Partida Rol por web

Turno 317

El pequeño tumulto por las voces de los habitantes de Caras Gwidor era como una brisa de aire fresco para Leofred, que disfrutaba estar rodeado de grandes multitudes. En un primer momento pensó en explorar los callejones para explorar un poco más lo que la ciudad tenía que ofrecer, pero no tardó en comprobar que todos aquellos caminos terminaban en callejones sin salida, salvo las calles principales. - Me pregunto quien diseñó el trazado de la ciudad, en sí parece imitar a una rosa de los vientos. - El bardo se rió para sus adentros, era una curiosa y coincidente comparación, pero seguía siendo de poca utilidad práctica para recorrer la ciudad.

Al llegar a la plaza y ver a Hallfrid e Ional, Leofred les saludó con la mano al acercarse. Aprovechó la ocasión para alargar la mano hasta la fuente y refrescarse la cara, dejando que el agua le limpiase algo de la mugre del camino que había acumulado en el pelo y el rostro. - Una ciudad pacífica. Ojalá continúe así siempre. -

TURNO 317

Luego de beber unos pocos sorbos directo de la fuente, más para corroborar el estado del agua que por verdadera necesidad, el joven campesino aprovechó también para remojarse un poco la cara y la base del cuello, tratando de refrescarse mientras se quitaba el polvo del camino. Hacía solo un par de días que habían abandonado la fresca brisa del río, pero el muchacho ya parecía empezar a extrañarla...

No había terminado todavía de adecentarse, cuando vio al resto de sus camaradas que se acercaban por la calle principal. A juzgar por el talante distendido que mostraban, no parecían haber tenido problemas con la guardia. Aunque el gesto hosco del enano hizo oscurecer el semblante del joven campesino por unos instantes.

Hallfrid no entendía que podría haber visto el veterano guerrero para adoptar aquella postura. Pero por las dudas volvió a echar una rápida ojeada a su alrededor en busca de sorpresas.

- Si, todo se ve bastante tranquilo... - respondió el muchacho con tono tranquilo a las palabras de Leofred, acercándose hasta la posición de sus compañeros - ...No hay rastros de esos orientales. Y tampoco parece que hubiera habido algún tipo enfrentamiento durante los últimos días.

- Supongo que al final tanta prisa valió la pena, y nos hemos adelantado. Aunque yo igual me daría una vuelta para confirmarlo. Tal vez no son lo bastante estúpidos como para asaltar por la fuerza una posición como esta, y se han colado de manera más sutil. Quizás tengan aliados. Y estén aguardando su momento para rebelarse...

Turno 317

El reconocimiento no dió ningún fruto. Aunque en parte aquello eran buenas noticias, a Edan no le pareció que se hubiesen esmerado demasiado en su cometido. Para hacerlo deberían haberse alejado más de la ciudad, algo que no juzgaron prudente.

Antes de regresar con el grupo pasaron por delante de la puerta Este. Allí habia varios viajeros que llegaban desde el Norte. El Rohir se interesó por conocer que nuevas traian y si habian sufrido algún percance por los caminos.

Buenas amigos! ¿Que nuevas traen del Norte? ¿Son los caminos seguros todavía?

Pronto regresarían con Larrid y compañia y no estaría de más llevar algo de información de primera mano antes.

Turno 317

Larrid siguió en silencio desde la puerta este hasta la plaza, observando con cuidado las callejuelas. Estaba tan sorprendido como el resto, pues siempre había pensado en aquel lugar como un simple asentamiento de paso. algo así como una posada rodeada de casas, que se aprovechaba de los transeúntes del camino.

- Si, todo esta tranquilo - dijo una vez reunidos con sus compañeros - Es buena señal... - dijo mientras buscaba con la mirada algo, o a alguien. - Esperaremos a Freagulf y a Edan, veamos que noticias traen - añadió cuando ceso su búsqueda.

Turno 317

Un par de grupos, no muy numerosos, llegaba en ese momento a la ciudad. No parecían preocupados, y hablaban alegremente entre ellos. Habían llegado a Caras Gwildor, y podrían tener un merecido descanso del camino.

