- Pero es en parte orco - contestó el pequeño barbaro antes de aferrar su guja y mirar a sus compañeros - Así que no creo que sea bueno darle la oportunidad de que escape -
- Supongo que lo mejor es rodearlo. Si me tapan un poco quizás pueda conseguirlo sin que se de cuenta - añadió mientras buscaba con la mirada sitios para pasar desapercibido - y una vez que lo tengamos rodeado podemos averiguar si quiere hablar... o tiene otras intenciones -
Con mi +12 a Esconderse espero sea suficiente para conseguir rodearlo. De cualquier manera, antes de tirar espero las reacciones de los demás.
Fausto pegó un salto encima del enorme jabalí.
Arghhhh maldita criatura del infierno. Creías que podrías acaba con el mayor cazador de la historia.
Sus gritos se oían lo suficiente para tratar de captar la atención sobre él. Con su espada comenzó a abrir en canal al jabalí. Sangre y trozos de carne saltaban por los aires en igual medida en un espectáculo difícil de ver.
Dilo, di quien es el mejor cazador bestia inmunda o iré al infierno para buscarte y volver a darte caza.
El guerrero arrancó el muerto corazón de la bestia y lo ensartó en su espada levantándolo hacia el cielo como un horrible trofeo.
Juro ante los dioses que no descansaré hasta acabar con todas estas criaturas salidas de los más profundo de los siete infiernos.
Tirada oculta
Motivo: Engañar
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+2)=18
A ver si con eso te sirve
Dreyden se llevó la mano ak zurrón y estrujó un poco de la manteca que usaba para lanzar su conjuro de "grasa". Entendía el plan de Zukor pero debía estar preparad si Kell le indicaba que el orco hacía asomo de huir. De producirse, trataría dehacerlo caer con su hechizo.
Al notar el histrionismo de Fausto, Zurkor ocultó una sonrisa y dió un par de pasos atrás buscando la sombra de algunos de los árboles que bordeaban el claro. Estaba claro que no debía hablar, pero para sus adentros de prometió agradecer al guerrero humano la distracción que, esperaba, había provocado.
Tratando de que su guja no impidiera su marcha, el mediano se movió lentamente entre la maleza, buscando rodear al desconocido semiorco y ubicarse donde le pudiera impedir una hipotética fuga - Un lobo? es curioso... - se planteó a si mismo - Hubiera jurado que a los orcos les gustaban más los huargos -
El mediano trató de moverse en silencio, utilizando las sombras de rocas y arboles para no ser visto mientras trataba de detectar, por medio del oído si el desconocido reaccionaba de alguna manera a su avance
Mientras caminaba, en forma inconsciente cambió su aura dragonil para poder defenderse si era el quien resultaba emboscado
Tirada oculta
Motivo: Ocultarse
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+12)=15
Tirada oculta
Motivo: Moverse en Silencio
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+5)=25
Tirada oculta
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+7)=21
Todo en oculto, como te gusta, para no tener ni idea de que está pasando ;-)
Ocultarse +12
Moverse en Silencio +5
Escuchar +7
Paso mi aura a Escudo de Energia (2 pg de daño a cualquiera que nos golpee C/C con armas sin alcance o con armas naturales)
Eulendileas levantó una ceja cuando escuchó la advertencia de Jed. Miró a Guau, que estaba revolcándose por el suelo feliz, y no había sido capaz de detectar nada extraño. El pequeño empezó a mirar hacia el suelo, buscando piedras que coger. Preparar el arco no era lo mejor, estaba claro, pero con la honda podría dar en la cabeza al semiorco o al lobo. Y así dejarles atontados lo suficiente para poder atacar.
Tirada oculta
Motivo: Buscar piedras
Tirada: 1d20
Resultado: 17(+4)=21
Y tras todos aquellos preparativos y todo ese tiempo de espera, el semiorco continuaba allí observando cada movimiento de los presentes. Se fijó especialmente en Fausto, pues había captado toda su atención, así que no vio ni al mago lanzar su conjuro, ni tampoco a Fausto esconderse. Pero aquel humanoide seguía espiándoles sin hacer nada aparentemente.
