Partida Rol por web

Se acabó la cerveza que tenía entre sus manos. - Glarian, ponme otra de estas.

La posadera empezó a llenar otra cerveza y cuando iba por la mitad paró. - Fendrin, es la décima cerveza que te bebes hoy, estás ya muy borracho. Bebiendo no vas a solucionar nada. Anda, vete a casa.

El borracho enfadado le replicó. - ¡A CASA!, ¡Que me vaya a casa!. Empezó a calmarse. - Tú que sabrás, tráeme la cerveza ¡YA!.

La posadera terminó de llenar el vaso y le llevó la cerveza hasta su mesa sin decirle nada más.

Alertado por la discusión Brand mueve sus manos bajo la mesa preparado para lanzar un hechizo si la cosa iba a mas, pero cuando la situación se calma decide ignorar al borracho de momento y continua comiendo tranquilamente.

En su hombro el cuervo sigue tragando, no desviando en ningún momento su mirada del borracho alerta a cualquier movimiento súbito.

Ya que el clérigo estaba manteniendo una conversación, y que ni el mismísimo Groland se atrevía a interrumpir, Rashaniel hizo lo propio mientras aprovechaba para observar la edificación.

La sacerdotisa explicó gustosamente lo que había realizado. - Este cuenco de plata es el Crisol de Freya. Dijo señalándolo. Es indipensable para realizar el ritual que acabo de realizar, la bendición de la nueva cosecha de trigo. De esta forma los campos de labranza del pueblo producen grandes cantidades de grano y el ganado produce leche y crías en abundancia. En resumen trae la fertilidad y la prosperidad a la aldea. Se arregló el pelo pasando su mano con delicadeza. Sus movimientos eran cautivadores.

Visiblemente crispada por la molesta y ruidosa interrupción del borracho, cerré el puño con fuerza. Tenía ganas de darle un puñetazo. No sabía muy bien porque, aunque sí que sabía que siempre había sido una persona bastante impulsiva y dada a la violencia, y el hecho de que un borracho gritase y montase una escenita mientras empezaba a tener una conversación decente y posiblemente interesante me crispaba, definitivamente.

"Pero ahora vas a controlarte y no golpear al tipejo por algo tan estúpido."

- Los borrachos deberían nacer sin lengua. - comenté sin molestarme en bajar la voz. - Me preguntabas que a qué me dedicaba, ¿no? Bueno...supongo que voy de aquí para allá, pateo un par de traseros... y sigo caminando.

-¡Una honrosa dedicación, sin duda! -exclama Brand mientras se rie- Aunque una bastante agotadora, pues la esperiencia me dice que si hay algo que nunca falta en este mundo, son sin duda traseros que merezcan una buena patada. ¿Puedo preguntar cual de esos abundantes traseros te han hecho venir hasta este lugar?

- La verdad es que el llegar aquí ha sido casual. Cómo ya te he dicho me dedico a caminar. Suelo parar en ciudades cómo estas a escuchar a los locales. Siempre tienen información interesante, ¿sabes? Y puede que me guíen a  alguna experiencia que merezca la pena. Supongo que me entiendes siendo aventurero.

Empecé a pensar en lo que había descubierto en el tiempo que llevaba aquí. Sonaba interesante, pero puede que fuera hora de probar la compañía de alguien. Recordé amargamente cómo había tenido que escapar de aquella cueva  hacía unos meses al verme completamente rodeada. Si hubiera habido alguien conmigo tal vez podría haber llegado al final del asunto. Era una espinita que tenía clavada. Pero eso estaba muy lejos ya. Ahora debía pensar en no cometer el mismo error.

-Aunque sí, es algo cansado, yendo sola - solté un teatral suspiro. - La verdad es que últimamente he pensado en tener algo de compañía, ya sabes, para cubrir más terreno, las espaldas, y patear más traseros, por supuesto. - añadí bromista. - He oído de un lugar interesante no lejos de aquí y me planteaba ir, pero tal vez podría no ir sola esta vez...

