Partida Rol por web

- ¿Merf? -gruñó la fierecilla ante algo que parecía haberle sorprendido más que la aparición del compartimento secreto, al que no le dedicó más de un segundo de atención una vez el martilleo contra la argamasa se detuvo.

Con gesto extrañado aplastó el hocico contra la bota de Filos hasta que se movió, luego contra las de Huesos y se quedó a medio camino antes de llegar a Cástor para mover las zarpas con inquietud y buscar en el suelo algo que no lograba encontrar.

- Guaguaguagua...
¿Dóndedóndedónde? Guaguaguagua... -gorgoreó mientras arrastraba la panza contra el suelo de un lado a otro de la estancia y se retorcía como una lagartija cada pocos metros.

Filos gruñó ante la interrupción de la cría entre sus piernas.

-Maldito bicho! Aparte antes de que te atice a tí en lugar del yeso!

El Filo del Ocaso continuó martilleando el yeso hasta descubrir completamente la cámara secreta. Ahora llegaba lo complicado, abrirla. 

Filos se quitó los guantes y comenzó a tantear con los dedos por el altar, buscando alguna pieza móvil. Quizás una glifo, una escultura, un candelabro...

- Moradín...- Masculló Huesos al identificar los grabados. El descubrimiento había alterado a la lagartija que hacía que Filos se exasperase.- Pequeño, ten cuidado no vaya a haber una trampa como la de antes. Podrías acabar mal...- Le advirtió a la cría de dragón aunque bien podría servir para Filos también. Dejó que su compañero hurgara por ahí mientras él se quedaba vigilando por si las moscas, a una distancia prudencial.

-El Forjador de Almas...-musitó levemente. Le habría gustado conocer alguna breve oración que dedicar al patrón y padre de los enanos, pero no conocía más que alabanzas a Pélor. Aunque ambos dioses compartían visiones similares, y se encontraban en posiciones parecidas dentro de la moral y orden divinos, no parecía adecuado mencionar al Dios Sol en este momento. 

-¿Estáis seguros de que debemos abrirlo? Puede que sea algún objeto sagrado para Moradin, y no me gustaría ofender al rey del panteón enano-dijo Cástor, para después observar con curiosidad los gestos del dragón.

-¿Qué te ocurre? ¿Quieres agua?-dijo, dubitativo.

Retorciéndose en el suelo, aplastando un lado y otro de su cabeza, como si tratase de escuchar algo, el energúmeno monstruo mostraba violenta frustración. Arañando el hueco entre las losas de piedra para luego lamer el polvo y gruñir, retorcerse y escuchar de nuevo en otro punto de la sala.

Las amenazas de Filos lo pillaron obcecado, las de "Huesos" con rabia pero para cuando habló Cástor las energías quemadas lo habían tranquilizado un poco. Jadeó y babeó ácido sobre el suelo, con pasitos cortos acercándose al paladín.

- Clierro il ahua -miró a su alrededor, sus ojos fijándose en el suelo y las paredes antes de volver a parar los ojos contra los de sus compañeros-, loigoloigoloigo serca, korre lagua puraquí.

- No quiere agua.- Intervino Ramase.- Hay agua que corre por aquí cerca. ¿Es eso, pequeño?

Lo único que impedía abrir el compartimentos secreto del altar era el yeso que había por encima de él. Ahora que Filos lo había encontrado vio una pequeña palanca que permitía abrir la pequeña portezuela. Cuando lo hizo sintió una descarga eléctrica que le sacudió todo el cuerpo. 

Afortunadamente el joven pudo soportar el dolor y continuar investigando lo que había en el interior:

Lo primero que encontró fue un pergamino con un breve texto cuyo idioma era irreconocible por cualquiera de los presentes.
Después obtuvo un símbolo sagrado de mithril que Cástor reconoció como el símbolo de Moradin.
También había un hacha de guerra enana, una armadura de placas y mallas muy adornadas y un escudo pesado de acero de diseño sólido. Todo ello de gran calidad y sin duda son de artesanía enana.
En el fondo del todo había un pequeño estuche con tres viales cuyos colores son diferentes entre sí.

Filos ya babeaba al encontrar la palanca pero una especie de relámpago lo alcanzó cuando la activó, derribándolo sobre el suelo entre estertores de dolor.

-AAAAARGH!!!! DIOSSSS!!! MALDITA ... SEA...!!! PUTOS ENANOS Y SUS PUTAS TRAMPAS!!

El guerrero arcano se incorporó, aún humeante. El botín, al menos, parecía valer el dolor sufrido. Aquella armadura sóla ya podría solucionar los problemas económicos del trío durante una buena temporada.

-Parece que nos ha tocado el gordo. Es armadura debe de valer al menos 400 monedas.

El pobre Filos tosió un espumarajo sangriento.

-¿Sabeis si alguno de esos viales es curativo?

- ¡No!- Advirtió Ramase ya demasiado tarde. Su compañero cayó con el cuerpo tenso y un olor a quemado bastante desagradable.- ¿Estas bien?- Preguntó cuando pareció relajarse.

