Partida Rol por web

Y finalmente, la hora de la cena llegó. 

La puerta de la posada se abrió y Kerri entró, viendo a Groland sentado en una mesa, con unos útiles de escritura y una cerveza al lado. El calor de la chimenea hacía agradable la estancia, así como el olor a comida que estaba cocinándose.

Glarian la recibió con una sonrisa y le indicó con un gesto que se sentara, que en breve iría.

Al poco se abrió la puerta y entró Rash, tiritando de frío y mojado, pues la lluvia caía con furia, más que ayer, así como el viento también seguía siendo congelado y racheado...y Rash juraría que quizás, más que ayer también....unos pocos pasos por detrás se acercaba Sirya, a la que Rash le mantuvo la puerta abierta para que entrara. 

Unos pocos minutos después, entró Arue, que sin dirigirse a nadie en particular, con un escueto "Vaya noche", se sentó y pidió algo caliente de beber. La mirada que dirigió a Kerri fue lo suficientemente elocuente, sin tener que añadir nada más. Todos se dieron cuenta que a la semi-drow no le gustaba que Kerri estuviera allí. Pero esperó. 

Pronto estuvieron todos servidos, con las bebidas que habían solicitado delante de ellos...y algunos, con ganas de hablar.

El joven semielfo – joven según los estándares humanos, claro – apenas dijo mucho cuando entró en la posada, pues se dirigió inmediatamente hacia la chimenea con una butaca en la mano. Su túnica de cuero proveía más protección contra los elementos que el material suave y sedoso que vestía cuando Arue y Groland le habían conocido, pero aún así no era en absoluto impermeable. Tampoco es que Rashaniel tuviera la constitución de un luchador, así que prefería secarse de inmediato antes de despertar al día siguiente con un resfriado.

Quien hubiera pasado por la Casa Noble a lo largo de la mañana, había podido escuchar cómo el mago se había encerrado en su cuarto para escribir, y las manchas de tinta de sus dedos revelaban que había sido algo largo y complicado, más allá de unas simples cartas. Probablemente hubiera estado trabajando en su libro de conjuros o en alguna superchería similar.

Saludó con una sonrisa a sus compañeros y pidió algo de vino especiado para entrar en calor, y dedicó una mirada a la joven que había entrado tras él a la Posada, apenas unos segundos, para luego mirar a Groland.

- ¿Tienes unos momentos para dedicarme, amigo mío? – le dijo, con expresión serena en su rostro.

Cuando los demás llegaron a La Cocatriz, Groland ya llevaba un rato allí. Estaba sentado en esa mesa esquinada que ya parecía que consideraba suya, con una cerveza caliente al lado y una carta a medio escribir frente a él. Vestía con ropas sencillas y no especialmente abrigosas: su capa mojada seguramente estaba colgada en el perchero junto a la puerta. A la llegada de sus compañeros, el guerrero apartó los útiles, secó la tinta con algo de arena y se guardó la carta.

—Va a ser un otoño duro —murmuró a modo de respuesta y saludo para Arue. Luego, miró por la ventana: afuera estaba muy oscuro.

A Sirya, en cambio, no le dirigió más que una ojeada ceñuda: por algún motivo, la actitud del guerrero hacia la muchacha había empeorado desde aquella cena en la casa de su padre, el magistrado. De hecho, al verla acercarse, Groland se guardó mejor la carta... y la bolsa.

—Buenas noches, hermana —saludó a Kerri con amabilidad. Quizás con demasiada amabilidad. ¿Estaría tanteando a la clérigo por algún motivo?

Probablemente no iba a decir nada más, pero en todo caso fue en ese momento cuando Rash le llamó junto a él.

—Eh... ¡Claro! —murmuró, levantándose de la mesa y dejando a las mujeres solas. Digamos que no le costó demasiado.

«Por favor, Chauntea, que sea una noche tranquila: no más peleas de gatas; no más hurtos», rezó. «Sólo tranquilidad y un buen fuego».

- Será cosa de poco - dijo, acercando un asiento para su compañero - Nos conocemos desde hace tiempo, Groland, y confío en ti. Demuestras tener bastante buen juicio para ser un humano.

Sonrió, para inspirar confianza, y luego se pasó la mano por la cara. No era fácil decir lo que tenía en mente.

- He oído cosas, y si algo he aprendido, es que prefiero preguntar primero antes de nada. Prefiero que no me respondas a que me mientas, ¿vale? - suspiró - Esa chica... Sirya... ¿ha sucedido algo entre vosotros?

Parecía que Groland iba a saludar de buen humor, pero el rápido interrogatorio de su compañero le detuvo. Le escuchó, y sonrió tibiamente a las primeras palabras del mago: él también confiaba en el elfo y encajó bien la broma. Sin embargo, lo que Rash dijo a continuación le agrió la expresión y la pregunta le pilló totalmente por sorpresa.