Una vez que consiguió rodear al semiorco, Zurkor elevó su guja y se planto a sus espaldas, tratando de asegurarse que no pudiera huir - Por que no os acercáis al grupo - comentó con aparente despreocupación mientras dejaba que su arma se balanceara frente a si
- Así podréis oír mejor. Y quizás, solo quizás, nos podáis convencer que no estáis aliados con los orcos que utilizaban el campamento - agregó sin sacarle los ojos de encima al desconocido ni a su mascota
- La otra opción... bueno, es mejor no pensar en ella - sonrió no tan amistosamente.
Acción preparada, gujazo al primero (semiorco o lobo) que se me acerque (asumo que estoy "del otro lado" del campamento, así que si van hacia el no se me acercan sino que se alejan)
En cuanto escuchó las palabras del mediano Fausto dejó clavada su espada en el duro flanco del animal y con un rápido movimiento se descolgó el arco del hombro para apuntar directamente al semiorco.
Dreyden extendió su mano, a punto de realizar la última parte del encantamiento, la que conjuraría la grasa en este plano de la realidad. No sabía por qué pero tenía la impresión de que aquel era algo más que un explorador aislado.
Haravak alzó las manos en son de paz. No quería parecer un semiorco peligroso y dio una orden a su compañero para que se quedase sentado y no diese muestras de querer combatir. Mi nombre es Haravak, se presentó. ¿Y el vuestro? Le preguntó al mediano que le había sorprendido por la espalda. Solo estaba tratando de averiguar qué hacía un grupo como el vuestro, en un lugar como éste. No es común ver aventureros por estas tierras.
Dreyden repetía las palabras desencadenantes del conjuro en su cabeza mientras esperaba a que los portavoces del grupo hablaran. Él no era hombre de palabra pero podía ver en los ojos del mestizo el brillo de la inteligencia y, ¿Por qué no? De la sabiduría. Nadie mejor que un especialista transmutador apreciaba más una singularidad como la un semiorco civilizado y enseguida sintió afinidad por el desconocido.
Kell, desde las alturas vigilaba el área circundante, pendiente de emboscadas.
- Soy Zurkor - contestó el mediano mientras movía su guja frente a si - y como os pedi amablemente antes, creo que estaríais mas cómodo si os acercais al campamento. Allí podremos hablar y decidir si creemos en vuestras palabras -
Está bien. Dijo Haravak acercándose junto al resto de sus compañeros, acarició el lomo de su compañero animal y se dirigió hacia el centro del campamento. El fuego de la hoguera aún se mantenía prendido, así que se sentó junto a él y extendió la palma de sus manos para calentarse. Después miró al mediano con ojos espectantes, esperaba tanto las respuestas como las futuras preguntas que le harían.
El pequeño vio cómo el semiorco se acercaba y calentaba sus manos en su propio fuego. Guau fue el más valiente de todos. Se acercó al compañero animal del mestizo y empezó a olisquearle. Obviamente, ese animal estaba mucho mejor adiestrado que Guau, y seguramente pensó que no debía moverse si su dueño no se lo permitía. Pero para Guau eso no significaba nada.
Tras olfatearlo, decidió saltar alrededor del lobo, mientras ladraba y agitaba el rabo con velocidad. Se agachaba y le saltaba, sobrevolando la cabeza de su nuevo amigo, insistiendo en jugar con él.
Eulendileas se lo tomó como algo bueno. Quizá el dueño no era de fiar, pero si Guau decía que el lobo era majo...
A mi perro le cae bien tu lobo. ¿Cómo se llama? ¿No le vas a dejar que se vayan a jugar juntos? Pero mírale, yo creo que se aburre, ¡y tiene hambre! Bueno, espero que su intención no sea comernos a nosotros Miró directamente al semiorco a los ojos ¿No es eso, verdad? ¡No querrás que nos convirtamos en su almuerzo! ¡No te atreverás! se levantó con gesto airado y empezó a dar vueltas alrededor del fuego. ¡No dejaré que ningún lobo me coma, jamás! al terminar esas palabras, tropezó con Guau que seguía saltando de un lado a otro. Cayó al suelo y comió algo de tierra.