-Tal vez mis compañeros y yo podamos acompañarte -dice Brand animado ante la perspectiva de compañía femenina en sus viajes-, te sugiero que cuando llegue el resto preguntes si puedes unirte, aunque por supuesto tienes mi voto. De todas formas nos hemos comprometido a ir a buscar a una tal Arialle, una aventurera hija del herrero local que ha desaparecido sin dejar rastro, y tendrás que esperar hasta que hayamos vuelto -continua el hechicero-. O podrías acompañarnos en la búsqueda, siempre es útil tener un explorador en el grupo.

Brand se calla continua comiendo mientras parece pensar sobre las distintas posibilidades, y al cabo de unos momentos se encoje de hombros y vuelve a hablar.

-Piensa lo que quieres hacer y cuando lleguen los demás dímelo, hay tiempo. ¿Mientras tanto porque no vas contándome mas sobre ese lugar al que quieres ir?

El hecho de que mencione compañeros aparte de él mismo no es una noticia que aceptase con los brazos abiertos y una sonrisa. Me costaba relacionarme con la gente a largo plazo, pues siendo medio drow las cosas no son tan fáciles. La desconfianza en mi ser es constante, aunque explique que nunca he conocido ni tratado realmente a un drow, lo que me había llevado a desconfiar también de la gente y ser una persona fría. La gente no entiende que la educación recibida es más influyente que tu herencia genética. Y yo me he cansé de intentarles hacer entender.

Pero entonces Brand dijo algo que me sorprendió. Iban en busca de la hija del herrero. Gran casualidad. Pero además había añadido el adjetivo "aventurera". Yo no conocía esa faceta, con lo que ahora podía atar más cabos.

- Lo creas o no, iba a encaminarme a buscar a la misma mujer que vosotros. Fui al herrero para que le echara un vistazo a mis armas y me comentó lo de su hija, así que decidí que tal vez podría ir a buscarla.

Guardé silencio n moemnto sopensando las posibilidades.

- ¿De cuántos compañeros estamos hablando? ¿Y qué tipo...?

-Que maravillosa coincidencia, eso hace las cosas mucho mas fáciles. -responde el hechicero contento- Parece ser que ese herrero es mas listo de lo que creíamos, si ha conseguido convencer a tantas personas.

Antes de contestar la pregunta de la semidrow, Brand piensa un poco sobre sus compañeros. Tampoco se puede decir que los conozca a la perfección, y de hecho solo sabe lo que ha aprendido viajando con ellos durante unos días, pero no cree que pongan demasiados problemas a la idea... al menos después de que el paladín se haya asegurado que no es malvada, que con toda honestidad es una de las principales razones que el hechicero quiere que se conozcan. Al fin y al cabo en estas situaciones no te puedes fiar de nadie sin alguna prueba primero.

-Son cuatro, y en general son todos buena gente... tal vez incluso demasiado. ¿Puedes creerte que un par de ellos no querían recoger el botín de los cadáveres enemigos? De todas formas tranquila, ya tendrás tiempo de conocerlos cuando vayamos a buscar a la hija del herrero.

Simplemente asentí ante la bromista observación de Brand. Lo que después me dejó sin habla fue que me dijese que eran ya cinco en su grupo. ¡Cinco! La cosa se iba complicando. Primero creía que estaba solo...luego pensé que tal vez eran 2 o 3... pero ¡cinco! ¿Cómo iba a poder encajar en un grupo con tanta gente? Ni mis dotes sociales ni mi aspecto eran un punto positivo para ser aceptada en el grupo.

Comencé a ponerme nerviosa y manoseé el colgante que llevaba al cuello.

"Si aún estuviese con él..."

Pero no era así. Y hacía tiempo de aquello. Lo sabía y había aprendido a seguir mi camino. Decidida a empezar un nuevo capítulo en mi vida, uno en el que tal vez no tuviese que caminar sola siempre, solté el collar que apretaba mi puño.

