Partida Rol por web

Sin el arma para defenderse, la momia golpea a placer a Carndra. Las garras cortan el metal de la armadura como si fuera papel. Carndra suelta la empuñadura de la espada, y cae pesadamente al suelo.

La momia se agacha, sujeta el cuerpo de la guerrera por su característica melena rosa,  y comienza a caminar con paso vacilante hacia la duna desde la que había aparecido. Poco a poco la momia se aleja por el desierto perdiéndose de vista

El hechicero había acudido al lugar del combate para ayudar en lo posible, pero lo que se encontró no era para nada lo que se había imaginado. Unos vándalos, un motín, unos perros del desierto quizás, pero para nada esa horrible criatura. Tenía razón Isu, seguramente los dioses estaban tras todo aquello, unos dioses ruines y sin una pizca de amor hacia la raza humanoide.

El buen trato que había recibido a manos la sacerdotisa parecía haber llenado de valor al delgado elfo, que se mantuvo firme ante la horripilante visión y tomó cartas en el asunto.

Reunió la fuerza que se acumulaba a su alrededor y le dio forma de dos pequeños proyectiles que fueron a impactar sobre la criatura que se llevaba a Candra. Lo que esa abominación podría hacer con la guerrera si se la llevaba, no se lo deseaba ni al orondo orco.

Dónde estaría Dulcimae?

A pesar de que la momia comienza a alejarse, la espada de energía vuelve a atacar a ese terrible adversario, esta vez golpeando algo sólido.

Mientras, desesperado, seguía avanzando pesadamente, con el brazo alzado ¡¡Detente, no te la lleves y lucha, cobarde!! a pesar de ser consciente de lo imposible de la tarea de llegar hasta ellos, no cejo en mi empeño, repasando mentalmente los conjuros que me podrían ser útiles, pero no es el caso. Niego con la cabeza según me acerco a Mochuelo, pero veo alejarse todavía más a la momia.

Espera, te ayudaré a salir de ahí.

Estragón tendió su bastón hacia uno de los lugareños que se habían resbalado en la grasa, tal y como estaban haciendo a su lado Dulcimae y los otros vistani, solo que el cocinero no tenía la cara de ira homicida. Tan solo quería redimirse después de haber causado tantos problemas a unos tipos que solo habían venido a jugar. Pero entonces apareció la imagen semidesnuda de Kelris...

Esto me va a causar pesadillas...

Puaj, qué asssco. Cómo se le marcan las costillas, da grima.

El semiorco se tapó con el antebrazo de la horrible visión andrógina y famélica de Kelris. Aún no tenía claro el sexo del elfo o elfa, pero era tan abominable una mujer sin tetas (joder, si es que hasta Estragón tiene unas) que un hombre con esa cintura femenina.

A ciegas, la otra mano tanteaba con el bastón tratando de que el buen hombre que nadaba en consomé estirase el brazo y se agarrara. La realidad era que los palos de Estragón y los vistani pudiera parecer más que intentaban atacar en lugar de ayudarles a salir.

Asomó los ojos por encima del vello del antebrazo para mirar en dirección a la duna de la momia. Se llevaba a Carndra. Eso le hacía un nudo en el estómago, como cuando comía demasiado. No era bueno que se llevase a Carndra. Lo del pequeño Dominic tenía un pase, porque los hermanos vistani siempre podrían copular entre ellos para hacer más, pero Carndra había salvado a Estragón de las arañas elfo bebé. Cuando salvas a un semiorco de unas arañas elfo bebé es como si contrayese una deuda contigo. No una de esas deudas que se tienen que cumplir sí o sí, pero Estragón estaría dispuesto a ir a rescatar a la espadachina en la mayoría de los casos, siempre que no hubiese que caminar mucho, estuviese acompañado de una partida de búsqueda lo suficientemente numerosa y el peligro no fuese demasiado grande.

¡CAAAARNDRAAAAAA!

