Partida Rol por web

En el crepúsculo, cuando las sombras de la celda se hacen largas y negras y estás por dormirte, de la sombra de uno de los barrotes se extiende una figura; esta se escabulle entre sombras desapareciendo y apareciendo sin tener forma física hasta que te percatas de que todo es oscuridad a tu alrededor salvo tu mismo. De tu sombra, de la poca que puedes percibir que proyectas a pesar de la negrura de tu entorno, vuelve a surgir aunque esta vez puedes ver más claramente de que se trata al estar frente a ti.

Esa figura que vislumbrabas como una sombra crece y te sobrepasa por mucho observando como su rostro toma forma de toro, al fijarte, en su primera respiración y abrir de ojos ves las llamaradas del propio infierno que acaba por iluminar todo.

Ya no te encontrabas en la celda, sino en una vieja mansión enana antaño gloriosa y ahora degradada por el tiempo pero firme aún como la montaña en la que está excavada. En el salón en el que te encuentras, un salón del trono con un viejo asiento de mármol y oro envejecido por el tiempo se alza silencioso. Y en aquel asiento que hace de trono se sienta la sombra de aquel ser parecido a un minotauro de bronce, sombras y llamas infernales que pone al rojo vivo el oro y transforma el blanco mármol en negra obsidiana.

Escuché tus ofrendas, Dokar. Soy más generoso que otros dioses, no por nada salvé los tuyo siglos atrás, pero mi ayuda te costará sangre, mucha sangre, tanta como saciar a un ejercito de desangradores del viejo dios obsesionado por los meros huesos. Pero si soy algo además de generoso, es ser paciente. No tenéis un tiempo límite para entregarme toda esa sangre, pero si quiero al menos 1 sacrificio cada luna, si es en fuegos infernales de una forja mejor que mejor, así mejoré las viejas runas imbuyéndoles mi poder.

Tu podrás hacer lo mismo, te daré esas viejas enseñanzas ya perdidas entre los tuyos y la potenciaré con cada sacrificio, de igual manera que tus parientes hicieron y hacen mucho más al norte de lo que tus antepasados fueron.

Te daré un adelanto para que puedas luchar mejor, dime ¿que quiere esa rapada cabecita de matador de alimañas? ¿un hacha para despedazar a tus enemigos, una llama para incinerarlos, una montura bestial y servicial que cumpla con todos tus deseos o una brillante armadura para que nunca recibas un daño letal?

Todas y cada una de las opciones aparecieron frente a ti traidas por seductoras diablillas que suplicaban poder tocar carne viva pues al parecer cada vez que lo intentaban, incluso a ellas mismas, se atravesaban como fantasmas.

La prima trajo un gran hacha rúnica con grabados de chisporroteante poder que salían de ella y filigranas de oro y plata que formaba la narración de una historia con una gran matanza.

La segunda trajo un martillo de herrero con potentes runas incandescentes que ponían al rojo vivo el martillo y donde brillaban a lo largo de su mango gemas preciosas de todo tipo impolutas e impasibles al calor.

La tercera trajo una bestia del tamaño de un toro enorme, furioso pero servil que realizó una reverencia al pasar frente a ti mientras su aliento soltaba llamas y sus ojos eran pozos negros de oscuridad,

Y la cuarta, lo que traía era una armadura bellamente decorada con oro, plata y gemas que brillaban uniéndose en patrones de runas desconocidas, con una máscara que simulaba tu rostro a la perfección y podías diferenciar el acerado brillo plateado del gromril como su esencia de base en las placas y cota que se podía entrever de esta armadura completa que además tenía tu tamaño exacto.

Finalmente el grupo salió completamente ileso, eso era bueno de cara a la supervivencia, pero también significaba que podían empezar a llamar la atención y eso no tenia porque serlo necesariamente. Aunque desde luego el que se habría llevado casi todas las miradas era el ogro, cosa normal tras su espectáculo.