Ramase se acuclilló junto a la cría de dragón.- ¿Ves?-Dijo señalando a Filos con el mentón.- Eso mismo te podía haber pasado a ti de ser poco precavido.- Entonces se acordó de que Filos había dicho que era una cría de dragón acuático.- ¿Echas de menos el agua? Cuando salgamos de aquí podrás darte un buen baño.- Tras hablar con la lagartija ayudó a Filos a inspeccionar los tesoros de los enanos allí encontrados.

- Mmm, esto en increíble.- Los oscuros ojos de Huesos brillaban con codicia. Lo único que despreciaba era el símbolo sagrado de Moradín al que no tocó ni con el palo de la lanza.- Las armaduras y el escudo son de una factura exquisita. ¿Cómo lo repartimos? Si es tan cara como dices quizá deberíamos venderla y repartirnos los beneficios, pero mientras puede usarla Cástor. ¿Yo el escudo y tú el hacha? Déjame echar un vistazo a esas pociones.

Cástor observó como Filos, imprudentemente, desoyó sus dudas sobre si debían abrirlo, recibiendo una descarga por ello. Probablemente, alguna especie de trampa dejada allí por los dueños originarios de aquello. Sin embargo, tras aquel incidente, allí parecía haber un auténtico botín. Aunque uno que le hacía tener ciertas dudas sobre lo que debían hacer. Aunque lo primero era remendar un poco a su compañero herido, claro. Con una rápida plegaria a Pélor, impuso sus manos sobre él, y el hombre notó como sus heridas empezaban a cerrarse.

-Creo que el símbolo debería ser devuelto a los enanos, aunque nos quedemos con el resto-dijo el clérigo, aceptando por lo demás aquel reparto-si lo consideráis así, llevaré la armadura de momento entonces. 

Viendo a Filos caer hizo que la bestia se irguiese de inmediato y corriese a su lado, echando la cabeza a un lado y a otro mientras sus heridas se cerraban bajo el hechizo de Cástor.

- Filosss... -gorgoreó preocupado antes de prestar atención a las palabras de Huesos y girar la cabeza hacia él- Beo dlolorrr, jiento kólera.

Se rascó el costalar con una de las patas traseras, nerviosa y molesta por no tener nada a lo que herir en retribución por lo ocurrido con el elfo; sin embargo la actitud profesional de los demás le llevó a bajar el ritmo para acabar rebufando, algo más tranquila.

- Il ahua, loigo, porrr akí, no beo.

Dejó su empeño de buscar la fuente de agua que creía oír, creyendo más importante proteger a su manada.

-Filos agradeció el gesto del scaerdote con un mero asentimiento. La verdad es que empezaba a sentirse mejor.

-Me parece bien, Cástor. Llévala tú, de momento. Yo no puedo usar el hacha, Huesos, pero te dejo el escudo igualmente. A mi me estorbaría para conjurar. Creo que, ahora sí, deberíamos retirarnos al pueblo. No sé si puedo comerme muchas trampas más.

Se rió de su propia mala suerte tosiendo un poco de sangre.

- De todas formas, cárgala tú.- Le dijo a Filos, aunque no supiera usarla, y se cogió el escudo de metal para él.- No sé, aún no sabemos nada del jefe trasgo por la cual la tribu está beligerante.- A él también le tentaba irse de allí ahora que habían conseguido botín. ¿Qué mas le daba a él la aldea? Podían decirles que habían dado un duro golpe a la tribu, recibir la recompensa y volver a Tormentos Cristalinos.- Pero como queráis, un buen golpe le hemos dado. Se lo pensará dos veces antes de volver a las andadas.

Cástor escuchó la sugerencia sobre volver, valorando aquello. Lo cierto es que no estaban en las mejores condiciones para continuar, pero le preocupaba que los trasgos aprovecharan aquello para hacer algo que les saliera caro después. 

-No debemos dejar este asunto sin terminar, de ningún modo-sentenció, ceñudo-podríamos volver para tomar un descanso, pero me preocupa la posibilidad de que los trasgos se reorganicen o hagan alguna jugarreta. ¿Y si descansamos aquí? Parece un lugar defendible. 

La fiera miró a Cástor y se sentó a su lado por un momento, mirando hacia las alturas donde se encontraba su rostro.

- Trasgosss ¡Kaka! -gorgoreó enfáticamente antes de reír- <kijj kijj kijj>

Luego miró alrededor y cargó contra un montículo de restos tras otro, esparciendo los escombros y basura por el suelo mientras buscaba más cosas brillantes que sus compañeros pudieran llevarse consigo. Entre gruñidos y zarpazos alocados era evidente de ver que la fierecilla no tenía muy claro qué buscaba pero que le ponía ímpetu y energías a la labor.

-Mmm... no me gusta dormir en una guarida ajena y sin una salida de escape de emergencia. Antes, prefiero acabar de explorar la cueva. Con tu conjuro me siento mucho mejor. Pero, por si acaso.. déjame ver esos viales. Quizás alguno me suene por el olor o el color.

Huesos esperó a ver si Filos moría al probar las pociones o si , por el contrario, se encontraba mejor.