Después de decapitar al asqueroso ser, Mochuelo se siente "un poquito" mejor. Comprueba que el pequeño Dominic está a salvo. Lo coge en brazos y, protegiéndolo tanto como puede, echa a correr hacia el carromato. Entonces puede ver cómo la guerrera del cabello rojo es abatida por el monstruoso "no muerto". Aunque su primer impulso es acercarse para salvar también a Carndra, sabe que él no es rival para tan poderoso enemigo. Mejor poner a salvo al muchacho y buscar alguna estrategia conjunta con el resto de sus "compañeros".

Agarrotado por el pánico, el druida había visto y enfrentando a no muertos varias veces  pero ninguno era como aquel. Aquella corona.. si, un símbolo de un poder terrible, fué lo que quedó impreso en su psique más que su aspecto fantamal y decrépito.

Esa sensación irracional de miedo aterrador que irradiaba aquella corona era palpable.. más que eso, Ashzyx sintió como algo dentro de si, se quebró. 

- No.. no dejeís que se me acerque.. murmuró para si, tartamudeando.. acto seguido se dejó caer de espaldas en la arena con las manos tirando fuertemente de su melena enmarañada.. No, no puede ser. Que no se acerque.. (repetía ajeno sin darse cuenta que la momia había cogido a aquella tipa de cabello extraña y ya abandonaba la escena)... QUE NO SE ACERQUE! volvió a repetir gritando e incorporándose de nuevo.  Matar! MAAAATALO! comenzó a gritar al hipogrifo señalando a aquel no muerto.

- Mátalo! repetió.. No dejes que se me acerque!.. exclamó el pequeño halfling caníval, ordenando atacar al hipogrifo antes de que la momia se desvaneciera de entre las arenas.

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Mando atacar al hipogrifo.

Los proyectiles volaron desde los dedos de Kelris hacia la duda tras la cual había desaparecido la momia. No llegáis a saber si los rayos mágicos habían impactado en su objetivo o simplemente se han difuminado en el aire.

La espada espiritual corta parte de las vendadas de la momia justo antes de que esta desaparece de la línea de visión de  Deornoth. En ese momento, el arma divina, vuelve hacia su invocador.

Estragón remata a placer a uno de los desarrapados que patina torpemente en la grasa tratando de levantarse. Los hermanos gitanos, Enrico, Antonio y Marius, hacen lo propio con los otros dos desarrapados.

El hipogrifo desaparece detrás de la duna persiguiendo a la momia, cumpliendo fielmente la orden que Ashzyx le ha dado. Se escucha un grito lastimero en la lejanía y no se vuelve a ver al imponente animal surcando el cielo. ¿Habrá sucumbido a las garras del monstruo igual que Carndra?

Mochuelo regresa junto a la caravana, donde espera Dulcima. La gitana,  hasta ahora seria y cortante, se deshace en halagos y bendiciones hacia el grupo de aventureros, mientras no para de llorar y cumbre de besos al pequeño Dominic. Que el camino sea suave para vuestros pies, que el viento sople ligero sobre vuestros hombros, que el sol brille cálido sobre vuestro rostro, y que la lluvia caída traiga la paz que tanta falta nos hace.

En ese momento Enrico, que tras el combate había subido al carruaje, asomar por uno los ventanuco.  Esto… hermana no quiero molestarte. Dice con voz preocupada. Pero el papa no está.

¿Qué quieres decir? Dice Marius con gesto serio mientras sube a la caravana.

Antonio, que estaba buscando objetos de valor entre las ropas de los desarrapados, deja todo y corre detrás de sus hermanos también al interior de la caravana.

Un escalofrío recorrió la espalda de Estragón cuando escuchó las palabras de Dulcimae. Los gitanos tenían fama de lanzar maldiciones con cabriolas lingüísticas. Un camino suave para los pies podía interpretarse como el deseo de echar a andar hasta alcanzar la muerte por cansancio; un viento que sople ligero sobre los hombros tal vez implicase coger un catarro; un sol cálido sobre el rostro se refería a una insolación; y la lluvia caída que trae la paz es el rocío húmedo sobre la lápida de la paz eterna. El cocinero bajó la guardia cuando se fijó en que todas las palabras iban acompañadas de besos al niño y lágrimas a la arena, que descartaba la ira de una maldición gitana.