(Reikspiel) —Sí, sí, sí. El primer combate ha salido perfectamente, si—. Dijo mirando al humano, para después girarse hacia el ogro. —Si seguimos ganando, seguimos viviendo y si seguimos viviendo, seguimos comiendo. Solo tenemos que compenetrarnos mejor, mejor que antes, porque los siguientes rivales serán más peligrosos.

Rebullendo en su lugar, Dökar finalmente se levantó para enfrentarse a quien fuera que estaba rondándolo, hasta que se percató con un escalofrío que le recorrió la espina dorsal que en ente que tenía delante era, nada más, y nada menos, que su Dios, Hashut. 

A pesar de ser un matador del norte, de lo dura que había sido la vida con él, de todo el rencor y del desprecio que había tenido que soportar, y la vergüenza de haber tenido que abandonar su hogar porque sus iguales no lo soportaban, a pesar de todo, aún tenía espacio para la emoción. Su piel, toda de gallina, recibió las oleadas de vapor y calor que salían del rostro bovino con deleite, y saboreó la saliva sulfurosa que sentía en su paladar. Disfrutó de todas esas sensaciones, y sonrió, aunque su sonrisa era una mueca cruel mientras escuchaba las palabras con las que Hashut le bendecía. Era indudable ya que era un elegido del Dios-Toro, y con esa seguridad, ahora, sólo había un camino, que era servirle y ser merecedor de sus favores, escalar en su aprecio y convertirse en el mayor campeón en su nombre. 

- ¿Sangre quieres, Hashut? Sangre tendrás. Todo lo que me ofreces lo quiero, un hacha me ayudaría a derrotar al más grande de los enemigos y a realizar grandes escabechinas, esa bestia - dijo mirando con admiración a la gran bestia-toro que se había inclinado ante él - sería un magnífico y fiel compañero, y de seguro que conseguiríamos mucha sangre juntos para vos, una armadura tan magnífica me permitiría despreocuparme de mi seguridad, para dedicarme en cuerpo y alma a la matanza...pero si no he oído mal, lo que más valoráis es que las ofrendas se presenten de la forma adecuada, y es en fuegos infernales de una forja imbuída con vuestro poder como lo queréis. Así que para demostrar que puedo refrenar mis ansias y que mi ofrecimiento es puro, elijo el martillo que arrojará dichos fuegos y que hará aparecer la forja de sacrificios, para que lo primero de todo sea complacer a Hashut y sea que mi Dios reciba las ofrendas como él pide, ni más, ni menos. El resto de regalos ya llegarán, y serán bien recibidos, según mi Dios estime oportuno. - dijo, seguro de su elección. 

El martillo sería la herramienta que le permitiría comenzar a forjar su destino, lleno de matanzas, de oro, joyas, bebidas frías y mujeres calientes. 

El raki hablaba en el idioma de los humanos del sur, y Dökar le miró con el ceño fruncido. Nunca, ni en sus peores pesadillas, había pensado que se aliaría con una de esas alimañas, pero los Dioses del Caos eran retorcidos, y seguramente se estarían descojonando de la quina que estaba tragando el enano matador, a toneladas, por tener que soportar ya no solo estar en la misma celda sin estrangular a la rata, si no el plantearse en serio que tenían que ser aliados para sobrevivir. 

Pero al final, Dökar era ante todo práctico, y había sobrevivido mucho como para ahora tirarlo todo por la borda por una cuestión social. No se fiaría, para nada, del Raki, ni del Ogro, pero mientras se comportaran, él haría su parte...y ¿quién sabe? igual hasta se llevaban bien, historias más raras había oído.  

Por su excitación y la forma de asentir, parecía que aquella alimaña estaba de acuerdo, aunque esperó a que Harold le confirmara sus sospechas. Hizo un gesto de asentimiento al Raki y al Ogro, con un gesto de desagrado en su rostro, que para quien entendiera sus orígenes y circunstancias, era casi lo mismo que si les hubiera otorgado una sonrisa, si se tenía en cuenta lo que el matador odiaba a las ratas, y lo poco que confiaría en un Ogro hambriento en otras circunstancias. 

