Partida Rol por web

Huesos decidió quedarse despierto toda la noche. Usó su guadaña para trancar la puerta y rezó porque nadie pudiera abrirla. 

Las dos primeras horas no sucedió nada. Pero después no tardó en oír algún tipo de ruido en la puerta de la capilla. Parecía como si estuviesen tratando de abrirla o de forzarla. Después escuchó a los trasgos hablar, como no comprendía el idioma no podía saber lo que estaban diciendo, pero no tardaron en ponerse a golpear la puerta para después desistir. 

¿Habrían decidido dejarlo así, o habrían ido a por algo para echar la puerta abajo?

Vaya hombre...- Había movimiento de los trasgos. ¿Seria suficiente con su guadaña para detenerlos? En un primer momento pareció que sí. Huesos sopesó si despertar a sus compañeros que parecían no haberse enterado de nada. Al final se decidió por meter la mano en su zurrón y sacar a la lagartija de su plácido descanso. Si los trasgos consiguieran forzar la puerta iba a necesitar al menos ayuda para despertar a los otros dos.

- Trasgos...- Le dijo cuando vio que la cabeza del cachorro de dragón asomaba somnoliento señalándole hacia la puerta.

Al principìo se enroscó sobre la muñeca de Huesos, desperezándose, pero en cuanto abrió los ojos la cría de dragón vio en los del anciano la gravedad de la situación.

- Tazgoz -asintió para hablar bajito con voz algo pastosa por el sueño pero los dientes asomando por la emoción- ¿Nozlozkomemoz?

- No han entrado, pero estuvieron probando la puerta. Estate atento y avísame por si hubiera que despertar a los otros.- No quería desilusionar al joven dragón, pero dudaba que pudiera comerse ni a un solo trasgo. Huesos no tenía buen oído.

Con un brillo de amor en los ojos la fierecilla partió silenciosamente hacia la puerta, muy ilusionada con compartir una matanza con su papá adoptivo. Teniendo sus garras retraídas para no arañar el suelo, fue despacio hacia la puerta moviendo la cabeza a un lado y a otro a ver si pillaba algún sonido.

Ramase y Cólera permanecieron muy atentos durante un tiempo, esperaban que en algún momento los tragos volvieran a intentar entrar o incluso a abrir la puerta. 

Cólera oía ruido en el exterior y también movimiento. Además parecían alterados e incluso preocupados. Ninguno de los dos hablaba trasgo, por lo que no eran capaces de comprender qué estaban diciendo. Pero seguramente nada bueno. ¿Tendrían que preocuparse y llamar al resto de sus compañeros?

Ramase esperaba con preocupación que Cólera le contase si escuchaba algo. Al final le confirmaba lo mismo que él había intuido. Los trasgos durante la noche estaban más activos y se habían percatado de que allí había alguien. ¿Qué podían hacer?¿Despertar a los otros? Ramase no veía utilidad en ello. Habían decidido atrincherarse pro algo y esperaba que la guadaña aguantase al menos lo justo para dar tiempo a despertar a los demás, si hiciera falta.

- No podemos hacer mucho, Cólera. Vuelve a dormir. Si pasa algo os enteraréis.- Si conseguían aguantar hasta el amanecer al menos Filos y Castor habrían conseguido algo. Levantarlos ahora no les iba a dar ninguna ventaja.

Los ruidos dejaron de oírse de nuevo, parecía que los trasgos no habían dado ninguna importancia a que la capilla estuviera cerrado, pero unas horas más tarde algún trasgo volvió a hacer un intento de abrir la sala. Se volvió a hacer el silencio y unos minutos más tarde empezaron a escuchar golpes.

¿Estaban tratando de echar la puerta abajo?

A pasos acelerados Cólera volvió con Huesos para arañar y mordisquear sus vestiduras en gesto de intensa expectación, guardando silencio como se le había indicado pero ansiando lanzarse al asalto de quienes parecían querer atacarles.