La verdadera maldición era el peso de los cadáveres de los lugareños, que a Estragón no le habían hecho nada, y lamentó cada una de las muertes. La momia debía fulminar con la mirada, matar de un solo vistazo. Sí, eso lo explicaba todo. Y el muy fósil se había marchado con Carndra y acompañado por su horrible mascota mitad caballo, mitad águila. Para la perspicacia del semiorco también era obvio el final de Carloni: para raptar al niño, tuvieron que entrar en el carro; para sacar al niño del carro, tuvieron que matar al viejo. No acompañó a los vistani al interior del vardo, pues Estragón no era sacerdote, y ni podía dar la extremaución ni curar heridas leves. En su caso, entrar solo iba a perturbar la ceremonia del duelo.

Tenemos que ir a por Carndra... Puede que aún esté viva.

Estragón no se atrevía a ir solo, por eso solo lanzó al propuesta. Miró a los ojos a Kendra, a Mochuelo... Miró a la mirilla del yelmo de Deornoth y a los pequeños ojitos de Ashzyx y a...

¿Kelris? ¿Tú no estabas jodiendo la marrana?-recordó.

La marrana es una pieza de la noria, y estropear la marrana implicaba liarla muy gorda, porque los campesinos ya no podían transportar el agua. Y sin agua, Isu no iba a poder lavarse después de haber follado con Kelris, la muy guarra.

-Tenemos que ir a por Carndra... Puede que aún esté viva.

Mochuelo deja al muchacho al cuidado de su hermana y se aparta discretamente. Su mirada se dirige al punto por el que la momia se ha marchado con la guerrera del cabello rojo. Al escuchar las palabras del semiorco, simplemente asiente y espera. Es consciente de que no puede ser el que encabece ninguna carga. Su papel está siempre en un segundo plano, ayudando, como ha hecho al rescatar al chaval. 

En realidad, no conoce a nadie en este extraño lugar; no sabe qué tipo de personas son, de dónde vienen ni cuáles son sus motivaciones, pero este variopinto grupo que se ha formado entre las brumas es lo más parecido a una familia que ha tenido en mucho tiempo. No quiere perderlas...

-Por mí, bien. Ayudaré en lo que pueda...

Dicho lo cual, se pone a rebuscar entre los seres caídos, por si encuentra algo de interés o de utilidad, o puede recuperar alguna de sus flechas... 

- Parece la mejor opción... Ir a por Carndra. ¿Estamos todos en el mismo bando, verdad? - Dijo mirando de reojo y con recelo al mediano que no había aportado nada y solo había mirado por el mismo.

Mientras tanto, vió como Mochuelo se agachaba junto a los cadáveres de los desarrapados, buscando cualquier indicio de pista o lo que fuera.

- Busca a ver si encuentras alguna pista de a donde han podido ir, Mochuelo. - Le indicó a su compañero.

Viendo que el monstruo estaba fuera de su alcance y que nadie tenía mucha intención de perseguirle para salvar a la mujer del pelo rosa, se tomó un tiempo para recomponerse y colocarse bien la ropa.

- Qué ha pasado, qué era eso?

Las palabras groseras del semiorco hirieron el fino oído del elfo, como no podía ser de otro modo.

No sé a qué te refieres, criatura inmunda. Aquí el único marrano que veo eres tú- sentenció.

Antes había dos marranos, pero uno se dejó la costra de suciedad en la reserva de agua potable de la aldea.

Intentando no prestar más atención al orondo cocinero, se dirigió hacia quien realmente le importaba; la bella vistani.

Dulcimae! Estas bien? No deberíamos quedarnos aquí- dijo bajando el tono de voz por miedo a que la sacerdotisa le escuchase- Isu parece estar convencida de que eson sus propios dioses reclamando un sacrificio o algo así. No estamos seguros.

A parte de a Carndra se han llevado a tu padre? Miremos antes por todos lados antes de tomar conclusiones.

La cosa pintaba mal. Seguramente los vistani iban a querer buscar a Carloni debajo de cada duna.

Todo monstruo tiene una guarida- dijo recordando con horror el nido de los niños-araña y arrepintiéndose de inmediato de lo que salía de su boca- si así lo deseas, te acompañaré a rescatarlo.

Estaba convencido que Isu sabría dónde estaba el lugar de descanso de aquella criatura.