Harold se sentí magnifico y exultante tras el combate. Estaba embargado por unas ansias de nuevos combates, nuevos placeres, de servir a los poderes ruinosos pero sobre todo prosperar en ellos.

Quizás toda su vida era una preparación para este momento, su captura una recompensa no una maldición, su destino glorioso y no miserable.

Incluso podía ser que todo no tuviera otro objetivo que tener una muerte plena colmado de placeres que antes no conocía.

En realidad no importaba mucho y si continuar como estaba.

Sus compañeros eran muy satisfactorios, hasta la rata con problemas e crecimiento se le antojaba un aliado digno de ser considerado, más allá de su amistad con el enorme ogro que ciertamente marcaba la diferencia.

Tranquilizo al enano con respecto a las palabras del skaven y asintió, ahora un poco cansado, antes las palabras de uno y otro.

Y les dijo, en ambos idiomas.

-Vamos por buen camino y estoy seguro que nuestros desventurados compañeros de celdas o bien no han entendido el glorioso propósito al que estamos abocados o bien no han conseguido forjar una alianza como la nuestra. Esto nos dará una ventaja, aunque antes o después nos encontraremos a otros elegidos por los dioses que hayan sido igual de inteligentes. Así que debemos perseverar en el camino tomado y prevalecer. Los próximos días serán duros. Aprovechemos la comida y el descanso. Demos gracias a los dioses por su dones.

Sonrió mientras comía y pensaba en los nuevos placeres que el día siguiente le proporcionaría.

Este era un día de relax después del combate, se animaban a seguir así, pero no era un lugar para relajarse por muchos ánimos que se dieran entre ellos ya que aún les quedaban batallas a las que sobrevivir, aunque parecía ir bien. Pero el grupo apenas podía comunicarse sin Harold, el único que sabía los 2 idiomas comunes que se hablaban ahí, si él moría no podrían hacer estrategias, si moría el ogro se iría el brazo fuerte, con el enano eliminado se marcharía el ánimo de la batalla que había dado y si era el skaven...bueno, no robaría muertes a los otros, aunque al público le pareció espectacular.

Celda 1 Combate 1: FINALIZDO

Ahora tocaba el momento de relajarse y cenar bien, pensar en los fallos y solventarlos y el como trabajar en equipo para sobrevivir, al fin y al cabo ahora erais solo 2 para luchar lo cual significaba que si no metían más miembros en los grupos de a 4 para unirlos estaríais en desventaja numérica con la mayoría de combatientes...o al menos con aquellos que eliminaron a sus oponente de una forma más rápida o sin bajas.

De vuelta en la celda, tan sólo pensaba en sentarme en el catre y descansar un poco antes de hablar con Oghun y que entregaran la ración de cena. 

.-No sé que decir, no esperaba que los dos elfos murieran en el primer combate, esperaba que volvieramos los cuatro para así tener más posibilidades de sobrevivir todos juntos.-empecé explicando lo que pensaba al enano. Y entonces pensé que si yo había oído la voz de Khorne tal vez él también la había escuchado así que me armé de valor y decidií preguntarle:-Oghun, has escuchado voces durante el combate, y no me refiero a la de nuestros espectadores.-

Son elfos ¿que esperabas? no tienen la misma dureza que nosotros, al menos la elfa oscura duró más y nos quitó a un enemigo.

Contestó el enano al comentario del humano dejando claro que no esperaba mucho más de los elfos que ser carne de cañón para ellos, aunque claramente esperaba que duraran algunos combates ya que ahora si que tendrían que esforzarse a fondo para salir vivos de aquel lugar.

Cuando el humano le habló de voces, le miró con curiosidad y complicidad.

Por lo que tengo entendido solo hay 3 posibles caminos para salir de aquí. Primero, como cadáver, segundo como una bestia mutada del caos, o tercero como un elegido de los dioses. Si has escuchado la voz de alguno de ellos es que se ha fijado en ti por algún motivo, y si le sigues agradando te dará ventajas con respecto a los demás.