- ¿Noticias? - dijo uno de los hombres, que iba a pie junto a una carreta - Las cosas vuelven a ponerse feas al parecer - dijo encogiéndose de hombros.

- Hace mas de un mes, parte del ejercito oriental fue vencido - dijo orgulloso - Pero al parecer solo era parte de un gran ejercito... - su cara se volvió algo mas lúgubre - Huimos, como todos, al sur. En busca de protección...

Turno 317

Ional espero junto a la fuente a que llegasen sus compañeros.  De buena gana habría entrado en la taberna y habría preguntado si habían visto algo extraño,  o alguna concentración de jinetes, o de guerreros, algo que fuese diferente. Pero el dunadan aguardó a que llegaran los compañeros como había quedado con Larrid.

No hemos obsevado nada extraño,  de hecho es como si nada hubiera pasado en los alrededores en bastante tiempo.  Quizás sea bbuenoo preguntar en la taberna si alguien ha visto algo extraño estos últimos días. 

Turno 316

- Si Ional, es nuestro objetivo. Mi hombre convino dejarnos un mensaje en la posada si había novedades - declaró - Aunque dudo que haya llegado aun - añadió pensativo.

- Esperaremos a los demás y saldremos de dudas, si no hay nada, partiremos de inmediato hacia el norte, a interceptarlos - esbozaba un plan en su cabeza.

RESOLUCION TURNO 317
 

Fuera no encontrarían nada, no si no se alejaban lo suficiente, y si no estaban dispuestos a invertir un buen tiempo en buscar otras huellas. No lo creían prudente, no eran las directrices que Larrid les había dado. Decidieron entonces volver, o más bien ir, a la plaza en la que habían quedado en encontrarse con el resto.

Edan sugirió hacer algunas preguntas a los transeúntes, a Freagulf no le pareció mal. Ya que no habían encontrado ningún rastro, al menos no volverían con las manos vacías. Un grupo que justo entraba a la población, fue el objeto de las preguntas del rohir. Quiso saber de noticias del norte, que era de donde venían. El hombre le conto lo ocurrido tiempo atrás, como un ejército de orientales había avanzado hacia el oeste, invadiendo todo a su paso, y de cómo fueron vencidos. Pudo saber que no era más que una parte de otro ejercito mayor, y que este avanzaba imparable. Todo el mundo huía al sur, en busca de la protección de los ejércitos de Gondor.

Entraron en la ciudad son problemas, los guardias apenas les dirigieron una mirada. Los tomarían por miembros de la comitiva. Aquel pueblo no era tan pequeño como se habían imaginado. Una calle principal discurría entre las puertas este y oeste, servía de arteria para las callejuelas que se abrían a ambos lados. En realidad, el entramado era muy sencillo, aunque poco práctico. Era necesario volver a esa calle principal para ir a otra calleja, o bien ir hasta un pasillo que se formaba entra las primeras casas y la muralla, circunvalando toda la ciudad, para ir de un lado a otro.

La plaza estaba en el centro de la población, no había perdida alguna. En ella había una fuente, grande, con seis caños que descargaban en un regato del suelo y que desaguaba al norte hasta perderse por un sumidero. Esa plaza era el alma de Caras Gwildor, allí estaban la posada, una taberna, la casa del regente y varios comercios. Era un hervidero de gente, donde muchos recogían agua de la fuente, mientras otros realizaban sus transacciones. De la taberna entraba y salía gente, y todo el mundo parecía contento. A simple vista no parecía que allí hubiese pasado nada malo.

Hasta ese momento, ninguno había notado nada extraño, sospechoso, o que pudiera hacerles desconfiar. Todo era absolutamente normal, incluso idílico. Junto a la fuente, estaban sus compañeros, esperando tal y como habían quedado en hacer.