Con la partida del no muerto, Ash pudo tranquilizarse un poco.. sin embargo, fué momentaneo: cuando vió como el hipogrifo que había convocado salió en pos de la momia, temió lo peor por el animal.. el grito lastimero que se escuchó a través de las arenas, le confirmó que algo no había salido bien..

Cuando el resto de sus compañeros hablaron de ir tras la momia para rescatar aquella tipa de cabello de extraño, al pequeño no podía importarle menos.. si los acompañaba era para acabar con aquella aberración antinatural y enterrar aquella corona en mitad del desierto..

Encogiendose de hombros ante la mirada suspicaz de aquella elfa paliducha, comenzaba a cansarse de este tipo de improperios o más bien de las miradas inquisitivas por parte de algunos miembros del grupo. Al elfo afeminado no le auguraba un buen fin pues parecía más atento de las faldas de cualquier mujer que de su propia supervivencia.. el gordo semiorco, aunque ciertamente cómico (en ocasiones) no le parecía de fiar.. como ninguno de ellos.. luego estaba ese "mochuelo" aunque de nombre de extraño parecía el más callado y menos histrionico de todos.. le gustaba la gente silenciosa, eso lo situaba como el mejor del grupo en cuanto a simpatía.. y luego estaba aquel ser acorazado que era demasiado extraño para Ashzyx como para intentar entenderlo..

Masticando una respuesta, el druida pensó algo que finalmente se guardó para si.. y sencillamente puntualizó con desgana..

- Si quereis tras el, me parece bien.. pero no espereis que vaya delante.. Krick y yo iremos en retaguardia como hemos hecho siempre..

A la ver como la momia se alejaba inexorablemente por las dunas sin poder hacer nada por evitarlo,  me dejo caer de rodillas sobre la arena, entre abatido y cansado, mirando hacia el horizonte. Los gritos de Dulcinea me sacan de mi abatimiento, haciendo que me levantara y me dirigiera hacia allí. 

Al llegar, parecía que el resto estaban todos bien, salvo lo sé dos desaperecidos, viéndome que ese elfo paliducho, como no, estaba ya baboseando encima de la muchacha vistani.

Vaya, parece que te gusta ir de flor en flor y no te cansas. Digo sin hacerle demasiado caso, habiendo dejado claro que poco le importa el resto, salvo si es una mujer.

Creo que eso era una momia, uno de los muertos vivientes más poderosos con los que nos podríamos enfrentar. Poco o nada se de el, y perseguirle ahora, sin saber algo más de todo esto me parecería un suicidio. No conocemos la arena que pisamos, no conocemos hacia dónde dirigirnos y no conocemos a nuestro enemigo. Niego con la cabeza seguro de lo que digo que Dulcinea, Isu o alguien de por aquí seguro que saben algo más del de esta criatura, pues no creo que haya sido casualidad.

Yo iré con vosotros a por esa mujer y a por el padre de Dulcinea, pero primero tenemos que descansar, y averiguar algunas cosas. ¿No os parece? Comento mirando a Estragón en primer lugar, luego a Mochuelo, a Kendra y, por último, a Ash que, si bien al principio no había hecho nada, luego había intentado ayudar a Candra e incluso estaba dispuesto a ayudarnos. De Kelris prefiero animar mirarle, pues comenzaba a repatearme su actitud egoísta y de mujeriego

Las dudas se formaban en el grupo, muchos querían ir detrás de la momia y recuperar a Carndra, solo Deornoth parecía tener reparos de perseguir a un monstruo en su propio terreno. ¿Qué podría salir mal? Solo iban a perseguir a una momia de noche y en el desierto.

Dulcimae no parecía estar en su mejor momento, solo paseaba de un lado a otro abrazando al pequeño Dominic, sin contestar a las preguntas. El pequeño aún estaba en shock por el susto y no paraba de temblar y sollozar.

Los tres hermanos vistanis no paraban de dar vueltas alrededor del carro, buscando alguna pista sobre el anciano padre. Puede que con la demencia saliera a mear y luego no encontrara el camino de vuelta a la caravana, o puede que saliera a dar un paseo nocturno. Pero no había ninguna pista.