- ¡Chist!- Chistó a Cólera cuando éste se envalentonó.- Si quieren entrar que armen más jaleo. Estate alerta y preparado.- Ramase se quedó observando la puerta y sobre todo su guadaña que impedía que esta se abriera. ¿Aguantaría? Esperaba que Nerull le otorgara su Gracia.

Los golpes cada vez eran más intensos, tanto que despertaron a Filos y a Cástor impidiendo que pudieran seguir conciliando el sueño y sintiéndose tan cansados como cuando se habían acostado. Los trasgos estaban golpeando la puerta, pero Ramase y Cólera permanecían expectantes por ver si la puerta cedía ante la presión y la fuerza que ejercían sus enemigos.

Sin duda los trasgos habían descubierto que había intrusos en su morada. De haber actuado con más sigilo, o de haber escondido los cadáveres de aquellos trasgos que habían matado, podrían haberse quedado allí pasando desapercibidos. Pero no habían tenido cuidado, ni habían sido delicados con la infiltración, así que eso podría suponer el fin de los tres aventureros y su mascota draconiana.

A pesar de los golpes, la puerta y la guadaña de Ramase parecían aguantar. Al menos, de momento.

Filos se incorporó y, antes de decir nada, comenzó a ponerse de nuevo la armadura. Se sentía aún fatigado pero notaba que aún tenía energías para un conjuro más. Una rociada prismática bien colocada podría salvarles la vida a los 5. El guerrero arcano agarró el escudo y el mangual

-AMIGOS! EN PIE! Parece que van a atacarnos. Poneos ambos a cada lado de las puertas y dejadles que entren y carguen sobre mí. Cuando se acerquen intentaré dejar a unos cuantos KO con mi último conjuro y entonces vosotros les caeis encima desde los flancos. Tantor y Cóilera incluidos. Con todo lo que tengais.

Cólera había correteado de nuevo hasta la puerta para morder tobillos en cuanto entrasen los bichos pero al escuchar las instrucciones de Filos dio media vuelta, derrapando sobre las losas del suelo, para volver junto a Huesos y gruñir ante la expectativa de combate.

Cástor dormía con la cota que les habían entregado tan amablemente en el pueblo, pues se encontraban en un lugar poco seguro que sin duda podría traer problemas. Y lamentó no haberse equivocado en su valoración. Miró dubitativo la armadura enana, pensando si le daría tiempo a ponérsela... Pero lo más probable es que la puerta fuera derribada antes, y les pillaran en mala posición. Tendría que arriesgarse con la cota. 

Asintió ante el plan de Filos y avanzó para colocarse en su lugar, poniéndose a la defensiva después. No le quedaban conjuros con los que ayudar a sus compañeros, así que iban a tener que hacer aquello por la vía difícil...

Ramase ya estaba alertado, pues había permanecido despierto todo el rato, y parecía aguardar a que la guadaña cediera para conjurar algo.

Ramase, ayudame con la armadura antes de ponerte en posicion

El anciano enarcó una ceja ante la petición de Filos, pero finalmente exhaló resignado y se acercó para hacer de niñera.

Los golpes contra la puerta continuaban así como las acometidas para derribarla. Aquello fue suficiente para dejar que Filos se pudiera poner cómodamente la armadura gracias a la ayuda de Ramase. Después pudieron colocar en la posición que deseasen para participar en el encuentro. 

Algún que otro minuto después, la guadaña que había puesto Ramase terminó cediendo y las puertas acabaron reventando. Aquello era el inicio del combate. 

Los dos primeros que aparecieron por la puerta, sujetando cada una espada larga fueron dos grandes trasgos que tal y como había planeado el grupo atacaron a Filos. 

Cinco trasgos más aparecieron en la habitación dispuestos a lugar. Esta vez se colocaron junto al resto de enemigos pero no les dio tiempo a atacar. 

La lucha había empezado.

Cástor se preparó como buenamente pudo, quedando a la espera de unos enemigos que no tardaron demasiado en aparecer. Y, efectivamente, allí estaban: entraron con todo, encabezados por dos grandes trasgos que cargaron contra Filos. Era el momento de triunfar... O morir.