—¿Qué? ¿Entre yo y...? —preguntó, entre sorprendido y molesto—. ¿Algo como qué? ¿Quién anda...?

Un pensamiento detuvo su protesta. «Lo de ayer. Sabía que eso me traería problemas», pensó cerrando los ojos con cansancio. Un instante después, volvía a mirar a su compañero.

—No, mira, escucha: no sé qué te habrán dicho, ¡pero fue ella...! —Bajó la voz, miró brevemente hacia atrás.— Fue ella la que se me echó encima, ¿vale? Yo estaba borracho, pero aún así me la saqué de encima al momento, ¿entendido? —Parecía algo enfadado, pero también nervioso.— Y luego, haciéndose la loca, como si no entendiera nada, como si yo la hubiera besado... ¡Loca! —¡Ahora parecía indignado!— Y no sabes lo peor: ¡es una ladrona! —escupió, escandalizado—. Ayer mismo le robó la bolsa a unos tipos, aquí, en la posada... ¡Menuda pieza! —Pareció recobrar la calma, aunque ahora de mal humor.— No entiendo cómo puede Flowright verle la gracia...

El joven mago puso las manos entre ambos, alzándolas como si fuera un muro, para que el guerrero intentara calmarse. Su reacción era el mejor recurso que tenía para reconocer que Groland no le mentía. Se había sonrojado, molesto por lo sucedido.

- A mí no me tienes que convencer. Pero esto es un pueblo... y las paredes hablan. Yo me he enterado, y no soy la persona más habladora de por aquí - desvió la mirada hacia la puerta, indicando que se había enterado en la calle - ¿Adivinas quién del pueblo también se ha enterado y tiene la intención de partirte la crisma? 

Torció el gesto, incómodo. Probablemente Groland podría con él, pero no tenía intención de que pasara nada de ese estilo.

- Lo mejor será que soluciones esto cuanto antes.

«¿Quién del pueblo se ha enterado y tiene la intención de partirme la crisma? ¿Arlen? ¿Jerinor? Hmmm... ¿Baran? Hm. No creo que a Baran le importe tanto el asunto...»

—Huh... Ya —contestó Groland, sin revelar que no tenía ni idea—. Solucionarlo... ¿Y cómo voy a solucionarlo? —preguntó al mago—. Todo el que estaba aquí ayer lo vio con sus propios ojos y aún así piensan lo que no es... —añadió enfurruñado, recostándose en la silla de brazos cruzados, hundiendo el mentón en el pecho y mirando a las llamas—. Si alguien quiere partirme la crisma, ya sabe dónde estoy.

Rashaniel arqueó las cejas. La verdad es que no se esperaba que Groland respondiera de esa forma. Quizás sus últimos éxitos le habían convertido en alguien quizás demasiado temerario.

- No Groland, es su padre, y Arlen ya ha demostrado que tiene este pueblo bastante bien atado. Nos va demasiado bien por aquí como para que lo eches a perder por una tontería como esa - señaló la puerta, intentando ponerse firme y serio, aunque su vocecita no era la de un líder con garra - Así que ya sabes lo que hacer.

«Arlen. Ugh.» Aquello complicaba las cosas: puede que el magistrado no fuera la persona más simpática del pueblo, pero no parecía mal hombre... Y era el alcalde. Además: Groland podía comprender esa actitud en un padre. Si alguien se propasase con su hermana, o si tuviera una hija, a Groland tampoco le haría gracia. Por otro lado... «Oh, sí: seguro que le puedo convencer de que, en contra de lo que todo el mundo dice haber visto, su pequeña niñita es una casquivana y el rudo mercenario extranjero con afición por la cerveza en realidad, un educado caballero que quiso mantener las distancias», se dijo irónicamente.

—Hmmmmm... Símm... Hablaré con él... Más tarde —musitó, finalmente, la mirada fija en las llamas, frotándose el mentón primero, luego la nuca.

Lo mejor sería dejarlo correr y evitar otro episodio semejante: eso acallaría las habladurías. ¿Qué era lo peor que podía pasar? ¡Por los dioses: la chica ni siquiera le caía bien! Sin mirar mucho a Rash, comenzó a levantarse, para volver a la mesa con los demás. De repente, la compañía conjunta de Arue y Kerri le resultaba más atractiva.

Los dos compañeros parecía que habían acabado la conversación, porque Groland se estaba levantando y tras suspirar, Rashaniel - algo más seco finalmente - se levantó tras él.

- Que no pase de mañana, Groland, por favor - parecía más una súplica que otra cosa, pero el mago no insistió más. Bebió otro sorbo de su vino especiado y se unió a la mesa - ¿Qué tal ha ido el día, señoritas?