También había otro hecho curioso, no había nadie del pueblo. Ninguno de los pueblerinos se había acercado a cotillear, ni siquiera se habían encendido las luces de las casas más próximas al oasis. En todo el poblado reinaba la más absoluta calma.

Estragón, malhumorado por no haber salido a por Carndra, farfullaba y daba patadas a la arena.

No sé porqué soy yo el marrano. ¿No ve que soy un piel verde? Los lechones son rosados. Rosados. Jodido o jodida daltónico o daltónica albino o albina, que no distingues un cerdo de un semiorco...

El enfado con Kelris se le pasó cuando se puso a pensar que en su región natal tal vez los animales tenían otro color. Había visto tan poco mundo... Amish montando llamas con un gorrión... Lucecitas bajo la puerta de Tannhauser, pero con Tannhauser haciendo como si no estuviese en casa cuando Estragón llamaba... Y ya, para de contar.

La ausencia de Carloni distrajo de la propuesta de Estragón sobre lo de ir tras la momia, y también sobre la de Kelris de alejarse de allí y acampar en otro lado. Entonces el cocinero empezó un recuento para ver si faltaba alguien más.

¿Abu? Abu, ¿estás por aquí, renacuajo?-dijo, bamboleando sus carnes a izquierda y derecha para ver en todas direcciones.

Buscó a Abu debajo de los cadáveres irreconocibles de los lugareños, que a esas alturas solo eran un amasijo de harapos. Miró en el interior del carro. Subió la duna para ver qué había sido del hipogrifo...

Como parecía no haber ni rastro del padre de Dulcimae, Kelris se acercó al que creyó podría haber visto algo.

Dominic parecía muy agitado así que intentó calmarlo con un truco de magia; hizo aparecer un fuego fatuo con la forma de un diminuto humanoide que bailaba en la punta de sus dedos. Se acercó así al niño y cuando logró su atención dijo con calma:- No te preocupes, hemos hecho huir al monstruo y estas a salvo.

Dejó la luz danzante en manos de Dominic para que pudiese juguetear con ella un rato.

- Dime pequeño, dónde esta tu abuelo? No estaba contigo en el carromato? Necesitamos que seas valiente e intentes acordarte por dónde se fue, o quieres acaso que Dulcimae siga tan triste?

Abu apareció arrastrándose desde debajo de la caravana, tenía los ojos llorosos y la piel blanca como el papel.  ¡Ese mato también al Doctor Jones! ¡Ser peligroso! ¡No ir por él! Gritaba desesperado el guía.

Un poco más tranquilo, después del acceso de ira y miedo, Abu volvió a hablar con tono normal.  ¡El gato! Igual que Doctor Jones. El gato de la señorita Isu no toco al Doctor Jones. Recordando un poco, el gato negro de Isu se paseó por los pies de todos menos por los de Carndra. En aquel momento Isu dijo que era signo de mal augurio, pero nadie le dio importancia.

La señorita Isu conocer cuentos. Cuentos ser útiles.  Doctor Jones decir que cuentos útiles.

El pequeño Dominic sigue abrazado a su hermana, Dulcima, enterrado su cara entre los largos buques de pelo negro de la vistani. Ni las luces de colores de Kelris ni sus suaves palabras consiguen captar la atención del pequeño, que entierra más la cara entre el pelo de su hermana.

Enrico entra dentro de la caravana y sale con un par de botellas de líquido transparente. Antonio comienza a encender una pequeña fogata para combatir el frio de la noche. Marius, el mayor de los tres, es el que más tarda en cesar la búsqueda de pistas. Pero finalmente se une a sus otros hermanos que están sentados entorno al fuego bebiendo, hablando y llorando.

 Dulcima continua con la vista fija en algún punto del horizonte mientras sigue meciendo al pequeño Dominic entre sus brazos. Sus ojos están rojos de tanto llorara, pero no parece asustada. Nos veremos al amanecer. Dice tras oír la voz del elfo.  Ahora dejarnos llorar un poco a nuestro padre.

El amanecer  y el anochecer son los mejores momentos para leer la Tarokka. Nadie que ataque a un vistani queda impune.