptitud indiferente, a mostrarse ligeramente hostil. Casi era mejor dejarlos, porque como todos se aliasen contra ellos, serían unos duros enemigos a abatir.

Toda la diplomacia de la que hacía gala Krajstar se la pasaba Lictea por el coñ...Y es que se sabía que la mujer salvaje no era la mejor en lo de tratar con otros humanos pero lo que era inesperado es que con los animales fuera algo parecido. Gruñía de frustración cuando los varanos la ignoraban. Pataleaba en el suelo e incluso llegó a tirar alguna piedra a los que consideró más descarados.

- ¿Te lo puedes creer?- Decía indignada a Krajnstar mostrando su rabia arrugando el feo rostro.- Deberían mostrarme más respeto o me los meriendo.- Pero había muchos de esos lagartos y si llegara a cabrearlos del todo podrían pasar grandes apuros.- Grrrrrrr, así no hay manera. Putos maleducados.- Decía la loba mientras se rascaba el culo que le picaba de tanto arrastrarlo por el suelo para ponerse a la altura de sus interlocutores.- ¿No es increíble?

Kranjstar bajó el rostro al ver la disimulada pataleta de su acompañante. No se podía hacer mucho sin la colaboración de los rectiles, pero y es que acaso no había otro animal a quien preguntar? Segura que no hay algo mas que se pueda hacer? echando un vistazo rápido por los alrededores, esperaba ver alguna criatura que fuera más solicita, era obvio que los varanos no gozaban de mucha amabilidad.

Kranjstar se quedó un rato esperando a que la chica lobina dijera algo, aunque al parecer su fracaso con los reptiles le había bajado el animo. El clerigo también se sentía frustrado, no veía que mas hacer Regresamos entonces? ni siquiera veo a algo mas a que preguntar. dice encogiendose de hombros. O tal vez quieras intentar rastrear a aquel druida...

- Esto es muy raro...- El día anterior el lugar estaba lleno de cuervos  yno era pro ser prepotente, pero Lictea sabía encontrar animales, aunque fuera sólo para cazarlos.- Nada de nada.- Tenía ganas de hacerse unas vestimentas con la piel de los varanos. Miró con gesto serio y gran decepción a Krajstar.- El rastro lo pierdo aquí.- Dijo a modo de disculpa para después demostrar su frustración.- ¡Cojona!- Pateo el suelo levantando una pequeña humareda de polvo y amenazó a su lobo, Lico, con pegarle con el puño cerrado. Éste salió despavorido, alejándose de su ama hasta que se le pasara el cabreo.

Cada vez que salen fuera de la ciudad es como si Lomenar renaciera. La cuidad le agobia y realmente solo permanece en ella por buscar a su padre... ¡ Cuánto daría por volver a sus bosques !

De todas formas, tampoco se siente demasiado cómoda. Aquí es como si la naturaleza hubiera sido domesticada. Los cultivos, las vides extendiéndose por los campos le dan una sensación artificial.

Pero sigue siendo mejor que la ciudad y la proximidad de la lluvia solo alegra más el corazón de la semielfa.

Lomenar observa los alrededores y escucha atentamente por si percibe algo.

A Lictea le pasaba lo mismo a que a Lomenar y, fuera de la ciudad, hasta parecía menos encorvada.

- No os entretengáis mucho. Sé el camino, es la tercera vez que vengo.- El apremiante tono de Lictea se acompañaba con miradas al cielo que no presagiaban nada bueno. Mientras avanzaban rápido la salvaje humana les iba indicando, sobre todo a la otra druida, lo que habían descubierto.

- Por allí había signos de que los cuervos se estaban comiendo las uvas. Algo normal pues les pirran....Ah, y por allí un montón de huellas de varanos. Pero es al bosque donde tenemos que ir, hacia donde llevaban las huellas del humanoide.