Después de hablar agitadamente en privado con el mago, Groland volvió con él a la mesa. Le habían encontrado de un humor relajado e incluso agradable, pero ahora volvía silencioso y taciturno, más incómodo que realmente enfadado. De vuelta en la mesa, el guerrero lanzó un par de discretas miradas hurañas hacia la hija del magistrado.

Desde la noche anterior le habían pasado cantidad de cosas. Muchas no muy dignas de mención a decir verdad. Pero si algo tenía claro Syria era que no se perdería la reunión que tenía en la Cocatriz el grupo de aventureros. Ya se había granjeado la amistad de Arue después de haber logrado hacerse con la bolsa de monedas y ahora se había podido abrir hueco para estar con el resto del grupo.

Dedicó una sonrisa al elfo que muy amablemente le había sostenido la puerta y entró en la posada buscando sin remedio a Groland. El castigo de su padre no había hecho más que incrementar las ganas de largarse de allí. 

Y ellos siempre han sido mi primera opción.

- Hola...- saludó de forma algo tímida. Les conocía pero eso no quitaba que cada uno de ellos le imponiera. Estaba comenzando a ponerse nerviosa y solo esperaba que todo fuera bien.- Bastante bien.

La verdad es que había logrado ir de compras y gastarse parte del dinero de la bolsa, así que estaba contenta, a pesar de que aún le doliera la espalda. Habría dicho algo más, pero tras ver las miradas de Groland, no muy amistosas a decir verdad, prefirió callar y centrarse en la interesantísima mancha con forma de patata que había en el techo. Probablemente le había llegado el rumor que a ella le había causado uno de los peores castigos hasta la fecha en casa. ¡Pero si él se había ido con Jerinor! ¡Ya podían castigarla a ella!

Kerri entro y se sentó en la mesa no dijo nada y espero a que estuvieran todos sentados, la camarera le trajo una bebida que cogió y dio unos pequeños sorbos mientras evaluaba la mirada de Arue y sobre todo el saludo de Groland, Es condescendiente?, por ultimo se sentó la hija del magistrado, que parecía que se había unido al grupo, que bien, esto si que es responsabilidad. Al final dijo:- Bueno, he tenido algo de tiempo para meditar y creo que el día a sido lucrativo en relación a eso, espero que no me tengáis que salvar mas el culo y la que os lo salve sea yo, dice con una sonrisa cálida hacia todos. También os tengo que comentar que Shandrill me ha dicho que debemos acabar el trabajo en el Castillo, Así que por lo que parece deberíamos entrar en aquel subsuelo que tan mal rollo nos daba. Luego mira a Sirya y dice:- Por cierto, nos acompañaras?, lo sabe tu padre?

Groland no respondió a las palabras de Kerri sobre su deseo de contribuir más. Sí iba a hacerlo sobre la expedición castillo, cuando la clériga mencionó la participación de Sirya como algo siquiera posible.

-Eh -interrumpió-. Un momento. No -dijo muy serio a la hermana Kerri. Y bastante tenso.- ¿Cómo que si nos acompañará? -preguntó el guerrero, mosqueado-. Tiene... ¿Qué? ¿Quince años? -No pudo aguantar más.- ¡¡Es una chiquilla, por los dioses!! ¿¡Es que soy el único que no me he vuelto majareta!? -exclamó, lanzando a la elfa de piel oscura una mirada de cabreo. Luego, se calmó y se dirigió a Rash, entre suplicante y exigente.- Mago, tú eres sensato: dime que tú no estás con estas dos.

Rashaniel arqueó la ceja, y miró al grupo uno a uno, para terminar en Groland.

- Me acabo de enterar. Vosotros la conocéis mejor que yo, porque estábais divirtiéndoos con ella en la taberna mientras yo asistía al funeral de Fendrin. Solo. - dijo, serio - Pero si me pides mi opinión, te diré que no estoy de acuerdo en que venga. Ya hemos pasado por un episodio con una muchacha que quería vivir aventuras y  un Ettin.

La respuesta de Rash dejó a Groland algo cortado.

—Uhm... Sí. El entierro —atinó a comentar.

El cormyriense se sentía avergonzado de no haber asistido, pero no se sentía culpable: ¡esperaba que le avisaran!

—Lamento no haber estado. El pobre diablo...

Permaneció en silencio unos instantes, avergonzado y molesto, pero también apenado. A continuación, negó bruscamente para quitarse ese tema de la cabeza: de nada servía lamentarse por la leche derramada, y los muertos, muertos están.

—Pero ese no es el asunto: el asunto es esta chica... Y Rash está conmigo —contestó tajante dirigiéndo claramente a Arue.