Se levantó tosiendo, sacó la lengua y, con las manos sucias, se la empezó a limpiar. Tras unos segundos, continúo
Bueno, dejando claro el tema de la comida del lobo... ¿Por qué no es común? ¿Por qué no has salido y nos has atacado? ¿Estás intentando reunir información sobre nosotros para alguien? ¡Lo que me faltaba! Primero comida para el lobo, y después nos quieres vender a tu amo y señor. ¡Eso no se hace a los amigos!
Bueno, supongo que ahora corresponde que alguien mas inteligente / sabio / carismático tome la posta.
Uyuyuyuyuy... eso suena a Eulendileas
El semiorco parecía estar acostumbrado a la forma de ser de los medianos, así que sus palabras, expresiones y movimientos no le pillaron por sorpresa. Mi lobo se llama Grunhawr, y no tiene intención de comeros a nadie porque ya ha comido. Lo alimento bien, así que no temais por ello. Es cierto que aquí es dificil de encontrar comida, y más dificil que pueda cazar, pero no imposible. Dijo sonriente mientras le acariciaba el lomo.
No tengo ningún señor, ni recabo información para nadie, simplemente os estaba espiando porque quería saber qué hacía un grupo de aventurero por estas tierras. Es extraño ver gente por aquí... ¡Por aquí solo se ven orcos!
Dreyden no quiso ser el que dijera lo que todo el mundo estaba pensando pero no le quedaba más remedio.
-Pero, tú eres, en parte, orco, también. ¿Cómo es que pareces tan civilizado viviendo en esta estepa? Yo vivo en un sitio parecido y soy una excepción entre los míos.
Tras acompañar al semiorco y a su lobo al centro del campamento, Zurkor escuchó la perorata de su congernere... y por un momento temió que lobo y semiorco se lanzaran sobre el. Sin embargo, al notar la forma en que ambos aguantaban la embestida verbal respiro más aliviado
"Evidentemente no se trata de un orco" se planteo antes de escuchar como el mago verbalizada la pregunta que, para sus adentros se estaba haciendo
- Y no solo eso, como sabemos que no eres aliado de esos otros orcos. Tanto los que acampaban aquí como los que llevan a los prisioneros - comentó tratando de medir la respuesta del cuerpo del extraño a sus palabras
Ayayayay.,.. Suerte que el lobo no decidió comerlo ;-)
¿Grunhawr? Eulendileas se quedó mirando al lobo, que seguía sin moverse ni siquiera con las embestidas de Guau, que ahora parecía un toro. Qué nombre tan raro, no sabía que los lobos pudiesen decir una palabra tan compleja. Si hasta a mi me cuesta repetirla
El mediano no dijo más, al menos de momento. No podía dejar de mirar al lobo, esperando que ladrara o aullara o lo que fuera. Quería escuchar ese nombre de sus fauces, no de las del semiorco. Eso le daría la prueba inequívoca de si mentía o no.
¿Porque simplemente no os he atacado? Le respondió a Zurkor. Si hubiera sido un enemigo hubiera aprovechado que estabais durmiendo para atacaros y no lo he hecho. Luego miró al arcanista. Yo vivo aquí, me gusta esta zona. Soy amante de la naturaleza y de los animales que la rodean. Este es, o mejor dicho era, un lugar tranquilo y por eso nos gusta estar aquí. Dijo mientras acariciaba el lomo de su compañero. Si quisiera haceros daño ya lo habría hecho, y no soy un orco, soy medio orco, y al igual que soy congénere de ellos, soy congénere vuestro, por lo que el argumento sería tan válido hacia unos como hacia otros.
Guau decidió que para que su compañero le hiciera caso, había que pasar a usar otros métodos
Guau! pensó con decisión, y mostrando su mejor de las sonrisas...
... Se fue hacia atrás. Saltó sobre el lobo y le lamió toda la cara. Pero éste seguía sin hacerle caso.
Había que pasar a otra estrategia mucho mejor. Si el animal de cuatro patas no le hacía caso, pues habría que ir a por el nuevo animal de dos patas.
Se acercó con el mejor de sus andares, moviendo el rabo de un lado a otro y con las orejas bien tiesas. Se le quedó mirando fijamente, como si intentara comunicarse con él
Guau, guau, guau, guau le decía, pero el semiorco no parecía ser capaz de comunicarse con él.
La solución fue simple. Le dio tantos lametazos en la cara que le limpió todos los orificios.