La tercera es la única manera de salir vivo, consciente, y puede que de una pieza, por lo que veo que hayas escuchado una un buen punto. Ahora, esperemos que le resultes más entretenido o útil que el resto de los que haya elegido.

(Norse) - ¿Acaso crees que hay otros elegidos? ¿Que los Dioses del Caos juegan con nosotros? ¡Bah, me da igual! ¡Sacrificaré a cualquier otro elegido de Hashut o de otro Dios, que no pertenezca a esta..."manada"! ¡Nada nos impedirá conseguir nuestra libertad y sembrar nuestro camino hacia la gloria y el poder con una matanza como nunca antes se ha visto! Jajajajaaaa... - rió el enano, con los ojos chispeantes imaginando lo que podrían llegar a conseguir. - Diles a estos que respeto el compromiso y a los buenos guerreros, mientras lo mantengamos así, pueden contar con mi hacha. - 

Al tomar en tus manos el martillo, todo a tu alrededor comenzó a ir desvaneciéndose lentamente comenzando por las otras opciones que te ofreció tu dios, al igual que las diablillas, y seguido de aquel escenario hasta que solo podías verte a ti mismo y a tu dios sentado en aquel trono que se desvanecía más lentamente hasta que que solo viste el destello de sus ojos apagarse como estrellas en la lejanía. Ya en la completa penumbra salvo por aquellas luz que hacía que pudieras verte a ti mismo y la luz emitida aquel incandescente martillo que para nada te quemaba.

El martillo en tus manos, se iba enfriando poco a poco a tu simple vista dejando de estar incandescente, y las gemas de su mango se fueron desvaneciendo como si nunca hubieran estado ahí, pero las runas continuaba; poco a poco, del martillo solo quedaban las runas que delineaban por chispas lo que parecía el contorno del martillo, y estas mismas chispas con sus runas saltaron hacia tu cabeza atravesando tu cráneo y grabándose dentro de este revelándote información sobre la magia, aunque por ahora a nivel muy bajo y que prácticamente no podías usarla, pero sabías que con práctica podrías activar aquellas runas y usarlas para aprender magia real.

Sabías que los enanos tenían una resistencia innata a la magia, y solo los herreros rúnicos con enormes esfuerzos podían manipularlas sin riesgo alguno, al contrario que los magos humanos que cedía fácilmente a los poderes cambiantes del caos, y tu ahora te encontrabas en un punto intermedio. Aún no podías manipular runas o la magia como tal, pero ahora tenías ambas posibilidades frente a ti.

.-Eso me temía, sé que la energía vil de Khorne ha entrado en mi cuerpo pero todavía sigo siendo dueño de mi cuerpo aunque no sé por cuanto tiempo podré seguir así. Sé que acabaré convirtiéndome.-acabé diciendo cabizbajo, no quería mencionar lo que me dijo khorne acerca de cortarle la cabeza a Oghun puesto que aún necesitaré la ayuda de Oghun en los próximos combates. 

El skaven recorría la celda de un lado a otro, parándose a menudo para alzar la cabeza y olisquear el aire, asomándose por lo barrotes cada vez que se acercaba. Para los que no conocían a los de su raza podrían pensar que estaba nervioso, pero realmente ese era su estado normal, siempre atentos y desconfiados.

(Reikspiel) —No, no, no. No debemos confiarnos solo por haber ganado/vencido este primer combate. Los cuatro grandes tienen muchos adoradores/seguidores dispuestos a lo que sea por recibir su favor/bendición, y a los cuatro les gusta ver como se matan entre ellos para saber cuáles son los más fuertes/valientes entre sus seguidores, así que los rivales serán cada vez más duros/peligrosos.
Al menos en eso la Gran Rata Cornuda es más benévola/astuta, sabe recompensar a sus campeones/elegidos, pero también sabe de la importancia del número. Ningún campeón/elegido puede enfrentarse solo a un ejército sin tropas que lo respalden/apoyen o, soldados a los que sacrificar.