RESOLUCION TURNO 317
 

Solo faltaban Edan y Freagulf, y los esperarían allí, en la plaza. Estaban junto a la fuente, conversando y viendo pasar a los habitantes y viajeros. Sobre todo, comentaban lo tranquilo que estaba el pueblo, realmente se notaba que no había habido hostilidades en mucho tiempo. Otras que sorprendió a algunos, fue el trazado de la ciudad, no parecía ser muy útil. En realidad, no habían tenido la oportunidad de perderse en sus calles, de comprobar que realmente era así. No sabía si podrían hacerlo, por lo que tampoco le dieron muchas vueltas.

El ailgratha y el rohir se demoraban, aunque era algo normal dado que rastrear un amplio terreno en busca de huellas, era una tarea ardua y lenta. Al cabo de varios minutos, demasiados para los más impacientes, Edan y Freagulf aparecieron por la calle principal que daba al este. Venían charlando con un grupo de viajeros, no parecían demasiado alterados, lo que hizo suponer a todos que no habían encontrado nada extraño.

Al principio no se percataron de la presencia de sus compañeros, pero al verlos se despidieron de sus nuevos amigos y fueron a reunirse con ellos.

Turno 318

Tras reunirse con Ional y Hallfrid, sus informes corroboraron las impresiones del resto del grupo. La ciudad estaba tan tranquila porque no había noticias de un grupo de orientales. Tal vez éstos habían evitado el asentamiento, cambiado su ruta o sufrido algún percance que les había ralentizado o demorado. En cualquier caso, el animista no perdió mucho el tiempo y desmontó para refrescarse en la fuente y saciar su sed. De hecho, cuando se hizo obvio que esperar a Edan y Freagulf llevaría más tiempo, se permitió el dejar que su montura se acercara al regato de la fuente para que bebiera algo.

- Es posible que los orientales hayan tenido problemas durante el viaje. Si desconocen el terreno y los peligros locales, puede ser que les hayamos adelantado. O que nunca tomasen la ruta que creíamos que seguirían. - Aventuró aquella hipótesis en la que había estado pensando con intención de ampliar las opciones que Larrid sin duda sopesaba de cara a su siguiente curso de acción. Pero estaba seguro de que el soldado, al menos por el momento, respondería que antes necesitaban la información de su contacto. Algo sensato, por otra parte.

Turno 318

El grerrero gruño al comentario de Grimbeorn. Él no creía que los orientales se hubieran detenido o hubieran tenido problemas. Sin embargo sí que le parecía posible que los hubieran adelantado. Aun así,  tenía la certeza que viajaban evitando las grandes urbes y los caminos más transitados y eso les hacía perder más tiempo.

-Gggrrrmmmmm -gruñó el guerrero pensando en dónde podrían estar los orientales.

Y en eso estaban cuando por fin aparecieron Freagulf y Edan. Venían tranquilos por lo que seguramente no traían noticia alguna de los orientales. Tendrían que buscarlos en otro sitio. 

Turno 318

Leofred saludó con entusiasmo a sus últimos compañeros cuando llegaron. Por su comportamiento no parecían haberse encontrado con nada alarmante, lo que seguían siendo buenas noticias para todos, aunque las múltiples menciones a los orientales ya comenzaban a disparar su nerviosismo.

- Como ha dicho Larrid, podemos salir de dudas en cuanto lleguemos a la posada, de modo que de poco nos servirán ahora las elucubraciones. - Mientras les respondía, Edan y Freagulf por fin se pusieron a su altura. - No parece que hayáis encontrado nada que deba preocuparnos. ¿Alguna novedad? -

Turno 318

Atravesaron la calle principal al paso y cuando llegaron a la plaza central vieron por fin a sus compañeros. Edan se detuvo y bebió de uno de los caños. Al terminar se lavo la cara. Todo parecía ir bien.

No, todo parece en orden respondió a Leofred. Lo cierto es que no se habian alejado mucho de los muros, pero cerca del camino no habian encontrado ningún rastro y buscar con mas profundidad les hubiera llevado un tiempo del que no disponian.