- Suena bien. Aunque debo decirte que yo no siempre recojo el botín. Depende mucho de la situación, si vale la pena, si voy camino a una ciudad cercana o si estoy adentrándome en la boca del lobo.

-No te preocupes por eso, te diré lo que les dije a mis dos compañeros -contesta el hechicero animado-, cuanto menos gente quiera el botin, mas nos tocara a repartir mas tarde. Aunque la verdad es que podríamos tener problemas cargando todo el peso...

Con esas palabras Brand se pierde en sus pensamientos hasta que parece encontrar una solución a su problema, momento en el que se dedica a acabar su comida, al parecer ya no interesado en la semidrow exceptuando unas malamente disimuladas miradas por debajo de su cuello.

Asentí y me apoyé en el respaldo de la silla, mirando al techo y dejando a mi mente ir a otro lugar.

Qué diferente parecía que iba a ser todo a partir de ahora, después de años de fría soledad. Lo cierto era que no me molestaba en absoluto estar sola, y mi carácter se había adaptado a ello. Pero ir con alguien que te guardase la espalda era una opción más racional. El instinto de supervivencia me lo decía. Cómo también me decía que la soledad a largo plazopuede hacerte infeliz.

No sólo ese instinto me hablaba, si no también el instinto femenino, que me advertía de miradas poco indiscretas. A decir verdad, me parecía ridículo, ya que bajo la armadura de cuero tachonado, aunque se advirtiesen las formas, no era precisamente lo más seductor del mundo. La camarera llevaba, sin ir más lejos, ropa mucho más adecuada para resaltar la belleza femenina. Me limité a apoyarme en la mesa y colocarme algo de costado, pues resultaba igualmente incómodo.

La posadera termina de secar los platos y se lleva el paño al hombro y cargando con ellos entra en la cocina. El borracho se termina la nueva jarra y pide otra insistentemente. Como no le oyen se levanta de la mesa tirando la jarra, que cae al suelo haciendose añicos. Mira el desastre que ha realizado. Parece que le importa poco pues se dirigue a la barra entrando en el interior, coge otra jarra y se sirve una cerveza. Con la jarra llena en su mano se sienta en otra mesa diferente. - No puede ser, no puede ser... escucháis antes de que se eche a llorar.

Dando los últimos bocados a su comida mientras su cuervo traga perezosamente una tira de carne sobrante, Brand se levanta de la mesa mientras lanza una mirada al borracho. Decidiendo que no es su asunto y que el, al menos, no apreciaría el que desconocidos le molestaran mientras intenta emborracharse, por no hablar de que su actitud hacía la bella posadera no hacía nada por ganar su simpatía, el hechicero lo ignora y devuelve su atención a la semidrow.

-Me tendrás que disculpar, pero se me ha ocurrido una solución a uno de mis problemas y me gustaria solucionarlo cuanto antes. -dice mientras se limpia unas migas sueltas en los pantalones- En cuanto pueda volveré, confío en no tardar mas que mis compañeros, así que estaré aquí para presentaros. Nos vemos en un rato.

Dicho esto el hechicero vuelve a darle un beso en la mano como despedida y hecha sale de la posada a buen ritmo, queriendo dándose prisa y volver cuando antes.

La nueva actuación del borracho hizo que volviese a crisparme y apretar el puño. Además, no sentía ninguna empatía por las lágrimas que ahora derramaba. Simplemente veía a un borracho ruidoso y prepotente, que además de hacer añicos una jarra tenía la desfachatez de servirse otra a espaldas de la posadera, mientras esta trabajaba como una burra.

Apenas me enteré de lo que Brand me decía, así que contesté con un simple "por supuesto" antes de que se alejase. Cuándo salió de la sala me levanté directamente hacia el borracho.

- No creo que esté permitido que te sirvas tú mismo sin permiso.