El enano se quedó mirando al vacío mientras la rata hablaba, y poco a poco pareció volver en sí. La miró sin decir nada, pues nada había entendido, y sus ojos se desviaron hacia Harold alzando una ceja interrogante. 

Se sentó a esperar su siguiente combate, así lo habían dictaminado, y así sería, pero ahora, contaba con lo necesario para que los sacrificios a Hashut fueran como era debido. 

Harold escucho a la gran rata con un aire ausente y casi alucinado, asintiendo antes sus palabras aunque parecía que no hacía mucho caso.

Pero no era así, si bien todavía tenía descargas de placer por el anterior combate y comenzaba a sentirla inminencia del siguiente, esto, no le nublaba el entendimiento. Es más, creía que se lo afilaba.

-Tienes mucha razón, amigo, esta asociación debe permanecer y prosperar, porque así lo quieren los dioses, porque estos nos quieren en sus filas. Así lo siento con cada poro de mi piel.

Total, si se equivocaba, no tendría tiempo para arrepentirse y podría contarle sus teorías a los propios dioses entre atroces tormentos.

Pero eso tampoco le amedrentaba demasiado, podría ser…interesante.

Grogg, que estaba maravillado por tener la panza no llena, pero sí algo aliviada después del banquete de cuerpos humanos, había estado relamiéndose, sentado en su celda, sin hacer demasiado caso a los demás. Ni un rasguño le habían hecho en el combate... ni una cicatriz. Lamentable. Sin embargo, cuando de las palabras de uno de sus "compañeros" surgió un atisbo de derrota, aunque fuera en medio de una frase alentadora, Grogg se golpeó el pecho, haciendo que el sonido retumbara por toda la sala.

- Grogg fuerte, Grogg listo. Grogg luchó en muchas peleas como esta y siempre ganó - el ogro, tan sesudo él, ni siquiera se había dado cuenta de que tenía la boca en la nariz y la nariz donde deberían de estar los ojos. Veía todo algo extraño, pero creía que era porque estaba famélico - Dadme vuestra comida y yo ganaré los combates - dijo sonriendo, satisfecho por la gran idea que había tenido.

Grupo 2 Combate 2: Finalizado

El grupo volvió esta vez feliz a su celda, estaban satisfechos con su victoria, aunque por el camino vieron algunos de los otros presos que los observaban con una mezcla de odio y pavor por lo rápido que habían salido y entrado de las celdas, y en especial sin bajas ni heridas de ningún tipo. Sabían que pocos sobrevivirían de enfrentarse a este variopinto grupo, y menos aún si eran mermados anteriormente o heridos.

En este día y en el siguiente, por fin vieron algunos cambios que los guardias hicieron, cambiaron prisioneros de lugar, haciendo que las celdas estuvieran espaciadas entre los diferentes grupos y se fueron moviendo a los que iban quedando menos a otros donde había algún miembro faltante. Si eso movimientos de unificación de miembros restante seguían algún patrón, el grupo lo desconocía.

Empezaba a estar realmente contento, si había sido un golpe de suerte acabar con esos orcos muy deprisa, pero, ¿no seria eso quizas voluntad de los dioses?.

Por amor a Slaanesh, si hasta la rata se había comportado con autentico coraje y pericia, los favores que los dioses estuvieran dándola estaban dando resultados.

Lo único, lo rápido del desenlace le hacia desear mas sufrimiento, mas lento, mas placeres. Se le quedaba escaso.

Y matar tenia su gracia, pero había un mundo de placeres por explorar mas alla de eso, aunque parecía que queria Slaanesh saciarlo primero de eso, un aperitivo ante de alcanzar nuevas cotas de placer.

Dio una palmada amistosa a la rata.

-Magnifico golpe, de un gran guerrero Skreek. creo que se lo pensaran mucho antes de valorarte solo por tu tamaño la próxima vez. Los demás como siempre, un gran equipo. Si lo siguiente eran orcos no me quiero imaginar lo siguientes y estarán igual de motivados que nosotros. Pero con la ayuda de los dioses no dudo que saldremos adelante.