Los caminos parecen seguros todavía aclaró preguntamos a algunos viajeros que venian del Norte y no reportaron ningún problema. Ninguno habia visto orientales... . Se despejó el pelo de la frente y se seco las gotas de agua que resbalaban por su barba con el antebrazo. La gente huye hacia el sur buscando la seguridad de las grandes urbes... Parece que ha habido una batalla en el Norte y un grupo de orientales ha sido rechazado...pero por lo visto solo se trataba de la avanzadilla de un ejército mayor... dejó las palabras en el aire y se quedo mirando a Freagulf, como si éste supiese algo mas del asunto.

TURNO 318

Luego de refrescarse un poco, el maravillado campesino aprovechó la presencia de sus compañeros para relajarse un poco, y se dispuso a recorrer tranquilamente con la mirada las atestadas callejuelas, sin sentir la necesidad de tener que mantenerse siempre alerta a cualquier sorpresa.

En verdad, Hallfrid no estaba muy acostumbrado a ese tipo de muchedumbres. Pues sus viajes al poblado más cercano solo tenían lugar una o dos veces por año. Y casi siempre debían hacerlo con las prisas y urgencias de cumplir con todas las tareas que sus señores les habían encomendado, vendiendo grano para hacerse con enserese de metal y las demás cosas que se utilizaban en el trabajo cotidiano.

Nunca había tiempo para recorrer del lugar. Ni mucho menos, disfrutarlo. Y cuando el tiempo no apremiaba, tampoco tenían dinero suficiente como para darse muchos lujos. Así que las visitas solían ser más bien fugaces y sin demasiados incidentes... tal como todos esperaban que ocurriera también en esta ocasión.

Sin embargo, tal parecía que todavía tenían que averiguar un par de cosas en la villa. Y ese detalle bastaba para inflamar el espíritu del muchacho, que prefería pasarte todavía algún tiempo recorriendo las estrechas callejuelas.

- Quizás sería buena idea avisar a la guardia. - comentó finalmente con aire distraído, mientras indicaba con un sutil gesto de cabeza a dos sujetos que recorrían las inmediaciones. Con algo de esfuerzo, era posible divisar que, bajo las capas verduscas que portaban, ambos llevaban unos sencillos brazaletes de color amarillo ajustados a sus brazos. - Cuanto menos para que estén alertas.

- Puede que los orientales no tengan la fuerza suficiente para atacar la ciudad. Pero podrían rapiñar algunas de las granjas de la zona. Y lastimar a los que vivan en ellas.

Turno 318

- Yo mismo luche en esa batalla, en el frente norte - dijo orgulloso - Tuvimos bajas importantes - se entristeció recordando a Yves - Pero vencimos - trato de recuperar la entereza en silencio.

- Sabíamos que algo mas se acercaba, pero no que tardarían tan poco - continuó - Esperemos que los refuerzos lleguen a tiempo...

Turno 318

- Lo primero es cerciorarnos de que no han pasado por aquí - dijo mirando hacia la posada - Si ya lo han hecho- el temía que fuese así, dado el retraso acumulado - Tendremos una pista que seguir, y si no, no habrá mensaje - adelantó - Entonces avisaremos a todos, no alteremos la tranquilidad de este lugar por nada - pidió un poco de tranquilidad.

- La ayuda llegará, Freagulf - dijo tratando de confortar al ailgratha - Ahora, dejemos los caballos y vayamos a la posada - dijo señalando el local.

RESOLUCION TURNO 316
 

Junto a la fuente, todos se reunieron por fin. Se pusieron al día, no había demasiado que contar, salvo la información que Edam y Freagulf habían conseguido de los viajeros. Las noticias de la victoria en el norte volaban, pero no todo lo rápido que cabía esperarse. Habían vencido a una buena parte del ejercito oriental, y ahora se esperaba los refuerzos desde Gondor para acabar con el resto. Eran buenas noticias, seguramente estaban en camino.