Iba a contestar a Kerri cuando Grolando se puso a gritar como un loco. ¡Y encima se negaba a que fuera! ¡Pero sería posible! Groland no paraba de perder puntos con ella. Primero Jerinor y ahora esto. ¡¿De qué clase de hombre se había enamorado?!

- ¡Eh! Tengo dieciséis.

Como si un año más o menos fuera a marcar gran diferencia. ¡Estaba indignada! No podía creerse que precisamente Groland quisiera boicotearle la salida con el grupo. Y encima el elfo serio se unía al equipo de Groland "anti-Sirya". Estaba comenzando a sentirse bastante nerviosa. ¡Debía salir de aquel pueblo! ¡No podía quedarse en casa de su padre!

- Para empezar, no soy una niña.- se quejó con argumentos y muecas de niña- Para seguir puedo seros más útil de lo que creéis. ¡Díselo, Arue!- Arue era su única fiel defensora. Había cumplido con su reto a la perfección.- Y además, me iré del pueblo con o sin vosotros. No os estoy pidiendo que os hagáis cargo de mí. Ya soy mayorcita.

Y se cruzó de brazos, apoyando la espalda en el respaldo de la silla. Desde la noche anterior había decidido que se iría de aquel lugar con o sin grupo de aventureros. Definitivamente no iba a permanecer en casa del cruel de su padre ni un minuto más.

. Buff, parece que he destapado la caja de los truenos, pero alguien tenia que ser y mejor ahora que después. Miro a Groland y sigo diciendo:- Ademas no era una afirmación, era una pregunta, porque por si no lo sabes no se ni como esta con nosotros sentada a la mesa, supuse que era por que la habíais invitado. Aun así y visto lo que acaba de decir, prefiero que vaya con personas competentes como tu Groland que no vaya sola y le pase algo peor que a la hija del Herrero. pero yo me abstengo, vosotros decidís.

Arue miraba ora a uno, ora a otro, escuchando lo que tenían que decir, aunque cuando la que hablaba era Kerri, se las arreglaba para parecer algo más seria de lo habitual, y eso ya era decir. 

Cuando todas las miradas se giraron hacia ella, pues era la última en opinar sobre el tema, soltó un suspiro. Había esperado que todo se arreglara sin tener que intervenir, pero no le quedaba más remedio que meterse en aquel problema "ya sabía yo ayer que me iba a arrepentir de abrir la boca...pero era tan divertido...en fin..." 

 "Quince, dieciséis años...a mí no me parece mucho más mayor que Faxlen, su hermano, y no escuché a nadie quejarse cuando vino con nosotros." dijo, mirando a Groland con cierta intensidad..."además, a mí me importa más sus habilidades y capacidades que su edad...". Ellos no tenían ni idea de por todo lo que ella había pasado siendo una cría....y estaba segura que algunos de los ahí presentes no habían sido mucho más mayores que ella cuando decidieron "explorar mundo".

"Por lo que a mí respecta, ayer Sirya demostró que sabe moverse sin que nadie la vea, y que su ofrecimiento no fue hecho a la ligera, además de que tiene unas manos rápidas y ágiles. Si quiere venir, que venga...no nos vendrían mal dos ojos más, sigilo...y unas manos diestras...y si va a venir Kerri, no veo razón para impedir que venga Sirya." 

Eso era...si una persona impulsiva, temeraria, que había interpuesto su criterio por encima del de sus compañeros, como la Aasimar, iba con el grupo....¿por qué negarle la entrada a alguien que parecía tener algo más de cabeza, aunque tuviera 10 años menos? Si tenía que seguir aguantando a Kerri, al menos que hubiera algo de diversión. 

La llegada de la posadera y sus viandas pusieron un poco de pausa a la conversación, dejando que los ánimos se enfriaran un poco antes de volver a la carga. Todos tuvieron tiempo de pensar brevemente en las palabras de los demás, sopesar pros y contras mientras la mesa se llenaba de comida recién hecha. Un pescado recién hecho en su caldo, con guarnición de patatas y cebolla, con un ligero olor a vino blanco, inundó las fosas nasales de todos. La olla que dejó Glarian en el centro de la mesa olía a gloria. El pan recién horneado, crujiente y dorado, hizo que los estómagos de todos rugieran con apetito. Se sirvieron las bebidas y la camarera, junto a Glarian, desaparecieron en la cocina. 

Sirya, al igual que la mayoría de la mesa, no pudo evitar percatarse de la mirada que Glarian le echó, deteniéndose en ella un par de segundos más que en los demás, pero al parecer, decidió no decir nada. 

Fuera, la tormenta intensificó sus rayos y truenos, escuchándose con claridad como la lluvia caía con más fuerza.