Tras unos minutos, Larrid sugirió ir a la posada, lugar donde podrían obtener noticias sobre su objetivo. Si lo orientales habían llegado, lo sabrían. Podrían haberse marchado ya, o sencillamente no haberse acercado hasta la ciudad. En cualquiera de los dos casos, tendrían un mensaje. Si, por el contrario, no habían llegado aún, no habría nada y tendrían que alertar a los guardias, y después decidir sobre el siguiente paso a dar. Tal vez salir a su encuentro sería lo más adecuado, teniendo en cuenta que su objetivo era recuperar la armadura.

A pie, fueron hacia la posada, pero antes tenían que dejar los caballos. Ante la puerta del local existía un lugar donde la gente dejaba sus monturas atadas a anillas y amarraderos de madera. En ese momento había un par de animales, y quedaba sitio suficiente para atar a todos los que viajaban con ellos. Cuando llegaron y hubieron dejado los caballos asegurados, se dispusieron a entrar. Larrid sugirió que al menos Freagulf se quedase fuera para vigilar sus pertenencias. No es que temiese robos, pero como tenían todas sus cosas cargadas en los caballos, prefería no correr riesgos. Los demás entraron.

La posada estaba repleta. Apenas un par de sillas quedaban libres en las mesas, aunque en la barra apenas tres o cuatro parroquianos bebían distendidamente. Un total de nueve mesas, de a seis, se distribuían por una sala grande. En ellas varios grupos charlaban, bebiendo cerveza o vino, despreocupados por las amenazas del norte, como si no supieran nada de lo que ocurría allí. La luz entraba por grandes ventanales que había en la fachada y en una de las paredes, iluminando muy bien la estancia. El suelo era de madera y tenía un aspecto desgastado por el uso. Las paredes eran de piedra natural y solo algunas bujías de aceite colgaban en ellas. El techo de madera era sostenido por vigas de madera, de una de ellas colgaba una enorme lámpara de araña con multitud de velas a medio quemar.

El grupo fue hacia la barra, donde enseguida el posadero fue a atenderlos. En cuanto le pidieron una ronda de cervezas, se dispuso a servirles.

Turno 317

La Rosa, allá en Tir Anduin, había puesto un listón muy alto para las expectativas sobre locales similares en las tierras civilizadas. Pero el animista encontró que aquella posada, a pesar del aspecto funcional y algo desgastado, tenía su encanto. O puede que, simplemente, fuera que la clientela era gente más humilde, no como los engreídos que, entoces, les habían mirado con desdén. Avanzó entre las mesas ocupadas para ponerse un momento al lado de Larrid.

- Sin ánimo de ser agorero, ¿qué haríamos si vuestro contacto no se presentase? - El interés del norteño era genuino; su persecución dependía de la información que pudieran obtener de esa persona. Y si le hubiera pasado algo, eso les dejaba en una encrucijada seria: seguir la ruta prevista, sin saber si los orientales les precedían o quedaban a sus espaldas, o ir en su busca, sin saber exactamente dónde podían estar. Y, en el fondo, le molestaba algo depender de aquellos datos; hasta el momento, el grupo había funcionado bastante bien valiéndose de sus propios medios y recursos.

Mientras tanto, el grupo se había reunido en la barra. No tardaron mucho en pedir una ronda, ocasión que Grimbeorn aprovechó para ofrecerse a llevar bebidas afuera, para quienes se habían quedado cuidando de las monturas, si no había más de que hablar u otro miembro prefería hacerlo.

Turno 317

El posadero les trajo las cervezas y las repartió, fue entonces cuando Larrid abordó el objeto de su visita.

- Disculpe - llamo sus atención antes de que se marchase a seguir atendiendo - Es posible que hayan dejado un mensaje para mi - el posadero lo miro, esperando algún dato mas - Mi nombre es Larrid, de Ilanin - se presento.

Turno 317

- Es posible, todo depende de tu conocimiento - dijo algo misterioso - Dime... ¿Cuántas patas tiene un caballo? - incluso el posadero se sentía algo ridículo al formular la pregunta.

Larrid se quedo pensando en la respuesta, no era tan sencillo.